Contenido.

1.- Un dato más para la Historia de la Estupidez Humana.

1.1.- 2012, fin del mundo.

1.1.1,- La razón económica

1.1.2.- Las otras razones.

1.1.2.1.-El morbo.

1.1.2.2.-El irracionalismo romántico.

1.1.2.3.-- La manía de ver símbolos por todas partes.

1.1.2.4.- El insensato prestigio de lo mágico.

2.- No es la primera vez.

2.1.- La ideíta del buenazo de  Billy

2.2.- El éxito de un repetido fracaso.

2.3.-El incomprensible empecinamiento en el fracaso.

3.- 1960, el año fatal.

3.1.- Una tarde de 1 de noviembre.

3.2.- Monseñor Leoncio Fernández Galilea.

3.3.- Lo que decía aquella revista religiosa.

3.3.1.- La ?guerra fría?.

3.3.2.- El miedo atómico.

3.3.3.- La carrera espacial.

3.3.4.- El secreto de Fátima.

3.4.- Conclusión.

4.- El caso del año 2000.

4.1.-Nada más difícil de ver que una evidencia.

4.2.- Por fin una década de paz.

4.3.- Los terrores del año 2000.

4.3.1.- Los terrores astronómicos.

4.3.2.- Los terrores tecnológicos.

4.3.3.- Los terrores ecológicos.

4.4.-El eclipse del 11 de agosto.

4.4.1.- Los hechos.

4.4. 2.- La histeria del 11 de agosto

4.4. 3.- La verdad de lo que pasó.

1.- Un dato más para la Historia de la Estupidez Humana.

1.1.- 2012, fin del mundo.

Hay sandeces que periódicamente vuelven a ser tomadas en serio, aunque todos estamos convencidos de su absoluta necedad. Una de ellas es la monserga de que es inminente la llegada del fin del mundo.

Si se le pide a Google información sobre ?fin del mundo 2012?, en 0,13 segundos, pone a nuestra disposición aproximadamente 962.000 resultados. Que hay gente que se lo está tomando en serio lo prueba la noticia de Europa Press actualizada el lunes 24/05/2010 a las 14:27 horas: ?Miembros del Grupo de Supervivencia de España 2012 (G.S.E. 2012) están construyendo un refugio atómico colectivo en un lugar de la sierra de Madrid para protegerse de los augurios apocalípticos, que determinan que el fin del mundo acontecerá el 21 de diciembre de 2012, y en caso de que no se produzca en esa fecha, poder contar con un búnker para protegerse de un posible ataque de guerra, biológico o nuclear o desastres naturales como tsunamis, terremotos, tormentas solares y erupciones volcánicas.?

Parece que el fundamento de la alarma está esta vez en el calendario Maya. Los especialistas en la historia de la civilización maya se han apresurado a protestar por el intrusismo profesional de unos indocumentados que nada saben de tan ilustre pueblo. Pero, naturalmente, nadie les hace caso. Todo el mundo cree estar al cabo de la calle de que los científicos de verdad son muy aburridos y no se enteran nunca de nada interesante. Son mucho más imaginativos, apasionados y apasionantes los especialistas en el ?misterio?. Añádase además que el fin del mundo sería el castigo merecido por la especie humana a causa de su comportamiento destructor del planeta. Detrás estaría la teoría del calentamiento global, del cambio climático, etc., etc.

1.1.1,- La razón económica

Judith de Jorge publicaba en ABC.es, también el lunes 24/05/2010, un muy sensato reportaje sobre la patraña que nos ocupa. Lo terminaba con esta aclaradora reflexión:

?Ahora hablemos de negocios. El rumor del fin del mundo en 2012 ha venido muy bien a una serie de aprovechados. Actualmente hay 400 libros que hablan sobre el tema en Amazon (vamos a suponer que algunos títulos quieren desenmascarar a los timadores) y las webs sobre el asunto se han multiplicado como setas. La más flagrante, según denuncia Morrison[1], ha sido una falsa web de ciencia lanzada por los promotores del filme «2012». El sitio, un montaje publicitario, aseguraba haber sido creado por una ficticia Institución para la Continuidad Humana, dedicada a la investigación científica con una única misión: la supervivencia de la Humanidad. El contenido se las trae: asegura que el Instituto fue fundado en 1978 por líderes internacionales de gobiernos, la esfera económica y la ciencia. Llegan a decir que en 2004 los científicos confirmaron la existencia, con un 94% de probabilidades, de que el mundo sería destruido en 2012. Es cierto que lleva la firma de Sony Pictures, pero qué apostamos a que más de uno se lo ha tragado.

Esta técnica de marketing viral, llamada así porque se expande como los virus informáticos, no es inocente. Busca resultados económicos bajo una mentira, pero sus efectos no son sólo hacernos quedar como tontos, sino que confunden a muchas personas y pueden generar temores innecesarios. Hace unas semanas, una compañía telefónica utilizaba una técnica parecida, muy controvertida por sus implicaciones éticas, para darse a conocer. Y bien que lo consiguió. Difundió el bulo de que un meteorito había caído en Letonia. Por unas horas, todos lo creímos, los medios de comunicación los primeros, e incluso se movilizaron bomberos, policía y científicos hasta el lugar de los hechos. Pero eso no es lo peor que puede pasarnos. Si tuviera un familiar viviendo cerca del lugar del impacto, ¿no se sentiría preocupado??

1.1.2.- Las otras razones.

Concluyendo. Una vez más estamos en lo de siempre: ?Stultorum infinitus est numerus?[2], o mejor, dado que estos temas atraen a los necios más que los primaverales ramos verdes a las inquietas cabras, ?la turba de los tontos concitando?[3] que era el efecto que decía Jovellanos que lograba el provocativo dejarse ver por el Prado de la casquivana Alcinda[4]. Las razones son las de siempre.

1.1.2.1.-El morbo.

La primera es el morbo. Los humanos no somos animales racionales. Somos animales que podemos llegar a ser racionales si nos lo proponemos, pero eso rara vez ocurre. Lo nuestro no es el la razón, la reflexión, el pensamiento. Lo nuestro son los sentimientos o mejor, las sensaciones fuertes. Y ¿qué sensación más fuerte que presentir la cercanía del final del mundo?

1.1.2.2.-El irracionalismo romántico.

Luego está el mortal aburrimiento que a los humanos nos produce lo normal, lo ordenado, lo objetivo, lo debido, lo sano y saludable. Lo nuestro es lo romántico: la osadía sin límite[5], la libertad absoluta,[6] la trasgresión más placentera por inimaginable,[7] el danzar sobre el filo de la navaja, el ?vivere pericolosamente?[8]. ¿Qué emoción más fuerte que vivir el riesgo de que esta vez sí sea verdad que el fin del mundo se nos echa encima?

1.1.2.3.-- La manía de ver símbolos por todas partes.

Por último, como la complejidad de la realidad y su negativa a dejarse conocer y manejar, chocan frontalmente con nuestra curiosidad, con nuestro deseo de saber y con nuestra ansia de dominio, nuestra imaginación se ha desarrollado y nos ha convertido en ?interpretes de símbolos?, en seres capaces de imaginar cómo son realmente las cosas más allá de las apariencias que nos ofrecen. Por el humo intuimos el fuego, por analogía con lo que vemos, somos capaces de imaginar lo que nos es imposible comprender. [9]Pero el abuso de esta genial capacidad de hacer del símbolo un instrumento de conocimiento y de comunicación tiene un peligro: la manía de la interpretación, la atracción de lo irracional, de lo misterioso, de lo oculto, de lo secreto, de lo místico, de lo esotérico.

1.1.2.4.- El insensato prestigio de lo mágico.

Y lo peor de todo es el desprestigio del frío, metódico, disciplinado y exigente conocimiento científico ante el imaginativo y apasionado, pero falso, conocimiento mágico. No queremos entender que la vida, toda la vida, es lisa y llana ?libre competencia?; esfuerzo, astucia, pelea, espíritu de superación. ?Militia es uita hominis super terram?, según el muy sabio Libro de Job. El mundo no está hecho para vagos, perezosos e indolentes.

Y es que lo que no nos va es calentarnos la cabeza, esforzarnos por comprender y trabajar por llevar a la práctica lo bien aprendido. Lo que nos va es la simplificación de los problemas y el buscar a alguien o algo que nos saque las castañas del fuego y encima nos divierta con ello. Por eso la astrología es más práctica y más interesante que la astronomía. Por eso se sigue creyendo en los horóscopos. Lo cual no le causa el menor empacho a la inmensa mayoría. Y así nos va.

2.- No es la primera vez.

2.1.- La ideíta del buenazo de  Billy

El anuncio de la inminencia del fin del Mundo no nos coge por sorpresa. Podemos remontarnos, como poco, al s. XIX.  William Miller era un campesino norteamericano. En sus ratos de ocio se dedicaba a "estudiar" las Escrituras y "encontró" en el libro de Daniel los datos-clave que le llevaron a concluir que el 21 de marzo de 1844 ocurriría la segunda llegada de Jesucristo y el fin del mundo. Se dedicó a predicar estas "grandes" revelaciones y reunió un gran número de seguidores, que cuando llegó el momento dado y no pasó nada, lejos de desilusionarse, "rectificaron" los cálculos de su maestro (que por cierto, reconoció públicamente que se equivocó) y fijaron la tan esperada fecha 6 meses después. Pero, tampoco pasó nada.

2.2.- El éxito de un repetido fracaso.

Miller fracasó, pero su idea fue recogida por organizaciones religiosas decididamente apocalípticas como los Adventistas del Séptimo Día y los Testigos de Jehová. Los Testigos de Jehová afirman como Verdad Absoluta que son una gran familia mundial y que serán los únicos que sobrevivirán a la destrucción que pondrá fin al mundo. Pero el fin del mundo ya ha sido anunciado por ellos en varias ocasiones, todas fallidas. Primero se anunció para 1879, luego para 1889; más tarde la fecha límite se fijó en 1914 y, en un último intento, Russell quiso que fuera en 1918. Todas estas fechas fueron anunciadas a bombo y platillo y más tarde corregidas consecuentemente con el argumento de que no eran errores sino  el producto de "un proceso de iluminación continuo de parte de Dios". El segundo presidente de la organización, John F. Rutherford fue el último de sus dirigentes en ponerle fecha al día final, fijándolo inútilmente en 1925. Los Testigos de Jehová siguen de vez en cuando intentando adivinar cuándo va a suceder el fin del mundo que, a pesar de todo, sigue sin llegar. Más prudentes, pero no menos fervorosos apocalípticos son los Adventistas del Séptimo Día.

2.3.-El incomprensible empecinamiento en el fracaso.

Voy a limitarme a enumerar algunos anuncios del fin del mundo que se han ido produciendo en el transcurso de mi no larga vida. Luego me detendré en 1960 y en el año 2000. En 1960 tuvo éxito la creencia de que el 14 de junio se produciría el advenimiento del fin del mundo a consecuencia de la explosión fortuita de una bomba atómica. En 1962 cundió la preocupación por los efectos que podría causar la conjunción de los ocho planetas del Sistema Solar el 2 de febrero. Astrólogos y videntes fomentaron una cierta histeria colectiva, sembrando sin motivo la sospecha de que ello podría descompensar el equilibrio de fuerzas de atracción entre los distintos planetas.
Varios profetas de catástrofes norteamericanos, utilizando la televisión como púlpito o como circo mediático, fijaron la fecha del fin del mundo el 2 de diciembre de 1967, el 20 de febrero de 1969 y en el transcurso del mes de septiembre de 1975, pero nada ocurrió.

Al acercarse el fin del segundo milenio se hicieron más frecuentes los anuncios apocalípticos. En 1998 la disculpa fue que, según algunos eruditos, Jesucristo había muerto en la semana MCMXCVIII de su vida. El vidente Criswell, pronosticó que el fin del mundo llegaría en 1999, cuando un choque con otro planeta haría a la Tierra precipitarse en el Sol.

En el 2000 los profetas del apocalipsis florecieron como prados en primavera.  Desde el famoso diseñador de moda, Paco Rabanne que, fiado de  Nostradamus al que aseguraba comprender muy bien, anunció que el 2000 era el año del final y que la señal precursora sería la destrucción de la ciudad de París al precipitarse un meteorito sobre ella; hasta los eternos profetas de catástrofes preocupados por el ?efecto 2000? que, según ellos, podía convertir a la informática en el eficaz causante si no del final del mundo, si al menos, de su vuelta a la más obscura edad pretecnológica. Añádase todo el revival milenarista.

3.- 1960, el año fatal.

3.1.- Una tarde de 1 de noviembre.

Fue, en Manjarrés, algunos años antes, hacia el 56 ó 57, cuando el miedo a la llegada del fin del mundo en forma de apocalipsis nuclear se metió en mi alma adolescente.

Era una lluviosa y fría tarde, en vísperas del día de difuntos. Había llegado a casa un ejemplar de una revista de los claretianos y en ella había leído mi madre un largo reportaje sobre las diversas circunstancias que estaban facilitando en aquellos momentos el éxito del rumor de que 1960 sería el año del fin del mundo. El artículo lo comentó ampliamente mi madre con algunas vecinas que se habían juntado en mi casa para pasar la tarde, como ocurría cada vez que alguna de ellas tenía que coser o bordar algo especial. La conversación surgió a tono con el ambiente, pero también porque les inquietaba el asunto. La revista estuvo algunos días más en casa y pude echarle una detenida ojeada.

La conversación le iba ?que ni pintada? a aquella maldita tarde desapacible en la que por la escasa y mortecina luz de invierno incipiente, por la cruel certeza de que las campanas, un año más, llenarían la tarde y la noche fatídicas tocando a muerto y por la omnipresencia de los crisantemos, recién cortados para confeccionar las coronas funerarias, se hacía verdad el hermoso verso de Lorca: ?Lo demás era muerte y sólo muerte / a las cinco de la tarde??[10]  

¡El anuncio del inminente juicio final?por achicharramiento atómico? le ponía una guinda adecuada a tan apetitosa tarta! Pero vayamos a los antecedentes.

3.2.- Monseñor Leoncio Fernández Galilea.

Al dar la noticia de su muerte, la agencia Cifra informaba de que monseñor Leoncio Fernández Galilea C.M.f. nació el 13 de enero de 1882, en Tosos (Zaragoza). Profesó con votos perpetuos de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (claretianos) en Vich el 8 de septiembre de 1908. Cursó la carrera eclesiástica en la ex Universidad de Cervera (Lérida). Se ordenó sacerdote el 17 de junio de 1916. Partió para las misiones de la Guinea española el 17 de junio de 1917. Fue nombrado vicario apostólico de Fernando Poo y obispo titular de Ariasso el 18 de junio de 1935 y consagrado obispo el 29 de septiembre del mismo año. Murió en Santa Isabel de Fernando Poo, capital de los territorios españoles del golfo de Guinea, a las 2'45 horas del día 15 de febrero de 1957, a los 65 años de edad.

Terminaba la necrológica con este exacto elogio:

?Pasó 40 años de misionero en la Guinea española y 21 largos de obispo. Fue religioso observantísimo y sacerdote ejemplar, misionero celoso, trabajador hasta el agotamiento, gran etnólogo y fecundo escritor, conocedor como pocos de las costumbres y de las lenguas del país, que hablaba a la perfección, además de varias lenguas europeas.?[11]

No creas, sufrido lector, que me he ido por los cerros de Úbeda. Monseñor Leoncio Fernández Galilea estaba tan ligado por lazos familiares a Manjarrés que nada más y nada menos que Diego Ochagavía Fernández[12] afirmó que era natural del lugar, cosa que no es exacta. La verdad era que en Manjarrés vivía su familia más directa. De la tertulia de mi madre, aquella tarde, formaba parte alguien muy cualificado de esa familia que era la persona que había traído a mi casa la referida revista claretiana.[13]

3.3.- Lo que decía aquella revista religiosa.

La verdad es que llovía sobre mojado. Tres de los vecinos de la calle en la que vivíamos, uno de ellos mi padre, pagaban conjuntamente la suscripción a El Español, una revista de actualidad con buenas fotografías y mejores reportajes por la que nos íbamos enterando de lo que se cocía en el mundo. Y ya sabíamos bastante de la Guerra Fría y de la escalada nuclear, tanto americana como rusa. Pero  el reportaje de la revista claretiana añadía a estas dos permanentes fuentes de preocupación un importante elemento muy inquietante que era el verdadero meollo, el detonante de la crisis: el ?tercer secreto de Fátima?.

Recuerdo bien que  al final del artículo había un friso de pequeñas fotografías: la del centro era una imagen piadosa del Corazón de María (versión claretiana), flanqueada por una fotografía de los pastorcitos de Fátima, otra  del Kremlin, y, parece que lo estoy viendo, por un retrato de Einstein, uno de los primeros que recuerdo, y por la aterradora fotografía de un espectacular ?hongo? atómico. Vayamos por partes.

3.3.1.- La ?guerra fría?.

La ?guerra fría? fue reconocida como tal en el celebérrimo discurso de Wiston Churchill pronunciado en el Westminster College, Fulton, Missouri, el 5 de marzo de 1946. La  imposición por la fuerza del sistema comunista soviético a todas las naciones europeas liberadas por el Ejército Rojo fue la primera señal de alarma. La repercusión del Golpe de Praga (25 de febrero de 1948)[14] en Occidente fue enorme. La temida guerra con la URSS era una ya algo más que una preocupante amenaza.

Un anticipo había sido el hecho de que el 12 de julio de 1947 había comenzado a tomar cuerpo el Plan Marshall, del que se había excluido a sí misma la URSS y había persuadido a todos sus satélites para que hicieran lo mismo. Finlandia tomó la misma decisión para no incomodar a su muy peligroso vecino. España, dado su muy peculiar régimen político, no fue invitada.

Pero no fue eso lo más grave. El bloqueo de Berlín (24 de junio de 1948 - 12 de mayo de 1949) fue la primera gran batalla de la ?guerra fría?. El 26 de agosto de 1949 se constituiría la OTAN como organización defensiva del Mundo Libre. España no pudo formar parte de ella, dado el neto carácter antiliberal de su régimen político.

Después vino la guerra en serio. El 1 de octubre de 1949, con pleno apoyo soviético, surgiría la República Popular China. En junio de 1950 estalló la Guerra de Corea que no finalizó hasta julio de 1953, dejando la situación en tablas. El 26 de setiembre de 1953 se firmaban los convenios hispano-norteamericanos de ayuda económica, técnica y militar. 

 El 5 marzo de 1953 moría Stalin, pero la situación no mejoró. El 16 ? 17 de junio de 1953 los tanques soviéticos aplastan las huelgas obreras de Berlín Este y la RDA. Del 23 de octubre al 10 de noviembre de 1956 duró la rebelión popular anticomunista de Hungría que fue sofocada sin miramiento ninguno. Occidente, para no complicar las cosas, miró para otro lado.

El 13 de agosto de 1961, Occidente seguiría mirando para otro lado ante la construcción del muro de Berlín que se mantendría en pie hasta el 9 de noviembre de 1989 llevando a la muerte a los berlineses orientales que intentaban superarlo para conseguir la libertad.

Pero el enfrentamiento directo entre las dos superpotencias no tardaría en llegar. En 1959 había triunfado en Cuba la revolución nacionalista de Fidel Castro. El enfrentamiento del régimen cubano con los EEUU fue inmediato. Una fallida invasión de emigrados anticastristas en Bahía de Cochinos o Playa Girón sucedió en abril de 1961. Castro reaccionó poniéndose al servicio de la URSS que procedió a establecer bases de misiles nucleares soviéticos en territorio cubano.

El 22 de octubre de 1962, con el apoyo claro de sus aliados occidentales, Kennedy toma una medida de gran dureza: establece una "cuarentena defensiva", es decir, un bloqueo de la isla, desplegando unidades navales y aviones de combate en torno a Cuba. Si los navíos soviéticos intentaban forzar el bloqueo, el conflicto armado entre las dos superpotencias estaba servido.

Fue el momento de la guerra fría en que más cerca se estuvo del enfrentamiento directo entre la URSS y EEUU y de la hecatombe nuclear. Finalmente, tras negociaciones secretas, Kruschev lanza una propuesta aceptada por Kennedy: la URSS retiraría sus misiles de Cuba a cambio del compromiso norteamericano de no invadir la isla y de la retirada de los misiles Júpiter que EE.UU. tenía desplegados en Turquía. Al mes siguiente la URSS desmonta y repatría su material bélico ofensivo y EE.UU. levanta el bloqueo.

La tensión de los seis días que transcurrieron entre el 22 y el 28 de octubre de 1962, la recuerdo muy bien. En el Seminario Menor de Logroño uno de nuestros profesores se había hecho con uno de los primeros transistores y entre clase y clase nos dejaba escuchar con él las últimas noticias sobre cómo iba funcionando el bloqueo. Así, años después, me di cuenta de que en la película ?Trece Días? (16 ? 29 de octubre de 1962) la tensión de los incidentes del bloqueo estaban contados como yo los había vivido.

3.3.2.- El miedo atómico.

Durante toda la guerra fría la paz sólo fue el fruto del equilibrio en la posesión de un armamento nuclear cada vez más capaz de hacer trizas el planeta. Esa es la amarga y desoladora verdad. Las potentísimas armas atómicas garantizaban que si se llegaba al extremo, no habría ni vencedores ni vencidos. Toda la humanidad pasaría en segundos al reino de los muertos. El miedo atómico, el pánico nuclear, fue una muy amarga realidad.

He aquí resumida la relación de los sucesivos peldaños subidos hasta 1963 por las dos superpotencias en la escalada nuclear para lograr seguir siendo recíprocamente temidas.

·         1945: Estados Unidos probó la primera bomba atómica en Alamogordo, Nuevo México; el 6 de agosto la lanzó sobre Hiroshima y el 9 sobre Nagasaki.

·         1949: El 29 de agosto de 1949 la URSS experimentó su primera bomba atómica. De repente, el monopolio atómico norteamericano había desaparecido, y había ocurrido mucho antes de lo que la mayoría de los analistas habían pronosticado.

·         1952: Gran Bretaña probó su primera bomba atómica. Estados Unidos consiguió su primera bomba termonuclear (bomba H), pero el avance no le sirvió de nada. En  1953 la URSS probó también su bomba H.

·         1953: EEUU construye los bombarderos estratégicos B-52. Tampoco adelantó nada. En

·         1954 la URSS contaba con un prototipo de bombardero similar.

·         1958: Están disponibles los primeros IRBM (misiles balísticos de alcance medio): los SS-4 soviéticos y los Thor, estadounidenses.

·         1960-61: Francia prueba su bomba atómica. Estados Unidos cuenta con misiles Polaris, lanzados desde un submarino. Se despliegan los primeros ICBM (misiles intercontinentales), los soviéticos SS-6 y los USA, Atlas y Titán.

·         1963: Estados Unidos refuerza su arsenal ICBM con dos Minuteman I y Titán II. La URSS también, con los SS-7 y SS-8.

3.3.3.- La carrera espacial.

Dentro de la guerra fría, la carrera espacial cubría cuatro objetivos muy claros: sus éxitos conferían el máximo prestigio y eran por lo tanto la más convincente propaganda. Su tecnología facilitaba el más eficaz espionaje y ayudaba a lograr un armamento más temible. En 1960 la URSS llevaba las de ganar a la hora de dar titulares a los periódicos.

El 4 de octubre de 1957 la Unión Soviética lanzaba al espacio el Sputnik 1, el primer satélite artificial de la historia. Estados Unidos quedó conmocionado. Wall Street bajó y el New York Times afirmó que el país se encontraba en una "carrera por la supervivencia". Más aún, el científico norteamericano George P. Rice llegó a escribir que, a menos que hubiera un inmediato cambio de actitud, era "razonable esperar que no más tarde de 1975 los Estados Unidos serían parte de la URSS", según cita Ricardo Artola en su libro La Carrera espacial.

El Sputnik fue el pistoletazo de salida para una disputada carrera que ocupó los doce años siguientes. Los soviéticos lograron ser los primeros en el logro de todos los éxitos, menos en el caso del más importante, llegar a la luna.

·         La URSS mandó al primer ser vivo al espacio, la perrita Laika (3 de noviembre de 1957).

·         Realizó el primer lanzamiento tripulado, (la nave Vostok 1, comandada por Yuri Gagarin, 12 de abril 1961).

·         Mandó al espacio a la primera mujer. El 16 de junio de 1963, Valentina Vladímirovna Tereshkova, de 26 años y a bordo del Vostok 6;

·         Realizó el primer paseo espacial, Alexei Leonovo realizó la primera caminata espacial, en la sonda espacial Vostok 2. Marzo de 1965.

El lanzamiento del Sputnik fue un verdadero aldabonazo en la conciencia de seguridad norteamericana. Nada más llegar al poder, Kennedy lanzó el programa "Apollo" para recuperar el retraso acumulado en el terreno de los ingenios balísticos ("Missile gap"). Los norteamericanos pronto sobrepasaron a la URSS en ese terreno, en 1963 había 500 misiles intercontinentales norteamericanos por 100 soviéticos, y consiguieron poner al primer hombre en la luna en 1969.

3.3.4.- El secreto de Fátima.

Tengo yo muy claro que eso de las apariciones y los milagros es un simple problema de autosugestión personal y de sugestión colectiva. Tiene todo que ver con alucinaciones, espejismos y demás formas de ilusión y engaño. Pero dejando esto aparte, sí recuerdo que desde fechas muy tempranas, Fátima se convirtió en un muy potente altavoz anticomunista[15] del  catolicismo más tradicional, y en una muy abundante fuente de terrores apocalípticos. Todo queda  muy claro si recordamos la entrevista que concedió sor Lucia al padre Agostino Fuentes en 1958[16]. El famoso ?tercer secreto? todos sospechaban que reunía ambas características y  era precisamente 1960 la primera fecha en la que podía ser publicado. Pero el Vaticano se negó a hacerlo y esa negativa fortaleció el convencimiento de que en él se contenía efectivamente el anuncio de un muy próximo fin del mundo.

3.4.- Conclusión.

Estas fueron las circunstancias que propiciaron el que los eternos profetas de catástrofes se empeñaran en hacer de 1960 el año predestinado para ser el de la llegada del fin del mundo. Como es bien sabido, anocheció el 14 de junio de 1960 y no había pasado nada.

Cuando sí estuvo a punto de pasar fue un poco más adelante, entre el 22 y el 29 de octubre de 1962, en la crisis de los misiles rusos en Cuba, y esa semana sí sentí miedo real, miedo objetivo, nacido de la conciencia de que aquella situación internacional era absolutamente intolerable. El ?mito? del fin del mundo empezó a convertirse en ?logos?, en comprensión racional del terrible mundo que nos rodeaba.

4.- El caso del año 2000.

4.1.-Nada más difícil de ver que una evidencia.

No creo que sea muy difícil entender que un eclipse de luna se debe a la interposición de la tierra entre el sol y la luna  y que un eclipse de sol sucede cuando es la luna la que lo hace entre el sol y la tierra.

Tampoco creo que sea muy difícil de explicar que una década comienza necesariamente el año 1 y termina el 10, un siglo va del 1 al 100 y un milenio, del 1 al 1000. Igual que 100 ? son 100 ? y no lo son 99 ?, de la misma manera que una docena de huevos son 12 huevos y no 11 ni 10.

Pues todo lo que ustedes quieran, pero en el año 2000 se juntó un eclipse de sol y el ser el pretendido ?primer? año del tercer milenio y se armó la de Dios es Cristo.

4.2.- Por fin una década de paz.

En 1989, en medio de una arrolladora revolución pacífica, cae el muro de Berlín. En 1991 desaparece la URSS y vemos realizada por fin la esperanza de un mudo tranquilo, libre de amenazas totalitarias.

Tanto es así que 1989, para  Francis Fukuyama?al igual que, después de la batalla de Jena, 1806 lo fue para Hegel?es el fin de la Historia, en el sentido de que se ha acabado la situación que hasta ese momento generaba el devenir histórico: la diversidad y confrontación de regímenes políticos y económicos, tal como hasta ese momento los conocíamos y los vivíamos. Fukuyama proclama la definitiva derrota del socialismo y la victoria final del capitalismo como único sistema económico valido y del liberalismo como único sistema político viable.

De ese plácido sueño nos despertaría, sin misericordia ni compasión, el abominable atentado terrorista del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York. El totalitarismo teocrático islámico se revelaría brutalmente como el sucesor de la amenaza comunista.

4.3.- Los terrores del año 2000.

Pero los terrores del año 2000 nada tenían que ver con Bin Laden, del que nadie se acordaba por entonces. Tenían que ver con un ?revival? de los más rancios y falsos terrores milenaristas[17], pero que fundamentaban su credibilidad en ciertas aparentes circunstancias preocupantes.

4.3.1.- Los terrores astronómicos.

Hubo, por ejemplo, un  acontecimiento astronómico que desató toda clase de especulaciones en el mundo de la pseudociencia. Fue la conjunción del 5 de mayo del 2000 que situó a los seis primeros planetas y al Sol en una línea más o menos recta, en el siguiente orden: Tierra, Sol, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno.  Richard W. Noone, defendió la hipótesis de que tal alineación planetaria haría que la Tierra cambiase la posición de su eje de rotación, y el hielo del Polo Sur se esparciera por toda el mundo, creando un gran desastre. La verdad es que, la atracción total de todos los planetas durante la conjunción fue de unas 200 veces menor que la de la Luna (astro involucrado en la conjunción) y cerca de 35.000 veces menor que la del Sol.

Hollywood ha popularizado un probable escenario apocalíptico: el impacto de un cuerpo celeste contra la Tierra. También se desataron los temores ante el descubrimiento de un asteroide bautizado como 1997XF11, que en el 2010 pasaría a menos de 1 millón de kilómetros de la Tierra.

4.3.2.- Los terrores tecnológicos.

No menos qué hablar dio un problema informático. Hablamos del llamado efecto 2000, un error de software causado por la decisión que habían adoptado los programadores para economizar memoria en el almacenamiento de fechas: el software sólo funcionaría durante los años cuyos nombres comenzaran con 19. Esto tendría como consecuencia que después del 31 de diciembre de 1999, a efectos informáticos, vendría el 1 de enero de 1900 en vez de 1 de enero de 2000. La prensa exageró las consecuencias del efecto 2000 y haciendo hincapié en la absoluta dependencia de la informática de todo el sistema financiero, del sector salud, las telecomunicaciones y la energía, pronosticó que las computadoras enloquecerían y desatarían el caos, provocando el colapso del mundo civilizado.

Otra amenaza parecía provenir del avance tecnológico, en concreto de la revolución robótica. Dada la eficacia de los robots, los avizoradores del futuro preveían fábricas completamente automatizadas en el 2010. Estimaban que en los Estados Unidos, poco a poco, se perdería, a causa de la automatización, casi el 75% de los puestos de trabajo, y la OIT aseguraba que los robots harán obsoletos a los obreros, sin importar lo calificados y experimentados que estén. Se suponía que hacia el 2020, los obreros sólo representarían el 2% de la población económicamente activa.

4.3.3.- Los terrores ecológicos.

El más radical pesimismo contemporáneo se basa en el firme convencimiento de que el aumento constante de población humana está consumiendo los recursos renovables y no renovables de la Tierra a causa de la creciente industrialización que inevitablemente produce la contaminación ambiental.

Esta contaminación es la responsable de que el planeta se esté calentando, lo que causa graves desequilibrios climáticos. Es cosa machaconamente repetida que las emisiones de dióxido de carbono producidas por las concentraciones urbanas e industriales contribuyen a intensificar el efecto invernadero  responsable del calentamiento global. Se supone que gracias al incremento de la temperatura, el clima ha tenido cambios relativamente intensos en los últimos años que han aumentando la capacidad destructora de huracanes, lluvias desmedidas y sequías intensas.

Se supone, además, que el aumento de población y el crecimiento de su desarrollo conllevan también inevitablemente la disminución de la biodiversidad y el aumento de la desertización.

Todo ello, se decía, se agravaría en los años siguientes al 2000.

4.4.-El eclipse del 11 de agosto.

4.4.1.- Los hechos.

El eclipse del 11 de agosto inició en el Océano Atlántico, a unos 640 km al este de la costa de Nueva Escocia (Canadá). Su primer contacto con tierra fue en Land's End, en el condado británico de Cornwall, en el suroeste de Gran Bretaña. De ahí, el área de totalidad cruzó el Canal de La Mancha y atravesó el norte de Francia, el sur de Alemania, Austria y Hungría. Abandonando el continente europeo en Rumania para internarse en el mar Negro y seguir por Turquía, Iraq, Irán, el sur de Pakistán y el centro de la India, hasta finalizar en el golfo de Bengala.

La franja de totalidad abarcó, entre otras ciudades, a Plymouth (Inglaterra), Reims (Francia), Luxemburgo, Munich (Alemania), Linz (Austria), Bucarest (Rumania), Ankara (Turquía) y Karachi (Pakistán).

El eclipse tuvo su máxima duración en la localidad rumana de Rimnicu Vilcea, a 140 km al oestenoroeste de Bucarest, con 2 minutos y 23 segundos.

Por el territorio que abarcó, ha sido considerado el eclipse más visto de la Historia. Aunque seguro que no fue el mejor visto. Una buena parte del territorio europeo estuvo cubierto por nubes, que en mayor o menor medida obstaculizaron su observación. Las regiones que mejor apreciaron el fenómeno fueron las zonas secas de Irán y Turquía.

De cualquier forma, incluso lo poco que se vio fue suficiente para desatar el entusiasmo absoluto. En París, el tráfico se paralizó y muchos fueron a la torre Eiffel, al Louvre y a otros lugares propicios para ver un eclipse que no fue total. Esto se repitió en muchas otras regiones europeas y asiáticas, hubiese o no totalidad. Los musulmanes oraron para celebrar la grandeza y el poder de Alá y los hinduistas se dedicaron a diversos rituales. Pero, no todo fue tan festivo y optimista.

4.4. 2.- La histeria del 11 de agosto.

El eclipse del 11 de agosto suscitó temores ancestrales. Pero, de la histeria milenarista del 11 de agosto 3 circunstancias fueron el detonante.

La primera de ellas es que a este eclipse precisamente se había referido concretamente el médico y profeta Miguel de Nostradamus, anunciando que en él ?del cielo vendrá el gran rey del terror?.

El rey del terror que baja del cielo fue identificado con el mismo eclipse; con la sonda Cassini, que hubo quien dijo que explotaría y esparciría una gran nube radiactiva por medio planeta; o, si hacemos caso al modisto Paco Rabanne, la estación espacial Mir, que debió haber caído sobre París, según una visión que tuvo en su juventud.

La segunda es que, precisamente al mismo tiempo que el eclipse, se presenta una configuración planetaria conocida en astrología como Gran Cruz Cósmica. Esta Cruz está formada por la posición aparente del Sol, la Luna y 5 planetas en el cielo. Los astrólogos sacaron de todo ello numerosas conclusiones y ninguna optimista precisamente.

Por último, hubo quien relacionó el eclipse con los terrores anunciados en el tercer secreto de Fátima. Allí se supone que se habla de horas de terrible e irreversible obscuridad?

4.4. 3.- La verdad de lo que pasó.

Yo presencié en Nájera el eclipse. Asistí al extrañado entusiasmo de los niños a los que cuidé para que no sufrieran daños en los ojos. En los mayores vi sorpresa, curiosidad, escepticismo o  temor, según la manera de ser y de pensar de cada cual. De todas maneras, para celebrar que el mundo seguía su camino, organizamos una estupenda comida, después de pasar la mañana con los ojos puestos en el sol. La hubiéramos organizado igual aunque no hubiera habido eclipse. De eso estoy muy seguro.