Introducción

 

Antes de entrar en la exposición del tema de esta comunicación, quisiera referirme brevemente a dos cuestiones claves previas. La primera es el prestigio del culto a los santos y a sus reliquias en la sociedad medieval. La segunda, la intención del autor de la Crónica Najerense[1] al escribir su obra.

 

 

A) Razones del culto a los santos y a sus reliquias

 

A pesar de lo que todavía nos quiere hacer creer la eficaz propaganda protestante[2], no era la devoción a los santos y a sus reliquias el centro de la religiosidad medieval, aunque sí es cierto que, dado el poder que se les atribuía, gozaron de una gran popularidad, tanta que a veces su culto cayó dentro de los límites de lo mágico y de la clara superstición[3].

No hay que insistir en que, para un cristiano, el negocio de la salvación de su alma es el más importante. Para ello necesita el perdón total de sus pecados que puede conseguir gracias a la intercesión de los santos o a las indulgencias unidas a su culto[4].

Es muy importante también hacer hincapié en la necesidad que una sociedad primitiva y subdesarrollada tiene de creer en los “milagros”. Es imposible que nosotros, constantes beneficiarios del asombroso desarrollo de la ciencia y de la tecnología, habitantes de un mundo definitivamente conformado por las inseparables realidades del liberalismo  y de la industrialización, podamos comprender la sociedad cristiana de mediados del s. XI en la que, carentes de todo ello, las gentes debían sobrevivir fiadas tan sólo de sus propias fuerzas físicas y anímicas y de la voluble suerte. Es desde esta situación de radical indefensión[5] de donde debemos partir para entender, en gran parte, el fenómeno del gran aprecio en que eran tenidos los santos y sus reliquias. Aprecio que sirvió, v. g., para convertirlos en instrumento de paz[6] cuando hizo falta.

No debemos olvidar tampoco la poderosa legitimación y el sólido prestigio que el poder político obtenía de la utilización del culto a los santos y de la protección dada a sus muy apreciadas reliquias[7]. Y tan poco los beneficios económicos que nobles y burgueses obtenían de las peregrinaciones a sus afamados santuarios.

Es muy importante, además, para nuestro trabajo recordar que Georges Duby, en 1967, subrayaba que nada más comenzar el siglo XI se da en Europa Occidental una muy abundante “cosecha de reliquias”. Isidro G. Bango Torviso, en 2007, vuelve a hacer notar que “durante el s. XI, Europa conocerá un extraordinario y renovador culto por las reliquias”, y explica detenidamente el fenómeno. Ni en Navarra ni en León – Castilla  pasaba nada que no estuviese pasando al mismo tiempo en toda la cristiandad occidental[8].

 

 

B) El libro III en el contexto de la CN

 

No creo que la llamada CN[9] sea un mero centón de textos de crónicas anteriores mal zurcidos con un objetivo puramente misceláneo.

Su autor organiza su obra en tres libros y hace progresar la información en ellos según un bien determinado plan:

 

- En el Libro I, que comprende desde la Creación del Mundo hasta la llegada del Islam a España, va convirtiendo la Historia Universal en Historia de España al ir centrando su interés en la época hispanovisigoda.

- El libro II entero está dedicado a la monarquía asturleonesa, heredera, para nuestro autor, de la legitimidad visigoda, que, a su vez, lo era de la romana. Al final del Libro II se nos anuncia la inminencia del paso de esta legitimidad al reino unido de León y Castilla.

- En el libro III nos comienza a contar la historia del reino unido de León y Castilla. Pero de ella sólo nos hará, sospecho que intencionadamente, el relato de los reinados de Fernando I y de Alfonso VI.

Y digo que “sospecho que intencionadamente” porque el autor de la CN no necesita más para demostrar su tesis y cumplir su objetivo. Efectivamente, si, como todo parece indicar, fueron los años inmediatamente anteriores a 1190 la fecha de la redacción de la CN, estaríamos a menos de 10 años del desastre de Alarcos.

En las tres décadas que separan la muerte de Alfonso VII el Emperador (21 de agosto de 1157) de la batalla de Alarcos (19 de julio de 1195), “los cinco reinos” cristianos se enzarzaron, en expresión de Fernando García de Cortázar, en una serie de querellas, invasiones y batallas que ensombrecieron sus relaciones y fronteras y los dejaron absolutamente indefensos ante cualquier amenaza exterior.

La locura fue tan grande que después de Alarcos, navarros y leoneses, aliados con los vencedores almohades, andaban intentando obtener ventajas a costa de la vencida Castilla. Sólo la seria amenaza común almohade los llevaría de nuevo, más o menos unidos, a proseguir “la tarea común” en las Navas de Tolosa (16 de julio de 1212).

En ese desastroso contexto, este inteligente, aunque a veces descuidado, escritor conservador que es el autor de la CN se esfuerza en recordarles a sus lectores los épicos orígenes de “la tarea común” que no es otra que  “la salvación de España”, y lucha por mantener viva la memoria[10] de que “el reino unido de León y Castilla” es la entidad política depositaria de la “vieja legitimidad”.

 Es precisamente en el Libro III donde relata el autor de la CN cómo tras ímprobos esfuerzos para conseguir la unidad de mando, Fernando I y, luego, Alfonso VI gobernaron el reino unido de León y Castilla y le dieron momentos de mítico esplendor.

El tratamiento descaradamente hagiográfico que da a la vida de los dos soberanos, a su obra y a su muerte demuestra que el autor los quiere poner a ambos como modelos de la política que debe hacerse en el momento en que escribe

 

 

1.- La estructura del Libro III de la CN

 

El Libro III y último de la CN está dividido en dos bloques: el primero, de alguna mayor extensión, dedicado a la biografía de Fernando I y el segundo, a la de su hijo y heredero Alfonso VI. Ambos bloques tienen el mismo esquema narrativo:

- En una primera parte se describe el complejo proceso que los llevó a gobernar la totalidad del reino unido de Castilla y León. En el relato, los antagonistas de Fernando I son  su cuñado Vermudo III de León y su hermano, el rey de Navarra, García Sánchez III “el de Nájera”. El antagonista más peligroso es García Sánchez III. En el caso de Alfonso VI sus antagonistas son sus dos hermanos García y Sancho. El más peligroso es Sancho II de Castilla.

- En una segunda  se describe su reinado.

- En la tercera se detalla su piadosa muerte.

 

Este sería el esquema, aceptando la división en capítulos de J. A. Estévez Sola.

 

CN, III. Partes

Biografía de Fernando I

Biografía de  Alfonso VI

1ª, Conquista del poder.

Cps. 1 – 5.

(Enfrentamiento con García: cps. 4 – 5).

Cps. 13 – 17

(Enfrentamiento con Sancho II: Cps. 13 – 16).

2ª, Reinado.

Cps. 6 – 11

Cps. 18 – 22

3ª, Piadosa muerte.

Cp. 12

Cp.  23.

 

 

Este esquema narrativo trasparenta la estructura del cuento maravilloso. Simplificando mucho las investigaciones de V. Propp, obtendríamos para el cuento maravilloso la siguiente secuencia narrativa básica:

1.      Ruptura de una situación de equilibrio o situación de crisis.

2.      Aparece el personaje protagonista – el héroe – que asume la misión de recomponer la situación inicial.

3.      Dificultades que el héroe tiene que superar para llevar a cabo su misión.

4.      A pesar de todo, el héroe consigue cumplir su objetivo. Se restablece la situación inicial que muchas veces resulta mejorada y el héroe es recompensado.

 

Veámoslo gráficamente:

 

Partes del “cuento maravilloso”

Biografía de Fernando I

Biografía de Alfonso VI

1.- Ruptura de la situación inicial

Situación previa de Castilla y León alterada por la herencia de su padre Sancho el Mayor.

Situación previa de Castilla y León alterada por la herencia de su padre Fernando I

2.- Aparece el héroe

Voluntad de Fernando I de hacerse con el territorio integro de León y de Castilla.

Voluntad de Alfonso VI de hacerse con el territorio integro de León y de Castilla

3.- Dificultades del héroe

Oposición de Vermudo III y de García Sánchez III.

Oposición de Sancho II.

4.- El héroe restablece y mejora la situación inicial.

Resto de la biografía

 Resto de la biografía.

 

El cuento maravilloso, como la vida misma, es amoral. No debe causarnos extrañeza que con frecuencia en el cuento ganen los malos, caso, claro está, de que tengan buenas aldabas. Recuerden la amarga copla popular: “Vinieron los sarracenos / y nos molieron a palos; / que Dios ayuda a los malos / cuando son más que los buenos”.

El autor de la CN es realista y pragmático. De los avatares del accidentado proceso histórico en el que Fernando I y Alfonso VI consiguen el dominio pleno sobre el reino de León, el primero, y del reino unido de León y Castilla, el segundo, lo que le importa a nuestro autor es el, según él, feliz resultado[11]. Nuestro monje llegó a la misma conclusión realista que tantos quebraderos de cabeza le dio a Maquiavelo y les ha dado a muchos otros, antes y después del clarividente florentino: en el devenir histórico, con frecuencia, es verdad que no hay mal que por (en calidad de) bien no venga.

 

 

2.- La Historia de la fundación y primera época de Santa María la Real de Nájera contada en el libro III de la CN.

 

El objeto de esta comunicación me obliga a ceñirme al bloque biográfico de Fernando I, los 12 primeros capítulos de libro III de la CN, y a limitarme a examinar lo que en ellos nos interesa en esta ocasión.

Para el autor de la CN, la historia de la relación entre los hermanos Fernando I de León y García Sánchez III de Navarra es la historia del enfrentamiento de un triunfador (Fernando I) y de un perdedor (el rey don García), contada, en clave de envidia del perdedor, por alguien que es más que admirado partidario del triunfador. Cito palabras textuales de la CN:

 

Así pues, el gobierno del reino del rey Fernando, cuando engrandecido por los hijos, las costumbres y los soldados parecía bastante próspero y bastante poderoso, como ocurre con la mayoría de las cosas de los mortales, de una opulencia tal nació la envidia entre él y su hermano García[12].

 

A nadie que haya leído tres líneas de Historia de la Edad Media le sorprenderá que entrase dentro de los planes políticos de ambos rivales la fundación de una gran iglesia.

En el caso de García Sánchez III será la que hoy conocemos como Santa María la Real de Nájera y en el Fernando I, San Isidoro de León.

El autor de la CN verá la historia de ambos templos desde el mismo punto de vista que la biografía de sus fundadores. La historia de Santa María la Real será un fracaso, en cambio, la de San Isidoro de León resultará un éxito.

Centrémonos en el relato de la primera historia de Santa María La Real. La idea de su fundación, según la CN, se le ocurre a  García Sánchez III en vísperas de intentar dominar la rebelión de su hermano Ramiro en la que ya desde entonces se llamará la “arrancada de Tafalla” (mediados de agosto de 1043):

 

 “García, después de que cumplido a Dios su castigo volvió de Roma, recibió el reino de Pamplona. Pero Ramiro, deseoso de quitarle el reino, como por sí mismo no podía, llama en su propio auxilio a unos reyes moros vecinos suyos, a saber, a Almuzthahen de Zaragoza, al rey de Huesca y al rey de Tudela, y una vez puesto el campamento aliado de Tafalla, prepara contra su hermano una guerra gravísima. García, preocupado por el combate, confiando en el Señor, mientras oraba de noche en una iglesia pequeñita consagrada a Santa María la Virgen – que está dentro de una cueva en el lugar en el que ahora se asienta el monasterio de Nájera –,  rendido  por el sueño se quedó dormido y en sueños supo por revelación divina que ganaría la guerra que iba a tener lugar. Tras hacerse de día, le contó el sueño a su mujer la reina Estefanía y a sus barones, y le prometió a Dios que si con su misericordia podía ganar la inminente guerra, haría en el mencionado lugar una basílica mayor dedicada a Santa María Virgen.”[13]

 

 García Sánchez III gana la batalla y cumple su promesa.

 

Tantos y tan valiosos despojos consiguió allí (en Tafalla) el rey García que de los que le correspondieron construyó el monasterio de Nájera y lo adornó con los mayores regalos.”[14]

 

Una gran iglesia lo es si atesora insignes reliquias:

 “Para darle fuste, aunque ya había trasladado las reliquias de muchos santos y el cuerpo de san Prudencio, obispo que fue de Tarazona, quiso llevar allí también el cuerpo de san Millán. Pero cuando se lo estaban llevando del lugar y de aquel monasterio en donde estaba hasta un llano, no pudieron de ningún modo moverlo, ni para adelante ni para detrás, tal como era su intención. El rey García, entonces, edificó allí otro monasterio en honor de san Millán y lo dotó con grandes riquezas, y tras congregar allí muchos monjes, puso a Gomisendo de abad. [15]

No había pasado mucho tiempo desde la fecha de la fundación de Santa María la Real, cuando sucedió la trágica jornada de Atapuerca. Tras encontrar la muerte en el campo de batalla

“El cuerpo del rey García recibió sepultura en la iglesia de Santa María de Nájera, en la era 1092 (año 1054) el 1 de septiembre, iglesia que él mismo había construido devotamente desde los cimientos y a la que había adornado con plata, oro y vestiduras de seda de color púrpura.”[16]

El 3 de septiembre de 1079 los proyectos de García Sánchez III para su iglesia de Santa María la Real acababan definitivamente en el fracaso, aunque el infante Ramiro, uno de sus hijos, sigue honrándola:

Este Alfonso (Alfonso VI), en la era 1117 (año 1079), entregó el monasterio de Nájera a los monjes de Cluny, y en la era 1119 (año 1081) el infante Ramiro les dio Villoria, etc.”[17]

La última noticia que la CN da de Santa María la Real es curiosamente la del entierro en ella de su protector, el infante Ramiro, muerto alevosamente en “la traición de Rueda de Jalón”, el 6 de enero de 1083, mientras servía a Alfonso VI:

Ramiro descansa junto a su padre, a la derecha, en la iglesia de Santa María de Nájera, que su padre el rey García había edificado y el propio infante la había enriquecido con grandes honores.”[18]

 

3.- Pero…, las cosas sucedieron de otra manera.

 

Al afrontar la interpretación de un texto histórico[19], lo primero es respetar reverencialmente su literalidad. Lo hemos hecho en el apartado anterior. El paso siguiente es comprobar, hasta donde nos sea posible, la veracidad de su contenido; para ello debemos contrastar su información con la obtenida de otras fuentes dignas de crédito. Es lo que vamos a hacer ahora.

 

 

A) Los objetivos políticos de la fundación de Santa María La Real de Nájera.

 

La idea[20] de García Sánchez III de levantar en Nájera, “en su único núcleo realmente urbano, [21]” una, en expresión de la CN, basílica mayor dedicada a Santa María Virgen [22] no tiene nada de sorprendente.

Pero el autor de la CN o no se enteró de los verdaderos motivos o, lo que es más probable, no se quiso enterar. La CN se empeña en que lo fundado fue un monasterio, en vez de una catedral. Adelanta a 1037 la arrancada de Tafalla y la confunde con la conquista de Calahorra en 1045. Probablemente lo hace, en primer lugar, para legitimar la función exclusivamente monástica de  Santa María la Real  frente a las reivindicaciones de los canónigos expulsados a la llegada de los monjes cluniacenses; en segundo lugar, para quitarle al rey don García el honor de haber él recomenzado la Reconquista con la toma de Calahorra; y, finalmente, para empañar la gloria de la fundación de  Santa María la Real haciéndola consecuencia y fruto de una guerra fratricida. Insisto en que para él don García es el antagonista, el obstáculo de su héroe, Fernando I de León.

Olvidemos la propaganda política de la CN y vayamos a la Historia.

Si atendemos al documento fundacional de 12 de diciembre de 1052,[23]don García tomó la decisión de fundar Santa María la Real al escuchar los lamentos de los que deploraban la ruina de los edificios religiosos españoles más insignes como consecuencia de la conquista musulmana, y de atender la razonable sugerencia de doña Estefanía.

Confiesa que el proyecto le resulta útil para la salvación de su alma y la de los suyos, más provechoso aún si Santa María la Real termina convirtiéndose en un lugar atractivo para viajeros y peregrinos; además, si hace bien las cosas, una obra tal le dará prestigio en vida y le servirá de panteón después de muerto.

No cita el rey don García, en la versión que hoy podemos leer del documento probablemente amañada por los cluniacenses, otras intenciones más terrenales, pero sí nos las deja muy claras con sus hechos.

 Con la fundación de Santa María la Real en Nájera el rey don García quería resolver dos  tipos de problemas político – religiosos. Por una parte quería impedir que, tras la reconquista de Calahorra (finales de abril de 1045), al devolverle a esta ciudad episcopal más que antigua,[24] el obispado que con todo derecho le pertenecía, la ciudad de Nájera perdiese prestigio y esplendor[25]. Quería la sede episcopal de la Rioja y de la Vieja Castilla en Nájera, porque era la ciudad más cercana a los focos de sus preocupaciones políticas más apremiantes y porque para él los obispos de su reino eran, además de pastores espirituales y gobernantes fieles, sus consejeros natos, miembros del aula regia y estrechos colaboradores suyos; requería de ellos, por lo tanto, su presencia constante o muy asidua en la corte[26]. El caso de su relación con don Gómez o Gomesano, obispo de Nájera – Calahorra de 1046 a 1065, lo deja muy claro.

Y he dicho “la sede episcopal de la Vieja Castilla” [27] y para explicarlo tengo que entrar en un segundo tipo de problemas político-religiosos. Recordemos primero los antecedentes[28]. Sancho el Mayor había repartido entre sus tres hijos legítimos el territorio histórico del condado de Castilla, aportado por su madre, doña Munia o Mayor, al patrimonio familiar. García, el primogénito, recibió la porción de más antigua solera, la “Castilla Vieja”, incluidas Álava y Vizcaya. Fernando, el territorio comprendido desde Burgos hasta la frontera del Duero y la reivindicada franja entre el Pisuerga y el Cea. Gonzalo recibió la alta Ribagorza. Fernando y Gonzalo, como infantes navarros, quedaban sometidos a la potestas regia del primogénito García.

Los tres hermanos, al poseer desiguales porciones del condado de Castilla, quedaban, por ello, sometidos teóricamente a la potestas de Vermudo (o Bermudo) III de León por ser al rey de León a quien debía vasallaje el condado de Castilla.

La situación cambia radicalmente una vez que, tras vencer en Tamarón y superar negociando 10 meses de oposición de los notables leoneses, el 22 de junio de 1038, Fernando Sánchez, el por herencia paterna disminuido Conde de Castilla, se convierte en Fernando I, rey de León.

Las relaciones entre Fernando y García, buenas hasta ese momento, se van agriando progresivamente durante los 17 años siguientes, hasta llegar al fatal enfrentamiento en el campo de batalla de Atapuerca en 1054.

La causa es que, convertido Fernando en rey de León, García, el primogénito, no podía quedar, ni siquiera teóricamente, sometido al vasallaje de su hermano menor, por muy rey de León que fuese éste, y la verdad era que, a causa de su herencia condal castellana, García le debía vasallaje a Fernando.

Para evitar esta humillante situación, procede García, cosa que Fernando no puede consentir, a la navarrización del territorio castellano por él gobernado mediante:

- La inclusión de territorios castellanos en la carta de arras otorgada a doña Estefanía.

- La expansión de los dominios de San Millán de la Cogolla hacia tierras castellanas.

Y sobre todo adopta las dos trascendentales medidas que aquí nos interesan mucho más:

-  La inclusión de numerosos territorios castellanos en la dotación fundacional de Santa María la Real de Nájera.

- La supresión en 1052 de la diócesis de Valpuesta, a la que ya se había añadido parte de la de Oca, para incorporarla a la de Nájera – Calahorra cuya catedral iba a ser, precisamente, Santa María la Real de Nájera.

Hay que añadir además otras enojosas cuestiones no menos decisivas en el envenenamiento progresivo de las relaciones entre los dos hermanos como, por ejemplo:

- Las lucrativas parias zaragozanas como motivo de competencia entre ambos.

- La presión sobre Fernando de los nobles leoneses o castellanos desalojados del poder local castellano por la invasora nobleza navarra,[29] como consecuencia de las citadas medidas navarrizadoras de García.

- El hecho de que la fundación por el rey don García del monasterio de Santa María del Puerto de Santoña fuese interpretada como una amenaza contra la posible salida al mar de los burgaleses y su acceso a las salinas de la costa[30]…..

Tras la muerte de don García el 1 septiembre de 1054 en Atapuerca, la construcción de la catedral de  Santa Maria la Real en Nájera seguirá adelante. El 29 junio de 1056 fue su consagración. En ella, ausencias episcopales significativas empiezan a poner de manifiesto que los planes político – religiosos de su rey fundador han fracasado. Luis Javier Fortún Pérez de Ciriza, siguiendo a G. Martínez Díez, afirma que “cuando  Fernando I recuperó la zona, en torno a 1060 – 1063, unió de nuevo (el obispado de) Oca a(l de) Burgos y restauró la sede de Valpuesta, en la que colocó a(l obispo) Munio que la dirigió hasta 1082 y probablemente hasta su definitiva incorporación a Burgos (1087)”[31]

Tras el magnicidio del que fue víctima de Sancho Garcés IV, en Peñalén (4 junio 1076), Alfonso VI, después de hacerse con Nájera, entra en Calahorra. Solamente un mes tarda en conseguir la pacífica incorporación de la Rioja al reino unido de León – Castilla.

Y el 3 septiembre de 1079 entrega la najerina iglesia de Santa Maria la Real a Cluny. La antes catedral queda convertida ahora en monasterio y reducida a uno más de los muchos prioratos férreamente gobernados por la célebre abadía francesa.

Los planes político – religiosos  de don García, su rey fundador, han fracasado definitivamente. Luis Javier Fortún  Pérez de Ciriza deja las cosas muy claras: “El último capítulo del reajuste de la organización eclesiástica de la zona fue la supresión de la diócesis de Álava en 1087 y su incorporación a Calahorra, casi coetáneamente con la incorporación del obispado de Valpuesta a la sede de Burgos – Oca. Nájera era solamente ya un priorato cluniacense y un panteón, el panteón del rey García Sánchez III y de sus proyectos políticos y religiosos, definitivamente superados por el devenir histórico iniciado el día de su misma muerte.” [32]

El agradecimiento de Cluny a la generosidad política y económica de Fernando I de León y de Alfonso VI de León y de Castilla impulsará una larga y bien dirigida operación de “memoria histórica” sobre la época de dominio navarro en la antigua tierra de Nájera.

 

 

B) La traslación de las reliquias de los santos más insignes.

 

Santa Maria la Real, fundada como catedral, queda convertida en la sede del obispo de la diócesis de Nájera – Calahorra, diócesis que ha absorbido la de Valpuesta y la parte de la diócesis de Oca unida a ésta. Se la dota, entre otros bienes y derechos, con una treintena de monasterios e iglesias, una decena de villas y un amplio patrimonio eclesiástico en la propia Nájera. No es precisamente de despreciar la adjudicación de la décima parte de las parias que don García y sus sucesores obtuviesen de los musulmanes[33].

Pero la dotación jurídica y económica no basta. Para prestigiar una iglesia y a su fundador es necesario trasladar hasta ella las reliquias de los santos más queridos, de los santos capaces de atraer más peregrinos y más donaciones.

En el primer tercio del s. XVI[34] se sabía que la abadía najerina atesoraba reliquias que el rey don García se había traído de su peregrinación a Roma. Reliquias de los mártires san Agrícola y san Vidal, obtenidas en Bolonia y reliquias de la virgen y mártir santa Eugenia, conseguidas en la propia Roma.

De los monasterios más cercanos, le interesaron las de San Millán de la Cogolla y, al no poder conseguirlas, trasladó a Santa Maria la Real una parte de las del obispo San Prudencio.

Según la tradición[35] san Prudencio nació en Armentia, antigua población cercana a Vitoria. En su adolescencia y primera juventud fue discípulo del eremita san Saturio, ya muy anciano, en las cercanías de Soria. Muerto y enterrado san Saturio en su cueva, san Prudencio intenta ordenarse sacerdote en Calahorra, cosa que no consigue. Sí lo logra en Tarazona donde con el tiempo llegará a ser obispo, se supone que en la segunda mitad del siglo VII. Hombre sensato y buen administrador es llamado a Osma para recomponer las pésimas relaciones entre el obispo y su clero. El fin de su acertada gestión coincide con su muerte. Osma y Tarazona se disputan sus restos. Para dirimir el conflicto se decide cargarlos sobre la caballería que le servía para viajar y dejar que esta elija el lugar de reposo. Ese lugar va a ser el Monte Laturce riojano, donde su sepultura da lugar a un monasterio que perdurará hasta el primer tercio del s. XIX.

San Prudencio pertenece al grupo de eremitas de época visigoda, siempre bien recordados en La Rioja y zonas limítrofes. Pero de ellos es el único que llega a ser una muy prestigiosa autoridad diocesana.

Fray Juan de Salazar[36] explica la traslación del cuerpo de San Prudencio a Santa María la Real por las razones que tradicionalmente han justificado el traslado de las reliquias[37]:

1. Mala situación presente: lo pobre y menoscabado que está el monasterio que las posee y el riesgo de robo o profanación que las reliquias corren en esa situación.

2. A cambio se ofrece: mayor seguridad y mayor decoro y veneración.

3. Y con ello se gana: mayor ilustración  y ennoblecimiento del monasterio o iglesia receptores y de su fundador o protector.

 

Pasemos al intento de traslado del cuerpo de san Millán de Suso a Santa María la Real. Del suceso tenemos, además de la CN, otra fuente informativa [38]. Es la Translatio Sancti Aemiliani, escrita por el monje emilianense Fernando un cuarto de siglo después de la redacción de la CN. Es una fuente independiente de la CN aunque coincide con ella en lo fundamental.

El 29 de Mayo de 1053, el rey don García intenta trasladar a Nájera la arqueta donada por su padre Sancho el Mayor que contiene las reliquias de san Millán. Llegados al valle, la arqueta adquiere de pronto el peso de una roca y nadie se atreve a intentar moverla. Dos días más tarde, el rey vuelve de nuevo, pero ahora, además, son los vecinos de Ojacastro los que también impiden el traslado.

Tanto el relato de la CN como el del monje Fernando describen el hecho siguiendo el esquema habitual del milagro del santo que indica dónde quiere que repose su cuerpo[39]:

-  Será el mulo que se detiene en el lugar elegido (San Prudencio).

-  Será el cuerpo del santo que opone una resistencia invencible a ser movido (la CN) o que lo hace adquiriendo el peso de una roca gigante (el monje Fernando).

 

A pesar del aspecto sospechosamente legendario de los dos relatos, creo que don García intentó trasladar a su catedral najerina las preciosas reliquias de San Millán[40]. Pero en esta ocasión los monjes emilianenses le vieron de verdad las orejas al lobo de la desaparición de su monasterio y, cosa que no hicieron cuando el asunto de santo Domingo de Silos[41], se opusieron decididamente al traslado y lo abortaron.

El 29 de mayo de 1053, las reliquias, a causa de la decisiva actuación de de los propios monjes, no pasaron del lugar donde ya se planeaba construir, si es que no se había comenzado ya a edificar el nuevo monasterio de Yuso. Esa tiene que ser la explicación de que su enfermería albergó la arqueta durante los largos 14 años que se tardó en terminarlo.

El rey don García y su hijo y sucesor, haciendo de la necesidad virtud, protegieron aún más al nuevo monasterio. Las reliquias de san Millán no terminaron en Nájera, pero Yuso, mimado por don García, el de Nájera y por su hijo, Sancho, el de Peñalén, neutralizó a Suso, más conservador y menos obsequioso con la voluntad de la realeza navarra.

El 26 septiembre de 1067 se consagró la Iglesia de Yuso. La nueva y más rica arqueta románica quedó terminada en un año, sus marfiles fueron tallados a toda prisa. Una vez introducidas en ella las reliquias del santo, quedó colocada en el altar mayor de la iglesia de Yuso, donde permanecerá inalterada hasta 1809. [42]

Parece, por otra parte, que, según la interesada tradición emilianense, el cuerpo de San Millán no fue el único que se opuso a ser trasladado a Nájera. El monje emilianense que nos cuenta la traslación al monasterio de San Millán de las reliquias de san Felices nos transmite como “rumor verídico” (la expresión se las trae) que el obispo de Álava, García, al intentar hacerse de forma indebida, por encargo del rey  don García, con las reliquias  del santo, fue castigado con una parálisis facial que tuvo que sufrir durante el resto de su vida. De esa manera, según el autor, quedó clara la intención del santo de ser trasladado junto a san Millán al monasterio de Yuso. Así se hizo el 6 de noviembre de 1090[43].

 

 

4.- La Historia de la fundación y primera época de San Isidoro de León[44] contada en el libro III de la CN

 

Todo comienza[45] por deseo de la reina Sancha (en el otro caso fue por consejo de doña Estefanía) de construir en León una iglesia que  protegiese un panteón real digno donde ella descanse con su marido, pero también con sus familiares más queridos: su padre, el rey Alfonso V, y su hermano, Vermudo III. Fernando I (igual sucedió en el caso anterior) decide hacerle caso  a su esposa y olvidar sus proyectos de ser enterrado en Oña o en San Pedro de Arlanza.

Aprovechando unas negociaciones de paz con el rey musulmán de Sevilla, exige de éste la entrega de las reliquias de la insigne mártir local Santa Justa.

La embajada encargada de recibirlas y trasladarlas está presidida por Alvito, obispo de León, que organiza un triduo de oración y penitencia para que la divina providencia disponga el éxito de la misión encomendada. En este clima de piadoso recogimiento recibe Alvito la aparición de san Isidoro que le indica que es su cuerpo el que debe ser trasladado y que la señal de que el hallazgo en el sitio que le indica ha tenido éxito es que, cuando suceda, le llegara a Alvito la hora de su buena muerte.

Las cosas suceden como la aparición las había anunciado y todo culmina en la solemne consagración de San Isidoro de León el 23 de diciembre de 1063. Las reliquias de san Isidoro serán en adelante una fuente de gracias espirituales y temporales para los fieles devotos que lo visitan en su iglesia leonesa. El rey Fernando, su fundador, morirá santamente y será enterrado en ella después de una vida ejemplar en lo privado y en lo público. Lo mismo ocurrirá con Sancha, su esposa. El texto de la Silense es un caso claro de sacralización de la realeza. Esto es una hagiografía.

Todo el texto contrasta casi violentamente con los que nos relataban la historia de la fundación y primera época de Santa María la Real de Nájera. No creo que al lector le hagan falta más explicaciones.

No haciendo caso de la retórica interesada de la literatura piadosa, pero política, de la CN, vayamos a los hechos. Francisco Javier Fernández Conde acierta cuando escribe que:

 “El largo capítulo dedicado por el Silense (copiado literalmente por la CN) a la descripción de todos los pormenores que rodearon la traslación de las reliquias de san Isidoro desde Sevilla a León (…) trasciende con mucho el interés del simple relato hagiográfico, para convertirse en un episodio cargado de significaciones ideológico -  políticas. Recuperar el cuerpo del gran obispo visigodo significaba para la nueva monarquía leonesa – castellana, que estaba comenzando a asentar sus bases políticas efectivas y también sus fundamentos legitimadores de índole ideológica, la afirmación de su raigambre hispanogoda y de sus vinculaciones con los reyes visigodos, a la par que convertía a León, la ciudad regia, en ciudad sagrada por la presencia del gran santo hispalense, en condiciones de competir, de algún modo con Compostela, e incluso de desplazar —o cuando menos de equiparar — la primacía del caudillaje del Apóstol del escenario político – religioso de las conquistas en tierras del Islam. De hecho no resulta difícil encontrar numerosos pasajes de otros cronistas posteriores, como el Tudense o el autor posterior de la ‘Crónica latina de los reyes de Castilla’, en los que san Isidoro interviene de manera muy significativa en los momentos cruciales de las batallas contra los musulmanes.[46]

 

 

 

Cronología de los hechos citados

 

*1002. 10 agosto. Muerte de Almanzor.

 

*1004. Mayoría de edad (14años) de Sancho III de Navarra.

 

*1010. Matrimonio de Sancho III el Mayor de Navarra con doña Muniadonna.

 

*1016. Octubre. Nacimiento de García Sánchez, futuro García Sánchez III de Navarra.

 

*1018. Nacimiento de Fernando Sánchez, futuro Fernando I de León.

 

*1029.

·        13 mayo. Asesinato del conde García Sánchez de Castilla (el infant García de las crónicas y romances).

·        7 julio. Fernando Sánchez, futuro Fernando I de León, conde de Castilla.

 

*1031. Disolución del Califato de Córdoba,

 

*1032. Octubre. Matrimonio de Fernando Sánchez, futuro Fernando I de León, con Sancha. Hija de Alfonso V y hermana de Vermudo III. Prometida anteriormente al conde García Sánchez de Castilla, asesinado en 1029, antes de su boda con ella.

 

*1035. 18 octubre. Muerte de Sancho el Mayor. García Sánchez III, rey de Navarra.

 

*1036. 24 de febrero. Don Gómez o Gomesano, estrecho colaborador de García Sánchez III de Navarra con una magnífica carrera ascendente:

1036 – 1045, abad de san Millán.

           - En 1040, favorece el destierro de santo Domingo de Silos.

1046 – 1065, obispo de Nájera – Calahorra.

           - En 1053, consiente el intento de traslado a Nájera de las reliquias de san Millán.

 

*1037. 4 septiembre, miércoles. Batalla de Tamarón. Fernando Sánchez, futuro Fernando I de León, ayudado por García Sánchez III de Navarra vence en el combate en el que es derrotado y muere Vermudo III de León.

 

*1038.

- 22 de junio. Fernando I, rey de León tras superar 10 meses de oposición de los nobles leoneses.

- Entre 1038 y 1040. Matrimonio de García Sánchez III con doña Estefanía.

 

*1040. Exilio de santo Domingo de Silos que se opone a la codicia y a la prepotencia de García Sánchez III de Navarra, defectos del monarca bien documentados. Algo tendría que ver también la progresiva utilización por parte del rey don García del monasterio de San Millán como “agente navarrizador” en territorios irredentos castellanos.

 

*1043. Antes del 13 de agosto. Arrancada de Tafalla. García Sánchez III de Navarra desbarata la rebelión de su hermano Ramiro que gobernaba lo que luego será Aragón ya antes de la muerte de su padre Sancho el Mayor.

 

*1044. Nacimiento del futuro rey de Navarra Sancho IV el de Peñalén.

 

*1045. 30 abril. Dotación por García Sánchez III de la catedral de Calahorra, días después de haber liberado la ciudad del dominio musulmán. Comienzo de la segunda época de la Reconquista que ahora se ve adulterada por el muy lucrativo cobro de “parias”. Negocio que arrastrará a la ruina a Sancho IV el de Peñalén, aún más codicioso y desequilibrado que su padre.

 

*1052.

- 18 abril. Dotación de la alberguería aneja a la futura Sª Mª la Real de Nájera.

- 12 diciembre. Dotación de Sª Mª la Real de Nájera. Comienzo de su construcción. 2 funciones:

1) Sede del obispado con jurisdicción eclesiástica única sobre todas las iglesias y los monasterios de los territorios de la Castilla irredenta bajo poder político navarro. La erección de Sª Mª la Real de Nájera como catedral de ese obispado, unida a otros instrumentos de navarrización de esos territorios, conducirá inexorablemente a Atapuerca.

2) Panteón real.

 

*1053. 29 mayo. Traslado de las reliquias de san Millán. Impulso de la monarquía navarra a la construcción del monasterio de Yuso ya comenzada. Las reliquias de san Millán no terminan en Nájera, pero Yuso, mimado por don García el de Nájera y por su hijo, el de Peñalén, neutralizará a Suso, más conservador y menos obsequioso con el rey de Navarra.

 

*1054. 1 septiembre. Atapuerca. Los irredentos territorios castellanos en manos de García Sánchez III que quiere navarrizarlos definitivamente y las disputas de León y Navarra sobre la preeminencia y la influencia político – religiosa llevan al enfrentamiento de  García Sánchez III de Navarra y Fernando I de León en el campo de batalla.

- Muerte de García Sánchez III de Navarra.

- Aclamación de Sancho IV el de Peñalén, como rey de Navarra, bajo el control político de su tío Fernando I de León.

 

*1056. 29 junio. Consagración de Sª Mª la Real de Nájera. En ella, ausencias episcopales significativas empiezan a poner de manifiesto que los planes político – religiosos  de su rey fundador ya han fracasado.

 

*1058. 25 mayo. Muerte de Estefanía, esposa de García Sánchez III de Navarra.

 

*1060. Matrimonio de Sancho IV el de Peñalén con Placencia.

 

*1063. 23 diciembre. Trasladadas desde Sevilla a León de las reliquias de san Isidoro se procede a la consagración de la iglesia de San Isidoro. Las reliquias de San Isidoro vienen a reforzar la reivindicación por parte de León de ser el depositario de la “legitimidad visigoda”, la vieja legitimidad política.

 

*1065. 27 diciembre. Muerte de Fernando I de León.

 

*1067.

-26 septiembre. Consagración de Yuso. Terminada en un año la arqueta románica de las reliquias de San Millán y la talla de sus marfiles, e introducidas en ella las reliquias del santo, queda colocada en el altar mayor de la iglesia de Yuso, donde permanecerá inalterada hasta 1809.

- 7 de noviembre. Muerte de Sancha, esposa de Fernando I de León.

 

*1073. 20 diciembre. Muerte de santo Domingo de Silos. Canonizado en 1076.

 

*1076.

- 4 junio. Magnicidio de Sancho Garcés IV de Peñalén. Asesinos,  Ramón (se refugia en la Zaragoza musulmana) y Ermesinda (se refugia en Castilla - León).

- 10 julio. Alfonso VI, después de hacerse con Nájera (donde se pasa a su partido una buena parte de la familia real navarra, vg., Ramiro y Urraca, hermanos del rey Sancho IV), entra en Calahorra. Un mes le ha costado la pacífica incorporación de la Rioja a León – Castilla.

- Confirmación del Fuero de Nájera.

Poco después, construcción en Nájera del Hospital de la Cadena y del puente sobre el Najerilla.

 

*1079. 3 septiembre. Entrega de Sª Mª la Real de Nájera a Cluny por Alfonso VI. Entierro definitivo del plan político – religioso de su fundador don García. A pesar de que el infante don Ramiro y algún otro hijo del rey don García siguen protegiéndola, la antigua catedral queda reducida a uno más de los muchos meros prioratos férreamente gobernados por Cluny, cuyo agradecimiento a la generosidad política y económica de Fernando I de León y de Alfonso VI de León y de Castilla le impulsará a una larga y bien dirigida operación política de “memoria histórica” para desprestigiar la época de dominio navarro.

 

*1083. 6 enero. Entierro en Sª Mª la Real de Nájera del infante Ramiro, su generoso benefactor, muerto alevosamente en “la traición de Rueda” de Jalón mientras servía a Alfonso VI. Benefactor también del monasterio de San Millán. Su efigie aparece en los marfiles de la arqueta de las reliquias de san Millán que ayudó a sufragar.

 

*1090. Grimaldo escribe la Vita Dominici Siliensis década y media larga después de la muerte de santo Domingo de Silos.

 

*1185 – 1190. Fecha de la redacción de la Crónica Najerense o por un monje de Sª Mª la Real de Nájera o por alguien relacionado con medios cluniacenses que conoce muy bien el archivo de ese monasterio. Propone a Fernando I y Alfonso VI como modelos de comportamiento político – religioso dignos de imitación.

 

 

 

 

Notas

 

[1] A partir de ahora se denominará CN.

[2] Véase, v. g., Luther, Alemania, 2003. Director, Eric Hill. Guión, Camilla Thomasson y Bart Gavigan. Thrivent Financial for Lutherans, una entidad financiera estadounidense creada para ayudar a las iglesias y familias luteranas, ha aportado la mitad del presupuesto y la Iglesia Evangélica alemana ha contribuido decididamente a la distribución de la película.

[3] Véase, para el periodo 950 – 1250, la reflexión de FRANCO PIERINI, La Edad Media. Curso de Historia de la Iglesia, II, San Pablo, Madrid, 1997, ps. 120 – 125, “La vida cristiana en el ‘medievo de la Edad Media’. Sobre todo primer párrafo de la p. 122. Los abusos están bien recreados en las tres últimas historias de DIETER BREUERS, Nobleza, monjes y campesinos. Una divertida Historia de la Edad Media, Edhasa, Barcelona 1997. ps. 263 ss.   

[4] A pesar del tiempo pasado sigue siendo válida la lectura de ANDRÉ VAUCHEZ, La espiritualidad del Occidente medieval (siglos VIII – XII ), Cátedra, Madrid, 1985, ps. 24 – 31 y 121 – 125. Igualmente JACQUES LE GOFF et alii,  El hombre Medieval, Alianza, Madrid, 1990, ps. 13 – 18 y 325 – 356. Buena explicación con textos apropiados en GEORGES DUBY, El año mil. Una interpretación diferente del milenarismo, Gedisa, Barcelona, 2006, ps. 60 – 74.

Dos buenas introducciones a la espiritualidad medieval: JOHANNES BÜHLER, La cultura en la Edad Media. El primer renacimiento de Occidente, Reditar Libros, Barcelona, 2006, ps. 15 – 21, 29 – 60 y 239 – 248. ROBERT FOSSIER, Gente de la Edad Media, Taurus, Madrid, 2007, ps. 146 – 150 y 349 – 381. Introducción general divulgativa bien ilustrada: GREG BUZWEL, Los Santos en los manuscritos medievales, The Brithish Library – A y N Ediciones, Hong Kong, 2006. Para la religiosidad medieval española, FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ CONDE, La religiosidad medieval en España. Plena Edad Media (siglos XI – XIII). Trea, Asturias, 2005. JOSÉ MANUEL NIETO SORIA e ILUMINADO SANZ SANCHO, Historia de España X. La época medieval: Iglesia y cultura, Istmo, Madrid, 2001.    

[5] Sobre la enfermedad y la medicina en época medieval, JEAN VERDON, Sombras y luces de la Edad Media, El Ateneo, Buenos Aires, 2006, ps. 41 – 59. También ROBERT FOSSIER, Gente de la Edad Media, Taurus, Madrid, 2007, ps. 25 – 40. Sobre los tipos de milagros medievales: ROBERT FOSSIER, O. C., p. 372; confirma la tipología JACQUES LE GOFF et alii, O. C., ps. 39 y 346. 

[6] JULIA BARROW, “La Religión” en DANIEL POWER, El cenit de la Edad Media. Europa, 950 – 1320, Crítica, Madrid, 2006, p. 151. Más detalladamente en DOMINIQUE BARTHÉLEMY, El año mil y la paz de Dios. La Iglesia y la sociedad feudal, Universidad de Granada – Universitat de València, Granada, 2005, ps. 122 ss.

[7] EMILIO MITRE, Historia de la Edad Media en occidente, Cátedra, Madrid, 2006, p. 224 sobre la traslación de San Isidoro a León. Éste y otros casos en S. CLARAMUNT, E. PORTELA, M. GONZÁLEZ Y E. MITRE, Historia de la Edad Media, Ariel, Barcelona, 2006, p. 224.                  

[8] GEORGES DUBY, O. C., p. 38. ISIDRO G. BANGO TORVISO, Emiliano, un santo de la España visigoda, y el arca románica de sus reliquias, Fundación San Millán de la Cogolla, Salamanca, 2007, ps. 41 – 43. 

[9] Chronica Naierensis, edición  de J. A. Estévez Sola, Continuatio Mediaevalis, LXXI A, Corpus Christianorum, Brepols, Turnhout, 1995. Crónica Najerense, traducción de J. A. Estévez Sola, Akal, Madrid, 2003. Resumo la introducción a la Crónica Najerense en ANTONINO M. PÉREZ RODRÍGUEZ, “La guerra en la Crónica Najerense”, en JOSÉ IGNACIO DE LA IGLESIA DUARTE (coordinador), La guerra en la Edad Media. XVII Semana de Estudios Medievales. Nájera 2006. Actas, IER, Logroño, 2007, ps. 501 – 510. Cito siempre Crónica Najerense, Libro III, traducción de J. A. Estévez Sola, Akal, Madrid, 2003 corrigiendo faltas si las hubiere. En adelante CN III  más el nº del cp. del que se trate. 

[10] Cuando en junio de 2006 (v. nota anterior) exponía, en mi introducción a la CN, esta manera de entender el sitz im leben de esa crónica, es decir, el compromiso de la CN con las circunstancias históricas en las que nace, compromiso que consiste en intentar orientar convenientemente a sus lectores hacia el mejor futuro recordándoles su mejor pasado (“memoria histórica”), no había leído a JOSÉ ÁNGEL GARCÍA DE CORTÁZAR, “La construcción de memoria histórica en el Monasterio de San Millán de la Cogolla ( 1090 – 1240 ),” en JUAN CORDERO RIBERA (Coord), Los monasterios riojanos en la Edad Media: historia, cultura y arte, Ateneo Riojano, 2004, Logroño, 2005, ps. 71 – 94. Cuando leí ese texto me confirmé en mi opinión y me reafirmó nuevamente en ella su conferencia de 2007 leída en Internet y que cito a continuación: JOSÉ ÁNGEL GARCÍA DE CORTÁZAR, Memoria histórica, memoria heroica. En el VIII centenario del 'Poema de Mío Cid', servicios.elcorreodigital.com/aula-de-cultura/2007/garcia-cortazar1.html - 27k -. 

[11] CN III, 6, primer párrafo:

“El rey Fernando, una vez que, muertos su cuñado y su hermano, ve ya todo el reino sometido a su poder sin obstáculo, ya seguro por lo que respecta a su patria, decide emplear el resto del tiempo en atacar a los bárbaros y en consolidar las iglesias de Cristo.”  CN III, 18, primera línea: “Así pues, el mencionado rey Alfonso, tras asumir el gobierno de los reinos, envía una embajada a Roma….”

[12] CN III, 4.

[13] CN III, 3.

[14] CN III, 3.

[15] CN III, 3.

[16] CN III, 5.

[17] CN III, 19.

[18] CN III, 20.

[19] ANTONINO M. PÉREZ  RODRÍGUEZ, “Leyenda y realidad en dos textos cluniacenses sobre Alfonso VI”, en JOSÉ IGNACIO DE LA IGLESIA DUARTE (coordinador), Memoria, mito y realidad en la Historia Medieval. XIII Semana de Estudios Medievales. Nájera 2002. Actas, IER, Logroño, 2003, ps. 417 – 421.   

[20]  En 1570, para explicar la fundación del monasterio de Santa María la Real, nace la leyenda najerina de “la paloma (perdiz) y el azor (halcón o neblí)”. Las circunstancias que explican tan ingeniosa y exitosa fábula piadosa son las que siguen.

Hacia 1560, el cabildo de capellanes del clero secular de La Real Capilla o Iglesia Parroquial de la santa Cruz, vista la más que probada imposible convivencia con los monjes, dentro de Santa Maria la Real, decide crear su propia iglesia en terrenos no pertenecientes al monasterio y empieza a dar los pasos necesarios para ello. Lo conseguirán cuando les llegue una bula papal favorable el 30 de julio de 1578. En 1570, para explicar la fundación del monasterio de Santa María la Real, nace la leyenda najerina de “la paloma (perdiz) y el azor (halcón o neblí)”. Las circunstancias que explican tan ingeniosa y exitosa fábula piadosa son las que siguen.

Viendo el grave riesgo de que se les escapasen definitivamente de las manos la jurisdicción, rentas e influencia social y religiosa (poder y dinero) disputadas, los monjes contraatacan, en 1570, haciendo público que se había hallado en el archivo del monasterio una antigua historia manuscrita que refería que el rey don García, en 1044, fue protagonista de los hechos relatados en la conocida leyenda de “la paloma( perdiz) y el azor (halcón)” y que por ello, obedeciendo a designios divinos, fundó el monasterio y lo dotó generosamente, incluyendo los bienes y jurisdicción que los capellanes reclamaban, y que en su mismo testamento hacía alusión a semejantes hechos. Y que los capellanes con su afán secesionista se oponían a la voluntad divina tan maravillosamente manifestada.

Los capellanes que por experiencia estaban preparados para cualquier argucia, sin embargo se sorprenden con éste nuevo descubrimiento y hacen saber que este modo de hablar de los monjes resultaba muy nuevo y que su objeto era envolver en una atmósfera sobrenatural puros intereses políticos y económicos disputados. He resumido a JOSE MANUEL RAMÍREZ MARTÍNEZ, Guía histórico – artística. Nájera, Anavia Divulgación, La Rioja, 1991, pp. 23 – 24. La leyenda en FRAY JUAN DE SALAZAR, Náxara ilustrada, Patronato del Monasterio de Santa María la Real de Nájera, Logroño. 1987, p. 65. Fray Mateo de Anguiano prefiere a don García cazando un jabalí. Citado en JAVIER PÉREZ ESCOHOTADO, De milagros y fronteras. El milagro del gallo y la gallina interpretado al fin razonablemente, Gobierno de La Rioja, Logroño, 1998, ps. 18 – 19. 

[21] Modifico levemente la expresión de ÁNGEL MARTÍN DUQUE, “Don García Sánchez III ‘el de Nájera’: biografía de un reinado”, en JOSÉ IGNACIO DE LA IGLESIA DUARTE (coordinador), García Sánchez III “el de Nájera” Un rey y un reino en la Europa del siglo XI, XV  Semana de Estudios Medievales. Nájera, Tricio y san Millán de la Cogolla  2004. Actas, IER, Logroño, 2005, p. 21. 

[22] CN III, 3. 

[23] ILDEFONSO RODRÍGUEZ DE LAMA, Colección diplomática medieval de la Rioja, II, IER, Logroño, 1976, ps. 43 ss. 

[24] Los orígenes de la Calahorra episcopal en URBANO ESPINOSA RUIZ, Calagvrris Ivlia, Colegio Oficial de Aparejadores y A. T. de La Rioja, Logroño. 1984.  

[25] MARGARITA CANTERA MONTENEGRO, “La ciudad de Nájera en tiempos del rey García”, en JOSÉ IGNACIO DE LA IGLESIA DUARTE (coordinador), García Sánchez III “el de Nájera” Un rey y un reino en la Europa del siglo XI, XV  Semana de Estudios Medievales. Nájera, Tricio y san Millán de la Cogolla  2004. Actas, IER, Logroño, 2005, p. 47.

[26] LUIS JAVIER FORTÍN PÉREZ DE CIRIZA, “Monjes y obispos: la Iglesia en el reinado de García Sánchez III el de Nájera”, en JOSÉ IGNACIO DE LA IGLESIA DUARTE (coordinador), García Sánchez III “el de Nájera” Un rey y un reino en la Europa del siglo XI, XV  Semana de Estudios Medievales. Nájera, Tricio y san Millán de la Cogolla  2004. Actas, IER, Logroño, 2005, ps. 227. 230  – 234. 

[27] MARGARITA CANTERA MONTENEGRO, O. C., p. 48, citando oportunamente a J. A. García de Cortázar. 

[28] ELOÍSA RAMÍREZ VAQUERO, “El rey García y sus hermanos: enfrentamiento de reyes, enfrentamiento de reinos”, en JOSÉ IGNACIO DE LA IGLESIA DUARTE (coordinador), García Sánchez III “el de Nájera” Un rey y un reino en la Europa del siglo XI, XV  Semana de Estudios Medievales. Nájera, Tricio y san Millán de la Cogolla  2004. Actas, IER, Logroño, 2005, ps. 136 – 141.  También ÁNGEL MARTÍN DUQUE, O. C., ps. 28 – 29.  Igualmente GONZALO MARTÍNEZ DÍEZ, Sancho III el Mayor, Marcial Pons Historia, Madrid, 2007, ps. 175 ss. Completar con LUIS JAVIER FORTÍN PÉREZ DE CIRIZA, O. C. ps. 220 – 234.    

[29] ELOÍSA RAMÍREZ VAQUERO, O. C., ps. 140 – 141. 

[30] LUIS SUÁREZ FERNÁNDEZ, Historia de España Antigua y Media, I, Rialp, Madrid, 1976, p. 446.

[31] LUIS JAVIER FORTÚN PÉREZ DE CIRIZA, O. C. p. 226, n.144.

[32] LUIS JAVIER FORTÚN PÉREZ DE CIRIZA, O. C. p. 234.

[33] LUIS JAVIER FORTÚN PÉREZ DE CIRIZA, O. C. ps. 231 – 232. MARGARITA CANTERA MONTENEGRO, O. C., p. 49.

[34] FRAY JUAN DE SALAZAR, Náxara ilustrada, Patronato del Monasterio de Santa María la Real de Nájera, Logroño. 1987, ps. 153 ss.

[35] FRAY JUAN DE SALAZAR, O. C., ps. 154 ss.; también Santos de La Rioja, Museo Catequético Diocesano, Logroño, 1962, ps. 41 ss.

[36] FRAY JUAN DE SALAZAR, O. C., p. 155.

[37] JACQUES LE GOFF et alii, O. C., p. 346.

[38] ISIDRO G. BANGO TORVISO, O. C., ps. 44 – 46. JUAN B. OLARTE, Monasterio de San Millán de la Cogolla. Suso y Yuso, Edilesa, León, 1995, pp. 40 – 42.

[39] JACQUES LE GOFF et alii, O.C., p. 346. 

[40] El 11 de marzo de 1055,  el rey Sancho el de Peñalén “con mi madre doña Estefanía, por el alma de don García mi padre y por las malas acciones que hemos cometido contra la casa de San Millán…a ti obispo don García…te devuelvo el majuelo de villa Formella (Hormilla) que mi padre inflamado de codicia ( seculi cupiditate inflamatus) usurpó…” A. UBIETO ARTETA, Cartulario de San Millán de la Cogolla, nº 291, en ÁNGEL MARTÍN DUQUE, O. C., p. 34, n. 70. Este documento fundamenta lo acertado de la opinión que Gonzalo de Berceo tenía del rey don García: “El reï don García, de Nágera señor, /…un firme cavallero, noble campeador, / mas pora Samillán podríe seer mejor. / Era de buenas mañas, avié cuerpo hermoso, / …mas avié una tacha, que era cobdicioso”. G. BERCEO, Vida de Santo Domingo de Silos, estrofas 127 – 128.

[41] ANTONINO M. PÉREZ  RODRÍGUEZ, “En la otra vertiente del año mil; con santo Domingo de Silos,por ejemplo”, en JOSÉ IGNACIO DE LA IGLESIA DUARTE (coordinador), Milenarismos y milenaristas en la Europa medieval. IX Semana de Estudios Medievales. Nájera 1998. Actas, IER, Logroño, 1999, ps. 383 – 399.   

[42] ISIDRO G. BANGO TORVISO, O. C., p. 44 – 46. 52. JUAN B. OLARTE, Monasterio de San Millán de la Cogolla. Suso y Yuso, Edilesa, León, 1995, pp. 40 – 42. Una visión más realista basada en la documentación monástica, JOSÉ ÁNGEL GARCÍA DE CORTÁZAR, “Los monasterios del reino de León y Castilla a mediados del siglo XI: un ejemplo de selección de las especies”, Monjes y monasterios hispanos en la Alta Edad Media, Aguilar de Campoo, 2006, Fundación Santa María la Real – CER, ps. 258 y 276.

[43] FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ CONDE, O. C., p. 568. JOAQUÍN PEÑA, Los marfiles de San Millán de la Cogolla, Editorial Ochoa, Logroño, 1978, ps. 123 ss.

[44] Como introducción a San Isidoro de León, v. la obra colectiva, Real Colegiata de San Isidoro. Relicario de la monarquía Leonesa, Editorial Isidoriana – Edilesa, León, 2007.

[45] CN III, 9 - 12.

[46] FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ CONDE, O. C., p. 40.

 

 

 

Viajar después de muerto al servicio del poder.
Trasiego de reliquias en el libro III
de la Crónica Najerense

 

 

 

Antonino M. Pérez Rodríguez

IES “Lope de Vega”. Madrid

 

Comunicación presentada en

 XIX SEMANA MEDIEVAL DE NÁJERA.

AGOSTO. 2008