| 20. EL MONJE BORRACHO 461 De un otro miraclo vos querría contar que cuntió en un monge de ábito reglar; quísolo el dïablo durament espantar, mas la Madre gloriosa sópogelo vedar.
462 De que fo enna orden, bien de que fo novicio, amó a la Gloriosa siempre facer servicio; guardose de follía, de fablar en fornicio, pero ovo en cabo de caer en un vicio.
463 Entró enna bodega un día por ventura, bebió mucho del vino, esto fo sin mesura; embebdose el loco, issió de su cordura, yogo hasta las viésperas sobre la tierra dura.
464 Bien a ora de viésperas, el sol bien enflaquido, recordó malamientre, andava estordido; issió contra la claustra hascas sin nul sentido, entendiéngelo todos que bien avié bevido.
465 Pero que en sus piedes non se podié tener, iva a la eglesia como solié facer; quísoli el dïablo zancajada poner, ca bien se lo cuidava rehezmientre vencer.
466 En figura de toro que es escalentado, cavando con los piedes, el cejo demudando, con fiera cornadura, sañoso e irado, paróseli delante el traïdor provado.
467 Facieli gestos malos la cosa dïablada, que li metrié los cuernos por media la corada; priso el omne bueno muy mala espantada, mas valio·l la Gloriosa, Reïna coronada.
468 Vino Sancta María con ábito onrado, tal que de omne vivo non serié apreciado; metióselis en medio a él e al Pecado, el toro tan superbio fue luego amansado.
469 Menazoli la dueña con la falda del manto, esto fo pora elli un mucho mal quebranto; fusso e desterrose faziendo muy grand planto, fincó en paz el monge ¡gracias al Padre Sancto!
470 Luego a poco rato, a pocas de passadas, ante que empezasse a sobir ennas gradas, cometiolo de cabo con figuras pesadas, en manera de can firiendo colmelladas.
471 Vinié de mala guisa, los dientes regañados, el cejo mucho turbio, los ojos remellados, por ferlo todo pieças, espaldas e costados, «Mesiello —dizié elli—, graves son mis pecados».
472 Bien se cuidó el monge seer despedaçado, sedié en fiera cueta, era mal desarrado; mas valio·l la Gloriosa, es cuerpo adonado, como fizo el toro fo el can segudado.
473 Entrante de la glesia, enna somera grada, cometiolo de cabo la tercera vegada en forma de león, una bestia dubdada, que trayé tal fereza que non serié asmada.
474 Allí cuidó el monge que era devorado, ca vidié por verdat un fiero encontrado, peor li era esto que todo lo passado, entre su voluntat maldizié al Pecado.
475 Dicié: «¡Valme, Gloriosa, Madre Sancta María, válame la tu gracia oï en esti día, ca só en grand afruento, en mayor non podría! ¡Madre, non pares mientes a la mi grand follía!».
476 Abés podió el monge la palavra complir, veno Sancta María como solié venir, con un palo en mano pora’l león ferir; metióselis en medio, empeçó a dezir:
477 «Don falso alevoso, non vós escarmentades, mas yo vos daré oy lo que vós demandades; ante lo compraredes que d’aquend vos vayades; con quién volvistes guerra quiero que lo sepades».
478 Empezoli a dar de grandes palancadas, non podién las menudas escuchar las granadas; lazrava el león a buenas dinaradas, non obo en sus días las cuestas tan sovadas.
479 Dicie·l la buena dueña: «Don falso traïdor, que siempre en mal andas, eres de mal señor; si más aquí te prendo en esti derredor, de lo que oï prendes aún prendrás peor».
480 Desfizo la figura, empezó a foïr, nunca más fo osado al monge escarnir; ante passó grand tiempo que podiesse guarir, plógoli al dïablo cuando lo mandó ir.
481 El monge que por todo esto avié pasado de la carga del vino non era bien folgado, que vino e que miedo aviénlo tan sovado que tornar non podió a su lecho usado.
482 La Reïna preciosa e de precioso fecho prísolo por la mano, levolo pora’l lecho, cubriolo con la manta e con el sobrelecho, púso·l so la cabeza el cabezal derecho.
483 Demás, cuando lo ovo en su lecho echado, sanctiguo·l con su diestra e fo bien sanctiguado, «Amigo —dísso·l— fuelga ca eres muy lazrado, con un poco que duermas luego serás folgado.
484 Pero esto te mando, afirmes te lo digo, cras mañana demanda a fulán mi amigo; confiéssate con elli e serás bien conmigo, ca es mucho buen omne e dar·t ha buen castigo.
485 Quiero yo ir mi vía, salvar algún cuitado, esso es mi delicio, mi oficio usado; tú finca benedicto, a Dios acomendado, mas no se te oblide lo que te he mandado».
486 Díxo·l el omne bueno: «Dueña, fe que devedes, vós que en mí fiziestes tan granadas mercedes, quiero saber quí sodes o qué nomne avedes, ca yo gano en ello, vós nada non perdedes».
487 Disso la buena dueña: «Seas bien sabidor: yo só la que parí al vero Salvador, que por salvar el mundo sufrió muert e dolor, al que facen los ángeles servicio e onor».
488 Disso el omne bono: «Esto es de creer: de Ti podrié, Señora, esta cosa nacer; déssateme, Señora, los tus piedes tañer, nunca en esti sieglo veré tan grand plazer».
489 Contendié el bon omne, queriesse levantar por fincar los inojos, los piedes li besar; mas la Virgo gloriosa no·l quiso esperar, tollióseli de ojos, ovo él grand pesar.
490 No la podié a Ella por dó iva veer, mas vedié grandes lumnes redor Ella arder; no la podié por nada de los ojos toller, facié muy grand derecho ca fízo·l grand placer.
491 Otro día mañana, venida la luz clara, buscó al omne bono que Ella li mandara; fizo su confessión con umildosa cara, no li celó un punto de cuanto que pasara.
492 El maestro al monge, fecha la confessión, dioli consejo bueno, dioli absolución; metió Sancta María en él bendición que valió más por elli essa congregación.
493 Si ante fora bono, fo desende mejor; a la sancta Reïna, Madre del Criador, amola siempre mucho, fízo·l siempre onor; feliz fo el que Ella cogió en su amor.
494 El otro omne bono, no·l sabría nomnar, al que Sancta María lo mandó maestrar, cogió amor tan firme de tanto la amar que dessar⋅s ié por Ella la cabeza cortar.
495 Todas las otras gentes, legos e coronados, clérigos e canonges, e los escapulados, fueron de la Gloriosa todos enamorados, que sabe acorrer tan bien a los cuitados.
496 Todos la bendicién e todos la laudavan, las manos e los ojos a Ella los alçavan, retrayén los sos fechos, las sos laudes cantavan, los días e las noches en esso los passavan.
497 Señores e amigos, muévanos esta cosa, amemos e laudemos todos a la Gloriosa; non echaremos mano en cosa tan preciosa, que tan bien nos acorra en ora periglosa.
498 Si nós bien la sirviéremos, quequiere que·l pidamos todo lo ganaremos, bien seguros seamos; aquí lo entendremos, bien ante que muramos, lo que allí metiéremos que bien lo empleamos.
499 Ella nos dé su gracia e su bendicïón, guárdenos de pecado e de tribulación, de nuestras liviandades gánenos remissión, que non vayan las almas nuestras en perdición. |