MESTER DE CLERECÍA Y GONZALO DE BERCEO |
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1. EL MESTER DE CLERECIA
La expresión sintética "mester de clerecía", acuñada con palabras que figuran dispersas en la segunda copla del Libro de Alexandre, sirve desde hace tiempo para designar a un subgénero poético distinto aunque en modo alguno herméticamente aislado de las composiciones de los juglares españoles medievales. Es importante saber interpretar estas palabras de forma precisa y qué entendía Alexandre por su profesión o mester. He aquí su tan citado pasaje:
Señores, se quisierdes mio serviçio prender,
querríavos de grado servir de mio mester;
deve de lo que sabe omne largo seer,
se non podríe en culpa o en yerro caer.
Mester traygo fermoso non es de joglaría,
mester es sen pecado, ca es de clereçía,
fablar curso rimado por la cuaderna via,
a sýlabas contadas, que es gran maestría. [...]En otros lugares del poema comprobamos que mester, y su doblete culto misterio, significaban para nuestro poeta, en su acepción más amplia, una especie de de berque tenían todos los hombres, cada cual según su condición, de dominar su ciencia y ponerla al servicio de algo, hacer de su vida un trabajo o menester; en suma su objeto es instruir.
Clerecía para nuestro autor, no es tan solo erudición, sino algo intimamente identificado con el studium de la escuela o universidad; y su valor se simbiliza asociándolo con Aristóteles, el sabio supremo. [...] (Raymond S. Willis)
Frente al mester de juglaría, de contenido popular e irregularidad métrica, surge en el siglo XIII el mester de clerecía, erudito y cultivado por los clérigos, entendiendo portales no sólo a quienes lo eran propiamente, sino también, a todo hombre culto y letrado, que poseyera la educación latino-eclesiástica.
El saber se refugia en los monasterios y durante siglos es esencial patrimonio de los clérigos, de donde nace la atribución de este carácter a quienes se entregan al estudio, aunque no fuese aquella su condición real: clerecía y saber se hacen sinónimos. Estos clérigos paulatinamente van dejando el latín, e incorporan la lengua popular para acercar la cultura de sus bibliotecas al pueblo llano:" Quiero fer una prosa en román paladino
en el qual suele el pueblo fablar a su veçino..."(S. Dom. 1)" Quiero fer la passión del sennor Sant Laurent
en romaz que la pueda saber toda la gent..." (S.Laur. 1)El mester de clerecía no desplazó, sino que coexistió con el de juglaría; pronto utilizan ambos el mismo idioma, se dirigen al mismo tipo de público, se abastecen de temas populares. Los juglaría clerical intenta contrarestar los efectos pecaminosos e inmorales que atribuye al juglar profano. Berceo se llama a sí mismo juglar de Santo Domingo y trovador de la Virgen.
No obstante, R. Menendez Pidal, en su Poesía juglaresca y orígenes de las literaturas románicas, Madrid, 1957, escribe: "Aunque es común presentar la poesía romance de los clérigos como antagónica de la de los juglares, esta manera de ver no se ajusta a una exacta apreciaciónde las obras de inspiración clerical. La poesía romance de los clérigos no nace en son de guerra, ni mucho menos; Berceo siente humildemente de sí, pues, aunque clérigo, confiesa que no es bastante letrado para escribir la lengua de los doctos; solo sabe algo de latín para entenderlo, y quiere entonces servir de intermediario entre la ciencia de los clérigos y la ignorancia del vulgo...
El público para quien Berceo escribe es, en esencia, el mismo para quien cantan los juglares..El clérigo piensa siempre en el público iletrado para quien escribe...' 'Berceo no se aparta desdeñoso de la juglaría; colabora para enriquecer el repertorio de los juglares que son los habituales propagadores de toda la literatura. Más abajo, R.M.P. afirma que los clérigos pretenden reemplazar la temática de los juglares por otra que estiman de mayor dignidad y elevación, aunque siempre destinada a la recitación pública.
2. METRICA, LENGUAJE Y TEMATICA.
Los rasgos que caracterizan al mester de clerecía pueden resumirse en los siguientes:
Todos los poemas están escritos en estrofas de versos alejandrinos (de catorce sílabas, divididos en dos hemistiquios de siete), con una sola rima consonante, que reciben el nombre de tetrásforo monorimo o cuaderna via. Los poetas de clerecía respetan rigurosamente el canon métrico, de forma que todo verso mal medido puede estimarse como descuido involuntario o falta de habilidad. También, debe tenerse en cuenta, además, los errores de los copistas y las diferencias de pronunciación, y los distintos criterios seguidos respecto a la sinalefa, el hiato, la sinéresis y la diéresis.
El lenguaje pretende ser mucho más cuidado y selecto que el de los juglares. Esta perfección puede deberse en buena parte al avance natural sobre los escritores precedentes; el poeta utiliza un lenguaje familiar , llano y sencillo, animado con expresiones pintorescas y vulgares comparaciones.
Lo más fundamental del mester de clerecía radica en su temática. Se suele decir por influencia de su propio nombre, que éste se ocupa de temas religiosos; pero, con excepción de los libros de Berceo, ninguna obra específica de esta escuela es religiosa. Lo esencial reside en que trata de temas eruditos, de materias que no han sido tomadas de la observación directa de la vida, de acontecimientos actuales como hacen los juglares, sino del saber escrito al que no se tenía acceso sin una dedicación estudiosa.
Cronológicamente el mester de clerecía se prolongó desde mediados del siglo XIII hasta finales del XIV. Durante el XIII se mantuvó fiel a los moldes métricos, pero en el siguiente da entrada a formas poéticas distintas de caracter lírico y metro más breve; por el contrario, en ocasiones, aparecen versos de diez y seis sílabas, mientras que en otras se dan cuartetas heptasílabas, como resultado de separardos hemistiquios del alejandrino (Proverbios morales, de Sem Tob).
Otra diferencia esencial separa la clerecía de ambos siglos. Al XIII corresponden obras anónimas, con la excepción de Berceo, de caracter más impersonal, rígido, y, literariamente, más "objetivo".El XIV da entrada a grandes figuras literarias, de inconfundible personalidad, como la severa requisitoria moral del Canciller de Ayala y el gran retablo humorístico del Arcipreste de Hita, verdadera comedia humana de su siglo.
GONZALO DE BERCEO
Vida y obras. Primer poeta español de nombre conocido, es el más genuino representante del mester de clerecia, y posiblemente su introductor. Nació a finales del S. XII, en Berceo, pequeño pueblo riojano, se educó en el monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla, y estuvo agregado a este monasterio como clérigo secular.
Gonzalo fue so nomne que fizo est tractado,
en Sant Millán se suso fue de ninnez criado,
natural de Berçeo, ond Sant Millán fue nado... (S. Mill. 489)Yo, Gonzalo por nomne, clamado de Berçeo,
de Sant Millán criado, en la su merçed seo... (S.Dom. 757)Debió morir bastante viejo; por diversas escrituras notariales de sabe que vivía aún enel año 1264. Pero poco más se conoce de su vida, que debió de transcurrir plácidamente entre gentes sencillas, entregado a sus deberes religiosos y a componer sus obras.
Todas las de Berceo son religiosas: tres vidas de santos, Santo Domingo de Silos, San Millán de la Cogolla y Santa Oria, virgen; tres poemas dedicados a la Virgen, Loores de Nuestra Señora, Planto que fizo la Virgen el dia de la Passión de su Fijo Jesu Christo y Milagros de Nuestra Señora; y tres poemas de asunto religioso vario, El Sacrificio de la Misa, De los signos que aparescerán antes del Juicio y Martirio de San Laurençio. También se le atribuyen tres himnos.
LOS MILAGROS DE NUESTRA SEÑORA.
Constituye la obra más extensa e importante de Berceo; se compone de veinticinco narraciones precedidas de una introducción alegórica. Milagros que obra la Virgen en favor de sus devotos para salvar sus almas o protegerles de algún mal. Un ladrón devoto de la Virgen va ser ahorcado, pero la Virgen coloca sus manos entre el cuello y la soga y le salva de la muerte; un monje se ahoga en un torrente al regresar de una aventura pecaminosa, pero la Virgen le resucita para que pueda hacer penitencia y así salvar su alma; el clérigo ignorante acusado de no saber otra misa que la de la Virgen, quien ordena al obispo que le retire el castigo; Teófilo que vende su alma al diablo por codicia, y la Virgen, ante su arrepentimiento, rescata el documento de venta; en un pleito de dinero el Niño Jesús, que la Virgen sostiene en sus brazos, habla en defensa del acreedor que la habia puesto como testigo de su préstamo, etc., etc.
Sobre todos estos milagros y leyendas piadosas existía en todos los paises de la Europa medieval una abundantísima literatura latina, de la que son modelos típicos y más populares el Speculum Historiale, de Vicente de Beauvais, La Leyenda Áurea, de Jacobo de Vorágine, y en romance francés, Les Miracles de la Sainte Vierge, de Gautierde Coincy. Puymagre supuso que Berceo tomó sus temas de este último libro, pero R.M.P. hizo notar la improbabilidad de que Berceo hubiera conocido la obra del francés. Parece mas verosímil que ambos se hubieran inspirado en modelos comunes, de aquí sus coincidencias. Richard Becker encontró en la Biblioteca de Copenhague un manuscrito en el que se incluyen 24 de los 25 "milagros" relatados por Berceo, Este suprime cuatro de los del manuscrito y añade por su parte el 25, además de la Introducción, pero sigue fielmente incluso el orden de los que utiliza. Todo hace suponer que Berceo, lo mismo que Gautier de Coincy, se sirven de algún texto similar al de Copenhague, de gran circulación entonces por Europa.
Berceo, pues, no inventa sus asuntos, trata tan sólo de difundir en lengua romance las historias marianas escritas en latín. Vulgariza, no crea. Con gran frecuencia hacealusión al libro que toma como modelo, y a veces se detiene timidamente ante un dato que ignora, porque no está escrito en las páginas que lee, o porque la letra o el mal estado del texto no se lo dejan entender:
El nombre de la madre deçir non lo sabría.
Commo non fué escripto non lo devinaria... (S. Dom. 8)...Non departe la villa muy bien el pergamino,
ca era mala letra, en cerrado latino,
Entender non lo pudi, por sennor San Martino. (S. Dom. 609)De quál guisa salió deçir non lo sabría,
Ca fallesíó el libro en que lo aprendía;
Perdióse un quaderno, mas non por culpa mia,
Escribir a ventura seríe grant folía. (S. Dom. 751)En ocasiones escribe frases como éstas: "Lo que non es escripto non lo afirmaremos", "dizlo la escriptura",, "diz el cartulario", "escripto lo tenemos" etc. Su respeto, casi supersticioso, por lo que dice la letra escrita, corre a la par de su exigencia de ser creido por los oyentes, pues lo que dice se basa en el testimonio irrecusable del texto escrito que maneja:
Qui en esto dubdare que nos versificamos,
Que non es esta cosa tal commo nos contamos,
Pecará duramiente en Dios que adoramos:
Ca nos quanto deçimos, escrito lo fallamos. (S. Or. 203)Pero esta falta de originalidad temática no rebaja, sin embargo, la personalidad deBerceo como poeta. El autor modifica, amplifica y enriquece sus modelos, vistiéndolos con rasgos de las costumbres cotidianas de la región. Su propósito es dar cercania a lo que cuenta para aproximar el árido texto latino a las gentes sencillas; se esfuerza por ser gráfico y familiar, y recurre a comparaciones prácticas de labriegos, a locuciones campesinas, a nombres de utensilios domésticos, a refranes. Asi es como los temas que utiliza, universales, y no menos convencionales también, en la literatura de su tiempo, adquieren en sus manos sabor de inmediata realidad, de paisaje habitual, de familiar localización. El mundo que captaban sus ojos desde e tranquilo claustro de su monasterio, salta a sus páginas poeticamente transmutado.
En esta capaciadad de asimilación, que es auténtica fuerza creadora, reside toda la gracia poética de Berceo y el milagro de su personalidad. Así escribe Dámaso Alonsodel poeta riojano: "Nadie más aferrado que él a los modelos; pero siempre, a través delas apretadas ringleras de la cuaderna vía, traspasando la historia misma que interpreta, sentimos el borboteo humilde de su oración, el cándido y estremecido anhelo de su alma. Tan peculiar, tan creativo de un estilo personal, que, dentro de la literatura española, resella, como firma auténtica, cuanto escribió, y le da un encanto inolvidable" (Berceo y los topo i, Dámaso Alonso).
También, Carmelo Gariano, en su estudio de los Milagros dice :"El vínculo entre Berceo y las fuentes es secundario; pertenece a la hitoria de la cultura y de la literatura, pero poco o casi nada a las manifestaciones estilísticas y aciertos artísticos que dan valor a la obra. Poco han influido las fuentes en el habla del autor, quien ha vuelto a elaborar la forma de manera personal. Algo, quizás, pudiera decirse que hayan influido sobre la estructura general del poema, pues consiste en una colección de episodios casi independientes, aunque el marco hispánico que los encierra y el alegorismo que los introduce son rasgos estilísticos individuales. En lo artístico, las fuentes han influido aún menos, pues donde sentimos palpitar la nota auténtica de poesía, allí vemos el triunfo de un alma poética y no un versificador rastrero.""Los juicios que presentan al autor de los Milagros como un imitador sin originalidad no tienen validez; Berceo es un poeta original en todo pasaje en que logra ser poeta, y tan original que hace poesía sobre la base de un devocionario latino árido e impoético" (Análisis estilístico de Los Milagros de Nuestra Señora de Berceo).
La plasticidad que logra Berceo en sus relatos se debe a la casi constante presencia del poeta en la narración, y al hecho de que su público está allí, inmediato y atento a su palabra. Su presencia artística es innegable, pero aquí nos referimos además a su presencia física. Dirige el curso de sus historias en primera persona, como un maestro o predicador:
Cambiemos la materia, en otro son cantemos... (Loor. 103)
Ma sigamos el curso, tengamos nuestra vía ... (Loor. 117)y habla de los sucesos como vistos por él:
Yo la vi, asy la faz del Criador... (S. Dom. 109)
Commo por mis oreias las oy yo tanner... (S. Mill. 487)o describe los lugares como familiares a su experiencia:
Yo sobí por algunas, esto muchas vegadas... (S. Or. 39)
Y cuenta siempre con la realidad inmediata de sus oyentes, alos que invita a escuchar:
Sennores, si quisiéredes attender un poquiello... (Sign. 1)
Oid otro miraclo fermoso por verdat ... (Milag. 182)o a los que supone a veces impresionados por sus palabras:
Onçe veçes cien milia judíos y murieron.
Su muerte non vos duela, ca bien la merescieron ... (Loor. 123)En ocasiones aunque los sabe fatigados, les exige que sigan escuchándole:
Maguer vos enoyedes, devedes vos soffrir,
Vos dizredes que ra bueno de escrevir ... (S. Dom. 335)en otras, sin embargo, no quiere abusar y corta el discurso:
Non querré, si podiero, la razón alongar
Ca vos avriedes tedio, io podríe peccar. (Milag. 704)De todos los recursos de que dispone el autor, ninguna tan eficaz ni tan poético como su arte incomparable para bajar el cielo a lo vulgar y tender un puente de familiar comunicación entre el oyente y sus palabras. La frecuencia con que se dirige a quienes le escuchan es una prueba más de que los poemas están destinados a ser oidos, y no a la lectura privada. Se discute por parte de los estudiosos de Berceo, la condición de sus oyentes; no parece que fuera idéntico al oyente de los juglares, como afirma R.M.P., pero tampoco, pensar que fuera un público selecto y aristocrático como sostiene Gicovate; igualmente, como señala Georges Cirot, Berceo no podía dirigirse a los peregrinos extranjeros que cruzaban aquellas tierras riojanas por el camino de Santo Domingo de la Calzada, porque ni hubieran entendido su lengua ni los primores de su estilo; sino que escribía para sus amigos y gentes de su parroquia, para los mismos monjes, para los habitantes de su propia tierra, para los castellanos que acudían a orar a alguno de los monasterios dela región, pero aún dentro de ellos, Cirot se inclina a penasr en algo así como veladas de aldea, a las cuales acudiría lo mas selecto de aquel mundo campesino.
Un aspecto sobre el que se ha insistido siempre al tratar del estilo de Berceo es su prosaismo. Para muchos el uso frecuente de locuciones vulgares, del habla familiar de nombres de utensilios y objetos de la vida común, asi como la sencillez y naturalidad que busca como más adecuada para su público, rebajan frecuentemente su palabra al nivel de la prosa. Pero, muy al contrario, todo el encanto de Berceo, lo que forja precisamente su inconfundible personalidad, es el haber alzado a poesía lo cotidiano y lo trivial y descubierto las frágiles finezas de las cosas y las palabras ordinarias. Con asombrosa sencillez describe Berceo el momento tremendo de la muerte de Cristo en el Duelo de la Virgen:
Inclinó la cabeza commo qui quier dormir,
Rendió a Dios la alma e dessóse morir. (Duel. 108)Así pinta Berceo la sigilosa huida de los demonios, que abandonan su presa, en el milagro XI, cuando oyen el nombre de la Virgen:
Derramáronse todos como una neblina... (Milag. 278)
Al hilo de este verso, nos dice el maestro Jorge Guillén :Llamar prosaica la lengua de Berceo adolece de impropiedad anacrónica, a no que prosaismo pierda sus connotaciones negativas, y prosa abarque la unidad esencial de expresión que corresponde a la unidad esencial de concepción. A esta luz se ve la continua realidad total a través de un lenguaje continuo y, por eso llano: el lenguaje de todos dirigido a todos, es decir, a los oyentes que en aquellos lugares de La Rioja se paran a seguir la recitación del clérigo, juglar también. [...] En estos albores de la poesía castellana, el idioma se mantiene al nivel más básico: común a la comunidad del público, y fiel a la esencia poética. Esencia alumbrada si se la nombra bien. Prevalece la mención directa, que no necesita de arrequives ni de transformaciones, porque la realidad así sentida es maravillosa. [...]Maria Rosa Lida de Malkiel llama a Berceo "el más cuantioso latinizador quehaya conocido la poesía castellana". Pero no impresiona como latinizante porque no latiniza la sintaxis, sí a manos llenas el vocabulario. Escribir en román paladino no significa escribir vulgarmente. Ese lenguaje seglar, laico o lego, diríamos a lo Unamuno es el lenguaje vivo, es decir, el prosaico-poético, el lenguaje del poema. Berceo abraza con él un mundo invisible de su trasmundo.(Jorge Guillén, Lenguaje y poesía, Revista de Occidente, Madrid 1962)
Recuérdese la gráfica descripción de la abadesa encinta:
Fol creciendo el vientre en contra las terniellas,
Fueronseli faciendo peccas ennas masiellas,
Las unas erangrandes, las otras más poquiellas,
Ca ennas primerizas caen estas cosiellas. (Milag. 508)O esta incomparable invocación a María, en el milagro de la deuda pagada, que encuentra la más alta alabanza en la alusión al alimento más cotidiano:
Reyna de los cyelos, madre del pan de trigo. (Milag.659)
La religiosidad de Berceo no se manifiesta en elevadas teologías, sino en una devota familiaridad, tierna y humana, con las cosas más altas. A nuestro poeta le preocupa más el aspecto poético que los demás. Su ascetismo es sencillo y devoto. María, infunde optimismo hasta en los momentos más dramáticos y augura siempre un desenlace feliz. El poeta funde en sus relatos motivos triviales y divinos, porque para él, como dice Guillén, "nunca es pequeña una realidad en perspectiva sacra", yen su mundo, solidamente establecido, cielo y tierra no son sino planos diversos de una misma realidad global. Otros como Brian Dutton cambian la imagen tradicionalmente admitida de la persona y la obra de Berceo, y muchos de sus rasgos habrán de ser modificados, quizá, en estudios futuros. Así Button dice, Berceo escribió la Vida de San Millán para propagar la vida del santo y contribuir a la prosperidad económica de su monasterio, comprometida desde que nuevos centros de peregrinaje le hicieron perder su casi monopolio en la región navarro-castellana. Los donativos de San Millán, que tradicionalmente se cobraban, tenían su base en unos supuestos votos ofrecidos alSanto por Fernán González en 934, según un documento amañado con este fin y cuya falsedad está ya demostrada. Lejos de sugerir que Berceo careciese de una devoción sincera, afirma que la Vida de San Millán es producto de una fe hondamente sentida, pero con todo un producto motivado por consideraciones económicas y condicionado por la sociedad en que vivía, tomando una forma concreta de expresión en las dotes literarias de Berceo...; muy devoto de su monasterio, juzgó injusta su fortuna decayente, y en sus habilidades literarias descubrió una manera de contribuir algo a rectificar la situación".
Su optimismo básico, su casi permanente sonrisa, su llana bondad, saben llegar al alma del oyente por el camino de lo vulgar y a través del habla aldeana que anima y da sabor a todo lo que toca. Escribe Solalinde, "Su humorismo es rudo, sano, y nunca desperdicia la ocasión que sus fuentes le presentan para producir una sonrisa de inteligencia, aunque nunca brote, como de la lectura de Arcipreste, la franca risotada". A veces se deja traslucir la existencia de cierta maliciosa picardía y algunas alusiones satíricas, propias del poeta, y ajenas a sus fuentes; por ejemplo, la que alude en el milagro de la abadesa encinta, a los administradores de la justicia:
Levólo a la gloria, a seguro logar,
Do ladrón nin merino nunqua puede entrar. (Milag. 581)
LAS VIDAS DE SANTOS
Despues de los Milagros, las vidas de santos representan lo más importante de su producción. También para su composición se inspiró en modelos escritos: para la vida de Santo Domingo de Silos en la historia latina del abad Grimaldo; para la de San Millán en el original latino de San Braulio; y para la de Santa Oria en el relato de Munio, confesor de la Santa. Al limitarse a un solo personaje fundamental carecen estos libros de la movida variedad de los Milagros, pero en cambio, se acentúa en ellos el rasgo realista, vivo y popular. Sus modelos son próximos, moradores de su monasterio, habitantes delos paisajes y pueblos que le eran familiares. Rinde tributo de gratitud al monasterio en que se educó y vivió, cantando las glorias de la orden benedictina, los repetidos milagros de sus santos, sus vidas humildes y esforzadas. Cabe destacar en la Vida deSanto Domingo de Silos, el pasaje donde defiende los bienes del convento de San Millán contra la codicia del rey navarro don Garcia. Recuérdense aquellos versos donde parece anticiparse la insobornable dignidad popular de las palabras de Pedro Crespo:
Puedes matar el cuerpo, la carne mal traer,
Mas non as en la alma rey, ningún poder ... (S. Dom. 153)En la Vida de San Millán cabe destacar el fragmento donde narra la batalla de Simancas, único episodio bélico en toda la obra del poeta. Se debe reseñar el sentido práctico con el que según Brian Dutton se escribió este poema; así como la Vida de Santo Domingo de Silos, que según este autor, debe su existencia al éxito obtenido por su predecesora en la recolecta de donaciones para los monasterios, verdaderos sanatorios de la época.
En la Vida de Santa Oria, escrita por Berceo en su vejez, revela el cansancio del escritor, pero también al mismo tiempo la acendrada religiosidad, que culmina con cierto calor místico. Giovanna Maritano escribe: "nos encontramos frente a una obra auténticamente lírica"; los motivos de color le hacen comparar el poema de Berceo con las pinturas de sus contemporáneos Giotto y Duccio; y señala que, mientras en las obras restantes predomina la narración, ésta es una sucesión de cuadros vivos. Y añade un dato de interés: encuentra en la descripción de la Gloria, a la que sube la Santa siguiendo con los ojos el vuelo de la paloma, un manifiesto influjo de las descripciones del Paraiso en las leyendas de Mahoma con sus jardines verdes y floridos. Estudia el posible infujo de comunes fuentes árabes sobre Dante y Berceo. Lo que vendría a robustecer la tesis islámica de Américo Castro.
Las obras restantes están lejos de la importancia de las ya comentadas. Berceo carece todavía en estos libros de la poética inspiración que daba acentos tan personales a sus otras páginas. Los Loores de Nuestra Señora, mezcla de relatos biblícos acabados con un elogio a la Virgen, y el Planto o Duelo que fizo la Virgenel día de la Passion de su Fijo Christo, inspirado probablemente en un sermón deSan Bernardo, distan un trecho infinito de la gracia poética de los Milagros. En este libro se halla el conocido cantar popular Eya velar; se trata de una "cantiga de veladores" compuesta de trece pareados irregulares, seguidos de estribillo
¡Eya velar!
Que non vos furten el Fijo de Dios.
¡Eya velar!que sería cantado a coro. Esta joya lírica de origen popular revela el fino sentido lírico del poeta. El Sacrificio de la Misa, Los Signos que aparescerán antes del Juicio y el Martiriode Sant Laurencio, no pasan de ser auténticas prosas rimadas en el sentido literal de la palabra.
Berceo fue totalmente desconocido de los siglos clásicos, a pesar de que los temas de sus Milagros hayan podido inspirar a comedigráfos, poetas y novelistas de los Siglos de Oro y de la época romántica. Tomás Antonio Sánchez lo editó por primera vez en 1780, pero todavía el siglo XIX le dedicó escasa atención y menos aprecio, hasta que Menéndez y Pelayo destacó su particular importancia como el mayor poeta culto del siglo XIII. Los críticos y escritores contemporáneos le han valorado al fin, especialmente por el encanto de su primitivismo incomparable, y a la par de los estudios eruditos se han prodigado las glosas de poetas Rubén Dario, Pérez de Ayala, Manuel Machado, Antonio Machado, Enrique de Mesa y los comentarios de toda índole, como los de Azorín. La creciente atención a la obra de Berceo es una de las notas más destacadas en los actuales estudios medievalistas. (J.L.Alborg, Historia de la Literatura Española)
Queremos dedicar un merecido elogio al Instituto de Estudios Riojanos, que editó las Obras Completas de Gonzalo de Berceo, y que en este momento pueden ser admiradas por millones de personas a través de éstas páginas.
¡ E Y A V E L A R !
Obras Completas de Gonzalo de Berceo,
Instituto de Estudios Riojanos, Logroño 1974
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