Esta fotografía, de la que desconocemos su autor, está expuesta al público en el Restaurante "El Nogal" en Villanueva de Cameros. Tampoco podemos dar más datos, salvo los que se pueden colegir de la imagen: el recibimiento de todo el pueblo (?) de alguna autoridad política presumiblemente por las pancartas de "VIVA ESPAÑA"

 


1.- La década 1949 – 1959

1.1.- “Una mujer sin pasado”, de “El Caballero Audaz”.
1.2.- Pensando en los años 50.
1.3.- La omnipresente Guerra Civil. “El frente de Gandesa”.
1.4.- El omnipresente nacionalcatolicismo. “Ven, Corazón Sagrado”.
1.5.- La realidad tal como era. “Todos queremos más”.
1.6.- Poniéndonos filosóficos en serio. “Salud, dinero y amor”.
1.7.- Una película retrata una década. “Mirando al mar”,“Solamente una vez”


2.-El comienzo de la década de los 60

2.1.-1959, un año decisivo. “Las hojas verdes”.
2.2.- Las grietas del nacionalcatolicismo. “Cerca de ti, Señor”. “Nana, nanita, nana.”

 

 


 

 


 1.- La década 1949 – 1959.
 
1.1.- “Una mujer sin pasado”, de “El Caballero Audaz”.
 
Acabo de leer la novela, “Una mujer sin pasado”, de “El Caballero Audaz”, terminada en Madrid el 31 de enero de 1950 e impresa en marzo del mismo año. Es una de las últimas escritas por el autor que moriría en esta ciudad en 1951.
“El Caballero Audaz” fue el seudónimo de José María Carretero Novillo, nacido en Montilla en 1890. Como periodista fue uno de los creadores de la entrevista. Escribió novelas siempre folletinescas y, a veces, de mal disimulado erotismo como “La virgen desnuda”, “Una cualquiera”, “De pecado en pecado” o “Te esperaré siempre”; no hay que olvidar las nacidas de sus desvelos como fervoroso propagandista del bando nacional en la Guerra Civil y en la Posguerra.
Sus novelas alcanzaron, en vida, tiradas de decenas de miles de ejemplares, y se vendían el año 1950 a buen precio, entre 20 y 30 pesetas de las de entonces (10 € de ahora). Tenía lectores varones, como lo demuestra el exlibris del ejemplar que manejo; lectores muy piadosos, como se ve por el marcapáginas encontrado en este libro, un saluda de la Cofradía de la Virgen de Lourdes, sita en Madrid, en C/ Buen Suceso 22, con la convocatoria rellenable de la “junta reglamentaria”, doblado en tres pliegues, y en cuyo reverso están cuidadosamente anotadas por mano de culto varón “las medallas entregadas a la sta. Purita”, “las devueltas por Dª. Mercedes” y “las que quedan sueltas”, con las cuentas consiguientes.
Pero hoy nadie se acuerda de él. Y por la que acabo de leer, me lo explico perfectamente. Se trata, en efecto, de una novela que describe una poco verosímil variación del tópico triángulo amoroso formado por dos amigos que se enredan en amoríos con la misma “divina” mujer que los maneja a su antojo.
La clase social descrita es la alta sociedad madrileña de la posguerra, pero idealizada y vista como si los años 50 hubiesen sido una renovada y fantástica “Belle Epoque”. Todos son muy malos al principio, pero requetebuenísimos al final dentro de una eterna sociedad aristocrática donde los nobles lo son como Dios manda y los villanos se comportan como su nombre indica. Es tratada la vida desocupada, amatoria y canallesca de los pijorricos de forma muy similar a como se hace en las vidas de los santos. En cuanto a lo erótico, pues no pasa de ser una especie de coco para “Hijas de María”.


 
1.2.- Pensando en los años 50.
 
Terminado el folletón, me pregunto por qué tuvo tanto éxito una pseudoliteratura como ésta. Y me pongo a pensar en los reales años 50 de los que esto era una mala evasión.
Creo haber leído en Rainer Maria Rilke que la única patria verdadera de los humanos es su infancia, pero en ninguna parte se ha escrito que esa infancia tenga que ser necesariamente un fabuloso paraíso. Los años 50 españoles no lo fueron.
De los relatos amorosos trasmitidos por La Mitología Clásica uno de los más hermosos, y el que mejor explica la refinada crueldad de los dioses, es el de Orfeo y Eurídice. Cuando vi en el Museo Arqueológico de Nápoles el maravilloso bajorrelieve que representa la ruptura definitiva de la desventurada pareja, no pude evitar que los ojos se me llenasen de lágrimas. Pero de ello no toca hablar ahora.
Orfeo demostró que es verdad que la música amansa a las fieras y que es un mágico evocador de recuerdos. Va a ser a través de unas muy cantadas canciones como voy a revivir aquella muy difícil época.


 
1.3.- La omnipresente Guerra Civil. “El frente de Gandesa”.
 
Desgraciadamente la Guerra Civil no ha terminado. Ni a la derecha ni a la izquierda les conviene acabar con ella. Si hoy envenena nuestra vida ¡hasta qué extremo no lo haría en la década de los 50!
Hay una canción que se cantó sin grandes diferencias a ambos lados de las trincheras y que de vez en cuando se oía cantar en el primer franquismo. Era ésta:

El frente de Gandesa.
 
Si me quieres escribir
ya sabes mi paradero.
Si me quieres escribir
ya sabes mi paradero.
En el frente de Gandesa
primera línea de fuego.
En el frente de Gandesa
primera línea de fuego.
 
Si tú quieres comer bien
para morir en plena forma.
Si tú quieres comer bien
para morir en plena forma,
en el frente de Gandesa
allí tienes una fonda.
En el frente de Gandesa
allí tienes una fonda.
 
A la entrada de la fonda
hay un moro Mohamed.
A la entrada de la fonda
hay un moro Mohamed,
que te dice — Pasa "paisa"
¿qué quieres para comer?—.
Que te dice — Pasa "paisa"
¿qué quieres para comer?—.
 
El primer plato que dan
son granadas rompedoras.
El primer plato que dan
son granadas rompedoras,
el segundo de metralla
para recordar memoria.
El segundo de metralla
para recordar memoria.
 
Si me quieres escribir
ya sabes mi paradero.
Si me quieres escribir
ya sabes mi paradero.
En el frente de Gandesa
primera línea de fuego.
En el frente de Gandesa
primera línea de fuego.


En ambos lados, con su música, se cantó igualmente a los aprovechados de turno. A “los que heroicamente hicieron la guerra sin moverse de casa” y sin disparar un solo tiro en el frente. En la retaguardia muchos de ellos fueron la mejor representación de la más atroz y repugnante barbarie humana. En todo caso, ellos fueron los verdaderos vencedores de ambos bandos. Hablamos de “los emboscados”.


Los emboscados.
 
Cuando vamos de permiso,
lo primero qué se ve.
Cuando vamos de permiso,
lo primero qué se ve,
son milicianos de pega
que están tomando café.
Son milicianos de pega
que están tomando café.
 
A todos los emboscados
les debían de poner.
A todos los emboscados
les debían de poner
primera línea de fuego,
sin tabaco y sin comer
Primera línea de fuego,
sin tabaco y sin comer.


 
1.4.- El omnipresente Nacionalcatolicismo. “Ven, Corazón Sagrado”.
 
El verdadero sostén ideológico del franquismo fue la Iglesia Católica española, aniquilada en territorio rojo, pero que en territorio nacional y sobre todo durante el cenit del franquismo tuvo un poder verdaderamente omnímodo. La Falange, primero, y El Movimiento Nacional, después, fueron poco más que la vistosa parafernalia del Régimen.
El símbolo— y la síntesis de la suspirada totalitaria teocracia— del Nacionalcatolicismo fue la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, base de lo que entonces se llamaba “el reinado social de Cristo”. He aquí una representativa canción de aquella indeseable ideología.

Ven, Corazón sagrado.

Ven Corazón sagrado
de nuestro Redentor,
comience ya el reinado
de tu divino amor.
Ven tuya es España entera,
Tuyo su invicto blasón.
Ven y vence,
reina e impera,
Oh sagrado Corazón.



1.5.- La realidad tal como era. “Todos queremos más”.
 
Una cosa era la política, la religión, la ideología… y otra la real realidad. En la realidad objetiva de un país destrozado, empobrecido, lleno de frío, de hambre y de ruinas—todo ello gracias a la suicida obsesión de la derecha y de la izquierda por hacer “el mundo a su manera”—, lo que la gente ansiaba era el dinero suficiente para poder vivir y convivir dignamente. No era interés materialista. Era pura y simple necesidad. Eso sí, se veía como ambición, como avaricia, incluso. Pero sólo era ganas de perder de vista el hambre, el frío, la tristeza y la soledad. Tocaban las charangas en las fiestas de los pueblos y la gente aplaudía y cantaba la gran verdad de:

Todos queremos más

Todos queremos más
todos queremos más
todos queremos más
y más y más y mucho más.

El pobre quiere más
el rico mucho más
y nadie con su suerte
se quiere conformar.

El que tiene un duro
quiere tener dos,
el que tiene cinco
quiere tener diez,
el que tiene veinte
busca los cuarenta,
y el de los cincuenta
quiere tener cien.

La vida es interés
el mundo es ambición
pero no hay que olvidar
que uno tiene corazón.


 
1.6.- Poniéndonos filosóficos en serio. “Salud, dinero y amor”.
 
En 1941, Rodolfo Anníbal Sciammarella (Buenos Aires, 8 de octubre de 1902 – Buenos Aires, 24 de junio de 1973), compositor y poeta argentino autodidacta, compuso y estrenó la música y letra de la genial canción, Salud, dinero y amor, que, gracias a la radio, enseguida se convirtió en un éxito internacional (especialmente entre los países de habla española). Con la revolución musical de los 60 la canción de fue olvidando, pero, a partir de 1967, le dieron nueva vida Palito Ortega y, después, Los tres Sudamericanos y los Stop. Volvió a ser un gran éxito en España.
En la División Azul se utilizó su melodía para improvisar muchas coplas referentes a esas “tres cosas”, coplas que, desgraciadamente, se han perdido. Pero también ocurrió lo mismo en España, haciendo referencia, por ejemplo, al obligatorio racionamiento de alimentos que duró hasta 1952. Veamos un ejemplo:
 

El que tenga un jamón,
que lo coma, que lo coma.
Porque vienen los de Abastos,
y lo racionan, y lo racionan.


Volviendo a lo nuestro, la canción pone de manifiesto cuáles son las radicales necesidades humanas, aquellas carencias que en todos los momentos de nuestra vida nos afligen. De salud, dinero y amor, todos, siempre, andamos más que necesitados.


 Salud, dinero y amor.
 
Tres cosas hay en la vida:
salud, dinero y amor.
El que tenga esas tres cosas
que le dé gracias a Dios.
Pues, con ellas uno vive
libre de preocupación,
por eso quiero que aprendan
el refrán de esta canción.

El que tenga un amor,
que lo cuide, que lo cuide.
La salud y la platita,
que no la tire, que no la tire.
Hay que guardar, eso conviene
que aquel que guarda, siempre tiene.
El que tenga un amor,
que lo cuide, que lo cuide.
La salud y la platita,
que no la tire, que no la tire.

Un gran amor he tenido
y tanto en él me confié.
Nunca pensé que un descuido
pudo hacérmelo perder.
Con la salud y el dinero
lo mismo me sucedió,
por eso pido que canten
el refrán de esta canción.
 
El que tenga un amor,
que lo cuide, que lo cuide.
La salud y la platita,
que no la tire, que no la tire.
Hay que guardar, eso conviene
que aquel que guarda, siempre tiene.
El que tenga un amor,
que lo cuide, que lo cuide.
La salud y la platita,
que no la tire, que no la tire


 
1.7.- Una película retrata una década. “Mirando al mar”. “Solamente una vez”.
 
El 1 de enero de 1963 se estrena una buena “película española”, dirigida por Manuel Summers, que retrata la voluntad invencible de vivir de los que más estaban sufriendo las duras condiciones del final del primer franquismo: los niños y los ancianos. De paso se hacía una crítica feroz a todo lo que formaba parte de aquel maldito sistema. Me estoy refiriendo a “Del rosa al amarillo”. Dos historias de amor componen la película: dos niños de 12 y 13 años, Guillermo y Margarita, obligados a dejar de verse durante el verano, y una pareja de ancianos, Valentín y Josefa, que se aman en silencio en el asilo donde viven. Yo tengo dos maravillosas canciones asociadas a esa película: “Mirando al mar” de Jorge Sepúlveda y “Solamente una vez” de Agustín Lara.
 
 “Jorge Sepúlveda” fue el nombre artístico de Luis Sancho Monleón (Valencia, 1917-Palma de Mallorca, 16 de junio de 1983), cantante español de boleros y pasodobles. Inicia su carrera artística en la madrileña Sala Casablanca en 1942. Empezó a grabar discos y sus canciones se popularizaron a través de la radio, en programas de “canciones dedicadas” muy escuchados en la época. Ahí va “Mirando al mar”:

 


 Mirando al mar
 
Bajo el palio de la luz crepuscular,
cuando el cielo va perdiendo su color,
quedo a solas con las olas espumosas
que me mandan su rumor.

Ni un lejano barquichuelo que mirar,
ni una blanca gaviota sobre el mar...
Yo tan sólo recordando la aventura que se fue,
la aventura que en tus brazos amorosos disfruté,
bajo el palio sonrosado
de la luz crepuscular.

Mirando al mar soñé
que estabas junto a mí.
Mirando al mar yo no sé qué sentí,
que acordándome de ti, lloré.

La dicha que perdí
yo sé que ha de tornar,
y sé que ha de volver a mí
cuando yo esté mirando al mar...

Mirando al mar soñé
que estabas junto a mí.
Mirando al mar yo no sé qué sentí,
que acordándome de ti, lloré.

La dicha que perdí
yo sé que ha de tornar,
y sé que ha de volver a mí
cuando yo esté mirando al mar...


 
Agustín Lara (1897—1970), mejicano, genial  compositor e intérprete de canciones y boleros inolvidables.  Aquí está su “Solamente una vez”:


Solamente una vez.
 
Solamente una vez
amé en la vida;
solamente una vez
y nada más.
 
Una vez nada más en mi pecho
brilló la esperanza;
la esperanza que alumbra el camino
de mi soledad.
 
Solamente una vez
se entrega el alma,
con la dulce y total
renunciación;
y cuando ese milagro
realiza el prodigio de amarse,
hay campanas de fiesta
que cantan en el corazón.


 

 


2.-El comienzo de la década de los 60.


 
2.1.- 1959, un año decisivo. “Las hojas verdes”.


El Plan Nacional de Estabilización Económica de 1959 supuso el abandono de la política de autarquía del franquismo y el lanzamiento de la economía española. Era la segunda y definitiva derrota que sufría el franquismo en el corto espacio de 6 años.
La Guerra Fría había salvado al franquismo a cambio de que éste se convirtiera en una “dictablanda” cada vez más próxima a los usos y costumbres del Mundo Libre. En 1953 se firman el Concordato entre España y la Santa Sede y los Acuerdos Bilaterales con los Estados Unidos, que permitieron la instalación de bases militares norteamericanas en España. Ese fue el comienzo del fin del proyecto político del franquismo.
En 1959, seis años después de que se firmase el histórico convenio hispano-norteamericano, sucede la visita del general Dwight D. Eisenhower a España. Y lo que es más importante, el 6 de marzo de ese mismo año es aprobado por el Gobierno el Plan Nacional de Estabilización Económica, que es presentado a las Cortes el 22 de julio. Es el final del proyecto económico del franquismo y el comienzo del imparable proceso hacia la Democracia. Las consecuencias son inmediatas:
· Las reservas de divisas del Banco de España se incrementaron.

· La inflación se redujo desde el 12,6 por ciento en 1958 hasta el 2,4 por ciento en 1960.
· Incremento de la inversión exterior en España y del turismo.
· Mejoraron las condiciones de competencia en el país y la incorporación de modernas tecnologías

Además, ya en 1957 había ocurrido un hecho que facilitaría decisivamente la libertad de movimientos de la población española. El 27 de junio salió de la factoría de la Zona Franca de Barcelona el primer ejemplar de SEAT 600, que se puso a la venta al precio de 73. 500 pesetas de las de entonces. Unos 24.000 €, ahora.
Fue en 1959 cuando, para desgracia de Franco y de la Falange, realmente “en España comenzó a manecer”.
Ese amanecer a mí me lo recuerda una canción que oí por primera vez tocada en el armonio parroquial de Manjarrés en la misa del patrón. Me refiero a “The Green Leaves of Summer”, traducido como “Las hojas verdes”.
Pertenece a la banda sonora de “El Alamo”, un western de 1960, dirigido y protagonizado por John Wayne, con Richard Widmark y Laurence Harvey interpretando los papeles principales. La película ganaría el Óscar al mejor sonido. Había sido nominada al Óscar a la mejor canción por The Green Leaves of Summer de Dimitri Tiomkin (música) y Paul Francis Webster (letra).

 

 
The Green Leaves of Summer
 
La voz de los campos
llegó nuevamente
Sentí su llamada,
oí su cantar.
La canción del verano
el hogar me recuerda
Y el verdor de las hojas
tu dulce mirar
Nació la alegría
llegó el verano
Y el sol resplandece
Igual mi querer

Nacerán hojas verdes
Nacerán otra vez
Y al cubrir la campiña
Contigo estaré

Igual hoy que siempre
llorando por tu ausencia
soñando tu regreso
rezar y esperar
Juventud que se pierde
al llegar el verano
verdes hojas sin flores
tu amor he de encontrar


Nacerán hojas verdes
Nacerán otra vez
Y al cubrir la campiña
Contigo estaré


Igual hoy que siempre
la vida se apaga
los años se agrandan
y tú, ya no estas,
pero yo que te adoro
se muy bien que vendrás
si un verano te fuiste
con el volverás


Nacerán hojas verdes
Nacerán otra vez
Y al cubrir la campiña
Contigo estaré
 



2.2.-Las grietas del nacionalcatolicismo. “Cerca de ti, Señor”. “Nana, nanita, nana, nanita, ea”
 
1952 había sido el año del fastuoso Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona.
1953 había sido el año de la firma del Concordato. Todo parecía atado y bien atado en el estado católico más perfecto del mundo.
Media docena de años adelante y ya las cosas no estaban tan claras. Aire nuevo empezaba a entrar en la Iglesia Católica y en las iglesias católicas españolas empezaba a sonar un himno protestante que invitaba a la fe individualizada e interiorizada, sin tanto colectivismo y tanta teatralería. Me refiero a “Cerca de Ti, Señor”.
Es un himno protestante, basado en el texto del Génesis 28,11-19. Fue escrito por la actriz británica Sarah Flower Adams (1805-1848) en 1841.
El himno es cantado con varias melodías. En Gran Bretaña lo es con la melodía del himno "Horbury" de John Bacchus Dykes, mientras que en el resto del mundo está asociado a la melodía del tema "Bethany" (1856) de Lowell Mason. La Iglesia Metodista prefiere la melodía de "Propior Deo" (Cerca de Dios), escrita por Arthur Sullivan en 1872.
Este himno está relacionado con el Titanic debido a que los pasajeros sobrevivientes contaron que la orquesta del barco entonó el himno mientras se hundía. Era sabido que al director de la banda, Wallace Hartley, quien se hundió con el barco al igual que todos los músicos, le gustaba mucho esta canción y había deseado que se interpretara durante su funeral. Como Wallace era británico y metodista, seguramente estaba familiarizado con las versiones "Horbury" y "Propior Deo", siendo esta última la que tiene mayor probabilidad de haber sido interpretada durante el hundimiento del Titanic


 Cerca de Ti, Señor.
 
Cerca de Ti, Señor, quiero morar.
Tu grande y tierno amor, quiero gozar.
Llena mi pobre ser, limpia mi corazón,
hazme Tu Rostro ver en comunión.

Pasos inciertos doy, el sol se va;
mas si contigo estoy, no temo ya.
Himnos de gratitud ferviente cantaré,
y fiel a Ti, Jesús, siempre seré.

Día feliz veré, creyendo en Ti,
en que yo habitaré, cerca de Ti.
Mi voz alabará Tu Dulce Nombre allí,
Y mi alma gozará cerca de Ti.


 También los villancicos tradicionales se renovaban. Comenzó a tener cierta fama un villancico español del repertorio de la familia von Trapp. Veámoslo:
 

A la nanita nana, nanita ea, nanita ea,
mi Jesús tiene sueño, bendito sea,
bendito sea.

Fuentecilla que corres clara y sonora
ruiseñor en la selva cantando lloras
callad mientras la cuna se balancea
a la nanita nana, nanita ea.

A la nanita nana, nanita ea, nanita ea,
mi Jesús tiene sueño, bendito sea,
bendito sea.

Manojito de rosas y de alelíes
¿qué es lo que estás soñando que te sonríes?
Cuáles son tus sueños, dilo alma mía, mas
¿qué es lo que murmuras? Eucaristía.

A la nanita nana, nanita ea, nanita ea,
mi Jesús tiene sueño, bendito sea,
bendito sea.

Pajaritos y fuentes, auras y brisas
respetad ese sueño y esas sonrisas
callad mientras la cuna se balancea
que el Niño está soñando, bendito sea.

A la nanita nana, nanita ea, nanita ea,
mi Jesús tiene sueño, bendito sea,
bendito sea.
 


Pero los viejos villancicos seguían cantándose, como, por ejemplo, aquel realista que dice:

La Nochebuena se viene,
La Nochebuena se va,
Y nosotros nos iremos
Y no volveremos más.
 

Ante esa negra perspectiva, la única solución es aturdirse:

Esta noche es Nochebuena
Y mañana es Navidad…
Saca la bota María,
que me voy a emborrachar


 

 
 

 

Canciones para recordar
una década decisiva (1950 – 1960)

Antonino M. Pérez Rodríguez
C
atedrático del IES “Lope de Vega”, Madrid