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6.EL LADRÓN DEVOTO
142 Era un ladrón malo que más querié furtar
que ir a la eglesia ni a puentes alzar;
sabié de mal porcalzo su casa governar,
uso malo que prisso no lo podié dexar.
143 Si facié otros males, eso non lo leemos,
serié mal condempnarlo por lo que non savemos,
mas abóndenos esto que dicho vos avemos;
si ál fizo, perdóneli Christus en qui creemos.
144 Entre las otras malas avié una bondat
que li valió en cabo e dioli salvedat:
credié en la Gloriosa de toda voluntat,
saludávala siempre contra su magestat.
145 Si fuesse a furtar o a otra locura,
siempre se inclinava contra la su figura;
dizié «Ave María» e más de escriptura;
tenié su voluntad con esto más segura.
146 Como qui en mal anda en mal ha a caer,
oviéronlo con furto est ladrón a prender;
non ovo nul consejo con que se defender,
judgaron que lo fuessen en la forca poner.
147 Levolo la justicia pora la crucejada
do estava la forca por concejo alzada;
prissiéronli los ojos con toca bien atada,
alzáronlo de tierra con soga bien tirada.
148 Alzáronlo de tierra cuanto alzar quisieron,
cuantos cerca estavan por muerto lo tovieron;
si ante lo sopiessen lo que depués sopieron,
no li ovieran fecho esso que li fizieron.
149 La Madre glorïosa, duecha de acorrer,
que suele a sus siervos ennas cuitas valer,
a esti condempnado quísoli pro tener,
membroli el servicio que li solié fazer.
150 Metioli so los piedes do estava colgado
las sus manos preciosas, tóvolo alleviado;
non se sintió de cosa ninguna embargado,
non sovo plus vicioso nunca ni más pagado.
151 End al día terzero vinieron los parientes,
vinieron los amigos e los sus coñocientes,
vinién por descolgallo rascados e dolientes,
sedié mejor la cosa que metién ellos mientes.
152 Trobáronlo con alma alegre e sin daño,
non serié tan vicioso si yoguiesse en vaño;
dizié que so los piedes tenié un tal escaño,
non sintrié mal ninguno si colgasse un año.
153 Cuando lo entendieron los que lo enforcaron,
tovieron que el lazo falsso gelo dexaron;
fueron mal rependidos que no lo degollaron,
tanto gozarién d’esso cuanto después gozaron.
154 Fueron en un acuerdo toda essa mesnada
que fueron engañados enna mala lazada,
mas que lo degollassen con foz o con espada,
por un ladrón non fuesse tal villa afontada.
155 Fueron por degollarlo manzebos más livianos
con buenos serraniles, grandes e adïanos;
metió Sancta María entre medio las manos,
fincaron los gorgueros de la golliella sanos.
156 Cuando esto vidieron que no·l podién nocir,
que la Madre gloriosa lo querié encobrir,
oviéronse con tanto del pleito a partir,
hasta que Dios quisiesse dexáronlo vevir.
157 Dexáronlo en paz que se fuesse su vía,
ca non querién ir ellos contra Sancta María;
mejoró en su vida, partiose de follía,
cuando cumplió su corso muriose de su día.
158 Madre tan pïadosa, de tal benignidad,
que en buenos e malos face su pïadad,
devemos bendezirla de toda voluntad:
los que la bendissieron ganaron grand rictad.
159 Las mañas de la Madre con las del que parió
semejan bien calañas qui bien las coñoció;
Él por bonos e malos, por todos descendió;
Ella, si la rogaron, a todos acorrió.
160 En Coloña la rica, cabeza de regnado,
avié un monesterio, de Sant Peidro clamado;
avié en él un monge asaz mal ordenado:
de lo que diz la regla avié poco cuidado.
161 Era de poco seso, facié mucha locura,
porque lo castigavan non avié nulla cura;
cuntio·l en est comedio muy grand desaventura:
parió una bagassa d’él una creatura.
162 Por salud de su cuerpo e por vevir más sano,
usava lectüarios apriessa e cutiano,
en ivierno calientes, e fríos en verano;
devrié andar devoto e andava lozano.
163 Vivié en esta vida en grand tribulación,
murió por sus pecados por fiera ocasión,
nin prisso Corpus Domini nin fizo confessión,
levaron los dïablos la alma en presón.
164 Sant Peidro el apóstol ovo d’él compassión,
ca en su monesterio fiziera professión;
rogó a Jesu Christo con grand devocïón
de su misericordia que·l ficiesse ración.
165 Díssoli Jesu Christo: «Peidro, el mi amado,
bien sabes tú que disso David en su dictado
que éssi folgarié en el monte sagrado
que entró sin maciella e quito de pecado.
166 Éssi por qui tú ruegas, fincada tu rodiella,
nin obrava justicia nin vivié sin manciella;
por la su compañía non valió más la ciella,
en cual él mereció posará en tal siella».
167 Rogó a las Vertutes Sant Peidro celestiales
que rogassen al Padre de los penitenciales
que quitassen est omne de los lazos mortales,
recudioli palavras como las otras tales.
168 Tornó en la Gloriosa, Madre del Nuestro Don,
e en las otras vírgenes que de su casa son;
fueron ellas a Christo con grand suplicación,
por la alma del monge ficieron oración.
169 Cuando vïo don Christo la Madre glorïosa
e de las sus amigas processión tan preciosa,
issió a recebirlas de manera fermosa:
alma que lo vidiesse serié bien venturosa.
170 «Madre —dixo don Christo—, yo saberlo querría:
¿qué negocio vos trae con esta compañía?».
«Fijo —disso la Madre—, a rogarvos venía
por alma de un monge de fulana mongía».
171 «Madre —dixo el Fijo—, non serié derechura
tal alma de tal omne entrar en tal folgura;
serié menoscabada toda la Escriptura,
mas por el vuestro ruego faremos y´ mesura.
172 Quiero fazer atanto por el vuestro amor:
torne aún al cuerpo en qui fo morador,
faga su penitencia como faz pecador,
e puede seer salvo por manera mejor».
173 Cuando udió Sant Peidro esti tan dulz mandado,
vïo que su negocio era bien recabdado;
tornó a los dïablos, concejo enconado,
la alma que levavan tolliógela sin grado.
174 Diógela a dos niños de muy grand claridat,
creaturas angélicas de muy grand sanctidat;
diógela en comienda de toda voluntat
por tornarla al cuerpo con grand seguridat.
175 Diérongela los niños a un fradre onrado
que fuera en su orden de chiquinez criado;
levola él al cuerpo que yacié mortajado,
resuscitó el monge, ¡Dios sea end laudado!
176 A la alma del monge díxoli la su guía,
el fraire, omne bueno, que ante vos dizía:
«Yo te ruego por Dios e por Sancta María
que tengas un clamor tú por mí cada día.
177 Otra cosa te ruego, que la mi sepultura,
que yaz toda cubierta de suso de vasura,
tú la fagas varrer por tu buena mesura;
tú lo cumpli, ¡sí Dios te dé buena ventura!».
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