En el año del Señor de 1944 y mil ciento de la milagrosa y legendaria batalla de Clavijo, he visto en estas viejas tierras riojanas en el marco espléndido de la Sierra de Cameros, recibir y asentar como hijosdalgo, con las antiguas ceremonias, según fuero y costumbre, a hombres de las más varias clases sociales que se llamaban parientes entre sí. Hombres que pastorean en las cumbres, otros que cuidan los campos de pan llevar en las vegas de esta buena tierra, gentes de carreras universitarias, industriales de gran estilo, militares de tierra y mar y alguno que pinta en las armas comunes cortina de titulo de Castilla Todas reconocen, por lejano no menos cierto, un mismo tronco: el frondoso árbol genealógico fué extendiéndose a través de los siglos y llegaron sus ramas a todas las tierras de la hispanidad, pero por lo menos una vez en la vida llegan peregrinando al viejo Solar, a beber del añoso vino riojano en jarra del barro de Navarrete. probar el picante jamón de Cameros y conocerse entre si. Es la gran familia de Valdeosera Tejada que pese a todo sigue viviendo y guardando sus viejas y sagradas tradiciones. Oímos misa en la Iglesia del Solar, que se yergue entre sus trece Casas, «cada casa por una divisa o linaje»; presidían los Alcaldes, el Mayor y el Ordinario, que estaban rodeados de los Claveros Diputados que guardan las llaves del archivo que se ve al lado del Evangelio, la Iglesia la llenaban los caballeros diviseros que traían en sus botas tierra de toda la serranía, afuera quedaron los perros cameranos custodiando las mantas de cuadros, las yeguas y las escopetas de caza, ¡tan aficionados a la montería estos riojanos!
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Después, en la gran Casa de Linaje, con sus balcones de forja en la cuadratura de piedra del edificio, sus cornisas labradas y el gran escudo de alabastro, entramos en la Sala de juntas. La magnífica puerta de nogal tallado fué abierta para recibir a los hijos de Valdeosera y Tejada que en un respetuoso silencio, presenciaron descubiertos tomar la vara antigua al Alcalde Mayor y a una seña, ante el notario público que daba fe, acercarse el primero al Alcalde Ordinario y dar su nombre, el de sus padres y abuelos y añadir la palabra, una de las trece, que abre las puertas del Solar: «Divisa del Regajal» . Se inscribieron medio centenar de nuevos caballeros; después visitaron «sus casas» de las que simbólicamente tomaron posesión, y más tarde, en verdadera hermandad de sargre y tradiciones, el párroco bendecía la mesa para empezar e «banquete de familia» en el que se come y se bebe a la riojana. A la caída de la tarde se fueron despidiendo los diviseros. Un ruido alegre de cascos y un griterío de perros se fué perdiendo en la noche; yo bajé la cuesta entre prados, rodeando los guijarros de un arroyo que conduce al cercano pueblo de San Román de Cameros, donde esperaba coche que nos conduciría a Logroño. Entonces me di cuenta que vivía en el siglo XX, el Solar de Valdeosera me había echo olvidar y creí vivir un día de otros tiempos. El cuadro que presencié no pudo por menos que impresionarme. Mi afición y trabajos por la ciencia heroica, mi ardiente amor a la tradición y a los viejos papeles, me decidieron a estudiar más a fondo este Solar Camerano de la Rioja, tan enormemente interesante y magnifico y desconocido para tantos. A lomos de caballos serranos peregriné, largamente yo también por los Cameros, conocí sus villas dormidas, sus Iglesias llenas de recuerdos y buenos archivos, traté a sus gentes sencillas, señoriles y hospitalarias, comí su pan y bebí su vino. Muchas leguas conocieron mis pasos y un día fui a Tejada y corté en sus montes una rama de roble, copia de aquélla que un caballero de gloriosa memoria cortó también: con ella luchó al lado de su deudo el Rey de León y más tarde fundó estos Solares. Rama de tejo que dio nombre y recuerdo imperecedero a Don Sancho Fernández de Tejada.
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Acompañado de miembros del linaje que vinieron de cuatro villas para juntar las llaves, abrí el archivo. La pesada puerta de roble de una sola pieza, con letras incrustadas de latina forja se abrió y me fué entregada la documentación preciada que amorosamente me llevaron a la Casa del Linaje. Allí quedé entre los viejos papales entre mis manos y rodaron los siglos estudiándolos, un olor a incienso y un sabor a cruzada pareció embargar el ambiente en mis largas horas de investigación. Entre aquéllas nobilísimas paredes me ganó la Rioja mi corazón de genealogista para siempre. Allí me contaron los documentos la vieja conseja de la reconquista de estas tierras y la fundación de estos Solares, enredados ambos hechos con la discutida y milagrosa batalla de Clavijo (nota: Véate la obra del Doctor D. Julián Cantera Oribe, Pbro. «La batalla de Clavijo». Editorial Social Católica. Vitoria 1944 Es de gran interés para los discutidores de la batalla.). Es asi: En plena batalla campal en estas mismas serranías, cuando los escuadrones cristianos tenían ya cerca el Castillo de Clavijo. un Capitán del Rey curtido en la buena guerra, animado de santa furia «e con la ayuda del Señor Sant Yago» se destacó de todos seguido de su mesnada y logró ser el primero en clavar el pendón cristiano en la más alta almena de Castillo. Allí quedó por Alcaide. Entre sus muros que el agua de la gracia purificó, le fueron dando, la morisma ocasión de combatir y su castellana los continuadores de su sangre y de su gloria; trece batallas fueron y trece varones le dio Dios, no pudo ser mejor el premio. Después de tanta prueba de amor a su patria y a su Rey, en las que fué dejando su vida y su sangre, el premio real se impuso y el extenso Valle de los Osos con sus pastos, sus montes, «sus aguas estantes e corrientes», desde la tierra al cielo, fué el señorío del Capitán. Señorío de guerra, jurisdicción civil y criminal, rollo en la plaza y caudillaje de por vida. Más tarde, fundó Don Sancho a Tejada, en el mismo lugar de su bazaña del tejo, que también le fué entregado por merced real. Ambos solares son uno mismo y de una misma sangre y origen. De ellos salieron los fundadores de las villas de Cameros y gran parte de la Rioja.. Don Sancho fundó los Solares dándoles su ley de por siglos, ley y costumbre que se conserva hoy día. Ordenó que en las trece casas que por su mandato se construyeron alrededor de la Iglesia cristiana viviesen sus trece hijos, y allí permanecieran en servicio de su Rey y para defender la tierra de los moros, infieles y enemigos de España, siempre con el arma al brazo como él siempre estuvo, y que dichas Casas no se pudieran enagenar. vender ni perder «hasta el fin de los tiempos». Toda la leyenda, historia o tradición, tuvo su motivo y su figura en el antiquísimo escudo familiar que ya en documentos del siglo XIV, se describe tal como lo vemos hoy día en ambos Solares, documentos y piedras armeras de Cameros, pueblos de la Rioja y parte de Navarra. Lo cuartela la Cruz de la Victoria en oro, en el primer cuartel en campo de sinople están los dos castillos almenados de Clavijo y Víguera de oro y salientes de cada uno bandera de plata con la cruz de gules, en recuerdo de las que clavó Don Sancho. En el segundo cuartel dos crecientes de plata rodeados de trece estrellas—los trece hijos—de oro en campo de azur; tercero las armas reales de León cuya sangre llevaba Don Sancho, y en el cuarto cortado de plata y sinople y sobre el todo el oso de sable encadenado al tejo o roble de sinople, pintándolo también terrazado. La bordura de oro con trece cruces de Santiago y trece veneras de plata intercaladas o cargando la cruz en las conchas, y rodeando el blasón y dándole ornato las trece banderas de azur en media luna de plata en memoria de las trece batallas. La familia pone casco de frente forrado de gules surmontado por un león que alza una bandera de azur y rodea la frase de la Epístola de Santiago «Beatificamos eos que sustinuerunt». El Solar usa el mismo y añade una segunda bordura que aconseja: «Laudeamus viros gloriosos et parentes nostros in generatione sua» y le añade corona imperial.
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Pasaron los años y en las «Ordenanzas Viejas» redactadas en 1579, «según como se viene haciendo de tiempo inmemorial a esta parte»; encontramos que una vez consolidada ya la reconquista de la Rioja y siendo muy numerosa la descendencia, acordaron los hijosdalgo de las trece divisas, para «no vender, enagenar ni perder», las casas y tierras del Señorío, dejar cada Divisa—casa y tierra—proindiviso entre todos los Diviseros de cada una de las trece, y que fueran ocupadas por renteros en calidad de vasallos del Solar. Hasta hoy día sigue esta costumbre, usando los señores los pastos, cultivando los renteros las tierras, y dando estos sus rentas en metálico y especie el día de San Miguel de cada año. No ha sido ajeno el Solar a los pleitos y disputas de los tiempos. Las Concordias con los pueblos vecinos sobre términos abundan; especialmente con la villa de Terroba de Cameros, lindante con Valdeosera hay un acuerdo de 1686, otro de 1694 y varios mas. En este sentido y con las vecinos del Solar se dictaron también largas ejecutorias y sentencias reconociendo siempre el derecho del mismo Las Ordenanzas Viejas de Valdeosera, que como hemos dicho datan de 1579, no tienen otro origen que el primer pleito—con documentación conocida—entre los señores y los vecinos; en 1641,1698 y 1710 se vuelve a discutir sobre lo mismo: ya el triste siglo XIX empieza la época de zozobra para los Solares con las leyes desvinculadoras, pronunciándose sentencia a favor de los señores en 1856 y dándose el caso, casi único, de que por resolución del gobernador civil de la provincia, y de acuerdo con el Gobierno publica el «Boletín Oficial de la Rioja» número 36 del miércoles 25 de marzo de 1874, declarando los términos de los Solares excluidos del catálogo de los pertenecientes al listado, siendo realmente curioso que en el mismo Boletín se lanzan anatemas contra las partidas carlistas que infestan la provincia y en cuyas filas luchaban muchos hijos de Valdeosera y Tejada defendiendo la tradición que llevaban en sus venas. Y, últimamente, consejeros que desconocían sin duda las últimas provisiones y poco amantes de las tradiciones patrias llevaron a pleito de niuevo al Solar de Valdeosera, siendo ganado por los Señores en primera instancia en el juzgado de Torrecilla de Cameros y pronunciando sentencia firme la Audiencia territorial de Burgos el 13 de abril del mismo año de 1944, reconociendo el Gobierno del Caudillo dicho solar y sus viejas y sagradas tradiciones una vez más. En este mismo año, toma posesión de la Alcaldía Mayor Don Domingo María Fernández de Tejada y Burrieza, cuarto nieto de Don Félix Roque Fernández de Tejada y Martínez Adán, Alcalde Mayor también en el siglo XVIII y en unión del Alcalde Ordinario Don Pablo Saenz y Garrido y los Diputados Claveros dan un impulso magnifico al Solar, de Valdeosera, hacen concordia con los vecinos o renteros, restauran la villa, hacen nuevo libro becerro y amojonan las tierras. El Solar marcha como en sus días mejores y las rentas todas se emplean en obras. En recuerdo de todo se acuerda poner una lápida conmemorativa en la casa del Linaje y son ellos los que dan toda clase de facilidades para escribir esta obra. En cuanto al Solar de Tejada, una vez más repetimos, hermano de Valdeosera, la Junta de Regimiento se renueva cada año siendo más largo el mandato del Secretario de la Casa, cargo que desempeña actualmente Don José Martínez, Alcalde que ha sido de Tejada, que por su entusiasmo y ayuda en la consulta del Archivo merece también las gracias. Todos o casi todos los reyes confirmaron los privilegios de estos Solares y reconocieron su origen y gloriosa fundación, siendo el más antiguo que conocemos el de Enrique IV fechado en 16 de septiembre de 1460, inserto en el de los Reyes Católicos a 8 de julio de 1491 en la Vega de Granada, unos meses antes del fin la Reconquista, y a petición de los hijosdalgo Don Miguel de Tejada, Don Juan Fernández de Tejada, y Don Domingo de Tejada. Este maravilloso documento en vitela, con sello redondo en colores, que se conserva en el archivo de Tejada es confirmado por las máximas jerarquías de la Iglesia del Estado y del Ejército y es lo más interesante en él la Introducción, en cuya redacción no dudamos ver la mano personal del gran político Fernando el Católico, y que insertamos por su interés y valor íntegramente en los capítulos siguientes. Los mismos Reyes Católicos dictan Real Provisión contra el poderoso Señor de los Cameros y Conde de Aguilar. Don Alonso de Arellano, por atentar contra el Solar de Valdeosera en 7 días de junio de 1481, y Don Carlos el Emperador confirma todos los privilegios nuevamente en Madrid a 15 de febrero de 1527 Desde este reinado van confirmando sin interrupción: Don Felipe VIl en 1620. Fernando VI en 1749, Carlos III en 1780. Fernando VII en 1816 Doña Isabel en 1868, el Gobierno Provisional en 1869. Alfonso XII en 1878 y Alfonso XIII en 1903. Todas estas gloriosas ejecutorias de una raza limpia como el sol y sencilla en su grandiosidad como estas serranías, me las fueron contando durante muchas horas de investigación los viejos papeles que siempre dicen las verdades. La larga lista de los hidalgos riojanos de Valdeosera y Tejada contribuyó a todas las empresas de España, no olvidando nunca su Casa Solar en los Cameros a la que fueron siempre, en un día como el que yo fui, a tomar posesión de su Divisa y a ser recibido y asentado en sus libros becerros... En las Ordenes Militares, Maestranzas, Santo Oficio, Colegios Mayores, etc., etc. la prueba de ser caballero divisero de Valdeosera o Tejada fue siempre plena e irrefutable. Yo, después de conocer a estos hidalgos y saber sus antiguas historias, así lo comprendo. Aquí tienes pues el libro nobiliario de la Rioja, primero que se publica—de lo que serán dos tomos— y que contribuye modestamente al nuevo florecer de la genealogía y heráldica en nuestra patria. Lo bueno que en la obra encuentres es del Solar, los fallos perdónamelos a mi que me atreví a poner en tus manos esta obra.
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Todas las imágenes pertenecen a tierras cameranas | ||||||||