Cuevas de Nájera
"el castillo"
"Nájera, arrullada por el río y mecida
por Malpica y el Castillo"
En Nájera, muy cercanos a la orilla izquierda del río
Najerilla, hay un conjunto de cerros formados por estratos de arenisca
roja y de arcillas. De todos ellos destacan los denominados El Castillo y Malpica, que, por estar
adosados al propio casco urbano, han sido parte importante de la
historia de la ciudad; ya que sus laderas atesoran los más valiosos
vestigios, en su mayoría inéditos todavía, sobre sus orígenes y primera
andadura histórica.
Malpica es fácilmente reconocible por la gran cruz que
lo corona; y El Castillo, por las
ruinas defensivas que persisten en su cima y por la gran pared cortada
en la que están situadas el conjunto de cuevas que nos
ocupa. Durante
los dos últimos siglos las cuevas de El
Castillo, también denominadas de El
Fuerte, han servido de cuartel carlista, de corral de ovejas,
de champiñonera, de vivienda de vagabundos, e incluso de palomar.
Sólamente a partir de 1973 comenzaron a ser tratadas con la dignidad y
el respeto que se merecen, cuando la asociación de Amigos de la Historia Najerillense
procedieron a su limpieza y a dotarlas de barandillas, de escaleras
metálicas, y de una puerta, con el fin de hacer más fácil el acceso y la
visita, tanto de profesionales de la investigación, como de cualquier
otro tipo de personas. Desde entonces esta asociación las ha custodiado
con esmero hasta que el Ayuntamiento, auspiciado por Mercanayara,
ha procedido a su apertura. Durante el último año han permanecido
cerradas al público.
DESCRIPCIÓN.-
El fenómeno de las cuevas abiertas en
los taludes de cerros no es exclusivo de Nájera, ya que se pueden
encontrar varios ejemplos a lo largo de la geografía de toda la región.
Sin embargo las de El Castillo forman el conjunto más extenso de los que
han sido investigados en España. Dichas cuevas están formadas por una
serie de habitaciones escalonadas en cinco alturas, de las cuales hoy
podemos visitar cuatro.
Para llegar a la galería inmediata superior (salvo en
la subida de la galería tercera a la cuarta) hay que salir al exterior
del cerro y recuperar la gastada y peligrosa senda que quizá, ya
antiguamente, conducía de unas cuevas a
otras. La altura media de las galerías es
superior a 2 metros, salvo en la tercera que sólamente es de 1 ,70
metros. Se trata de un monumento arquitectónico e histórico único
que añade a su propia belleza la de las preciosas vistas del valle que
desde sus ventanas se pueden contemplar.
CARACTERÍSTICAS
COMUNES.-
A)
Tendencia a la planimetría rectangular.
B)
No hay duda de que todas las galerías son artificiales. La mejor prueba
consiste en las huellas de instrumentos metálicos que se aprecian sin
excepción en todas sus superficies.
C) El labrado de las cuevas se realizó
progresivamente siguiendo la dirección que recorre el visitante en la
actualidad. Ya es más dudoso si la cuarta galería se realizó antes o
después, labrando a continuación el pozo que las une.
D)
Se hicieron para habitación, pues en primer lugar las aberturas
exteriores nunca coinciden directamente con los cubículos, lo que indica
una clara idea de refugio contra los accidentes atmosféricos. A esto hay
que añadir la presencia de ranuras y de orificios, que permitirían
incluso el cierre provisional de las aberturas.
TÉCNICA DE REALIZACIÓN DE LAS
CUEVAS.-
El instrumento principal que se utilizó para su factura es la
pica de tamaño grande (parecido al pico común), que puede ser agarrada
con las dos manos y permite avanzar rápidamente en el trabajo. Como
segundo instrumento, destinado a perfeccionar la labor, se debió de
emplear el cincel o algo muy parecido, golpeado a su vez por una maceta,
o martillo muy grueso. Entre los diversos tipos de cincel nos inclinamos
a suponer que se manejó el denominado estrella, que deja un orificio muy
similar a los que hay en las cuevas.
UTILIZACIÓN Y
CRONOLOGíA.-
Descartadas, por fantasiosas, las creencias populares de que
eran cuevas naturales, grutas prehistóricas u obra de moros, hoy el
problema se centra en averiguar la razón por la que se realizó
artificialmente tan ingente tarea. La respuesta reside sin duda alguna
en el ámbito de la inseguridad extrema que padece una determinada
población najerina en una circunstancia de turbulencia político-militar.
Esa situación de emergencia será la que la obligue a refugiarse en el
Castillo, vieja fortaleza celtibérica y romana, y en las Cuevas, obra de
nuevo cuño, con el fin de preservar su
supervivencia.
Hasta aquí hay unidad de criterio en los investigadores. La
diversidad de opiniones, aunque no sean excluyentes, surge al concretar
el quiénes y el cuándo de esa urgencia defensiva. Así, para Antonino Pérez Rodríguez, en una publicación
de los Amigos de la Historia Najerillense de 1981, la autoría recaería
en la población hispanorromana de esta zona (la de la ciudad de Tritium
Magallum y la de las aldeas de los cerros najerinos), temerosa del caos
provocado por los ataques de los pueblos germánicos y de los campesinos
bagaudas durante el Bajo Imperio, a partir del siglo III. Esta línea
argumental cimentaría, además, cierta creencia legendaria sobre la
continuidad de poblamiento urbano entre la romana Tricio y la medieval
Nájera. "La arqueología, dice textualmente el
profesor najerillense, confirma lo que una y otra vez escribieron los
cronistas medievales: «...Nájera, que antiguamente Tricio se
llamaba»". Sin embargo, para Rafael Puertas, cuyo trabajo se ha seguido
fielmente a la hora de elaborar esta Guía, las cuevas de Nájera fueron realizadas en torno al siglo X,
mientras se disputaban bélicamente estas tierras musulmanes, navarros y
castellanos, y para ser ocupadas por eremitas o
por monjes. A falta de inencontrables restos arqueológicos,
este eminente investigador asienta su deducción en fuentes comparativas
y escritas. Para situarlas cronológicamente recurre al paralelismo con las cuevas de San Millán de Suso,
fechadas con seguridad en el Siglo X, donde observa un tipo de labra
similar al de las de Nájera, por lo que deduce que unas y otras debieron
excavarse contemporaneamente.
Como fuente textual utiliza,
por un lado, la Crónica Najerense en
la que se nos cuenta como el Rey Don García de
Nájera tuvo un sueño antes de la batalla de Tafalla en
el que descubrió una imagen de la Virgen en una cueva, en la cual
posteriormente edificó el primitivo monasterio de Nájera, que era de
estilo románico. Esta descripción legendaria de la fundación del
monasterio debió de tener una base real muy consistente para condicionar
la ubicación de tan importante construcción en un emplazamiento
incómodo, como es el de una cueva adosada al monte. Por lo que se puede
deducir que realmente existían lugares de culto en cuevas, e incluso que
alguna de ellas era de gran relevancia y devoción para las gentes de
entonces. Por otro lado, en el documento de fundación y dotación
del monasterio de Santa María la Real por Don García, que data de 1052,
se destaca la gran cantidad de iglesias y
monasterios que aparecen en un corto espacio de tiempo.
Aunque si se tiene en cuenta que en aquellos tiempos Nájera no tenía
gran importancia urbana, puesto que todavía no se había convertido en
residencia de la corte real navarra, resulta extraño que se pudiera
llevar adelante la construcción de tal cantidad de edificaciones. Quizás
la mayoría de las iglesias y monasterios que se citan fuesen en
realidad, como la iglesia de la cueva, unos humildes oratorios. y uno de
ellos sería las Cuevas artificiales de El Castillo.
FUENTES.-
Rafael Puertas,
"Cuevas artificiales de época altomedieval en Nájera" -Separata de la
Revista Berceo, Nº 86- IER, 1974. Las fotografías del interior de la
cuevas son obra de Ignacio
Pascual.
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