1.- Antes de nada.

1.1.- La zarzuela.

1.2.- Los partidos de pelota.

1.3- El fútbol.

2.- Jesús Guridi, “El Caserío” y la pelota.

2.1.- Biografía.

2.2.- “El Caserío”.

2.3.-La pelota en el “El Caserío”.

3.- Pablo Sorozábal, “Don Manolito” y el fútbol.

3.1.- Biografía.

3.2.- “Don Manolito”.

3.3.- Similitudes y diferencias entre “Don Manolito” y “El Caserío”.

3.4.- “Don Manolito”, el juego, el deporte y el fútbol.

3.4.1.- La partida de póker.

3.4.2.- Elogio del Deporte.

3.4.3.- El partido de fútbol.

 

 


 

 

1.- Antes de nada.

 

1.1.- La zarzuela.

 

Decía sabiamente la Señora Vicenta, vecina nuestra en Manjarrés y mi segunda madre mientras viví allí, que el mundo está mal hecho porque a Dios se le ha metido en su dura cabezota el “darle mocos a quien no se los sabe quitar”.

La Señora Vicenta recreaba a su manera la vieja fábula de Fedro del pollo y la perla, el consejo de Cristo de no echar las perlas a los cerdos y la advertencia de Cervantes de que “no está hecha la miel para la boca de los asnos”.

Todo esto, sufrido lector, viene a cuento de que el patrimonio histórico y artístico español, a pesar de los numerosísimos e irreparables destrozos que en él han causado las bárbaras derechas y las no menos bárbaras  izquierdas en el transcurso de los dos penosos últimos siglos— “y lo que te rondaré morena”—, es tan rico y abundante que los españoles, agobiados, hemos decidido “pasar” de él. Vivimos “como si no existiese”.

Es el remedio que Alberti le aconseja al viajero que no quiera perecer preso en la tela de araña de la monumental Roma:


Trata de no mirar sus monumentos,
caminante, si a Roma te encaminas.
Abre cien ojos, clava cien retinas,
esclavo siempre de los pavimentos.

Trata de no mirar tantos portentos,
fuentes, palacios, cúpulas, ruinas,
pues hallarás mil muertes repentinas
—si vienes a mirar—, sin miramientos.

Mira a diestra, a siniestra, al vigilante,
párate al ¡alto!, avanza al ¡adelante!,
marcha en un hilo, el ánimo suspenso.

Si vivir quieres, vuélvete paloma;
si perecer, ven, caminante a Roma,
alma garaje, alma garaje inmenso.

 

Roma te acecha, Roma te procura,

a cada instante te demanda Roma,

Roma te tiene ya, Roma te toma

preso de su dorada dentadura.

Quieres huir, y Roma te tritura,

no ser, para que Roma no te coma,

pero Roma te traga, te enmaroma

y hunde en su poderosa arquitectura.

¿Qué hacer, qué hacer, oh Roma, en tal estado,

ingerido por ti, desesperado,

nula la lengua, nulo el movimiento?

Si tanta admiración por tanto arte

le sirve a Roma para devorarte,

pasa por Roma como pasa el viento.

 

(«Roma, peligro para caminantes », Diez sonetos, II y X)

 

La zarzuela es una modalidad española del teatro musical con excelentes obras que tienen un grave inconveniente: para ser debidamente representadas, necesitan una buena orquesta y su buen director, un buen coro y su buen director y unos excelentes solistas, a poder ser afamados cantantes de ópera (Alfredo Kraus, Plácido Domingo, Josep Carreras, etc.), y un buen teatro de ópera. Y eso cuesta mucho dinero, que naturalmente, es preferible gastar en “cultura popular oficial” de mayor rendimiento político, es decir, “cultureta”  más “lame-tafanarios” de la mediocridad generalizada, cuya ignorancia es, como ya dijo Rubén Darío, “municipal y espesa”.

La zarzuela hoy,  salvo los “trocitos” que los buenos cantantes de ópera escogen para su repertorio de recital, es una cosa absolutamente desconocida. Pero no fue así desde mediados del siglo XIX hasta la Posguerra, que acabó con ella igual que hizo con otras muchas cosas valiosas. En mi infancia la mantenía la radio a través de los discos, algunos de ellos son hoy autenticas joyas.

 

1.2.- Los partidos de pelota.

 

Los partidos de pelota (como los toros, los mayos, las vueltas sanjuaneras, las jotas…) provienen de la más vieja cultura mediterránea  en la que se alimentan las raíces más hondas del País Vasco, Navarra, Aragón, Castilla,  La Rioja y el Levante.

Simplificando, diríamos que en la Península Ibérica la cultura mediterránea es el resultado del cruce de la cultura levantina, alimentada por el comercio de ideas y costumbres que viaja de orilla a orilla del Mare Nostrum,  y que penetra en el interior desde la costa, con la indoeuropea que lo hace atravesando los Pirineos, después de recorrer todo el sureste y el centro de Europa. Comúnmente la llamamos Cultura Celtibérica, la gran cultura que roturó las tierras de la meseta y del norte y  facilitó así la magnífica cosecha de la romanización.

Que los partidos de pelota son muy antiguos y comunes a los pueblos del Mediterráneo lo demuestra algún bajorrelieve griego, y sin ir más lejos, el comienzo de la Carta LVI de las escritas en Roma por Séneca a Lucilio:

“…He aquí que por todas partes me rodea un variado griterío; vivo encima de unas termas e imagínate, por consiguiente, toda clase de gritos fastidiosos para los oídos….Pero si además llega un jugador de pelota y empieza a contar a grito limpio los tantos, eso ya es el acabóse…”

Aclarado el extremo de que la pelota a mano, individual o por parejas, es “la pelota”, así, simplemente, sin adjetivo calificativo étnico alguno que la defina, vamos a lo que de ella nos interesa.

La pelota a mano que se hoy juega en Castilla, La Rioja y Navarra, se organiza en el País Vasco a lo largo del s. XIX, en el interior de una nueva construcción deportiva que es todo un hallazgo: el frontón. Un espacio rectangular de 10 a 11 m de ancho, cerrado por 3 paredes de 10 m de altura en tres de los lados, los dos cortos, el frontis y el rebote, y uno de los largos, el lado izquierdo, quedando abierto, sin pared, el lado derecho. De largo puede medir: 30, 36 o 54 metros.

El frontis a un metro del suelo está recorrido horizontalmente por una chapa  que marca el límite inferior por encima de cual obligatoriamente debe pegar la pelota tanto en el saque como en las sucesivas devoluciones. El suelo tiene marcadas las zonas más allá de las cuales la pelota puede votar incurriendo el jugador que la ha lanzado en “pasa” o en “falta”.

En esencia el juego de pelota consiste en engañar al contrincante, manejando debidamente, antes del segundo bote, un proyectil, la pelota, que puede ir a una velocidad cercana a los 90 km/h. La técnica es la misma que la del toreo: “parar, templar y mandar”. Pero con una diferencia: en el partido de pelota hay que decidir lo que se ha a hacer y realizarlo en décimas de segundo. La pelota no espera a que la citen.

Hay dos estilos básicos de jugar a la pelota: el elemental o peloteo, que consiste en conseguir que el contrario pierda el control de la pelota a base de enviársela una y otra vez, lanzada lo más lejos y con la mayor velocidad posible. En el partido de parejas es la táctica para destrozar la fortaleza del zaguero contrario. El superior o “del zorro”, que consiste en hacer que el contrario pierda el tanto, sorprendido porque la pelota le ha sido dirigida dónde a él menos se le hubiera ocurrido. En el partido de parejas es el arte supremo del buen delantero.

El delantero debe ser, como Odiseo, “fértil en ardides y engaños” y dirigir la trayectoria de la pelota de forma que el contrario pierda la colocación, la compostura y hasta el equilibrio. Es así como el parar, templar y mandar la pelota se convierte en un ejercicio de inteligencia y elegancia simplemente admirables.

Asistimos a un buen partido de pelota de parejas cuando se enfrentan dos delanteros, a cual más zorro, apoyados por dos zagueros que aguantan lo que les echen y que saben devolver la pelota de tal manera que el delantero contrario no la pueda aprovechar para destrozar a la pareja del lanzador.

Las grandes jugadas, si no son de saque, se dan siempre en los primeros cuadros, junto al frontis, o bien en la ratonera del rincón, a la izquierda, o en el peligrosísimo campo abierto de la derecha, donde una débil raya marca la frontera del campo de juego. Ello sin olvidar cortes y dejadas que pueden producirse en cualquier parte del frontis, y las bellísimas e imprevisibles carambolas.

En el partido de pelota influyen muchos factores: la pericia de los jugadores, las características del frontón, las cualidades de la propia pelota que suelen ser casi únicas: las hay más lentas, más rápidas, de bote vivo o seco; susceptibles o no de determinados “efectos”. Así como el torero debe entender y hacerse con el toro, así también el jugador de pelota debe conocer y aprovechar lo bueno y lo malo de cada pelota y de cada frontón que también tiene su propio genio.

El buen jugador de pelota suele ser joven, robusto, bien parecido, sufridor, inteligente y astuto. Suele saber verlas venir. Es por ello un auténtico modelo de héroe popular. La pelota a mano no ha sido nunca un deporte femenino ni ha tenido una afición femenina generalizada. Pero el vencedor en el frontón era más que el vencedor de una apuesta o desafío. El frontón del pueblo tenía mucho de terreno de pruebas donde los mozos no sólo lucían sus habilidades de jugador de pelota sino también amatorias.

Desde finales del s.XIX y hasta mediados del s. XX, la pelota, tal  como había quedado organizada en el País Vasco, ha sido el deporte rural por excelencia en Castilla, La Rioja y Navarra. Valencia iba y va a su aire. El núcleo central de todo pueblo pequeño o grande era Ayuntamiento, Iglesia parroquial, Frontón municipal y Plaza Mayor.

El programa de un día de fiesta era muy sencillo: Misa solemne por la mañana, comida familiar o social a mediodía y partido de pelota por la tarde. Los días de labor u ordinarios, partidos de entretenimiento o desafío en todos los ratos libres.

 Creo recordar haber visto frontones tanto en tierras de Castilla como en tierras alcarreñas y valencianas. Y sólo deben ser un pequeño resto de lo que hubo. Ahora los Ayuntamientos lo que promocionan enloquecidos es campos de golf. Así nos va.

 

1.3- El fútbol.

 

El fútbol, tal como lo conocemos hoy, es un invento inglés que se difundió como el deporte de la modernidad urbana a principios del s. XX. Poco a poco, a lo largo del pasado siglo, iría conquistando el mundo rural hasta hacer desaparecer cualquier otro deporte tradicional, incluida la pelota.

El fútbol, como deporte y como espectáculo, está magníficamente pensado para mover masas y para ser su manifestación más genuina. Pero en los inicios del s. XX, fuera de  Inglaterra, era un deporte de gente ciudadana que quería presumir de modernidad y de cosmopolitismo. Todo muy “chic”, muy “snob”, muy “sport”, muy pseudoinglés.

 

 

 

 

2.- Guridi, “El Caserío” y la pelota.

 

2.1.- Biografía.

 

Jesús Guridi (Vitoria, 25 de septiembre de 1886- Madrid, 7 de abril de 1961) fue un compositor muy influido por la música del romanticismo tardío que encontró en las raíces del folclore vasco su inspiración y la música que irá tomando cuerpo en sus más populares composiciones. Pero Guridi es, además de ser un músico muy vasco, muestra su maestría también en música de cámara (cuartetos para cuerda), composiciones vocales (corales), orquestales, piezas religiosas para órgano, óperas y zarzuelas. Entre sus obras destacan: El Caserío (1926), Diez melodías vascas (1940), Así cantan los niños (1909), Una Aventura de Don Quijote (1916), Seis canciones castellanas (1939), Sinfonía pirenaica (1945) y Homenaje a Walt Disney (1956).

 Fue Director de la Sociedad Coral de Bilbao (1912), Organista de la Basílica de Santiago de Bilbao (1918). Y también  Catedrático de Órgano del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid (1944),  Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1947),  Director del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid (1956) y Organista de Iglesia de San Manuel y San Benito de Madrid.

El día 7 de abril de 1961 falleció repentinamente, a la edad de 74 años, en su domicilio en la calle de Sagasta de Madrid.

 

2.2.- “El Caserío”.

 

“El Caserío” es una comedia lírica en tres actos, con libro de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. La música es de Jesús Guridi. Se estrenó el 11 de noviembre de 1926, en el Teatro de la Zarzuela, de Madrid.

El argumento parece sacado de uno de los cuentos campesinos de Trueba. En “El Caserío” se hace una descripción modélica de la utópica e idealizada vida tradicional campesina en la que hunde sus raíces la más melancólica cultura vasca.

Los libretistas ponen el sabio conocimiento de la técnica teatral. Guridi  se limita a escoger y extraer de ese ambiente una música tradicional vasca auténtica, a la que no añade ni quita una sola nota. Todo su hondo conocimiento del mejor folclore vasco está puesto al servicio de esa partitura, pero tratándolo con su ya bien adquirida maestría como compositor. El resultado es una muy bella comedia lirica de tema vasco, pero de valor universal.

El argumento cuenta que, por los años del estreno. Santi, alcalde de Arrigorri, aldea imaginaria vizcaína, hombre ya maduro, vive en su caserío de Sasibill con su criado Chomín y con dos sobrinos huérfanos  a los que ha acogido como hijos: Ana Mari y José  Miguel. Ana Mari es una sensata y diligente ama de casa. José Miguel es pelotari de profesión y amante de vivir plenamente la juventud. Por ello, se ausenta con frecuencia del caserío.

Santi, como muchos otros vascos, salió joven de su tierra y volvió ella, tras largos años de duro trabajo, a disfrutar de una vida mejor gracias a una riqueza conseguida en la emigración con gran sacrificio. Antes de salir de su tierra, Santi estuvo enamorado de una muchacha, que a su regreso encontró casada con su hermano y ambos padres de Ana Mari.

Santi, que ha terminado siendo el depositario de la herencia familiar cuyo núcleo central es el caserío en el que vive, querría dejársela íntegra a sus dos sobrinos, cosa que es imposible. Don Leoncio, cura de Arrigorri y su íntimo amigo, le sugiere que case a los dos sobrinos. Pero José Miguel no está por la labor de sentar la cabeza. El cura le dice a su amigo Santi que, si las cosas están así, debe ir pensando él en anunciar su propia boda.

Santi anuncia que piensa casarse, pero que aún no ha escogido la novia. La inesperada noticia produce una cierta inquietud en José Miguel que ve que peligrar su herencia. Ana Mari acepta el proyecto de su tío. Ella está secretamente enamorada de José Miguel. Pero él no le hace ningún caso.

José Miguel le advierte a Ana Mari que, para evitar el casamiento de su tío, se dedicará a enamorar a todas las jóvenes que aquél escoja para novias. Ana Mari, vista la actitud de José Miguel, se ofrece a su tío como su futura esposa, lo que sirve para encender en José Miguel un verdadero amor por ella, pero, en principio, abandona el caserío dando la batalla por perdida.

Santi va retrasando su boda precisamente porque se da cuenta de la renuncia que hace Ana Mari de sus verdaderos sentimientos y porque quiere probar la verdad del amor de José Miguel por ella. Pero ante la prolongada ausencia de José Miguel, deciden celebrar la boda.  De repente aparece Josemiguel que ofrece su cariño a Ana Mari junto con la renuncia de todo derecho a la herencia de su tío. Santi, conseguido el objetivo de haber logrado despertar en sus sobrinos un mutuo amor verdadero, acepta con la satisfacción de todos que Ana Mari sea para José Miguel.

 

2.3.-La pelota en el “El Caserío”.

 

El Acto II sucede una tarde de fiesta en la Plaza Mayor de Arrigorri. Los pelotaris locales  Mingorreta y Lecanda II, unos de Elgoíbar y otros personajes toman unos vinos y comentan el partido de pelota que va a celebrarse, después de la procesión. Llega José Miguel con otro pelotari, Eibarrés IV, para jugar el partido.

Se encuentra con Ana Mari a la que le cuenta su plan para evitar el casamiento de su tío, enamorando él a toda soltera a la que aquel pretenda. Ana Mari sigue su camino a la iglesia y, al verla marcharse, José Miguel se da cuenta de que siente por ella algo especial.

Tras la procesión, todos se van al frontón menos Ana Mari, Santi y Don Leoncio. Mientras el cura y el alcalde se toman una sidra, Ana Mari, que se la sirve, se ofrece como futura esposa de Santi. Santi acepta, pero preocupado por la diferencia de edad y porque en el fondo no está seguro de que sea él a quien de verdad quiere Ana Mari.

Terminado el partido de pelota, todos vuelven a la plaza y José Miguel  los invita para celebrar su triunfo. Chomín que conoce la noticia de que Santi ya tiene a Ana Mari como novia oficial es quien se la comunica en la plaza a Josemiguel. Cuando llegan Ana Mari, Santi y Don Leoncio, José Miguel se encara con su tío y prima y ante la firme decisión de ambos, decide abandonar el caserío.

 

Reproduzco parte de este II Acto:

 

José Miguel y Chomín se enfrentan en la plaza como “bertsolaris”. José Miguel ha ganado en la cancha, pero va a perder en la plaza.

Chomín:

Chiquito de Arrigorri,

bravo José Miguel,

ábrete ya los ojos

que hay que mirar y ver.

Partido te ganaste,

y me parese bien;

pero con la familia

llevas las de perder.

 

José  Miguel:

Chomín Amorebieta,

gracias por el favor.

El juego y la familia

bien los domino yo.

Gano porque en el juego

buenas boleas doy,

y en casa soy el amo

y aún lo seré mayor.

 

(Recitado)

Manu:

Chúpate esa!

Lecanda:

¡Vuélvete por otra!

Inocencia:

Ya te dirá él.

Eustasia:

¡Cállate!

Chomín:

Con que el amo ¿eh?

José Miguel:

¡El amo!

Chomín:

Hasta que te eche el ama.

José Miguel:

Escúchate, pues, pues.

Todos:

A ver; a ver.

Unos:

¡Callarvos, callarvos!

 

(Cantado)

José Miguel:

Chomín  Amorebieta,

ya sé por dónde vas.

Te piensas que mi tío

luego se va a casar.

Cuando mujer elija

se la disputaré,

y como soy más joven

le tengo que vencer.

 

Chomín:

Chiquito de Arrigorri,

no me parese mal;

prosedimiento tienes

que disen madrugar.

Pero prosedimiento

guárdate p’a otra ves,

porque el señor alcalde

¡ya se eligió mujer!

 

(Recitado)

Eustasia:

¿Qué dice este sinsorgo?

José Miguel:

En secreto habrá sido.

Chomín:

¡En mitá de la plaza¡

Inocencia:

¡Explícales !

Uno:

Explicasiones.

José Miguel:

¡Calumnias!

Chomín:

¡Los cuatro Evangelios y el ite misa est¡

Eustasia:

Más  claro, Chomín.

Chomín:

Allá va claro, claro. Como el aseite.

Todos:

¡ A ver!

 

(Cantado)

Chomín:

Chiquito de Arrigorri,

¡ay de mi corasón!

la novia de tu tío

me la quería yo.

Se casan sin remedio

yo mismo los oí...

La novia es Anamari,

¡ay, Chomín, infeliz!

 

José Miguel:

(Nervioso y demudado)

Chomín Amorebieta,

mientes como, un ladrón;

te burlas de Ana Mari

porque te despreció.

¡Dime que me engañaste!

¡Dime que no es verdad!

(acercándose a Chomín amenazador)

De esa mentira infame

cuenta tienes que dar.

 

(Josemiguel exige a Chomín que le diga si son verdad sus palabras y Chomín le dice que sí y que va a perder los quince mil duros que vale la herencia. Le responde José Miguel que lo que va a perder son quince mil ilusiones. Al llegar, Santi le presenta a Ana Mari como a su futura esposa; pero José Miguel no se da por vencido y le pregunta a Ana Mari si es verdad).

 

José Miguel:

Dime al oído que no me engañan,

que no es un sueño, que es la verdad.

Dime, Ana Mari, que tú le quieres

y que no fuerzan tu voluntad.

 

Ana Mari:

Di mi palabra, fue por mi gusto.

Sola en la vida ¿qué voy a hacer?

Siempre le quise como sobrina,

desde esta tarde como mujer.

 

José Miguel:

Sola en la vida ¿qué vas a hacer?

Santi:

Oh, qué alegría, lo que adivino.

Todos:

Se ha contrariado José Miguel.

José Miguel:

Dulce Ana Mari, sola no estabas.

Ana Mari:

Huérfana y sola.

José Miguel:

¡No¡… ¡No! ¡Mi bien!

 

Ana Mari:

¡Su bien!

Santi:

Basta, basta. Ya está bien.

 

Josemiguel decide marcharse del caserío, porque piensa que está de sobra en casa de su tío. Al ver Anamari que se marcha, deja entrever su pena, pero todos se entregan alegremente al baile y termina el Acto II.

 

 

 

 

3.- Sorozábal, “Don Manolito” y el fútbol.

 

3.1.- Biografía.

 

Pablo Sorozábal (San Sebastián, 18 de septiembre de 1897 - Madrid, 26 de diciembre de 1988), compositor de obras sinfónicas y del género lírico. Cabe destacar Katiuska, la mujer rusa (1931, Barcelona), Adiós a la bohemia (1933, Madrid), en la que trabajó con Pío Baroja, La del manojo de rosas (1934, Madrid), La tabernera del puerto (1936, Barcelona), Black el Payaso (1942, Barcelona), Don Manolito (1943, Madrid). Se distinguió por su labor sinfónica y de cámara, que reúne también obras como Capricho Español, Suite Vasca, Txistulariak, etc.

Siempre estuvo muy apegado a las costumbres vascas y reconoció en El Caserío (de Jesús Guridi) una partitura magistral, pero el libreto, según él, trivializaba  lo vasco y no lo representaba. Realizó también contribuciones en el campo del cine, como la banda sonora de Marcelino pan y vino.

Sus simpatías liberales le costaron muy caras. Fue censurado y ninguneado. Tuvo que cesar  en 1952 como director de la Orquesta Sinfónica de Madrid.

Su última obra, finalizada en septiembre de 1988, fue Variaciones para quinteto de viento, compuesta para el Quinteto de Viento Pablo Sorozábal donostiarra le pidió permiso para adoptar su nombre. Murió sin poder estrenar la que él mismo consideró su mejor obra: la ópera Juan José, que fue finalmente estrenada en versión de concierto en el Kursaal de San Sebastián el 21 de febrero de 2009.

 

3.2.- “Don Manolito”.

 

“Don Manolito” es un sainete en dos actos, y tres cuadros. El texto es de Luis Fernández de Sevilla y de Anselmo  C. Carreño y la música, de Pablo Sorozábal. Fue estrenado  el 24 de abril de 1943 en el teatro Reina Victoria de Madrid.

Don Manolito es otra historia de amor entre el hombre maduro Don Manolito y la joven Margot en un escenario de montaña y deporte. Don Jorge, el tío de Margot, propone al solterón de Don Manolito, su socio, que se case con su sobrina. Don Manolito se resiste, en parte porque no quiere dejar su soltería, y en parte porque considera que entre ellos hay una diferencia de edad demasiado grande.

 Margot está enamorada de Guillermo, un joven, guapo y atlético jugador de fútbol, que sólo piensa en el deporte y no siente por Margot más que una sincera amistad. Don Manolito se propone ayudar Margot en sus amores con Guillermo, pero poco a poco comienza a enamorarse de ella. Al final Guillermo se quedará con su deporte y Margot se casará con don Manolito.

 

3.3.- Similitudes y diferencias entre “Don Manolito” y “El Caserío”.

 

Guridi y Sorozábal son dos grandes compositores vascos que se sienten vascos y obran en consecuencia. Los dos se asientan en Madrid y coincide que ambos conviven  en el muy castizo barrio de Chamberí durante una época. Pero son muy distintos. Guridi es la tradición. Sorozábal es la modernidad.

Para el vitoriano-bilbaíno  Guridi, en “El Caserío”,  la pelota es el deporte connatural a la ancestral e idealizada aldea vasca. Para el donostiarra Sorozábal, en “Don Manolito”, son el esquí y el fútbol, los deportes al aire libre, el símbolo de la más rabiosa modernidad. El medio es ni más ni menos que la Sierra de Madrid.

Las historias son muy similares y muy diferentes:

Ambas tratan de un amor otoñal. Santi y Don Manolito son mozos viejos que quieren recuperar el tiempo perdido. Santi no lo consigue. Don Manolito, sí. Santi logra resolver el grave problema de no desheredar  al poseedor legítimo del ancestral derecho de mayorazgo. Don Manolito simplemente pretende recobrar el tiempo que en su juventud no pudo dedicar al amor.

Ana Mari tiene varios enamorados. También, Margot. Ana Mari consigue que por fin le haga caso su amor primero. Margot, no. La vida sentimental de Ana Mari es amorosamente tutelada por Santi, la de Margot por Don Manolito.

José Miguel renuncia a su vida deportiva, no muy bien vista, aunque admirada, por su tío y prima. Guillermo escoge seguir su carrera de deportista.

Ana Mari, Santi, y José Miguel  viven en una aldea vasca de los años veinte. Margot, Don Manolito y Guillermo en la clase madrileña alta de los años  40, que intentan seguir siendo una prolongación de los alegres “años veinte”.

 

3.4.- “Don Manolito”, el juego, el deporte y el fútbol.

 

 3.4.1.- La partida de póker.

 

En el primer cuadro del Acto I de “Don Manolito” se describe cantada una partida de póker que sólo le falta ser ilustrada por Paul Cézanne.  Veámosla:

 

DON MANOLITO

 Cuatro tantos.

 

DON JORGE                      

Yo los doblo.

 

NICA                        

Va mi resto.

 

DON MANOLITO  

También yo.

 

DON JORGE                      

Llevo póker de reyes.

 

DON MANOLITO  

Yo escalera de color.

 

EMILIO                   

¿Y tú que llevas?

 

NICO                        

Yo nada. Me han apagado un farol.

 

EMILIO y DON JORGE               

¡Le han apagado un farol, un gran farol!

(Risas.)

 

DON MANOLITO  

En el amor y en el juego

no vale farolear,

que son ventajas que luego

tenemos que lamentar.

Cuando no vienen las cartas

se espera nueva ocasión,

si una mujer nos aparta

no hay que perder la ilusión.

 

DON JORGE                      

Deja, Manolito, la filosofía.

 

NICA                        

Y deme unas cartas que yo gane al fin.

 

EMILIO                   

Siempre las mujeres fueron la alegría.

 

DON MANOLITO  

Cambio yo la Venus por el comodín.

 

3.4.2.- Elogio del Deporte.

 

También en el cuadro primero del Acto I se encuentra este elogio del deporte que es un nostálgico eco de los más felices años veinte europeos. El coro, haciendo de abogado del diablo, como en la tragedia griega, sale por los fueros del amor.

 

 

GUILLERMO                     

Dejaros ya de flirteo,

pensad en algo mejor

que el deporte es lo primero.

 

CORO                                  

Lo primero, sí señor.

 

GUILLERMO y CORO                

Dicen que el amor se queja

 por falta de actividad,

dicen que el amor se queja

y yo creo que es verdad.

El músculo triunfa,

la fuerza venció.

¡Honor al deporte,

al agua y al sol!

 

Mientras miren alegres o soñadores

los ojos hechiceros de una mujer,

mientras digan «te quiero» labios de flores

no hay nada que el embrujo pueda vencer.

El amor con los años no se ha rendido

y el músculo es juguete de su capricho

porque es tan grande, porque es tan grande,

que en el mundo no hay tierra

para enterrarle.

 

MARGOT                

Es el deporte la belleza.

 

TODOS                    

¡Eso, eso!

 

MARGOT                

Es juventud y es ilusión.

 

TODOS                    

¡Eso, eso!

 

MARGOT                

 Es deslumbrante su grandeza.

 

TODOS                    

¡Eso, eso!

 

MARGOT                

 Pero es amigo del amor.

 

TODOS                    

¡Eso, eso!

 

MARGOT                

 Es el deporte poderoso.

 

TODOS                    

¡Eso, eso!

 

MARGOT                

Grande es su fuerza y su emoción

 

TODOS                    

¡Eso, eso!

 

MARGOT                

Nada hay más noble ni más hermoso.

 

TODOS                    

¡Eso, eso!

 

MARGOT                

Pero he de obedecer al corazón.

 

TODOS         

¡Eso, eso!

 

EMILIO                   

¡Eso, eso!

 

TODOS                    

Calla, hueso!

Dicen que el amor se queja

por falta de actividad.

Dicen que el amor se queja

y yo creo que es verdad.

El músculo triunfa.

La fuerza triunfó.

¡Honor al deporte,

al agua y al sol!

 

3.4.3.- El partido de fútbol.

 

Pues sí, Señores, una vez se narró un partido de fútbol maravillosamente cantado. Pero le fue narrado a una mujer que esperaba que le cantaran otra cosa. Acto II, cuadro primero.

 

Va Guillermo a visitar a Margot. En vez de dirigirle palabras de amor,  Guillermo le cuenta a Margot, ilusionadamente, el partido que el «Maravillas» le  ha ganado al «Centro».

GUILLERMO                     

¡Qué partido te has perdido, chiquilla!

¡No tienes ni idea de cómo han jugao!

Al principio me dio el “Maravillas”

impresión de que estaba muy desentrenao.

Pero apenas pasado un minuto,

al portero del “Centro”, que está cara al sol,

le cargaba Chiquirri, a lo bruto,

y un centro de extremo se cuela en el gol.

¡Gol, gol!

y entonces dominan los nuestros

con furia y con gran decisión,

y se observa que ya los del “Centro”,

nerviosos, no saben ni darle al balón.

El segundo fue un gol de bandera,

no tuve en mi vida mayor emoción:

Zufiaurre le pasa a Pradera,

Pradera a Chiquirri, y Chiquirri a Juanón,

Juanón lanza un tiro que da en el larguero,

recoge Pichichi, que pasa a Tonino,

Tonino a Usabiaga, Usabiaga a Fitero,

que corre la línea cual “Pákar” o “Rolls”,

y sigue corriendo como un torbellino,

y le pasa a Chiquirri y Chiquirri ligero,

le cede a Pichichi y Pichichi a Tonino,

y Tonino la cuela, por fin en el gol.

¡Gol , gol!

¡Todos gritan de emoción!

¡Yo no he visto jamás tan contenta a la gente!

¡A mi lado moría un señor de repente

de un ataque al corazón!

Y mil pechos entonaban,

satisfechos, su canción:

¡A la bí! ¡A la ba!

¡A la bim, bam, ba!

¡Ra, ra, ra!

¡Alirón, alirón!

¡Maravillas campeón!

¡Campeón, campeón!

¡¡Campeón!!

 

Guillermo acaba su relato del partido explicando cómo le dio un gran abrazo al portero del «Maravillas», su primo Paco, que es el mejor portero del mundo. Por su parte, Margot se lamenta de que sea a un portero de fútbol a quien Guillermo quiera darle un abrazo. Cuando Guillermo se marcha, Margot queda llorando.

 

 

MARGOT                

¿Por qué, Virgen del Cielo,

por qué tanta incomprensión?

¿Por qué tropieza en hielo

mi pobre corazón?

Soñé, para mal mío,

lograr la felicidad,

y hoy me despierta el frío

de amarga realidad.

Triste engaño para la mujer,

busca un hombre en su ardiente ilusión,

y en sus manos resulta tener

un muñeco de trapo y cartón.

¿Dónde está el hombre soñado?

¿Lograré encontrarle al fin

o pasará por mi lado,

sin fijar su vista en mí?

Una rosa en su tallo

en vano espera

que le arranque la mano

que ella quisiera.

¡Sino más negro!

Ni elegir ella puede

su carcelero.

Una rosa en su tallo

en vano espera

que le arranque la mano

que ella quisiera.

¡Sino más negro!

Ni elegir ella puede

su carcelero.

 


 

 
 

 

Pelota, fútbol y zarzuelas

Antonino M. Pérez Rodríguez
C
atedrático del IES “Lope de Vega”, Madrid