Abstract: The Camino de Santiago constitutes an exceptionally complex heritage site in which literary, linguistic, musical and aesthetic codes overlap simultaneously enhancing each others attributes. El Camino de Santiago has been shaped through material, natural and cultural elements (landscapes, buildings...) and both immaterial and intangible values (religion, beliefs, oral tradition, songs...). So, what is "this place's" spirit like? One could compared it to the anatomy of puff pastry, in which every layer has its texture, quality and raison d'étre, and in which all of them together make sense and in unison give sense to the whole. We will show that the particular fragility of the components (significantes) of this tangible heritage is the root cause for them falling into oblivion and as a consequence the loss of heritage values (significados); these losses make it difficult to identify and understand the spirit of the place. Through education and knowledge we will be able to analyze the writings of this "palimpsesto", Camino de Santiago, so that they are learnt, conserved, and interpreted without any twist or distortion.
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Unas palabras sobre los signos
La patrimonialización es un especial proceso de significación -atribución a un significante de un significado y viceversa- que se transmite y se conserva a través del tiempo por aceptación por la comunidad, porque lo valora (de manera similar a las palabras que constituyen cualquier lengua natural), y es un proceso de significación que genera, en consecuencia, elementos o productos históricos, a los que llamamos bienes patrimoniales. Y de la misma manera que las palabras son al principio útiles y luego pasan a ser un producto histórico, con lo que se convierten en nuestra memoria y en el primer y principal patrimonio de los hombres, de la misma manera un puente, una iglesia o un espacio natural, desde una pura realidad con función práctica pueden llegar a constituirse como bienes patrimoniales.
La Muralla romana de Lugo (España) o el Acueducto de Segovia (España) tuvieron, a lo largo de varios siglos, un significado funcional defensivo el uno, y de infraestructura hidráulica el otro. Pero su pervivencia en la actualidad como testimonio de una historia pasada y de una civilización reconocida culturalmente y su función de icono representativo e identitario de una ciudad y de una población, han hecho que pasen a tomar otros significados que son valorados como patrimoniales. Un bien patrimonial, pues, puede ser analizado como un signo, en el que la expresión (muchas veces, material) es su significante y donde el contenido (inmaterial o mental por naturaleza) es su significado, también llamado valor intangible. Pero en no pocas ocasiones, en el caso de los bienes llamados inmateriales (con significante oral y ocasional) la fragilidad de esos significantes provoca el olvido y este olvido acarrea la pérdida de los valores patrimoniales o significado. En el caso del Camino de Santiago, la pérdida o el deterioro de alguno de estos textos superpuestos dificulta o impide la identificación y comprensión del espíritu del lugar. Conocer los diferentes códigos o mensajes que están presentes en el Camino de Santiago se hace, pues, imprescindible. Por ejemplo, mediante el análisis lingüístico y filológico. La lengua presenta una doble y simultánea característica: la de ser mediadora y conservadora de la realidad. Pero la lengua también construye sus realidades, que no están sujetas a la existencia de una realidad concreta: lo fantástico o fabulado. Los cuentos, las parábolas, las canciones (la música, aunque inmaterial y ocasional, se comporta en ocasiones como soporte "más estable" de la memoria), los versos líricos o épicos son "irreales" o "inventados" en tanto que no están traduciendo en palabras una realidad "objetiva" dada a priori, sino que son "constructos" elaborados de manera autónoma y libre de referencias objetivas concretas. De aquí que la repetida transmisión y la aceptación por muchos de esas fábulas, leyendas o historias, haga que las identifiquemos como bienes patrimoniales de carácter cultural inmaterial. Por otro lado, hay que considerar que la lengua es oral y por esa oralidad la palabra es ocasional y por lo tanto no está fijada en el tiempo y en un espacio, sino que se mueve y se objetiva o manifiesta ocasionalmente y está sujeta a las circunstancias espaciales, temporales, personales y culturales en los que se produce cada acto de habla. Otra cosa es que esos constructos pasen en ocasiones a lo concreto y "se fijen" en piedra o en lienzo. Lo cultural inmaterial se convierte en el significado, "lo intangible", de unos soportes materiales que son considerados bienes patrimoniales culturales materiales y que dejan de ser ocasionales y pasan a encarnarse en un espacio concreto. En este proceso de resignificación hay demasiados puntos débiles, tantos como los confiados a la memoria y al conocimiento, y éste es el punto que queremos reivindicar.
A la búsqueda del espíritu del lugar del Camino de Santiago
El Camino de Santiago fue y es un programa o proyecto catequético de perfeccionamiento espiritual y de salvación. Caminar, peregrinar no sólo es un elemento esencial en las formas de comportamiento de los hombres medievales, sino que, sin duda, en el origen tiene una clara base conceptual y religiosa. La carga de esfuerzo que tenía el viaje se interpretaba de manera inevitable como un sacrificio, una ofrenda que presentar en homenaje a Dios. Pero también, sin duda, el Camino de Santiago es la más extraordinaria manifestación de un plan estratégico de ordenación de un territorio basado en unos sentimientos, en unas creencias y en unos componentes culturales que buscaban unas señas de identidad: cristianos frente a musulmanes. Así pues, el Camino de Santiago, se constituyó en una idea religiosa y un proyecto político, y resultó un espacio físico y una empresa en la que se penaba, se comerciaba, se amaba y se vivía. El Camino de Santiago, sometido desde su origen a la voluntad de clérigos, obispos, papas y reyes, trasciende y sobrepasa su función de vía comunicación hasta llegar a ser una forma de organizar y desarrollar la vida. Todo él se llenó de vida, con lo que cada uno de los tramos de ese camino y la ruta en su integridad se convirtió en un continente de cultura y en un producto cultural. Por haber sido desde el principio un espacio lleno de vida y un espacio para vivir, a los valores naturales del territorio que atraviesa y a los valores tangibles materiales, fruto de la tan dilatada y concurrida presencia humana, en el Camino de Santiago hay que añadir los valores patrimoniales de carácter intangible asociados a la expresión de las creencias religiosas y de las formas de vida de los peregrinos. Así, el bien patrimonial Camino de Santiago, debe ser considerado como una especie de palimpsesto, en el que "se hacen carne" y se superponen unas sobre otras, sin llegar a anularse mutuamente, diferentes escrituras o textos de lenguajes distintos (lingüístico-literario, musical, plástico...), y diferentes bienes patrimoniales de tipología diversa (naturales y culturales). Es, pues, un bien patrimonial complejo que tiene un aspecto de "hojaldre", en el que cada lámina o "capa" de este hojaldre tiene su causa y su cuándo; cada "hoja" tiene su textura y cualidad, y en el que todas juntas encuentran sentido y confieren sentido al todo. En el Camino de Santiago se dan cita realizaciones de diferentes sistemas de comunicación o de diferentes lenguajes, que buscan su punto de encuentro en unos mismos tópicos o argumentos. Se conforman así lo que podemos denominar unos signos culturales que tienen un mismo significado o contenido y diversos significantes o expresiones. Estamos, pues, ante una especie de sinonimia entre signos -cuyos significantes son palabras, música, miniaturas o piedra tallada- que tienen como referente la misma realidad. Pero a diferencia de la sinonimia de los signos lingüísticos, que sólo es analizable entre signos que mantienen una relación "en ausencia" y que, por lo tanto, se excluyen unos a otros en la formulación concreta de un mensaje, la sinonimia de estos signos culturales del Camino, se hace evidente entre signos que están relacionados "en presencia", y cuya coexistencia en el mismo mensaje enfatiza y potencia el significado común. Vamos a ver un ejemplo -la peripecia de un peregrino jacobeo-comentando los diferentes significantes o soportes de un signo cultural y los distintos y superpuestos significados o elementos intangibles o inmateriales: una historia (significado 1), una finalidad moralizante (significado 2) y un valor laudatorio (significado 3).
Las leyendas, hechas de palabras, viajan con los hombres que las cuentan y que las saben.
Desde los territorios europeos de más allá de los Pirineos, accedieron a la Península Ibérica relatos de milagros, con localización de lo más variada, leyendas populares y creaciones épicas y líricas. Todos estos cuentos eran recitados o, mejor, cantados: la oralidad como soporte. Y sobre este patrimonio cultural inmaterial debe arrojar mucha luz el conocimiento de la Historia de la Literatura y de la Musicología. Nuestra referencia va a ser ahora la historia conocida como la "del peregrino a Santiago que fue engañado por el diablo". Es una narración que tiene una inequívoca relación con el Camino de Santiago sin cuya existencia no se hubiera elaborado, es de carácter intangible y fue contada y cantada en distintos momentos históricos, en diferentes lenguas y con diversas finalidades. Un hombre sencillo y vulgar se pone en camino para visitar la tumba del Santo por el que sentía gran devoción. El día en que se ponía en camino hacia Compostela, en vez de hacer vigilia, se fue con malas compañías (femeninas). Empezó el camino sin arrepentirse y sin confesión, y, al rato, se le apareció el demonio disfrazado de Santiago. Éste le recrimina su acción y le pone en penitencia que se corte aquello con lo que pecó. El simple peregrino, dicho y hecho. ¡El pobre murió desangrado! La historia sigue y vemos que el verdadero Santiago se encuentra con los diablos que se llevan el alma del peregrino crédulo y disputa con ellos. Finalmente acuden todos al juicio de Santa María quien, al oír el engaño, sentencia volver a la vida al desdichado y mutilado caminante, para que cumpla penitencia por sus pecados. Esta narración, escrita en latín con un fin propagandístico -pues se trataba de valorar y de difundir los poderes taumatúrgicos del apóstol Santiago-, aparece prosificada en el Codex Calixtinus (Moralejo, Torres, y Feo, 1992) atribuido a San Anselmo de Cantorbery. Aparece, también escrito en latín, en un códice del s. XII de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada (España), y se copia asimismo en otro conocido repertorio medieval como La leyenda dorada de Jacobo de la Vorágine (Macías, 1987), donde el relator es Hugo, abad de Cluny. Con fines laudatorios y catequéticos, la misma trama argumental atribuida otra vez a san Hugo, abad de Cluny ("Sant Ugo lo scripso, de Grunniego abbat") es la que plasma Gonzalo de Berceo en el número 8 de sus Milagros de Nuestra Señora (Gerli, 1988). El poeta riojano cuenta, en roman paladino -es decir, en castellano-, que Guiralt decide ir en romería a Santiago: "Un fraire de su casa, Guiralt era clamado, / ante que fuesse monge era non bien senado: /facié a las debeces follía e peccado, / como omne soltero que non es apremiado. / - / Víno l en corazón do se sedié un día / al apóstol de Espanna de ir en romería; / aguisó su facienda, buscó su compannía, / destajaron el término cómo fuessen su vía. / - / Quando a essir ovieron fizo una nemiga: / en logar de vigilia yogó con su amiga. / Non tomó penitencia como la ley prediga, /metióse al camino con su malahortiga." (estrofas: 183, 184 y 185) Este milagro, este hecho maravilloso, da argumento nuevamente, ahora en gallego, a la cantiga n° 26 del rey Alfonso X el Sabio que tiene como protagonistas a Santa María y al romero jacobeo (Mettemann, 1981).
Vemos varias veces la misma historia del peregrino y contada en diferentes lenguas, pero en éste último caso la historia, además, es cantada -y miniada, como veremos más adelante-, puesto que los versos alfonsíes no tienen sólo una métrica, unas rimas y una retórica determinada, sino que se expresan mediante una melodía concreta y compuesta al efecto (Anglés, 1943; Pla, 2001). Aquí aparece, como una "capa" más del hojaldre, un nuevo aspecto en este complejo entramado de valores patrimoniales: la música. Mas no es una música con autonomía respecto a otro tipo de lenguaje -con ser una melodía muy bella- sino que forma parte intrínseca de la palabra hecha arte, es parte del significante de las palabras. Estamos, pues, ante la palabra cantada que va a constituirse en una especie de banda sonora que acompaña la contemplación del paisaje, natural y cultural del Camino, y los sentimientos devocionales de los peregrinos y romeros.
El conocimiento para la transmisión e interpretación correcta
Hasta aquí hemos analizado y separado "capas" de carácter intangible e inmaterial, presentes en los valores culturales del Camino de Santiago. Ahora, guiados por la misma referencia narrativa -el romero engañado por el diablo-, nos fijaremos en una última "capa" de este hojaldre patrimonial, esta vez de carácter tangible, material, puesto que se nos presenta labrada en piedra -la palabra se hace piedra- o como iluminación miniada del famoso "códice rico de El Escorial" donde se contienen cerca de dos centenares de las Cantigas de Santa María del rey Alfonso X el Sabio. En piedra, se nos ofrece esta historia a través de las imágenes esculpidas en las ménsulas que soportan el dintel de la portada meridional (fig. 1) de Santa María de Sasamón, en el entorno del Camino de Santiago.
Fijémonos en las figuras del ingreso oriental: una mujer está a nuestra derecha y un supuesto bufón a la izquierda. En realidad, el bufón no es tal bufón, sino que representa la figura del diablo (fig. 2), que se enfrenta a una mujer que insinúa, debajo de su ceñido vestido, unos generosos senos (fig. 3). ¿Estamos contemplando una escena que precede y anuncia un contacto sexual? Es, sin duda, una escena de carácter erótico, pero ¿amonesta o describe?
En los dos modillones del ingreso occidental de Sasamón las figura son un varón maduro con ropas de monje (fig. 4), y un hombre que acciona con sus manos unas grandes tenazas. El personaje enfrentado al monje es, sin duda, Santiago, pues tiene en su bonete esculpida una venera identificadora (fig. 5), pero es además un falso Santiago a cuya espalda (fig. 6) se sitúa el diablo como si se tratara de componer una figura bifronte o con dos apariencias: es el demonio disfrazado de Santiago.
Para entender en estos tiempos el sentido de estas figuras sería bueno acudir a algo conocido por los hombres de la época. Por un lado, se trata de otra expresión figurativa de esta historia tan conocida por los peregrinos de Santiago y romeros de Nuestra Señora: las miniaturas que acompañan a la cantiga 26 de Alfonso X en el códice T. j, 1 (T) (EDILÁN, 1979). Como vemos en la figura 7, el peregrino es sorprendido en su camino por una figura que si de un lado tiene el aspecto del Apóstol, a su espalda, pegado, nos muestra a un demonio con barbas de chivo, como en Sasamón.
En la Colegiata dedicada a Santa María en Sasamón tenemos, pues, otros personajes distintos de los de la Puerta del Sarmental de la Catedral de Burgos como se ha repetido en numerosos estudios sin mucho juicio. Aquí se trata de una historia que ya hemos oído antes y que nos la ha contado, entre otros, Gonzalo de Berceo: "El romero engañado por el enemigo malo", que fornica con una mujer y no se confiesa. Aquí tenemos el argumento de un episodio pecaminoso de carácter sexual, narración que se sugiere esquemáticamente en los modillones del ingreso oriental de la portada meridional de la Colegiata de Sasamón (figs. 2 y 3) y que Berceo cuenta en la estrofa 185 anteriormente citada. Y en el ingreso occidental, como hemos dicho ya, un falso Santiago, el demonio disfrazado de Santiago, engaña al devoto pero simple peregrino y le aconseja que se corte aquello con lo que pecó, haciéndole el gesto de amputarse los órganos sexuales con unas grandes tenazas (fig. 5). Después del suicidio, como ya sabemos, interviene Santiago, intercede la Virgen María y el romero vuelve a la vida. Ya sólo resta el final de la historia, que en la versión de Berceo se resuelve haciendo profesar al menguado romero en la orden de los cluniacenses. En la ménsula más occidental, que completa la serie, se representa mediante la figura de un monje (fig. 5): "Guiradfinó en orden vida buena faciendo, en dichos e en fechos al Criador sirviendo, / en bien perseverando, del mal se repindiendo, / el enemigo malo non se fo d' él ridiendo." (estrofa: 219) En resumen, en las ménsulas de la portada meridional de Santa María de Sasamón, se narra, en piedra, una historia en la que, dejando a un lado su carácter moralizante, es más evidente que se ensalzan las incomparables virtudes de mediadora sobrenatural de Santa María, que en esta ocasión intercede por la vida y la salvación de un peregrino compostelano. Valorar la mediación de la Virgen María es un aspecto fundamental en las narraciones del milagro contenidas en colecciones dedicadas a Nuestra Señora, por eso creemos que este milagro es muy adecuado para enaltecer las virtudes marianas en un templo dedicado a Santa María como lo es el de Sasamón. Y si estamos ante la misma intención y finalidad, podemos afirmar que los personajes de los modillones de la portada sur de esta iglesia son los mismos que aparecen en la n° 26 de las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, los mismos que aparecen en el milagro n° 8 de los Milagros de Santa María de Gonzalo de Berceo y los que también tienen su sitio en uno de los milagros copiados en el Codex Calixtinus y en La leyenda dorada. Tenemos, pues, en este ejemplo de Santa María de Sasamón una nueva "capa", esta vez pétrea, del complejo lenguaje del Camino de Santiago que constituye una de las características de su valor patrimonial.
Conclusión
Con esta historia, entre otras de las que podíamos haber hablado, quizás se pueda comprender mejor uno de los valores culturales más importantes del Camino de Santiago: el lugar donde ha nacido y se ha desarrollado una cultura común en la que se han reconocido secularmente gentes de culturas diversas. Personas procedentes de distintos lugares y con diferentes lenguas conocían las mismas historias -quizás cantaban las mismas melodías- y reconocían, por ello, las distintas maneras de representar los hechos maravillosos ocurridos en el Camino. La importancia del Camino que resaltamos en este caso es que la gente de la Edad Media conocía estos mensajes y los tenía grabados en la memoria (patrimonio cultural inmaterial) de tal manera que reconocía fácilmente una expresión tangible, un material, un lenguaje, unos signos que hoy no somos muy capaces de interpretar, y esto es una gran pérdida cultural de la sociedad actual. Sirva este ejemplo para afirmar que, más allá de la consideración estética de la expresión plástica -material-, se hace necesario conocer, analizar y transmitir los distintos lenguajes presentes (la naturaleza de sus unidades o signos: significantes y significados) en este palimpsesto que es el Camino de Santiago, para que no se produzcan pérdidas o distorsiones en su interpretación y conocimiento. ¿Quizás haya que reivindicar una vez más la necesidad del conocimiento que se adquiere a través de la Historia, la Lengua, la Geografía, la Ha del Arte, la Diplomática, la Musicología, la Ha de la Literatura..., o sea, de las Ciencias Humanas o Humanidades?
REFERENCES:
Anglés, H.. 1943. La música de las Cantigas de Santa María del rey Alfonso el Sabio, III vols.. Barcelona: Diputación Provincial de Barcelona. EDILÁN. 1979. Cantigas de Santa María, edición facsímil del "Códice, T. J, 1". Madrid. Gerli, Michael, ed. 1988. Gonzalo de Berceo. Milagros de Nuestra Señora. Madrid: Ediciones Cátedra. Macías, José M., trad. 1987. Jacobo de la Vorágine. La leyenda dorada, 1. Madrid: Alianza Editorial. Mettemann, W. 1981. AFONSO X, O SABIO: Cantigas de Santa María, t. I. Vigo: Edicións Xerais de Galicia S. A. Moralejo, A., Torres, C. y Feo, J., trads. Liber Sancti Jacobi "Codex Calixtinus". Carro Otero, X., reed. 1992. Pontevedra: Xunta de Galicia. Pla, Roberto. 2001. Cantigas de Santa María. Alfonso X el Sabio. Madrid: Música Didáctica.
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