Cuenta la tradición que Santo Domingo vino al mundo en el célebre año mil de la era cristiana o en los albores del siglo XI, en la pequeña y riente villa de Cañas, territorio de Nájera, que en aquellos tiempos pertenecía al reino de Navarra.
Llamábase su padre Juan, del noble linaje de los Mansos, que entonces hallábase representado por dos familias : la primogénita, que radicaba en la villa inmediata de Cañas de Ayuso, llamada hoy Canillas, y la segunda en Cañas...
La Vida de Santo Domingo de Silos consta de tres libros claramente separados pero que forman entre si un conjunto indivisible. Cada uno de ellos representa un momento de la historia del santo: el primero, que comienza con su nacimiento, conduce a la cúspide de su vida virtuosa; acaba el segundo con su muerte edificante y con su entrada en el paraíso; el tercero, enalteciendo aun más su triunfo, le convierte en puente a través del cual Dios y los hombres comunican.
Los tres momentos constituyen, por lo tanto una ascensión graduada que lleva hasta Dios a Santo Domingo. Los tres libros, por otra parte, borrando sus límites y uniéndose, presentan en nueve núcleos, y desde otra perspectiva (desde la de creación y la del esfuerzo) la historia del protagonista : los seis núcleos primeros (todos en el primer libro) dibujan, con el apoyo de otras tantas imágenes del personaje, su santificación escalonada (pastor, sacerdote, eremita, monje, prior, abad); los tres núcleos siguientes presentan su santidad mediante tres testimonios. En efecto, el núcleo séptimo (todavía en el primer libro) atribuye al santo el don de visión y el de profecía; el núcleo octavo (en el segundo libro) y el núcleo noveno (en el tercero) refieren sus milagros : el octavo, trece que ocurrieron en su vida, y el noveno, veintiséis que se realizaron tras su muerte. Los nueve núcleos, por lo tanto, constituyen también una escala que une con Dios a Santo Domingo.
El patrón al que la obra se sujeta (intensificación gradual de la santidad del personaje) es distinto del que caracteriza a otros poemas hagiográficos, a los que se construye, por ejemplo, sobre tres momentos diferentes, el del pecado, el del arrepentimiento y el de la santidad como sucede con la Vida de Santa María Egipciaca.
Tres son los temas sobre los que la Vida de Santo Domingo se construye : el de la virtud, el del enriquecimiento y el del pastor ; cada uno de ellos al desarrollarse se sujeta a la misma estructura progresiva. Muestra el primero a lo largo de los seis núcleos iniciales (es decir, en la parte en la que se presenta la laboriosa santificación del protagonista) la intensificación de la virtud del santo; intensificación que ocurre incluso dentro de cada uno de los núcleos. Dice el segundo, por ejemplo : « Tal era como plata, mogo quatrogradero, / la plata tornó oro quando fue pistolero, / el oro margarita quando fue euangelistero, / quando subió en preste semeió al luzero1.» La intensificación, sin embargo, aumenta y se acentúa en los cambios de núcleo; véase lo que se dice al terminar el segundo : « Dioli tamaña gracia el Rey Celestial / que ya non semeiaua criatura mortal, / mas o ángel o cosa que era spirital, / que biuía con ellos en figura carnal» (120). Hasta tal punto la intensificación da forma al tema, que puede asegurarse que, en el libro primero, su desarrollo representa la ascensión a la cumbre de la virtud en siete etapas sucesivas. Berceo lo señala cuando resume los distintos núcleos :
Enna sazón primera fue pastor de ganado,
vn offiçio que era essi tiempo usado;
desend apriso letras, fue preste ordenado,
maestro de las almas, discrepto e temprado.
Duspués fue hermjtaño, en que fue muy lazrado,
viujendo por los yermos, del pueblo apartado...
Después entró en orden, fizo obediençia,
puso todo su pleyto en agena potençia...
Avn de la mongía subió en mayor grado,
el abbat de la casa dioli el priorado...
En cabo el buen omne, pleno de sanctidat,
porque fuesse conplido de toda dignjdat,
qujso lo Dios que fuesse electo en abbat...
Dioli Dios otras gracias onrradas e complidas,
de ueer ujsiones, personas reuestidas...
Dieronli otro pregio Dios e Sancta María,
pusieron en su lengua uirtut de profeçia (254-260).
La intensificación continúa, por otra parte, cuando en el libro segundo y en el tercero se pasa a demostrar con milagros la santidad del personaje. En efecto, resplandece más con cada uno de ellos la virtud de Santo Domingo : «Prueuas auemos muchas en esto e en al», se dice en el segundo libro, después del milagro de los romeros, «que uaso era lleno de gracia celestial» (486); y se afirma en el libro tercero, ya después de la muerte del santo : «Vn precioso mjraglo uos queremos dezir... / veredes al buen . padre en grant pregio sobir» (644); y se añade, tras la liberación de un prisionero, en el mismo libro : «Maguer que era ante por precioso contado, / desende adelante fue mucho más preciado» (674).
El segundo tema se relaciona con el anterior, y hasta cierto punto aparece como su consecuencia : Santo Domingo, por su virtud, mejora y enriquece el lugar en que se halla. Se desarrolla, por eso, también de una manera progresiva. Berceo, en el principio, indica la amplitud de límites que espera a la intensificación que entonces se prepara : « Toda sancta iglesia fue con él ensalcada, / et fue toda la tierra por elli alunbrada» (45). Se enriquece así con su presencia cada uno de los lugares en que mora (« Do quier que él estido, en val o en poblado, / era por el su mérito el logar más honrrado,» (72). Crece en el libro segundo el nombre del monasterio gracias a los milagros ; pues constituyen éstos una especie de cadena en la que cada uno de los eslabones glorifica el nombre de Silos y lo extiende : « Suy de oyr mjraglos auedes grant sauor, / corret al monesterio del sancto confessor... / ca cutiano los faze, gracias al Criador» (385). En el libro tercero, por último, la progresión culmina, pues se cumple entonces el vaticinio que en el primero se había formulado : la glorificación del monasterio gracias a las reliquias del santo.
Lo mismo sucede con el tema tercero; al desarrollarse éste, pasa Santo Domingo de pastorear ovejas a pastorear hombres. Berceo lo indica en el comienzo : «Sennor Sancto Domjngo de primas fue pastor, / después fue de las almas padre e guiador » (31). Paso a paso aumenta el círculo y la responsabilidad del pastoreo : Cañas, San Millán, el monasterio de Silos. Y en el libro segundo, a la hora de los milagros, aparece la predicación del santo dando forma concreta a su ministerio : «Andaua por la tierra sembrando bendición... / ixíe de la su uoca mucha buena razón. / Por yr a parayso buscáualis carrera, / dizía que se guardassen de la mortal dentaliza, pues colaboran armoniosamente en un conjunto que, al terminar la obra, llevando la intensificación a su punto culminante, se encomiende a Santo Domingo, como a pastor de la cristiandad entera, el satisfacer todas las necesidades :
Ruega, Señor e Padre, a Dios que nos de paz,
caridat uerdadera la que a ti muy plaz,
salut e tiempos buenos, pan e ujno assaz,
e que nos de en cabo a ueer la su faz.
Ruega por los enfermos, gánalis sanjdat,
piensa de los captiuos, gánalis yenguedat;
a los peregrinantes gana seguridat,
que tenga a derecho su ley la christiandat (772*773).
Los temas, pues, trabajan de manera semejante; es decir, en una forma progresiva : en el primer libro se consigue con escalonado esfuerzo la santidad del protagonista, se enriquecen con ella paso a paso los lugares en donde el santo habita, y la jurisdicción de éste, el ámbito de sus responsabilidades hacia los otros hombres, crece también en cada uno de los núcleos. Con los milagros, en los dos libros restantes, se ennoblece prodigiosamente el monasterio, se glorifica de forma ilimitada la virtud del santo, y su función, también de forma ilimitada, se amplifica. Cada uno de los temas, por otra parte, como una escala, como un puente, une con Dios a Santo Domingo.
Todos los elementos de la obra, por lo tanto, se ordenan y distribuyen en forma graduada; de ese modo su función se transcendentaliza, pues colaboran armoniosamente en un conjunto que, al relacionar con Dios a las criaturas, da sentido a éstas y al mundo que las incluye. Esta sería, pues, la función <Je la progresión (en el Gótico y en la Vida de Santo Domingo) : la de conducir hasta Dios a los hombres, la de enlazar con el creador a las criaturas, la de reducir a la unidad más simple las otras unidades. Como en la catedral gótica, en la que todos sus elementos constituyen, a pesar de su variedad y de su número, un conjunto que gradualmente se eleva y se adelgaza; un conjunto armonioso, sujeto a una progresión vertical, que, comenzando en sus muros y contrafuertes, continuando en arbotantes y pináculos, ascendiendo en sus naves laterales, se levanta en la central más todavía, para, al rebasar sus bóvedas, extenderse en torres y en agujas. No cesa en ellas el movimiento, sin embargo; sigue creciendo, proyectándose hacia el infinito con ímpetu arrollador y transcendente. De manera semejante, en la obra que estudiamos todos los elementos, levantándose, y supeditándose los unos a los otros, proyectan a Santo Domingo hacia una Jerusalén celeste, construida también en forma jerarquizada :
Los sanctos patriarchas de los tiempos primeros,
desende los apóstoles, de Christo menságeros,
las huestes de los mártires, de Abel conpañeros,
todos eran alegres con él e plazenteros,
Sedíen los confessores a Dios glorificando,
que tan preçioso frayre entraua en su uando;
respondíanlis las uírgines dulçement organando,
todos il fazían orara, leyento e cantando (523-524).Es decir, de la misma manera como la sociedad del Gótico se establece : en una forma graduada, mediante un movimiento ascendente y progresivo, a través de una rigurosa jerarquía que se apunta en reyes, en emperador y en papa.
Así se explican las series que constituyen, desde diversas perspectivas, la Vida de Santo Domingo. Son tres los libros, pero producen al sumarse una obra única e indivisible. El mismo Berceo lo asegura al terminar el segundo libro : « El segundo libriello auemos acauado, / queremos comencar otro a nuestro grado, / que sean tres los libros e vno el dictado» (533). De ahí que, como sucede siempre en el Gótico, esos tres libros que constituyen una sola obra sean reflejo de Dios, aludan a la Trinidad y la representen :
Como son tres personas e vna deidat,
que sean tres los libros, vna certanjdat,
los libros que signjfiquen la Sancta Trinjdat,
la materia ungada la simple deidat.
El Padre e el Fijo e el Espiramjento,
vn Dios e tres personas, tres sones, vn cimjento,
singular en natura, plural en cumplimjento,
es de todas las cosas fin e començamiento (534-535),
Y precisamente porque Dios es principio y fin de todas las cosas — el que con su poder todo lo inicia y todo lo termina — entona Berceo seis veces sus alabanzas : tres al principio de los libros para solicitar su ayuda, tres al final para atribuirle el mérito.
Porque Berceo, como se desprende de las estrofas anteriores, trabaja con números significativos. Tres libros, pero una sola obra, para aludir a la Trinidad, como ya hemos apuntado. El número seis representaba la creación, y se consideraba un número perfecto; representaba el siete, como consecuencia, y aludiendo al Génesis, el descanso que sigue a la creación, a la obra realizada. Consta el poema, por eso, de setecientas setenta y siete estrofas. Indican los tres sietes que la obra — en tres partes, y, por lo tanto, con una alusión más a la Trinidad — ha sido terminada, que ha llegado el momento de un descanso merecido. Dice así el mismo Berceo en los Loores de Nuestra Señora :
El cuento septenario es de grant santidad,
ovo sus meiorías siempre de antiguadat,
diol por significanza Dios tal auctoridat,
ca es cuento cumplido de grant entegredat.
Quiso por sí mismo Dios este cuento sagrar
quando al día séptimo li plogo del folgar2.Sostienen los números, por otra parte, y como antes expusimos, las muchas progresiones que sirven al poema de andamiaje; sin embargo, de una especial manera, y, por ello, determinan el peculiar carácter de las progresiones que estudiamos. Trece son los milagros que en el libro segundo se presentan; veintiséis los que en el libro tercero se refieren. Se dobla el número para mostrar que, tras la muerte, la asistencia del santo se duplica; pero, a la vez, los veintiséis milagros son un anticipo de los que se han de realizar en el futuro : « Que de los sus mjraglos los diezmos non auemos... / ca cada día crescen, por oío lo ueemos, / e crecerán cutiano después que nos morremos » (755). La adición consecutiva de unidades no lleva, pues, a un número preciso en el que se recoge el poder del personaje; no sirve, en otras palabras, para numerar sus hechos sorprendentes. Al contrario, la progresión, y a pesar de lo limitado de su número, convirtiendo maravillosamente lo finito en infinito, se proyecta hacia el futuro abriendo un horizonte sin fronteras ante el poder del santo. Y como los milagros testimonian la virtud del protagonista, y en esta etapa su gloría, crece su gloria ilimitadamente como crecen sus milagros, sujetándose, como aquéllos, a una intensificación gradual, a una adición continua de unidades.
Esta es, pues, como antes indicamos la más destacada de las características del Gótico. Todo en él apunta hacia el infinito, todo se organiza, dentro de un orden riguroso y resplandeciente, en forma de progresión que no concluye, que lleva hacia el bien sumo. Eso significan las cadenas que enlazan a Santo Domingo con sus antecesores : por ejemplo, cuando se le presenta como pastor o cuando se le convierte en ermitaño. Desaparecen las fronteras que separan el pasado, el presente y el futuro, y se coloca ante nuestros ojos un tiempo ilimitado en el que coinciden con los contemporáneos los antiguos pastores y eremitas. Se utilizan para ello, en cada uno de los casos, dos distintas progresiones : lleva la primera desde el pasado a Cristo; la segunda une con Cristo a Santo Domingo y a los hombres de su tiempo. Se construye de esa forma una especie de pirámide de la que Cristo es cúspide y cabeza. Dice así la progresión que agrupa a los eremitas :
Sant Johan el Baptista, luego en su njñez...
fuyó a los desiertos, ende ganó tal prez...
Antonjo, el buen padre, e Paulo su calafio...
visquieron en el mundo en vn desierto estraño...
María la Egipciaca, peccadriz sin mesura,
moró mucho en yermo, logar de grant pauura...
Sant Mjllán el caboso, de los pobres padrino,
andando por los yermos y abrió el camjno...
El su maestro bueno, Sant Felizes llamado...
fue hermijtaño uero, en bondat acabado...
El Saluador del mundo, que por nos carne priso...
por a nos dar exiemplo al desierto se mjso...
Los monges de Egipto, conpañas benedictas,
porque brantar sus carnes fázense heremjtas...
Yo, peccador mezquino, en poblado qué fago?
(55-64)Dice así la progresión que reúne a Santo Domingo con los demás pastores :
Abel, el prothomártir, fue el pastor primero,
a Dios en sacrifiçio dio el meior cordero...
Los sanctos patriarchas todos fueron pastores...
pastor fue Sant Mjllán e otros confesores...
Dauid, tan noble rey, vna fardida lança,
pastor fue de primero sin njnguna dubdanga.
Nuestro Señor Don Christo, tan alta podestat,
dixo que pastor era, e bueno de uerdat.
Obispos y abbades, quantos an dignjdat,
pastores son clamados sobre la christiandat.
Sennor Sancto Domjngo de primas fue pastor,
después fue de las almas padre e guiador (26-31).Se pasa así del tiempo de los hombres a un tiempo « sub specie aeternitatis », o, si se quiere, a un tiempo abstracto en el que la virtud todo lo llena. Pierde el espacio, de manera semejante, sus límites espaciales; dando lugar a un mapa inmenso en el que coinciden y se mezclan España, Egipto y Palestina. Se trata, pues, de la virtud, no hay duda, de una virtud que transciende el tiempo y el espacio, y que por lo tanto se presenta a los lectores como posible en su momento y en su geografía; pero además, y sobre todo, indica que por ella, traspasando los límites humanos, coinciden con Cristo y con los hombres precedentes, que con ellos colaboran. Eso significan las cadenas que en el Gótico unen a menudo con sus antecesores a los protagonistas. No sirven sólo para dar sentido al presente con las hazañas del pasado, ni para aumentar la grandeza de los hijos con los hechos de los padres; sirven para incorporar a los descendientes a las responsabilidades de sus predecesores, para dirigirles hacia las mismas metas y hacia los mismos objetivos, para reunir a todos en la virtud, en su tiempo sin fronteras. Ocurre otro tanto cuando el Gótico habla del futuro y de los descendientes; no se trata sólo de obligar a los padres a suministrar los medios para que los hijos progresen y prosperen. Se trata de arrancar a los hijos del futuro, de reunirles con los padres en responsabilidades y objetivos, de transportarles a la virtud, a su tiempo ilimitado. Al coincidir de esa manera el presente con el pasado y el futuro, cobra la humanidad sentido, cobra sentido su propagación constante, su paso ininterrumpido por la tierra : aparecen los hombres como un todo, como unidad continua, dedicados, sin límites de tiempo ni de espacio, a glorificar, con su virtud, la ilimitada grandeza divina.
NOTAS
1. La vida de Santo Domingo de Silos por Gonzalo de Berceo, ed. John D. Fitz-Gerald, París, 1904, estrofa 44, Modernizamos la puntuación y la acentuación, y separamos o unimos las palabras según las reglas actuales. En adelante indicaremos en el texto, junto a la cita, el número de la estrofa
2. En Poetas castellanos anteriores al siglo XV, ed. Florencio Janer, Madrid, 1966, p. 98.
JOAQUÍN GIMENO CASALDUERO
AIH. Actas V (1974).
Berceo : la norma hagiográfica de la " Vida de Santo Domingo de Silos "