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Vamos a pasar un rato releyendo una muy conocida historia de la Mitogía Clásica: Ovidio, Metamorfosis, VIII, vs. 183 - 235. Y vamos a comprobar lo útil y lo actual que es la enseñanza de un texto tan antiguo y aparentemente tan intranscendente.
II) Texto Latino y Traducción.
Los mitos, en Grecia; los cuentos, fabulas, las ancestrales historias del resto del mundo tienen a menudo un gran valor educativo. Son los vehículos de transmisión de la, nunca mejor llamada, filosofía popular. Son pura literatura moral. Hay casos, como la parte narrativa de la Torá bíblica, en la que esa tradicional sabiduría moral popular, narrada en ancestrales historietas ejemplares, se convierte en nada menos que en la revelación de la ley divina, curiosamente en nada divergente de la universal ley natural. Pero la historia de Dédalo e Ícaro que hemos leído es, por ejemplo, una excelente lección sobre el uso y el abuso de la libertad, pero una lección estrictamente laica. Los dioses están absolutamente ausentes del texto. Todo es humano. Demasiado humano. II.2 Ovidio y las Metamorfosis.Ovidio (Sulmona, Italia, 20 de marzo del año 43 a.C. – Tomi (Constanza, Rumanía), año 17 d.C.) es uno de los grandes poetas latinos de la época de Augusto. Poeta del amor, de los dioses y del dolor del exilio. Ovidio escribe su obra maestra, las Metamorfosis, a los 45 años. Es el conjunto de relatos mitológicos más interesante que nos ha legado la Antigüedad Clásica y ha tenido una importancia decisiva en la producción narrativa de los mejores artistas de todos los tiempos. Demostrarlo es muy sencillo. Bata con yuxtaponer, por ejemplo, el texto de Metamorfosis, I, 540 y ss., el Soneto XIII de Garcilaso de la Vega y la bellísima escultura de Bernini de la romana Galleria Borghese, y ponerles de fondo la hermosa cantata de Georg Friedrich Haendel. II.3 Dédalo.Dédalo es un imaginativo, hábil y orgulloso artesano ateniense, al que no le asusta el diseño del artilugio o del edificio o de la instalación más complicados. Por orgullo profesional mal entendido comete un crimen y debe partir desterrado de Atenas. Minos lo retiene, primero, a su servicio en Creta y luego, después del “asuntillo” del Minotauro, como su prisionero. II.4 El Dédalo del relato o una historia práctica de las consecuencias contrapuestas del uso y del abuso de la libertad.Dédalo quiere recobrar la libertad y volver a su patria. Conoce bien el poder de Minos en la tierra y el mar y comprende que su única salida es huir volando por el cielo. A nadie antes se le había ocurrido tal cosa porque parecía evidente que la sabia Naturaleza había decretado que los hombres fuesen capaces de casi todo, pero desde luego no de volar. Dédalo no se arredra por ello y decide ponerse a pensar para conseguir lo aparentemente imposible: revolucionar la naturaleza sometiéndola a sus deseos mediante la invención de insólitas soluciones técnicas (“artes ignotas”) para conseguir que los humanos vuelen como desde siempre lo han hecho los pájaros. Dédalo, que es un inteligente observador, parte de un supuesto básico: lo nuevo más útil, y por lo tanto más revolucionario, es robarle sus secretos a la Naturaleza para conseguir lo que la Naturaleza se empeña en impedirnos que hagamos. La “imitación de la Naturaleza”, la Ciencia—el conocimiento de cómo funciona de verdad la Naturaleza— es la fuente inagotable de la tecnología más revolucionaria. Para que los humanos vuelen, les son necesarias unas alas; unas alas manejadas como lo hacen los virtuosos del vuelo: los pájaros. Si quieren volar, los hombres deberán imitar a los pájaros. (“atque ita compositas parvo curvamine flectit,/ ut veras imitetur aves.”) “Volar” es la expresión humana más radical de la libertad. En la Sonatina, ese precioso y siempre maltratado poema del más que genial Rubén Darío, esto se dice de manera inolvidable:
Para ser libre, Dédalo, usando la inteligencia y trabajando con las manos, tiene que lograr convertirse en pájaro. Ovidio nos describe el proceso de fabricación del artilugio para volar, el par de alas artificiales, y su primera prueba experimental que es todo un éxito. Dédalo—¡¡¡ Mucho ojo!!!— en este aparente cuento fantástico, se convierte en el modelo del científico y del técnico que a base de ciencia racional y de buen oficio vencen las trabas de la Naturaleza y la prepotencia de los poderosos—nos hacen más libres y más felices— construyendo cada vez más útiles e invencibles máquinas. Pero con Dédalo está su hijo pequeño y necesita llevárselo consigo. Ícaro, el chiquillo, ajeno por la natural incapacidad de su edad a lo que se trae entre manos su padre, se dedica a jugar irresponsablemente con las plumas y la cera. Dédalo, es un adulto maduro y experimentado. Sabe por propia experiencia que la libertad no es hacer irracionalmente lo que a uno le dé la realísima gana. La libertad consiste en conseguir lo que uno quiere, pero sometiéndose a las leyes que inexorablemente imponen la Realidad y la sana convivencia. La libertad debe ser siempre responsable. Debe tener muy en cuenta las consecuencias físicas y las morales que puede acarrear su ejercicio. Dédalo es un buen padre, un educador natural nato. Al niño le advierte, explicándoselo razonadamente, el cuidado que debe tener en seguir siempre la más adecuada ruta de vuelo. Le aconseja que siga su ejemplo. Le enseña a manejar las alas y se las coloca en los hombros. Dédalo es un modelo también de padre y de maestro, de transmisor del conocimiento moral y, a la vez, del conocimiento científico y técnico. Y Ovidio subraya con una bella comparación, obtenida en el mundo de las aves, que en esto también es Dédalo un puro imitador de la Naturaleza. Dédalo es como un pájaro que enseña a volar a su cría. Pero el inconsciente e inmaduro crío, en un determinado momento, se cree omnipotente, dueño absoluto de su artilugio y de su gusto, y se lanza por libre a la conquista del inmenso cielo. Y pasa lo que inevitablemente tiene que pasar. La desobediencia irracional le lleva a quebrantar las inflexibles leyes de la cazurra Naturaleza, se queda sin alas y se precipita al mar, donde perece sin que nadie, ni su impotente padre, pueda salvarle. Dédalo lamenta que su invento, la útil máquina que a los ignorantes espectadores les parece convertirlo en un dios, haya sido la tentación que le haya hecho perder a su ser más querido. ¡¡¡Mala cosa el que los humanos lleguemos a creernos que somos omnipotentes y despóticos dioses a quienes todo, absolutamente todo, les está permitido!!! Las consecuencias son siempre mortales de necesidad. IV) Conclusiones
Resumiendo. En esta entretenida historia mitológica, como quien no quiere la cosa, o sea: entreteniendo, deleitando e instruyendo—como en el más ilustrado siglo XVIII— se nos ha enseñado: —Cuál es el verdadero origen de la Ciencia y la Técnica: el conocimiento e imitación de la Naturaleza. — Para qué sirven la Ciencia y la Técnica: para hacernos más libres y felices, librándonos de las trabas de la Naturaleza y de la prepotencia de los poderosos. —Cómo debemos usar de nuestra libertad, ayudada por una Ciencia y una Técnica, amorales en sí mismas, pero susceptibles de ser bien o mal utilizadas. El malo no es el cuchillo, sino quien lo usa. —Cómo debemos educar a nuestros hijos transmitiéndoles, a la vez, la útil sabiduría moral, acumulada durante generaciones, y los modernos saberes científicos y técnicos. Tradición y progreso son las dos caras de la misma y única moneda. —Cuál es la misión de la verdadera y natural autoridad paterna: el ser ejemplo y tutor (los que van por delante, abriendo el camino) de sus hijos. — A qué resultados tan distintos conducen el buen uso y el abuso de la libertad. — Y todo ello, en un tono estrictamente laico y secularizado. Bibliografía
Ruiz de Elvira Prieto, Antonio, Mitología Clásica, Prólogo de Vicente Cristóbal, 3ª edición, Madrid: Editorial Gredos, 2011. Ovidio, Metamorfosis; texto revisado y traducido por Antonio Ruiz de Elvira, Madrid: CSIC, 1988, 3 vols. Ovidio, Metamorfosis; traducción de Consuelo Álvarez y Rosa Mª Iglesias, Madrid: Ediciones Cátedra, 1995. Para seguir leyendo a Ovidio: Ovidio, Tristezas, I, 3. Texto, traducción y comentarios ... www.bibliotecagonzalodeberceo.com/berceo/antoninoperez/ovidiotristezas.htm
Madrid, Final de curso, 2013.
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