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Contenido 1. Mi educación civil.2. El Logroño de los 60 del siglo pasado. 1. 2. Del Bretón al Atenea.3. Muro del Carmen. Quiosco “Paracuellos”.4. Calle Portales. “Erviti” y Librería “Cervantes”.5. Avda. de Navarra. Librería “Ars”.6. La mala educación política convive con la buena música ligera.7. Conclusión.3. Comprando libros en la librería “Cervantes”, en Portales, años 60. 1. Pedro Salinas, “Perdóname por ir así buscándote…” 2. El “Romancero Gitano” de García Lorca.F. García Lorca, Romance de La Luna, Luna. 3. Miguel Hernández.M. Hernández, Mis ojos, sin tus ojos…. M. Hernández, Vientos del pueblo me llevan… 4. Pablo Neruda.Pablo Neruda. “Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
1. Mi educación civil.
Logroño fue mi primera ciudad. Yo procedo del mundo rural, de la aldea; soy un “arrastrapajas” 1 que diría Berceo, y por ello sé muy bien lo que me digo cuando hablo de “mi primera ciudad”. En Logroño aprendí urbanidad y cortesía 2. Me convertí en burgués, en habitante de la ciudad, en “cosmopolita”, que viene a ser lo mismo que ciudadano del mundo, adquisiciones ambas a las que no estoy dispuesto a renunciar, por nada del mundo
2. El Logroño de los 60 del siglo pasado.
1. De “Calle Mayor” al desarrollo.
Logroño, durante los 50, era la pequeña ciudad de provincias muy bien retratada en la película “Calle Mayor” 3. En los 60, como el resto de España, empezó a beneficiarse del desarrollo económico propiciado por la implantación de El Plan Nacional de Estabilización Económica de 1959. Recibió una emigración campesina ansiosa de mejorar y fue viendo cómo, poco a poco, se creaba una clase media emprendedora y dispuesta a lo que fuera con tal de sacudirse la mediocridad y la triste grisura del nacionalcatolicismo franquista y la moral de derrota y el victimismo del no menos dañino antifranquismo. Logroño quería llegar a ser plenamente europea a toda velocidad y puso todos los medios para conseguirlo, en la medida, claro está, en que ello era posible con la dictadura franquista firmemente asentada gracias a la peligrosísima Guerra Fría. Pero algo se pudo hacer. En 1964, hace cuarenta y seis años, el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, puso en marcha una gigantesca campaña propagandística para conmemorar “Los XXV Años de Paz”, presentados como un gran triunfo del régimen de Franco. Para ello, se dejó a un lado el discurso político de “cruzada”, que marginaba absolutamente a los vencidos en 1939, utilizando un tono más conciliador, que pretendía rentabilizar la paz franquista, asociándola a las mejoras económicas y sociales que empezaban a percibirse. El esfuerzo sirvió de poco porque la sociedad estaba cambiando a gran velocidad y empezaba a suceder lo que Rafael García Serrano explicó con gran claridad y franqueza: “Ganamos la guerra, pero estamos perdiendo la paz”.
2. Del Bretón al Atenea.
Culturalmente, Logroño no era un páramo ni cosa por el estilo. Recuerdo el mítico teatro Bretón de los Herreros, donde asistí a la representación de “La Zapatera Prodigiosa” de Lorca o a la del “El tragaluz” de Buero Vallejo; y no he olvidado los comienzos del cine Atenea con películas en versión original, burlando la censura de la época.
3. Muro del Carmen. Quiosco “Paracuellos”.
Sigo teniéndole mucho cariño al quiosco “Paracuellos” de la calle Muro del Carmen, casi en la esquina del Espolón, enfrente del lateral del “Sagasta”. Allí me acostumbré a comprar Informaciones y su magnífico suplemento literario, Tele Exprés y el Madrid o La Codorniz, Destino, Triunfo y Cuadernos para el Diálogo. También la Estafeta Literaria e Índice. Pero lo que más le agradezco es haber podido acostumbrarme a leer prensa extranjera, en francés que era la única lengua europea que conocía, como Le Monde, Le Figaro, L’Express, Le Nouvel Observateur, además del siempre mundano Paris Match 4.
4. Calle Portales. “Erviti” y Librería “Cervantes”.
Al final de la calle Portales, la verdadera calle Mayor del Logroño de entonces, cerca de la plazuela de San Agustín, estaba “Erviti” donde se podía adquirir toda clase de discos y las partituras de las canciones que estaban cambiando completamente las costumbres musicales. Estoy viendo, como si las tuviera ahora en las manos, partituras de las canciones de Paul Anka, por ejemplo. Cerquita estaba la “Librería Cervantes” donde fui adquiriendo excelente literatura en editoriales que ofrecían buenos libros a precios asequibles, Como Aguilar (“Crisol”), Espasa Calpe (“Colección Austral”), Plaza y Janés (“Libros Plaza”), Taurus (“Temas de España”), Alianza Editorial (“El Libro de Bolsillo”) o las argentinas Editorial Losada y Editorial Sudamericana.
5. Avda. de Navarra. Librería “Ars”.
A la tradicional proveedora de libros religiosos, la librería “Cerezo” de Portales, le sucedió “Ars” en avenida de Navarra donde me aficioné a las revistas católicas francesas de divulgación como Fêtes & saisons, y a la exégesis y teología posconciliar (“Sígueme”) y a la protestante, tanto la centroeuropea como la americana. En la primavera del 69, para desesperación del ultraconservador obispo de Calahorra, don Abilio del Campo, en el Seminario Diocesano de Logroño se leían y discutían las obras más recientes de la teología de la muerte de Dios: “Sincero para con Dios” de Robinson, “La ciudad secular” de Harvey Cox, “Teología radical y la muerte de Dios” de Hamilton y Altizer. Lógicamente, el obispo aprovechó el verano del 69 para hacer una radical poda y limpia de profesores y alumnos del Seminario. Así comenzó el vaciamiento del Seminario que hoy sólo llena una inquietante soledad y un clamoroso silencio. Y así comenzó mi vida universitaria.
6. La mala educación política convive con la buena música ligera.
Desgraciadamente el nacionalcatolicismo impidió por todos los medios a su alcance—que fueron todos— que tuviéramos los españoles una buena formación política liberal. El auténtico liberalismo político y económico fue, durante el franquismo, perseguido a muerte, con la ayuda, muy eficaz, por cierto, del antifranquismo que tampoco, cosa natural, lo podía ver ni en pintura. La conclusión fatal es que del “C orazón santo, Tú reinarás” nos pasamos con armas y bagajes a “La Internacional”. Del totalitarismo de derechas, al totalitarismo de izquierdas con igual irracionalidad, sectarismo y necio voluntarismo. Todo ello le venía de perillas al todo poderoso PCE. Comenzamos a chapotear en las turbias charcas de un marxismo difuso, confuso y señoritingo del que nos costaría Dios y ayuda salir a los que hemos salido, que no somos muchos. Marxismo, además, revuelto con psicoanálisis o estructuralismo. Fue la época del progresismo obrerizante.Fueron pasando por mis manos los libros y folletos de ZYX, los libros de Siglo XXI, los libros de Fondo de Cultura Económica 6, los libros de Paidós y los de un buen número de editoriales catalanas, Seix Barral, entre ellas. Añadan las canciones de Joan Baez, las de Raimon, y los Beatles, mezcladas con las del festival de Eurovisión y el de Benidorm. Y la televisión 7.
7. Conclusión.
Y todo esto a mí personalmente me cayó encima entre los 12 y los 21 años, en la década en la que pasamos de manejar el trillo de madera y piedras de sílex a ver la llegada del hombre a la luna, y dentro del Seminario Diocesano de Logroño. No me pregunten cómo no terminé en un manicomio.
3. Comprando libros en la librería “Cervantes”, en Portales, en los 60.
Comprados en la logroñesa librería Cervantes, en Portales, entre 1963 y 1969, de poesía, conservo aún cuatro muy queridos libritos.
Hacia 1963, de un número del “Reinado Social” 11 yo había guardado la página en la que habían aparecido ilustrados tres sonetos de Alberti a la Virgen del Carmen, que me habían gustado mucho. Los tres sonetos pertenecen a la primera parte de “Marinero en tierra”, sección 34, “Triduo de alba”, que el poeta dedicó a su madre.La revista, visceralmente anticomunista y no menos radicalmente antiliberal, ferviente promotora de una especie de teocracia católica, estaba en las antípodas del pensamiento de Alberti, pero lo consideraba un buen poeta aunque, según ellos, “por desgracia, profundamente descarriado en sus ideas políticas”. Cosa curiosa. En "Roma, peligro para caminantes" (1968). sección "Diez Sonetos"; Alberti dedicaría, con toda la razón, el VI, a "poner como no digan dueñas", es decir, "como chupa de dómine1' la iconografia kitsch del Corazón de Jesús.
Así me encontré yo por primera vez con el mejor Rafael Alberti en una revista religiosa y bastante más que de derechas. Esa página del Reinado Social sigue guardada en mi ejemplar de “Siete Poetas Españoles”.
El “Romancero Gitano” de García Lorca.
Creo que fue en 1962, cuando una tarde, en el Seminario, en un “estudio recreativo”—hora dedicada a la lectura personal, acompañada de música clásica— alguien puso en el tocadiscos un microsurco donde estaba muy bien grabada la declamación del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías de Federico García Lorca. Me gustó el poema y decidí seguir leyendo a Lorca. En la primera ocasión, pero ya en 1963, compré en la Librería Cervantes de Portales un ejemplar del “Romancero Gitano”12. Confieso que Lorca no es mi poeta preferido. Es demasiado barroco para mi gusto. Pero creo que no le habría hecho falta la desproporcionada promoción política que se ha hecho de su vida, de su muerte y de su obra para ser reconocido como un gran poeta. Siempre me ha interesado su “Romancero Gitano”. Creo que lo conozco bastante bien, y sin embargo me sigue emocionando ese primer romance en el que La Luna, como amorosa madre de los muertos, recoge el alma del niño gitano fallecido en la soledad nocturna de la fragua, y la lleva al “otro mundo”. Es un romance maternal. Es como una bellísima “maternidad” picassiana, pero pintada en versos.
A Conchita García Lorca.
“La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira, mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño. —Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. —Niño, déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. —Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. —Niño, déjame, no pises mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. Cómo canta la zumaya, ¡ay, cómo canta en el árbol! Por el cielo va la luna con un niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. El aire la está velando.”
Miguel Hernández. En “Signo”, semanario de la Juventud de Acción Católica que se recibía en el Seminario, un largo artículo nos recordó que el 28 de marzo de 1967 se cumplía el 25 aniversario de la muerte en prisión del poeta Miguel Hernández. Conocía yo ya a Miguel Hernández por los libros de texto de Literatura Española utilizados en bachillerato. Pero había leído muy poco de él. Y unos días antes de la fecha señalada, me fui a la Librería “Cervantes”, a ver qué podía encontrar allí. Recuerdo que en el escaparate estaba expuesto el tomito de la Editorial Losada con el contenido que yo necesitaba 14. Lo adquirí y en el Seminario fue pasando de mano en mano dentro del grupo de amigos, ávidos lectores como yo. A alguien se le ocurrió que podíamos rendirle un homenaje privado a Miguel Hernández. Nos juntamos una tarde en un aula y fuimos leyendo y comentando los poemas que cada uno había seleccionado previamente 15.Conservo aquel tomito de poemas de Miguel Hernández. Para mí Miguel Hernández es el mejor de los poetas de la Generación del 27 porque es el más sinceramente humano. Toda la tragedia de la España de los años treinta— la de la España de la República revolucionaria, de la inhumana Guerra Civil, del temprano desencanto de la mejor izquierda y del dolor de la negra posguerra— está genialmente expresada en sus versos. Pero Miguel Hernández no es sólo un poeta político. Antes y mejor, es un poeta del más sentido amor humano, amor de amigo, amor de amante, amor de novio, amor de esposo, amor de padre. Y amor de ser humano a la verdadera realidad porque ha vivido y se siente una criatura más de la más esencial Naturaleza. Miguel Hernández, un “arrastrapajas”, un paleto, igual que yo, es una radical alternativa al “señoritismo clasista” de los poetas pijorricos de buena familia que eran todos los del 27. Aquella tarde de abril de 1967 yo escogí estos dos poemas del poeta de Orihuela. El primero es un hermoso soneto amoroso. El segundo será la letra del Himno Nacional si alguna vez España vuelve a tener dos dedos de frente.
Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,
No me encuentro los labios sin tus rojos,
No sé qué es de mi oreja sin tu acento
Los olores persigo de tu viento
M. Hernández, VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN…
Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazón y me aventan la garganta.
Los bueyes doblan la frente, impotentemente mansa, delante de los castigos: los leones la levantan y al mismo tiempo castigan con su clamorosa zarpa.
No soy de un pueblo de bueyes, que soy de un pueblo que embargan yacimientos de leones, desfiladeros de águilas y cordilleras de toros con el orgullo en el asta. Nunca medraron los bueyes en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo sobre el cuello de esta raza? ¿Quién ha puesto al huracán jamás ni yugos ni trabas, ni quién al rayo detuvo prisionero en una jaula?
Asturianos de braveza, vascos de piedra blindada, valencianos de alegría y castellanos de alma, labrados como la tierra y airosos como las alas; andaluces de relámpagos, nacidos entre guitarras y forjados en los yunques torrenciales de las lágrimas; extremeños de centeno, gallegos de lluvia y calma, catalanes de firmeza, aragoneses de casta, murcianos de dinamita frutalmente propagada, leoneses, navarros, dueños del hambre, el sudor y el hacha, reyes de la minería, señores de la labranza, hombres que entre las raíces, como raíces gallardas, vais de la vida a la muerte, vais de la nada a la nada: yugos os quieren poner gentes de la hierba mala, yugos que habéis de dejar rotos sobre sus espaldas.
Crepúsculo de los bueyes está despuntando el alba.
Los bueyes mueren vestidos de humildad y olor de cuadra: las águilas, los leones y los toros de arrogancia, y detrás de ellos, el cielo ni se enturbia ni se acaba. La agonía de los bueyes tiene pequeña la cara, la del animal varón toda la creación agranda.
Si me muero, que me muera con la cabeza muy alta. Muerto y veinte veces muerto, la boca contra la grama, tendré apretados los dientes y decidida la barba.
Cantando espero a la muerte, que hay ruiseñores que cantan encima de los fusiles y en medio de las batallas.
Pablo Neruda. Junio de 1969. Todo tiene un fin. El final de junio coincidirá con mi expulsión del Seminario— por “rebelde y desobediente” y “por tener una idea del sacerdocio muy distinta de la de la Iglesia”— y con el final de mi estancia en Logroño. A principios de mayo había hecho una última adquisición en mi querida Librería “Cervantes” de Portales: los “20 poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda 16.No coincido absolutamente en nada con Neruda en sus ideas políticas, pero envidio su vitalismo maravillosamente reflejado en sus memorias, en ese delicioso libro cuyo título ya es un éxito: “Confieso que he vivido”.Y, además, comparto muchos de sus versos. Un amigo que me conoce bien me acaba de regalar la “Antología General”, edición conmemorativa preparada por la Real Academia Española, que es un buen repaso a la vida, obra y evolución ideológica de esta polifacética persona que a nadie dejó indiferente. En el coche de línea que me devolvía a Nájera con el escaso equipaje que había ido reuniendo en 10 años de Seminario, una muy triste tarde de un espléndido día de finales de julio de 1969 en la que, a medida que me alejaba de Logroño, iba dejando atrás, definitivamente, todo un proyecto de vida, yo iba recitando con el alma encogida este muy leído poema de Neruda:
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche".
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está
estrellada,
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta
noche.
En las noches como ésta la tuve entre mis
brazos.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Puedo escribir los versos más tristes esta
noche.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Qué importa que mi amor no pudiera
guardarla.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo
lejos.
Como para acercarla mi mirada la busca.
La misma noche que hace blanquear los mismos
árboles.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la
quise.
De otro. Será de otro. Como antes de mis
besos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la
quiero.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis
brazos,
Aunque éste sea el último dolor que ella me
causa,
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NOTAS
1 Berceo, "Milagros de Ntra. Señora XI 273.2 Gaius Iulius Caesar. Bellum Gallicum. I.I, 3 ".. .propterea quod a cultu atque humanitate prouinciae.3 Estrenada en 1956. Dirigida por Juan Antonio Bardem.4 Nadie se lo cree, pero aún conservo algún número de Le Monde y algún ejemplar de Paris Match dando cuenta de los sucesos de Mayo del 68 en Paris.5 La introducción al marxismo de Marta Hamecker. que sería nuestro nuevo catecismo junto con los "Principios Elementales de Filosofía" de Georges Politzer. 6 La traducción de "El Capital" de W. Roces y los magníficos breviarios. 7 Escala en Hi-Fi. de julio de 1961 a 1967.8 "Siete Poetas Españoles" colección" Temas de España". Taurus. Madrid. 1963 9 Poeta alicantino, premio Nacional de Poesía en 1980. 10 Pedro Salinas, "La voz a ti debida", fragmento 41 (w. 1449-1470). "Siete Poetas Españoles", ps., 84 -85.11 La "Revista Ilustrada del Reinado Social del Sagrado Corazón", aparecida por primera vez en mayo de 1918 y con creciente éxito en los años 50 y 60 en las familias católicas españolas e hispanoamericanas más conservadoras.12 Federico García Lorca, "Romancero Gitano", "Biblioteca Contemporánea" (9ª edición), Editorial Losada. Buenos Aires. 1962. 13 La "damnatio memoriae" franquista nunca fue tan eficaz como lo ha sido siempre la estalinista. 14 Miguel Hernández, "El rayo que no cesa". "Viento del pueblo". "El silbo vulnerado", Biblioteca Contemporánea, Editorial Losada, Buenos Aires, 1963. Dentro, en las primeras páginas, se especifica el siguiente contenido: "Imagen de tu huella". "El silbo vulnerado". "El Rayo que no cesa". "Otros poemas". "Viento del Pueblo".15 Ese comportamiento no era nada raro. En el Seminario, entre los alumnos, salvo las naturales excepciones, el ambiente de convivencia era bueno. Desde pequeños, en medio de la necesidad de todo, habíamos aprendido a ayudamos, a intercambiar todo lo que teníamos, sobre todo libros y opiniones críticas. 16 Pablo Neruda, "20 poemas de amor y una canción desesperada", n° 28 de la Biblioteca Contemporánea de la Editorial Losada. 6ª edición. Buenos Aires. 1962.17 "Confieso que he vivido". 1ª edición. Biblioteca Breve. Editorial Seix Barral. Barcelona. 1974. 1S Pablo Neruda, "Antología General", Edición Conmemorativa, Real Academia Española, Asociación de Academias de la Lengua Española, Alfaguara, Madrid, 2010, 19 Pablo Neruda, "20 poemas de amor y una canción.. .", 20, "Puedo escribir los versos..."
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