BERCEO. 1.- SANTIAGO.- El camino de Santiago, por supuesto. Pero, ¿de qué Santiago?, porque en el Nuevo Testamento se citan, al menos, tres Santiagos. Veamos: a) Mateo (Mt 10.2 y 10.3) relaciona doce apóstoles, entre los que figuran: - Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan. - Santiago el de Alfeo y Tadeo. y algo más adelante (Mt 13.55) dice: "¿No es éste el hijo del carpintero? ¿Y no se llama su madre María y sus hermanos Santiago y José y Simón y Judas?" y casi al final (Mt 27.56) afirma: "Entre ellos estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago y de José y la madre de los hijos de Zebedeo". b) En Marcos el listado de los apóstoles es casi idéntico al de Mateo pero con un detalle adicional (Mc 3.17): -Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan a quienes puso el sobrenombre de "Bonaergues" ("hijos del trueno"). La relación de los hermanos de Jesús es la misma. c) Lucas incluye un listado coincidente con el de sus colegas. d) Juan, aunque cita a los apóstoles que intervienen en cada escena, no consigna ninguna relación totalizadora. Por tanto, según los evangelios canónicos, parece cierto que Jesús tuvo cuatro hermanos: Santiago, José, Judas y Simón y también algunas hermanas de las que se silencian sus nombres, probablemente porque en aquél tiempo la mujer y, por tanto las hermanas, no contaban casi nada en la vida familiar y social. Pero, desde una perspectiva católica, este Santiago - a quien algunos exégetas neotestamentarios conocen como "el Justo" (Tabor,2006)- debe quedar forzosamente fuera de juego porque la Iglesia no acepta la existencia de ningún hermano de Jesús, pues esta idea estaría en flagrante contradicción con el dogma de la virginidad vitalicia de María antes, durante y después del parto. La solución elegida, basada en dudosos errores de traducción, ha sido suponer que realmente no eran hermanos, sino primos. Otra hipótesis que se ha barajado, los considera hermanastros, es decir, hijos de un matrimonio anterior de José (Arias, 2001). Posteriormente se ha identificado al apóstol Santiago, hijo de Zebedeo, como Santiago "el mayor", a quien la tradición atribuye la evangelización de Hispania, reservando el apelativo de "el menor" para Santiago el de Alfeo, quien, tiempo después, llegaría a dirigir la primitiva comunidad cristiana de Jerusalén (Bagué, 1962) o, ¿fue el presunto hermano de Jesús el que precisamente por su parentesco con el Maestro fue elegido como responsable de sus compañeros?. Sánchez Albornoz (1977) llama la atención sobre el hecho de que la confusión entre Santiago "el Mayor" y Santiago "el Justo" se produjo en Oriente en fecha muy temprana; aparece ya en el "Martirologio Jeronimiano" del siglo VI, es decir, tres siglos antes del arraigo del culto jacobeo en la Galicia del siglo IX. Ahora bien, justo es reconocer que en todos los documentos compostelanos se alude a Santiago como hermano de Juan, hijos ambos de Zebedeo. Sin embargo, había dudas entre los creyentes. Según Díaz Plaja (1987), en una cita del cronista musulmán Ben Idzain se puede leer: "los cristianos estaban tan seguros de la importancia de Santiago que afirmaban que era hijo de José el carpintero y, por tanto, hermano del Señor". Y en la descripción de la llegada de Almanzor a Compostela vuelve a insistir: ... "puso centinelas en el sepulcro para que no fuera destruida la tumba del que los cristianos llaman el hermano del Señor". En definitiva, ¿qué sabemos de Santiago "el Mayor"? Poca cosa. Como su hermano Juan, nació en Betsaida, vástago de una familia de pescadores encabezada por Zebedeo y María (¿Salomé?); residentes en Cafarnaúm a orillas del lago de Genesaret. Es casi seguro que ambos hermanos se habían asociado en el negocio de la pesca con otra pareja fraterna: Simón y Andrés. Una vez convertidos los cuatro en apóstoles, Jesús mostró una confianza especial en los dos mayores, Santiago y Simón, quienes, tras la muerte del Señor, sentaron las bases de la primitiva Iglesia radicada en Jerusalén. Después de algún tiempo de evangelización -acaso en la península lberica- Santiago regresó a Palestina donde fue apresado por orden de Herodes Antipas y decapitado el 25 de Mayo del año 42 (ó 44) de nuestra era, convirtiéndose en el primer apóstol mártir. Y, justo aquí, nace la leyenda. 2.- LA LEYENDA JACOBEA.- Los restos del apóstol fueron recogidos por sus discípulos y depositados en una embarcación tripulada por ellos mismos, o, según otras versiones, por ángeles. Zarpó del puerto de Jaffa con rumbo a Galicia y, empujada milagrosamente por el viento y las olas, en sólo siete días arribó a Iria Flavia (hoy Padrón, localidad de (la provincia de La Coruña famosa por sus pimientos). A partir de aquí, prosiguieron doce millas de viaje adicional por tierra (versión con discípulos) o por aire (versión con ángeles) portando los restos de Santiago hasta un lugar que apareció iluminado por luces misteriosas que brillaban como estrellas ("campus stellae = Compostela) y allí los enterraron. Ocho siglos después, ya en el XI, un eremita aposentado en la zona, llamado Pelagio (o Pelayo) advirtió la aparición de señales luminosas que sugerían la existencia en aquel lugar de algo sobrenatural. Cuando este fenómeno llegó a conocimiento del obispo Teodomiro, éste informó al rey Alfonso II "el casto" (791-842).Una vez realizadas las correspondientes investigaciones y descubierta lo que parecía ser una tumba, se hallaron restos humanos, identificados como de Santiago "el Mayor". El monarca ordenó la construcción de una iglesia en homenaje y bajo la advocación del apóstol que debería disponer del suficiente número de frailes adscritos a ella para su servicio y protección. Nació así una ciudad sagrada y un culto desconcertante, que, al parecer, incluía hasta una bula especial para matar infieles (Sánchez Dragó, 1978). El resto es bien conocido por todos: Se erigió la bellísima catedral de Santigo de Compostela, destino de millones de peregrinos que. procedentes de todo el mundo occidental, dibujaron a su paso infinidad de caminos que iban a converger en lo que en un principio se llamó "finis terrae" (los confines de la tierra) para venerar las reliquias del apóstol. No todos los historiadores admiten la titularidad jacobea de los huesos encontrados; algunos (Sánchez Dragó, 1978) piensan en el heresiarca Prisciliano (340-385), quien tuvo gran predicamento en la Galicia del siglo IV y que llegó a ser nombrado obispo de Avila. Además, los restos no siempre estuvieron en la cripta de la catedral compostelana; cuando el distinguido pirata inglés Drake atacó las costas gallegas en el siglo XVI, el obispo de la diócesis ordenó ocultar los restos para evitar su profanación, ignorándose su escondite hasta su redescubrimiento en 1879. Llegados a este punto, hora es ya de plantearnos algunas dudas: ¿Por qué se buscaron precisamente los restos de Santiago "el mayor"? ¿Por qué ni el obispo Teodomiro ni Alfonso "el casto" dudaron en la identificación de los huesos? Para contestar a estas preguntas debemos referir la primera parte de la leyenda. Según ésta Santiago realizó un viaje de evangelización a la Península poco después de la muerte de Jesús. Durante su estancia en Galicia fundó, al menos, dos iglesias en la costa: Padrón y Muxía. Luego caminó hasta Zaragoza, donde se le apareció la Virgen sobre una columna ("Pilar") y portada por ángeles, para encargarle la construcción de un templo junto al río Ebro (Al hilo de la caminata del apóstol es curioso recordar que Iria Flavia y César Augusta estaban comunicadas por una calzada romana. ¿Qué hay de cierto en este pretendido viaje de Santiago a Hispania que nos cuenta la leyenda? La referencia escrita más antigua parece proceder de San Isidoro de Sevilla, quien en su tratado "Ortu et obita Patrum"(Orto y ocaso de los Padres) asegura que el hijo de Zebedeo y María Salomé predicó en nuestro país. Otras fuentes posteriores aluden también a este hecho: el "Cronicón Iriense"; la "Historia Compostelana" y el mismísimo "Codex Calixtinus", atribuído al papa Calixto II (1119-1124). Todas estas obras están fechadas entre los siglos XI y XIV, es decir, entre diez y trece siglos después de la muerte del apóstol. Victoria Armesto (1971) considera el "Codex Calixtinus" como "una inocente superchería forjada en el siglo XII para fomentar la peregrinación a Compostela". Independientemente del grado de aceptación que nos pueda merecer el juicio de la escritora gallega, debe reconocerse que en ese lapso de tiempo hubo eruditos eclesiásticos tan notables como Prudencio, Osorio de Braga y Leandro de Sevilla que nada relataron sobre tal acontecimiento (Jimeno Jurío, 1971). En el año 686, San Julián de Toledo afirmó terminantemente que ningún Santiago vino a predicar a la Península y, mucho más tarde, el arzobispo primado de España García de Loaysa publicó un documento desautorizando las tradiciones jacobeas (Starkie, 1958). Sin embargo, en 1630 el papa Urbano VIII (1623-1644) consagró a Santiago como único patrón de España, no sin ocasionar. la protesta de algunas órdenes religiosas -en especial, los carmelitas- partidarias de la candidatura de Santa Teresa de Jesús, a cuya intercesión, aseguraban, se debía la salida del alma de Felipe II del purgatorio a los ocho días de su ingreso. Todas estas discusiones fueron zanjadas definitivamente en 1884 por León XIII (1878-1903); en su bula "Deus ommnipotens" confirmó urbi et orbi la autenticidad de los restos enconntrados en Compostela y, por consiguiente, la veracidad de la leyenda jacobea (Starkie,1958). Con posterioridad al respaldo de la Iglesia a la cristianización de España por Santiago "el mayor", se han escuchado voces más o menos discordantes: - Ribera (1959) estima las presuntas predicaciones de los apóstoles Santiago y Pablo en la península ibérica como históricamente dudosas, aunque más probable la segunda (?). - Menéndez y Pelayo (1965) se apunta a una postura cauta y mesurada: "Sería temeridad negar la predicación de Santiago, pero tampoco es seguro afirmarla". Es indudable que, al menos aquí, el insigne polígrafo montañés muestra unas dotes diplomáticas admirables. - El eminente historiador Sánchez Albornoz (1977) afirma categóricamente:"Cuanto se ha alegado y vuelto a alegar y sigue alegándose en apoyo de la evangelización de España por Santiago y sobre el 0traslado de sus restos mortales carece de rigor científico". 3.- EL CULTO A SANTIAGO.- El mismo Sánchez Albornoz (1977) confiesa que no sabemos nada seguro sobre el origen del culto a Santiago. Pero lo que no se puede negar es que entre el comienzo del culto jacobeo y la figura del apóstol como jinete celestial a lomos de un caballo blanco cortando cabezas sarracenas transcurren cerca de tres siglos. Además, el relato de la "milagrosa" batalla de Clavijo es una torpe falsificación datada en la segunda mitad del siglo XII. Por otra parte, aunque el beato de Liébana cita a Santiago como "cabeza refulgente y dorada de España" en un antifonario fechado en 672 -que, por cierto, serviría luego como modelo del gran Antifonario de León del siglo X- no incluye ninguna festividad dedicada al apóstol, omisión inexplicable si los peninsulares hubieran creído en su predicación. En este último caso, Santiago habría sido celebrado por la Iglesia y su festividad figuraría en nuestra liturgia primitiva. ¿Por qué, entonces, se creó la leyenda? A primera vista, cabe pensar que algo tuvo que ver la Reconquista. Sánchez Albornoz (1977 sugiere una idea bastante plausible basada en la concepción vasallática de la relación del cristiano con la divinidad. Importaba tener un patrono celestial que, como el señor con el rey, pudiera vincularle con Dios y así disponer de un valedor del mismo modo que el dominus terrenal le protegía de tejas para abajo. Esta idea de protección y servicio iba a arraigar en el sentimiento popular de los españoles e iba a ser fecundo en el conjunto de las concepciones religiosas hispánicas. Y nuestro Gonzalo de Berceo en los "Milagros de Nuestra Señora" nos habla muchas veces del servicio vasallático del pecador y de la señorial protección de la Madre de Dios. Para Berceo y para el resto de los castellanos, la amistad o el vasallaje a la Virgen o a algún santo eran prenda segura de protección a cargo de un patrono/a ultraterreno/a. Con una curiosa lógica, inequívocamente celtibérica, no se permitía invocar el auxilio de potencias celestiales en las luchas contra "hermanos en Cristo", pero era casi obligado cuando nuestros enemigos fueran infieles. De ahí la legendaria batalla de Clavijo, antes aludida, en la que, según la leyenda, Santiago luchó al frente de sus vasallos terrenales de Castilla y León, mostrando una rara habilidad para descabezar disidentes. El mismo Berceo, en su "Vida de San Millán" nos cuenta la doble promesa de los votos a Santiago por Ramiro II y a San Millán por Fernán González y después refiere la milagrosa intervención de ambos santos protectores en ayuda de sus vasallos: Nou quisieron ambaldi la soldada levar Primero la quisieron mereçer e sudar Tales sennores son de servir e ourrar. A pesar de que la presencia física del apóstol no ha podido demostrarse hasta hoy, el tan aludido Sánchez Albornoz (1977) afirma que su leyenda ha dejado huellas imborrables en nuestra historia, entre las que destacan dos: - Durante varios siglos ha actuado como resorte y estímulo en la lucha de los cristianos contra los musulmanes. - El camino de su nombre ha sido el vínculo mayor de la Península con la cristiandad del resto de Europa. En este sentido, nuestro patrón no solamente no cerró España, como se había pensado, sino que, gracias Dios, la abrió. Ribera (1959) abunda en esta misma opinión; piensa que la invención del sepulcro del apóstol en Compostela promovió un culto muy rico en energías espirituales y el camino que se creó para llegar a él iba a ser cauce de corrientes culturales y económicas de una importancia primordial para el destino de la España cristiana. La europeización de la península, que constituye una de las características más notables de la expansión del occidente cristiano en el siglo XI, se inició con dos hechos religiosos: la reforma cluniacense y la peregrinación a Santiago. Y lo más sorprendente de todo, el objetivo de éste carece de base histórica. Se trata, como estamos viendo, de una leyenda y las leyendas son sólo eso, leyendas. Quizá convenga recordar aquí la famosa sentencia aristotélica: "Al pueblo le tiene sin cuidado saber; lo que desea es creer". Al fin y al cabo, mientras disertamos sobre un personaje, le estamos manteniendo vivo. 4.- ¿CAMINO O CAMINOS DE SANTIAGO?- El camino de Santiago por antonomasia, el mas conocido en todo el mundo y el que sirvió de puerta de entrada de Europa a la Península es el llamado "camino francés", que, partiendo de Roncesvalles en la frontera francesa, llega hasta Compostela después de atravesar Navarra, La Rioja, el norte de Castilla-León y parte de Galicia. En su trayecto pasa por ciudades tan importantes como Pamplona, Estella, Logroño, Nájera, Sto. Domingo de la Calzada, Burgos, Frómista, Sahagún, León, Astorga, Ponferrada, Villafranca del Bierzo y Palas de Reis (Bravo Lozano,1998). Tomando como base esta ruta y dependiendo del punto de partida, deben señalarse varios caminos subsidiarios, todos peninsulares: - El camino aragonés, parte de Somport, prosigue por Jaca y se une al camino principal en Puente la Reina.
- El camino vasco parte de San Sebastián, pasa por Vitoria y Miranda de Ebro para alcanzar el camino francés en Sto. Domingo de la Calzada o en las proximidades de Burgos.
- Varias rutas procedentes del norte de las provincias de Burgos y de Palencia que comunican esta zona con el camino principal a la altura de Carrión de los Condes o Frómista.
- El llamado camino del Ebro que se inicia en Castellón y Tortosa, remonta el curso del río, pasa por Zaragoza y se une al camino francés en Logroño.
- El camino del sureste, que, desde tres puntos de partida, (Cartagena Alicante y Valencia) se funde en uno sólo a la altura de Albacete, cruza diagonalmente la Península, pasa por Ávila, Arévalo, Medina del Campo y Zamora hasta alcanzar el camino principal.
- Tramos asturianos que comunican Oviedo con León.
- El camino mozárabe o ruta de la Plata, que sigue el trazado de la antigua calzada romana que unía el SO peninsular (Sevilla - Huelva) con Astorga. Caminos independientes son: - El camino sanabrés, que comunica directamente la región zamorana con Santiago de Compostela.
- El camino portugués, que de Sur a Norte une las principales ciudades del país vecino con el sepulcro del apóstol.
- El camino del Norte, que transcurre paralelo y próximo a la costa cantábrica. A Santiago también se puede llegar por vía marítimo-fluvial, por un camino histórico llamado Ruta Jacobea Marítima y del río Ulla. Los peregrinos, una vez llegados a la ría de Arosa, continúan por la desembocadura del río Ulla hasta Padrón y, a partir de aquí, finalizaban el viaje a pie por la ruta costera del camino portugués. 5.- MARCO SOCIOECOÓNOMICO.- ¿Cómo era la sociedad de aquél tiempo? Unas pocas pinceladas para situarnos: En el occidente europeo se acababa de consolidar la llamada sociedad feudal. Había relaciones de dependencia a todos los niveles. Por un lado los señores (laicos o eclesiásticos), que obtenían sustanciosas rentas de sus dominios solariegos, y, por otro el resto de la población, establecida, en su mayor parte, en el me dio rural .. Cuantitativamente, la sociedad medieval era, ante todo, campesina; los habitantes de las ciudades representaban una ínfima minoría del total (Verdon, 2005). La religión vertebraba toda la vida; se pensaba que el paso del hombre por la tierra era sólo una preparación para la vida eterna. Por tanto, había que comportarse de acuerdo con las normas que enseñaba la Iglesia, única poseedora de la Verdad. Lógicamente, el clero ejercía una profunda influencia sobre los fieles, combatió a los disidentes ("herejes" en su idioma) y trató de convertir a los paganos, por la fuerza si era necesario. El mismo autor (Verdon, 2005) ha estimado que la autoridad eclesiástica, a pesar de sus imperfecciones , se esforzó en practicar la doctrina evangélica. Pero, en el siglo XIII, la Iglesia, gran propietaria rural, se vió afectada por diversas crisis económicas, aunque su fortuna seguía siendo muy considerable. Después, con el desarrollo posterior creció la codicia en todos los ámbitos y el dinero ocupó, cada vez más, el centro de las preocupaciones de la institución eclesial. Algunos poemas de los "Carmina Burana"(1220-1250) lo reflejan: "La codicia es lo que más abunda en Roma / es despiadada con el avaro que da con mezquindad / allí el dinero es dios, el marco reemplaza a San Marcos y se acercan con más frecuencia a la caja que al altar" Si nos limitamos al ambiente socioeconómico de León y Castilla y León, Valdeón (1983) nos advierte que los estudios demográficos relativos a estos reinos son muy escasos dada la exigua documentación disponible. Sin embargo, pueden destacarse varios hechos fundamentales: - Progreso técnico militar de los cristianos que favorece la actividad bélica contra los infieles. Entre los comienzos del siglo XI y el XIII se produce un cambio radical en la correlación de fuerzas entre cristianos y musulmanes, consecuencia de la intensificación de la ideología de reconquista y del espíritu de "cruzada". Creación de órdenes militares (Santiago, Calatrava y Montesa). - Crecimiento demográfico que posibilita la repoblación de las tierras reconquistadas. - Economía rural dependiente del sector agropecuario, de la pesca y de la sal. Posterior expansión hacia otras producciones: artesanía y comercio. - Concentración de la propiedad del suelo en manos de dos únicos estamentos: nobleza e Iglesia. Esta poseía ricos monasterios en toda la región: Cardeña, Sahagún y, sobre todo, San Millán de la Cogolla. - Práctica inexistencia de lo que se llamaría en el siglo XX "clase media". - Confinamiento absoluto de la actividad cultural en los monasterios. Recuérdese que apenas existían universidades. Por ejemplo, la de Salamanca no fue fundada por Alfonso XI hasta bien entrado el siglo XIII (1221), la de Lérida, en 1300 y Pedro "el Ceremonioso" inauguró la de Huesca medio siglo después, en 1354. 6.- EL CAMINO DE SANTIAGO Y EL DESARROLLO URBANO.- Según Valdeón (1983), la aparición de nuevas ciudades y el auge de las ya existentes fueron fenómenos generalizados en todo el territorio de los reinos de Castilla y León, pero no cabe duda de que el área atravesada por la ruta jacobea adquirió un especial significado. Gran parte del éxito migratorio se debió al interés de los monarcas en garantizar la seguridad personal de los peregrinos. Parece que fue Sancho "el Mayor" de Navarra (1004-1035) quien fijó el trayecto de la etapa inicial del "camino francés" y ordenó la protección de los viajeros y la restauración de iglesias y monasterios a lo largo de su recorrido. Posteriormente ya en el siglo XII se crearon órdenes militares, todas fundadas entre 1160 y 1180, para velar por la seguridad de los peregrinos. Estas órdenes, creadas a imitación de los primeros colectivos de monjes-caballeros (templarios y hospitalarios) surgidos en Tierra Santa durante las Cruzadas, tenían conventos-fortalezas, adoptaron la regla cisterciense y admitían en sus filas, tanto a nobles que hacían votos, como a hermanos seglares. Las medidas aplicadas tuvieron éxito y, en el siglo XII alcanzó su máxima intensidad el flujo de viajeros que tenía por cauce el camino de Santiago; habían dado sus frutos la acción propagandística de los cluniacenses y la protección de los reyes hispánicos. Así, en tiempos de Diego Gelmírez, primer arzobispo de Santiago desde 1100, un clérigo franco, Aimery Picaud de Parthenay escribió una "Guía del peregrino", donde detallaba la ruta jacobea que, curiosamente" coincidía con la vía comercial que el geógrafo árabe Al-Idrisi consideraba la más importante de la Hispania cristiana (Ribera,1958). El enriquecimiento de las poblaciones que atravesaban alentó a muchos grupos de artesanos y mercaderes, la mayoría de origen extranjero, a establecerse con carácter permanente en diversas localidades del trayecto, buscando protección al amparo de castillos y monasterios. De este modo, fueron surgiendo diversos "burgos" , que recibieron fueros de los monarcas , convirtiéndose así en centros de gran actividad artesana y comercial. Además, no hay que olvidar la atracción que el camino generaba a causa de la gran cantidad de mano de obra necesaria para la construcción de hospitales, albergues, capillas, puentes, etc. Ya a partir del siglo XI se desarrollaron núcleos urbanos de gran importancia (Valdeón, 1983). Por ejemplo: - Logroño, donde inicialmente existió un dominio rural en cuyas proximidades los reyes de Navarra ordenaron construir un castillo aprovechando su estratégica posición junto al cauce del río Ebro. A la sombra de esta fortificación se instalaron mercaderes y artesanos, en su mayoría de origen francés. En 1095 recibió el correspondiente fuero.
- Burgos, fundado a finales del siglo IX, también bajo la protección de una fortaleza erigida cerca del río Arlanzón para controlar la ruta romana que comunicaba Roncesvalles con Astorga. Los primeros asentamientos ("burgos") dieron nombre a la ciudad actual. - Sahagún, al amparo del monasterio benedictino dedicado a los santos Facundo y Primitivo, adonde llegaron gentes de origen muy variado: gascones, bretones, alemanes, ingleses, borgoñones, normandos, tolosanos y lombardos.
- León se convirtió en un importante centro de actividad artesanal y mercantil a cargo de francos, lombardos, ingleses y flamencos.
- Y el objetivo, Santiago de Compostela, ciudad muy bien quipada en albergues, tiendas y talleres y cuyos prelados estimulaban su conversión en un animado y populoso centro mercantil. Entre 1072 y 1076 se inició la construcción de la catedral románica. En Galicia la mayor parte de los núcleos urbanos surgieron en el siglo XII y primeros del XIII, localizándose preferentemente en la costa: Baiona, Betanzos, Pontevedra, La Coruña etc. En esta última ciudad se había creado y desarrollado un "burgo" cerca del primitivo núcleo romano. Su interés radicaba en su proyección marítima y en su papel como lugar de desembarco de peregrinos que se dirigían a Santiago, circunstancias que le valieron el fuero otorgado por Alfonso IX de León en 1210. 7.- EL CAMINO DE SANTIAGO Y SAN MILLÁN DE LA COGOLLA.- Desde Nájera y en sentido sur parte la carretera comarcal LR-113 que conduce a Valvanera, santuario gótico del siglo XV en el que se venera una imagen románico-bizantina, probablemente del siglo XI, que representa a Nuestra Señora de Valvanera, patrona de la Rioja. Pero, si a unos 4 Km. de la salida de Nájera nos desviamos a la derecha para tomar la LR-205, llegaremos a Berceo y, muy poco después, a San Millán de la Cogolla y sus dos monasterios: el de Suso (del latín "sursum", arriba), situado en la ladera del monte, y el de Yuso (del latín "deorsum", abajo) en el valle. El primero fue construído junto a las cuevas donde el ermitaño San Millán (477-574) llevó vida retirada con sus discípulos. Arquitectónicamente muestra una mezcla de estilos -visigótico, mozárabe y románico- y, en su interior, se conserva una notable estatua yacente del santo que indica el primitivo lugar de su enterramiento. El monasterio de Yuso es muy diferente; su exterior recuerda al de El Escorial en un poco más pequeño, pero, lo más importante es que alberga las arcas de marfil que contienen las reliquias de San Millán y San Felices (Bravo Lozano, 1998). Es, pues, un enclave objeto de peregrinación y situado sólo a unos 16 Km. del "camino francés". Y este monasterio fue hogar de Gonzalo de Berceo durante casi toda su vida. ¿Cuándo se fundó y cómo se expandió hasta convertirse en uno de los principales cenobios de la Península, si no el que más? Encontramos cumplida información en el espléndido trabajo de García de Cortázar (1969) sobre el tema que nos ocupa: - Fue fundado en el siglo X.
- Fue incrementando sus dominios territoriales mediante la incorporación a su patrimonio de: a) posesiones de otros monasterios más o menos próximos de menor entidad, y b) por las donaciones que recibió de reyes, nobles y modestos labriegos, en especial durante la segunda mitad del siglo XI. Por ello, en la época de la vida de Gonzalo (1195-1265) el cenobio de San Millán había alcanzado su máximo esplendor.
- Las pequeñas donaciones de tierras, viñas, molinos,etc., eran, en realidad, cesiones encubiertas de pequeños propietarios o arrendatarios agobiados por el alza de los precios, que se convertían así en campesinos dependientes del monasterio al entregar sus heredades que, en el futuro, seguían cultivando en calidad de colonos. Consecuencia de todo esto fue que, a principios del siglo XII, los dominios de San Millán de la Cogolla habían desbordado cumplidamente los límites de lo que hoy es la Comunidad Autónoma de la Rioja, llegando por el norte hasta el mar Cantábrico y por el sur se asomaba al río Duero. - Para nuestro trabajo es preciso subrayar un hecho relevante: No sólo San Millán estaba situado a muy corta distancia del camino de Santiago a la altura de Nájera, sino que éste atravesaba durante bastantes kilómetros, las posesiones del monasterio emilianense. Por otra parte, no olvidemos que el monasterio de San Millán de la Cogolla era ya un centro cultural de primera fila. Las llamadas "Glosas Emilianenses", de mediados del siglo X, son consideradas como el primer testimonio escrito de las lenguas romances y euskera; al copiar sermones, letanías y otros textos en latín, el copista explica algunas palabras que le parecen de difícil comprensión y, si a veces aclara los conceptos con nuevas palabras latinas, en otros momentos recurre a palabras tomadas de la lengua oral, en romance o vascuence (Martin et al.1988). La literatura es, en muchos casos, un medio para difundir ideas, doctrinas o creencias de todo tipo y nada tiene de extraño que, en una sociedad en manos de clérigos y nobles, la literatura sea obra de estos grupos y esté a su servicio. Los clérigos y los juglares que siguen a la Corte y recitan a los nobles las hazañas de sus antepasados son los primeros poetas en lengua castellana. Obras como el "Cantar del mío Cid" y "Los Milagros de Nuestra Señora" lo atestiguan. 8.- EL CAMINO DE SANTIAGO Y GONZALO DE BERCEO.- Según Zabalo (1983), la penetración de monjes y clérigos franceses a finales del siglo XI y comienzos del XII tuvo una considerable trascendencia cultural. Por ejemplo, en el terreno litúrgico puede consignarse: - Sustitución del rito visigótico o mozárabe por el romano. El primero fue suprimido en Navarra por Sancho Ramírez (1063) y, a partir del Concilio de Burgos (1080) se impuso el rito romano en Castilla. Debe observarse que el abandono de las tradiciones litúrgicas mozárabes creó un vacío sin precedentes en la historia musical de España, hasta tal punto que, en los comienzos del siglo XII, las escuelas de San Marcial de Limoges y París y, sobre todo, el camino de Santiago constituyeron las únicas fuentes de creación musical junto a las "Cantigas" de Alfonso X "el Sabio".,
- En la escritura se cambió el tipo de letra visigótica por el carolingio o francés.
- Difusión del culto a santos apenas conocidos en España (San Nicolás, San Martín, etc.) y a nuevas advocaciones marianas de origen ultrapirenaico (Rocamador, el Puy, etc.). Fuera del ámbito religioso ocurrió algo parecido. La abundan te inmigración de ciudadanos ultramontanos -príncipes, caballeros, monjes, burgueses y labradores- que inundó la España cristiana durante el último tercio del siglo XI, determinó la adopción de ideas, sentimientos, prácticas y costumbres de allende el Pirineo. Todo este proceso, ¿fue conocido por Gonzalo de Berceo? A nosotros no nos cabe la menor duda por varias razones: - La cultura estaba depositada en los monasterios, que eran garantes de su conservación y transmisión y, como ya hemos dicho, San Millán era uno de los más importantes de la España cristiana. Gonzalo estaba inmerso ya en un enclave cultural.
- La cultura exógena llegaba -casi podríamos decir peregrinaba- por el camino de Santiago, que, a la altura de Nájera, estaba muy próximo al cenobio emilianense y que, además, atravesaba sus dominios.
- El monasterio de San Millán también albergaba reliquias, lo que la confería el carácter de santuario, todo lo subsidiario que se quiera en relación con Compostela, pero que debió mover a muchos peregrinos a desviarse del camino principal para venerar las reliquias del santo riojano (Rico, 2004).
- Contamos con una referencia indicativa de que, ya en 1070, -un siglo antes del nacimiento de Gonzalo de Berceo- un monje de San Millán conocía la "Chanson de Roland".
- En el primer tramo del "camino francés", que atraviesa Navarra, gobernó durante el siglo XIII una dinastía de origen galo que contribuyó a consolidar la cultura del país vecino entre los grupos hispánicos más cultos, sobre todo en el estamento eclesiástico, y recordemos que, siguiendo el trayecto de la ruta jacobea, al salir de Navarra entramos ya en territorio riojano. Pues bien, en lo que respecta e la música, sabemos que tuvo una calurosa acogida en la corte navarra, especialmente por parte de Teobaldo I "el trovador" o IV para los franceses (1201-1253), rey de Navarra y conde de Champagne, considerado el más famoso de los trovadores aristocráticos. De hecho, también sabemos que en 1272, sólo siete años después de la muerte de Gonzalo, había en Pamplona una escuela de música polifónica considerada de primera categoría.
Pero, además, en la obra literaria de nuestro poeta cita al camino de Santiago en varias ocasiones:
- En las coplas números 389, 390 y 391 de la "Vida de San Millán de la Cogolla" menciona varias poblaciones ubicadas en la ruta jacobea: "Llegó a Sahagún quemó una partida fue cerca de medio Carrión ardido y poco fuera toda Frómista consumida Castro entre los otros no remanso sensida" (V.V.A.A.1993). - El milagro XIII de los "Milagros de Nuestra Señora" se titula "El romero engañado por el enemigo malo", cuyo argumento transcurre en una peregrinación a Santiago y los dos protagonistas son un peregrino poco ejemplar y un diablo disfrazado de apóstol (Gerli, 1999). Consideramos perfectamente legítimo pensar que Gonzalo estaba al corriente de cuanto acontecía en el ámbito cultural contemporáneo a través de la información que llegaba a su monasterio por conducto del camino de Santiago. Por otra parte, su propia producción literaria: "Vida de San Millán", "Vida de Santo "Domingo de Silos" y "Vida de Santa Oria", santos vinculados a su cenobio, pretende atraer los donativos de los fieles, recordando, por ejemplo, que San Millán salvó a los castellanos del peligro musulmán y éstos en agradecimiento, se sentirían obligados a pagar los "votos de San Millán", del mismo modo que los leoneses pagaban los "votos de Santiago". |