LA
LENGUA DE LAS OBRAS DE BERCEO EMILIO ALARCOS LLORACH |
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Para determinar la lengua propia de un autor del pasado hemos de guiarnos, en primer lugar, por los testimonios escritos de su labor que hayan llegado hasta nosotros. En el caso de un escritor medieval, como es Gonzalo de Berceo, que desarrolló su actividad antes de difundirse la imprenta, sólo contamos con manuscritos, no ológrafos, que copia a copia han transmitido sus obras.
Los manuscritos berceanos (tan bien despejados de su bosque de siglas por C. García Turza) son todos posteriores a los años en que se calcula transcurrió la vida del poeta, desde fines del siglo XII hasta bien mediado el XIII. La lengua en ellos manifestada no presenta absoluta uniformidad, y por ello no ha de coincidir forzosamente con la del autor.
El manuscrito más antiguo conservado se asigna paleográficamente a la segunda mitad de la decimotercera centuria: es el llamado ms. S (del monasterio de Silos) que contiene la Vida de Santo Domingo de Silos. Otros manuscritos se copiaron durante el siglo XIV. De sus principios queda el ms. BN (de la Biblioteca Nacional de Madrid) con el texto incompleto de Sacrificio de la Misa; a la misma época se atribuye el ms. F (o códice in folio de San Millán), propiedad de la Real Academia Española, que incluye en su estado actual las vidas de Santo Domingo, de Santa Oria, de San Millán y los veinticinco Milagros. Algo más tardío, de la segunda mitad del mismo siglo XIV, es el ms. H, custodiado en la Real Academia de la Historia, que reproduce el ms. S. Los demás manuscritos disponibles son copias tardías hechas en el siglo XVIII, de las cuales la fundamental es la que mandó hacer el padre Domingo Ibarreta, o ms. I, conservado en Silos, que contiene San Millán, Santa Oria, San Lorenzo, el Sacrificio, el Duelo de la Virgen, los Himnos, los Loores, los Signos y los Milagros con su Introducción. Consta que la versión copiada en I procede sobre todo de un perdido códice in quarto (siglado Q) atribuido al siglo XIII y que existió en el monasterio de San Millán de la Cogolla. Cuando este manuscrito desaparecido era deficitario o estaba poco claro, los copistas de I echaron mano del otro ms. F o manuscrito in folio.
En estas circunstancias no es fácil asegurar con precisión cuáles son los rasgos de lengua que deben achacarse al uso propio de Berceo descartando las modificaciones que habrian impuesto los sucesivos copistas desde el texto original. Ya el padre Martín Sarmiento, que en el siglo XVIII hizo cotejar los dos códices antiguos emilianenses, a saber, el Q perdido y el F hoy incompleto, se dio cuenta de su diversidad lingüística y señaló que el manuscrito más tardío F presentaba «la explicación de las voces más antiguas que se hallan en el códice en quarto».
Por otra parte, se ha insistido en la fidelidad de los copistas del ms. I respecto del texto Q que transmitieron. Dutton, por ejemplo, cree que el ms. I «representa un texto muy cercano a lo que escribió el mismo Berceo». Cierto es que en esta copia existen, por distracción, algunas modernizaciones gráficas (tales como hazaña SM 262, hagas Milag. 177, hallado Milag. 64, halló Milag. 338). Sin embargo, los editores de la obra berceana han solido preferir los rasgos patentes en los manuscritos más cercanos al original: en el caso de Santo Domingo, el ms. S del siglo XIII; para las demás obras, la copia de Ibarreta, pues se atiene en general a lo que transmitía el perdido ms. Q del XIII. Se recurre a los otros manuscritos del siglo XIV cuando no hay otra versión, o en los pasajes claramente erróneos.
El cotejo entre el conjunto de características de los testimonios más conservadores (ms. S y lo que a través de la copia I se colige del ms. Q) y el conjunto que revelan el ms. F y sus derivados, ha permitido establecer una serie de equivalencias (fonéticas, morfológicas y léxicas) que oponen dos estados de lengua: uno más arcaico (y que por tanto se supone más fiel al original berceano), y otro más de acuerdo con las normas de la scripta castellana que se fue difundiendo desde fines del siglo XIII. Los rasgos que se descubren en el ms. F se consideran, así, producto de una modernización o, si se quiere, una normalización castellana del texto primitivo, cuyos localismos o arcaísmos más chocantes fueron eliminados. Ese sistema de correspondencias de los dos estados de lengua sirve para aplicarlo cuando sólo existen manuscritos de la familia de F (por ejemplo, en Santa Oria, Signos o Loores): la sustitución de ciertos términos por otros más antiguos en el texto contribuye a menudo a restaurar la correcta cuenta silábica de los versos.
De todo lo dicho se desprende que los eruditos suponen el carácter riojano de la lengua de Berceo, acorde con su nacimiento y vividura. ¿En qué consistía la variedad romance desarrollada en esa zona fronteriza contenida entre los cordales del Sistema Ibérico y la ribera derecha del Ebro? Los determinó ya hace tiempo con precisión don Ramón Menéndez Pidal, al estudiar las Glosas Emilianenses y la documentación posterior de La Rioja desde el siglo XI. Esta comarca geográfica fue desde los tiempos prerromanos lugar de interferencia y contacto entre pueblos y lenguas diferentes. Gentes de estirpe céltica como los berones estaban en contacto con gentes más o menos eusquéricas hacia el Norte y el Oeste, como los váscones, los várdulos, los autrigones. Romanizados estos pueblos (con diversa intensidad), ahí confluían los límites de las provincias Tarraconense y Cartaginense. Bajo el poder visigótico, La Rioja fue zona fronteriza a que llegó en son de guerra el rey Leovigildo para luchar contra cántabros y váscones. Allí se estableció el viejo Ducado de Cantabria, que después de la invasión musulmana seguiría conservando su carácter de territorio de fricción. Contenido el Islam, La Rioja se debatió, con alternativas, entre las apetencias del reino de Pamplona (que aspiraba a alcanzar los limites de la Tarraconense) y las de los condes, luego reyes, de Castilla, hasta su incorporación deflnitiva a este reino. No sorprende, pues, que los rasgos lingüísticos en la documentación riojana, aunque en general comunes con los castellanos, muestren a veces concordancias con lo que es propio de los romances navarro y aragonés (con más claridad en La Rioja Baja).
El valle de San Millán de la Cogolla, donde nació Gonzalo de Berceo, estaba englobado en el reino navarro, aunque casi en los límites con Castilla. La frecuencia e intensidad de las peregrinaciones castellanas al monasterio, de una parte, y de otra la dependencia política, impusieron una castellanización progresiva, plena ya en el siglo XIII, si bien perdurasen algunos orientalismos. La variedad romance riojana, según los testimonios escritos accesibles, ofrece dentro de su castellanismo esencial unos cuantos rasgos peculiares, también presentes en los versos de Berceo.
Ya la grafia delata alguno de esos rasgos. Se observa la arbitraria distribución de ciertas letras. En los testimonios primitivos castellanos es habitual la alternancia entre las grafias b y v o entre las letras z y c (o ç) con independencia de los valores fonológicos aceptados desde la reforma ortográfica alfonsina. El mismo fenómeno ocurre en los manuscritos berceanos, y no tenemos ninguna seguridad de si se distinguía, por ejemplo, entre sordas y sonoras. Es cierto que en las rimas sólo se igualan entre sí las sordas o sólo las sonoras, sean cuales fueren las grafias.
Son curiosas dos particularidades gráficas muy frecuentes en los manuscritos berceanos. Una es el uso generalizado en el ms. Q perdido (según hace constar la copia O del siglo XVIII) de la letra q desprovista de su forzoso apéndice u. La copia de Ibarreta conserva este rasgo, y por fidelidad a este texto, muchos editores mantienen esa grafia, aunque no es necesario por su no pertinencia. Otra particularidad, propia también sobre todo del ms. I (y por ello presumiblemente del perdido ms. Q) , es el empleo de la doble ss intervocálica (y a veces también de la s simple) en lugar de la x consagrada en la escritura para representar el sonido palatal fricativo sordo. ¿Se trata de un resultado fonético especial o delata la confusión entre esa sibilante y la ápico-alveolar? O bien, si juzgamos por las rimas de Milag. 531, donde se reúnen como consonantes promessa, abbadessa y prioressa junto con quessa (por quexa) , ¿se trata sólo de asonancia?
Un último rasgo gráfico revela influjo oriental: se trata del uso esporádico de la letra h como indicio de palatalidad de una l contigua, según consta en SD 700 Hlantada, SM 355 lhantores, SL 96 hlegó (por Llantada, Ilantores y llegó). En el vocalismo, los documentos riojanos no se apartan de los rasgos propios de la Castilla primitiva, aunque a veces manifiestan cierto arcaísmo. Cuando en Castilla, por ejemplo, se había reducido el diptongo ie en ciertos contextos (junto a sonidos palatales o ante s implosiva) y presentaba sólo i, La Rioja seguía aferrada a lo antiguo. Concordes con esto, los manuscritos berceanos aseguran que en la lengua del poeta se mantiene el diptongo ie, aunque no siempre consta en las grafias (por ejemplo, en Milag. 463 viésperas) : la rima con palabras de otros orígenes obliga a restaurar ie en los casos modernizados. Así, en Milag. 801 seyello (de s i g i 11 u) rima con maliello, cabdiello, renconciello (lo cual demuestra que todavía el diptongo ie no se había reducido a i, pues malillo, etc., no hubieran rimado con seyello) .
Sorprende la presencia de algún diptongo decreciente, como en Milag. 17, 626, 782 Peidro, achacada a influjo oriental. Otro rasgo de esa proveniencia en La Rioja y en Berceo es la vocal final i (en lugar de e) que aparece en varias circunstancias: en los pronombres de tercera persona, tanto tónicos como átonos, los manuscritos más arcaicos ofrecen las formas li, lis, elli (que otros mss. posteriores modernizan o castellanizan en le, les, él); igualmente aparece en los demostrativos es/i Milag. 782, essi Sacrif. 163, en los imperativos singulares departi Milag. 693, entiendi SL, 112, prendi SL, 15, en perfectos fuertes: fizi SL 66, pudi SD 609, prisi Milag. 687, mandesti SD, 670, aparte de los indefinidos nadi SD 163, otri SD 571, y adverbios como tardi.
Por otra parte, es muy frecuente la apócope de e final (y por tanto también de i) y mucho menos la de o final. Con las formas apocopadas concurren las plenas, sin duda a causa de las variables necesidades de la cuenta silábica de los hemistiquios. Tal apócope se observa a menudo en los cliticos pronominales ( contrastando con casos de formas plenas ): no.l fuessen demandadas SL 7, o fiço.l su sagramiento SD 211 frente a dioli siella e croça SD 211; mas da´m el coraçón Sacrif.177 frente a mas dame fïador Milag. 641; dar.t.é quanto quisieres Milag. 641 frente a mas daréte a Christo Milag. 642. Ocurre también en formas verbales. Unas veces está apoyada por la rima: en SD 772 plaz y faz riman con paz y assaz, en Sacrif. 157 iaz rima con solaz y paz, en Sacrif. 81 val aparece en rima con egual, celestial, perennal, en SD 619 diz rima con peccadriz y Madriz y en SM 19 fiz rima con raíz, nodriz, Madriz. Fuera de la rima, la apócope sirve para evitar sílabas de más en el hemistiquio: vin Milag. 774, busquest Milag. 824, levest y luchest SM 268,yoguier SM 212, sovies SM 213, fues SM 349. La apócope afecta también a los sustantivos: noch SM 264, fust SM 237, romanz SL 1, gent SL 20, orient SM 3 y en los provenzalismos falliment Sacrif.36, cosiment SD 271; y con adjetivos: fuert SL 27, omnipotent SM 90, desobedient SM 290, demostrativos: est SM 205, adverbios: durament Milag. 776, etc. La eliminación de o final es mucho más rara: quand, tant, com, tod que concurren con las formas plenas correspondientes. Al papel de la apócope, aprovechada para eliminar sílabas sobrantes, se asemeja el de la aféresis de ciertos sustantivos alternando con sus formas plenas: bispo Sacrif. 85, SM 95, quando murió el bispo diéronli el bispado Milag. 578, bispal Sacrif. 111, bispalía SL 3, pistolero Sacrif.42 (por epistolero), nemiga Milag. 187, pístola Sacrif. 40, y seguramente glesia SL 37 (por iglesia).
En cuanto al consonantismo, los documentos riojanos muestran esencial castellanismo, pero con rasgos afines a los dialectos navarro-aragoneses. En los textos de Berceo, si bien predomina la grafía f inicial tan arraigada en lo escrito castellano, aparecen algunos ejemplos de la letra h. La mayoría de estos casos se ofrece en la copia de Ibarreta, la cual, aunque sea fiel al perdido ms. Q, puede presentar, según se ha visto, tal cual caso de modernización introducida por los copistas dieciochescos. Los ejemplos de aspiración que no son dudosos son las grafías h ofrecidas por el ms. S que es del siglo XIII: herropeas 664, herropeados 433, reherido 123. Es poco seguro el valor de la h en hascas SD 443 F, 539, dada su dudosa etimología. No es discutible el caso de tiestherido, Milag. 101, aunque transmitido por I, pues en el ms. F se lee testerido, con pérdida total del resultado de f inicial. Es lógico que desapareciese la aspirada en ese contexto si tenemos en cuenta los topónimos como Santelices (que tan bien estudió Menéndez Pidal). En la época, y en la región, de Berceo existía sin duda la articulación aspirada de h, a pesar de las grafías cultas con f. Lo demuestra, entre otros datos, la ultracorrección fonta SL 39 que mantienen los manuscritos del siglo XVIII (aunque es galicismo, honte, que nunca tuvo f inicial).
Las grafías más comunes para los resultados de los grupos iniciales pl, cl y fl son conservadoras, de acuerdo con lo que sucede en Aragón y Navarra, que como se sabe mantienen en el romance inalterados esos grupos. Y así, vemos en los manuscritos berceanos: plagas Sacrif: 193, pleno SD 40, pluvia SD 22, plorar SL 63, plaz y plogo SL 8; clavos Sacrij: 194, clericia Sacrif: 43, clérigo SL 7, clamado SD 30, claveros SD 389; flaqueza SL 12,flamas SL 103, flor Sacrif: 181. Además de las grafías citadas antes (hlegó, hlantores), aparecen también legando Sacrif: 84, legada SD 320, lorando SD 610 y allegada SD 302 en el mismo ms. S del siglo XIII, mientras el ms. más tardío E (incluido en F, que es del siglo XIV) da llamar SD 726, lleno SD 273. Probablemente Berceo sería conservador, aunque en su comarca ya empezase a difundirse el resultado palatal del castellano. De todas maneras, la constancia de los dígrafos pl, cl y fl no es decisiva en este asunto. Puede tratarse de meros cultismos gráficos, algunos también generales en castellano.
Como es sabido, la d latina intervocálica, tan débil en muchas partes que llegó a desaparecer, mantuvo mayor resistencia en las zonas aragonesas. Tal conservadurismo se refleja asimismo en La Rioja y en nuestro autor. No siempre ostentan esa d los manuscritos, pero muchas veces es necesario restaurarla para que el verso alcance su medida justa.
Así, en estos casos: los piedes e las manos Sacrif, 96, que'l sieden al costado Sacrif, 103, vidiéronlo por ojo, udiéronlo fablar Sacrif, 125, iudicios SL 5, udié SL 23, vido SD 226, vedié SD 216, cadió SD 611, ode SD 195, udí SD 360, udiendo SD 319, ridié SD 481, etc.
Entre Castilla y el oriente aragonés y catalán, zonas renovadoras en que se consuman con asimiliación nasal los grupos como mb, La Rioja constituyó un área conservadora que tardó en aceptar los resultados castellanos, En Berceo encontramos la conservación de esos grupos en casos como ambos SL 2, cambiado SL 24, palombas Sacrif. 7, 21, trascambiados Sacrif, 222, ambas Sacrif, 164, etc, Pero hay vacilaciones: adamidos SL 16, camio (ms, S) y cambio (mss. FH) SD 51, amos (S) y ambos (FH) SD 130.
También es conservador Berceo en las soluciones del grupo romance m'n (frente al resultado del grupo m'r: membrado SL 13), Encontramos así: lumne SL 47, nomne SL 1, omnes SL 2, semnar Sacrif.41, limnar Sacrif.163,femna SD 301, No es decisivo para asegurar cuál era la articulación coetánea de Berceo la rima de algunas estrofas, como la 611 de Santo Domingo: las palabras hubiesen rimado tanto con mn como con el resultado castellano mbr: costumne, lumne, pesadumne, cumne (o bien costunbre, lunbre, pesadunbre, cunbre, según edita Ruffinatto ), Lo mismo diríamos de las estrofas SM 113 costumne, firmedumne, mansedumne, calumne, y 371 servidumne, costumne, suciedumne,firmedumne, Loores 80 lumne,firmedumne, verdumne, mansedumne (que reconstruye Dutton) y, en fin, Himno I 1 dulcedumne, lumne, calumne, costumne.
La inconsecuencia gráfica de los manuscritos (ya sea reflejo de un estado de lengua en que no existía o no se había impuesto la norma alfonsina, ya sea producto de los copistas del siglo XVIII) no permite afirmar nada sobre la situación fonológica del consonantismo en la lengua de Berceo, Son abundantes las alternancias gráficas de v por b y de b por v; pero el hecho es que sólo riman entre sí palabras provistas de un mismo fonema, Por ejemplo, en Duelo 29 lazdrava: quessava: oblidava: catava,. en Duelo 52 viva: oliva: saliva: captiva; en SD 65 fiavan: amavan: costavan: moravan( en SD 713 nuevas: pruevas: cuevas: muevas; en SD 352 esquivos: vivos: cativos: bodivos; en Loor, 45 tovo: sovo: ovo: descrovo,También hay confusión total de las grafías correspondientes a las parejas de sorda y sonora ss / s, ç / z y x / j , pero en las rimas sólo coinciden las sordas o sólo las sonoras, según se observa, por ejemplo, en Milag. 532 porfazo: lazo: plazo: espinazo, en SD 39 pereza: agudeza: proveza: cordeza, en Loor. 191 riquezas: abtezas: estrañezas: noblezas, en Duel. 47 cobdicia: tristicia: leticia: justicia, en SL 97 envegecen: crecen: ofrecen: guarecen, en SD 687 pedaço: pemaço: maço: braço, en Duel. 165 pitança: lança: malestança: vengança, en Duel. 109 glorioso: precioso: ravioso: esposo, en Loor. 61 quiso: repiso: priso: riso, en Sacrif.209 beso: malapreso: seso: preso, en Loor. 37 puso: ayuso: empuso: confuso, en Duel. 201 regnasse: multiplicasse: sobrasse: andasse, en SD 431 entendiesses: podiesses: prisiesses: miesses, en Milag. 531 abadessa: quessa: promessa: prioressa.
En el último grupo de rimas encontramos en quessa la grafía ss en lugar de la habitual x, que representa la consonante fricativa palatal sorda ( quexa). Es un uso gráfico frecuente en los manuscritos berceanos. En rima no aparecen más casos de la palatal sorda; sólo constan rimas de la palatal sonora correspondiente: Duel. 87 vallejo: trebejo: consejo: logarejo, SM 450 vassallage: lignage: ostalage: message, SM 124 onzejas: orejas: callejas: ovejas, SD 587 ojos: inojos: manojos: añojos.
En resolución, aunque las grafías se distribuyen sin orden ni concierto, parece que la lengua de los originales se atenía a las distinciones /b/-/v/, /s/-/z/, /ŝ/-/z^/, /š/-/ž/ propias del castellano medieval literario. No obstante, cabe la duda en lo que respecta a /š/, ya que su posibilidad de rima con /s/ (como en el ejemplo de quessa) sugiere cierta inestabilidad en esa zona del sistema.
Pasando a la morfología, los textos berceanos contienen algunos rasgos arcaizantes, que eran propios no sólo de La Rioja sino de otras áreas dialectales. Tal ocurre con la asimilación de la consonante lateral del artículo con una nasal precedente: SD 119 conna obediencia (con la), SM 260 era conna vejez en flaqueza caído, SL 73 enna corte del cielo serás bien recebido, SD 437 enna villa de Crunna.
Estas asimilaciones se encuentran en documentos del norte de Castilla y también son propias del leonés. Antes, al tratar del vocalismo átono, nos hemos referido a otra particularidad morfológica: el personal tónico elli, los átonos li y lis, los demostrativos esti y essi,
Otro arcaísmo (también común con otras zonas) se revela en la persistencia ocasional de las diferencias genéricas de los posesivos, Constan en los manuscritos formas masculinas o femeninas: en SM 80 mio mandado y SM 19 mie vida; en SM 87 to oficio o SM 113 tos dichos, pero SM 263 tue cosa o SM 115 tues nuevas; en SL 18 el so precio o SM 306 sos amitos blancos, pero SM 262 sue saña o SM 374 sues dueñas, Sin embargo, predominan los usos unificados más modernos: Sacrif.249 el mi sentido, Sacrif.47 tus serviciales, SM 190 por su lazerio e por su mal vestido.
En los manuscritos alternan las formas misme, mismo, misma, mesmo y meísmo, Es propia de La Rioja la forma misme y sin duda será en muchos casos la propia del original berceano, pues es la que aparece en los manuscritos más antiguos o fieles a lo antiguo, aunque sea alterada a menudo por los copistas: SM 258 el cellerizo misme sedié maravellado, SL 14 esso misme farie, SD 221 dizie entre si misme, Sacrif.3 de Dios misme, Milag. 786 de su seyello misme, SD 528 de sos mismes vestidos, Milag, 898 con la su misme boca. Como se encuentra también en documentos no riojanos, el uso de misme debe considerarse arcaizante,
Es propio de Berceo el empleo del indefinido quisque, tomado del latín. Así, en los siguientes casos: Sacrif, 8 siete braços avié quisque con su vasero, Duel, 42 dávanli los garzones quisque su pescuzada, SM 78 quisque por sue partida, Milag, 82 quisque de su logar, SD 604 quisque de su partida, En los manuscritos más tardíos aparece en lugar suyo cada uno (que suele estropear el metro). De acuerdo con Ruffinatto debe considerarse mero latinismo ( como el moderno coloquial cadaquisque que Menéndez Pidal consideraba proveniente de la jerga estudiantil).
También son característicos de Berceo los indefinidos sivuelqual y sivuelqué y el adverbial sivuelquando, formas en que perdura el verbo uelle, en general desplazado por los resultados de quaerere, con el sentido de 'cualquiera' y 'alguna vez', Así, en estos ejemplos: SM 84 non es esti tesoro de precio sivuelqual, Milag. 179 non fue esti miraclo de precio sivuelqual, SD 272 en sivuelqué corral (F dice: en logar sivuelqual) , Sacrif.235 podrielos bien leer sivuelque escolano, Loor. 35 regnará sivuelquando.
Indiquemos algunas particularidades referentes a los verbos en la lengua de Berceo. Es muy regular el uso de la terminación ía bisílaba para la primera persona del singular del imperfecto de indicativo y del condicional, frente a la monoptongación en ié en las otras formas personales. Cuando los manuscritos no se ajustan a esa norma, hay que restaurar las formas pertinentes para que conste el esquema heptasilábico de los hemistiquios. Compárese, por ejemplo, SD 429b lo que te ovi dicho por esto lo dicía (en rima con los sustantivos follía y malatía) y el verso d de la misma estrofa: cadriés en logar malo (donde un supuesto cadrías haría largo el hemistiquio); o Milag. 231 Si tú no li mandares decir la missa mía / como solié decirla, grand querella avría.
La conservación de ciertas formas plenas del verbo aver (como también ocurre en el Libro de Alexandre) es un rasgo propio de los dialectos de Aragón: aún ave un poco SO 102, nos aves a uviar Loor. 197, aven amargos dientes SM 45. Para el verbo ser concurren las formas procedentes de e s s e con las de s e d e r e. Así, junto a so Sacrif.42 (y passim) tenemos seo SD 757 (donde rima con Berceo, deseo, veo),- en Sacrif.249 que siede adormido frente a tal es el mi sentido, en Sacrif. 177 que sieden desalados frente a de suso son contados, en Sacrif. 8 En la primera casa sedié un candelero: de oro puro era, en SD 723 tú seï percebido y 762 tú seï por nos todos contra él rogador.
Se mantienen asimismo formas arcaicas del verbo hacer: subjuntivo contracto en uso imperativo fes: Duel. 11 fesme esta amor,- SL 10 efes esta bondat, SL 15 tú fes la descogencia; Milag. 526 fes en aquesta cuita, Milag. 527 fes en mí tal venganza; imperativo plural fuerte fech (f a c i t e): SM 277 fech vuestra penitencia; los presentes femos SL 76 y feches SL 87. Para el infinitivo alternan, según necesidades de ritmo y rima, las formas reducidas fer (por ejemplo: ni querién signas fer SO 168, quiero fer una prosa SD 2) y far (por ejemplo: Sacrif. 39 en rima con altar, signar, catar; SD 756 en rima con aguardar, onrar, asmar) , y la forma débil rehecha fazer (por ejemplo: Sacrif. 47 fazer estas señales).
Son frecuentes las formas de futuros y condicionales en que los grupos de n'r originados por la síncopa de vocal presentan asimilación como en aragonés: terré SD 760, terriedes SD 510, porré Milag. 658 (donde manuscritos más modernos ofrecen metátesis de las consonantes: terné, terniades).
En algunos casos, persiste la o final de la primera persona singular del futuro de subjuntivo. Así, tenemos fuero Milag. 658, falleciero Milag. 527, pero en SD 496 el ms. S tiene fuere mientras el ms. F mantiene fuero.
Ya se ha señalado más arriba, a propósito del vocalismo, que la primera persona de los perfectos fuertes conserva la i final: Milag. 796 sovi (luego sustituido por estovi), Milag. 798 nasqui, Milag. 204 prisi (luego cambiado en recibi), Milag. 803 vidi, Milag. 804 fui (bisílabo: mas fui demandar, fui mi enemigo). Es probable que los fui monosílabos de Duel. 78bc,
SM 19b sean modernización de fu, forma que aparece en SD 657, verso b: que fu monge claustrero, frente al bisilabismo necesario en los versos c y d: abbad fui de Silos,ý fui soterrado.
Marden en su día y después Dutton han mostrado que ciertas formas fuertes verbales atribuibles al original berceano han sido sustituidas en los manuscritos tardíos por formas analógicas, con cambio de raíz o de vocalismo. He aquí unos ejemplos: amasco SM 121 (luego modernizado en amanecio), trovo Milag. 736 (pero en F atrevio); destruxo Sacrif.20 (en I destruyo); escripso Milag. 353 (luego escribio); priso Milag. 207 y 246 (luego tomo), adussieron Milag. 577 (luego traxieron), ixio Milag. 243d (luego salio); connuvieron Loor. 76; fo Sacrif. 25ab (luego fue), Milag. 206 (F fue). Las dos formas fo y fue coexisten en SD 556:Como fue el enfermo mucho desbaratado
non pudo exir ende fasta fo aforçado.También algún perfecto aparece rehecho a la manera aragonesa. Así, la forma débil de Sacrif. 218 mas quanto mas podió, SL 96 quantos podió hallar.
El participio de presente se ha conservado en su papel de adjetivo, como en Milag. 324 tan fuert e tan quemant. De sus usos originarios encontramos algunos casos: Milag. 324d un dinero pesant (lo que pesa o vale un dinero); Milag. 473 Entrante de la glesia (al entrar). También se utiliza en perífrasis: SD 209 Nin fo pesante dello, SM 276 merecientes érades. Semejantes perífrasis se dan también con adjetivos terminados en or: Loor. 18 li fue otorgador, fue... confirmador.
Como las perífrasis con participio de presente, también será cultismo la acentuación esdrújula en algunas formas verbales tomadas del latín. Por ejemplo, en los casos siguientes, el acento llano haría largos los hemistiquios: Sacrif. 50 a los moros significa, 97 tres vegadas sanctifica, 76 a aquella significa (pero en 61: el vino signifíca); Milag. 834 él mata, él vivifica; SD 99 dissieron: o sacrifica o ve passión prender; SD 534 los libros que signifiquen.
Los rasgos enumerados hasta aquí, patentes en unos u otros manuscritos, muestran que la lengua de Berceo se ajustaba a lo que podemos suponer propio del habla castellanizada de La Rioja del siglo XIII, en la cual perduraban algunos fenómenos orientales.
Hemos aludido al proceso de modernización castellanizadora observable en los manuscritos más tardíos (o menos fieles al texto antiguo que copiaban). Esta adaptación se refleja especialmente en el léxico. Se ha visto que la modernización parcial del vocabulario fue ya señalada por el padre Sarmiento, cuando afirmaba que el códice in folio «traducía» algunos términos arcaicos del manuscrito in quarto. Marden puso de relieve el hecho, al cotejar los fragmentos del ms. F por él encontrados con el texto más arcaizante conservado en la tardía copia de Ibarreta. Recordemos algunos ejemplos: deñó Dios demostrar Milag. 75 (en F: quiso) , que deñasse por elli SD 427 (en F: quisiesse); tollisti Milag. 230 (en F: quitesti), tollió Milag. 243 (en F: quitó), toller SD 154 (en F: quitar ); quand a essir ovieron Milag. 185 (en F: salir ); prisieron Milag. 246 (en F: tomaron); metió otro vicario Milag. 762 (en F: puso); regunzó Milag. 178 (en F: declaró); trobaron Milag. 152 (en F:fallaron) y otros casos citados antes.
Pero la descripción, aunque esquemática, de la lengua de Berceo no se agota exponiendo los rasgos que acaso con minucia excesiva hemos enumerado hasta ahora. Son sólo una muestra parcial de sus usos lingüísticos y de su intención: aquello que, con decente modestia, dice de sus propósitos de escritor al comienzo de la Vida de Santo Domingo:Quiero fer una prosa en romanz paladino,
en qual suele el pueblo fablar con so vezino,
ca no só tan letrado por fer otro latino.Es evidente que sus conterráneos no hablaban exactamente como se expresa Berceo en sus obras. Pocos de sus oyentes serían tan letrados como él; la mayoría serían analfabetos y tenía que procurar que su discurso llegara a sus entendederas. Pero la que Berceo quería comunicar a esos oyentes era muchas veces materia de alta espiritualidad. Aunque ajustase su expresión a los alcances de la gente común (con imágenes y comparaciones muy concretas y realistas), se veía obligado a adoptar los términos insustituibles que ofrecían sus dechados latinos y trataba de declararlos en el modo más simple y directo posible. No siempre el romanz paladino disponía en su inventario de palabras para designar esos conceptos elevados. Se impuso, pues, Berceo la tarea de dotar de trascendencia a las sustancias sobre las que operaba la lengua hablada de todos los días. En consecuencia (y tal como luego en prosa hizo el rey Alfonso el Sabio ), echó mano Berceo de numerosos términos que encontraba en los textos latinos manejados y los adaptó con mejor o peor fortuna a las normas del vulgar hablado, explicándolos cuando era preciso. Esta actitud idiomática de Berceo es común a todos los escritores del mester de clerecía. En resumen, se trataba de dignificar el romance. Sería actitud aprendida en el Estudio General de Palencia, donde, como sugiere plausiblemente Dutton, habría adquirido Berceo su formación latina y eclesiástica, en contacto con clérigos de ultrapuertos.
Tal convivencia explicaría, además de la absorción de cultismos, la presencia abundante de galicismos en la obra de Berceo, probablemente tomados más por vía oral que por vía escrita. Son galicismos comunes con otros textos castellanos de la época, pero algunos exclusivos de Berceo o, al menos, raros fuera de sus obras: cempellar, bagassa, bren, brutado, domage, oraje, sergenta, volopado.
Respecto de estos rasgos cultos de la lengua de Berceo, dice bien J. J. de Bustos Tovar que la obra del clérigo riojano «concentra el esfuerzo máximo de latinización de nuestra lengua medievab», y explica que «da situación intelectual y afectiva de Berceo era óptima para que se estableciera una estrecha relación entre la lengua de sus fuentes y el romance, en trance de adquirir una nueva categoría artística y un prestigio cultural al abordar los nuevos temas de la escuela de Clerecía» (págs. 231, 233). Estudia también Bustos los grados de adaptación de los cultismos y las vacilaciones y alternancias de sus significantes en el uso escrito: desde latinismos crudos hasta semicultismos en que han operado ciertas transformaciones de la evolución fonética. Veamos algunos ejemplos de semejante variabilidad:- almosna Milag. 135, limosna en FJ elemosinas Loor. 172. bispo Milag. 740, obispo SD 269.
- miráculo Milag. 46, 704, miraclo Milag. 703, 705, miraglo SD 315.
- benedicto Milag. 32, benedito SM 15, bendito SD 223, bendicho SD 214, beneíto SD 125.
- capítulos SM 203, capítol SM 95, cabildo Milag. 294, cabillo Milag. 310.Bustos clasifica los cultismos y semicultismos de Berceo en cinco campos nocionales: litúrgicos y devotos, teológico- filosóficos, morales, jurídicos y cancillerescos, escolares y científicos. No parece necesario aquí dar lista de ejemplos.
Hemos visto que el cultismo se refleja en otros aspectos ajenos al léxico. Se han citado más arriba ciertas grafias que pueden ser sólo consecuencia de conservadurismo latinizante. y también se han mencionado algunos usos morfológicos y acentuales.
En conclusión, la lengua de Berceo se ajusta a una norma en esencia castellana, a la cual se suman las particularidades ennoblecedoras que aportan los latinismos y, en definitiva, su calidad de clérigo bien impuesto en la erudición de la época. Su afán culto, sin embargo, no impide que los resultados de su labor escrita se mantengan cerca de lo popular y cotidiano.
Gonzalo de Berceo
OBRA COMPLETA
ESPASA - CALPE
CLÁSICOS CASTELLANOS
nueva serie
Madrid 1992EDICIÓN PATROCINADA POR EL GOBIERNO DE LA RIOJA
coordinado por Isabel Uría
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COLABORADORES
Estudios
Emilio Alarcos, de la Real Academia Española. Universidad de Oviedo.
Manuel Alvar, de la Real Academia Española. Universidad Complutense de Madrid.
José Fradejas, Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Victor García de la Concha, de la Real Academia Española. Universidad de Salamanca.
Edición
Pedro Cátedra, Universidad de Salamanca.
Brian Dutton, Universidad de Madison.
Michel García, Universidad de la Sorbona III.
Claudio García Turza, Colegio Universitario de La Rioja.
Germán Orduna, Universidad de Buenos Aires.
Aldo Ruffinatto, Universidad de Turín.
Nicasio Salvador, Universidad Complutense de Madrid.
Pompilio Tesauro, Universidad de Nápoles.
Isabel Uría, Universidad de Oviedo.
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