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Si las estrofas que inician el Libro de Alexandre han merecido alguna atención de los investigadores de la literatura medieval, ello se debe al renombre de los ocho primeros versos de este pasaje. Son numerosos los análisis de la segunda copla del poema; abundan igualmente los comentarios de su estrofa inaugural 2; sin embargo, pocos son los estudios que se hayan ocupado del exordio de la obra como elemento fundamental del arte poético 3 . Pese a esta relativa tibieza de la crítica, el prólogo del Libro de Alexandre constituye un texto de gran valor: la elección, por parte del anónimo autor, de determinadas pautas de creación explica, en gran medida, la composición global de la obra. El exordio del Libro de Alexandre es, en efecto, un texto singular, no tanto porque contiene una revolucionaria segunda estrofa 4, sino porque expone el programa de escritura de su anónimo autor. La originalidad de dicho pasaje me lleva a proponer a continuación una nueva interpretación de sus versos, que copio aquí:
Estructura y significado del exordio del Libro de Alexandre
El exordio del Libro de Alexandre no corresponde exactamente a las reglas clásicas de construcción del proemium. Su autor no realiza una captatio benevolentiae en todo conforme a las normas, puesto que a la petición de benevolencia y atención por parte del auditorio añade elementos ajenos a la retórica ciceroniana. Cierto es que la teoría varía 6; sin embargo, las diferencias entre este prólogo y la preceptiva grecorromana son más reveladoras de lo que lo son las analogías. Así, a pesar de que que el poeta anónimo inicia la presentación de su obra mediante motivos de estirpe clásica —tales como los tópicos de la generosidad con el propio saber y de la brevitas, la insistencia sobre el carácter gozoso y moral de la obra, la invocación de la protección divina o el resumen del tema que se va a tratar—, el exordio del Libro de Alexandre se caracteriza, ante todo, por ser el testigo privilegiado del acto de creación llevado a cabo por el poeta, lo cual constituye una importante novedad. Efectivamente, el prólogo de este poema anónimo se aleja de los esquemas comunes. Sus versos tienen una doble función: por una parte, evocar el objeto poético; por otra, apelar al sujeto que va a juzgar la creación literaria, es decir, el público. Así, en las estrofas 2, 5 y 6 el autor describe la forma y el contenido de la obra, mientras que en las estrofas 1, 3 y 4 toma la palabra para dirigirse a sus oyentes. La estructura bipartita del exordio del Libro de Alexandre es un primer factor de diferenciación. El segundo lo constituye la constante presencia del autor. Las tres primeras estrofas expresan la satisfacción del poeta con su propia obra y revelan su intención de escritura. El autor anónimo da a conocer al público, nada más iniciada la lectura del poema, las condiciones de creación y de recepción de su obra. De esta manera establece su superioridad, mediante la descripción de una forma estrófica nueva y la enumeración de las excelencias del tema elegido. Tan sólo tras haber delimitado su campo de trabajo y haber insistido en lo laborioso y hábil de su tarea se retira el poeta y centra la atención de sus oyentes en el anuncio de la historia. En los proemios tradicionales, la asunción, por parte del autor, de la responsabilidad creativa está teóricamente subordinada a la captación de la benevolencia; en apariencia, el poeta del Libro de Alexandre se conforma a este uso. Sin embargo, la realidad es otra; su voz se impone. La recepción del poema aparece como secundaria; el autor penetra el texto desde los primeros versos. La quinta estrofa constituye la cúspide de la autoridad del poeta: en el momento en que los oyentes esperarían un cuarto verso que continuase la relación de las virtudes de Alejandro, el autor irrumpe en el texto para afirmar su orgullo de escritor 7. El poeta no desea únicamente ser útil a su público, ya que su sentimiento de autoridad dirige la escritura del texto. El «servicio» del poeta es ambiguo. En realidad, el poeta utiliza a su auditorio para materializar su obra. El prólogo del poema, a pesar de estar marcado por la tradición clásica, no parece por tanto proceder de la aplicación servil de los preceptos retóricos, sino del afán del poeta por presentar su plan de escritura. El exordio del Libro de Alexandre no es una introducción banal, sino la proyección del arte y de la determinación de su autor. La comprensión del texto pasará, por tanto, por el buen entendimiento de su prólogo por parte de aquellos que posean conocimientos y discreción. El poeta desea que su poema sea comprendido como una obra doblemente valiosa, que trata un tema superior en una forma innovadora: la historia narrada está así a la altura de la ambición del autor. El contenido del prólogo del Libro de Alexandre confirma su originalidad, tanto mayor cuanto que este texto es una mezcla de tradición retórica y de ponderación individual. Con todo, no podemos olvidar que el anónimo autor no ha inventado la estructura de este proemio. A su deuda para con la preceptiva ciceroniana hay que sumar la existencia, en las literaturas vernáculas románicas, de numerosos textos que presentan analogías formales con el exordio castellano. Dichas semejanzas entre introducciones poéticas contemporáneas han llevado a Ángel Gómez Moreno a afirmar que el poeta del Libro de Alexandre se sirvió de un patrón muy en boga a finales del siglo XII e inicios del siglo XIII 8. Cierto es que el modelo elegido no parece peninsular, ya que los exordios de las obras contemporáneas al Libro de Alexandre compuestas en romance en la Península no presentan las mismas características que éste que nos ocupa 9. La hipótesis francesa fue inicialmente sugerida por Ian Michael, quien comparó el prólogo del poema con el de la obra Erec et Enide, de Chrétien de Troves, concluyendo la existencia de paralelismos importantes entre ambas introducciones 10. La existencia de elementos comunes a los dos textos supone un dato importante, ya que anuncia la existencia de una relación cierta entre las obras escritas en la Romanía en los siglos XII y XIII, tal y como ha afirmado el profesor Gómez Moreno. Con todo, la afinidad de intereses entre Chrétien y el poeta anónimo resulta todavía más significativa que la mera coincidencia de motivos literarios. En efecto, ambos desean manifestar su intención creativa en los prólogos de sus obras 11. Tanto para el poeta francés como para el castellano 12, el exordio representa el canal transmisor de la conciencia poética. Es por consiguiente probable que Chrétien de Troyes y autor del Libro de Alexandre, en tiempos y lugares dispares, eligieran un modelo textual que les permitiera expresar su voluntad de erigirse en causa 13 única de sus obras respectivas. La hipótesis de la existencia de un modelo francés parece justificar la afinidad entre los exordios del Libro de Alexandre y de Erec et Enide. Sin embargo, la analogía entre ambos prólogos va más allá de la aplicación de unas mismas reglas de construcción; ello significa que existen, al menos, dos tipos de proemio: los compuestos según una serie invariable de elementos provenientes de la teoría grecorromana y los que revelan la maestría consciente de sus autores. No todos los exordios de los «romans» franceses —o italianos— transmiten la ambición de sus autores o evocan la composición de la obra introducida. De hecho, los prólogos de Chrétien de Troyes y del poeta anónimo presentan tan solo una marca en común con aquellos de decenas de obras compuestas en los siglos XII y XIII: la utilización de una serie topoi, más o menos adocenados o significativos. Considero, por tanto, que el proemio del Libro de Alexandre tiene una función crucial (acusar la impronta de la conciencia de su autor) que no puede depender únicamente de la suma de diversos tópicos. Aun más, estos versos no sólo presentan el relato poético, sino que introducen al poeta en su texto, por lo que su eventual valor decorativo queda descartado. El poeta necesita un modelo determinado, acorde además con el carácter culto de su obra; es probable que lo haya encontrado en aquellos textos que le suponían una garantía de escritura, que le han proporcionado conocimientos y aumentado su saber poético. Una de estas garantías literarias es la de las fuentes de su obra. Ángel Gómez Moreno ha sugerido la posibilidad de una deuda del exordio del Libro de Alexandre para con el prólogo del Román d'Alexandre 14; sin embargo, no ha tenido en cuenta la posible influencia del Alexandreis sobre la composición de las estrofas que comienzan el poema anónimo. El autor castellano ha podido, efectivamente, imitar la estructura del prólogo de uno de estos dos textos, fuentes principales de su poema 15. Por lo tanto, importa saber, primeramente, si los exordios de ambas obras corresponden al molde clásico; a continuación, si el prólogo del Libro de Alexandre presenta analogías sustanciales con uno de estos textos.
Los prólogos de las fuentes El exordio del Alexandreis de Gautier de Chátillon 16 El proemium del poema latino responde a las claras a las normas de la retórica de la introducción literaria. Gautier de Chátillon declara —mediante una paráfrasis laudativa de su propia obra, aunque debida a Horacio, que lo arraiga en el arte poético clásico («Morís est usitati, cum in auribus multitudinis / aliquid noui recitatur [...] etiam bene dictis detrahere et / uersus bene tornatos incudi reddendos esse censere») 16— la armonía de su poema, la altura del tema elegido y la dignidad y brevedad del tratamiento de tan elevada materia («considerent arti temporis / breuitatem qua scripsimus et altitudinem materiae»). Si bien los motivos clásicos citados son comunes al Alexandreis y al Libro de Alexandre, el desarrollo específico de dichos tópicos, junto a la diferencia de actitud entre ambos poetas, alejan el prólogo castellano del latino. Gautier no desea plasmar en sus versos ninguna novedad del arte literario; al contrario, su texto brilla por su conformidad a la práctica tradicional. Para el francés, el exordio es la plataforma que acrecentará el favor que le depara ya su protector Guillermo, arzobispo de Reims 18. El objetivo de este texto no es otro que el de obtener la protección definitiva del prelado, personaje poderoso —era hermano de la reina de Francia, Adela, tercera esposa de Luis VII y madre de Felipe Augusto—, quien podía fácilmente favorecer aun buen poeta. El exordio del Alexandreis fue redactado con fines personales y concretos, a diferencia del exordio del Libro de Alexandre. Mientras que el anónimo autor castellano es consciente de la gran novedad de su obra y se esfuerza por hacerla patente, Gautier busca el elogio, sin comentar las particularidades formales de su poema, por la sencilla razón de que no tiene necesidad de hacerlo. Por otra parte, ambos autores únicamente coinciden en la utilización de los tópicos de la brevitas y de la eminencia de la materia, estando el estilo de Gautier muy alejado del autor castellano. Éste, por tanto, no parece haberse servido del ejemplo del poema latino para componer la introducción a su obra.
El exordio del Román d'Alexandre 19
El prólogo de la versión decasilábica del Román d'Alexandre se centra en la descripción de la forma y de la materia del poema, así como en una indicación de la autoría de la primera versión del texto. Este poeta francés, quien continúa la labor de «Aubertin li canoine» 20, está ante todo interesado en afirmar que el relato que presenta es digno de atención. Para ello enumera en los primeros versos del texto las victorias de Alejandro Magno y evoca la admiración provocada por tales hazañas. Pero antes señala que el poema — del que dice después que es una «chanson de geste»— está compuesto en versos leoninos. El anónimo francés introduce en sus versos informaciones que rebasan los límites de la tópica clásica, lo cual no deja de recordar la manera de proceder del autor del Libro de Alexandre. Sin embargo, una diferencia esencial separa a ambos poetas. El interés del autor de la versión decasilábica por la genealogía de suobra podría parecer análogo a la atención que el autor del Libro de Alexandre muestra por la explicación de la novedad que conlleva su obra. Pero la actitud del francés se debe, precisamente, al hecho de que su autoridad en el proceso de elaboración del texto es casi nula. El es el encargado de añadir un eslabón a una cadena iniciada a principios del siglo XIII y que terminará dos siglos después 21. También el autor castellano prosigue el ciclo literario de los hechos de Alejandro Magno, pero lo hace con conciencia de creador; el poeta francés carece de su ambición. El autor del Libro de Alexandre se adueña de una materia manida para refundirla con maestría, siendo esta característica de la obra castellana la que proporciona singularidad a su exordio. En cambio, el autor de la versión decasilábica del Román d'Alexandre no pretende ser original, sino completar un trabajo. Por ello su texto no ha podido servir de modelo al poeta anónimo. Con todo, las similitudes entre los prólogos sugieren que acaso ambos autores hayan sido influidos, de diverso modo, por un mismo patrón textual. Existen analogías ciertas entre los prólogos comentados y el prólogo del Libro de Alexandre, al igual que el exordio de este poema anónimo presenta paralelismos con los exordios clásicos. Pero un rasgo separa fundamentalmente dichos textos de los versos iniciales del Libro de Alexandre: la razón de ser de estos últimos es el constituir el sello que legitima la ambición de su autor. ¿Cuál fue, entonces, el patrón elegido por el autor anónimo? La autoridad de las fuentes no fue la única aprendida por el poeta. Éste afianzó su ciencia literaria, como todo letrado medieval, gracias a los métodos aprendidos durante su formación de estudiante. Sin duda alguna, el Libro de Alexandre constituye la puesta en práctica de los conocimientos adquiridos por su autor. Fragmentos de la obra han sido compuestos según determinadas técnicas de comentario textual —por ejemplo, la glosa—. Por tanto, podemos considerar que el exordio del Libro de Alexandre acaso deba su estructura a una técnica muy común de análisis literario: el exordio del poema se asemeja, en efecto, a los textos redactados a partir del esquema del accessus medieval.
Una técnica de comentario
Todo estudiante del Trivium era en la Edad Media un comentador, ya que el aprendizaje de las técnicas literarias no tenía únicamente uncarácter teórico, sino que se llevaba a cabo a partir de la aplicación concreta de diversas reglas. La teoría del arte literario medieval estaba, de hecho, subordinada a la práctica. El estudiante podía así acceder a los textos del curriculum, los cuales, mediante una glosa razonada, suponían una fuente privilegiada de conocimientos históricos, mitológicos, lógicos, retóricos, lingüísticos y científicos. Esta aproximación rigurosa a una obra consistía, en primer lugar, en la presentación detallada de las circunstancias 22 de la composición del texto en cuestión; a continuación, una vez que la escritura de la obra había sido estudiada en sus aspectos externos, el estudiante se dedicaba al análisis hermenéutico. El alumno debía preparar este acceso inicial al texto en forma de introducción, en prosa o en verso 23. El comentario de textos, fundamento del saber literario, comenzaba así por un esquema de presentación de la obra analizada, que recibía, naturalmente, el nombre de accessus. Esta técnica de comentario, que conoció una gran difusión a finales del siglo XII 24, era utilizada por maestros y por alumnos, constituyendo uno de los pilares de la educación medieval 25. Fue por lo tanto uno de los instrumentos cotidianos de lectura de los letrados medievales, ciertamente avezados en el ejercicio de la glosa y de la introducción escolar. El esquema del accessus ad auctores tendía a precisar cuales eran la materia, la fecha, la intención, la manera y la utilidad del texto que se debía interpretar. Más exactamente, el comentador que practicaba el tipo más común de accessus debía analizar las rúbricas materia li-bri, interino auctoris, modus agendi —o qualitas carminis—, utilitas, cui parte philosophiae supponatur... titulus libri, ordo librii et nomen auctoris. Esta técnica de análisis textual fue muy popular a fines del siglo XII y principios del XIII, puesto que permitía al estudiante un anticipo del arte literario, al enseñarle a desenvolverse en el estudio de obras fundamentales. En la Edad Media central el accessus fue aplicado con éxito a toda obra, pagana o cristiana, en prosa o en verso, en latín o en romance que un intelectual debía conocer 26. El empleo asiduo de dicha técnica supuso una modificación capital del ejercicio de las letras, ya que, gracias a este tipo de comentario, el estudiante frecuentaba y podía comprender las cualidades de los textos de los auctores. El éxito de este método analítico quizá fue debido, por otra parte, al hecho que no daba lugar a prólogos banales, sino a textos razonados que poseían cierta autonomía. El aprendiz de letrado disponía de un procedimiento que lo iniciaría a la escritura. En efecto, el accessus podía favorecer la composición independiente, si el autor en potencia contaba con la ambición y la habilidad necesarias. El autor del Libro de Alexandre no carecía de una fuerte voluntad de crear; si a ello añadimos el hecho de que la estructura del exordio de su obra se asemeja al esquema de esta técnica escolar, podemos desarrollar la hipótesis siguiente: el modelo elegido para construir el prólogo de dicho poema ha podido ser el del accessus ad auctores.
El exordio del Libro de Alexandre y el accessus ad auctores
En efecto, es posible una lectura de los versos del prólogo del Libro de Alexandre diferente a la que se ha venido haciendo tradicio-nalmente, porque cada estrofa aparece como la respuesta a, al menos, una de las rúbricas de este método de introducción. El poeta anónimo parece haber querido explicar cuales han sido las circunstancias básicas de la composición de su obra, tal y como se manifiesta en el texto del exordio. En la primera estrofa el autor precisa su intención de escritura («querríavos de grado servir de mi mester»). El prólogo comienza por tanto por el anuncio de la intentio auctoris. A continuación se señala el carácter clerical de la obra («Mester traigo fermoso non es de juglaría, / mester es sin pecado ca es de clerezía»), es decir, la qualitas carminis, describiéndose al mismo tiempo la forma en que ha sido compuesta («fablar curso rimado por la quaderna vía») y precisándose también las características de la nueva estrofa («a sílabas contadas que es grant maestría»). Especifica el poeta de este modo el modus agendi de su poema. En la tercera estrofa el autor hace saber a su público que aquel que escuche atentamente su poema obtendrá distracción y placer, a causa de la belleza del texto y de la bondad del tema, indicando así la utilitas del texto («avrá de mí solaz en cabo grant plazer, / aprendra buenas gestas que sepa retraer, / averio an por ello muchos a connocer»). La cuarta estrofa anuncia la presentación de la materia del poema («Luego a la materia me vos quier' acoger»), y en la quinta el poeta prosigue con la explicación de la intentio auctoris («Quiero leer un livro»), señalando igualmente las características de la materia libri («d'un un rey noble, pagano, / que fue de grant esfuerco de coracón locano, / conquiso tod'el mundo metiólo so su mano»), que es definitivamente explicada en la sexta estrofa («Del príncep' Alexandre que fue rey de Grecia, / que fue franc' e ardit e de grant sabiencia; / venció Poro e Darío dos reys de grant potencia, / nunca con auol omne ovo su atenencia»). El resultado de esta interpretación no carece de interés. El poeta dedica una estrofa a la explicación de cada rúbrica, excepto en el caso de la segunda y de la quinta copla; lo que confirma la determinación del poeta de construir un exordio bipartito, a fin de presentar la información esencial en las estrofas centrales de cada una de estas partes. Esta estructura equilibrada se basa, fundamentalmente, en la declaración de la intención del autor y de la materia de la obra. El poeta no ha respondido a todas las rúbricas del modelo común de accessus ad auctores, sino que se ha limitado a precisar el tema y, lo que es más importante, a acentuar su autoridad. La descripción de la forma del poema, que depende exclusivamente del autor, corrobora el deseo de éste de subrayar su responsabilidad en la creación poética. El poeta no se molesta en precisar el título de su obra —la quinta y sexta estrofa proporcionan los elementos necesarios para saber cuál es el asunto del poema— ni, desdichadamente, en indicar su nombre. Sin embargo, determina con exactitud cuál es su parte en la escritura del Libro de Alexandre. Su público dispone así desde el inicio de dos informaciones importantes: el poema se debe a la capacidad del poeta; en él se evocan las hazañas de un rey valeroso, sabio y digno de la atención de un letrado cristiano. El autor anónimo no sólo ha sabido respetar la teoría del exordio, sino que, además, ha conseguido ajustar el texto a su proyecto de creación. Una de las funciones del Libro de Alexandre es, precisamente, la de permitir a su autor la puesta en práctica de su maestría, lo que queda claro desde los primeros versos de la obra. Cierto es que la estructuración de un texto según las normas de la práctica del accessus ad auctores equivale a menudo a su construcción mediante la aplicación de topoi. El poeta no ha olvidado servirse de motivos clásicos. Es cierto que la línea de separación entre el exordio tradicional y el construido a partir de esta técnica introductoria es tenue, y que la hipótesis aquí desarrollada está, por supuesto, sujeta a discusión. Con todo, la idea de la aplicación del modelo del accessus presenta un matiz enriquecedor. El autor que se sirve del esquema de comentario es un letrado, acostumbrado a interpretar los textos de las auctoritates. Quien elige el esquema del accessus para comenzar su obra no actúa inocentemente, ya que este procedimiento está íntimamente ligado al comentario de los modelos oficiales. El autor que conoce la técnica del accessus ad auctores la ha practicado en el análisis de obras ejemplares; su habilidad es una garantía de creación. Si el poeta anónimo ha construido efectivamente su exordio según las rúbricas más importantes de esta introducción, esto significaría, no que se hubiera limitado a escoger una estructura que conocía, sino que consideraba su propia obra como un texto perfecto con derecho a la estima de un público docto. Esta interpretación resulta plausible si consideramos que, al redactar su introducción, el poeta ha buscado la complicidad de un público letrado. Este exordio singular sería naturalmente reconocido por aquellos que hubieran practicado la Gramática, quienes estarían capacitados, además, para comprender el texto 27. La hipótesis de la elección del esquema del accessus como patrón de escritura del exordio del Libro de Alexandre sugiere que el poeta anónimo poseía una muy alta conciencia de su obra, tan alta que se permitió elaborar lo que parece una chanza destinada a intelectuales, pero que en realidad es una ejercicio (auto)apologético de una eficacia notable. Si situamos el prólogo del Libro de Alexandre en un contexto escolar, podemos suponer que los ejemplos de exordios significativamente paralelos al texto castellano pueden constituir la aplicación —llevada a cabo de diversa manera— del esquema del accessus ad auctores. Chrétien de Troyes practicó sin duda este comentario escolar; acaso se pueda considerar que el exordio de Erec et Enide haya sido moldeado a partir del patrón del accessus. Lo mismo se podría avanzar acerca de algunos de los prólogos franceses comentados por Ángel Gómez Moreno o, aun, del exordio de la versión decasilábica del Román d'Alexandre. Estas consideraciones nos llevan a una importante conclusión: si el prólogo del Libro de Alexandre constituye una excepción, ello se debe a la capacidad del autor a materializar su proyecto en sus versos. El exordio del Libro de Alexandre supone una doble fuente de innovación: constituye la introducción a una revolucionaria manera de hacer literatura, adoptada rápidamente por los autores peninsulares y fructífera a lo largo de dos siglos, y también esboza un orgullo intelectual y creativo, fundado sobre bases sólidas, que no es excepcional a inicios del siglo XIII.
NOTAS
1 Estas páginas constituyen la traducción de uno de los capítulos de mi tesis doctoral La translation d ´Alexandre. Recherches sur les structures el les significations du Libro de Alexandre, defendida en Junio de 1994 en la Universidad de la Sorbonne Nouvelle. Agradezco a Alan Deyermond el haberme dado la oportunidad de presentar un bosquejo de la hipótesis aquí desarrollada en el seminario que tuvo lugar el 28 de Mayo de 1993 en el Departamento de Estudios Hispánicos de Queen Mary and Westfield College (Universidad de Londres). 2 La interpretación de las dos primeras estrofas del Libro de Alexandre ha supuesto tradicionalmente el punto de partida para el estudio del «Mester de Clerecía». A la amplia bibliografía sobre el tema, comentada por Alan Deyermond en dos capítulos, titulados ambos «Berceo y la poesía del siglo XIII», de Historia y Crítica de la Literatura Española. Edad Media, Barcelona, Crítica, 1980 y 1991 (pp. 127-140 del primer volumen y pp. 88-108 del suplemento), hay que sumar ahora el artículo de Anne-Marie Capdeboscq, «La prose rythmée de Berceo», publicado en Les Langues Néo-Latines, 288/1 (1994), pp. 23-44. 3 Han estudiado el exordio del Libro de Alexandre Ian Michael «A parallel between Chretien's Erec and the Libro de Alexandre», The Modern Language Review, 62 (1967), pp. 620-628; María Teresa Cacho Blecua, «'Retórico so fino'. Sobre los tópicos en el Libro de Alexandre», Homenaje a Don José María Lacarra de Miguel en su jubilación del profesorado. Miscelánea, V, Zaragoza, Anubar, 1977, pp. 133-151; Ángel Gómez Moreno, «Una forma especial del tópico de modestia», La Coronica, XII (1983-84), pp. 71-83; «Notas al prólogo del Libro de Alexandre», Revista de Literatura, XLVI, 92 (1984), pp. 117-127. (Una nueva versión de este artículo, bajo el título de «Estudio comparativo de la segunda estrofa del Libro de Alexandre», forma parte del capítulo «Clerecía» de la monografía, preparada por Carlos Alvar y Ángel Gómez Moreno, La poesía épica y de clerecía medievales, Madrid, Tauros, 1988, pp. 71-153). 4 No es necesario recordar que la segunda estrofa del Libro de Alexandre define una manera nueva de hacer literatura, caracterizada por el uso del tetrástico monorrimo, por su carácter narrativo y por la intención docta y moral de sus textos. Véanse al respecto los trabajos de Isabel Uría «Sobre la unidad del Mester de Clerecía del siglo XIII: Hacia un replanteamiento de la cuestión», Actas de las II Jornadas de Estudios Berceanos, Logroño, 1981, pp. 179-88 y «Una vez más sobre el sentido de la c.2 del Libro de Alexandre», Incipit, X (1990), pp. 45-63, asi como el estudio monográfico de Ángel Gómez Moreno antes citado. 5 Utilizo aquí la edición del Libro de Alexandre realizada por Jesús Cañas Murillo para Cátedra (1988). 6 Tony Hunt ha llevado a cabo un interesante análisis de la tradición clásica del proemium y de sus variaciones medievales en su artículo «The rhetorical background to the Arthurian prologue. Tradition and the Old French vernacular prologues», Forum for Modern Language Studies, VI/1 (1970), pp. 1-23. 7 El carácter en teoría peyorativo del adjetivo «pagano» (5a) es invalidado por los hemistiquios que completan la estrofa, cuyo último verso supone una brusca ruptura de la evocación de la materia poética y da paso a la autoglorificación del poeta. Agradezco al profesor David Hook sus comentarios acerca de estos versos. 8 Cf, Gómez Moreno (1984). 9 Considero que el Libro de Alexandre es la obra iniciadora de la literatura en tetrásticos monorrimos, y que el resto de los poemas del «Mester de Clerecía» son sus deudores, también en lo concerniente a sus exordios respectivos. Véase el revelador análisis de Jorge García López, El Libro de Alexandre en la cuaderna vía, Tesis Doctoral, Publicaciones de la Universidad Autónoma de Barcelona —Microfichas, (1992), a cuyo autor agradezco su amabilidad al permitirme consultar su trabajo. 10 Resumo aquí las principales conclusiones del artículo de Michael (1967): 1. tanto Chrétien de Troyes como el autor anónimo destacan la capacidad placentera de sus obras; 2. los dos autores subrayan el carácter didáctico de las historias que van a narrar; 3. ambos invocan la protección divina; 4. los dos prólogos constituyen el preludio a la materia narrativa. 11 «The sources of the subject-matter of the Spanish Libro de Alexandre are well established; in this respect Chrétien de Troyes' Erec et Enide can be ruled out. There is, however, a striking parallelism in the proemial statements of the two poems: each contains a declaration of the author's intention, which certains elements in common», cf. Michael (1967), p. 620. Añadiré aquí que, recientemente, Pedro M. Cátedra ha formulado la hipótesis de que el poeta del Libro de Alexandre pudo conocer la obra de Chrétien de Troyes, tal como lo sugiere el análisis heurístico. Cf. la conferencia pronunciada en la Universidad de Santander (Universidad Internacional Menéndez y Pelayo) en 1993, en la cual Pedro Cátedra analizó la posible influencia de la Philomena de Chrétien sobre la descripción de Thalestris en el Libro de Alexandre. Si dicha hipótesis se confirmara, los estudios acerca de esta obra anónima tomarían un nuevo rumbo muy enriquecedor. 12 La «castellanidad» del autor del Libro de Alexandre me parece verosímil, ya que su obra cobra sentido, esencialmente, en el contexto de la Castilla de inicios del siglo XIII, tal y como queda sugerido en mi tesis doctoral. Me permito remitir a mi artículo, en preparación, «El Libro de Alexandre y Alfonso VIII». 13 Como afirmaba San Buenaventura, «Aliquis scribit et sua et aliena, sed sua tanquam principalia, aliena tanquam annexa ad confirmationem et debet dici auctor», cf. «In primum librum sententiarum», proem., quaest. IV, Opera theologica selecta, ed. P. Leonardi, M. Bello, Editio Minor, Quaracchi, 1934, p. 128. 14 Cf, Gómez Moreno (1984). 15 Es bien sabido que el poema latino Alexandreis, obra del francés Gautier de Chátillon, la versión decasilábica del Román d'Alexandre y la Historia de Proeliis son las fuentes principales del poeta anónimo. El texto latino en prosa no posee un exordio, mientras que el Alexandreis y el Román d'Alexandre sí, de características diferentes cada uno de ellos. 16 El texto del prólogo latino es el siguiente: «Moris est usitati, cum in auribus multitudinis / aliquid noui recitatur, solere turbam in diuersa / scindi studia et hunc quidem applaudere / et quod audit laude dignum predicare, illum vero, / seu ignorantia ductum seu liuoris acúleo uel odii / fomite peruersum, etiam bene dictis detrahere et / uersus bene tornatos incudi reddendos esse censere. / Et mirum est, humanum genus a prima sui / natura, secundum quam cuneta que fecit Deus / ualde bona creata sunt, ita esse deprauatum ut / pronius sit ad condempnandum quam ad indulgendum / et facilius sit ei ambigua deprauare quam / in partem interpretan meliorem. Hoc ego reueritus / diu te, o mea Alexandrei, in mente habui semper / supprimere et opus quinquennio laboratum aut / penitus delere aut certe quoad uiuerem in oceulto / sepeliré. Tándem apud me deliberatum est / te in lucem esse proferendam ut demum auderes / in publica uenire monimenta. Non enim arbitror me esse / meliorem Mantuano vate, cuius opera mortali / ingenio altiora carpsere obtrectantium linguae / poetarum et mortuo derogare presumpserunt, / quem, dum uiueret, nemo potuit equiparare mortalium. / Sed et Iero-nimus noster, uir tam disertissimus / quam christianissimus, qui in singulis / prefationibus suis emulis responderé conseuit, / manifesté dat intelligi nullum apud auctores / superesse securítatis locum cum uirum tam / nominatae auctorítatis pupugerít stimulus emulorum. / In hoc tamen lectores hius opusculi, siquis tamen hoc / captus amore le-get, exoratos esse voló ut [ quoque siquis ] / siquid in uolumine reprehensibile seu sa-tyra / dignum inuenerint, considerent arti temporis / breuitatem qua scripsimus et altitudinem materiae, / quam nullus ueterum poetarum teste Servio / ausus fuit aggredi perscribendam; et ad hoc / habito respectu discant saltim ex dispensacione / deberé to-lerari que, siquis de scripto iure / ageret, poterant de rigore condempnari. Sed hec / hactenus. Nunc autem quod instat agamus, et ut / facilius que quesierit quis possit inuenire, / totum opus per capitula distinguamus». Cf. la edición del poema realizada por Marvin Colker, Galteri Castellioni Alexandreis, Padua, Patavii in aedibus Antenoreis, 1978. 17 Cf. el verso 441 del Ars poética de Horacio: Incudi reddere versus, en la Epístola a los Pisones, Paris, Les Belles Lettres, 1978. 18 Cf. A. C. Dionisotti, «Walter of Chátillon and the Greeks», Latin poetry and the Classical Tradition. Essays in Medieval and Renaissance Literature, ed. P. Godman & O. Murray, Oxford, Clarendon Press, 1990. 19 La versión decasilábica del Román d'Alexandre fue editada en los años treinta por Milán S. La Du, The Medieval French Román d'Alexandre, vol. I: text of the Arsenal and Venice versions, París, Princeton University Press/Les Presses Universitaires de France, 1937. El texto del exordio (versos 1-19) es el siguiente: «Conté voil diré per rime e per leoine / Del fil Felipe le roi de Macedoine / E d'Alexandre que conquist Babiloine, / Perse e Africe, Baudac et Sydoine, / Jerl'm. e la cité d'Escaloine, / E tot le mond mist en si grant engoine / Qui nel voloit servir de trestot son espoine / Nel defendí escuc ne iaume ne la broine, / Morir l'estut, ainz ne fu pris[e] essoine; / Ceste ystoire n'est mié d'Aubertin li canoine. / Traite est de geste tote ceste chancon; / L'ystoire fu trouvée droit en un dromon, / De la terre d'Egypte l'aporterent noon. / Un clers la fist c'om apelle Symon, / Contrescrist la par tel entention / Que ice sacent tuit cevalier e barón / Ja ñus n'ert ja esprovez enz en sa maison. / Honors conoistre n'est se proece non; / Ja des recreanz n'oirez bone chançon». 20 Albéric de Pisançon fue autor a principios del siglo XII de una primera serie de 105 versos octosílabos monorrimos en franco-provenzal. Un anónimo poeta de la región de Poitou retomó, alrededor de 1160, lo comenzado por Albéric, del que nada se sabe, dando lugar así a la versión decasilábica—ADéca— del Román d'Alexandre. 21 Cf. las palabras de Martin Gosman: «Par Román d'Alexandre j'entends la serie de produits littéraires trancáis consacrés au conquérant de Macédoine qui commence avec Albéric et qui se termine, au XIVe siécle, par le Parfait du Paon» en «La genése du Román d'Alexandre», Bien diré et bien aprandre, 6, Centre d'Etudes Medievales et Dialectales de Lille III, 1988. 22 Aquí, con el sentido exacto de las circomstantiae de los antiguos rétores: «Ancient rhetoricians had taught that everything which could form the subject of a dispute or discussion was covered by a series of questions which, during succesive generations of scholarship, was expanded into seven, namely. 'whom', 'what', 'why', 'in what manner', 'where', 'when' and 'whence'». Cf. Alistair J. Minnis, Medieval theory of authorship. Scholastic literary altitudes in the later Middle Ages, London, Scholar Press, 1981, p. 16. 23 Generalmente escritas en prosa, algunas de estas introducciones eran redactadas en verso, como el elaborado por Evrard de Béthune como prólogo a su Laborintus: «Pyerius me traxit amor jussitque, Camena, / Scribere materiam: me dedit illa tibí / Viribus ingenii discussis, utpote parvis, / Mens opus injuctum depositura fuit: / desi-diam mentis Elegia vidit et inquit / «Incipe»: perficies auxiliante deo. / Quid sit onus cathedrae, qua teque tuosque scholares / Arte regas, perares imparitate pedum» / Divi-nae me mouit opis promissio: scribo, / Mendis lectore compatiente meis», Laborintus, 1-10. Cf. la edición del texto en Edmond Faral, Les arts poétiques du XIT et du Xllf siécle. Recherches et documents sur la technique littéraire du Moyen Age, Paris-Genéve, Slatkine-Champion, 1924 (reimpresión de 1982), p. 337. 24 Se atribuye la definición de este método de comentario, heredero de la retórica grecorromana, al monje benedictino Conrado de Hirschau —quien vivió entre 1070 y 1150— en su obra Dialogus super auctores sive didascalicon, escrito a finales del siglo XI. 25 «This medieval practice has been noticed by specialists in several branches of the studies of the time, and it often appears that the writers have been unaware of the fact that the practice was used in disciplines other than their own»; «[...] varying forms of the accessus appear to have been utilized in nearly all sections of the medieval school curriculum [...]», cf. E. A. Quain, «The medieval accessus and auctores», Tra-ditio, III (1945), pp. 215-64. 26 «The success of the type «C» prologue [así es como designa Minnis el esquema de accessus ad auctores que acaba de ser descrito] was probably due in large measure to the fact that it enhanced the prestige of secular literature —mainly the work of pagan philosophers— within the standard frameworks of knowledge as defined in the Xllth century», cf. Minnis (1988), p. 54. 27 Isabel Uría, en su artículo «El Libro de Alexandre y la Universidad de Palencia», Actas del I Congreso de Historia de Palencia, IV, Palencia, Diputación Provincial, 1986, pp. 431-42, ha defendido la hipótesis según la cual el Libro de Alexandre fue compuesto como libro de texto. No estoy de acuerdo con tal afirmación, pero sí me parece aceptable pensar que el poema haya tenido una difusión entre los letrados peninsulares de inicios del siglo XIII.
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