Biblioteca Gonzalo de Berceo

La presente edición conmemora el 4º centenario de la obra del autor riojano Gregorio González.

 

 

 

ESTA EDICIÓN

 

Esta edición debe entenderse como una revisión completa de la que publicó en 1988 la editorial Almar en Salamanca. Quiere ello decir que, buscando salvar las numerosísimas erratas que por distintas razones se habían deslizado en aquel entonces, he vuelto a cotejar la reproducción del manuscrito que obra en mi poder y cuyo original se conserva en el Smith College de Massachusetts. Es un manuscrito de la época en el que se percibe la intervención de varias manos diferentes. Son abundantes en él las tachaduras y correcciones, así como en algunos casos las adiciones entre líneas o en los márgenes. El manuscrito se halla deteriorado en algunos puntos, lo cual impide por veces su lectura. He señalado las conjeturas más relevantes introducidas en el texto -bien en el propio texto mediante corchetes, bien en nota-, pero no las restantes circunstancias recién destacadas dado el carácter no crítico de esta edición.

Por lo que se refiere a los criterios de la edición, debo decir que he modernizado tanto la ortografía como la puntuación. He respetado, sin embargo, aquellas grafías que pudieran afectar la conformación fónica de las palabras, así como vacilaciones habituales en textos de este período como por ejemplo las de las formas así /ansí o ahora/agora. He deshecho, de acuerdo con la norma actual, algunas contracciones, muy poco estables en el texto por otra parte, como quel, aunques, desto, etc. Los puntos señalan fragmentos ilegibles en el original.

 

Santiago de Compostela, octubre de 1994

Fernando Cabo Aseguinolaza

 

 

Capítulo 13

Prosigue Onofre lo que le pasó en la iglesia de Sant Salvador con unos clérigos

y sacristán y la astucia que con ellos tuvo para comer aquel día

 

Insufrible trabajo es querer un hombre trocar un real y no tenerlo, querer comer y no tener qué. No me parece que tendrá menos pena que el que le falta salud y no la espera. ¡Oh qué de arquitecturas forja 1! ¡Qué bravo tracista sale! ¡Qué imaginario 2! ¡Qué invencionero 3! ¡Qué poco se le da de romper borradores! ¡Qué de papel consume! Que, como tiene la papelería y molino en el pensamiento, no endura la bolsa 4. Si lo hubiera de comprar, quien duda que, con su necesidad, lo quisiera más para comer. Yo me andaba paseando hecho alma de Juan de Anjón, que ni está en pena ni en gloria 5; aunque mal digo, pues mal podía estar sin pena quien le faltaba la gloria del comer y vestido. Más fábricas hice que un maestro de cantería 6, cuál buena, cuál mala. A ser forzoso el referirlas no me esperara un toro. Materia teníamos para de aquí a las once, pero, por no cansarme, abrevio con la que me aprovechó. Donde no piensan salta la liebre. Consideréme rematado y púseme a lo que saliese. Perdido por perdido, Valladolid en Castilla 7. No hay mayor perdido que el que no tiene qué perder. Yo no lo tenía, y ansí me abalancé a lo que Dios me encaminó 8. Puse la capa conforme al viento que, en efecto, no hay cosa segura cuando el cielo la contradice. Sin falta diera en mendigo, si fuera hombre vicioso, mas el principio de la virtud es el carecer de los vicios. Grande miseria es verse uno determinado a perder 9, que, aunque no se pierda, es culpable el pensamiento.

Esta noche, que era sábado, me quedé a diente, como haca de buldero 10, y dormí en el mesón de la estrella 11. Ni vaya ni contezca 12, que muchos honrados hay en el mundo que, por no humillarse a pedirlo, ayunan las cuatro témporas de su vergüenza y duermen la siesta de la noche en la cama de campo de su pobreza y, a la mañana, salen muy limpios de las pajas del suelo, más ataviados y compuestos que novias en tálamo, más repletos que curas de la Sagra 13, más graves que rectores de universidad y aun más hinchados que odrinas 14. Los puños y la gorguera, lo otro sábelo Dios cuál era 15. A lo menos en el aspecto, el rey es su porcarizo 16; y todo por esta negra honrilla del qué dirán 17. Ved si es harto trabajo que pueda tanto ya el decir de las gentes. Pues, desventurado, ¿no te conocerás? ¿No mirarás que no dormiste en cama por no tener un real? Digo más, ¿que no cenaste por no tener qué? Más aún, ¿que no comiste, que no almorzaste ni te has desayunado en dos días? Humillate a Dios, que estás encandilado con la linterna de la vanidad. Deshaz la rueda de pavón 18, que tienes la bolsa fea; y no creo yo se conoce ya otra hermosura sino la suya.

Levantéme de aquellos colchones terrestres, mollidos con las manos de las sabandijas 19 que los habitan, y fuime derecho a señor Sant Salvador a oír misa domingo de mañana en cuerpo como gentilhombre 20. El bien hecho nunca se pierde, por oír misa y dar cebada no se pierde la jornada; que, aunque yo no tenía alguna que hacer, siempre el enconmendarse el hombre a Dios es de provecho. Quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija. El bueno de donde quiere saca espuela para la virtud 21. Ya había perdido algo de la vergüenza y no se me daba mucho de andar en cuerpo. No es más de a lo que se hace la persona, que, como dicen, de los desvergonzados es el mundo; que, aunque yo no lo sea, había perdido mucho de mi ser, y no me espanto 22, pues, cuando la cosa es sin remedio, es el mejor olvidalla. Oí misa y, como sabía de aquel menester, arriméme al sacerdote y ayudéle con mucha devoción y comedimiento, porque donde hay buena crianza siempre se presume haber buena conciencia. A fe que puse el cuidado posible en rogar a Dios me proveyera de algún sustento, como lo hizo. Más vale meaja de rey que merced de señor. Cuando acabó, luego me cargué con el misal, vinajeras y luz, y iba delante como si ya fuera de casa. A nadie parece mal la humildad, porque es señal de nobleza; el hombre humilde da muestras de ... buen natural. Y también con decir que sería harto mal que no me diese un cuarto para un panecillo por el trabajo, que lo suelen hacer. Mas él tenía bolsa de corito 23, más dura que nuez de ballesta 24; no me dio lo que a ella se le suelta.

Como entré a la sacristía, estúveme arrimado buen ratilIo, callando como un sancto, porque no conocía a nadie y sé que los necios con más facilidad reprehenden lo mal dicho que aprueban lo bien callado; y así lo hacía por si me veía alguno que lo fuese, que es acertado guardarse un hombre de entre los pies de las bestias 25. De allí a un poco, vistióse un clérigo y díjome el sacristán:

-Por su vida, hermano, que ayude a este señor a misa. 

Yo estuve muy contento de que me lo hubiese mandado, siempre llevando delante los ojos 26 que o me daría de comer o me remediaría con algo; que éste era mi blanco. y ansí le dije que muy en hora buena. Y salí y le ayudé a él y a otros no sé cuántos hasta que se comenzó la misa mayor, que entonces ya estaba metido con mi sacristán de hoz y de coz 27, de manera que me vestí de monacillo y saqué un cirio 28. Ya creí que Dios me había restituido a mi próspera fortuna -que lo había sido según la presente miseria- y que me volvía de nuevo con mi buen sacristán, que Dios perdone, porque lo que sin él había vivido me pareció que era violentado como piedra que está en el aire. Muy bien me entendía yo con sacristanes, y así luego tuve por sin duda que era tiempo bien ocupado el que gastaba en su servicio; que, aunque son tenientes de bolsa 29, dicen que más da el duro que el desnudo 30.

Cuando llegó el ofertorio, yo cogí la fuente -que, aunque en Corte, siempre allí usan las cerimonias de iglesias parroquiales- y me puse a recebir la ofrenda. Tres o cuatro cuartos hice invisibles mientras ofrecieron, mas no me di por contento, porque mi tema era por todo 31. El hombre de vergüenza, cuando se pone a una cosa, o perder la vida o salir con ella. Eché lo restante -que era diecinueve cuartos y tres blancas, como después pareció- en el cestillo del pan bendito con intento de agarrallo, que nadie miró en ello. Bien echo de ver que esto era querer hurtar; mas es hurto de fulleros, que no se les conoce. Al tiempo de la paz, aunque de buena razón yo había de coger una patena, anduve ramoneando porque la tomara otro 32, como lo hizo, de manera que a mí me cupo el pan bendito. Bendita sea la hora en que Dios nació. Y, como Él me quiere bien, jamás me desampara en mis necesidades; mas, como siempre fío de su palabra, cumple como quien es. Más cuidado tiene de remediar nuestras necesidades que nosotros de pedirle el remedio.

Fuime con mi pan tras los que daban paz y, como vi que todos tomaban, parecióme que, bocadillo a bocadillo 33, me quedaría sin pan, y era, si ansí fuera, como quien no tiene más de un ojo y se lo sacan en la esgrima, que se queda a escuras. La mayor parte 34 de mi remedio por entonces estaba en el pan bendito; andad ...a darlo de gracia y quedaros heis a son de buenas noches. El buen día mételo en casa, que el bien perdido tarde se recupera. Antes sospechaba yo que no hacían más que besallo y que ansí me comería pan y besos, el pan por pan y los besos por adherentes. Mas, cuando vi mi pensamiento frustrado, del mal el menos, pasé adelante con mi pan y, aunque me lo pedían, decíales que se aguardasen, que no era panadero, que eran primero los del coro; y ansí, fingiendo llevarlo allá, lo ensilé en las fraldiqueras y las hice troj 35 de aquellas bendiciones de Jesucristo juntamente con los dineros. Cuando volví -que me pedían pan-, decíales que se lo pidiesen a los clérigos que se lo habían comido. Quien da autor del mal da muestras de no ser malo. Lo peor era que ellos no lo habían visto de sus ojos.

Volví al altar por lo menos ya con pan; que los dineros aún no estahan muy seguros, aunque los había hecho proprios de la villa de mi necesidad 36. Con todo eso, hice mi diligencia y entré en la sacristía y, con la mayor disimulación que pude, fingiendo haberme dado un dolor de tripas, me quité la ropa y sobrepelliz y me acogí con pan y veinte y tres cuartos y tres blancas. Miren a qué Indias llegara yo que más bien librado viniera. No quise esperar a ver la liberalidad del sacristán, porque, como había conocido otro tan mísero, luego dije:

-No sea el diablo que me engañe, no perdamos lo cierto por lo dudoso, que fiar en esperanza es dejarse engañar con vanidad; más vale pájaro en mano que buitre volando 37. El mal que se puede escusar necedad es admitillo.

Sabe Dios si ellos tuvieron voces o no sobre la ofrenda. Sea lo que fuere, que yo me llené de pan bendito. Desde entonces no tuve necesidad de saludador 38 ni temí animal ponzoñoso, porque a tantas bendiciones no era posible atrevérsele. Pasé con ello y remedié parte de mi presente trabajo y todo el futuro que esperaba. Al fin, este inopinado succeso fue un paréntesis de mi pensamiento, que se me ofreció sin sentir, con el cual corre el intento de la cláusula de mi hambre 39, prosiguiendo como prosigue el que tenía estudiado en el siguiente capítulo.

 

 

 

 

 

Notas  al  CAPÍTULO 13

 

1. arquitecturas: figuradamente. 'planes, proyectos'.

2. 'imaginero', y, metafóricamente, 'el que continuamente imagina y fantasea'.

3. invencionero: 'inventor'

4. endura: 'escatima'.

5. Dicho equivalente al relativo al alma de Garibay. Véase la nota correspondiente en el capítulo anterior.

6. fábricas: 'edificios, construcciones'; se entiende, de nuevo, 'planes, proyectos'.

7. Variación del conocido Villa por villa, Valladolid en Castilla. Téngase en cuenta que también se llama perdido al 'que disipa su hacienda'.

8. 'puso a mi alcance, proporcionó'.

9. determinado: 'decidido'.

10. haca: 'jaca'. Covarrubias: «Estar a diente como haca de buldero, tener a uno todo el día sin comer. Antiguamente los que iban a predicar las bulas por ahorro y menos gasto llevaban unos cuartaguillos o hacas, y por pasar en un día a dos ya más lugares, no se iban al mesón, sino ataban la haca en alguna parte cerca de la iglesia y entraban a predicar, y acabado de hacer su ministerio desataban la haca y pasaban a otro lugar sin darle cebada hasta la noche».

11. 'al raso', irónicamente. Es expresión proverbial.

12. contezca: 'acontezca, suceda'.

13. Comarca toledana.

14. 'odres hechos de piel de buey'. Véase Covarrubias.

15. Es decir, 'sólo se puede dar fe de lo visible de su atuendo'.

16. 'En la apariencia superan con ventaja a cualquiera'. Carrasco supone que puede haber además un juego de palabras, ya que rey tiene también la acepción de 'porquerizo'.

17. honrilla: «La vana presunción de algunos necios que ponen la honra en impertinencias» (Covarrubias). Hay bastantes concomitancias entre este fragmento y las reflexiones sobre la honra con que Lázaro acompaña la salida del escudero la mañana siguiente del comienzo de su servicio. Sobre la tradicionalidad del sintagma negra honra, véase Lazarillo, p. 84n.

18. 'pavo real'.

19. En un sentido general, 'insectos y reptiles de pequeño tamaño'.

20. Sant Salvador (El Salvador): era la parroquia más importante, en cuanto a número de vecinos, del centro de Valladolid; en cuerpo como gentilhombre: Carrasco remite a la explicación de Romero Navarro en su edición del Criticón (Filadelfia, 1938): «En (o a) cuerpo o cuerpo gentil, para significar sin capa o prenda exterior de abrigo, era frase corriente entonces como hoy. De aquí el equívoco humorístico de gentilhombre».

21. espuela: 'estímulo, acicate'.

22. 'no me asombro'.

23. 'montañés o vizcaíno'. La escasez de sus bolsas era proverbial.

24 «donde prende la cuerda y se encaja el virote ['saeta'], por la semejanza de la nuez» (Covarrubias).

25. «Apartarse de los pies de las bestias, ansí de las mansas como de las traviesas. Dícese aconsejando que se huyan ocasiones de encuentro y de ser uno tratado mal y atropellado» (Correas).

26. llevando delante los ojos: 'teniendo presente, en mientes'.

27. «Entrarse uno de hoz y de coz en casa, es hacerlo de hecho y disponiendo de todo a su voluntad» (Covarrubias).

28. monacillo: 'monaguillo'.

29. 'avaros'.

30. Refrán bien conocido. Véase el Lazarillo, p. 35.

31. tema: «porfía, obstinación o contumacia en un propósito o aprensión» (DRAE).

32. ramonear: posiblemente, 'andar de aquí para allá ocupado en pequeñas cosas'. No he encontrado esta acepción del término ramonear, el cual pertenece al lenguaje pastoril y se aplica «cuando por la mucha nieve no pueden pacer las ovejas y se les permite corten algunas ramas de encina, con que no le hagan perjuicio» (Covarrubias).

33. bocadillo: 'bocado pequeño'.

34. Nueva conjetura; en el manuscrito sólo es legible la primera letra de la palabra.

35. troj: 'silo, granero'.

36. proprios (propios): «se toma por las heredades, dehesas, casas u otro cualquier género de hacienda que tiene alguna ciudad, villa, o lugar, para los gastos públicos» (DRAE).

37. Era la forma habitual del refrán en la época.

38. saludador: 'curandero que actúa, por imposición de manos o mediante la saliva, en especial para sanar la rabia'.

39. cláusula de mi hambre. ¿ 'el fin de mi hambre'?

 

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Gregorio González

EL GUITÓN ONOFRE

Edición a cargo de

FERNANDO CABO ASEGUINOLAZA

BIBLIOTECA RIOJANA

Nº. 5

Gobierno de La Rioja

LOGROÑO, 1995

 

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