Cerámica española
 

 

 

 

 

0. La copla 13 del Sacrificio de la Misa constituye un buen pretexto para volver a plantear algunas cuestiones berceanas, todavía no resueltas satisfactoriamente. Comenzaré revisando las interpretaciones que se han propuesto para «trasietados», «tragetados» del verso 13a. Después me referiré brevemente a las fuentes del Sacrificio y al conocimiento bíblico de Berceo.

El Sacrificio de la Misa de Berceo nos ha llegado en dos manuscritos: el Ms. 1533 de la Biblioteca Nacional de Madrid y el Ms. 110 del Archivo de la Abadía de Santo Domingo de Silos. La letra del Sacrificio del Ms. 1533 es de finales del siglo XIII o de principios del siglo XIV, El manuscrito de Silos fue copiado por el padre Ibarreta en el siglo XVIII. Como es sabido, Ibarreta se sirvió del manuscrito Q, ahora perdido, en las coplas 1-128 y de F para las restantes. Según parece, los tres manuscritos, Q y F (modelos de I) y el Ms. 1533 de la Biblioteca Nacional proceden independientemente de un modelo anterior, copiado a su vez de un primer arquetipo1.

La primera edición del Sacrificio, junto con las otras obras berceanas, fue la de Tomás Antonio Sánchez en el siglo XVIII, reproducida después en e! siglo XIX por Florencio Janer en la Biblioteca de Autores Españoles. Antonio de Solalinde en la Residencia de Estudiantes dio a la luz su edición paleográfica del manuscrito 1533 de la Biblioteca Nacional, editado otra vez por García Turza junto con un estudio. Por último, Dutton incluyó una edición crítica del Sacrificio en el volumen con el que cerró la publicación de las Obras completas de Berceo2.

 

He aquí las diferentes lecciones de la copla que nos ocupa:

 

Manuscrito 1533:

 

Sedien sobre la tabla                          angeles trasietados

cubrien toda la archa                          ca sedien desalados

dos eran ca non plus                          sedien bien* compassados

tenien un contra utro                          ios rostros retornados** (f. 99v).

 

* bien, interlineado.                         ** -dos, copiado debajo.

 

Manuscrito Ibarreta:

 

Sedien sobre la tabla                         angeles tragetados.

cubrien toda la arca,                          ca sedien desalados,

dos eran, ca non plus                        *sedien bien compassados

tenien un contra otro                         los rostros retornados (f, 55v).

 

*  Parece tachado e o de.

 

Edición de B. Dutton, con las lecs. de los otros editores:

 

Sedién sobre la tabla                          angeles tragetados,

cubrien toda la arca,                           ca sedién desalados;

dos eran ca non plus,                         sedien bien, compassados,

tenién un contra otro                          los rostros retornados (pp. 16-17).

 

a)    dos a. travesados [T.A.S]: traviesados [Janer]; trasietados [Solalinde, García Turza].

b)    archa [T.A.S, Janer, Solalinde, García Turza].

d) altro [T.A.S, Janer]: utro [Solalinde, García Turza].

 

1, Hasta la edición paleográfica de Solalinde los editores nos trasmitieron lo que no era sino una lectio facilior. Así, T. Antonio Sánchez leía «dos angeles travesados» (p. 182) y Janer, «angeles traviesados» (p. 80). Es la lectura que pasa a Rufino Lanchetas, que comenta, s.v. traveseado y traviessado, después de citar «sedien sobre la tabla ángeles traviesados», «participio] p[asado] de travessar». En esta última voz glosa «atravesar»3. Cejador sigue las anotaciones y citas de Lanchetas en su Vocabulario Medieval"1 y añade otro ejemplo de travessar de Alexandre, 373. Un mejor conocimiento de la crítica filológica indujo a Solalinde a respetar la lectio diff¡ciliar, aunque, de acuerdo con la promesa de su introducción (p. 17), anota la copla con las lecturas de T. A. Sánchez y Janer, porque considera dudosa su propia interpretación. La aceptación de trasietados o tragetados planteó un problema nuevo, el significado, todavía no resuelto satisfactoriamente.

La discrepancia formal de los manuscritos no tiene excesiva importancia desde el punto de vista lingüístico, que es el que nos interesa en este caso, a condición de que interpretemos tras- Ie- ta- DOS y tra- ge- ta- dos. Tanto —G— como —I— son grafías medievales de sobra conocidas para la prepalatal fricativa sonora3. Después de la edición de Solalinde, García Turza glosa trasietar ope ingenii como «¿Postrarse?» (p. 294). Martín Alonso omite la forma en sus diccionarios6. Dutton, en tas notas de su edición, avanza decisivamente hacia la interpretación justa al comentar: «tragetados: representados, cpse Alex. P. 2133c» (pp. 56 y 190). De esta manera rompe el tradicional aislamiento de esta forma en el castellano. En efecto, la copia 2133c del Alexandre, tal como la edita y comenta Dana A. Nelson, es muy útil para este propósito7:

 

Quantas aves en cielo                  han bozes acordadas,

que dizen cantos dulces,              menudas e granadas,

todas en aquel árbol                    parecién tra[s]gitadas,

[quisque] por su natura               de color devisadas.

 

2133c) P tragitadas guarda relación etimológica con trasechador 1985a, y una relación semántica con ludiortes. enmienda sugerida para 86lb, Parece seguro que O figuradas define !a variante de P en vista de Sa 13a «sedien sobre la tabla angeles trasjetados»; cf. prov. trasget «jonglerie», «tra(s)gitamen, 'tromperie*, tra(s)gitar «bateler». En el contexto de nuestro poema el ptc. significa «representadas con pericia» y es sinónimo de ludiones. Obsérvese fr. tresgeter «couler dans un moule, fondre: représenter avec du métal».

Más adelante tendré ocasión de referirme a las observaciones de Dana Nelson, inteligentes pero, según creo, no totalmente acertadas.

2. Dejando de lado el pasaje del Alexandre, en la obra de Berceo no encontramos pistas para resolver el hápax. Sin embargo, el texto berceano no está aislado. La descripción de la copla 13 del Sacrificio sigue la del Éxodo, XXV, 18-20. Las ediciones bíblicas, sus adaptaciones y traducciones son exageradamente numerosas y desbordan nuestras actuales necesidades. Para navegar en ese mar he seleccionado varias traducciones romances medievales, varias ediciones bíblicas representativas de diversas tradiciones y diversas traducciones modernas, de entre las que me han resultado más asequibles8. Para facilitar las referencias numero estos diferentes textos entre corchetes. Si comparamos sus lecciones, sobre todo XXV, 18, con la copla 13 del Sacrificio podremos reunir algunos datos útiles para comprender el sentido preciso de tragetados9. He aquí los textos elegidos:

 

[1] Biblia Medieval Romanceada Judio-ciistiana10:

E fiso dos cherubines de oro, macizos los fiso, de los dos cabos de la cobertura, un cherubin al un cabo de la una parte e otro cherubin del otro cabo de la otra parte de la cobertura; físolo (sic) cherubines de sus dos cabos. E fueron los cherubines estendientes sus alas arriba cubrientes con sus alas sobre la cobertura, e sus caras estauan la del uno fasia la del otro; a la cobertura estuan las fases de los cherubines.

 

[2] Biblia medieval romanceada. I, Pemaieuco11:

E faras dos cherubines de oro vaziadizos; los faras de dos cabos del cobertero.

E fas vna figura del cabo de acá del cobertero, e vna figura del cabo de acá del cobertero; faras las figuras de dos sus cabos. E sean las figuras estendientes alas desuso, cubrientes desuso con sus alas sobre el cobertero, e sus fazes vno a otro; del cobertero serán las fazes de las figuras.

 

[3]   Grande e General Esroria12:

Pues que ouo nuestro sennor Dios ensennado a Moysen lo que uos auemos contado de la tabla propiciatorio, dixol quel fiziesse dos ymagenes pora poner sobrella e sobrell arca: e mandol que gelas fiziesse de oro e labradas con martiello e non fechas por fundición, e queles fiziesse alas e llamo las El cherubincs, e assi les dixieron dalli adelant Moysen e los ebreos: e queles pusiessen alos dos cantales delanteros déla tabla c que ouiessen otrossi las alas tantannas e assi tendudas que se tanxiessen deltas de manera que toda la tabla del oradero cubriessen, e fuessen otrossi puestos de guisa que touiessen las fazes tornadas ell un cherubin all otro, e las caras paradas amas que se catassen uno a otro, e assi que amos catassen otrossi ell arca del testamiento, que estañe cubierta daquella tabla dell oro que era el propiciatorio, en que ellos estañen.

 

[4]   Biblia Sacra Vulgalae editionis13:

Dúos quoque cherubim áureos, & productiles facies, ex vtraque parte oraculi. Cherub vnus sit in latere vno, & alter in altero. Vtrunque latus propiatiatorij tegant expandentes alas, & operientes oraculum respiciantque se mutuo versis vultibus in propiatiatorium quo operienda est arca, in qua pones testimonium quod dabo tibi (pp. 68-69).

 

El texto sagrado se comenta y glosa a lo largo de generaciones, pero se corrige raras veces. Como es un texto muy estable, no es extraño que la mayoría de las ediciones latinas que he manejado, basadas en la Vulgata, coincidan en el pasaje que nos importa, como, por ejemplo, [5] Catena in exodum ex utictoribus ecclesiasticis plus minus sexaginta y (6| Textus Bibliae Cum Glossa ordinaria. Nicolai de Lyra Postilla 14. Igualmente [7], Hebraicas pentateuchus latinus..., versión de la tradición hebrea, no difiere sustancialmente de lo tratado en la copla 13 de Sacrificio:

Facies et dúos cherubim áureos, integro opere facies eos, a duabus extremitatibus propi[ti]atorij; cherub vnum facies ab extremítate ista, & cherub alterum ab alia extremitate: de ipso inquam propitiatorío facietis cherubim in duabus extremitatibus eius. Eruntque cherubim expandentes alas sursum, tegentes alis suis propitiatorium & facies eorum (sint versae) unius ad alterum... (CXXVII, r-v)14.

Tampoco difiere sustancialmente el texto griego. [8] Vetus Tesmmentum graece iuxta LXX interpretes:

En cuanto a las versiones modernas, las traducciones castellanas de [9] Scio de San Miguel, de [10] Bover Cantera o de [II] Nácar Colunga; la catalana [12] de los monjes de Montserrat; la francesa de Le Déaut [13] o los comentarios [14] de Vigouroux; la inglesa de Oxford y Cambridge [15], nos proporcionan suficientes elementos de comparación.

[9] Scio de San Migue)17:

Harás así mismo dos Querubines de oro trabajados a martillo, a los dos cabos del oráculo...

 

[10] Bover-Cantera18:

Luego fabricarás dos querubines de oro, de trabajo cincelado los harás, en los dos extremos del propiciatorio: harás, pues, un querubín a un extremo y otro querubín al otro extremo; estos querubines haréis surjan del propiciatorio a sus dos extremos. Los querubines extenderán sus dos alas en alto, cubriendo con ambas sus alas por encima el propiciatorio, y los rostros de ellos estarán vueltos el uno hacia el otro; hacia el propiciatorio estarán vueltos los rostros de los querubines.

 

[11] Nácar Colunga19:

Harás dos querubines de oro, de oro batido, a los dos extremos del propiciatorio, uno al uno, otro al otro lado de él. Los dos querubines estarán a los dos extremos. Estarán cubriendo cada uno con sus alas desde arriba el propiciatorio, de cara el uno ai otro, mirando al propiciatorio (p. 533).

 

[12] Monjos de Montserrat20:

Farás també dos querubs d'or; batuts els farás, ais dos extrems del propiciatori..

 

[13] Le Déaut21:

Puis tu feras deux chérubins en or; tu le feras d'or battu, des deux côtés du propitiatoire... (p. 351).

 

[14] Vigoureux22:

Les chérubins d'or de l'arche d'alliance: [el Señor mismo se los describió a Moisés], Ce sont deux chérubins en or repoussé destinés à être placés de chaque côté du propitiatoire (p. 660).

 

[15] Versión inglesa23:

Make two gold cherubim of beaten work at the ends of the cover, one at each end: make each cherub of one pièce vvith the cover...

(La versión de McNamara: «two chérubin of gold: hammered you schall make them». p. 481).

 

Estamos ya lejos de la época en que se creía que la obra de Berceo era propia de un clérigo ingenuo o algo ignorante. Ahora sabemos que había recibido una formación escolar no desdeñable y que seguía los preceptos de la retórica medieval, disciplina que prescribía a sus seguidores preocuparse poco de los asuntos poéticos nuevos, la materia illibata24. Se ha comprobado, también, que Berceo cultivaba su expresión con esmero, lo que le llevaba, dentro de un esquema general que le servía de guía, a abreviar o amplificar su modelo según sus fines e intereses, entendiendo este término en su sentido más lato. No era, pues, un escritor que tuviera la costumbre de rellenar las coplas gratuitamente25 Debemos de tener muy presente este hecho antes de comparar las diferentes versiones bíblicas con la copla 13a. Sin más comentarios, transcribo el texto bíblico [4], La Vulgata, yuxtaponiendo, tras un signo de igualdad, las lecciones correspondientes de 13a. En el texto latino pongo en mayúsculas las lecciones que sigue Berceo y en minúsculas las que omite. En c) la correspondencia no es exacta, porque Berceo funde varias frases:

 

a) dúos quoque cherubim aureos= dos eran ca non plus; Sedién sobre la tabla ángeles,

b) & productiles facies= tragetados.

c) ex vtraque parte oraculi: cherub vnus SIT in latere vno & alter in aLTERO = sedién bien compassados.

d) vtramQUE LAtus propitiatorIJ tegant expandentes alas & operientes oraculum= cubrién toda la arca, ca sedién desatados,

e) respiciantque se mutuo versis vultibus in propitiatorium quo operienda est arca= tenién un contra otro los rostros retornados.

 

El Sacrificio, c. 13. sigue de cerca la descripción de Éxodo, XXV, 18-20:

a) dos ángeles sobre el arca:

b) tragetados;

c) dispuestos regularmente en el espacio, es decir, uno a cada lado, como bien sintetiza nuestro poeta con «bien compassados»;

d) con las alas extendidas para cubrir toda el arca: e) cara a cara.

 

Las diferencias fundamentales entre los dos textos pueden resumirse así:

a)    varias omisiones («áureos», «versis vultibus in propitiatorium»):

b)   la expansión de «dos»; c) la refundición de «ex vnaque parte oraculi: cherub vnus sit in latere vno & alter In altero»;

d) la sustitución de «cherubim».

Ciertamente, con estos cambios Berceo —solo o con la inspiración de su fuente— prescinde de algunos detalles, pero ello no puede ser casual. La supresión de «áureos» no es significativa, pues el autor en 12a ha advertido que «la arca toda era/ de oro bien cubierta». La expansión de «dos» y la refundición que he señalado en c) le sirven a Berceo para expresar concisamente en «bien compassados» la perfecta distribución del espacio entre las dos figuras. Es probable que prefiriera angeles a cherubim por ser esta palabra menos familiar, Aunque cherubim fuera una voz emblemática de tal manera que Alfonso X tiene que introducirlo con una paráfrasis27. Al omitir «versis vultibus in propitiatorium» Berceo simplifica la descripción bíblica, que puntualiza cómo los ángeles están cara a cara, pero no contemplándose mutuamente, sino mirando al propiciatorio. En conjunto, por consiguiente, conserva la información general de Éxodo, XXV, 18-20, pero la sintetiza, quizá buscando didácticamente una claridad descriptiva28, como demuestra la elección de ángel en vez de cherubim. Sin embargo, no debemos cegarnos con las decisiones de nuestro poeta, pues lo probable es que en algunos casos Berceo se limitara, de acuerdo con sus inclinaciones, a respetar la lección de su fuente.

A pesar de todo, si Berceo conserva «angeles tragetados», es porque considera imprescindible esta lección para no modificar el sentido global de Éxodo, XXV, 18. El término tragetados es relativamente opaco y corresponde a la Vulgata productiles. Según Gaffiot, s.v. productilis, «qui peut s'étendre», «ductile»... «battu [en parlant d´un metal]: Vulg.. Exod. 25, 18»:29. En los LXX, toreutá30. En realidad, de la tradición bíblica hebrea o del targum31, han surgido dos interpretaciones textuales independientes y lógicamente compatibles: a) las imágenes de los querubines en XXV, 18; b) las características de tos querubines en relación con el propiciatorio en XXV, 19. Según a), los querubines deben fabricarse de oro. En este detalle coinciden todas las versiones, como podremos comprobar enseguida. Ahora bien, varían las características en los diferentes textos. Según b), los querubines y el propiciatorio deben formar una sola pieza sin junturas. En la Vulgata, en cambio, sólo se refleja el punto a): los querubines deben ser productiles.

En las traducciones modernas, procedan o no de la Vulgata, en la Biblia hebrea o en los LXX, se describe la imagen de los querubines con términos parecidos, pero no sinónimos: «trabajados a martillo» [8], como en la versión inglesa de MacNamara (en apéndice de [15]). Tanto en [12], traducción catalana, como en [13], francesa, o en [15], inglesa, se acude al campo de batir: batuts, D'or batu o beathn work, respectivamente. Vigouroux [14]. se refiere a los cherubines «en or repousse», tlf precisa que en battre, «l'idée dominante est celle d'un mouvement répété ou prolongé». Después, «[en parlant d'une chose] qui a subi des chocs, une pression ou un mouvement répété: fer, or battu...»s:. DCVB, por su parte, señala: «Picar amb un martell una peça de metal] per reduir-ia a la mes poca gruixa possible»33. Webster's Dictionary: «Wrought by hammering»34. En cuanto al otro término francés, repousse, es definido en esta acepción por Le Robert: «Repousser au marteau, au repoussoir une feuille de métal»... «ciselé»35. A pesar de las diferencias técnicas, se trata, por tanto, de la descripción de un trabajo de metal hecho con la ayuda de un martillo36. Lo que separa a unas versiones de otras es la referencia a la pieza única que forman los querubines con el propiciatorio. Así aparece en la Biblia inglesa [15], en la traducción que Cantera hace del hebreo o en el Targum [13], Los comentaristas clásicos de la Vulgata, quizá porque en este texto se omite el detalle b), glosan productiles como «hechos a martillazos y no por fundición», porque parecen suponer que para conseguir una pieza única de los querubines con el propiciatorio es necesaria esta última técnica. En efecto, los comentaristas de [7] nos dan alguna pista37:

opere duchli, ut quidam nolunt, aut, secundum alios, opere integro & solido ut scilicet tam operculum quam cherubim fuerint corpus unum absque ulla compositione factum.

Parecidos comentarios se hallan en [6]. Textos Bibliae cum glossa ordinaria: «Et productiles: quia non erant facti opere iusorio sed cum martello aurum deducebant ad talem figuram» (f. 177r-b). En [5], Catena, entre las numerosas glosas pueden leerse:

[...] non lignei, sed aurei, non opere fusio sed malleo; [...] metaIlum [...] percussum malleo [...] Dictio miksa, ductile proprie metallum significat, scilicet percussum malleo & induratum vel complanatum [...] Alij [vertunt] opere integro et solido ut scilicet tam operculum quam cherubim fuerint opus unum, absque ulla iunctura factum (p. 246v.).

Pero no tenemos intención de contribuir a la exégesís bíblica de este pasaje, exégesis que no parece cerrada, ni mucho menos38, sino de presentar el contexto en el que Berceo o su fuente se vieron obligados a elegir una lección, y mostrar el posible sentido de la misma, porque la disyuntiva que recogen los comentaristas bíblicos de la Vulgata parece reflejarse en las versiones romances medievales. En Alfonso x se establece claramente: «labradas con martiello e non fechas por fundición», En cambio, las versiones [2] vaziadizos y, quizás [1] mágicos los fiso —que recuerda a la traducción renacentista latina del Pentateuco hebreo, opere integro— parecen apuntar a un «trabajo de fundición». Sin embargo, en ninguna de las tres versiones se insiste en la unidad de la obra de los querubines y del propiciatorio, detalle que tampoco aparece en Sacrificio, 13a.

Lo que parece desprenderse de toda esta exposición es que Berceo considera necesario conservar tragetados para respetar la descripción bíblica en su adaptación, pero no sabemos con seguridad si su fuente o la fuente de su modelo ofrecía productiles, aunque lo sospechemos sin faltar por ello al sentido común39. Podemos concluir provisionalmente, por tanto, que tragetados en el Sacrificio de la misa, 13a, corresponde a una lección cercana a la Vulgata, Éxodo, XXV, 18, productiles. Sin embargo, en otras biblias que no siguen esta tradición, también aparece la descripción de los querubines de oro. «fabricados según las léenicas escultóricas del metal», si bien se añade después que deben formar una sola pieza, sin junturas, con el propiciatorio, opere integro, según el traductor del Pentateuco hebreo [7].

La ambigüedad del significado de tragetados en relación con las propias lecciones bíblicas no depende solo del desconocimiento que tenemos de la fuente exacta que seguía Berceo, sino también de las dificultades de la terminología referida a las técnicas de la escultura y, además, de la mezcla de procedimientos (fundición y martilleo) utilizados por los artesanos tradicionales del metal. Con gran claridad —siguiendo los tratados renacentistas y la bibliografía contemporánea— resume Underwood ios modos de trabajar el metal, sobre todo el bronce, para las estatuas: a) molde de arcilla —la fundición — , a menudo con pulido o retoque final a martillazos; b) molde de arcilla y capa de cera —el vaciado — ; c) moldeado a martillazos de una lámina metálica sobre una silueta de madera (en ocasiones martilleo con técnica algo distinta de dentro de hacia afuera). Sobre el grupo c) comenta40:

Another process, known as repoussé or hammered bronze, was in vogue in the earliest times. Some of the first known works of art found in the British Isles are. indeed, examples of this (p. 8).

Es ocasión de recordar la copla ya citada, 2133, del Alexandre. Las aves que parecen tragitadas —es innecesario suponer trasgitadas como hace Dana Nelson— en un rico árbol levantado en el centro del claustro del palacio de Poro, no son aves «representadas con pericia», como nos sugiere el erudito editor, sino exactamente, aves «esculpidas a cincel», o quizás «moldeadas por fundición» o «fundidas en relieve--, es decir, «esculturas». Lo maravilloso no son las imágenes, sino que son de «metal abultado». La lec. fac. de O., figuradas, además de indicarnos la escasa penetración de tragitadas, corrompe la descripción, porque se dil'umina el sentido específico de tragitadas, «esculpidas», «repujadas» o «fundidas» y, como consecuencia, pierde validez la sorpresa ante el artificio técnico de la escultura de las aves, que es lo que permite el funcionamiento de la maquinaria musical admirablemente descrita en las coplas que siguen a 2133, de acuerdo con una tradición medieval bien establecida, que arranca de la novela bizantina41. Es el mismo efecto que se percibe en la descripción del palacio de Hugo de Constantinopla en Le péleriitage de Cltarlemagne42:

Cascune est a fin or neëlee devant:

de quivre e de metal tragete dous enfanz;

cascun tient en sa buche un corn d'ivorie blanc.

No cabe ninguna duda, por consiguiente, tanto por el contexto de la copla del Alexandre, como por los pasajes de otros textos paralelos a la copla 13a del Sacrificio, que nos encontramos ante la misma forma, tragetados. as, tecnicismo usado para indicar que una figura es, precisamente, una figura metálica de bulto, sea relieve o escultura exenta, «esculpida a cincel» o «moldeada por fundición»43.

 

3. La etimología de tragetados parece no plantear graves dificultades, aunque no puede afirmarse lo mismo de su significado. En efecto, un lat. v. trajectare o trajactare ha dejado descendientes en varias lenguas románicas. Así Meyer-Lübke44, propone *trajectare, núm. 8.843, para it. tragittare, ven. tragetar, afr. tresjeter, apg. tresjeitar (<del fr.), prov. trajitar (con derivados en a. toscano y siciliano). También hay que contar con los derivados, afr. tresjeteor, prov. tragitador. Cortelazzo y Zolli45 aceptan esta etimología tanto para it, traghettare como para it. tragittare. few46 y E. Levy47 reúnen bastante documentación de sus respectivos dominios, francés y provenzal, para apoyar la etimología de Meyer-Lübke. j. P. Machado48, en cambio, deriva port, trejeitador < trejeitar < trejeito y luego concluye que el sustantivo es de origen oscuro. Joan Coromines41 supone también trajactare para cat. tragitar y García de Diego50 acepta traiectare, 6800, tanto para cat. tragitar, "vomitar*, como aport. trasjeitar, «trasladar, echar». Aunque DECH51 no documenta tragetados en castellano, Índica la misma etimología, s.v. echar, para trasecha do r y trasechar, verbo relacionado arbitrariamente en el DRAE con asechar52.

Desde el punto de vista semántico, sin embargo, los datos que hemos resumido son menos homogéneos. En el dominio italiano perduran solamente acepciones relacionadas con el campo semántico del movimiento. Puede comprobarse en Cortelazzo y Zolli, s.v. traghettare y tragittare, que las formas tragettar (1588) y traiettar (1566) han precedido a TRAGiTTAR (1875), todavía considerado raro, traghettare significa «portare da una sponda all'aStra d'un fiume o lago o braccio di mare cose o persone», traghettatore es el «barquero» o el que «traghetta». traghettiere. «barquero», se marca como desusado en Zingarelli53.

En el dominio francés y occitano la documentación es rica en el período medieval y mucho más variada formal y semánticamente. Godefroy54, referencia inevitable de todos los que se han tocado de esta palabra, recoge transgecter y transjecter, «lancer, jeter de côté et d'autre» («Elle ne cessoit de transgecter ses mains d'une part et d'aultre en mauldissant sa vie»), tresgeter, tresjeter, tresgetter,tresgecter,tresgieter. tresgiter. treschiter. tregeter. trejeter, tregiter. trageter; «jeter au delà ou parmi, transporter, passer, traverser, faire traverser, jeter hors»; / «couler dans un moule, fondre», tresgete, «sculpté», «forgé», «fondu», «coulé dans un moule», tresgeteis, tresgeteiz. trejeteiz" «fondu», «ciselé». Además, tresgeterie, «enchantement»; tresgiet, «action de lancer»; tresgiteor. tresgeteor, trejeteor. trajetaor. «magicien, enducteur. jongleur taisant des tours d'adresse et de magie, escamoteur»; tresgiteure. «ornement fondu, scupture». Todas estas acepciones pueden agruparse — como hace R. Grandsaignes-— en cuatro campos fundamentales:

a)         movimiento físico: «traverser. faire traverser»

b)         artesanía de moldeado de materiales: «couler dans un moule. fondre»

c)         moldeado o escultura específicamente de metales: «représenter avec du metal».

d)        dominio juglaresco: «faire des passes, escamoter».

Las acepciones del campo a) no presentan dificultades especiales y parecen relacionarse con la composición latina del verbo, «trans+jactare», como señala Cortelazzo-Zolli. Además de los ejemplos aducidos por Godefroy, contamos con los significados italianos y catalanes56. Puede suponerse que al significado que tiene la voz, en este último dominio, se ha llegado desde la referencia al puro movimiento físico, pasando por un sentido figurado, moral o psicológico, causa de la incomodidad corporal que provoca el movimiento del estómago: «remoure el ventrell provocant vómit» (dar arcadas): «trastornar amb un disgust» (trastornar) (DCVB, s,v, tragitar). Parecidas acepciones recoge también Griera57: tragitar, «remoure»: tragitarse «trastornarse»; tragitat, «trastorna!, ansiós».

Los campos b) y c) están muy relacionados y, quizá, constituyen una única acepción, «fundir materiales», sean o no para esculturas. Littré recoge un ejemplo que muestra cómo también el vidrio puede ser tragete58. Los ejemplos de Godefroy, aunque referidos a esculturas, no nos aclaran si debemos aceptar «fundir» en todos los casos, como tajantemente parecen afirmar P, Meyer o G. Paris en sus notas de Romanía59, o también podemos inclinarnos en alguna ocasión por «batir» o «cincelar». Quizá el problema no sea tanto lexicográfico o semántico, como enciclopédico, de acuerdo con lo que hemos observado antes a propósito de las técnicas escultóricas. Lo que parece seguro es que siempre trageter se refiere a esculturas exentas o relieves metálicos —no son inequívocos los contextos— conseguidos por fundición, repujado o cincelado o por ambas técnicas a la vez. También es interesante observar que la mayoría de los testimonios disponibles se acomodan en un género de literatura profana, ya sean narraciones novelescas o canciones caballerescas, y tienen antecedentes en las descripciones fantásticas de las novelas bizantinas, fuente inagotable de referencias técnicas y fabulosas para el mundo medieval. Entre los pasajes más representativos, relativamente abundantes, además del ya citado de la Peregrinación de Car-lomagno, señalo los siguientes:

Flores y Blancaflor 60:

Desor la tombe ot tresjetés

II biaus enfans tres bien mollés (vv. 573-4).

 

Ibidem (vv. 1985 y ss.):

Et desús encontré un cretel

Par devers destre a un oisel,

D'arain est trestous tresjetés;

Onques mais ne fu veüstés.

 

Le Román de Thébe61:

Oëneüs quant l'adouba,

Ne la retient fer ne acier,

ainz si bonne n'ot chevalier;

Galanz le febre la forja

et Volcanus la tresgita (w. 1575-80).

No podemos pasar por alto que la mayoría de citas se refiere a esculturas, relieves de sepulturas o decoración de las columnas, salvo en el último pasaje que hemos citado, donde se alude a una espada. Podríamos añadir también los ejemplos de Godefroy, s.v. tresgeteis, «fondu, ciselé»: «que il d'arain face 1 serpent tresgeteis hastivement» (Biblia) y «et puis li fist on tombe de fin or et d'argent ou il est tresgeteiz comme rois» (M. de Reims).

El último campo que hemos distinguido, el relacionado con los juglares, presenta también cierta complejidad. Está abundantemente documentado en francés y en provenzal, como vemos por Levy o por  L. Boucoiran62. La organización lógica de las acepciones de trageter y sus derivados se relacionan en este caso tanto con la «agilidad de las manos», como con la «magia». De la habilidad nacen las acepciones que nos dirigen al «prestidigitador», «escamoteador» y, como consecuencia, no es raro que aparezcan sentidos peyorativos relacionados con el «engaño» o la «astucia». R. Morgan pone de relieve estas conexiones, aunque nunca traspase el límite de la prudencia0'. Entre la terminología juglaresca que recoge nos interesan las siguientes formas:

 

i)      Ant. francés jeu dentregietz, JOUER D'ENTREGET, entreget, entregeterie y entregetierres, relacionados con jogleor. Debemos destacar el siguiente comentario: En un fabliau un campesino relaciona el dinero y el entrejet. Recuerda «trie thieving entregetierre, able to make deniers out of small fragments or debris». A veces se citan «faits entregeteurs» (p. 299). También nos parecen especialmente dignas de atención dos observaciones: que un manuscrito del s. XIII asocia entrejet con «engien, art» y que jouer D'entreget se relaciona a veces con el juego de ajedrez (p. 299),

ii)     tresgiteor se documenta entre los siglos XII y XV en «phrasal combinations with jooresses, joeors, tumeresses, jugleor, and menestrier» {pp. 307-308). trasgitar y trasgitador (a. prov.) aparecen relacionados sintagmáticamente con tragetteurs, con juglares y timadores. De particular relevancia para nosotros es el testimonio del siglo XV que «in the argot of the coquillarts explains that tresgeteurs are those who rob people by changing gold into money and money into gold (p. 308). tresgeterie —puntualiza Morgan— parece apuntar específicamente «to magic». tresgeter «lends itself to several translations; usually it means 'to melt', 'to pour into a mould' and refers to metal or an object made of metal» (p. 308).

Si volvemos los ojos a la Península, tendremos que convenir en la limitación de las acepciones de trajactare. En el área del catalán los resultados están más extendidos y encontramos ejemplos de a) y d). En portugués se documentan algunos casos de d)64. En el dominio castellano encontramos dos grupos de formas bien diferenciadas: las que proceden regularmente de trajactare, como señala el DECH, trasechar, trasechador y trasecho y las que, como luego indicaremos, parecen galicismos a todas luces. tragetados. tragitados, tracetar65. Repasaremos la documentación medieval que suele citarse en este caso y añadiremos algunos testimonios nuevos que nos ayudarán a completar la extensión y el significado preciso de esta familia66.

Tanto Sacrificio, 13a, tragetados como Alex, P 2133 trasgitadas, se relacionan con el campo semántico b-c) que hemos señalado ames. La otra forma de tragetar, en las Etimologías de San Isidoro, pertenece más bien al campo d). De este campo son también los ejemplos de trasechar o trasecha dores que cita Menéndez Pidal, aunque conviene indicar algunas precisiones. .Ame todo, no puede afirmarse con seguridad sino que los trasechadores eran una clase de juglares. Menéndez Pidal no afirma que sean sinónimos lanzador de cuchillo y trasechador, pero podríamos estar tentados de deducirlo de su texto. Sin embargo, sólo se citan juntos juglar de cuchillos y trasechador en un texto tardío de Pedro del Corral, sin que necesariamente se imponga la interpretación sinonímica67. La acepción de «prestidigitador», que recuerda J. Coromines para el catalán, parece correcta. En segundo lugar, aparece trasechador a veces con semas negativos, probablemente por lo mal vistos que estaban los juglares68. Por otro lado es normal que desde la acepción de «rápido o hábil de movimientos» se llegara a la de «prestidigitador» y, después, a la de «astuto» o «engañador»69. Varias de estas etapas pueden reconocerse en el dominio francés o en catalán y portugués.

A pesar de todo, no quedan claras las acepciones de trasecho (Apolonio, 233b), suponiendo que no sea un error, ni las de Alex. O, 1985a, trasechador. En el Apolonio M. Alvar puntualiza70:

destajaron la fabla, tornaron al consejo.

— «Amigos, diz, non quiero trayervos en trasecho» [c. 233a-b].

Evidentemente, trasecho del ms. no es aceptable porque perturba la rima. Por otra parte la voz no aparece en la antigua literatura. El texto latino dice: «non apto tempore interpellastis. Ite, et dum tempus fuerit...» (II, p. 99).

Para Alex, O, 1985a («el Rey Alexandre, un gran trasechador») nos parece más convincente la interpretación de Corominas, trasechador= «muy dispuesto a la lucha», que la de Menéndez Pidal. trasechador= «astuto». En efecto, en los Fueros municipales de la Edad Media se prohibía explícitamente a un grupo de profesionales, los ferreros, luchar en los desafíos, porque los combatientes tenían que ser de fuerzas relativamente igualadas y los ferreros, en cambio, rompían ese equilibrio teórico, pues se les consideraba especialmente fuertes o hábiles, por su oficio. Si trasechador, en su origen, se relaciona con «tener especiales habilidades con las manos», quizá debamos buscar para el calificativo referido al rey Alejandro algún sentido más o menos sinónimo de ferrero, como «buen luchador», «especialista en la lucha», etc.71.

Por fin, me parece que, en relación con lo que Morgan observa en el dominio francés, debiéramos de tener en cuenta los pasajes de nuestra literatura en los que intervienen la magia o ciertos poderes fuera de los natural. En unos casos se nos describe el funcionamiento maravilloso de figuras y mecanismos, como por encanto, y en otros vemos actuar a ciertas personas con poderes especiales.

Figuras y encantamientos aparecen revueltos en varios pasajes de la Historia troyana editada por Parker, con pasajes en gallego y castellano: Recogemos aquí los que nos interesan y destacamos en mayúscula las formas relacionadas con la familia de trasechar-trageitar72:

[Artificios de los troyanos aprovechando las treguas que pidió Príamo]

Et fezeró os de Troya por [?] dia sobre hûa touca de ouro que poyña ante'sy quando se asentua. Et fazia outras moytas maravillas que nô ha êno mûdo quen as pódese osmar nê côtar. Et depois que esto avia acabado, começaua trageytos moy estrayos. Et fazia pelejar porcos et osos et outras alymanjas / [...] Et esto toda fazia ella sotilmêt et por grâ mêestria que nô ha ôme que'o contar pódese. Et depoys d'esto demostraua ômes de estrayas feyturas côn que TRAGEYTAUA (pp. 194-5).

A'ymagêe do quarto pillar en'que estaua o'donzel, cômo vos ey contado, era de grâ valor et encantada por grande mêestria. Ca todos que entrauâ êna cámara et parauâ mêtes a' a'ymagêe, todos la catauâ (p. 197).

[Invención troyana de los dados, ajedrez y tablas]

[...] et nûca fue juego nĵ maestría nĵ estrumêtos nĵ trafechos nĵ encâramêtos otrosy por que los ômes mas viçio oviesen por que fuesen mas ledos que en Troya nô fuesen fallados, et que todos y nô los asacasen, ca ally asacarô estôçe las tablas, el juego de'Ios dados et otrosy axedrez et fuerô y asacados otros muchos juegos de muchas maneras (p. 77).

El narrador nos asegura que la escultura del primer pilar lleva a cabo «encantamientos», trageytos muy extraños (que describe en detalle), y luego comenta que trageytaua, «hacía magia», con «estrayas feyturas». Nos parece mejor esta acepción que la que propone Parker en el vocabulario, trageyto, «juego de manos». En cuanto a trafechos (p. 77), evidentemente nos encontramos o ante un error del copista o ante una mala lectura del editor, hemos de suponer trasechos. Fijémonos en que figura en el mismo sintagma que encâtamêtos. igual que sucede en los textos franceses que cita Morgan. Este ambiente mágico se refleja también en las Historias Troyanas, pero faltan las voces que nos interesan, sustituidas en algunos contextos parecidos o equivalentes a los que hemos señalado por voces como juegos, maestría, encantamiento... A lo podemos apreciar en la cámara maravillosa de la Historia troyana editada por Menéndez Pidal73:

E de tantas guisas se boluíe aquella ymagen a cada parte, faziendo sus juegos, que era gran marauilla de commo non caye del pilar a tierra (p, 185) [,..] la ymagen era ally fecha por tal maestría e por tal encantamento (p. 188).

De la misma manera, en las Sumas de Historia Troyana de Leomarte, la Sepultura de Héctor74 nos recuerda las descripciones bizantinas francesas, ya aludidas, aunque, también aquí, sin la voz que nos importa, sustituida por figura:

E estauan quatro leones muy grandes de cobre e quatro figuras de omnes, e estas eran de muy fyna plata, los quales tenían con las manos sendos estelos todos de muy fino oro, labrados al mas sotil follage que en el mundo podía ser» (p. 219).

Las acepciones de trasechar relacionadas con los «poderes mágicos» o con la «magia» aparecen claramente en varios pasajes de la General Estaría, c i Lados de pasada por M. Pidal75. Sólo nos detendremos en uno muy claro. Cuando Aarón, por mandato de Moisés, arrojó su vara al suelo para que se convirtiera en serpiente delante del Faraón, éste llamó

assus sabios, e sus encantadores ct fechizeros e dixoles: «Encantamientos nos fazen estos; fazed uos otrossi los uuestros» [Ellos traen sus varas] e fizieron les por sus encantamientos que semeiassen dragones, e ennadieron de mas sus trasechos dotras cosas de solazos que se ellos solien fazer [... Son visiones, advierte Alfonso X, Comenta el Faraón]: «Por trasechos nos cuedaran estos enbayr e meter miedo» (P. 334).

La General Estoria nos narra una escena en la que se hacen encantamientos. Alfonso X puntualiza didácticamente que los traseCHOS son sólo visiones, no «mudamiento» de las cosas. Esto quiere decir que existía una cierta conciencia del artificio que estaba tras algunas figuras o escenas maravillosas, que constituían un auténtico engaño a la vista, o de la habilidad de los autores que producían el encantamiento. Ahora bien, esta racionalidad era propia de una mentalidad como la de Alfonso X, no de la popular.

Si los testimonios de la Crónica Troyana nos recuerdan los textos de la literatura francesa sobre imágenes, con figuras de bulto, en muchos casos metálicas y ricas, de oro y plata, los de Alfonso X nos hacen pensar en los pasajes de Morgan relativos a la magia, por un lado, y a los que engañan cambiando el valor dinerario de los metales, por otro.

¿Qué podemos sugerir, en realidad? Creo que no es absurdo proponer que en las raíces de tos significados negativos de trasechar-tragetar se encuentran tanto la acepción de «prestidigitar», derivada de las relacionadas con el «acto del movimiento físico rápido» y la acepción figurada de «encantar» (cambiar algo por arte de magia), como las acepciones relativas a las técnicas de trabajar metales (sean o no para esculturas), pues el artificio ha inspirado cierta desconfianza a lo largo de la Edad Media (como nos demuestra en castellano el significado negativo de Artero < arte). Por otro lado, es evidente que el trabajo del oro y de la plata en los siglos medievales no estaba desprovisto de connotaciones negativas, ya que los talleres de los plateros y los gabinetes de los alquimistas, sospechosos de dedicarse a «trasmutar» o «cambiar metales» con engaño, debieron de coincidir en numerosas ocasiones. Por ello, no debe chocarnos la ambigüedad de San Isidoro, en Etimologías76:

Pugillator es dicho aquel que de la una mano a la otra furta algund dinero e es manera de tragetar.

No sabemos si la manera de tragetar debe entenderse como clase de furto o como clase de prestidigitación. Según Gaffiot, s.v. pugillator, debemos entender «escamoteur». tragetar, según esta acepción, es la manera de hurtar con la habilidad propia del clásico carterista.

Si tuviéramos que recoger algunas conclusiones, con cierta prudencia podríamos señalar que lat. trajectare > cast. med. trasechar regularmente, con e¡ sentido de «tener rapidez y habilidad de manos» y, por ello, «prestidigitar» o «luchar hábilmente» y, como consecuencia, también «engañar», a causa de las connotaciones peyorativas asociadas a unas capacidades utilizadas para «escamotear» o «hurtar». Por ello mismo, trasechador, «prestidigitador» se desliza fácilmente hacia «astuto» o «engañador» a través de «malos trasechado res», exactamente como arte se deslizó hacia un significado negativo a través de La lexía malas artes... Pero, a la vez. en los poemas clericales encontramos un cultismo técnico, tragetar, referido a las esculturas o relieves de metaL, frecuente en la literatura francesa, pero con escaso arraigo popular en el dominio castellano. Uno de los pocos ejemplos con que contamos, precisamente, es éste de Berceo, ángeles tragetados= «ángeles esculpidos, repujados o fundidos en metal».

 

4. Si la solución que hemos alcanzado nos parece correcta es obligado intentar responder a dos nuevas preguntas, por lo menos: ¿Qué fuentes siguió Berceo en la composición del Sacrificio de la misa?. Tuvo que manejar otro texto diferente del que se considera modelo tradicional. En efecto, en la parte correspondiente a la c. 13, la lección del manuscrito de la Biblioteca Nacional de Madrid de Amalario de Metz, la fuente que siguió Berceo, según Dutton, nos ofrece77:

Super archam erat propiciatorium aureum et in propiciatorio duo cherubin respicientes uersis uultibus in archa, sex ale uni, sex ale alteri.

De acuerdo con las maneras de adaptar berceanas podríamos explicar perfectamente las omisiones de cherubin o propiciatorium, pero no sería fácil explicar la inclusión de tragetados, detalle que coincide con toda la tradición bíblica conocida. Berceo, como ya he repetido varias veces, advierte explícitamente que los angeles eran estatuas o relieves metálicos. No puede ser una lección casual. No pongo en duda con esto que el modelo propuesto por Dutton no pueda ser la fuente doctrinal de Berceo el texto que le proporciona el esquema general. Me parece, junto con el Canon de la misa, un modelo muy razonable, pero destaco que no es un modelo suficiente. Como Schug78 señalaba hace tiempo, debemos pensar que Berceo se guió también por sus propios conocimientos y, casi con seguridad, por algún ejemplar de la propia Biblia

Cerámica española

 

En segundo lugar, 13a nos obliga a volver sobre el conocimiento bíblico de Berceo. Hace tiempo F. Gormly79 estudió la influencia de la Biblia en nuestro poeta. Rastreaba separadamente las citas y las simples reminiscencias. Las citas generalmente coinciden con salmos o pasajes litúrgicos y no suelen ser muy extensas. Las reminiscencias pueden ser frases calcadas sobre el texto latino de la Biblia, vocabulario de origen bíblico o alusiones en el contenido y paráfrasis de pasajes bíblicos. A pesar de todo, no es fácil deducir el conocimiento exacto que tenía Berceo de la Biblia. Gormly cree que en algunos pasajes está desdibujada la influencia bíblica directa porque el autor prefiere servirse del vocabulario popular, pero que, aunque la liturgia o la literatura patrística sean el origen seguro de muchas reminiscencias, en otros casos están presentes el propio vocabulario y la propia sintaxis de la Biblia. Saugnieux, en cambio, ha puesto en duda que Berceo tuviera un conocimiento bíblico de primera mano. Asegura que no existía una Biblia completa en San Millán y señala que en la Edad Medía no era fácil acceder directamente a los costosos ejemplares de la Biblia. La mayor parte de las referencias bíblicas berceanas pueden explicarse por el influjo indirecto de la liturgia o de la variada literatura medieval cristiana''". Ahora bien, a la vista de esta estrofa, habría que matizar los planteamientos de Saugnieux.

Berceo sigue aquí muy de cerca el texto del Éxodo, y es difícil que lo pudiera hacer sin una Biblia o sin un glosador bíblico que comentara el pasaje. El detalle de los angeles o cherubines no carece de importancia. Si no dispuso de ejemplares bíblicos en San Millán, pudo conocerlos en otros sitios. Quizá pudo recordar alguna lectura colectiva. Es evidente, me parece, que la estrofa 13a no desciende de una fuente litúrgica. No sabría señalar qué clase de Biblia le sirvió de guía a Berceo, como he indicado antes, porque el panorama es muy complejo, pero es muy interesante la noticia indirecta que podemos leer en L. Amigo: «trasechar E19, en EX[odo], 38, 27».

 Otras versiones ofrecen «ua-ziar» o «fundir». En el glosario de M. Lambert del s. XIII, tresjeter. Es decir, si nos guiamos por la voz, Berceo pudo beber en alguna fuente bíblica francesa, ya que el pasaje en el que aparece tresjeter? Éxodo, 38, 27, no está lejos de Éxodo, 25, y dentro, relativamente, del mismo episodio81.

En resumen, tragetados parece un préstamo del francés medieval, perfectamente explicable fonética y semánticamente. Aunque el dominio catalán hubiera podido ser fonéticamente el origen de este préstamo, la semántica parece apuntar al territorio francés o provenzal. Por otro lado, la presencia de tragetados en Berceo, Alexandre y en el clérigo traductor de las Etimologías isidorianas, confirma algo que ya Dutton había señalado hace años, la influencia francesa en el mesler de clerecía hispano82. Pero además confirmaría, si Berceo no hubiera seguido una fuente bíblica francesa, algo que el propio Dutton, Deyermond y otros autores habían advertido ya también: que Berceo utiliza terminología cortés o caballeresca en sus poemas piadosos", tragetados aparece normalmente en la literatura profana francesa como termino tic esculturas en sepulcros o en la decoración palaciega, aunque Godefroy señala también un ejemplo de la Biblia. Desgraciadamente, sólo podemos indicar con seguridad que Berceo presenta los angeles como esculturas o imágenes metálicas, pero no sabemos si creía que eran relieves o estaban exentos y, tampoco, si habían sido cincelados, repujados o fundidos. Ni siquiera podemos asegurar que conociera ios problemas de las técnicas escultóricas. Lo más probable es que, como nos pasa a la mayoría de nosotros, no fuera capaz de distinguir una técnica de otra y, simplemente, se fiara de su modelo, probablemente bíblico.

No nos queda sino advertir que, sin duda, no están resueltos lodos los problemas. Sería necesario estudiar el campo de la escultura en la Biblia y en sus traducciones... pero eso queda ahora fuera de nuestro horizonte.

 

 

 

 

 

NOTAS

 

1 Para la tradición manuscrita de Berceo remito a I. Uría Maqua, «El padre Mecolaeta y los códices emilianenses de las obras de Berceo», Berceo, 93 (1975). pp. 31-38 y, de la misma autora, «Sobre la transmisión manuscrita de las obras de Berceo». Incipit, I (1981) pp. 13-23, B. dutton, «Introducción» de Gonzalo de Berceo, La Vida de San Millán de la Cogolla. London. Tamesis Books, 1967. lª, pp. 65-72 y 1984 . 2.ª, pp. 63-76. c. García Turza. La tradición manuscrita de Berceo, con un estudio filológico particular del Ms. 1533 de la Biblioteca Nacional de Madrid, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 1979. pp. 19-91 (Reseña de este trabajo por B. Dutton, JHP, 5 [1980] 59-60). Gonzalo de Berceo, El sacrificio de la misa, estudio y edición crítica de B. Dutton. London, Tamesis Books, 1981. pp. 13-14.

2 Ediciones citadas: T. Antonio Sánchez, Colección de Poesías castellanas anteriores al siglo XV. Madrid, A. Sancha, 1779-90, 4 vols.: II, 1780, c. 13, p. 182. F. Janer. Del Sacrificio de la Missa, en Poetas castellanos anteriores ai siglo XV. Biblioteca de Autores Españoles, tomo LVII (reimpresión: Madrid. Atlas, 1952), e. 13, p. 80. A. Solalinde, El sacrificio de la misa por Gonzalo de Berceo, Madrid, Residencia de Estudiantes, 1913, c. 13, p. 21. C. García Turza, La tradición manuscrita..., c. 13, p. 316. Gonzalo de Berceo, El sacrificio de la misa. est. y ed. crít. de B. Dutton. c. 13, pp. 16-17.

3   R. Lanchetas, Gramática y vocabulario de las Obras de Gonzalo de Berceo, Madrid. Sucesores de Rivadeneyra, 1900.

4   J. Cejador. Vocabulario medieval castellano, Nueva York, Las Americas, 1968. M. Alvarez Alvarez, Estudio de la flexión verbal en la obra de Gonzalo de Berceo (siglo XIII). Logroño. Instituto de Estudios Riojanos. Universidad de Deusto, 1991. p. 197: «tragetar:... el origen de este lexema es incierto».

5 Por ejemplo, vid. P. M. LLoyd. From Latín to Spanish, I. Philadelphia, Memoirs of the American Philosophical Society, 1988, p. 254. M. Metzeltin, Altspanisches Elementurbuch. Heidelberg. Carl Winter. 1979, pp. 10. 12. J. A. Pascual, «La lengua del registro antiguo: algunos problemas gráficos y fonéticos» en A. García Sanz, J. L. Martín, J, A*. Pascual y V. PÉREZ Moreda, Propiedades del cabildo Segoviano, Salamanca, Universidad, 1981. especialmente pp. 169-177. La relación entre las dos formas, tal como la presento aquí, depende de la alternancia de variantes con S o sin S en las diferentes fuentes francesas u occitanas (fenómeno que se remonta al latín, como señala J. Leite de Vasconcellos en Liçoês de filología portuguesa. Rio de Janeiro. Livros de Portugal. 1959. 4/, p. 7b, n. 3). y nos exige aceptar que I/G son dos grafías para un fonema tipo [ž]. Podríamos, quizá, relacionar la alternancia Sj/G con el cambio frecuente de S- > G-. X- [ž]-[ŝ], en nuestra Edad media y Siglo de Oro. tal como ha puesto de relieve en varias ocasiones J. A. Pascual.

6 h M. Alonso, Enciclopedia del idioma. Diccionario histórico, moderno etimológico, tecnológico, regional, español e hispanoamericano (ss XII al XX), 3 vols.. Madrid, Aguilar. 1969 y. del mismo autor. Diccionario Medieval Español, 2 vols.. Salamanca, Universidad Pontificia, 1986. No tengo en cuenta la inclusión de trasechar, de acuerdo con el DRAE. Véase más adelante nuestra nota 52.

7 D. A. Nelson, Gonzalo de Berceo. El libro de Alixandre, reconstrucción crítica de...  Madrid, Gredos, 1978. Vid. también L. F. Sas, Vocabulario del Libro de Alexandre, Madrid. RAE. 1976, s.v. tragitadas. glosada «colocadas», que E. Catena incorpora a su texto modernizado. Libro de Alejandro. Madrid. Castalia. 1985. M. Marcos Marín. Libro de Alexandre, Madrid, Alianza Editorial, 1987, edita la lec. fac. de O, «figuradas».

8 He tenido en cuenta para esta comparación, la Vulgata. la versión griega de los LXX. la versión de Bover-Cantera del texto hebreo y, porque me ha resultado asequible, la traducción del Targum de Diez Macho, además de una traducción latina renacentista del Pentateuco hebreo. Para la historia de las biblias romances, es útil todavía s. Berger, «Les bibles castillanes et portugaises». Romanía, 28 (1899). pp. 360-408 y 508-567. Remito para lo demás a M. Morreale. «Apuntes bibliográficos para la iniciación al estudio de las traducciones bíblicas medievales en castellano». Sefarad. XX (1960). pp. 66-109. Para la comparación que emprendemos conviene recordar que proceden del hebreo nuestros textos |2] y aunque este último influido por la Vulgata. La versión alfonsí sigue la lección de la Vulgata. Vid. también G. María Vero, s. J., «Las biblias romanzadas: criterios de traducción», Sefarad. XXXI (1971). pp. 319-351. Son de utilidad las introducciones generales que trazan o. García de la Puente y L. Amigo (véanse nuestras notas n. 27 y n. 39.

9 La comparación con otros textos impedirá que consideremos al término de Berceo una traducción aproximada o una libre interpretación, peligros contra los que advierte M. Morreale. «Latín eclesiástico en los libros sapienciales y romanceamientos bíblicos. Cuadros para el estudio comparado del léxico medieval castellano en los MSS escurialenses l-J-6 v I-.I-4». BRAE. XLII (1962) 461-477. en especial, p. 462.

10   Biblia Medieval Romanceada Judio-cristiana. ed. de J, llamas. O.S.A.. Madrid. CSIC.1950, T. I., p. 138.

11   A. Castro. A. Millares Carlo y A. J. BaTtistessa. Biblia medieval romanceada. I, Pentateuco. Buenos Aires. Instituto de Filología, 1927, p. 104,

12 Alfonso El Sabio, General Estoria, primera parte. Madrid. 1930. Centro de Estudios Históricos, edición de A. G. Solalinde. p. 435. No nos sirve en este caso, por generalizante, la versión de Almerich. La Fazienda de Ultramar (¿s. XIII?), Salamanca, Universidad, 1965. introduction, éditions, notes et glossaire de Moshe Lazar: «e fvzo dos cherubyns de oro» (p. 79).

13   Biblia Sacra Vulgatae editionis, Romae ex Typographia Apostolica Vaticana, 1592.

14   [5] Catena in exodum ex auctoribus ecclesiasticis plus minus sexaginta... auctore Aloysio Lippomano. Parisiis, Apud Carolam Guillard. 1550. |6| Textus Bibliae cum Glossa ordinaria. Nicolai de Lyra Postilla. I. Lugduni. Jacobus Mareschal, 1528.

15 Hebraicus pentateuchus latinus plane que nouus post omines hactenus aeditiones.... Venetiis ex officina Iustinianea, 1551.

16   A. Rahlfs, Septuaginta. Id est Vetus Testamentum graece ittxta LXX interpretes. Volumen I. Prolegomena. Leges et historiae. Stuttgart. Deutsche Bibelgesellschaft. 1935. p. 128.

17   F. SCIO de San MIGUEL, La Biblia Válgala Latina traducida en español. Tomo l del Antiguo Testamento. Valencia, Joseph y Thomas de Orga, 1791, p. 432.

18 J. M. Bover y F. Cantera Burgos. Sagrada Biblia. Madrid. BAC, 1961, 6.a, p. 112.

19 Profesores de Salamanca. Biblia comentada. Texto de la Nácar-Colunga. I, Pentateuco por Alberto Colunga y Maximiliano García Cordero, Madrid. BAC. 1967, 3.a. pp. 553.

20 La Biblia. II: L'éxode. El levitic. Monjos de Montserrat. Monestir de Montserrat. 1929, p. 25.

21 Traducción que hace Le Déaut del Targum publicado por A. Diez Macho (vid. nuestra nota núm. 31).

22 F. VlGOUROUX, Dictionnaire de la Bible, Paris, Letouzey et Ané, II. 1899. s.v. Chérubin.

23 The New English Bible  with the Apocrypha, Oxford U.P/ Cambridge U.P.. 1970. pp. 88-89. La traducción de M. McNamara y M. Maher en el Targum de Diez Macho, p. 481 (vid. nuestra nota núm. 31).

24 Una muy acertada interpretación de la sabiduría berceana en el panorama del mester de clerecía en F. Rico, «La clerecía del mester». HR. 53 (1985), pp. 1-23 y 127-150. Vid también I. URIa Maqua, «Gonzalo de Berceo y el mester de clerecía en la nueva perspectiva de la crítica». Berceo. 110-111 (1986) pp. 7-20. Además. A. Deyermond. Historia y critica de la literatura española. Tomo III: Edad Media. Primer suplemento. Barcelona. Crítica, 1991. pp, 88-108. Vinsauf dividía la materia poética en iIlibata (asuntos nuevos); pertracta (asuntos trillados poéticamente) y exsecuta (ya tratados). Berceo parece compartir el gusto de Vinsauf por la materia executa, dado que. como éste, se despreocupa nuestro poeta de la materia illibata. Vid. D. Kia.i.v. «The Scope of the Treatment of Composition in the Twelfth and Thirteenth-Century Arts of Poetry», Spéculum. XLI (1956) pp. 261-278. especialmente pp. 272-274. E. PARAL, Les arts poétiques du XII el du XIII siècle, Paris, H. Champion. 1924, especialmente pp. 15-33, sobre Vinsauf. No se preocupa por la cuestión j. j. MurphY. La retórica en la Edad Media. México. Fondo de Cultura Económica. 1986. pp. 176-182.

25 Berceo se ajusta en general a sus modelos, pero abrevia, amplía, innova, reestructura la materia. Todos estos cambios suelen adquirir una relevancia textual no despreciable. Vid. dentro de la amplia bibliografía para estos aspectos: .J. F. ACkermaN «The Theme of Mary's power in the Milagros de Nuestra Señora. JHP, 8 ( 1983) 17-31. B. Dutton, Milagros de Nuestra Señora, London. Tamesis Books. 1971. estudia la relación de cada uno de los milagros con su fuente latina y en Vida de San Millán de la Cogolla. London. Tamesis. 1984, 2.', pp. 177 y ss., analiza la adaptación que hace Berceo del privilegio de los Votos de San Millán. C. Gariano, Análisis estilístico de los «Milagros de Nuestra Señora' de Berceo, Madrid, Gredos. 1965, con frecuentes comparaciones entre la expresión latina y la romance. G. Giménez Resano, «Cómo vulgariza Berceo sus fuentes latinas». Berceo. 94-95 (1978) 17-27. J. W. Marchand. «Gonzalo de Berceo's De los signos que aparesceran ante del juicio», HR, 45 (1977), pp. 283-295. especialmente, pp. 290-291 v. del mismo autor. «Gloria Dei est Celare Verbum: Berceo's Use of the Pia Fraus». JHP. 6 (1982), pp. 179-191. especialmente p. 179. O. C. Suszynski. The hagiographic Taumaturgie Art of Gonzalo de Berceo «Vida de Santo Domingo de Silos», Barcelona. Hispam, 1976.

26 Todos los comentaristas bíblicos se detienen largamente en la voz cherubim. En [5]. [6] y [7|, por ejemplo, podemos comprobar una tradición de opiniones interesada por la morfología, género y número, y por la etimología, la lengua hebrea. Pero, sobre todo, se preocupan los glosadores por los aspectos referenciales: el tamaño y colocación de los querubines en el arca, así como su hechura. Se discuten también algunos aspectos histórico-arqueológicos: su relación con las figuras aladas de los sepulcros orientales, sobre todo de los egipcios, aunque los exégetas bíblicos no dudan del aspecto humano (pueri) de los querubines. En la edición que he manejado de Nicolás de Lyra, por ejemplo, p. 177v, se incluyen dos grabados de querubines, tal como los conciben los católicos y tal como los imagina la tradición salomónica. Esta los sitúa directamente encima del arca. Aquéllos los pintan como dos jóvenes alados que, de pie al lado del arca, sostienen un palio que la cubre. Es uno de los tópicos de todos los diccionarios bíblicos. En los modernos se relacionan con los genios alados orientales (Vid., por ejemplo. Serafín dE  AUSEJO. O.F.M., Diccionario de la Biblia. Barcelona. Herder. 1963). Los clásicos se preguntan excesivas cosas, para nuestro gusto. Así, por ejemplo, en Expositio in Exodum iuxta quadruplicem sacre scripture sensum... aucthore Guillelmo Pepino, Parisijs, apud Claudim Chavallonium. 1534. p. 473v, el autor intenta comprender cómo los israelitas disponían de tantos materiales preciosos y de artesanos tan bien preparados en el desierto (ff. 474r-474v).

27 No aparece chérubin en el trabajo de H. A. Van Scoy, A Dictionary of old Spanish Terms Defined in the Works of Alfonso X. Madison. 1986, ed. por Ivy A. Corfis. Aparece ampliamente en la General Estoria, I. p. 436. La primera documentación que aduce el DECH — que sigue a Autoridades— es del siglo XVI. O. García de la Fuente. El Latin bíblico y el español medieval hasta el 1300. Vol. I: Gonzalo de Berceo, Logroño. Instituto de Estudios Riojanos. 1981. estudia esta copla en pp. 47 y 55-56 y comenta algo parecido a la enciclopedia Herder. También aparece la palabra en La Fazienda de Ultramar, pero tiene todo el aspecto de figurar como latinismo crudo. La recoge en su trabajo J. J. de BUSTOS Tovar, Contribución al estudio del cultismo léxico medieval. Madrid, Anejo del BRAE. 1974.

28 Es probable que Berceo escribiera el Sacrificio para ilustrar a los sacerdotes poco preparados, como señala G. P. Andrachuk, «Berceo's Sacrificio de la Misa and the clérigos ignorantes», Hispanic Studies in Honor of Alan D. Deyermond: A North American Tribute, Madison. HSMS. 1986, pp. 15-30.

29 F. gaffiot, Dictionnaire Latin Français. Paris, Hachette. 1934. También. Albert Blaise. Dictionnaire latin-français des auteurs chrétiens, Turnhout (Belgique), Brepols, 1954.

30 A. Rahlps. Septuaginta..,. p. 128. toreutà. «trabajados en relieve» según Liddell and Scott, Oxford.

31 Me valgo de lo traducción de A. DIEZ Macho, MS. Neophyti I, II. ÉXODO, Madrid/Barcelona. CSIC. 1970. Traducción francesa por R. L. Déaut e inglesa de M. McNamara y M. Maher. En su nota a la traducción castellana. Diez Macho —seguido por todos los otros traductores— lo señala así. en realidad: «Y harás dos querubines de oro. repujados los harás, a los dos lados del propiciatorio. Y harás un querubín a un extremo (uno) de aquí, y otro querubín al otro extremo (de allá): haréis los querubines del propiciatorio sobre sus dos extremos». En la nota sobre *del. «en una pieza con él» (p. 162). Parecida es la traducción del texto hebreo de Bover-Cantera en este punto, como puede comprobarse en |ll)]. De parecida manera anota Felipe Scio su traducción, op. cit., p. 432: «Los querubines formaban un cuerpo con la cubierta del arca y todo era de oro macizo trabajado a martillo».

32  P. Imbs (directeur). Trésor de la Langue Française, t. 4.". Paris. CNRS. 1975.

33   Alcover-Moll. Diccionari català-valenciá-Balear, Palma de Mallorca. II. 1975, 2.

34 M Webster's Third New International Dictionary. Britannica World Language D.. 1961. 7.ª. s.v.Beaten. Además precisa: a veces «repoussé».

35  Le Robert. Dictionnaire alphabétique et analogique de la langue française. Paris. 1980.

36 Autoridades, s.v. batidor de oro. u plata: «Llámase assi, porque lo hacen a fuerza de batir el oro o plata con unos mazos que tienen en la mano, con que le van adelgazando, como hacen los libreros con el papel», E. de Terreros, Diccionario castellano (1786), edición facsímil. Madrid, Arco Libros, 1987. s.v. batidor de oro: «Este oficial bate el oro en un yunque y lo deja tan delgado como un papel...».

37   Hebraicus Pentateuchus Latinus, f. CXXVIII. v.

38 Véase, por ejemplo. J. M. de Tarragon. O.P.. «La Kapporet est-elle une fiction ou un élément du culte tardif?. Revue Biblique, LXXXVIII (1981). pp. 5-12, p. ej.: «Le apport de la Kapporet à l'arche dépend en fait du rapport de ces deux objets aux chérubins. Les commentateurs sont parfois fort imprécis á ce sujet. La première, et principale, détermination qu'il faut opérer, c'est de voir de quels chérubins on parle. En effet, peu nombreux sont ceux qui font la distinction entre les deux chérubins du temple de Salomons et les deux petits de la Kapporet» (p. 9). Nácar-Colunga. p. 554: «Sobre la cubierta o propiciatorio se pondrán dos querubines con las alas extendidas, uno frente a otro, sin especificar si estos estaban en relieve sobre la cubierta o como figuras exentas».

39 Aunque la Vulgata sea en general el texto conocido en la Edad Media, como señala O. García de la Fuente, El latín bíblico.... pp. 14-17, a la hora de la verdad tiene razón Mo-rreale. «Apuntes», Sefarad. XX, 1960, p. 69. quien insiste en la importancia de conocer los detalles de cada caso. G. E. Sachs. «Fragmento de un estudio sobre de (sic) Biblia medieval romanceada», RPH, II (1948-49), pp. 217 y ss. llamó la atención sobre la complejidad del panorama bíblico medieval. Con esta opinión coincidía O. H. Hauitmamn, «Notes on the Lexicón of Old Judaeo-spanish Bible Translation». RPH, III (1949-50), pp. 157-1598, a pesar de las correcciones concretas que proponía al trabajo de Sachs. De parecida manera se expresaba R. Levy, «A note on the judaeo-Spanish Bible E3. RPH, III (1949-50), pp. 261-62). Interesante también resulta el trabajo de L. Amigo, El Pentateuco de Constantinopla y la Biblia Medieval Romanceada Judeoespañola, Salamanca, Publicaciones de la Universidad Pontificia. 1983.

40 Eric G. Underwood, A Short History of English Sculpture, London, Faber & Faber, 1933. especialmente pp. 3-8. Interesa, también. Enciclopedia Briitannica. Makropaedia. 1988, 15a, t. 27, s.v. The art of Sculpture, p. 46b: «Metals can be worked in a variety of ways, in order to produce sculpture. They can be cast-thai is melted and poured into molds: squeezed under pressure into dies, as in coin making: or worked directly —for example— by hammering, beading, cutting, welding and repoussé (hammered or pressed in relief)».

41 Lo señala perfectamente, y asi lo recuerda Isabel de Riquer, M. SCHLauch. «The palace of Hugo de Constantinople". Speculum. VII (1932) 51X1-514: «Vocal Statues, like the famous one of Memnon, which gave forth melodic sounds upon being struck by winds, were of course well known in classical antiquity» (p. 502):... «mervellous images are fairly commonplace in Byzantine romance» (p. 503).

42 I. de Riquek. Le pèlerinage de Charlemagne. La peregrinación de Carlomagno. Barcelona. El festín de Esopo. 1984, pp. 58 y 59 respectivamente. No es extraño que la autora haya elegido en su traducción esculpir: «cada una estaba, por delante nielada de oro puro y tenia esculpidos en cobre y metal dos niños que llevaban cada uno en la boca un cuerno de marfil blanco». Para la discusión, bibliografía e historia de la lección tresgete de este texto, no totalmente esclarecida, vid. M. Tyssens, Le voyage de Charlemagne à Jérusalem et à Constantinople, Belgique, Gand. éditions Scientifiques, E. Story-Scientia. 1978. p. 50.

43 Textos sobre esculturas o fundiciones de campanas se encuentran con frecuencia en M.ª L. Rokiski Lázaro, Documentos para el estudio de la arquitectura en el siglo XVI. II. Madrid. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1989 (Colección de documentos para la historia del arte en España. VI) y en J. G. Moya VaiganOn. Documentos para la historia del arte del Archivo Catedral de Santo Domingo de la Calzada. 1443-1563, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 1986. Las frecuentes alusiones a canteros, plateros, talladores, tallas, figuras de bulto o las descripciones relativamente detalladas del arte de fundir campanas no nos ilustran nuestro texto. M. Gaspar Remiro, «Vocablos y frases del judeoespañol (segunda serie)». BRAE, III (1916), pp. 67-74: 186-196: 498-509: IV (1917). pp. 107-121: 327-335: 459­468: 631-642; V (1918). «esculpir» o «repujar» y Doladizo para la figura «de madera en relieve». Hauptmann. «A Glossarsy of the Pentateucih of Escorial Biblical Manuscript I. J. 4», HR. X (1942) 34-46. señala el uso de Fundedizo en Éxodo, XXXI. 4 y XXXIV, 17. Solamente en L. Amigo. El Pentateuco de Constantinopla y la Biblia Medieval Romanceada Judeoespañola, p. 112 podemos leer Trasechado, que el autor anota con el Glossaire Hébreu-français du XIII siècle, ed. M. Lambert L. Brandin, Paris, 1905. que no he podido consultar.

44   w. Meyer-Lübke, Romanisches Etymologisches Wörterbuch. Heidelberg. 1935, 3.ª.

45   M. cortelazzo v P. Zolli. Dizionario etimologico della lingua italiana, Bologna. Zanichelli. 1988.

46   w. von wartburg, Französisches Etymologisches Wörterbuch. Basel. Helbing & Lichtenhahn. V. 1950, s.v. jactare.

47   E. Levy, Provenzalisches Supplement-Wörterbuch, forgesetzt von Carl Appel, Leipzig, O. R. Reisland. 1924, 8.ª Band., s. v. Trasgitar. Puede verse también Raynouard, Lexique Roman. Paris, chez Silvestre. VI. 1844.

48  V. J. L. Machado, Dicionário Etimologico da lingua Portuguesa. Lisboa, Livros Horizonte. 3.ª, 1977.

49  J. COROMINES. Diccionari etimologie i complementan de la llengua catalana. Barcelona. Curial-Caixa de Pensions, 1980-1991.

50  V. García de Diego. Diccionario etimológico español e hispánico. Madrid. Saeta, 1954.

51 J. Corominas y J. A. Pascual. Diccionario critico etimológico castellano e hispánico. 6 vols., Madrid. Gredos. 1980-91.

52  Real Academia Española, Diccionario de la lengua española. Madrid 1984. 20.ª. l. II. s.v. trasechar, «poner asechanzas». M. Alonso. Enciclopedia del idioma, sigue la lección académica.

53 Nicola Zingarelli, iL Nuovo Zingarelli. Vocabolario della lingua italiana. Bologna, Zanichelli, 1988. 4.ª.

54   F. Godefroy. Dictionnaire de l'ancienne langue française. viII. Paris. Emile Bouillon, 1895.

55   R. Grandsaignes D'Hauterive, Dictionnaire d'ancien français, Larousse, Paris, 1947.

56  Alcover-MoLL.. Diccionari català-valencià-Balear. Palma de Mallorca. X, 1969, s.v. TRagitador. TRAGITAlRE. tragitar. En cambio, en portugués actual sólo se documentan acepciones emparentadas con d): trejeitador. que trejeita. que «faze trejeitos ou momices». TREJEiTO, «gesto, careta, esgares [...] prestidigitaçao» (Aurelio Buaroue de Hollanda Ferreira y José Baptista da Luz, Pequeño Dicionário Brasilero. Río Janeiro, 4 vols., 1980).

57  A. Griera, Trésor de la llengua, de les tradicions i de la cultura popular de Catalunya. XIV, Barcelona, Fidel Rodríguez, 1947. Véase también P. FaBra y M. MontoLIu, Diccionari Águiló. Barcelona. Institut d'Estudis Catalans. 1934, s.v, tragitador. tragitar. tragitat. «sobrecogido, ansioso, trastornado».

58 E. Littré. Dictionnaire de la langue française. IV. Paris. Hachette, treJeter. «trasvaser le verre fondu».

59  P(AUL] M[eYer] en «Périodiques". Romania, 34 (1905). p. 483: «J. Berthelé, "Le vrai sens du mot 'gitare' dans les anciens documents campanaires", dit avec raison que gitare signifie "couler le métal de la cloche" et le prouve par de nombreux exemples. On en pourrait citer bien d'autres et je suis surpris que ni Raynouard ni M. Emile Levy n'aient relevé cette signification du mot gitar. Elle a été indiquée, pour le franc, geter, para Godefroy, lll, 271, col. I et X, 42, col. 2. Trasgitar s'employait dans le même sens: Raynouard (III. 471. col. 1) en cite deux exemples qu'il n'a pas compris; cf. Godefroy. sous tresgeter. G[aston] P[aris|, reseña de Eneas, texte critique publié pour J. Salverda de Grave, Halle, Niemeyer. 1891. en Romania. 22 (1891). pp. 281-294, señala p. 294. que «tresgeter n'est pas "sculpter" mais "fondre"».

60  F. Krüger. Li Romanz de Floire el Blancheflor. Berlin 1938 (Kraus Reprint. Nendeln/ Liechtenstein. 1967).

61  G. de Raynaud de Lage, Le Roman de Thèbes. Paris, Honoré Champion. I. 1968; II 1971.

62  L. Boucoiran, Dictionnaire analogique et ethnologique des idiomes méridionaux. Leipzig, H. Welter ed., 1898: tragitaire, «sauteur, baladin, escamoteur»; tragita, «jongler, bateler».

63 Jr. Raleigh Morgan. «Old french jogleor and kindred Terms. Studies in Mediaeval Romance Lexicology». Romance Philology. VII (1953-4). 279-325.

64  En catalán, donde DCVB señala s.v. tragitar «capgirar les coses per enganyar» (embaucar), Coromines precisa: «El sentit no era «capgirar les coses» com diu ALcM [DCVB] sino "fer jocs de mans, prestidigitar", més o menys com el de l'oc. ant. tra(s)gitar "bateler"'». Griera propone s.v. tragitador, «prestidigitador». Sin duda, el «juego de manos» se basaba en la habilidad, en la «rapidez de movimiento». Es ésta también la acepción que parece convenirle al famoso pasaje de la Cantiga de Alfonso X. que interpreta bien M. Rodríguez Lapa como alusión a la rapidez y habilidad con que el rey convirtió a un clérigo rural en caballero, exactamente de la misma manera como cambió un manto pobre por otro precioso. Vid. Cantigas scarnho e de maldizer, ed. Galaxia. 1970, 2.ªa rev. cant. 422, v. 19: «ante tenho [ja] por trajeitador»: v. 24: «oi dizer que trajeitou assi». v. 26: «ouve un dia de trajeitar sabor» (pp. 616-617).

65  Los pasajes que suelen citarse normalmente son los que recoge R. Menéndez Pidal en Poesía juglaresca. Madrid. Instituto de Estudios Políticos, 1957. 6.ª, pp. 21-22 y los testimonios que reúne el DECH.

66  Los testimonios de Berceo, las Etimologías isidorianas y los pasajes bíblicos que comenta L. Amigo permiten replantear los textos conocidos.

67 R. Menéndez Pidal. Poesía juglaresca. Madrid. Instituto de Estudios Políticos. 1957, , pp. 21: «trasechadores e jugadores de exgrima» (1430).

68  Por eso la condena que el Concilio de Valladolid de 1248 hace de los clérigos que ofician de juglares (R. Menéndez Pidal. Poesía juglaresca, p. 21). También. W. D, Lomax. «Notes sur un métier: les jongleurs castillans en 1316», Melanges offerts á J. Gautier-Dalché, Nice. 1983, pp. 229-236.

69  Con claridad aparece esta acepción en A. de Palencia (1490) «malicioso, cauteloso, trasechador, astuto, reboltoso, engañoso», (apud Menéndez Pidal, Poesía juglaresca, p. 22).

70   M. Alvar. Libro de Apolonio, Madrid. Fundación March. Castalia, 1977, 3 vols.

71 Vid. J. Gutiérrez-Cuadrado, Fuero de Béjar. Salamanca, Publicaciones de la Universidad, 1975, pp. 131 y 321.

72  K. M. Parker. Historia Troyana. Santiago de Compostela, CSIC, 1975. También en K. M. Parker, Vocabulario de la Crónica Troyana (Ms. gallego del s. XV). Salamanca. Publicaciones de la Universidad. 1958. p. 222 se incluyen entre los términos de «brujería y sortilegio» trageytar, acertadamente glosado por «hechizar» y trageyto. definido poco felizmente como «juego de manos».

73  Historia troyana en prosa y verso, publicada por R. Menéndez Pidal. con la colaboración de E. Varón Vallejo. Madrid. Anejo XVIII de RFE. 1934.

74  Leomarte. Sumas de Historia Troyana. publicadas por Agapito Rey, Madrid. Anejo XV de la RFE. 1932.

75  Alfonso El Sabio. General Estoria, primera parte, Madrid. 1930. Centro de Estudios Históricos, edición de A. G. Solalinde. En op. cit. de Van Scoy (v. nota n. 27) puede comprobarse la mentalidad de Alfonso X: «[Los magos] encantan con este saber a los otros omnes en las vistas e fazenles cuedar e creer de las cosas que creen» (p. 65).

76  J. González Cuenca, Las Etimologías de San Isidoro romanceadas. Salamanca/León. CSIC. P. de la Un. de Salamanca, Diputación Prov. de León. 1983. 2 tomos. i. p. 403.

77  B. Dutton, Sacrificio, p. 65.

78  h. l. Schug, Latin Sources of Berceo's «Sacrificio de la Misas, Nashville, Term.. 1936. Conozco solamente las referencias de B. Dutton, Sacrificio de la Misa. p. 3, nota 3, pero no parece desacertado pensar que Berceo añade «his own experience and acquaintance with sacerdotal rites».

79  F. Gormly. The use of the bible in representative works of Medieval Spanish Literature 1250-1300. Washington, 1962. No he podido consultar directamente este texto. Lo conozco solamente por varias referencias, entre otras las de o. García de la Fuente. El latín bíblico.... pp. 21-25.

80   J. SaugnieuX. Berceo y las culturas del siglo XIII, Logroño. Instituto de Estudios Riojanos, 1982, pp. 121-147, especialmente p. 144 en adelante. A este respecto es pertinente también el trabajo de K. reinihardt y H. s. Otero. «Comentaristas bíblicos de los siglos XII y XIII» en Coloquio sobre circulación de códices escritos entre Europa y la Península en los siglos Vlll-Xlll. 16-19 septiembre 1982. Actas. Santiago de Compostela. P. U.. 1988. pp. 193-208. especialmente pp. 196-97 para la Biblia.

81 L. AMIGO. El Pentateuco de Constantinopla y la Biblia Medieval romanceada judeoespañola. p. 112.

82    Por ejemplo. B. Dutton «French Influences in the Spanish Mester de Clerecía» en Medieval Studies in Honor of R. W. Linker, ed. por J. W. Hassel y J. E. Keller. Castalia. Valencia. 1973. pp. 73-93 y, del mismo autor, «El reflejo de las literaturas romances en las obras de Gonzalo de Berceo». Studia philologica in Honorem R. Lapesa. II, 1974. Madrid. Gredos, pp. 213 y ss.

83  I. Michael, «A comparison of the epic epithets in "The poema de Mió Cid" and the «"Libro de Alexandre"». BHS. 38 (1961). 32-41. B. Dutton. «Gonzalo de Berceo and the Cantares de Gesta», BHS. 1961 xxxviii (1961). 197-205. Una puesta al día de todos estos planteamientos en A. DeyErmond. Historia y crítica de la literatura española. Tomo 1/1: Edad Media. Primer suplemento, Barcelona. Critica. 1991. pp. 88-108.

 

 

 

 

 
 
 

 

«ANGELES TRAGETADOS»
(SACRIFICIO DE LA MISA, 13a)

JUAN GUTIÉRREZ CUADRADO
Facultat de Filología Universitat de Barcelona