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La monumentalidad vertical preside la villa de Autol en La Rioja: a la izquierda, uno de sus monumentos paisajísticos más importantes, el Picuezo y la Picueza; en el centro la torre de la iglesia parroquial dedicada a San Adrián; y a la derecha sobre el cerro, al amparo del río Cidacos, el castillo medieval del que aún se mantienen en pie algunos lienzos de la torre del homenaje. |
I
Muza ben Muza, o Muza II de Zaragoza, de los Beni Cassi de la Rioja, que a partir de él se llamaron Beni Muza, es el personaje histórico más parecido a los de leyenda; era nieto de Fortún o Fortunio, señor godo de Igea según unos historiadores, de Arnedo al decir de otros; acaso de los dos y aún más pueblos, pues sus posesiones en la Rioja no serían pocas cuando para conservarlas, en tiempo de invasión de los. árabes -año 714- renegó de la religión cristiana y se hizo musulmán; e hijo de Muza ben Fortún que ensanchó los dominios de su padre apoderándose de Zaragoza en tiempo de Hixem I de Córdoba, y realizando otras accesiones. Muza ben Muza era hábil político e infatigable guerrero; su política de alianzas oportunísimas le permitía ejercer una considerable influencia sobre los estados vecinos, abrumados por el peso de las luchas que sostenían unos con los otros, llegando incluso a casarse con una hija de García, rey de Pamplona; su valor y arrojo le llevaron a luchar contra los condes o reyes de Barcelona, Alava, Castilla y Francia; contra los emires, contra todos; llegó a dominar Aragón, Rioja, Toledo, Cataluña y Cerdeña, llegando a titularse Tercer Rey de España. Murió como tenía que perecer, pues el escritor Ibn-al-Cutia dice que invadió inopinadamente los estados de su yerno Izrac, gobernador de Guadalajara y pereció a sus manos hacia el 862. II El año 840, Abderramán II envió un ejército contra los Francos, y a su frente puso a Muza ben Muza, entonces valí de Tudela, que avanzó a Francia por la Cerdeña; y tras derrotar al ejército de aquéllos, causó tales estragos, que Carlos el Calvo. impotente para contener la avalancha, detuvo a Muza saciando su codicia con regalos cuantiosos; volvió éste a sus tierras lleno de riquezas y cubierto de gloria, trayendo prisioneros a Sancho y Epulón, dos principales jefes del ejército franco vencido, mereciendo Muza, según dice AI-Makkari, y confirma En Nuguairi, grandes alabanzas por su conducta. Envanecido por el éxito, Muza, que durante la expedición a Francia se había enemistado con Charir ben Muguafac, se rebeló contra Abderramán II. Este, tan pronto como supo la insurrección, envió contra él un ejército al mando de El Harit ben laring, que avanzó hasta la ciudad de Tudela, sitiándola; entonces, Mliza capituló la entrega de la plaza, a condición de salir de ella, trasladándose a Arnedo y quedando aquél en Tudela. El cronista árabe En Nuguairi explica así los acontecimientos que siguieron: «Después marchó El Harit adonde estaba Muza con propósito de sitiarle.Empero Muza había enviado emisarios a García, uno de los reyes cristianos de . España, se aliaron ambos para la lucha, se juntaron, pusieron sus emboscadas contra El Harit en el camino que traía, le apostaron también gente de a caballo e infantes en un lugar llamado Selma, junto a un río allí existente, y cuando El Harit atravesaba dicho río cayeron sobre él los emboscados le rodearon y hubo un choque terrible durante el cual recibió El Harit en su mejilla un golpe que le vació un ojo, quedando luego prisionero. Este hecho aconteció el año 228». (842-845 de C.). Así lo explican, casi con las mismas palabras, varios historiadores árabes, pero escriben en lugar de Selma, Tsalma; y en vez de El Harit, Al Harets. Don Pascual Gayangos, traductor de unos códices arábigos lo dice de ésta manera: «Musa ben Musa, gobernador de Tudela, se rebeló contra Abderramán II, el cual envió contra él un ejercito, a las órdenes de Al Harets, gobernador de Zaragoza, que puso sitio a Tudela; viéndose Musa cercado por todas partes, hizo proposiciones de paz y entregó la Ciudad retirándose a Arnit (Arnedo); Al Harets intentó también sitiarlo, y Musa entonces, pidió auxilio a García, Rey de los cristianos, acudió éste, y emboscándose con los huestes de su protegido en un sitio por donde necesariamente tenía que pasar su enemigo (lugar llamado Tsalma, sobre un río), esperaron la llegada de éste, que fue sorprendido, viéndose rodeado por todas partes; Al Harets fué herido de una lanzada, perdió un ojo y se le hizo prisionero; la fecha de tal batalla es el año común de 842». III El lugar donde se desarrolló la batalla, no puede ser determinado por los datos que facilitan los historiadores árabes, por cuya razón los nuestros tratan de fijarlo ateniéndose a lo poco que sabemos, y se producen dos corrientes doctrinales: la primera estima que entre Tudela y Arnedo el único río de consideración es el Alhama, por lo que en él debió tener lugar el choque entre los dos caudillos árabes, y precisamente en un sitio llamado Tsalma por el río que allí discurría. La segunda cree que Tsalma era el río Cidacos, porque siendo arábigo el nombre del Alhama, los historiadores árabes no pudieron confundirlo con Tsalma; además, ese río está muy cerca de Tudela; y, por tanto, cuando El Harit llegó a él, no habían tenido tiempo de prepararse Muza y García, y ya identificado el río, fijan como el lugar por donde El Harif intentó cruzarlo entre Quel y Autol, pero sin aducir las razones en que se apoyan para este último aserto. La primera teoría me parece insostenible a todas luces; sus autores se mueven influenciados por el parecido que existe entre los nombres Alhama y Tsalma, y, alucinados por ello, sólo intentan encontrar alguna razón para asentar sus creencias. El Alhama no es el río más importante que hay entre Tudela y Arnedo, ya que está el Cidacos, que tiene más anchura de cauce y caudal de agua, y no hablo de recorrido porque esto no es lo que da más importancia a los ríos; destruidas sus afirmaciones y hechos míos los argumentos que contra ellos esgrimen los defensores del Cidacos, creo que se puede poner punto final. La segunda teoría me parece acertada en cuanto a señalar el río donde tuvo lugar la batalla, y ello por las razones que dan -aunque no con mucha claridad- y las que después añádiré; pero no estoy conforme en que se produjese entre Quel y Autol, como podrán ver los lectores si continúan leyendo. IV Lo que debió suceder, fue esto: Obligado Muza a salir de Tudela, tuvo que encontrarse en una difícil situación; era de suponer que El Harit no se iba a conformar con dejarlo que se fuese después de la capitulación, dando por terminado el asunto, pues conociendo a Muza ya sabía que inmediatamente iba a organizar el desquite; era, por tanto, necesario, aniquilarlo antes de que tuviese tiempo de prepararse; y en estas circunstancias ¿dónde buscaba refugio? ¿Qué pueblo le abriría sus puertas sabiendo que se exponía a que El Harit entrase a sangre y fuego? Arnedo se las abrió, y en él halló refugio seguro; y digo seguro, porque era una fortísima ciudad, de cuya importancia se puede sacar perfecta idea, leyendo al moro Rasis, que escribió el año 976, según parece. No sé qué razones tuvo Arnedo para acogerle, pero indudablemente habían de ser poderosas para desafiar a El Harit, en aquella ocasión representante del poderoso emir Abderramán Il ¿Es que Muza era arnedano?; ¿lo fueron su padre y abuelos? ¿Tenía allí sus parientes y amigos? No se sabe, pero es muy verosímil. La experiencia enseña q\Je en los días de esplendor, pocos se acuerdan de los suyos; pero bien distinto es el proceder cuando llega la desgracia. En el momento en que su rival supo dónde estaba Muza, salió en su persecución. Dos caminos podía seguir para trasladarse de Tudela a Arnedo: o llegar a Alfaro y tomando la ruta del Alhama continuar por ésta hasta la confluencia con el río Linares, desde cuyo punto tendría que pasar por Grávalos a Arnedo, o bien seguir hasta Calahorra por la vía Zaragoza-Varea y desde allí continuar a Arnedo por la calzada Calahorra-Numancia, que, como es sabido, iba por la margen del Cidacos; si seguía el primer itinerario, necesitaba recorrer unos ochenta y cinco kilómetros; si se inclinaba por el segundo, le bastaban cincuenta y seis de caminos bastante menos ásperos y difíciles, lo que hacía más cómodo el viaje, poniéndose al alcance de Muza antes de que éste pudiese lograr refuerzos; estas consideraciones hacen pensar que El Harit se encaminó por el último. Pero ya para entonces Muza, aliado con García (al parecer su suegro), disponía de fuerzas suficientes para dar la batalla, y escogió el lugar más propicio, que, como es lógico, debía estar cerca de Arnedo, con objeto de refugiarse en su inexpugnable castillo, si en el encuentro no llevaba la mejor parte; y recaída la elección en uno llamado Tsalma, que estaba junto al río Cidacos, esperaron a que El Harit pasase por allí para caer sobre él con tanta fortuna como se dijo. ¿Será cierto que, como dice En Nuguairi, El Harit atravesó el río? No parece la contestación muy clara; pues hay que pensar que el camino no lo atravesba; acaso se desvió de él para acercarse a Arnedo por el Sur y librarse así de los disparos del castillo; quizá El Harit fuese con parte de sus fuerzas por la orilla del río opuesta al camino, para no llevar todas expuestas a un repentino ataque, y al encontrarse cerca de Arnedo sin ver nada anormal pensó que Muza estaba encerrado en la fortaleza y las juntó para preparar el asalto. Acaso hubiera otras razones que hoy no se pueden sospechar por los cambios operados en la topografía. Queda la última incógnita por resolver; situado el lugar que los árabes llaman Tsalma cerca de Arnedo y junto al río Cidacos, ¿se puede determinar exactamente dónde se hallaba? Hay un barranco o yasa al que oficialmente se llama Valdesalas y vulgarmente Valtasaras, que desemboca en el Cidacos por la margen derecha y como kilómetro y medio debajo de Arnedo. Yasa de Valdesalas, o Valtasaras, se deduce claramente que significa barranco del valle de Salas o Tasaras, nombres ambos cuyo sentido y origen no se ve claro, salvo que se los haga descender de Tsalma árabe por sucesivas corrupciones. En el barranco de Valdesalas podía estar perfectamente escondido el ejército de Muza ben Muza y García, y caer como una tromba sobre el de El Harit ben laring, porque la configuración del terreno es ideal para ello. En consecuencia, según mi opinión,el actual barranco de Valdesalas, o Vallasaras, es el Tsalma de los árabes, y la batalla referida tuvo lugar en la confluencia de aquél y el río Cidacos.
EL PROBABLE ESCENARIO DE LA BATALLA DE TSALMA F. FDEZ. De BOBADILLA.
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