Fueron algunos de ellos los que movieron mi curiosidad infantil. Los artísticos son, en parte, problemáticos. Se ha sospechado, por ejemplo, que Goya pudo inspirarse en la lectura de esta Relación. ..que le franquearía acaso su amigo Moratín. Pero personalmente me parece ahora que sus ideas sobre la brujería son más "directas", sacadas del folklore de los países con los que estuvo más familiarizado, es decir, Aragón y Castilla. y pienso, por otra parte, en que acaso leyó también algo de lo que sobre las brujas de Barahona había escrito durante la primera mitad del siglo XVIII, para uno de sus almanaques, don Diego de Torres Villarroel.11 Pero ahora resulta que algunos antecedentes del proceso de Logroño y también las consecuencias más importantes de él, pueden estudiarse a la luz de los documentos reunidos en el legajo reseñado, que nos pone ante un mundo dramático, mucho más humano que el de las fábulas supersticiosas o el de las abstracciones jurídicas que forman, casi siempre, el meollo de toda discusión escolástica sobre brujas. Esta, por otra parte, no se desarrolló como si se tratara de una disputa en aulas de letrados o estudiantones, sino que iba unida a grandes problemas de conciencia, a situaciones tensas en diversos grupos humanos, con intereses distintos.
Examinemos ahora los antecedentes. La fama de la montaña de Navarra como país lleno de brujas viene arrastrada de fines del siglo xv. Los literatos españoles se hacen eco de ella, de la misma manera que los italianos se refieren al Val Camonica 12 o a la tierra de Benevento.13 Y en algún modo, estas famas, fundadas en hechos más o menos legendarios, sirven para justificar actuaciones reales.14 El miedo a las brujas y brujos era, de todas suertes, cosa muy extendida en el país vasconavarro, pese a que alguna autoridad eclesiástica, ya desde antiguo, había querido prevenir con sus escritos contra la tendencia a dar una realidad absoluta a lo que se decía de sus actuaciones, etc.15 Pero esta actividad discreta, que arrancaba de tiempos muy anteriores al medioevo, chocaba, no sólo con las preocupaciones vulgares o populares, sino también con la tesis mantenida en distintas partes de Europa desde el siglo XIV por muchos jueces, tanto civiles como eclesiásticos, que escribieron libros perniciosísimos sobre el particular: con el Malleus maleficarum a la cabeza. Ha de advertirse que aunque esta clase de obras arranque del modelo citado, luego fue muy gustada por cierto tipo de jueces y magistrados civiles, y que a veces sorprende que hombres reputados por su capacidad en otros órdenes cayeran en la tentación de darlas a la luz, haciendo gala de una credulidad que no tenían personas tan empingorotadas. Como modelo a este respecto podemos poner a Bodin 16 de un lado. A Martín del Río de otro.17 Empacho mayor que el que padecieron de letras sagradas y profanas no cabe imaginar. Hay, pues, que echar un tanto de culpa a los libros eruditos (no a las opiniones vulgares) cuando se busca el origen de ciertas actuaciones,18 como la que tuvieron dos de los inquisidores de Logroño. Hoy también padecemos en muchos órdenes empacho de letras... y de técnicas.
El 13 de febrero de 1609 los inquisidores de Logroño, don Alonso Becerra Holguin y don Juan de Valle Alvarado, escribían al Consejo de la General Inquisición de Madrid, remitiendo los procesos de seis brujas y brujos. El 12 de enero anterior habían recibido noticia de una gran complicidad de brujos y brujas del pueblo de Zugarramurdi, que consideran, inexactamente, situado en "Navarra la baxa". Vistos los autos, se instruyeron sobre el asunto, estudiando lo provisto por el Consejo en estos casos y también las cartas relativas a otros hechos parecidos de 1526 (14 de septiembre) y 1555 (12 de septiembre y 2 de octubre). La cabeza de la complicidad era una Graciana de Yriart con dos hijas y dos yernos, que, en efecto, habían confesado al vicario de Zagarramurdi que eran brujos, apóstatas. Pero luego se presentaron en Logroño y en la audiencia que se les dio a cada uno, aisladamente, dijeron que iban a pedir justicia, porque en realidad, no eran tales brujos: "dixeron -añaden los inquisidores -que venian en busca de su verdad porque la justicia de aquella tierra procedia contra ellos y los queria hacer grandes castigos porque avian confesado ante el Vicario y otras personas que eran bruxos pero que ellos no lo eran y que les lebantavan falsos testimonios y que si ellos lo avian dicho y confessado era porque los apretaron y amenazaron mucho si no los dezian afirmandolo todos y cada uno por sí". Lo bueno es que el hombre que había llevado a Graciana, sus hijas y yernos a Logroño como guía fue recibido también por los inquisidores mismos y declaró contra aquéllos, diciendo que eran brujos en efecto, pero que en Zugarramurdi no había justicia que los atacase. Como Graciana y sus parientes querían acogerse al trato benigno que se daba a los acusados de brujos que se presentaban espontáneamente al Santo Oficio, y las acusaciones eran fuertes y como, por otra parte, eran pobres, los inquisidores ordenaron su prisión y resolvieron enviar los autos con las calificaciones de la culpa encontrada a Madrid, antes de que la prisión se llevara a efecto.19
Contestaron los señores del Consejo de Madrid, el mismo 11 de marzo de 1600, indicando en su breve carta los nombres de algunos de los encausados principales.20 Devolvían las causas e incluían un papel con un cuestionario dividido en catorce preguntas que dice así :
"Preguntas que se han de hacer a los reos y testigos en materia de bruxas.
1.º En que dias tenian las juntas y quanto tiempo estavan en ellas ya que hora y van y bolvian y si estando alla o yendo o viniendo oyan relox campanas o perros o gallos del lugar mas cercano y quanto estava el lugar mas cercano de la parte donde se juntavan.
2.º Si sabian los dias y horas en que se havian de juntar; o, si havia alguna persona que las avesava y llamava y quien era.
3.º Si tenian maridos, o mugeres, padres o madres, parientes y criados y si dormian en un mesmo aposento y si las hechavan menos alguna vez o vezes o que es la causa porque no las hechavan menos o si alguno de los susodichos las han reñido por esto.
4.º Si criavan de leche y si llevavan las criaturas consigo, o; a quien las dexavan encomendadas o que es lo que hazian de ellas.
5.º Si y van vestidas o desnudas y donde dexavan los vestidos y si los hallavan en la misma parte donde, o, en otra.
6.º Quanto tiempo tardavan en ir desde sus casas al lugar de las juntas y que espaçio y trecho ay hasta alla y si topavan a yda o buelta algunas personas y si yvan a prisa, o, despaçio por sus pies o en pies ajenos cada una por si muchas de compañia a la yda y a la buelta y si estando en las juntas vieron pasar o atravesar por la parte donde se hazian algunos caminantes pastores o otras personas [fol. vto.]...
7.º Si yendo o viniendo a las dichas juntas o estando en ellas por nombrar el nombre de I.H.S o por otra causa se han deshecho las juntas o quedadose en el camino sin poder el demonio darles mas ayuda.
8.º Si se untan para yr a las dichas juntas y en que parte y si dizen algunas palabras y quales y con que unguento y de que se haze y quien la haze y si tienen el unguento o las cosas de que se haze y diziendo que la tienen la haran buscar y hallado lo muestren a medicos y boticarios para que declaren la confection de que esta hecha y los effectos que naturalmente pueden obrar.
9.º Si para yr era necesario que se untasen o si fueron alguna vez y podian yr sin untarse.
10.º Si entre junta y junta se communicavan unos con (otros) tratando de lo que havia pasado en la junta o juntas y de quando havia de haver otra junta o de otras cosas tocantes a esto.
11.º Si se confesavan en ese tiempo y si confesavan estas cosas a sus confesores y quantas vezes las confesaron y si rescivian el Sanctisimo Sacramento y quantas vezes lo hizieron y si dizian oraçiones de xrianos y quales.
12.º Si tenian por cierto que ban corporalmente a las dichas juntas o si con el dicho unguento se adormiesen y se les imprimen las dichas cosas en la imaginacion o fantasia.
13.º Si resultare muertes de niños o de otras personas, o, haver sacado los coraçones a los niños, se procure verificar estos delictos y actos con testios (fol.r.).21
14.º Quando examinaren algun testigo o reo le pregunten los complices y a cada uno de los complices le pregunten lo mismo para ber si contestan en los actos y delictos y en la complicidad, para que mejor se pueda averiguar y aclarar la verdad,"
Este cuestionario merece que se comente. Refleja de modo bastante claro la opinión de muchos de los inquisidores españoles que, ya en el siglo XVI, no sólo dudaban de la realidad de los actos atribuidos a las hechiceras, o, mejor dicho, a las brujas, sino que creían que, en su proporción mayor, eran ilusiones, aunque, a veces, diabólicas. Podía incluso admitirse que en casos obrabá sobre su conciencia alguna materia o sustancia natural, extraída de hierbas, como lo había expuesto el doctor Laguna en su famosísimo comentario a Dioscórides.22
Pero si con arreglo a éste criterio se había castigado a bastantes mujeres en Castilla y otras partes, infligiéndoles penas no muy fuertes, pese al trato diabólico, considerándolas más bien como embaucadoras y mentirosas y perjudiciales por esto,23 no dejaba de haber gentes de toda clase que eran mucho más crédulas... y entre los inquisidores había asimismo partidarios de la opinión, madurada durante los siglos XIV y XV según queda dicho, sobre todo, que venía a defender la realidad absoluta de las intervenciones diabólicas, en relación con las brujas y sus actos, sin aceptar orden lógico alguno.
Muchos magistrados civiles, muchas autoridades locales habían partido de esta base en sus actuaciones, en todo el occidente de Europa donde se daban las grandes "plagas". En España, éstas se circunscribían a Navarra, las provincias vascas y algunos puntos del Pirineo catalán. La razón es oscura. Pero, de una manera u otra, se habían repetido. Los dos jueces de Logroño que aparecen actuando en 1600 fueron, por mala fortuna, de los que creían en la realidad total de los actos de las brujas y brujos, considerados no individualmente, sino como pertenecientes a una secta. En esto hay que confesar que no se diferenciaban de una parte considerabIe de naturales de los países en donde iban a actuar, con tan poco tacto como seguridad. Los vascongados,en general, y con esta denominación ahora debe aludirse a todos los hombres y mujeres de habla vasca, llevaban casi siglo y medio con obsesiones periódicas producidas por los males que atribuían a los brujos : "sorguiñak".24 Y la Inquisición hubo de frenar su deseo de castigos violentos más de una vez. Ahora tampoco cogió el asunto a los señores de Madrid completamente desprevenidos. Pero en Logroño las cosas se veían de otra manera.
El 22 de mayo de 1609 los dos inquisidores de aquella ciudad volvían a escribir a Madrid, respondiendo sumisos, en apariencia, a las indicaciones recibidas y ya expuestas. Entretanto -añadían -se habían presentado otras seis personas más, voluntariamente, "las más principales cabeza y caudillo de todos aquellos brujos segun que sufficientemente les esta probado". Puestas todas en las cárceles secretas, negaron su condición de brujos: pero los dos inquisidores no dudaban, como se va viendo. Había, así, seis reos negativos y cuatro confitentes, según la jerga inquisitorial. La prosecución de los procesos les daba tal trabajo que Valle Alvarado, al que le tocaba, no había podido salir a la visita. En la carta, por último, pedían instrucción acerca de lo que se debía de hacer "con los menores de doce años que son ya brujos renegados y con los de hasta veinte y cinco años y con todos los demás...". Las pruebas eran abundantes.25
Aún hay otra carta de 4 de septiembre de 1609, recibida en Madrid el 15, en que los inquisidores dan cuenta de la prosecución del asunto.
NOTAS
6. La Inquisición de Logroño duró hasta que los franceses entraron en la ciudad. Los inquisidores huyeron y muchos procesos anduvieron rodando por tiendas. El archivo secreto fue objeto de las miradas del vecindario, más atento a chismes que a otra cosa, como se ve por las terribles memorias de don Santiago González Mateo, acerca de las que preparó un estudio¡ véase Manuel Serrano y Sanz, "Autobiografías y memorias", en N.B.A.E., II (Madrid, s.a.), p. CVI.
7. Véase la nota anterior y un artículo del señor García del Moral, titulado "Páginas inéditas de la historia de Logroño. El San Bernabé de 1808, bajo dominio francés", en Nueva Rioja, domingo, 11 de junio de 1967, p. 13.
8. La edición más asequible es, así, la que se halla en las "Obras de D. Nicolás y D. Leandro F. de Moratín", en B.A.E., II pp. 617-631. Hizo el estudio bibliográfico don Agustín G. de Amezúa en El casamiento engañoso y el coloquio de los perros, edición crítica de las dos obras de Cervantes (Madrid, 1912) en que trató mucho de la brujería: pp. 154-157. La relación data de 1611.
9. G. de Amezúa demostró que Cervantes no tuvo que inspirarse en ella. Su erudición amplia no le impidió, sin embargo,. dar una visión totalmente equivocada del asunto. Los ecos literarios del siglo XVII pueden verse recordados en Las brujas y su mundo, ed. cit., pp. 307-308. Creo que he de rectificar lo dicho por mí sobre Goya, pp. 309-312. Véase el apéndice I.
10. Cuando mi tío escribió La dama de Urtubi, novelita que apareció primero en "La novela corta" (Madrid, 1916) (véase en Obras completas, VIII, Madrid, 1951, pp. 601-622), había leído la Relación... de Logroño, a Llorente y Menéndez Pelayo; algo también de De Lancre. Tuvo la precaución de fingir que el autor de su relato era un hombre de fines del siglo XVIII. Las licencias literarias, novelescas, no van en él más allá de lo que permitían los historiadores. Pero, además, hay muchos detalles curiosos y poderosas evocaciones de ambiente. Después, hasta 1935, formó una colección, bastante buena, de libros acerca de la brujería, que aprovechó alguna vez en otros escritos. Recuerdos de las brujas, en La leyenda de Jaun de Alzate, de 1922, parte IlI, párr. X (Obras completas, Madrid, 1948, VI, p. 1.135) y sobre todo parte IV, párr. V-XIV (ed. cit., pp. 1.148-1.159). Tomando las tradiciones literarias, también al pie de la letra, escribió don Arturo Campión un cuento, fechado en Pamplona, mayo de 1883, que se llama "Grachina" (Narraciones baskas, Madrid, 1928, pp. 174-192). Más metido en corriente romántica walterscottiana estuvo don José María de Goizueta, Leyendas vascongadas (Madrid, 1856), pp. 9-36. La prímera de ellas se llama "Aquelarre".
11. El texto en el apéndice I.
12. En el Orlandino de Teófilo Folengo (1491-1544), cuyos textos impresos datan de 1526 y 1527, se habla de él, como de habitáculo de brujas, de maestras en el Arte:
"Signori miei, son stato in val Camonica.
Per consultar le streghe di quel loco.
Se mi saprebbon di Turpin la Cronica
Mostrar per forza d'incantato foco;
Una vecchiarda in volto malenconica.
Rispose allor con un vocione roco:
Guaffé che si: tu la vedrai di gotto.
Entra qui tosto meco, e non far motto".
Capítulo I, estr. XII: Orlandino di Limemo Pitocco. Nuovamente stampato, diligentemente corretto, ed arricchito di annotazioni (Londres, 1773), p. 7.
13. Cuando Agriolo Firenzuola adaptó El asno de oro al italiano, colocó las escenas primeras referentes a las hechicerías en el "regno di Napoli". Scritti scelti ed annotati da Domenico Re e AIfredo Panzini (Milán, s.a.), p. 64. Pero es concretamente Benevento la ciudad escogida por el autor renacentista para sustituir a la griega del autor antiguo en que tenían lugar hechos extraños (op. cit., p. 68). Una ciudad tesalia, se convierte en Bologna, porque también en ella florecía el arte mágica (op. cit., pp. 86 y 94). Así Firenzuola hacía más comprensible el relato a la gente de su época.
14. Los textos renacentistas sobre las brujas de Navarra se convierten, a veces, en puros remedos lucianescos o de Apuleyo: Las brujas y su mundo, pp. 217-218.
15. Me refiero a Martín de ArIes, canónigo de Pamplona, a comienzos del siglo XVI. De su tratado acerca de las supersticiones se dice algo en el apéndice II.
16. Las brujas y su mundo, pp. 173-174.
17. Las brujas y su mundo, pp. 177-180.
18. Sobre esto he escrito algo en Vidas mágicas e Inquisición, II (Madrid, 1967), pp. 305-339, al tratar del padre Feijoo y la crisis de la magia.
19. Documento n.º 18 de la numeración del legajo: número 33 de la nuestra.
20. "María Pérez de Garranchea", "Juan Fechelle", "María de Guaríteguia", "Stefana de Navarcorena" son grafías defectuosas.
21. Documento n.º 7 del legajo: n.º 20 de la nuestra.
22. Las brujas y su mundo, ed. cit., pp. 159-160.
23. Véase mi libro Vidas mágicas e Inquisición, I (Madrid, 1967), pp. 9-122 especialmente.
24. Las brujas y su mundo, ed. cit., pp. 211-228.
25. Documento n.º 12 del legajo: n.º 27 de la numeración nuestra.
Julio Caro Baroja
INQUISICIÓN, BRUJERIA Y CRIPTOJUDAISMO