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RESUMEN El simbolismo de las estrofas en las que Berceo explica el Evangelio en su Sacrificio de la Misa (48-53) es el mismo que el de la moralización del capítulo charadrius del Physiologus. Los evidentes ecos del texto de alguna de las versiones latinas del manual zoológico-simbólico y de uno de sus derivados, el Bestiaire de Philippe de Thaün, no dejan lugar a dudas sobre la filiación del pasaje berceano y sobre su sentido alegórico. Berceo adopta los elementos de una tradición literaria que se remonta al poeta Hiponax de Efeso (Siglo VI a.C.) y los adapta al propósito que lo guía en la ilustración del momento de la Misa que nos ocupa y a las imposiciones del entorno histórico en que le toca vivir. Palabras clave: Berceo, Sacrifico de la Misa, Physiologus, Bestiarios. The symbolism of the stanzas in which Berceo explains the Gospel in his Sacrificio de la Misa (48-53) is the same as the one of the moralization of the chapter charadrius of the Physiologus. The evident echoes of the text of some of the Latin versions of the zoological-symbolic manual and of one of its dérivâtes, the Bestiary of Philippe de Thaün, do not leave place to doubt the connection of Berceo's passage and its allegorical sense. Berceo adopts the elements of a literary tradition that goes back to poet Hipponax ofEphesus (VI h.C.) and adapts them to the intentions that guide him in the illustration of this particular moment of the Mass and to the impositios of his historical background. Key Words: Berceo, Sacrifico de la Misa, Physiologus, Bestiaries.
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En las estrofas en que Gonzalo de Berceo expone el Evangelio en su Sacrificio de la Misa, explica por qué el clérigo cambia de lugar en la lectura:
A pesar de que no se hace mención expresa de ninguno de los animales pertenecientes al Physiologus no escapó a la sagacidad de Lauchert que el simbolismo que encierra el pasaje de Berceo parece ser el mismo que ilustra la moralización del capitulo del charadrius en el Physiologus. Aún más, Lauchert señala que la estrofa 51 del Sacrificio de la Misa alude textualmente al pasaje del Physiologus.2 Efectivamente las estrofas de Berceo muestran que el autor debió haber conocido un texto de esta moralización del Physiologus. Veamos el texto de la Versión B-ls del Physiologus latino:
Esta moralización corresponde al capítulo del charadrius que aparece ya en las primitivas versiones del Physiologus. Del charadrius se dice que indica si es mortal o no la dolencia de un enfermo junto a cuyo lecho es traído. Si es mortal, el ave se aparta; si el enfermo ha de permanecer con vida y convalecer, en tal caso el pájaro lo mira fijamente y absorbe con su mirada la enfermedad. Esta característica es interpretada simbólicamente y significa el hecho de que Cristo haya apartado su rostro de los judíos por causa de su falta de fe y se haya vuelto a los paganos, cuya debilidad absorbió; se llevó consigo la enfermedad espiritual de los paganos y les restituyó la salud. En la transmisión de los relatos sobre el charadrius se encuentran otras características que por no aparecer relacionadas al pasaje de Berceo, serán mencionadas aquí sólo de pasada. Existe una alusión al color completamente blanco sin impurezas del ave, su excremento se aplica a la curación de los ojos enfermos y -según Perry - tal vez por una errónea interpretación del adjetivo basilikón, se cuenta de él que se lo encuentra siempre en la morada de los reyes.4 La creencia sobre la propiedad curativa del charadrius cuya interpretación alegórica encontramos en el texto español es muy probablemente tan antigua como el poeta Hiponax de Efeso (Siglo VI a.C.) citado posteriormente por diversos escoliastas.5 El antecedente más cercano del Physiologus es un pasaje del Koiranides, escritos de enseñanza filosófica y religiosa atribuidos a Hermes Trimegistos, donde ya aparece mencionada la propiedad curativa del charadrius no limitada a una enfermedad en particular, como es el caso de Aeliano en De Natura Animalium XVII.13, donde la virtud curativa se limita sólo a la ictericia; lo mismo en Plinio, Historia Naturalis XXX, ii, 94 que refiere la misma creencia pero atribuyéndola al icterus, cuyo nombre latino, según Plinio, es galgulus." En su Geschichte des Physiologus Lauchert se muestra convencido de que algunas de las características propias del charadrius en el Physiologus se debían al autor del Physiologus mismo y no a sus antecedentes. Lauchert dice:
Wellmann se encargaría de formular años después una tesis en contrario, cuyas conclusiones todavía quedan en pie:
Esta característica del charadrius es de uno de los tantos 'pronósticos de vida y muerte', muy frecuentes en los escritos del griego Bolos de Mendes en Egipto (siglo IV a.C.) y entre sus imitadores, Plinio, Timoteo de Gaza y Hermes. Hermes, como hemos visto, es quien le atribuye al charadrius la propiedad general que en los autores anteriores sólo se refería a la ictericia.9 A propósito de Bolos, cabe consignar que sus escritos, difundidos por él bajo el nombre de Demócrito y que le valieron el calificativo de falsario por Calimaco, son los que originan el concepto del principio de simpatía y antipatía sugerido en el mismo título de la obra Perí antipatheion kai sympatheión citada por Vitruvio y por otros.10 Este principio, como ya se ha dicho antes, es el que rige muchos de los puntos de vista expresados en el Physiologus.11 El texto dedicado al charadrius tal como aparece en una de las versiones latinas del Physiologus es el siguiente: V. De caladrio. Est volatile quod dicitur caladrius. De hoc scriptum est in Deuteronomio (Deut. 14, 18): "Non manducandum." Phisiologus dicit de hoc, quia totus albus est, nullam partem habens nigram. Cuius interior femur curat caliginem oculorum. Istud in atriis regum invenitur. Si quis autem est in egritudine constitutus, per hunc caladrium cognoscitur, si vivet an morietur. Si enim est infirmitas hominis ad mortem, mox, ut viderit infirmum, avertit faciem suam ab eo, et omnes cognoscunt, quia moriturus est. Si autem infirmitas eius non pertingit ad mortem, intendit faciem eius caladrius et assumit omnes infirmitates eius (2.R.) infra se et volat in aera solis et comburit infirmitates eius et dispergit eas et sanatur infirmus. Caladrius igitur personam accepit Nostri Salvatoris. Totus est candidus Dominus Noster nullam habens nigri[tu]dinem, sicut ipse testatus est (Joh. 14,30): "Venit ad me princeps huius mundi et in me non invenit quicquam;" "qui peccatum quippe non fecit, nec inventus est dolus in ore eius" (1. Petri 2,22). Venit autem de excelsis celis suis ad infirmum populum Iudeorum: ille avertit faciem suam ab eis propter incredulitatem eorum. Convertii se ad nos gentes, tollens infirmitates nostras, et peccata nostra (Ps. 53,4) portans exaltatus est in ligno crucis. "Ascendens enim in altum, captivam duxit captivitatem nostram, dedit dona hominibus" (Eph. 4,8). Etenim qui non crediderunt, non receperunt eum. "Quotquot autem receperunt eum, dedit eis potestatem filios Dei fieri, his qui credunt in nomine eius." (Joh. 1,11 f ),'2 Con las antiguas versiones del Physiologus, que afirman que el ave misma cura al enfermo absorbiendo en sí la enfermedad y quemándola al sol, coincide Petrus Damianus en su epístola De bono religiosi status et variarum animantium tropologia que dice: Quisquis autem est in aegritudine constitutus, per praesentiam hujus volucris valet absque dubietate colligere utrum se in proximo convalescere, an imminente mortis articulo necesse sit interire. Nam si infirmitas est ad mortem, mox ut aegrotum viderit, protinus oculos suos avertit, eumque altra non respicit. Et sic indicium datur, quoniam ex incommoditate concepta languidus moritur. Alioquin si languidus ille victurus est, praesto charadrius obtutum suum in ejus ora defigit, ac intra se omnem illius agritudinem concipit; deinde contra solis ardorem impiger evolat, aegroti valetudinem soli se objiciendo comburit, ac per aerem volitando dispergit.13 También coincide con las primitivas versiones del Physiologus Honorius Augustodunensis (Siglo XII) en su Speculum Ecclesiae:
En la elaboración que las versiones tardías del Physiologus y las enciclopedias dieron a la cualidad del charadrius, desaparece la propiedad curativa y sólo se conserva la indicación de si el enfermo sobrevivirá o no, sin influir sobre la enfermedad misma. La Recensión Bizantina'15 del Pseudo-Epifanio, por ejemplo, trae el siguiente texto:
Lo mismo sucede con el caso de De Bestiis et aliis rebus del Pseudo-Hugo de San Victor:
El texto de Bartholomeus Anglicus, al igual que los textos recién citados, sólo hace referencia al poder de pronóstico del ave y no a su facultad curativa:
Gran número de elaboraciones romances acogió en sus capítulos el relato sobre el charadrius. En líneas generales se da en los textos romances la división que ya ha sido señalada en los textos anteriormente citados; en algunos casos la propiedad del charadrius se limita a un mero pronóstico sobre la posibilidad de vida o muerte del enfermo. En este grupo se encuentran la elaboración waldense:
Con la misma característica de preveer la naturaleza incurable de una enfermedad pero no de poner remedio a ella, aparece el charadrius en el bestiario tosco-veneciano,21 en L'Acerba de Cecco d'Ascoli (cap. 17), en "Il mare amoroso" de Brunetto Latini (vv. 284 y ss,). En el bestiario de Leonardo da Vinci la facultad curativa está apenas insinuada como se ve por la sucinta frase 'anzi e causa de levarti ogni malattia'; lo mismo que en el Fior dì virtù donde se dice 'e ogni malatia li tole da corso'.22 Hay un grupo de bestiarios romances donde aparecen las facultades curativas del charadrius del modo en que se especifican en las primitivas redacciones del Physiologus griego y en las primeras versiones en latín. A este grupo pertenece Le Bestiaire de Philippe de Thaün:
En el Bestiaire de Guillaume le Clerc, que según demostramos en un trabajo anterior, Berceo conocía,24 se encuentra una versión con un contenido equivalente en cuanto a las facultades curativas se refiere:
El Bestiaire de Pierre de Beauvais es el que más se aproxima a las versiones primitivas del Physiologus puesto que, además de la facultad curativa del charadrius, menciona la circunstancia de que el ave se remonta hacia el sol para quemar con la mirada el mal que ha absorbido del enfermo:
Las referencias al charadrius aparecen también en otros bestiarios tales como Li Bestiaires d'Amours de Richart de Fornival,27 en cuyos materiales está probada la influencia de Guillaume; en Le Bestiaire d'amour rimé28 y en Aiso son las naturas d'alcus auzeles e d'aucunas bestias.29
Interpretación simbólica de las características del Charadrius A partir de la cualidad del charadrius a que hemos hecho referencia, se ha formulado un número variado de interpretaciones alegórico-simbólicas. En la mayoría de los casos y especialmente en las versiones del Physiologus que reflejan más de cerca la redacción primitiva, el charadrius simboliza a Cristo que se acerca desde el cielo al pueblo enfermo de los judíos y que luego se aparta de ellos y se vuelve a los gentiles a quienes finalmente redime llevando sus males a lo alto de la cruz del mismo modo que el charadrius quema el mal en la proximidad del sol. Las primeras versiones latinas consignan pequeñas variantes. Por ejemplo, la Versio Y no indica que es la falta de fe de los judíos lo que hace que Cristo aparte de ellos su mirada redentora:
La Versio B consigna, por el contrario, con cierto detalle, la falta de fe de los judíos; motivo por el cual Cristo se aparta de ellos y se torna a los gentiles para redimirlos:
Un gran número de reelaboraciones coincide con estas primeras redacciones del Physiologus, en cuanto a que el charadrius es un símbolo de Cristo. En latín, por ejemplo, Petrus Damianus en su De Bono Religiosi Status et Variarum Animantium Tropologia, el Speculium Ecclesiae de Honorius Agustodunensis, De bestiis et aliis rebus del Pseudo-Hugo de San Victor. Entre los textos romances encontramos la misma equiparación Cristo-charadrius en los Bestiaires de Philippe de Thaün, de Guillaume y de Pierre de Beauvais. El tardío Physiologus en griego del Pseudo-Epifanio muestra una variación de la alegoría: el charadrius simboliza a Cristo pero en lugar de haberse acercado a los judíos y de haberse apartado de ellos por su falta de fe, volviéndose a los gentiles para redimirlos -como encontramos en los ejemplos anteriores-, Cristo mira a la cara a los santos y desvía su mirada de los reprobos:
Los manuscritos que componen la familia de la versión toscoveneciana presentan aún otras posibilidades de interpretación simbólica de las propiedades del charadrius. Un grupo de manuscritos consigna que el charadrius simboliza al sabio confesor que reconoce si el pecador que se confiesa está suficientemente arrepentido y tiene el deseo de abandonar los pecados, salvándose de este modo de la perdición o si, por el contrario, el pecador está definitivamente perdido. Otras variantes equiparan el charadrius al sabio predicador que antes de predicar, primero examina su propio estado de conciencia.33 He aquí el texto según la edición de Goldstaub y Wendriner:
La versión waldense constituye una variante de la alegoría primitiva en la que el charatlrius se equipara con Cristo pero no abandona a los judíos por su falta de fe sino enfrentándose al pecador que se salva o se condena:
Las enciclopedias, preocupados sus autores por un interés naturalista más que por la moralización simbólica aplicada a la naturaleza, descartan la moralización que había acompañado al charadrius desde los orígenes del Physiologus. Sirvan de ejemplo De rerum proprietatibus de Bartholomeus Anglicus36 o los escuetos extractos provenzales de Aiso son las naturas d'alcus auzels e d'alcunas bestias," El charadrius no escapa a la moda cortesana que transformó la alegoría mística del bestiario en un paralelo con la relación amorosa. Así es como Richart de Fornival transforma el doblete místico Cristo-pecador, o confesor-pecador, etc, en amada-amante enfermo de amor:
El ejemplo de Richart es seguido, aunque no muy al pie de la letra, por su imitador, el anónimo autor de Le Bestiaire d'amour rimé39 Finalmente, el tardio Poème moralisé sur les propriétés parece atender a las dos soluciones alegóricas que hemos visto hasta aquí. Recurre a una alegoría de tipo místico, pero el charadrius no simboliza esta vez a Cristo sino a la Virgen María, de quien se refiere con un vocabulario que mucho recuerda al vocabulario cortés que tenía vigencia en los bestiarios amorosos:
La explicación de Berceo al simbolismo del movimiento de derecha a izquierda en el altar por parte del oficiante nos plantea varias cuestiones. La primera es si Berceo recurrió o no al Physiologus para explicar este momento de la misa. La respuesta a esto podrá encontrarse en el hecho de que los textos de los tratadistas medievales que explican el simbolismo previo a la lectura del Evangelio en la misa muestran algunas diferencias con el poema español. Estas diferencias se explican sólo si se acepta que Berceo ha recurrido a la alegoría del charadrios del Physiologus y la ha agregado al material de los simbologistas medievales del que sin duda hace uso para ilustrar su explicación del momento de la misa ya mencionado. Tal vez sea necesario repetir41 que el texto que más coincidencias muestra con el de Berceo, el de Inocencio III no va ilustrado con la paráfrasis del Evangelio de San Juan (1,11-12) al que recurren tanto la moralización del Physiologus como Berceo. Tampoco sería admisible pensar que Berceo recurrió sólo al texto evangélico y no al Physiologus dadas las elementales diferencias de contexto entre el pasaje del Sacrificio y el capítulo bíblico. Si aceptamos la posibilidad de que Berceo haya recurrido al Physiologus para ilustrar este pasaje de su Sacrificio de la Misa, se nos plantea una segunda cuestión y es por qué Berceo recurre sólo a la 'moralización' y no a ambas partes de la información ofrecida en el capítulo del Physiologus; es decir, la descripción de "historia natural" del charadrius y luego la "moralización" alegórico-simbólica. La respuesta a esto podría deducirse de la historia misma del Physiologus y de sus derivados los bestiarios. Como se sabe, la "moralización" religioso-simbólica que sigue en cada capítulo al relato de "historia natural", presenta el verdadero color distintivo del Physiologus. Esta "moralización" tuvo carácter místico en el Physiologus primitivo y en sus derivados hasta el siglo XIII. Posteriormente la explicación mística cede lugar a una explicación didáctico-moralizante que responde a una tendencia de la época. Finalmente, la explicación -mística, primero y didáctico-moralizante, después- simplemente desaparece en razón de un interés enciclopédico que se despreocupa de los aspectos místicos o didáctico-moralizantes para abocarse exclusivamente a las descripciones quasi-científicas incluidas en la primera parte de cada capítulo. Más aún, el significado de las naturae de los animales llega a constituirse en término de una comparación amorosa cuando la mentalidad cortés toma posesión de estos materiales. Es decir que desde la aparición del Physiologus hasta la época de los bestiarios de amor más tardíos, el formato y aún el contenido de los textos que trasmitían este tipo de materiales fué cambiando de acuerdo al diverso interés de quienes redactaban, traducían o refundían estos textos. Este pudo haber sido el caso de Berceo que, llevado por un interés puramente místico, el de explicar el simbolismo del cambio de lado en el altar por parte del oficiante, bien pudo haber desdeñado la parte de "historia natural" del texto del Physioloqus y atendido solamente a la alegoría que ofrece la segunda parte del capítulo del charadrius.42 El hecho de que en Berceo no esté consignada la parte de "historia natural" hace más difícil establecer a cuál de las redacciones latinas o romances habrá recurrido puesto que el poema español ofrece sólo la posibilidad de compararlo con una parte y no con el capítulo completo dedicado al charadrius en los bestiarios. Sin embargo, ciertas coincidencias literales con la moralización de la Versio B del Physiologus podrían hacer pensar que el poeta español pudo haber leído alguna redacción emparentada con esa versión, sea el texto primitivo,43 sea el texto que se acrecienta algo más tardíamente con materiales tomados de las Etymologiae,44 denominada B-Is por la crítica.45 Además, el hecho de que en los dos textos se puede reconocer parafraseado el Evangelio de San Juan I, 11-12 hace pensar que las versiones B o B-Is pudieron haber sido la fuente o un antecedente de la fuente directa de Berceo. Es, también, el Bestiaire de Philippe de Thaün, derivado de la versión B-Is,46 el que, como creemos, nos brinda en su moralización uno de los antecedentes directos de Berceo:
El hecho de que Berceo no consigne la parte sobre las naturae del charadrius sino sólo la moralización, impone una diferencia fundamental entre el texto del Sacrificio de la Misa y el texto del Physiologus y del Bestiaire; en Berceo no se da la equiparación charadrius-Cristo sino sacerdote-Cristo. Esto se debe, sin duda, a que en el poema el sacerdote es el elemento concreto del símbolo y en el Physiologus lo es el charadrius que no aparece en el poema español. Berceo no solamente modifica la equiparación charadrius-Crísto por sacerdote-Cristo, sino también -y esto, sin duda, por influencia del entorno histórico en que vive-reemplaza gentes (gentiles) por moros y trueca, además, el punto de vista de la narración del pasaje: el narrador en el Physiologus habla desde la comunidad de los gentiles: conuertit se (Christus) ad nos gentes, tollens infirmitates nostras; et peccata nostra portans.48 En Berceo, por el contrario, el narrador es extraño a los dos elementos puestos en juego en el pasaje y que están representados por las dos alas del altar: moros y judíos.
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NOTAS 1. Gonzalo de Berceo. El Sacrificio de la Misa, edición paleográfica del Ms. BN en Claudio García Turza, La tradición manuscrita de Berceo, con un estudio filológico particular del Ms. 1533 de la Biblioteca Nacional de Madrid (Logroño: Instituto de Estudios Riojanos, 1979), estrofas 48-53, pp. 319-20.2. F. Lauchert. Geschichte des Physiologus (Strassburg, 1889), pp. 165-66 y nota.Sor Teresa Clair Good en el capitulo "Symbolism in Berceo's Sacrificio de la Misa de su Gonzalo de Berceo, 'El Sacrificio de la Misa': A Study of its Symholism and of its Sources, (Washington D.C., The Catholic University of America: 1933), p. 77, parafrasea el pasaje de Berceo: "The priest moving from the right side of the altar to the left to read the Gospel is Christ rejected by the Jews, on the right, and the turning to the Gentiles, or, as the poet puts it, to the moors, on the left" y cita a modo de ilustración pero sin especificar la ubicación exacta,"Cf, Sicardus, Mitrale; Hugh of St. Victor, Spec. Eccles., St. Germanus, Expos. Brev. P. L. LXXII".En capítulo "Sources of the Sacrificio" indica como fuentes de la estrofa 48 a Hugo de San Victor, Speculum Ecclesiae, P.L. CLXXVII, 353, 360; Roberto Paululo. De Offic. Eccles., P.L. CLXXVII, Cap. 423; e Inocencio III, De Sac. Alt. Myst., cap. XXXV, 820. Efectivamente, encontramos un pasaje en Sicardus, Mitrale, P.L. CCXIII, Lib. III, col. 108 que interpreta el simbolismo de este cambio de lugar del oficiante:
Hugo de San Victor explica esta parte del ritual de la misa en col. 357-58:
También en col. 360 vuelve sobre la misma parte del rito:
El texto de Roberto Paululo (Migne, P.L. CLXXV1I, co) 423) explica también este movimiento hacia el lado izquierdo del altar por parte del oficiante para la lectura del Evangelio:
Finalmente Sor Teresa C. Good afirma lo siguiente acerca del pasaje de Inocencio III, De Sac. Alt. Myst., cap. XXXV, 820: "The lines beginning 'Quidam tamen...' and ending with 'Israel salve fient,' are identical with Berceo 48 and 53". El texto completo del pasaje es el siguiente:
La relación entre las estrofas 48 y 53 y los textos aportados por Sor Teresa Good se limita a veces al hecho de que ilustran o explican el tránsito de izquierda a derecha en el altar. La interpretación de la simbologia en esos textos a veces no concuerda con la de Berceo. Por ejemplo, en Sicardus se trata del "transitus apostolorum, qui de Judaeis transierant ad gentes"; Hugo de San Victor presenta "apostolo transierunt ad gentes". El texto al que más se parece el pasaje del Sacrificio es el de Inocencio III. Aún así, Berceo está más cerca del Physiologus que de Inocencio. En el Sacrificio y en el Physiologus la explicación del cambio de lugar en el altar se ilustra parafraseando el Evangelio de San Juan (1,11 y ss.):
Esta paráfrasis de San Juan no ocurre en el pasaje de Inocencio. En Inocencio no está expresamente dicho que los judíos rechazan a Cristo y que por eso él se vuelve a los gentiles, lo que sí se expresa con claridad en Berceo y en el Physiologus. Berceo dice:"Quando no lo quisieron los diestros recebir" y luego "La gent de los judíos, en ora mala nados,/ repoyaron a Christo por sus malos pecados;/ essos andan por fijos, los otros por andados". La Version B-Is del Physiologus presenta: "Propter incredulilatem in eorum (judaeorum)"; "qui non crediderunt non receperunl eum dedit eis potestatem filios Dei fieri ". 3. Max Mann. "Der Bestiaire Divin des Guillaume le Clerc", Französische Studien, VI, 2 (Heilbronn: 1888), p. 40.4. Vide F. Lauchert. Geschichte, p. 7; Ben E. Perry, "Physiologus", Pauly-Wissowa, Real -Encyclopädie der classischen Altentumswissemchafl. Neue Bearbeitung, XX, 1 (1950), 1079.5. Vide B. Perry. Pauly-Wissowa, 1079; Poetae Lyrici Graeci. Ed. Th. Bergk (Lipsiae: Teubneri, 1900-1915), Fragmento 52. Vide especialmente Hipponax, Introduzione, testo critico a cura di Antonio Farina. Collana dì Studi Greci, (Napoli: Libreria Scientifica, 1963),p. 133 y notas; Hipponax. Les Fragments du poete Hipponax, ed. Oliver Masson (Paris: Klincksieck, 1962), comentario al fragmento 52, p. 136-37; Plato. Gorgias, ed. E.R. Dodds, (Oxford at the Clarendon Press, 1959), 494 b; comentario en p. 306.6. Para la directa relación entre el Physiologus y Hermes, vide Max Wellmann. "Der Physiologus", Philologus, Supplcmentband XXII, Heft 1 (Leipzig, 1930), pp. 53 y ss. que por medio de la comparación de ambos textos rebate con éxito la afirmación de Lauchert (Geschichte, p. 7) en el sentido de que el texto más próximo al Physiologus había sido el de Plutarco. Vide tb. George C. Druce. "The Caladrius and its Legend, Sculptured upon the Twelfth-Century Doorway of Alne Church, Yorkshire",Archeological Journal, LXXVI (1919), 381-416, esp. 405 y ss.7. F. Lauchert. Geschichte, pp. 7 y s.[La más generalizada y enaltecedora descripción de este poder milagroso de curación que encontramos en el Physiologus podría muy bien pertenecer a su autor y, por causa de la interpretación (mística), aún la historia en su totalidad podría haber sido transformada]. 8. M. Wellmann. "Der Physiologus", p. 55. [Pero la versión más generalizada del Prognostikon pertenece, como se muestra en Hermes, al modelo del Physiologus y no, como Lauchert conjetura (pg. 7), al autor del opúsculo. Este hecho confirma, como nosotros hemos ya explicado, que el material transmitido estaba ya presente , muy transformado y remodelado con nuevos ornamentos, por así decir, en la fuente científica del Physiologus].9. Idem, pp. 53 y ss.10. Vide B. Perry. Pauly-Wissowa, 1106.11. Vide Lauchert, Geschichte, p. 45 y ss; Paul Meyer, "Les Bestiaires", Histoire Litteraire de la France XXXIV (París, 1915), pp. 363-64; B. Perry, Pauly-Wissowa, pp. 1097, 1099; Gustav Heider, "Physiologus nach einer Handschrift des XI Jahrhunderts" Archiv für Kunde österreichischer Geschichts-Quellen. Dritter Jahrgang, Zweiter Band (Vienna, 1850), p. 543.12. M.F. Mann. "Der Bestiaire Divin", p. 40 13. S. Pétri Damiani, Opera Omnia, Patrologia Latina, CXLV, cap. X, col. 772.14. Honorius Augustodunensis. Speculum Ecclesiae, Patrología Latina, CLXXII, 958. 15. Para información sobre esta recensión vide M. Goldstaub, "Der Physiologus und seine Weiterbildung, besonders in der lateinischen und in der byzantinischen Literatur", Philologus, Zeitschrift für das classische Altertum. Suppl. Bd. VIII, Heft 3 (Leipzig, 1901),371 y B. Perry, reseña de F. Sbordone, Physiologus, (Milán, 1936) en American Journal of Philology, LVIII (1937) 488-89. Según Sbordone el arquetipo de esta versión data de los siglos V ó VI; para Perry es apenas anterior al XI (Vide American Journal of Philology, LVIII, 494). 16. S.P.N. Epiphanii, Physiologus, Patrología Graeca, XLIII, Cap. xxiii, cols. 531 y 534. 17. Hugonis de S. Victore. De bestiis et aliis rebus, Patrología Latina, CLXXVII, Liber I, Cap. XLVIII, col. 48. 18. Bartholomeus Anglicus. De rerum proprietatibus, Frankfurt, 1601. Unveränderter Nachdruck, Frankfurt a.M. 1964, XII, xxii, 540. 19. Anna Maria Raugei. Bestiario Valdese (Firenze: Leo S. Olschki, 1984), 191. Vide tb. Alfons Mayer. "Der waldensische Physiologus", Romanìsche Forschungen, V (1890), 405. 20. Gaston Raynaud. (ed.). "Poème Moralisé sur les propriétés des choses", Romania, XIV (1885), 470. 21. M. Goldstaub y R. Wendriner. Ein tosco-venezianischer Bestiarius, (Halle, 1892), p. 27.22. Idem, p. 294 23. Philippe de Thaun. Le Bestiaire de Philippe de Thaün, ed. Emmanuel Walberg (Paris y Lund, 1900) vv. 2151-66. 24. Nestor A. Lugones. "A los bonos da trigo, a los malos avena", Berceo, 93 (1977), 177. Vide tb. Idem. "Algo mâs sobre la viuda tortolica", Revista de Archivos Bibliotecas y Museos, LXXX, 1 (1977), 102-105.25. Guillaume le Clerc. Le Bestiaire, das Thierbuch des normannischen Dichters Guillaume le Clerc, ed. Robert Reinsch (Leipzig, 1890) vv. 463-72, p. 240.26. Pierre de Beauvais. "Bestiaire en prose de Pierre le Picard", ed. Cahier-Martin, Mélanges d'Archeologie. Paris, II (1851), p. 129. Vide tb. Guy R. Mermier. Le Bestiaire de Pierre de Beauvais (Paris: Nizet, 1977) p. 63.27. Ed. Cesare Segre, (Milano-Napoli: R. Ricciardi, I957),pp. 28 y 116. 28. Ed. Arvid Thordstein, (Lund-Copenhague, 194l),vv. 702 y ss., pp. 25-26. 29. C. Appel. Provenzalische Chrestomathìe (Leipzig, 1895), No. 125, p. 202. 30. Francis J. Carmody. "Physiologus Latinus Versio Y", Classica! Philology, University of California Publications, (XII, 7),V, pp. 105-06. 31. Francis J. Carmody. Physiologus Latinus, Editions préliminaires, Vesio B.(París,1939), V, p. 16. 32. S.P.N. Epiphanii, Physiologus, Patrologia Graeca, XLIII, cap. xxiii, Col. 534. 33. Vide Goldstaub-Wendriner. Ein tosco-venezianischer, p. 294. 34. Idem, p. 27 en el aparato crítico del pie de la página se pueden consulta las variantes mencionadas. 35. A. Mayer. "Der waldensische Physiologus", cap. 22,405. 36. Liber XII, Cap. xxii, 540. 37. Carl Appel. Provenzalische Chrestomathie, 125, p. 202. 38. Richart de Fornival. Li Bestiaires d'amours, ed. C. Segre, p. 28. Vide también "Li response du Bestiaire" en p. 116 de la misma edición. 39. Edición A. Thordstein. vv. 705-40, pp. 25-27. 40. Ed. G. Raynaud, Romania, XIV (1885), 470. 41. Vide nota 2 de este mismo trabajo. 42. Parece improbable que ya en la fuente de Berceo se haya encontrado sólo la explicación alegórico-simbólica sin la parte de "historia natural" correspondiente, puesto que, si bien hay colecciones de textos que han prescindido de la "moralización" para consignar sólo la información quasi-científica, no hay colección, que sepamos, que se limite sólo a la moralización sin consignar la información de "historia natural". 43. Ed. Carmody. p. 16. 44. M.F. Mann. "Der Bestiaire Divin", p. 40. 45. Vide Florence McCulloch, Medieval Latin and French Bestiaries (Chapel Hill: The University of North Carolina Press, 1965), p. 28. 46. Vide F. McCulloch, Medieval Latin..., pp.29, 47 y ss. Max Friedrich Mann, "Der Physiologus des Philipp von Thaün und seine Quellen", Anglia, VII (1884), pp. 420-68, esp. 435-37 y Anglia, IX (1886). pp. 391-434. Philippe de Thaün, ed. Walberg, p. xxx. 47. Philippe de Thaün. Le Bestiaire. Ed. Walberg, vv. 2175-2216. 48. F. Carmody. Physiologus Versio B, p. 16.
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"EN CABO DO SE SOUO, ALI A DE TORNAR": Ph. D. University of Texas Pan American. Modern Languages & Literatures. 1201 West University Drive, Edinburg, Texas
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SANCTI PATRIS nostri Epiphanij, Episcopi Constantiæ Cypri, ad Physiologum, qui de uniuscujusque generis ferarum ac volucrum natura locutus est. ... De charadrio. Cap. XXIII. Est avis charadrius dicta, quam physiologus ait albam esse totam absque ulla prorsus nigredinis nota. Porro si quis morbo laboret, sitque hominis ægritudo letalis, prospectum suum charadrius ab illo avertit; sin vero morbus vitæ securitatem promittat, tunc charadrius in ægrum intendit visum, et vicissim æger in charadrium.
Interpretatio. Sic Christus Dominus noster candidus est totus, absque ulla mundana nigredine, qui a reprobis vultum suum avertit, in sanctorum autem faciem respicit. Age, quomodo, inquies, cum charadrius impura sit avis, personam Christi sustinet? Impurus quidem et serpens, quem tamen in testimonium adduxit Christus, dicens: Quemadmodum exaltavit Moses serpentem in deserto, ita exaltari oportet Filium hominis. [...] http://library.uvic.ca/site/spcoll/physiologum/
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Bestiaire de Philippe de Thaon Chapitre III | |||||||