En esta vidriera del Monasterio de Valvanera se representa el milagro del labrador devoto de la Virgen que es salvado de un salteador gracias a María.Seguir el enlace para ver el milagro de la Virgen de Valvanera.

 

 

 

 

1. Definición del cuento.

 

El cuento es una narración breve, oral o escrita, de un suceso real o imaginario; en ella interviene un reducido número de personajes que participan en una sola acción con un solo foco temático. El objetivo del cuento es provocar en el lector una única respuesta emocional, que unas veces tiene que ver con la moral práctica, con el saber vivir, y otras muchas, con el pasatiempo o el entretenimiento divertido.

En el cuento se acepta que pueda predominar la ficción imaginativa o fantástica en la que los límites entre lo natural y lo sobrenatural no están claramente establecidos. Por eso, un subgénero muy importante es el de los denominados cuentos maravillosos.

El tiempo y el lugar de la acción suelen ser indeterminados. Igualmente lo son la época, la familia o la colectividad a la que pertenecen los personajes, que pueden ser humanos o no.

Los personajes pueden carecer incluso de identidad propia precisa, pero terminan resultándonos inolvidables por las acciones que realizan o por los sucesos que les acontecen[2].

2. Estructura del cuento maravilloso.

       Simplificando mucho las investigaciones de V. Propp, obtendríamos para el cuento maravilloso la siguiente secuencia narrativa básica:

                               a.      Ruptura de una situación de equilibrio o situación de crisis.

                               b.      Aparece el personaje protagonista – el héroe – que asume la misión de recomponer la situación inicial.

                               c.      Dificultades que tiene que superar el héroe en su misión.

                               d.      A pesar de todo, el héroe consigue cumplir su misión.

                               e.      Se restablece la situación inicial que muchas veces resulta mejorada y el héroe es recompensado.

3. Ejemplo de estructura del cuento maravilloso.

El texto pertenece a una antología de los cuentos rusos recogidos por Alexandr Nikoláievich Afanásiev. Presenta completa la estructura descrita. Vamos a verlo.

 

       

 

 La bruja del brazo cortado

 

 

a.       Ruptura de una situación de equilibrio. Situación de crisis.

Una tarde, ya anochecido, llegó un cosaco a una aldea, se detuvo en la última casa y pidió:

— ¡Eh, señor, déjame que pase la noche aquí!

— ¡Adelante, si no le tienes miedo a la muerte!

“¿Qué querrá decir el campesino?”, pensó para sí el cosaco. Dejó el caballo en la cuadra, le dio de comer y entró en la casa. Vio a los campesinos, a las mujeres y a los niños. Lloraban todos a lágrima viva, rezaban y vestían camisas limpias.

— ¿Por qué razón estáis llorando?

— Mira —respondió el dueño—, por las noches, en nuestra aldea, la muerte escoge una casa, una cualquiera, y pasa por ella. A la mañana siguiente tenemos que poner a todos los que viven en ella en ataúdes y llevarlos al cementerio. Precisamente esta noche nos toca el turno a nosotros.

 

b.      Aparece el personaje protagonista (el héroe) que asume la misión de recomponer la situación inicial.

Respondió el cosaco:

— ¡Eh, no te preocupes, señor!

 

c.       Dificultades que tiene que superar el héroe.

Los habitantes de la casa se echaron a dormir. El cosaco sabía bien lo que tenía que hacer y vigilaba con los ojos bien abiertos.

Justo a media noche se abrió la ventana. Se asomó una bruja, toda vestida de blanco, con un hisopo en la mano; lo metió dentro de la casa y, en cuanto estuvo preparada para rociarla, el cosaco desenvainó su sable y le cortó el brazo, a la altura del hombro. La bruja lanzó un alarido de dolor, se puso a chillar y a aullar como un perro, y huyó a la carrera. El cosaco recogió el brazo cercenado, lo escondió bajo su capote y se echó a dormir.

Por la mañana se despertaron los habitantes de la casa, vieron que todos, sin ninguna excepción, estaban sanos y salvos, y se pusieron contentísimos.

      ¿Queréis que os diga quién es vuestra “muerte”? Reunid rápidamente a los soldados, a los capataces, y vamos a buscarla por la aldea—dijo el cosaco.

 

d.      A pesar de todo, cumple su misión.

Le obedecieron de inmediato y comenzó el minucioso registro de las casas. Nada aparecía por aquí, nada se veía por allá, hasta que llegaron a la casa del sacristán.

—  ¿Es ésta toda tu familia? —preguntó el cosaco.

—  ¡No, señor! — respondió el sacristán—. Una de mis hijas no se encuentra bien y se ha quedado echada al lado de la estufa.

El cosaco fue a verla. La muchacha tenía un brazo cortado. El cosaco contó lo que había ocurrido la noche anterior, sacó de debajo de su capote el brazo cercenado y todos vieron que pertenecía a la muchacha.

 

e.       Se restablece la situación inicial y el héroe es recompensado.

Las autoridades recompensaron al soldado con dinero y ordenaron ahorcar a la bruja.

 

 

 

 

4. Estrecha relación entre el cuento maravilloso y la mentalidad de las sociedades escasamente desarrolladas.

En una sociedad escasamente desarrollada, como fue, sin ir más lejos, la de la Rioja profunda de mi niñez y primera juventud, los cuentos maravillosos son más verosímiles para el que los escucha porque en ella son consideradas habituales las situaciones en las que elementos sobrenaturales conviven con la realidad cotidiana. Compárese el cuento que acabamos de leer con el siguiente testimonio de una vecina de Cornago (La Rioja), transmitido por Javier Asensio[3] y que habla de una época no tan lejana:

 

“Y, antes, decían que las brujas andaban por los tejados, y subían los hombres con una tranca y machacaban a los gatos y los tiraban al suelo, y al día siguiente, si veían alguna mujer herida, decían:

––“Mira, ya la hemos descubierto, esa es la bruja de anoche, a la que dimos leña”.

Y teníamos tanto miedo que, claro, algunas veces se tenían que dormir los mozos con sus novias porque estaban cagaditas de miedo.”

 

5. Cuando gana el malo.

El cuento, como la vida misma, es amoral. Gana quien tiene más ingenio, quien concibe más eficaces artimañas. La astucia, ayudada del empleo de cualquier medio al alcance, es la mayor virtud.  Desde el osado, sagaz y astuto Odiseo, fértil en engaños, y desde el célebre episodio de El Caballo de Troya en la primera parte del genial libro II de la Eneida virgiliana, donde se demuestra que la mismísima diosa Palas Atenea es mucho peor aún que su protegido Ulises, hemos aprendido muy bien que de los hombres y de los dioses, en lo tocante a la justicia y a la honradez, lo mejor es no fiarse. No debe causarnos extrañeza que con frecuencia en el cuento ganen los malos, caso, claro está, de que tengan buenas aldabas. Recuérdense los viejos y cínicos versos que explicaban por qué, en los campos de batalla de la Reconquista, al bando cristiano no siempre se le aparecía el héroe, Santiago matamoros:

“Llegaron los sarracenos

Y nos molieron a palos;

Que Dios ampara a los malos

Cuando son más que los buenos”.

 

            Veamos un ejemplo de astucia del héroe, que triunfa a pesar de ser precisamente el malo de la historia. Tomo el texto de Sendebar,

 

       

 

 El hombre, la mujer, el papagayo y la criada

 

a.      Ruptura de una situación de equilibrio.

—Señor, he oído decir que un hombre tenía celos de su mujer. Compró un papagayo, lo metió en una jaula y lo puso en su casa ordenándole que le contase todo cuanto viese hacer a su mujer y que no le ocultase nada.

Después se marchó a sus quehaceres e inmediatamente entró en su casa el amigo de ella. El papagayo vio cuanto ellos hicieron.

Cuando el hombre bueno vino de su trabajo, se puso cómodo, y—sin que su mujer se enterara—, mandó traer al papagayo y le pregunto por lo que había visto. El papagayo le contó todo lo que viera hacer a la mujer con el amigo. El hombre rompió con ella: no volvió a hablarle ni a tener relaciones con ella.

 

b.      Aparece el personaje protagonista (el héroe) que asume la misión de recomponer la situación inicial.

La mujer pensó que el soplo había salido de la criada. Por eso la llamó y le dijo:

—“Tú has contado a mi marido lo que pasó el otro día.”

La moza le juró que ella no le había dicho nada al marido y añadió:

—“Señora, sabed que el que se chivó, fue el papagayo.

 

c.      Dificultades que tiene que superar el héroe.

En cuanto anocheció, la mujer cogió la jaula, la puso en el suelo y con una regadera, como si lloviese a cántaros, comenzó a echarle agua encima al papagayo; con una mano sostuvo un espejo sobre la jaula, con la otra, tomó una candela y moviéndola rápidamente delante del espejo, producía vivos destellos de luz que parecían relámpagos. Además, comenzó a mover, vacío y con rapidez, un molino casero y el papagayo pensó que eran truenos. Ella se entretuvo toda la noche en este juego hasta que amaneció.

 

d.      A pesar de todo, cumple su misión.

Cuando por la mañana vino el marido de trabajar, inmediatamente le preguntó al papagayo:

—“¿Has visto esta noche alguna cosa?”

— “Con la lluvia, truenos y relámpagos que ha habido, no he podido ver nada de nada esta noche.”

—“Si todo lo que me has contado de mi mujer es tan verdadero como lo que ahora me dices, no hay en el mundo ser mas mentiroso que tú.

 

e.      Se restablece la situación inicial y el héroe es recompensado.

Y, Señor, mandó matarlo. Fue a ver a su mujer, la perdonó y volvió a tener relaciones con ella.

 

 

 

 

 

 

6. La Virgen María en los Milagros, “el héroe” del cuento maravilloso.

Si queremos entender algo de la experiencia religiosa europea, a partir del s. IV, tendremos que tomar muy en serio la advertencia del historiador inglés Arnold Joseph Toynbee (1889-1975), cuando nos dice que el cristianismo, que era originalmente tan sólo una profunda reforma del judaísmo palestino, fue luego radicalmente transformado por la manera de pensar griega y el genio organizador romano. El monoteísmo judío tuvo que cohonestarse con paganismo greco – romano y uno de los efectos de este sincretismo es el papel asignado a la Virgen en la piedad cristiana.

       Este papel ya comenzó a dibujarse en los evangelios apócrifos, textos básicos en los que los fieles cristianos de todos los tiempos han saciado su curiosidad por la vida de Jesús y de su familia de la que los evangelios canónicos dan escasos detalles. Todavía hoy, por ejemplo, en nuestros pueblos riojanos se sigue cantando en Navidad un villancico que es un viejo romance medieval inspirado en uno de esos textos. El episodio de la Virgen y el ciego en la vuelta de Egipto ha obtenido un magnífico éxito popular. Tomo el texto del Cancionero Popular de La Rioja. La riqueza de versiones del este romance puede verse en La navidad riojana. Villancicos, aguinaldos, romances y leyendas, magnífica publicación de textos y canciones reeditada varias veces por Piedra de Rayo[4].

Nuestro texto, que presenta numerosas coincidencias con el c. XX del Evangelio del pseudo Mateo, entre los apócrifos de la Navidad, nos cuenta uno de los muchos milagros que presuntamente sucedieron tanto en la ida de la Sagrada Familia de Belén a Egipto como en el viaje de regreso. El milagro, acaecido, según el texto, en el viaje de regreso, es una primera muestra de cómo se comporta la Virgen con sus benefactores.

 

 

Tabla del retablo de la iglesia de Terroba en Los Cameros (La Rioja)

 
 

Villancico en romance de la Virgen y el ciego

 

Camina la Virgen pura,

De Egipto para Belén;

Y en la mitad del camino

Pidió el niño de beber.

—No pidas agua, mi vida;

No pidas agua, mi bien,

Que los ríos bajan turbios

Y los arroyos también,

Y las fuentes se han secado

Y ya no pueden correr.

Mas, arriba, en aquel alto,

Hay un dulce naranjel

Cargadito de naranjas,

Que otras no puede tener.

El viejo que las guardaba

Es un ciego que no ve.

—Déme, ciego, una naranja

Para el niño entretener.

 

—Entre usted, señora, y coja

Las que hubiere menester.

La Virgen como era Virgen

No cogía más que tres;

El Niño como era niño,

No cesaba de coger.

Por una que coge el Niño

Cien vuelven a florecer.

Camina la Virgen pura

Y el ciego comienza a ver.

— ¿Quién sería esa Señora

Que me hizo tanto bien,

Que les dio luz a mis ojos

Y a mi corazón también?

Era la Virgen María

Que iba de Egipto a Belén.[5]

 

   

 

 

Pero fue en Éfeso, en la ciudad de Artemisa – Diana, la diosa de la fuerza germinativa de la vida, donde, durante el III Concilio Ecuménico (junio y julio del 431), se proclamó a María, la madre de Jesús, Madre de Dios, y por lo tanto la más eficaz intercesora de los hombres ante Dios. Allí la comunidad cristiana griega dio con el eslogan al que desde entonces siempre se ha atenido la devoción popular a la Virgen María: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.”

A partir de ese momento la Virgen María tiene en la devoción popular el decisivo cometido de manifestar el lado humano, femenino, maternal, acogedor, protector, compasivo de la divinidad. En la mentalidad popular Ella no es Dios, pero está a su lado y se emplea a fondo en favor de sus fieles, recordándole continuamente  a Dios que ella hizo posible su encarnación, siendo su madre natural, y que a una madre no hay buen hijo que no acabe complaciéndola. En el certero instinto práctico popular ese es el fundamento de su omnipotente capacidad de intercesión y auxilio.

Es san Bernardo el mejor definidor de María como medianera de todas las gracias. Léase el siguiente texto tan de acuerdo literalmente con el papel que le asigna Berceo en sus Milagros, en concreto en el que aquí comentamos.

“O quisquis te intelligis in huius saeculi profluvio magis inter procellas et tempestades fluctuare, quam per terram ambulare; ne avertas oculos a fulgore huius sideris, si non vis obrui procellis.

Si insurgant venti tentationum, si incurras scopulos tribulationum, respice stellam, voca Mariam.

Si iactaris superbiae undis, si ambitionis, si detractionis, si aemulationis, respice stellam, voca Mariam.

Si iracundia, aut avaritia aut carnis illecebra naviculam concusserint mentis, respice ad Mariam.

Si criminum immanitate turbatus, conscientiae foeditate confusus, iudicii horrore perterritus, barathro incipias absorberi tristitiae, desperationis abysso, cogita Mariam.

In periculis, in angustiis, in rebus dubiis, Mariam cogita, Mariam invoca.

Non recedat ab ore, non recedat a corde; et, ut impetres eius orationis suffragium, non deseras conversationis exemplum.

Ipsam sequens, non devias; Ipsam rogans, non desperas; Ipsam cogitans, non erras; Ipsa tenente, non corruis; Ipsa protegente, non metuis; Ipsa duce, non fatigaris; Ipsa propitia, pervenis.

Et sic in temetipso experiris quam merito dictum sit: “Et nomen virginis, Maria”

 

(Sancti Bernardi abbatis, De Laudibus Virginis Matris. Super verba Evangelii: «Missus est angelus Gabriel» etc. homiliae quatuor. Hom. 2,17,1-33).

 

 

San Bernardo viene a decir:

 “Tú!, cualquiera que seas, que entiendes que, en el agitado fluir de nuestra vida, más que caminar por tierra firme, lo que hacemos es ir a la deriva en medio de borrascas y tempestades; no apartes los ojos de la luz de esta estrella, si no quieres zozobrar en las tormentas.

Si se levanta el viento de las pruebas, si encallas en los escollos de las tribulaciones, mira la estrella, invoca a María.

Si eres zarandeado por las olas del orgullo, o de la ambición, o de la crítica acerba, o de la rivalidad enconada, mira la estrella, invoca a María.

Si la cólera o la avaricia o la lujuria están sacudiendo la frágil barquilla de tu ánimo, mira a María.

Si, perturbado por el recuerdo de la enormidad de tus delitos, avergonzado por la fealdad de tu conciencia, aterrorizado por el rigor del Juicio Divino, comienzas a ser absorbido por el torbellino de tristeza, a despeñarte en el abismo de la desesperación, piensa en María.

En los peligros, en los aprietos, en las incertidumbres, piensa en María, invoca a María.

Que tus labios nunca dejen de pronunciar su nombre, que jamás deje de invocarlo tu corazón; y para que alcances el socorro de su intercesión, sigue el ejemplo de su trato.

Siguiéndola, no te extravías, rogándola, no  desesperas, pensando en Ella, no cometes errores.

Sosteniéndote Ella, no te caes; Protegiéndote, nada temes; siendo ella tu guía, no te cansas; con su ayuda, siempre llegas.

Y así comprobarás en ti mismo  con cuánta razón se dijo: “Y el nombre de la Virgen era María”.

 

 

 

Jacques Le Goff (Una larga Edad Media. Paidós, Barcelona, 2008, pg.89-90) se atreve a afirmar:

 

 “Creo que en la Edad Media María fue venerada profundamente, a pesar del monoteísmo ortodoxo, como una especie de cuarto componente divino, una cuarta persona en la Trinidad. Durante mucho tiempo tuve reparos en expresar esa intuición, pero creo que se corresponde con la realidad de las creencias. […] {Cierto número de santos y teólogos eminentes se opusieron} porque consideraban que en esa “herejía” se encontraba el fundamento o la consecuencia de una devoción casi pagana a María, una suerte de regreso al culto pagano de las diosas madres.”

 

A los monoteístas radicales y puritanos tales ideas religiosas les han parecido y les parecen auténticas blasfemias, pero a los europeos de a pie, que nunca han dejado de ser paganos, que nunca han olvidado que fue una mujer – madre la primera representación europea de Dios (recuérdese la Venus de Willendorf, ca. 30.000-25.000 a.C., p. e.) y que escogieron muy pronto, para representar a María, Madre de Dios, la imagen egipcia de Ísis dándole de mamar a Osiris, les parecen lo más lógico y adecuado.

Ello explica el porqué de la influencia que, no sólo en las vidas privadas sino también en las públicas como fuerza asociadora e integradora, han tenido y siguen teniendo las Vírgenes patronas de las poblaciones o de los territorios. Estoy pensando, por ejemplo, en la influencia de la figura de la Virgen de Valvanera en la propia identidad riojana, como lo demuestra el reciente estudio de Fermín Labarga García.

 

7. Los Milagros de Nuestra Señora, el narrador Gonzalo de Berceo y el cuento fantástico.

Para entender el porqué y el cómo de los Milagros de Nuestra Señora (ca. 1246) del maestro Gonzalo de Berceo (ca.1195 – ca.1265)[6], a lo ya dicho sobre el origen y el cometido de la devoción popular a la Virgen, debemos sumar la renovada lectura y adaptación de las colecciones latinas de milagros marianos, potenciadas por la espiritualidad del Gótico, que, sin olvidar su divinidad, se siente mucho más a gusto subrayando la humanidad de Cristo; el amplio movimiento de divulgación religiosa puesto en marcha por el IV Concilio de Letrán (1215); el fortísimo impulso que a la exaltación mariana le da San Bernardo de Claraval (1090-1153), coincidiendo con el nacimiento y desarrollo del amor cortés; y por último el fuerte desarrollo que el culto popular europeo a la Virgen experimenta entre 1240 y 1310.

Gonzalo de Berceo es un narrador nato. Muy culto y muy atento a lo que va y viene por el cercano Camino de Santiago, pero que a la vez tiene una clara vocación de cura párroco enraizado en la forma de pensar, de hablar y de actuar de sus convecinos de Berceo, labriegos, ganaderos y pequeños artesanos y comerciantes.

Para hacerse entender por ellos, aunque desarrolla temas piadosos que ya han tenido un tratamiento culto, los recrea sirviéndose en ello de todos los recursos de la literatura popular, incluida la estructura narrativa básica del cuento fantástico que mejor podríamos llamar relato de héroe.

Al servirse del cuento fantástico o relato de héroe, no hace otra cosa que respetar la propia naturaleza de las cosas: todo milagro es objetivamente la superación de un momento de crisis gracias a la intervención de un taumaturgo, el héroe en ese caso, que restaura la situación inicial, mejorándola incluso, y recibe fama y agradecimiento por ello. Y esa es la esencia del cuento fantástico.

 

 

       8. El milagro XI.  El labrador avaro.

       De los milagros marianos contados por Gonzalo de Berceo, voy a analizar, a título de ejemplo, el que lleva el número XI. Tomo el texto modernizado de Vicente Beltrán Pepió.

 

A) El texto.

 

Milagro XI. El labrador avaro

 

1. Ruptura de una situación de equilibrio.

 

1.      “Había en una tierra / un hombre labrador

Que empleaba la reja* / más que otra labor;

Más amaba la tierra* / que no* a su Criador,

Era de muchas formas / hombre revolvedor*.

 

2.      Hacía una enemiga* / suzuela* de verdad,

Cambiaba los mojones* / por ganar heredad*,

Hacía en todas formas / tuertos* y falsedad,

Tenía mala fama / entre su vecindad.

 

3.      Aunque malo, quería / bien a Santa María,

Oía sus “milagros” / y bien los acogía*;

Saludábala siempre, / decía cada día:

—“¡ Ave gratia plena, / que pariste al Mesía!”

 

4.      Finó el arrastrapaja* / de tierra bien cargado*,

En soga* de demonios / fue luego cautivado,

Lo arrastraban con cuerdas, / de coces bien sobado,

Le pagaban el duplo / del pan que dio mudado.*

 

 

2. Aparece el personaje protagonista (el héroe) que asume la misión de recomponer la situación inicial.

 

5.      “Doliéronse los ángeles / por esta alma mezquina*,

Por cuanto la llevaban / los diablos en rapiña*;

 

3. Dificultades que tiene que superar el héroe.

 

“Quisieron socorrerla / ganarla por vecina,

Mas para hacer tal pasta / faltábales harina*.

 

6.      Si decían los ángeles / de bien una razón,

Ciento daban los otros, / malas, que buenas non;

Los malos a los buenos / tenían en rincón*,

El alma por pecados / dejaban en prisión”

 

4. A pesar de todo, cumple su misión.

 

7.      “Un ángel levantóse / dijo, —“Yo soy testigo,

Verdad es, no mentira, / esto que ahora os digo:

El cuerpo, el que llevó / esta alma consigo,

Fue de Santa María / vasallo y muy amigo.

 

8.      Siempre la mencionaba / al yantar* y a la cena,

Decía tres palabras / Ave gratia plena*;

La boca del que sale / tan santa cantilena*

No merece yacer / en tan mala cadena”.

 

5. Se restablece la situación inicial y el héroe es recompensado.

 

9.      “Tan pronto como el nombre / de la santa Reína

Oyeron los demonios / se apartaron aína*;

Derramáronse* todos / como en una neblina

Desampararon todos / a la alma mezquina*.

 

10.     Los ángeles la vieron / quedar desamparada,

De sus pies y sus manos / con sogas bien atada;

Quedaba como oveja / cuando yace enzarzada,

fueron y la acogieron / dentro de su majada. 

 

6. Moraleja.

 

11.             “¡Nombre tan adonado* / y de eficacia tanta,

Que* a nuestros enemigos / los persigue y espanta!...

No nos debe doler / ni lengua ni garganta

Que no digamos todos / Salve Regina Sancta*.

 

 

 

 

Para facilitar la comprensión del texto voy a añadir unas sencillas explicaciones de su vocabulario.

 

Estrofa 1

Reja. Se dedicaba a arar.

Tierra. La hacienda, las piezas o fincas.

Que no. Entiendase: “más amaba la tierra que a su Creador”.

Revolvedor. Pendenciero, cizañero, siempre provocando líos.

 

 

Estrofa 2

Enemiga. Maldad, vileza.

Suzuela. Sucia, dañina, de mala idea.

Mojones. Piedra que delimita terrenos.

Heredad. Para hacer más grande su finca a costa de los vecinos.

Tuertos. Entiéndase: “cometía todo tipo de entuertos (agravios) y falsedades”.

 

 

Estrofa 3

Acogía. Entiéndase “Oía contar sus milagros (los relatos de sus milagros) y le gustaban.” Era aficionado a oír contar los milagros de la Virgen.

 

 

Estrofa 4

Arrastrapaja. El labrador, por su trabajo en cuadras, gallineros y pajares, siempre lleva trozos de paja enredados en su pelo, sus vestidos o su calzado que va dejando caer por donde va.

Cargado. Rico en fincas de labor. Poseedor de una grande hacienda.

Soga. Cuerda de presos custodiada por los demonios.

Del pan que dio mudado. Le hacían ahora a él las maldades que él había hecho, pero multiplicadas por dos.

 

 

Estrofa 5

Mezquina. Desgraciada.

En rapiña. Como botín de robo.

Faltábales harina, No tenían medios para conseguir lo que querían.

 

 

Estrofa 6

En rincón. Arrinconados.

 

 

Estrofa 8

Yantar. Comer.

Ave, gratia plena”. Dios te salve María, llena eres de gracia...

Cantilena. Poema breve.  

Cadena. Prisión.

 

 

 Estrofa 9

Aína. Deprisa.

Derramáronse. Se esfumaron.

 

 

Estrofa 11

Adonado. Colmado de dones.

Que. Tanto que.

Salve Regina Sancta.” Salve Reina santa.

 

 

 

 

 

 

B) El comentario.

 

                  El texto del milagro XI cumple todas las características especificadas en nuestra definición de cuento.

                   Tiene casi exactamente la misma estructura narrativa que los cuentos analizados por Propp. Las diferencias son que aquí el ángel defensor sólo tiene como recompensa el realizar su deseo y vencer a los demonios. Y que añade Berceo, además, cumpliendo una de las exigencias del género literario cuento, una moraleja piadosa que deja claro para qué se cuenta este cuento.

                   Hay una estrecha relación entre este milagro – cuento maravilloso y el nivel de desarrollo y la mentalidad mágica de la sociedad a la que se dirige. Es tan riojalteño el ambiente en el que sucede este milagro y es tan riojalteño su lenguaje, que todavía podría haber sido contado con total éxito en cualquiera de los pueblos de la cuenca alta del Yalde en la década de los 50 del pasado siglo. Sé lo que estoy diciendo.

                   Es un milagro – cuento maravilloso amoral. Gana el malo. El labrador ha sido rematadamente malo. Pero tiene un talismán que lo va a salvar: la devoción a la Virgen. Es un relato realista. La sabiduría popular dice a quien le quiere oír que la autoridad, cualquier autoridad, para demostrar que lo es, de vez en cuando debe ser arbitraria. Recordemos: “donde hay patrón, no manda marinero”, “a quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga.” Esto ya se enseña en las parábolas evangélicas[7].

                La vida, además, enseña, y esto también está en las parábolas evangélicas[8], que “no hay mal que por (=para) bien no venga”: la solución del caso del labrador es injusta, pero beneficia a un devoto de la Virgen. Se cumple aquello de que “Dios escribe recto con líneas torcidas”. 

                En definitiva, la moral de este cuento es una amoralidad pragmática que afirma que “a quien a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija.” ¿No se lo cree el lector? Pues relea la moraleja que le saca Berceo a este milagro, siguiendo literalmente el texto citado de san Bernardo: “In periculis, in angustiis, in rebus dubiis, Mariam cogita, Mariam invoca. Non recedat ab ore, non recedat a corde…; Ipsa propitia, pervenis..”.

 

 

 

NOTAS

[1] Este artículo se publicó originariamente resumido en Piedra de Rayo, septiembre de 2008.

[2] Sobre el cuento véase:

 •Antonio Ruiz de Elvira, Mitología Clásica, Gredos, Madrid, 1975, p.12.

 •Vladimir Propp, Morfología del cuento, Fundamentos, Madrid, 1974 [2].

•Sthit Thompson, El cuento folklórico, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1972.

•Anthi Aarne, The types of Folktales, Helsinki,1961.

•Aurelio M. Espinosa, Cuentos populares españoles, California, Stanford, University, 1923-1926.

•A. R. Almodóvar, Cuentos al amor de la lumbre, Alianza, Madrid, 1999.

•Javier Asensio García, Cuentos Riojanos de tradición oral, Piedra de Rayo, Logroño, 2004.

•Alexandr Nikoláievich Afanásiev, El anillo mágico y otros cuentos populares rusos, Páginas de Espuma, Madrid, 2003.

•Sendebar, Cuentos de la Edad Media y del Siglo de Oro, edt. Jesús Maire Bobes, Akal, Madrid, 2002, pgs. 51ss.

[3] Javier Asensio, “El Santo Cristo de Ambas Aguas”, en Piedra de Rayo. Revista Riojana de Cultura popular, nº 8, dedicado a la brujería en la Rioja, febrero 2003, p.29.

[4] Sobre el villancico en romance de la Virgen y el ciego véase:

Romancero para niños, edit. Teresa de Santos, Ediciones de la Torre, Madrid, 1994, pg., 101.

•Cancionero popular de La Rioja, edit. José Romeo et alii, CSIC-Gobierno de La Rioja, Barcelona, 1987, pg. 303.

•Javier Asensio García y Helena Ortiz Viana, La navidad riojana. Villancicos, aguinaldos, romances y leyendas, Piedra de Rayo, Navarra, 2005, pgs. 101 ss.; 143 ss. Javier Asensio García, Romancero General de La Rioja, Piedra de Rayo, Navarra, 2008, pgs. 732 ss.

•Aurelio de Santos Otero, Los Evangelios Apócrifos, BAC, Madrid, 1988, ps. 212 ss.

[5]La explicación de su éxito está en que este villancico tiene claros precedentes en las historias de acogimiento a los dioses disfrazados de personas necesitadas de la mitología grecorromana como la magnífica de Filemón y Baucis (Ovidio, Metamorfosis, VIII, 611 - 724). Ejemplifica el cumplimiento de la promesa evangélica “el que de de beber a uno de estos pequeñuelos tan sólo un vaso de agua fresca porque es mi discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa” Mt., 10, 42; o “os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteisMt. 25,40. En la vida de los grandes apóstoles de la caridad cristiana como San Juan de Dios, el necesitado acogido se revelará a menudo como el propio Cristo.

[6] Sobre los Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo.

•Gonzalo de Berceo, Milagros de Nuestra Señora, edt. Vicente Beltrán Pepió, Clásicos Modernizados Alambra, Madrid, 1984, ps. 56-57.

•Gonzalo de Berceo, Milagros de Nuestra Señora, edt. Daniel Devoto, Odres Nuevos, Castalia, Madrid, 1996.

•Gonzalo de Berceo, Milagros de Nuestra Señora, edt. Juan Manuel Cacho Blecua, Colección Austral, Espasa Calpe, Madrid, 1991[12].

[7] Mt., 20, 1 – 16. sobre todo 20, 13 – 15. Lc., 15, 29 – 32.

[8] Lc., 16, 1 – 9 y 18, 2 – 5. Y toda la gran tradición de la felix culpa.

 

 

 

 

 

 

 

 

EL “CUENTO MARAVILLOSO”
EN LOS MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA
DE GONZALO DE BERCEO
[1].

 

Antonino M. Pérez Rodríguez.

Catedrático del IES “Lope de Vega”. Madrid.

Septiembre 2008
 

 

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