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La reconstrucción de Nelson [1] para las estrofas mencionadas del Libro de Alexandre, referentes a la descripción de la pintura de los doce meses en la regia tienda, puede darse por correcta en líneas generales. Discrepamos en algunos puntos, de poca entidad casi todos salvo en la última estrofa del pasaje. Consideremos, primero, unas cuantas nimiedades: 1) Nelson restituye, conforme a su creencia en la autoría de Berceo, los grupos mn en semnan (2559 d), semnar (2564 d). ¿Por qué no restaura vimneras en 2563 b, que apunta en nota? Preferimos mantener en todos los casos la lectura común de los mss.: sembran, sembrar, vimbreras. 2) Como en otros lugares del Libro, Nelson sustituye, metri causa, cada uno (2554 d) por cascuno. Si existe apócope de un en 2554 a, no hay motivo fuerte para no leer aquí cada un. 3) ¿Por qué no incluye la enmienda faziendo, propuesta en nota, en el texto de 2556 b? En el mismo verso no hay razón para poner [z] en saraceando, puesto que ambos ms. dan s (P. serenado, O. sarraçeando). 4) Parece mejor adoptar la grafía u de O en lugar de b en P en los casos pertinentes: Fevrero (2556 b), lavrar (2557 a), yervas (2558 d), lavradores (2559 d), aventava (2562 b), rovre (2565 b), avezantes (2565 c), También parece preferible la sorda de O en 2563 a y 2565 a: sacudié. 5) En 2557 d propone Nelson —aceptando el verbo de O— los días e las noches fazié los [él ~ bien] eguar. Aunque iguar a e q u a r e , atestiguado por O, aparezca en Berceo y se conserve hoy en asturiano, es mejor para la medida egualar de P. Marginalmente, en 1109 d es imposible egúen que postula Nelson, sobre todo porque no puede ser trisílabo (hay que leer con P: faremos que las menas egualen el cimiento, o bien aceptar la lectura de O: fagamos las amenas que cayan al çimiento). Por otra parte, están bien la restauración de en (2554 a), la preferencia por cepos O en lugar de cepas P (2555 b), la de de O por con (2557 b), la de redor por rededor (2560 b), la de parvas O por palladas P (2562 b), la de varas O por çerallos P (2563 a), la del segundo hemistiquio que[y]az[i]én ya firviendo (2564 b P, d O). En este mismo verso (trastrocado en O), podría acaso enmendarse también el primer hemistiquio, aunque los dos mss. concuerden: P ensayava los vinos, O ensayando los uinos. Si se trata de labores vinícolas, más que a «ensayar los vinos» parece que el autor querría referirse a la operación de «echar yeso» en ellos. En efecto, en la análoga y más amplia pintura de los meses del Libro de Buen Amor (que sigue a veces la del Alexandre), se dice que el mes de Diciembre enclaresce los vinos con ambas sus almuezas (1275 b S; enclarescia el vino con amas s. a. G). ¿Podría decir el original del Libro de Alexandre: enyessava los vinos? La última estrofa 2566 presenta su primer verso, como bien dice Nelson, «corrompido en los dos hemistiquios»: , P. Mataua los puercos Dizienbre por la mañana O. Mataua los puercos Dezembrio por mañana A pesar del acuerdo, está errado y la falta procede de la copia común A2 (que llama Nelson). Este mantiene prudentemente en su texto: Matava los puercos Diziembre por la mañana, pero en nota propone en el primer hemistiquio o la intercalación de la preposición a (Matava a los puercos, que parece poco probable) o la sustitución de puercos por marranos (tampoco muy convincente), y ajusta el segundo hemistiquio, para evitar la rima idéntica con el verso c, postulando don Diziembre por maña «por costumbre». Está bien, como veremos, la inserción de don, conforme al verso 2560 a (según el ms. O); pero por maña, aunque haya rimas esporádicas de este tipo, no nos resulta adecuado. Antes de restaurar el verso, tengamos en cuenta la rigurosa ordenación que el autor dio al pasaje. Ha distribuido los meses en tres grupos de cuatro. El primer grupo, de Enero a Abril, se escinde en dos parejas: Enero y Febrero (2555-2556) con la misma rima en -ando y con paralelo hemistiquio introductorio, Estava don lanero, Estava don Fevrero. La segunda pareja, Marzo y Abril (2557-2558), con idéntica rima en -ar, también lleva paralela introducción (esta vez sin tratamiento): Março avie grant priessa, Avril sacava huestes. El segundo grupo de meses, de Mayo a Agosto, presenta otra ordenación. El hemistiquio introductorio ofrece dos estructuras sintácticas, una nueva y otra ya utilizada, que alternan: Sedié el mes de Mayo, Sedié el mes de Julio frente a Madurava don Junio, Trillava don Agosto (y las rimas de las estrofas 2559 y 2561, con la nueva estructura, presentan igualdad: -ores). El tercer grupo, de Setiembre a Diciembre, repite la sintaxis introductoria del primero, pero alternándola e invirtiéndola (2563-2566): Setiembre trayé varas, Estava don Otubre, Noviembre sacudié. Luego es de esperar Matava don Diziembre para mantener la organización paralelística y alternante. Gráficamente así:
Si como parece es menester leer así el primer hemistiquio, quedaría el segundo, en consecuencia, hipermétrico: los puercos por la mañana. Podría restaurarse de varias maneras: suprimiendo el primer artículo (y leyendo puercos por la mañana), o bien el segundo (leyendo los puercos por mañana). Pero de todos modos persiste la anomalía de su rima con el verso c, idéntica (tenié niebla escura siempre por la mañana). Extraña la reiteración en rima del mismo vocablo, aunque existen casos de identidad léxica pero no sintáctica en el Libro (que señala bien Nelson págs. 67-68). Por ello, el editor piensa en por maña. Sin embargo, siendo -ana rima bastante copiosa en el léxico, no creemos que se trate de eso. Con cierta vacilación, nos atrevemos a proponer esta otra enmienda. En una de las jarchas (Stern y Heger n.° 36 a, b; García Gómez, XVII y XIX; Sola, XX a, b) se encuentra el estico la faže de matrana, precisamente rimando con mañana, y significando «la faz de aurora». Aunque no atestiguado en otras partes, matrana se conserva en judeoespañol (I. S. Révah, Al-Andalus, 1953, p. 148). Sin entrar en la discusión del sonido sordo de matrana ( < maturana) que propone García Gómez, a sugerencia de García de Diego (y que, metri causa, lee Solà maturana), es muy posible que el Alexandre tuviese aquí la expresión por madrana «a la aurora». Precisamente es esa la hora de comienzo de la matanza[2]. Tras estas consideraciones, restauraríamos el pasaje de este modo:
NOTAS
[1]Gonzalo de Berceo, El Libro de Alexandre. Reconstrucción crítica de Dana Arthur Nelson; Madrid, Grados, 1979. [2]Léase, por ejemplo, el cuento de F. García Pavón «La matanza» (Cuentos. I, Madrid, Alianza, 1981, p. 24 sigs.): «Y nos daba algo así como lástima que el pobre no supiese que al amanecer lo iban a matar... Y comíamos todos juntos en el jaraíz, haciendo corro a una sartén muy grande de gachas de hígado, que es lo que se come en las matanzas» (pág. 28).
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