La iglesia de la Santa Cruz de Bañares data de los siglos XII-XIII, reconstruida en dos ocasiones y trasladada en 1975 desde su ubicación original en la cabecera de la iglesia parroquial . Su actual emplazamiento a pocos metros hacia el sur-oeste de  la iglesia ojival de la Santa Cruz (s.XV - XVI).

 
 

    En 1958, en Madrid, publicó el erudito benedictino Fray Alfonso Andrés la primera edición del manuscrito más antiguo déla Vida de Santo Domingo de Silos, escrita en versos de cuaderna vía por el maestro Gonzalo de Berceo. Este manuscrito, conservado en el Archivo de la Abadía de Silos, data del siglo XIII, y hay fundadas razones para creer que sea copia casi contemporánea con la composición de dicha obra. (Nota 1. Fr. Alfonso Andrés, op. cit. 33-34). Todo nos induce a creer que el manuscrito se escribió en San Millán, copiado del original, y que una vez en Silos, fue repasado por el copista, monje de Silos, quien añadió las rúbricas. Por ejemplo, la rúbrica marginal a la copla 282 dice: «Como prohetó que auríe en este lugar cuerpo santo», lo cual sólo puede referirse a Silos. Igualmente, al repasar el manuscrito, el copista corrigió el verso 277 a «Fue a su monasterio el bon abbad beneyto» en «Veno a su m...», corrección que sólo hace sentido si el copista hubiera escrito el texto fuera de Silos, corrigiéndolo a la vuelta.

    Ofrece esto una indicación preciosa sobre las relaciones entre Silos y San Millán de la Cogolla, las dos casas siendo unidas desde 1090 por una Carta de Hermandad, firmada por los abades diez y siete años después de la muerte de Santo Domingo, prior que fue de San Millán. Esta carta fue renovada en 1236, firmando el Abad Juan Sánchez de Millán y el Abad Martín de Silos. (Nota 2. Dom M, Férotin Recueil des Chartes de Silos (París 1897 pp. 112 y 196). Por entonces ya era Gonzalo de Berceo «preste» en su pueblo natal, a juzgar por el documento del año 1257 publicado en el n.° 50 (1959) de este Boletín, pp. 86-88, por el P. Fr. Joaquín Peña de San José. No firma Berceo la renovada Carta de Hermandad, ya que como clérigo seglar tal vez no debiera. Sin embargo, parece que en esta ocasión, cuando los monjes silenses estaban en San Millán, Berceo pidiera copia de la Vita Beati Dominici, escrito por Grimaldus de Silos, para componer su poema sobré la vida del Santo, liberador de cautivos (Nota 5: P. Fr. Sebastián de Vergara, Vida y Milagros del Thaumaturgo Español-.. (Madrid 1736) prólogo n.° 5. dice que Berceo «puso en verso Castellano lo que de Silos le embiaron en Latín». Vergara publica los textos de Grimaldus, Berceo y Pero Marín). Que tal fue la fuente de la Vida de Santo Domingo se ve claramente en el estudio preliminar que puso Fifz-Gerald a su edición de dicha obra (París, 1904; pp. 9-11).

    En la primavera y verano de 1957, pasé unos días en Silos, y meses en Madrid, estudiando el manuscrito de Silos con el P. Fray Alfonso Andrés. Aprovechando mis conocimientos, desgraciadamente muy breves en cuanto al tiempo, de la topografía de Silos quisiera añadir varios puntos a lo que dice el P. Fray Alfonso Andrés sobre las estancias de Berceo en Silos. Me refiero a las pág. 16-17 de su erudita introducción. Señala las coplas 187 y 265 de la Vida de Santo Domingo, y 150-3 del Duelo de Nuestra Señora, como revelando una familiaridad de parte de Berceo, con Carazo, Cárdeña y las esculturas del claustro bajo de Silos.

    El primer punto ocurre en la copla 394, de la Vida de Sanio Domingo. Para sanar la cegera del Conde de Galicia, el santo pide agua:

Quando ovo orado la oraçión finada,
mandó traer del agua, de la su fuent sagrada

    Otros manuscritos dicen «fuent onrrada» pero nada importa. Lo que sí tiene importancia es que Berceo nos dice que el agua viene de su fuente, del santo, cuando Grimaldus nos dice a secas: «aquam sibi dari petiit», sin indicar fuente alguna. Para los que conocemos el hermosísimo claustro de Silos, nada más natural que entender en seguida que Berceo recordaba este locvs amoenus, y la misma Fuente del Santo que nace en el ángulo sureste del claustro. Así parece que Berceo conocía más detalles de los que da Grimaldus, lo cual indica al menos una visita a Silos.

     Cuando Grimaldus describe la visión que tuvo Santo Domingo, nos dice que vio un río (flumen), en el cual confluían otros dos, uno blanco como el cristal, otro rojo como la sangre, con un puente en la confluencia. Es interesante notar que Silos está situada en la ribera de un río, y a pocos pasos hacia arriba, confluyen otros dos que lo forman. Uno viene de la dirección de Carazo, llamado el Mataviejas, y antiguamente el Ura. El otro, que se llama Río del Santo, fluye por una garganta estrecha en las rocas antes de ir a juntarse con el Mataviejas. Detrás de estas rocas, está la cueva donde se ocultaron los moros escapados del monasterio (coplas 433  442). Cerca de la confluencia hay un puente. Además —y aquí lo más interesante— el Mataviejas corre por una madre de piedras y rocas grises y blancas; el río del Santo, por un valle arenoso, antes de salir por la garganta, lo cual da a la madre del río un color rojizo.

     Don Gonzalo, en las coplas 229-247, sigue con su acostumbrada fidelidad el texto de Grimaldus, y sólo en un detalle difiere. Grimaldus dice que uno de los ríos es «colore sanguinis», pero Berceo, con el sol en el alma, piensa en su «vaso de bon vino», diciendo en su copla 230, acerca de los ríos:

Blanco era el uno como piedras cristales,
el otro plus bermejo que vino de parrales.

    Grimaldus no dice nada de vino, ni de parrales. Lo que se me ocurrió cuando estaba en Silos, era que debiéramos leer «Parrales» con mayúscula. En efecto, hay un campo vecino que se llama «Los Parrales». Me puse a investigar cuidadosamente el Recueil... de M. Férotin, en el documento 107, del año 1224, encontré las palabras «Parrale nostri monasterii» y en el documento 121 del año 1234, «Los Parrales de vuestro monasterio». Aunque el clima no permite la vinicultura en Silos hoy día, parece que en la mejor aforestada edad media fuese más blando el clima y vides hubiera.

    Todo esto nos lleva a la conclusión firme de que Berceo había estado en Silos y además, lo suficiente para llegar a conocer detalles menores. Sabe de dónde el Santo tomó el agua con la cual sana la ceguera del Conde de Galicia, cosa no revelada por Grimaldus. Igualmente, sabe de dónde viene un vino bien colorado de Silos hasta el nombre del campo del viñedo. El concienzudo Berceo tendría que estar muy seguro de sus datos para atreverse a añadir detalles tan específicos al texto de Grimaldus, testigo ocular de la vida del Santo.

    Acabo de publicar en el Bulletin of Hispanic Studies, año 1960, otro artículo, sobre la profesión de Gonzalo de Berceo. Todo el mundo sabe que era clérigo seglar, pero en él señalo varias indicaciones valiosas que nos permiten aceptar la afirmación del manuscrito Aragonés del Libro de Alexandre (Bibliothéque Nationale, Paris) que en su copla final dice:

Sy queredes saber quien fizo esti ditado,
Gonçalo de Berceo es por nombre clamado
natural de Madrid, en Sant Mylian criado,
del abat Johan Sánchez notario por nonbrado.

    Aduzco evidencias que lo confirman, y más importante, nos ayuda esta consideración a explicar por qué don Gonzalo, tan claramente enamorado de la vida del claustro, fuera clérigo seglar, aunque criado en San Millán de Suso. Para ser notario del Abad Juan Sánchez (1209-1253) sería mejor que fuese clérigo seglar en el pueblecito vecino de Berceo, y así más libre para tratar con los alcaldes, merinos y demás autoridades civiles. Tal vez esto explique su presencia en Bañares en 1228, cuando presenció el arreglo de las deudas contraídas por el obispo de Calahorra en un viaje a Roma (1.-  Menéndez Pidal. Documentos Lingüísticos de España. Madrid, 1919 n.° 87, nota 4.). Estaría ahí para ocuparse de los intereses posibles de su abad. Explicaría también, de cierto modo, estancias en Silos y Cárdeña. Pero más: explica su familiaridad con la biblioteca de San Millán, y con su Cartulario. Para comprobar que Santo Domingo había sido prior de San Millán, nos dice (S. Dom. 123).

Tovo el priorado, dizlo el cartelario.

    En resumen, estas, y otras cosas que voy estudiando, nos llevan a ver que tenemos en el primer vate de la Rioja un hombre y un clérigo mucho más considerable e importante que el tan repetido «clérigo ingenuo» de nuestros manuales de literatura. Seguramente más hay que descubrir, si sólo nuestro patrimonio documental fuese más rico, y ¿y quién sabe cuándo vengan a conocerse más cosas? Este siglo ha visto ya el descubrimiento de dos importantes manuscritos de Berceo, el de Silos, descubierto en Carazo, y las partes sustanciales del manuscrito en folio de San Millán que encontró el sabio norteamericano Carrol Marden en Santo Domingo de la Calzada, y que ahora se guardan en la Real Academia Española.

Brian Dutton
Birkbeck College, Universiry of London.

 

Calles de la villa de Bañares, y en el centro la iglesia ojival de la Santa Cruz (s.XV - XVI).

 
 
 

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