ca. 1723 Santo Domingo aparece bajo un arco gótico, entre el gallo y la gallina sobre su sepulcro. Es un exvoto que conmemora un milagro acaecido por la intercesión del Santo. A Pedro Rubina se le derrumbó encima el pozo que limpiaba en la casa del corregidor, y aunque permanció cuatro horas sepultado, fue hallado vivo y sano. En la imagen y sobre la capa del santo se hallan bordados sus milagros más populares. | |||||
Advertencia previa
Los capítulos de esta “Guía Sentimental de las tierras de Gonzalo de Berceo” no son ni nunca quise que fueran trabajos estrictamente académicos. Pretenden ser modestamente rigurosos, pero ese rigor está puesto al servicio de la divulgación atractiva y de la comunicación directa y espontánea con el posible lector. Un tema tan complejo como “el milagro del gallo y la gallina” tiene excelentes especialistas con los que no intento competir. Aquí simplemente se trato de recordar que también en Nájera, un eclesiástico, celoso de la fama de la ciudad y del prestigio y buena economía de su abadía, quiso enriquecerlas con parte del prestigio del celebérrimo prodigio.
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BIBLIOTECA GONZALO DE BERCEO | |||||
1.- Cristo y sus milagros como el precedente y el modelo de los de los santos.
En la tradición cristiana, el santo es “el hombre de Dios” que ya en esta vida, por su total entrega a la voluntad de Dios, ha merecido la gracia de participar plenamente de “la vida eterna”, es decir, comparte con Cristo Resucitado la pertenencia total al Reino de Dios y por lo tanto, es literalmente “otro Cristo” y como Él se comporta. Para un cristiano, Cristo es el instaurador, mediante su palabra y sus obras, del Reino de Dios en la Tierra. El Reino de Dios es el reino pleno de la gracia de Dios, del bien, de la verdad, de la justicia, del amor, de la belleza y de la paz. Excluye absolutamente el mal y sus consecuencias: el pecado, el dolor, la injusticia y la muerte. Ese es el verdadero sentido de los milagros de Cristo y de los santos: demostrar que el Reino de Dios ya está entre nosotros y que por lo tanto el mal y sus consecuencias: el pecado, el dolor, la injusticia y la muerte, en presencia del Reino de Dios, desaparecen.
El texto evangélico clave es el denominado “Los signos mesiánicos”, Mateo 11,1- 6 (Lucas 7,18-23). Veamos el texto:
Téngase en cuenta que Mt 11:5, del AT evoca: Is 29.18-19; 35.5-6; 26.19; 61.1. Texto paralelo de Mt 11:5, en el NT, es: Lc 4.16-22.
2.- El milagro como género literario.
Un milagro es un hecho, un suceso maravilloso. Pero un milagro es también un relato literariamente compuesto adrede, v. g., para acrecentar la fama de santidad de un siervo de Dios o el prestigio del lugar donde se dice que sucedió el prodigio. La explicación de ello es sencilla. El milagro, como suceso maravilloso en el que interviene la divinidad, es un hecho siempre objetivamente incomprobable, inverificable. Su percepción y su relato son elaboración subjetiva de un individuo o de una colectividad y, por lo tanto no pertenecen a lo “histórico”, al relato objetivo de lo que pasó, tal y como pasó, sino a la “memoria histórica” que es exactamente lo contrario: el recuerdo subjetivo de lo que pasó, tal y como lo sintió quien lo cuenta o quienes se lo contaron al que lo cuenta. Por ser “memoria histórica”, el relato milagroso que tiene éxito popular puede ir adquiriendo paulatinamente autonomía propia, perdiendo la espacialidad y la temporalidad originarias, y termina convirtiéndose en un “predicado” que se atribuye a cualquier “sujeto” que a juicio del narrador lo precise. Sucede con los milagros como con “las leyendas urbanas”: son anécdotas curiosas que acaban por atribuirse libremente a diversos personajes históricos sin que al final sepamos a quién exactamente le sucedió. No nos debe extrañar que el milagro de “la rueda” (el peregrino resucitado tras morir aplastado por la rueda un carro cargado de piedras para la construcción) se atribuya por igual a santo Domingo de la Calzada y a su discípulo, san Juan de Ortega. Tampoco que a san Juan de Ortega, colocándolo a la altura de Cristo, se le atribuya la multiplicación de panes para alimentar a gran número de peregrinos llegados hasta su fundación.
3.- El “milagro del gallo y la gallina”.
En la historia de la composición del celebérrimo milagro, voy a seguir paso a paso el proceso descrito acertadamente por Javier Pérez Escotado en su De milagros y fronteras. El milagro del gallo y la gallina interpretado al fin razonablemente, Gobierno de la Rioja, Logroño, 1999, ps. 29 y ss.
A) “El milagro del ahorcado”.
Primero fue “el milagro del ahorcado”, atribuido a Santiago y sucedido en Toulouse. Fue relatado por Aimeric Picaud y conservado en el Liber Sancti Iacobi (antes Codex Calixtinus),II, V. La versión puede datarse hacia 1160.
El “milagro del ahorcado”, atribuido a Santiago, tiene un inmenso éxito y se difunde por toda Europa: - Vicent de Beauvais lo recoge en su Speculum historiale (1250). - De ahí lo toma Jacobo de la Vorágine en su muy leída Leyenda dorada (1255 – 1266). - Gonzalo de Berceo recoge en los Milagros de Nuestra Señora (escritos entre 1246 – 1252) una variante atribuida a la Virgen, el “milagro del ladrón devoto” (milagro VI), que es recogida por el Rey Sabio en la Cantiga 13 y su variante, la 182. - Alfonso X el Sabio, en las Cantigas de Santa María (1252 – 1284), en la Cantiga 175, recoge la versión de “el milagro del ahorcado” de Aimeric Picaud, de Vicent de Beauvais y de Jacobo de la Vorágine, lo sigue situando en Toulouse, pero lo atribuye a la Virgen.
B) “El milagro del gallo y la gallina”, evolución de “el milagro del ahorcado”.
En segundo lugar “el milagro del ahorcado”, bastante antes de 1350, que es la primera fecha en la que lo tenemos documentado en una bula de Clemente VI, se transforma en “el milagro del gallo y la gallina”, se dice que sucede en Santo Domingo de la Calzada y se atribuye al santo que da nombre a esta ciudad. La primera versión que tenemos del prodigio es de Nopar, Señor de Caumont, viajero a Compostela, que recoge el suceso en su relato de la peregrinación ( en 1417). El relato tiene significativas variantes en relación con “el milagro del ahorcado”.
C) ¿Cómo sucedió la transformación de “el milagro del ahorcado” en “el milagro del gallo y la gallina”?
Aceptando la explicación de Javier Pérez Escotado, en un momento que desconocemos entre 1250 y bastante antes de 1350, un clérigo calceatense, añade a los milagros tradicionalmente atribuidos a santo Domingo de la Calzada “el milagro del ahorcado”, hasta ese momento atribuido a Santiago o a la Virgen, pero modificándolo en dos aspectos: - Sigue en la estela de la historia bíblica de José, pero escogiendo ahora como modelo el pasaje de José y la mujer de Putifar (Gn., 39,1 ss.). - Lo completa con un serio aviso del ridículo en el que pueden caer los escépticos que dudan de los poderes sobrenaturales de los santos. Conocedor de los juegos de entretenimiento y destreza que provenían de la tradición de la alquimia recreativa, se inventa, para ello, la muy lograda escena de la resucitación del gallo y la gallina Luís M. Calvo Salgado (Revista Historia 16, año XIII, número extra dedicado al XACOBEO 99, “El milagro del gallo y la gallina” ps. 16 – 23), ofrece otra sugerente explicación; en la p. 20, dice textualmente:
4.- El éxito de “el milagro del gallo y la gallina”.
El milagro del gallo y la gallina gozó y goza de un gran éxito. Por ejemplo, José Antonio Monge, en “Cantó la gallina después de asada”, un artículo publicado en La Aventura de la Historia, nº. 105, 2007, ps. 97-101, da cuenta de la popularidad que alcanzó en Alemania, sobre todo en el sur. En Baviera se popularizó una versión que mezcla “el milagro del ahorcado” con el “del gallo y la gallina”. Vuelve al tema del padre y el hijo acusados de ladrones por el posadero avaricioso mediante la artimaña de la copa. El hijo se ofrece a ser castigado y es ahorcado. Todo sucede ahora en la propia Compostela. El padre acude a la catedral para culminar la peregrinación y, al volver, comprueba que el hijo sigue vivo, gracias a la protección de Santiago. Da cuenta de ello al juez que comprueba el hecho y los dos van a ver al posadero que se está almorzando dos palomas. Y las palomas resucitan. Esta versión está magníficamente representada en un retablo de la iglesia de Sankt Jakob en Rothenburg ob der Tauber, cerca de Nuremberg. Son 5 magníficas tablas pintadas por Friedrich Herlin en 1466.
5.- La variante najerina del milagro “del gallo y la gallina”.
Vicente García de Diego nos presenta un texto en sus Leyendas de España (Antología de leyendas. Estudio preliminar, selecc. y notas de V. García de Diego. Barcelona, Labor, 1953, 2 vos. El primer tomo contiene las españolas; el segundo, leyendas de diversas partes del mundo y de diversas épocas. Reimpreso sin las notas ni la documentadísima introducción en Barcelona: Círculo de Lectores, 1999), luego reelaborado por Porfirio Arroyo en Leyendas de la vieja España, Temas Españoles, núm. 211, Publicaciones Españolas, Madrid, 1955, ps. 28 – 29, que, tomado de la portada de este portal de internet, vallenajerilla.com transcribo aquí:
6.- Comentarios a la variante najerina del milagro “del gallo y la gallina”.
Estamos ante un auténtico relato corto, novela histórica breve o cuento, piadosos, en el que un monje de Santa María la Real de Nájera intenta aunar la promoción de la devoción a Santiago con la de la Virgen, intereses ambos muy caros a la abadía najerina. El relato, como puede ver cualquier lector atento, es muy tardío y aprovecha y mezcla toda la rica herencia anterior, pero ampliándola y modificándola a placer. El hilo conductor es la predestinada vida del ahorcado, alguien llamado, desde su milagrosa concepción, a manifestar en su entera existencia la gloria de Dios revelada en el poder milagroso de la Virgen y de Santiago. Él termina convertido en clérigo ejemplar y su acusadora en monja penitente. Es conocida la capacidad de la abadía najerina para crear leyendas de éxito al servicio de sus intereses espirituales, que a la vez lo son políticos y económicos. Ahí está como buen ejemplo la muy exitosa invención de la leyenda de “la paloma y el azor” sobre la fundación del monasterio najerino de la que traté en otro trabajo.
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