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L a dilatada obra de Paul Zumthor ha defendido insistentemente el inevitable soporte oral de la literatura medieval 1. Francisco López Estrada, en su impresicindible Introducción a la literatura medieval española 2, diseñó un cuadro de soportes de difusión de nuestra literatura medieval, que ha sido recientemente ampliado a los distintos géneros literarios del siglo XIII 3. En este marco, la difusión de la literatura del Mester de clerecía ha sido objeto de dos hipótesis muy diferentes. Gybbon-Monypeny, rastreando distintas referencias directas de los textos, del tipo «de suso», «de yuso», defendió la lectura individual, con soporte escrito, como forma de recepción 4. Isabel Uría, por el contrario, ha propuesto, basándose en fórmulas del tipo «según havedes oído» de la obra alfonsí, la difusión mediante la lectura en voz alta de estos poemas5.Desde estas referencias bibliográficas, abordamos el análisis detenido de las huellas que los textos del Mester ofrecen sobre sus formas de transmisión. En una reciente comunicación al IV Congreso Internacional de Historia de la Lengua hemos rasteado las huellas presentes en la Vida de San Millán de la Cogolla de Gonzalo de Berceo6. En estas páginas analizaremos las huellas que presenta el Libro de Alexandre. La riqueza cultural que aparece en la obra, así como su interés claramente docente7, hacen que en esta obra encontremos dos tipos de informaciones sobre la difusión de la literatura en el siglo XIII. De una parte tenemos huellas directas de su propia transmisión. Por otra, nos ofrece diversas informaciones indirectas sobre otros sistemas de comunicación (literaria o no) con los que debió competir este poema de cuaderna vía. Nuestro estudio atenderá al valor testimonial de cuatro expresiones que podemos cifrar en cuatro verbos tipo: «hablar, decir, contar, cantar». Atenderemos sólo a las huellas indirectas que nos dan información sobre diversas formas de comunicación oral del XIII 8. Con ello, desde el «fablar» al «cantar», podremos esbozar los principales sistemas socioculturales en los que se produce el paso de la expresión paraliteraria a las primeras expresiones plenas de la literatura castellana.
Fablar
Las huellas indirectas de «fablar» apuntan en primer lugar a la capacidad de comunicarse mediante el lenguaje verbal:
El relato de la torre de Babel insiste en las estrofas 1507 y 1508 en este sentido. Sus dos versos finales sancionan su valor como comunicación a través de la palabra pronunciada:
Por ello, el uso más abundante de este verbo es para indicar la conversación privada (53ab, 617c, 964ab, 1685ab):
Sin embargo, la conversación se desplaza del ámbito privado al público:
Y se desarrolla en una institución social creciente en las cortes hispanas del xni: el concejo que ha de ayudar al buen gobierno del reino:
En esta institución cortesana, abundantemente reiterada en el Alexandre, el noble ha de tomar un papel cultural activo, pues no sólo ha de escuchar los consejos que se den al rey. También ha de aportarlos:
Y con ello tiene contacto indirecto con la cultura escrita que le llega a través de este magisterio. Incluso, es testigo de la comunicación escrita al recibir mensajes:
Escucha diversas piezas oratorias, como ocurre con la que realiza Alexandre para la campaña de la India (1840d). Y él también ha de usar la palabra:salid vos a fablar, 1611c Se establece así a lo largo del XIII un sistema cortesano de comunicación oral que suscita una necesidad formativa en el noble. La oratoria cortesana va siendo una práctica creciente y con ello la literatura de formación de nobles en castellano irá creciendo progresivamente a lo largo del siglo. Obsérvese la importancia social del noble consejero en la hiperbólica descripción de la corte de Dario:
Esta función no está libre de peligros:
Por ello, el noble es reticente a ejercer el consejo:
Al ser inevitable su intervención, ha de esforzarse para evitar la grave vergüenza social del mal consejero:
La labor del consejero cortesano es arriesgada e inevitable. La solución para este peligro sólo puede venir por una formación que le asegure el éxito en esta ineludible función social9. Si lo consigue, crecerá su estima y valoración social:
La nueva cultura oral de la retórica del cortesano no acabará con la antigua cultura tradicional en la que el «fablar» conversacional era el vehículo de unos valores culturales comunitarios. Se mantienen así las lenguas de la fama:
Junto con la fama, la conversación es soporte comunicativo de otro mensaje comunitario: el rumor. Denominado «ruido»10, y por ello no designado por ningún tipo de habla, la comunicación personal es el vehículo más rápido de noticias y conocimientos del hombre medieval. La fama tradicional mantiene en la mente de muchos al menos un género literario o paraliterario11: «en Grecia hoy en día lo traen por fabliella» (520d). El valor literario del término lo documenta don Juan Manuel, como forma propia de la narración ficticia12. En Alfonso X encuentra Gómez Redondo el valor de fábula mitológica en «fabliellas», al tiempo que distingue entre «cantares» y «fablas de gesta» según se canten o reciten13. Llega a suponer que las «fablas» pudieran ser resúmenes en verso o prosa de las gestas. A tenor del valor del «fablar» en el Alexandre estas denominaciones parecen aludir a las versiones tradicionales y orales paraliterarias que formaban parte del saber colectivo y anónimo que corría de boca en boca. En definitiva, el «fablar» indirecto del Alexandre nos diseña un sistema conversacional de comunicación, aparentemente sin formalización literaria. Progresivamente en sus aspectos más públicos se acerca a la cultura. La corte, con su concejo, crea una necesidad oratoria en la que se transvasa a cauces orales la cultura escolar. En la memoria colectiva, se configuran unas tradiciones narrativas (las fabiellas) que antes o después de su circuito colectivo han pasado o pasarán a la formalización literaria.
Decir
Inicialmente su valor es similar al de «fablar»: manifestación oral. Sólo puede matizarse porque el «decir14» suele implicar un desarrollo oral más discursivo (con un único emisor) que conversacional, a tenor de los ejemplos más abundantes15:
Dentro de este valor discursivo, el «decir» se va especializando en designar el canal colectivo de transmisión de opiniones comunes. Por ello, llaman la atención diversas manifestaciones corales resumidas mediante este verbo16:
En otros casos, en el «decir» se transmiten rumores o asertos colectivos, aunque no corales17:
Estas manifestaciones nos muestran cómo el valor de «decir» se desplaza de la conversación18 a la formalización retórica de la palabra. Testimonios de esta formalización los encontramos en los ejemplos persuasivos de la estrofa 68 o en la caracterización de los personajes como «bien razonados» (361a). El decir se conforma para ser vehículo de la verdad (154a, 897d), aunque la lisonja también puede ocupar sus palabras (945a). De ahí, el tópico inicio de los parlamentos que remarcan la verdad de su testimonio:
El mensaje transmitido en el «decir» se va configurando como «discurso», denominación que no se utiliza en el poema, pero del que se ofrecen múltiples ejemplos:
Esta formalización retórica se realiza en torno a dos instituciones medievales de progresivo desarrollo en el xin castellano: la nueva enseñanza clerical o universitaria19 y el desarrollo de la corte como foro legal y administrativo20. La palabra se convierte así en transmisora de cultura escolar o en incipiente oratoria civil. No es de extrañar que el rey ejemplar una ambos extremos:
Aunque esta unión de letras y armas, de universidad y de corte, no sólo le afecta al rey:
La enseñanza medieval difundirá sus saberes eruditos mediante el desarrollo de la palabra cortesana. El maestro («más letrado», 1209) enseña mediante su palabra:
Y el alumno debe acomodar las enseñanzas en su memoria:
Lo aprendido ha de repetirse en las interminables series de preguntas y respuestas de la enseñanza oral (36a). El «decir» y el «oír» serán los soportes básicos de la enseñanza del Medievo:
Obsérvese que, aunque se dé trasvase de contenidos escritos, la escritura no aparece en la enseñanza del «decir». El vehículo comunicativo siempre es la palabra. El contenido del saber que se realiza en torno al noble príncipe siempre es oral. No ha de extrañar que se genere un uso especial de «decir» ligado a fórmulas escritas. Así, ocurre con «el escrito lo diz» (1854d, 2115a, 2664a) o «dice la escritura» (112a, 327cd, 460c, 1847a, 2209c, 2289a). La estrofa 2508 nos muestra cómo se produce este transvase mediante la lectura en voz alta21 que es comentada («comedir ...e asmar») e interpretada por sus receptores:
Las fórmulas «dice la leyenda» (335a, 562d, 826a) y «dice la letra» (447d, 1501a) abundan en esta técnica didáctica basada en el recuerdo oral de contenidos conocidos por su lectura pública comentada. Esta vinculación del «decir» al recuerdo de transmisiones formales a través de la voz se refuerza en dos casos en los que se citan fuentes literarias orales:
Esta cultura escolar, que transmite en voz común el saber adquirido en fuentes escritas leídas individualmente o aprendidas en lecciones públicas comentadas, explica el peculiar sistema de cita de autores que se realiza en Alexandre. Siempre se realiza desde el recuerdo oral de sus teorías y no desde la literalidad de su lectura. La fórmula «como lo diz Gualter en su versificar» (247c) se repite con Homero (531b, 583c), con Ovidio (1874d), con el salmista (2464a), con los escribanos (2170d) o con innominados autores (2392a)22. El «decir» escolar sirve de base para el desarrollo del «decir» cortesano. En ambos casos, se suelen denominar sus mensajes como «razón». Esta ha de entenderse como un discurso oral23:
El desarrollo y estructura de este discurso tiene una clara formalización retórica y cultural, acercándose en la Corte a la actividad judicial, que se desarrolla ya en castellano:
Por ello, el orador que es capaz de pronunciar un discurso con ornato retórico o con una argumentación convincente se califica como «bien razonado».24:
Como muestra el ejemplo, en ocasiones «razón» marca la estructura lógica del discurso o su alto valor comunicativo 25:
En otras, significa explícitamente el término legal de la allegatia
Los ejemplos muestran el porqué de la formalización progresiva del «decir» cortesano. El desarrollo del derecho que se va afianzando en el siglo xih26 obliga a los nobles a dominar el lenguaje de sus expresiones. La palabra se está convirtiendo en arma cortesana y el nuevo caballero no puede dejar exclusivamente en manos técnicas la custodia de sus derechos. Testimonio de esta importancia del derecho la encontramos en la estrofa 1550:
Una nueva cultura se marca por el establecimiento del «fuero», de una nueva ordenación legal de las relaciones sociales27.Y es que el derecho se entiende en el Alexandre como seña de identidad cultural igual que el lenguaje:
No será casual que en Alfonso X se unan la gran labor enciclopédica en castellano con la primera gran labor de ordenación legal. Ya el poema clerical muestra signos de esta evolución cultural. Al margen de este circuito del decir retórico que va inundando la corte medieval desde una necesaria extensión de la educación, se mantienen en el espacio público civil dos circuitos inicialmente orales que progresivamente tienden a acercarse a las formas de la cultura. Así ocurre con la transmisión de las noticias que del mensaje oral se transforman en «nuevas» relatadas desde la información personal o desde la tradición colectiva de la fama. Paralelamente, la noticia social se acerca a la escritura de la carta o al formalismo del pregón. Las «nuevas» aparecen siempre y abundantemente con el valor exclusivo de noticias orales 28:
Las «nuevas», al ser su soporte oral, admiten la fórmula de «sonar nuevas», que se especializa en transmitir la fama (518d, 1983a, 1342b):
Esta nueva función de las «nuevas» las acerca al escrito: «serán las nuestras nuevas en crónicas metidas» (2291d). Al mismo tiempo, van exigiendo una formación retórica en el mensajero que ha de perder su incultura (1916) para ser hombre retórico y culto (1518). Con ello consiguen cumplir su función social, que no es otra que la de transmitir eficazmente su mensaje (como ocurre en 1917, 2194-5). Gracias a esta eficacia retórica el prestigio social del mensajero aumenta con la importancia de su función:
Si el «decir» es soporte de los discursos escolares y cortesanos o de las noticias orales, también lo será del saber tradicional y comunitario que se fija en diferentes fórmulas:
c) citas de saber paremiológico: vençe mala ventura; 71a
Como diz la palavra que suelen retraer, que más pued' en conçejo un malo confonder que non pueden diez buenos assentar nin poner, 425abc
Como diz' el proverbio que non ha encubierta que en cabo de cosa a mal non se revierta, 1905ab
Géneros literario vinculados al decir Desde estos cuatro circuitos presentes en el «decir» indirecto del Alexandre, se pueden rastrear distintos géneros comunicativos de mayor o menor valor literario. Pasamos a señalar esquemáticamente su presencia: a) Mensajes del circuito escolar o clerical de claro valor literario:
Su uso muestra que tiene el mismo valor que el encontrado en la obra alfonsí: «cauce narrativo, del que puede desprenderse una lección moral»32. La creación de estos ejemplos puede ser escrita:
Aunque su uso docente siempre será oral, como ocurre en los ejemplos que se utilizan dentro de la disputa escolar de la estrofa 2393 («querráme dar enxemplo de la muger de Lot»). Una intensa estrofa recoge huellas de un género claramente escolar:
El significado de fuente escrita de «testo» parece imponerse. Sobre él surgen dos géneros interpretativos de los que, al menos uno, tiene una clara naturaleza oral: la glosa. Por tal ha de entenderse la exposición escolar de la fuente, su comentario, técnica documentada ya en el propio exordio del poema33. Más difícil es interpretar el término prosa, claramente vinculado a la narración en verso originariamente litúrgica en la poesía de Berceo34. Esta estrofa del Alexandre, a tenor de los versos siguientes, parece indicar un género escrito de difusión oral, dentro de una serie de términos comparativos con los que el poeta quiere marcar dos notas semánticas: el comentario y su brevedad. Por ello, en la estrofa 1957 se afirma:
Los términos «breviario» y «sermonario» parecen indicar la naturaleza oral del comentario de la glosa que va de la lectura obligada de la fuente («breviario que se dice») a la creación («fer») de un nuevo mensaje culto de naturaleza oral (el sermón). Ambos aspectos, lectura culta y creación oral romance, parecen converger en el término «prosa» entendido desde los modelos de Berceo. «Prosa» cumpliría, en este sentido, una función documentalista: fijar en escrito el contenido de un comentario oral. El carácter oral de este comento se observa en un precioso ejemplo en el que el texto escrito se transforma en el «decir» de su autor:
Aunque hemos visto aparecer el término «sermón», no tiene en el Alexandre el sentido religioso de predicación moral salvo en la estrofa 763:
Jesús Cañas, en una ilustrativa nota a esta estrofa, señala cómo se refleja en ella la técnica de predicación propia de la Iglesia del XIII. El autor del poema adopta plenamente las técnicas homiléticas y las aplica a su didactismo. En este sentido motes, como en otro caso palabras, puede tener el significado metonímico de narración de comportamientos dignos de imitar. De hecho, las estrofas siguientes se refieren a «las gestas que los buenos fizieron» (764a). Puede reforzar este sentido el hecho de que en la estrofa 2393 «Mot» es sinónimo de «enxemplo»:
b) Mensajes del circuito escolar o clerical sin valor literaria El carácter docente de este circuito genera numerosos mensajes caracterizados como «razones» en los que quedan huellas claras de las técnicas docentes de la época. Así, hay ecos de los usos dialécticos de la disputatia
El uso de las «questiones» también tiene su eco en el Alexandre.
No extraña en este contexto encontrar mencionado un género escolar: la desputación:
El término sirve para iniciar una larga y funcional digresión35 que tiene el sentido de «discusión de un tema filosófico, con la pretensión de descubrir la verdad o de imponer unos criterios», tal como ve Femado Gómez Redondo en la Estoria de España 36. Sin embargo, el ejemplo del Alexandre no mantiene el desarrollo de debate propio de las disputaciones, bien porque ha dominado el monólogo de la lección magistral o porque pueda dar pie a un debate explicativo propio del ejercicio escolar. c) Mensajes del circuito cortesano con valor literario: También la corte está abierta a la enseñanza. Cuando ello se produce se menciona un género típicamente dedicado a la enseñanza de nobles: el castigo: el de la barva sarra, el que muchos castigos buenos le enseñara. 1965cd Su significado, al igual que en Alfonso X, está «vinculado a la enseñanza» oral 37. El término parece reflejar un saber cortesano, más cercano al campo tradicional que al erudito de las artes escolares38. Gómez Redondo observa una relación en la crónica alfonsí entre el género de los castigos y los «sesos»39. En el Alexandre, este término se liga más a razón en sus significados de discursos civil (137a, 1615a) o de exposición razonable (2208d, 2393c).El desarrollo de las formas de relación social en la Corte parece favorecer ciertos géneros literarios o paraliterarios ligados a la oralidad. Así ocurre con la reiterada mención de hacer plantos. Ante la muerte de la madre de Darío (1236) o ante la muerte del propio Alejandro (2663a) se producen manifestaciones orales. En el duelo que se produce ante el cadáver de Dario, tiene lugar un desarrollo discursivo en boca de quien honra sus despojos (17771789):dizié buenas razones, 1790a Sin embargo, el cetro de los mensajes cortesanos ligados a la formalización retórica del «decir» será el sermón 40:
Nos parece significativo que este género no aparezca mencionado en la terminología recogida por Fernando Gómez Redondo. En el Alexandre tiene el de discurso susceptible de introducir desarrollos narrativos. Su naturaleza oral puede explicar por qué no está recogido en el elenco de géneros escritos reflejados en la obra alfonsí. d) Mensajes del circuito cortesano sin valor literario: El consejo es el mensaje oral más característico de la enseñanza propia de la corte:
Con el término de dichos se hace referencia a discursos, a veces retóricos, de los personajes de la corte (433a, 912a, 975a, 1063b y 1320a). No se corresponde este término con el valor didáctico de «dichos» presente en la Estaña de España 41. Cierran las caracterizaciones de mensajes ligados al «decir» de la corte la formalización de las noticias. Lo que son «nuevas» en la tradición oral, en la comunicación retórica y jurídica de la corte adquieren la forma de mandados o de pregones. El mandado es noticia oral transmitida por un mensajero42:
El pregón añade al mandado la conminación jurídica del poder43. El Alexandre nos ofrece un ejemplo que nos permite imaginar sus posibilidades noticieras:
Su función comunicativa oral, frente al escrito, se observa en la antítesis de los versos 1974ab:
e) Mensajes del circuito tradicional de transmisión oral 44: En el «decir» mostrenco y comunitario sólo parece aclimatarse como género literario la difusión del proverbio (1605c, 2240c)45:
El mensaje dominante en este circuito tradicional son las nuevas, anteriormente analizadas. Entre ellas, se va abriendo paso una denominación de incierto valor literario: la fazaña. Dos son sus principales significados de interés literario:
Aunque comparten en sus valores la tradicionalidad de las «fazannas» de la crónica alfonsí, más parecen tener un valor narrativo en el Alexande que ecos legales o didácticos como recoge Gómez Redondo en la prosa posterior 49.
Contar
El verbo «contar» ocupa el valor no marcado, neutro, de la difusión medieval. Si el «fablar» y el «decir» son primordialmente orales, frente al carácter escrito del «leer» y el «escribir», «contar» no informa sobre el canal de su difusión. Por sus contextos, parece cercano a la transmisión oral50:
Su valor neutro permite que el contar también pueda ser gráfico y no verbal:
Por ello, su mensaje tópico será la historia:
El significado de «historia» no parece indicar un género literario propio, sino más bien una denominación general equivalente a relato. Así ocurre claramente en la obra alfonsí en la que el término «estoria» se decanta más por el valor de discurso narrativo que por el de género historiográfico51. Este carácter neutro hace que el mayor uso de «historia» en el Akxandre venga a significar mensaje narrativo pintado52:
Un termino popular equivalente a «historia» aparecen aislado en el verso 1761a:
A tenor de lo visto, el verbo «contar» parece especializarse en indicar el carácter narrativo de su contenido, con independencia de su forma de transmisión. Ello explica su abundante aparición en las fórmulas expresivas que transmiten la fama de hechos y personajes53:
Al convertirse el «contar» en soporte de la fama se acerca claramente a la narración literaria. Este acercamiento es más palpable en un verbo sinónimo de «contar»: retraer (1400d, 2456c):
Cantar
El verbo «cantar» difunde mensajes con un claro soporte musical de valor exclusivamente literario. La formalización literaria y cultural de la palabra aparece plenamente:
La música, con sus agentes (2534d), se opone a la canción con sus propios difusores (2534c). Al tiempo, el canal popular y espontáneo de la estrofa 1967 se opone al canal técnico de la estrofa 2534. En cualquiera de ambos, los mensajes propios de este sistema comunicativo son «canciones» (1538ab). Estos mensajes utilizan un soporte musical que supone la existencia de letras, tal como se puede deducir en la expresión «cantando d' amores» (2559c). En menor medida las estrofas 2138 y 2139 permiten suponer que los instrumentos «que fazién cantos suaves» y la música «cantada por razón» pueden sostener letras que faciliten efectos como los de «las doblas que refieren cuitas del coracón». Las relaciones entre el «cantar» y el «decir» abundan en la presencia de letras entre las melodías musicales:
En otras ocasiones, «cantar» sólo significa música, sin letra (1879cd, 2141), en especial al referirse al canto de las aves (393cd, 939c, 1497d, 1498c, 2133ab) o al utilizar la expresión «son» (873d, 1498c, 2136b). Gracias al soporte musical se transmiten varios géneros. En el mundo clerical se manifiesta la «cantilena» de Ovidio (1876cd) y en el cortesano el «estribot» (2393a), forma métrica cercana al zéjel que forma parte de un conjunto de formas métricas (villancico, virelai francés, dansa provenzal), «resultando ser todas ellas manifestaciones de una forma románica común de canción»54. En el circuito popular se presentan unas formas líricas inconfundibles: las mayas:
El canto tradicional de las mayas parece oponerse a otras manifestaciones líricas recitadas: los pronunçiamientos, al parecer obras de contenido amoroso:
Estas manifestaciones líricas concuerdan con el cuadro diseñado en la Esterna alfonsí, aunque en el poema de cuaderna vía los géneros líricos aparecen con indicaciones más precisas55. Los agentes culturales de estos «cantos» son inequívocos: el pueblo y los juglares. El juglar que se retrata en el Alexandre está más al servicio del espectáculo que de la cultura:
Lejos de ser un inculto recitador, como podría pensarse a tenor de la controvertida antítesis de la copla segunda del Alexandre, el juglar maneja animales y máscaras en un espectáculo quizás parateatral. La importancia de sus manifestaciones gestuales se observa en la descripción de un combate entre Aquiles y Héctor. El griego descubre las fintas del troyano con estas palabras: toda su joglaría: anda por lo fer maña, sólo que passe 'l día; 700ab Además de sus destrezas corporales, el juglar se caracteriza por su dominio de la música:
Este circuito comunicativo tanto en sus aspectos literarios como en los musicales se diferencia con claridad del circuito escolar propio de la cultura de clerecía:
También se diferencia por su intención comunicativa: el clérigo enseña, el juglar ejerce su mester por razones económicas (1960). Ello explica que la mujer (336d) también acceda a la profesión:
Con ello, la función social del juglar aparece clara: es el responsable del entretenimiento cortesano y popular. Por ello, no extraña que en mitad de la batalla se advierta:
Su presencia, por el contrario, llega a ser signo de riqueza y de ostentación, como ocurre con el «pueblo de juglaresas» (336d) que entretienen las bodas que preceden al juicio de París. De hecho, la presencia de los juglares se liga a la presencia de espectáculos cortesanos, como son las bodas o la ceremonia civil de recibimiento del rey (1790, 1967, 2534, 2601cd). Estas celebraciones propician el discurso civil (332) y el espectáculo: en las estrofas 1536-1546 se describe la llegada triunfal de Alexandre a Babilonia entre cánticos y músicas extraordinarios; anteriormente en las estrofas 1139-1142 se describió su entrada en Jerusalem, recibido con toda la pompa y espectáculo de las jerarquías religiosas; nuevamente la entrada en Babilonia propicia una entrada triunfal con flores y músicas (2534). Sin embargo, será la boda de Alexandre la que tendrá mayor riqueza espectacular (1958-1961). Se desvía de esta imagen tópica del juglar un caso peculiar:
Este juglar culto, que desarrolla un razonado discurso, sigue acompañándose de la múscia en su mensaje que se califica como «cántica»56 y se le retribuye como es acostumbrado:
Su atípica relación con la cultura escrita nos abre un nuevo horizonte de referencias textuales: las que desarrollan los géneros leídos y la composición literaria de los escritos, actividad propia del clérigo escolar:
La oralidad en el Alexandre: testimonio de una nueva cultura cortesana
El panorama trazado en las páginas anteriores viene a confirmar, en una de nuestras primeras obras literarias, la importancia de la voz en la transmisión y creación de una literatura que cumplía una función diferente de la que la cultura de la imprenta nos hace entender. La literatura de orígenes nace apoyándose en palabras que conforman diversos circuitos de comunicación y diversos grados de formalización cultural. La cultura del XIII tiene dos instituciones que mediatizan el desarrollo literario: escuela y corte. La progresiva formalización retórica que se observa en la palabra medieval pasa de la «voz» a la «razón», del «consejo» al «sermón», del «dicho» a la «glosa». Esta evolución tiene una misma dirección: la transformación de los recursos de la conversación en instrumentos docentes y oratorios. El motor de este cambio, frente a lo que puede pensarse por sus resultados (obras literarias iniciales de clara estirpe clerical), es el desarrollo de la corte como ámbito del derecho. El noble necesita contar con una formación cultural que le permita cumplir sus nuevas funciones de consejero, mensajero y legista. La formación letrada ofrece dos dificultades: la lengua de cultura y el tiempo de dedicación. El noble no puede ser escolar: su formación militar, salvo en el caso extraordinario del «rey sabio» Alejandro, no le permite la dedicación suficiente al mundo académico. Necesita contar con el apoyo de una cultura de intermediación que transvase a su propia voz los contenidos básicos de las nuevas estrategias para el gobierno y lucimiento cortesano. El noble del xm ha de responder al doble modelo del «fer y dezir».Esta necesidad de nuevo gobierno de hombres, diferente de la directa potestad personal del primer feudalismo, también la siente la Iglesia que ha de cambiar sus líneas pastorales en el IV Concilio de Letrán. El fruto de estos impulsos paralelos queda reflejado en el testimonio cultural del Alexandre. Las voces de sus personajes responden a los distintos discursos sociales de su época. Se mantiene la antigua oralidad de las tradiciones legendarias de fazañas o proverbios y se recurre a las nuevas para difundir las noticias que más impresionan al cuerpo social, al tiempo que se utiliza el cantar para historiar los acontecimientos más notables. La progresiva espectacularidad de la corte hace que las canciones tradicionales convivan con las nuevas formas musicales de los repertorios juglarescos. La corte se inunda de «sermones» y «castigos», siguiendo los modelos que se difunden desde la escuela clerical mediante «ejemplos» y «glosas». De ese conjunto coral sugirán los primeros escritos que responden a una necesidad social que también dejó su huella en los versos del Alexandre:
NOTAS 1 Vid. especialmente La letra y la voz de la literatura medieval, Madrid, Cátedra, 1989. 2 Madrid, Gredos, 5ª ed., 1983. 3 En la sección «Panorama literario» del tomo XI de la Historia de España Menéndez Pidal, dedicado a la La cultura del Románico (Madrid, Espasa Calpe, 1995, págs. 113-266). 4 «The spanish "mester de clerecía" and its intended public», en Medieval studies presented to Eugéne Vinaver, Manchester University Press, 1965, págs. 230-244. 5 «La forma de difusión y el público de los poemas del mester de clerecía en el siglo XIII», Glosa 1 (1990), págs. 99-116. 6 «Orígenes del castellano literario: Testimonios formales de la composición y difusión en Gonzalo de Berceo». Se publicará en las correspondientes actas. 7 Nuestra interpretación del Alexandre coincide con la sostenida por Jesús Cañas en su edición (Madrid, Cátedra, 1995, 2ª ed.) y valora la obra como un producto claramente vinculado a la cultura escolar y universitaria del XIII, tal como afirman Feo. Rico («La clerecía del mester», Hispanic Review 53 —1985—, págs. 1-23 y 127-150), Isabel Uría («El Libro de Alexandre y la Universidad de Palencia», Actas del Congreso de Palencia, Diputación de Palencia, 1987, IV, págs. 43142) y Amaia Arizaleta («El exordio del Libro de Alexandre», Revista de Literatura Medieval 9, 1997, págs. 47-60).8 Atendemos a estas formas porque la riqueza cultural del poema y su voluntario anacronismo nos ofrecen un profundo y amplio cuadro de la vida cultural de la Casulla del XIII. En próximos trabajos atenderemos las huellas sobre la difusión directa de la obra y las huellas sobre la difusión escrita de la literatura del XIII. 9 Obsérvese, por contra, la posibilidad de la traición mediante el mal consejo de la estrofa 1669, que consigue engañar a Darío pos su lisonja de gran orador. 10 Con este sentido aparece en los versos 268a,465d, 814ab, 1682a y 1973a. 11 Sobre la existencia de un corpus de géneros literarios propiamente medievales, distinto del que hoy podemos conocer, vid. Fernando Gómez Redondo «Terminología genérica en la Estonia de España alfonsí», Revista de Literatura Medieval^ (1985), págs. 53-75 y «Géneros literarios en don Juan Manuel», Cahiers de Linguistique Hispanique Médiévale 17 (1992), págs. 87-125. 12 Vid. Fernando Gómez Redondo «Géneros literarios...», pág. 121. 13 Vid. «Terminología genérica...», págs. 67 y 68 y 70-71. 14 En nuestro análisis hemos obviado los usos del verbo «decir» como mero introductor del diálogo de los personajes. En estos casos el verbo es un mero verbum dicendi de interés para el estudio del estilo directo, pero sin valor de huella de difusión. 15 Pueden observarse los ejemplos 699c, 749c, 904a, 910c, 910c, 920c. 16 Además pueden verse los versos 647d, 727d, 930b, 1121d, 1202d y 1430c. 17 Además de los ejemplos pueden cotejarse 99a, 123d, 1455d, 1525c, 1750d y 2130d. 18 El «decir» coloquial se mantiene en el maldecir de las estrofas 607, 718, 981, 1042, 1367, 1697 y 1785, y en los insultos de la 1357. 19 Vid. el desarrollo de la enseñanza universitaria y escolar en Curtius (Literatura europea y Edad Media latina, F.C.E., México, 1955 ).20 Vid. M. PeretyJ. Gutiérrez Cuadrado Clérigos y juristas en la baja Edad media castellano-leonesa, 21 A este respecto, el verso 1898d, «no le podién dezir una letra señera», parece remitir a las técnicas de aprendizaje de la lectura por deletreo, ya que aquí «letra» es sinestesia por sonido mínimo. 22 Más ejemplos pueden verse en 419c, 441b, 323cd, 531b, 1196cd, 1197ab, 1614b o 2630b. 23 Otros casos en 1260c, 1271d, 1318bc, 1345a, 1790a, 2102a, 2490a. Bajo la metonimia de «verbos» se da en 131 Id, 1940d y 2208d. 24 Otras valoraciones positivas sobre la confección retórica del parlamento se dan en 232b, 377b, 2518d. 25 Así se elogia o se pone de manifiesto en 762c, 1274a, 1321a. 26 Es curioso observar cómo en el verso 296b «razón» parece significar ordenamiento legal. Así mismo, es curioso observar que al menos hay 19 tecnicismos jurídicos a lo largo del poema, entre los que destacan la mención escolar a Bolonia como cuna de los estudios de leyes y decretos (2583cd) y las relaciones jurídicas feudales (homenajes en 2625cd y vasallaje en 2619b). 27 Así también en las estrofas 1164 y 1560. 28 Más ejemplos pueden verse en 115a, 306b, 400a, 724cd, 874a, 888b, 960c, 1014d, 1197d, 1251a, 1283c, 1833a, 2194c, 2438a, 2523d, 2527a, 2528a, 2633b y 2654a. 29 Otras referencias se dan en 273b, 347b, 413cd, 1465b. Algunas parecen venid de la difusión escolar de fuentes escritas como en 759. 30 En los versos 170a, 1017c, 1165b, 1993b y 2094c. Curiosamente la denominación de las cosas presenta claros ecos de definición escolar en 1484a y 2045ab. 31 Ouas menciones aparecen en 221c, 565ab, 588c. 32 Fernando Gómez Moreno «Terminología genérica en la E.E.», pág. 70. 33 Vid. Amaia Arizaleta «El exordio del Libro de Alexandre », en especial las págs. 55 a 57. 34 Para el término «prosa» en Berceo vid. Anne-Marie Capdeboscq, «La prose rythmée de Berceo», Les Langues Néo-Latines 288/1 (1994), págs. 23-44. 35 Vid. la correspondiente anotación de la edición de Jesús Cañas. 36 «Terminología genérica en la E.E.», pág. 70. 37 Fernando Gómez Redondo «Terminología genérica...», pág. 69. 38 El saber escolar se recoge, en el caso de Alexandre, con un término evidentemente culto: «Maestro, tú me crieste, por tí sé clerezía» (38a). Frente a él, las enseñanzas orales de Aristóteles se recogen con el término oral de «consejo» (49c). Estos consejos forman al noble para el actuar civil antes de conquistar el reino de Darío (86ab). Curiosamente el recuerdo del «castigo» del maestor se realiza en las bodas con la hija del rey derrotado con el que se sella el triunfo social de Alejandro Magno. 39 «Terminología genérica...», pág. 74. 41 Vid. Fernando Gómez Redondo, «Terminología genérica en la £.£.», pág. 69. 42 Sus abundantes ejemplos pueden verse en 452b, 822ab, 981c, 1098d, 1250b, 1268d, 1582b, 1726b, 1771d, 2203d y 2633b. 43 Obsérvese su uso en 199a, 206d, 434b, 453c, 594b, 1974ab y 2436c. 44 No atenderemos a las diversas manifestaciones de la oración, género oral y formular que se acerca en ocasiones (705ab, 1168d, 2199a) a manifestaciones de piedad popular paraliteraria. 45 Bajo la metonimia de palabra se recogen otros casos: 157b, 425a, 565a. 46 Vid. Fernando Gómez Redondo, «Terminología genérica...», pág. 73. 47 Junto al ejemplo obsérvese 282d y 1721a. 48 Obsérvese 812a, 2028d, 2305. 49 Vid. «Terminología genérica...», pág. 71. 50 Así puede seguirse en varios de sus ejemplos: 105c, 1357d. Claramente oral parece en 148cd, 237c, 951a y 1343d. 51 Vid. Fernando Gómez Redondo, «Terminología genérica...», págs. 63-64. 52 Así ocurre en 990a, 993bc, 1240a, 2549c y 2552a. 53 Otros ejemplos en 85d, 388c, 766d, 1357d o 1783c.54 José Domínguez Caparrós Diccionario de métrica española, Madrid, Paraninfo, 1985, pág. 28 (vid. también «zéjel», pág. 197). 55 Vid para el texto alfonsí el artículo de Fernando Gómez Redondo, «Terminología genérica...», págs. 66-67. 56 En 223a se manifiesta «Diziénle luenga cántica de muchas de traiciones», donde el valor de este género es confuso. ¿Se trata de un cúmulo de canciones épicas sobre Troya?
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