1.- Entre los siglos VII y VIII había terminado la formación de las gestas martiriales romanas, dice Dufourcq1 .Pronto comenzaría su influjo en la literatura latina popularizándose rápidamente. Su notoriedad en Roma está atestiguada desde el siglo sexto por los poemas de Fortunato quien toma como tema de sus composiciones las historias sobre mártires y santos o sus milagros y leyendas. Otros autores posteriores extendieron su conocimiento por toda Europa: el obispo Aldelmo de finales del siglo VII, Rabano Mauro y Eginardo entre el VIII y IX, Flodoardo y la monja Rotswita en el X, Hildeberto de Mans, Felipe de Eleomosina, Pedro de Parthénope, Marbodio y otros de los siglos XI y XII.
A partir del milenario es cuando, ante un nuevo período de existencia que Dios concedía a la Humanidad, las gestas romanas se traducen y pasan a los legendarios franceses, italianos, anglo-normandos y españoles, adquiriendo gran auge en Europa esta literatura hagiográfica al aparecer escrita en las balbucientes lenguas nacionales que se iban formando.Si la poesía medieval con temática religiosa en general es manifestación de la expresión lírica espontánea del sentimiento popular, como escribe el Profesor López Estrada2 , podemos afirmar que lo es muy especialmente la literatura hagiográfica. El pueblo veía en los santos a sus amigos y protectores; estaban tan presentes en su vida, les eran tan familiares que con ellos enlazaban los impulsos religiosos más superficiales y sensibles. «Mientras las emociones más íntimas fluían hacia Cristo y María, cristalizaba en la veneración de los santos todo un tesoro de vida diaria, ingenua y franca. Todo contribuía a dar a estos seres una realidad en la conciencia de las gentes que los colocaba de continuo en medio de su vida3» .
El siglo XIII es la gran época de los poemas hagiográficos líricos y narrativos escritos en lengua romance; a esto contribuyeron la mayor perfección de las nuevas lenguas y el sentimiento religioso fortalecido por la predicación y los ejemplos de los frailes mendicantes.
1.2. -El mártir san Lorenzo había comenzado a ocupar un lugar relevante en la temática literaria desde finales del siglo IV con las obras del Papa san Dámaso y del poeta Prudencio. Durante las largas centurias medievales conservó una posición privilegiada tanto en la literatura latina como en la de las nacientes lenguas, hasta llegar a su apogeo con los poemas del siglo XIII y el teatro laurentino en italiano y en francés del primer renacimiento. Su mayor esplendor en lengua española corresponde a los siglos XVI y XVII. Gran parte de la literatura sobre el Diácono romano tiene sus fuentes en la narración martirial que se lee en la Passio Polychronii et Sociorum (P.P.). Probablemente es el relato más antiguo del martirio del papa Sixto II y Lorenzo, elaborado a partir de los escritos de san Ambrosio y de otros santos Padres como S. Agustín y S. Máximo, completado con las leyendas de la tradición romana. Esta pasión legendaria está fechada por Sandro Carletti en su Bibliotheca Sanctorum, entre fines del siglo V y comienzos del VI. Adorna la tradición con ficciones novelescas como todas las pasiones épicas; el conjunto está formado por un ciclo hagiográfico, serie de pasiones de diversos mártires cuyo lazo de unión es el presbítero Justino que les sepulta. En ella figuran los martirios de Policronio, Ireneo y Abundio, Abdón y Senén, Olimpiades y Máximo, Sixto y Lorenzo, Hipólito y Román, Concordia, etc. Fue estudiada por el padre hipólito Delehaye4.
1.3. -Podemos contabilizar hasta una docena de poemas sobre san Lorenzo compuestos en lenguas romances entre finales del siglo XII y comienzos del XIV; dos laudes y cinco poemas narrativos en italiano, uno y tres respectivamente en francés y el de Berceo. Los poemas italianos están más influenciados por las vidas de los santos orientales, más maravillosas y fantásticas; son más perfectos y van acompañados de música. Estas composiciones tienen cierto parecido con la épica, afirma el Profesor Paolo Toschi, quien asegura que en Italia no hay épica caballeresca, sí religiosa. Los franceses se reducen a narrar el martirio con los detalles legendarios que añaden las pasiones llamadas épicas. El de Gonzalo de Berceo es de los primeros y mejores, el único cuyo autor se conoce, más popular y llano, bastante personal si consideramos los episodios que intercala por su cuenta el poeta.
2. -Poema castellano de Gonzalo de Berceo.
En la edición de las obras del Poeta Riojano publicada por vez primera por Tomás Antonio Sánchez, Colección de poesías castellanas anteriores al siglo XV en Madrid, el año 1780, leemos unos versos titulados «Loor de don Gonzalo de Berceo». Según aseguraba este erudito investigador aparecían en el manuscrito que contenía los poemas del poeta; pero desconocía a su autor y el año en el que se habían compuesto. Al hablar de las obras del Clérigo de San Millán, en la estrofa 33 dice:
«Del Martir Sant Laurençio romanzo otra scriptura,
Fo en Roma martiriada tan sancta creatura,
Asaronli en parriellas sayones a rencura,
Imperante don Deçio, omne de audace dura».
Berceo, poeta de sensibilidad, sencillo e ingenuo en su exposición y no tanto en la motivación de sus poemas, es uno de los primeros escritores europeos que compuso poesía hagiográfica narrativa en lengua romance. Deseaba escribir en lengua vulgar para instrucción y entretenimiento de sus oyentes -dice B. Dutton- las historias narradas en latín más afines a su monasterio y de las cuales estaba muy enterado. Sin embargo la Passion o martyrio de Sant Laurenzo no estaba en esta línea de afinidad porque el Mártir no tenía relación tan directa con la abadía como su primitivo fundador san Millán ni como santo Domingo o la virgen santa Oria .
Intentaré un acercamiento a esta obra de Berceo exponiendo algunas ideas que acaso pueden contribuir a una explicación y mayor entendimiento de la misma. No me atrevo a defenderlas todas como hipótesis perfectamente demostrables y absolutamente admisibles, pero creo que proporcionarán alguna luz.
2.1. -¿Qué obras pudo manejar Berceo que le sirvieran de fuentes para escribir el poema ?. Señalamos en primer lugar la Biblia por las alusiones y citas que toma de ellas. En la composición que nos interesa, la frase «.. dispersit, dedit pauperibus» (Estrofa 46, d), está tomada del salmo CXII y es una antífona litúrgica del día 10 de Agosto, fiesta del Mártir. Se puede aceptar que hubiera en el monasterio alguna o varias Pasiones de San Lorenzo, pues las actas martiriales servían para lectura ordinaria a los monjes. Esta pasión sería copia o adaptación de otras existentes, como la Passio Palychronii, sacadas de los martirologios históricos escritos en los siglos octavo y noveno o bien tomadas de un menologio como el de Metafrastre. Es seguro que conocía la obra de san Ambrosio De officiis, las de san Gregorio de Tours Miracula y De Gloria Martyrum, igual que los Dialogi del papa san Gregorio Magno las cuales hablan de Lorenzo en varias ocasiones. Berceo cita alguna vez a san Gregorio sin especificar a quién se refiere ( Vida de santo Domingo, estr . 121 ). Muy probable que tuviera a mano los sermones de san Agustín, san León o san Máximo y aceptable que hubiera leído a Prudencio.
2.2. -No es el poema la única ocasión en que toma a Lorenzo como protagonista; también lo hace en el milagro décimo, Los dos hermanos 6 habla de él en la estrofa 82 de la Vida de santa Oria, cuando esta virgen, acompañada de las mártires Agueda, Eulalia y Cecilia, tiene la visión de los santos en el cielo:
«Allí es sant Estevan el que fue apedreado,
San Llorente el que Cesar ovo despues asado,
Sant Viçente el caboso de Valerio criado:
Mucho otro buen lego, mucho buen ordenado».
En otras composiciones se refiere a leyendas o milagros que se pueden relacionar con el Diácono a lo menos por una afinidad de semejanza, pues las mismas o muy parecidas se leen de él. Por ejemplo el milagro del crecimiento de las vigas que resultaron cortas, aparece en san Gregorio de Tours, De Gloria Martyrum, (Lib. I, 41) aplicado a una iglesia de san Lorenzo y en la Vida de san Millán de Berceo aplicado a un hórreo que este santo construía para los pobres (Est. 225 a 238); el del pan con el que se alimentaron unos obreros que levantaban una iglesia, sin que por ello disminuyera la cantidad, se lee en san Gregorio Magno, Dialogi, (Lib. III, 37) atribuído al Mártir y en Berceo a santo Domingo ( Est. 444 a 461) .Otras leyendas narradas por el Poeta Riojano en la vida del santo Abad de Silos como el de la mujer que no guardaba la víspera del domingo y amasaba pan (Est. 558 a 569) y el de la liberación de un cautivo (Est. 368 a 370), son similares a otros muy extendidos en la región de Lieja referentes a san Lorenzo. Verdaderamente todos ellos son lugares comunes en la literatura hagiográfica; pero me parece que es conveniente señalar su semejanza.
2.3. -Berceo sigue a san Braulio en su Vida de san Millán y a Grimaldo en la de santo Domingo; pero hay detalles que merecen nuestra atención. El Obispo Zaragozano, en el capítulo XIX se refiere a «De ligno quod de eius crebit oratione»; pero Berceo amplifica mucho el texto de san Braulio, según afirma B. Dutton. Por las palabras del segundo no se puede explicar la estrofa 225 del primero:
«Creciéli al sant omne cutiano la missión,
siguiél(o) la gent pobre por prender la ración;
querié alzar un orrio por essa entención,
por pro de los mezquinos, non por otra razón».
Tampoco dice este primer biógrafo de san Millán que los carpinteros pensaran ir a cortar otra viga y que el trozo de madera aumentado milagrosamente fue venerado y que con él sanaron muchos enfermos:
«Fue el palmo somero de la viga cortado,
alçado por reliquias en un logar cerrado;
fue mucho buen miraglo por est fust demostrado,
que sanó muy contrecho e mu(y) demoniado». (Est. 237).
Estos detalles sí aparecen en el milagro que cuenta san Gregorio de Tours de la iglesia del Mártir.
De todo esto podemos deducir que la vida, el martirio y los hechos milagrosos de san Lorenzo eran muy conocidos por Berceo quien le mostraba particular devoción.
3.- Detengámonos en algunos pasajes del poema.
3.1. -En la primera estrofa, reducida introducción al tema, nos dice Berceo cuál es su proyecto:
«En el nomne precioso del Rey omnipotent
que faze sol e luna nazer en Orient,
quiero fer la passion de Sennor Sant Laurent
en romanz que la pueda saber toda la gent»7.
Claramente sabemos pues que su intención es escribir la pasión del Mártir. Por si no fuera suficiente vuelve sobre ello al darse cuenta de que se desvía de su propósito:
«tornemos a Laurencio la su Passion contar». (Est. 17, c).
y esto porque el mismo Diácono deseaba con ansiedad sufrir martirio:
«Homne era perfecto...
murie por ser martir, prender por Dios passiom) (Est. 23, d).
Después de la presentación de los pobres leemos estas estrofas:
«Vio Valeriano que era engannado,
no li vinie el pleyto como avie asmado;
fue al Emperador sannoso e irado,
disso li como era el pleytb trastornado.
Tornaron en Laurencio, non podieron al fer,
dissieron: 'o sacrifica o ve passion prender,
desto per nulla via puedes estorcer'.
-'A la passion me quiero, disso el, acoger'». (Est. 98 y 99).
Según estos textos comprobamos por una parte que Berceo deseaba relatar la pasión de Lorenzo y, por otra, que él entendía la pasión no como la vida entera sino únicamente los sufrimientos del martirio. Pues bien, siendo esto así veamos cómo lo cumple el poeta.
3.2. -Al leer el poema llama nuestra atención los pocos versos que dedica a cantar el martirio de Lorenzo; esto nos sorprende tanto más cuanto que amplifica, alargando innecesariamente pasajes de la vida.
--cuatro estrofas (2 a 5) dedica a la juventud y primeras actividades de Lorenzo y Vicente.
--once (6 a 16) a la reunión conciliar de los obispos en Roma seguida de la piadosa disputa entre Valerio, obispo de Huesca, y el papa Sixto quien deseaba que los dos diáconos se quedaran con él.
--siete (17 a 23) para contarnos las ocupaciones de Lorenzo en Roma y la alegría de los cristianos de esta Ciudad.
--veintidós (24 a 45) para narrar el inicio de la persecución, la reunión de de los clérigos romanos con el papa y el diálogo de éste con el emperador .
--dieciséis (46 a 61) emplea en narrar el reparto de los tesoros a los pobres.
--catorce (62 a 75) dedica al diálogo entre Sixto y Lorenzo cuando llevaban preso al primero.
Hasta aquí no ha mentado todavía la pasión de Lorenzo cuando están leídas las tres cuartas partes del poema; el martirio empieza en la estrofa 78, al ser encarcelado.
En veintidós coplas (78 a 99) se acumulan bastantes hechos: la actividad del Mártir en la captación de nuevos cristianos y los milagros que hace para lograrlo (78 a 85) ; el diálogo del Diácono con el emperador Decio (86 y 87) quien le concede un día para que le entregue los tesoros (88); lo pone bajo la custodia de Hipólito el cual se alegra de tenerlo junto a él porque deseaba convertirse al cristianismo, en la cárcel cura a varios enfermos (89 a 91 ); al día siguiente Valeriano conversa con Lorenzo, éste le pide tres días para poner en sus manos los tesoros (92 a 95) ; la presentación de los pobres está recogida en tres estrofas (96 a 98).
En esta parte de la composición el poeta pasa rápidamente de un
episodio a otro; en contra de su costumbre no sólo evita alargar de forma innecesaria los hechos sino que los resume y simplifica.
Lo que podríamos llamar con propiedad la genuina pasión laurentina queda reducido a las seis últimas estrofas:
--descripción de la parrilla ( 100 y 101 )
--Lorenzo sobre ella; los verdugos atizan el fuego (102)
--descripción de las llamas y del torturado (103)
--palabras tradicionales de Lorenzo (104 y 105)
Incluso en estas estrofas finales el poeta añade algunos comentarios personales:
«fazien li a Laurencio plazer mas que vexar» ( 102, d)
«qui tal cosa asmaba no li mengue rencura» (103, d)
Considerando este esquema debemos preguntarnos: ¿Fué pensado así el poema o tenia Berceo otras ideas para desarrollarlo que no pudo llevar a cabo?. ¿Se vió obligado a modificar su primer proyecto?. Antes de responder sigamos estudiando esta composición porque su autor unas veces hace aportaciones personales y amplía detalles, otras los reduce o suprime totalmente y, en ocasiones, se atiene casi textualmente a la Passio Polychronii.
3.3. -Aportaciones personales del poeta.
3.3.1. -Unas estrofas muy interesantes por su carácter juglaresco, invención del autor, comienzan el poema. Me refiero al episodio del concilio romano. La ida a Roma del obispo español Valerio (San Valero) con sus dos criados (diáconos) Lorenzo y Vicente; la desaveniencia entre el papa Sixto y el obispo porque el primero deseaba conservar cabe sí a ambos jóvenes; finalmente la docta solución del prelado zaragozano (Est. 7 a 16). Es el único texto laurentino donde se da esta explicación al problema de la presencia de Lorenzo en la capital del imperio.
3.3.2. -La exposición de la alegría de los cristianos romanos así como de las cualidades y ocupaciones del Diácono, también es una creación de Berceo. (Est. 18 a 23).
3.3.3. -La convocatoria al clero de la Ciudad para que se reúna al enterarse el papa de la persecución ordenada por Decio ( Est. 28 a 33, a-b). También imagina que es el emperador quien manda a Sixto que vaya a su presencia (33, c-d) para mantener los dos un diálogo largo y reposado en su inicio, el cual va subiendo de tono hasta las palabras finales (Est. 34 a 45) cuando el pontífice le increpa:
« ...Decio, fablas grand vanidad» (43, a)
y luego le asegura su condena:
«mas tu seras confuso, esto sera verdad» (34, d).
Entonces:
«Enfellono se Decio contra Sixto muy mal» (45, a).
3.4. -Amplificaciones del texto de la pasión .
3.4.1. -Después de la primera estrofa que sirve de introducción a todo el poema, Berceo pone otras cuatro para presentarnos al protagonista y a un compañero suyo, Vicente, dedicados a las tareas apostólicas en su región de origen bajo la dirección del obispo Valerio. Pudo tomar de Juan Beleth ( + 1165) el hacer coetáneos a los dos diáconos; sin embargo no les hace primos o familiares como este escritor, tan sólo dice que eran criados de Valerio obispo de Huesca. La historia nos dice que Valero fue obispo de Zaragoza a fines del siglo tercero y comienzos del cuarto y que murió hacia el año 315. También que san Vicente, muerto en Valencia el año 304 fue su diácono; pero Lorenzo había muerto casi cincuenta años antes.
Este anacronismo y otros como el decir que los moros llevaban preso a Sixto:
«Cuitaronse los moros que lo levaban preso» (76, a)
cuando anteriormente había escrito:
«Levantaron romanos un mal Emperador» (25, a)
no se deben sólo a ignorancia, como señala J.M. Bayo, sino también a la ingenua y reposada creencia de que el tiempo de Dios es siempre el mismo. «Sólo entonces, cuando se piensa así, se produce una capilaridad a través de los muros cronológicos y se establece un fluir o concurrencia de personajes, cosas y lugares8.
3.4.2. -También alarga, aunque no tanto como otros elementos, la descripción de la parrilla, del fuego y del tormento (Est. 100 a 103), cuatro estrofas que corresponden a las siguientes palabras de la pasión:
«Traed un lecho de hierro. ..y fue traído un lecho con tres barras, especie de parrilla» (P.P. párrafo 28).
En este texto no hay comentario sobre el fuego ni sobre la situación del condenado.
3.4.3. -Las dos estrofas finales son la reproducción poética de las sencillas palabras que san Ambrosio pone por vez primera en boca de Lorenzo quien las dirige al tirano:
«Pensat, diz Laurencio, tornar del otro lado,
buscat buena pebrada ca assaz so assado ,
pensat de almorzar ca avedes lazrado;
fijos, Dios vos perdone, ca feches grand pecado.
«Diestes me yantar buena, fiziestes me buen lecho,
gradezco vos lo mucho et fago grand derecho,
non vos querre peor por esti vuestro fecho,
nin tenrre otra sanna, nin vos havre despecho»,
Passio Polychronii
«Mira, infeliz; ya assaste para tí una parte; vuelve la otra y come».
3.5. -Episodios que no aparecen en el poema.
3.5.1. -Berceo suprime las introducciones que se encuentran en algunos textos de pasiones laurentinas, tanto la que figura en varios poemas y en el teatro francés e italiano sobre el pacífico reinado del acaso cristiano emperador Filipo y su asesinato por orden de Decio para erigirse en su lugar, como la de la Passio Polychronii sobre el viaje de Decio a Persia y los martirios que preceden al de Sixto y Lorenzo.
3.5.2. -No figura toda la primera parte del diálogo entre Oecio y el papa, cuando el emperador le pregunta por su clero (P.P., 12). Berceo pone en este momento una conversación totalmente inventada; la razón única para el encuentro de ambos es la de los tesoros de la Iglesia (Est. 35 a 41). La orden de sacrificar es inmediata a la sentencia final (Est. 42 a 45).
3.5.3. -Elimina de su composición al presbítero Justino el cual sirve de unión a los diversos martirios; por tanto desaparece la disputa entre éste y Lorenzo cuando el Diácono intenta lavarle los pies (P. P. , 16) .
3.5.4. -Una serie de episodios, tópicos de la literatura hagiográfica pero a la vez muy del gusto de juglares y público. Por ejemplo la destrucción del templo de Marte por la oración de Sixto (P. P. , 17) , la voz que se oye en lo alto mientras le atormentaban (P.P., 25), el ángel que se le presenta para consolarle junto con la conversión y muerte del soldado Román (P.P., 26).
3.5.5. -Otro pasaje omitido por Berceo es la profesión de fe que recita Lorenzo para que el ciego Lucilo responda «Credo», antes de ser bautizado y sanado. (P.P., 18).
3.5.6. -Lo que más llama la atención al hacer el recuento de las omisiones es que no hable para nada, ni una alusión siquiera, a los diversos tormentos que aguantó el Mártir: golpes con instrumentos varios, planchas calientes, el potro, romperle los dientes, etc., cuando todos ellos se leen en cualquiera de los textos de las pasiones laurentinas.
Según he dicho anteriormente, es lo que verdaderamente se proponía el poeta en su obra, por eso extraña mucho más. Podía haberse detenido en la descripción de los diferentes suplicios y del mismo Mártir porque ya lo hace en otra ocasión hablando de la parrilla y del fuego:
«Las flamas eran vivas, ardientes sin mesura,
ardie el cuerpo sancto de la grand calentura,
de lo que se tostaba firvie la assadura». (Est. 103).
3.6. -Episodios que están resumidos o simplificados:
3.6.1. -Las partes que abrevia se reducen casi siempre a los diálogos. Así unifica los dos encuentros de Sixto y Lorenzo tradicionales en todas las pasiones desde san Ambrosio. El Diácono acude ante el papa cuando llevan a éste a la muerte y entonces entrevera las dos conversaciones que mantienen. Le encarqa que reparta los tesoros en la reunión del Pontífice con su clero, antes de presentarse a Decio (Est. 34, c, d y 62 a 75) .Igualmente resume los varios parlamentos entre el emperador y Lorenzo para que éste sacrifique cuando le pregunta acerca de las riquezas de la Iglesia o le tacha de mago (Est. 86 a 88, 93, 94 y 99. P.P., 22 a 27).
3.6.2. -Berceo es breve en la exposición de los pobres como verdaderos tesoros de la Iglesia. Es un episodio que se prestaba para el «docere et delectare» del público oyente y por eso nos sorprende aún más que no aparezca amplificado. Prudencio es magistral en la pintura de los pobres y en la de los burlados perseguidores.
3.7.- Fragmentos y pormenores tomados de alguna pasión.
¿Fué acaso por ignorancia por lo que escribió el martirio de san Lorenzo con estas notables diferencias?. No lo podemos pensar así; las obras que Berceo pudo manejar y las veces que en sus poemas habla del Diácono nos impiden aceptar esta explicación. Aún diré más, creo que fue algún texto basado en la Passio Polychronii la que sirvió al clérigo para componer su escrito; se deduce de los varios detalles que se ajustan a ella.
3.7.1.- La estrofa sexta, versos 3 y 4, nos presenta a Sixto y nos dice quién era; esto mismo figura en el párrafo 11 de dicha pasión.
3.7.2. -Los nombres de algunos personajes son iguales y están situados en idénticos escenarios y momentos:
Narciso, dueño de la casa donde se reunían los cristianos (Est. 55 -- P.P., 15).
Crescencio y Lucilo, ciegos a quienes cura con la imposición de las manos, a uno en la reunión de los cristianos y al otro en la cárcel. (Est.61 y 8O a 84--P.P., 15 y 20).
3.7.3. -Los años de viudedad de Ciriaca son treinta y dos. (Est. 51, b --P.P., 13).
3.7.4. -Se hallan frases e ideas que a primera vista parece que han sido tomadas directamente:
3.7.4.1. -En el diálogo de Sixto con Lorenzo :
Poema
«Siempre cuando queries a Dios sacrificar
queries la Santa Missa dezir en el altar ,
contigo me levabas por a ti ministrar».(Est. 65, a, b, c)
Passio Polychronii
«Tú nunca hiciste un sacrificio sin ayudante ni te
habías acostumbrado a ofrecerlo...». (P.P., 13)
Poema
«Si en algo te fizi, Padre, algun pesar ,
quando en esto somos devries me perdonar», (Est.66,ab)
Passio Po!ychronii
«¿Pues qué te ha desagradado en mí, Padre mío?
¿Acaso reconociste algo indigno?», (P,P., 13)
Poema
«Nos, como somos viejos caydos en flaqueza,
imos a la fazienda a muy grand pereza;
mas vos, como mancebo de mayor fortaleza,
podredes combater vos, ganar mayor riqueza».
(Est. 71 )
Passio Polychronii
«Nosotros, como viejos, garantizamos una duración
de lucha más leve; pero a tí, como joven, te espera
un triunfo más glorioso». (P.P., 13)
3.7.4.2. -Cuando cura a la viuda Ciriaca sus dolores de cabeza:
Poema
«Disso: Sennor e Padre de qui tanto bien mana,
pon las tus manos sanctas sobre esta christiana».
(Est. 52, c d)
Passio Polychronii
«Te conjuro, por Cristo Señor, que me impongas tus manos...» (P.P., 14)
3.7.4.3. -En el segundo encuentro del Diácono con el papa, Lorenzo le dice:
Poema
«Los tesoros que tovi de ti acomendados,
con la gracia de Christo bien yazen recaudados»,
(Est. 68, a b)
«Merced te pido, Padre, de toda voluntad,
que no me desampares, por Dios e caridad».(Est. 64, a b)
Passio Polychronii
«No me abandones, Padre santo, porque ya repartí
los tesoros que me entregaste». (P.P., 22)
3.7.4.4. -Cuando apresan al Mártir:
Poema
«Decio quando lo sopo fue li mucho plaziendo», (Est. 78, d)
Passio Polychronii
«Los soldados apresaron a Lorenzo ...Se alegró mucho Decio...». (P.P., 19)
3.7.4.5. -Al presentar a los pobres anuncia el Diácono:
Poema
«Estos son los tesoros que nunca envegezen,
cuanto más se derraman .siempre ellos más crecen». (Est. 97, a b)
Passio Polychronii
«Estos son los tesoros que nunca disminuyen sino
que aumentan continuamente. ..». (P. P., 22)
3.8. -Si después de leer las páginas precedentes consideramos que el objetivo de Berceo era narrar el martirio de san Lorenzo, que casi las tres cuartas partes son como una introducción al mismo, que acumula sin desarrollar episodios y situaciones en las estrofas finales, que dedica a la pasión solamente las seis últimas y que no fue por ignorancia por lo que el poeta calla o suprime tormentos esenciales y detalles específicos del martirio del Diácono, tenemos que concluir, en contra de algunos críticos, que el poema laurentino de Berceo está acabado y no faltan versos. Pienso que antes de relatar milagros y leyendas, que según la opinión de algunos lo completarían, el autor se habría dedicado con más devoción y ahínco a perfeccionar su trabajo de acuerdo con su primer proyecto. Algo le sorprendió a medio camino y tuvo que concluirlo muy a pesar suyo. ¿Qué pudo ser? Esta es la incógnita que no podemos despejar.
4.- Qué movió a Berceo a escribir el Martyrio de Sant Laurencio.
Otro problema sin resolver aún se nos presenta al hablar de esta obra del Poeta Riojano. ¿Qué motivo le impulsó a escribirlo?.
4.1. -En su edición de la Vida de san Millán, Brian Dutton, en una nota a la estrofa 57 al pie de la página 94 explica:
Nota en F, folio CXVlllv : ' Aquella ermita de Sant Llorente que está en lo alto de la cogolla del monte, piadosamente se puede creer la hizo Sant Millán y aquel fue su oratorio porque allí vivió mucho tiempo'. La mano es del siglo XVI», añade Dutton.
Este crítico da algunas opiniones sobre el poema laurentino de Berceo en las páginas 165 y 166 de la misma obra las cuales me permito copiar:«Es casi seguro que esta obra tenga relaciones estrechas con el monasterio de San Millán. La obra de Berceo es incompleta. Termina abruptamente con las palabras del santo durante su suplicio...¿Qué sería el contenido del resto, perdido o nunca acabado ? .En San Millán, copla 3, Berceo escribe:
«Cerca es de Cogolla, de parte de Orlent,
dos leguas sobre Nágera, al pie de Sant Lorent,
el barrio de Verceo, Madrid li yaz present;
y nació sant Millán, esto sin falliment».
Sobre «San Lorent», leamos las palabras de Sandoval:
Tiene su asiento el monasterio de San Millán de Suso en una sierra no muy alta, que es como un gajo de una altísima montaña que agora llaman de San Llorente, por una ermita dedicada a este santo en la cumbre della. (P. de Sandoval, Fundaciones de San Benito (Madrid, 1601), folio 2r. Véase también Yepes, Corónica (B.A.E. 123), pág. 77)
El pico de san Lorenzo, el más alto de la sierra, alcanza 2.300 metros de altura, y domina toda la región.
Tengo la fuerte sospecha de que la fuente perdida como las coplas que faltan (106 en adelante) contenían los milagros póstumos del santo, como en las demás vidas de Berceo, y que entre ellos había un portento que relaciona al santo con San Millán y da su nombre a la montaña». Hasta aquí la cita.
4.2. Efectivamente el Mártir san Lorenzo tuvo relación con el monasterio de San Millán cobijado en la ladera del monte cuyo nombre tomó del Santo. Lo que difícilmente se puede aceptar es la nota del manuscrito F, que atribuye al mismo San Millán ( + 574), la edificación de la ermita en honor del Mártir. Sabemos que las primeras manifestaciones del culto laurentino atestiguadas en España se remontan al siglo VI, y corresponden a la región Bética. Pudo ser, pero no parece probable, que las primeras muestras de la devoción a san Lorenzo aparecieran en dos puntos tan distantes y en la misma época. Es verdad que en tiempo de Berceo el monte ya se llamaba San Lorenzo y había en su cima una ermita dedicada a él. Se hace mención del santuario en una Bula del Papa Inocencio III fechada el 5 de Mayo de 1199, la cual reconocía los derechos abadengos del Real Monasterio de San Millán de la Cogolla sobre «la iglesia de San Lorenzo en el Monte Cogulla»9 .El Padre Justo Pérez de Urbel imagina que Berceo se inspiró para su poema en alguna de las visitas que, acompañado de sus preceptores cuando joven o impulsado por su devoción cuando mayor, giró al santuario del Mártir, lugar de romerías devotas por aquellas fechas. Recurramos a la historia de la mano de este docto padre benedictino.
Fundado el cenobio por el sacerdote eremita Aemilianus pronto alcanzó fama; a él se unieron otras personas deseosas de perfección. El monasterio, llamado de San Millán por el nombre de su fundador, fue prosperando con la protección de los reyes de Navarra hasta su destrucción por Almanzor hacia el año 1000. Más tarde los mismos reyes lo restauraron y enriquecieron. Sancho el Mayor «dispuesto a desarraigar de los monasterios la habitación de los hombres seglares y a poner en ellos a los siervos de Cristo», acudió a Cluny y envió allí a doce religiosos bajo la dirección del abad Paterno. En 1025 volvían y cinco años más tarde se establecía allí esta orden monástica que trasladó a la abadía las reliquias de san Millán conservadas hasta entonces en la cueva que le había servido de oratorio. Por este tiempo, hacia mediados de siglo, muchos monjes españoles emigraron a los monasterios franceses 10.Construído el nuevo convento de Yuso en la segunda mitad del siglo XI, continuó prosperando hasta finales del XII, cuando empezaron a faltar las donaciones como resultado de los nuevos centros monásticos que le hicieron competencia .11
4.3. -Me interesa destacar algo muy 'importante relacionado con la devoción en España al Mártir San Lorenzo en lo que fundamento mi opinión. Me refiero a la estrecha vinculación que el monasterio de Cluny y el Camino de Santiago tuvieron con el culto al Diácono. Las fundaciones cluniacenses fueron lugares donde floreció extraordinariamente el culto laurentino. Hay abundantes documentos y testimonios de los monasterios de San Trond, Lorsch, San Martín de Colonia, Gladbach, San Lorenzo de Lieja y otros. La explicación es sencilla: Cluny estaba muy próxima a la ciudad de Mâcon, particularmente devota del Mártir por ser su Patrono principal.
Por tanto, según mi parecer y aún suponiendo que con anterioridad hubiera en esta región riojana alguna muestra de veneración a san Lorenzo, cuando realmente se difundió y alcanzó importancia este culto fue a partir de la primera mitad del siglo XI con la llegada de los monjes cluniacenses y el primer apogeo de las peregrinaciones a Santiago. Tal vez fue entonces cuando se construyó la ermita en lo alto del monte, de la cual tomó el nombre.
Fecha del poema.
En cuanto a cuándo pudo escribir Berceo su poema en honor de San Lorenzo, no sería arriesgado aventurar, hasta parece bastante lógico, que fuera con ocasión del primer milenario de su martirio, entre 1254 y 1258. Las fechas de su muerte consideradas como verdaderas eran las de 254 ó 258.
NOTAS
1 DUFOURCQ, Albert.: Étude sur les 'Gesta Martyrum' romains. (Bibliotheque des Ecoles Fran¡;aises d'Athenes et de Rome. Serie primera, vol. LXXXI!I). París, 1900, pág. 393.
2 LOPEZ ESTRADA, F.: Introducción a la literatura medieval española. Madrid, Gredas, 1970, pág. 169.
3 HUIZINGA.: EI Otoño de la Edad Media. Madrid, Rev. de Occid. 1967, pág. 234.4 DELEHAYE, H. : «Recherches sur le légendier romain. Passio Polychronii» en Analecta Bollandiana. Bruselas, 1933, t. LI, págs. 34 a 93. (Usaré las siglas P.P. al referirme a ella).
5 FRADEJAS LEBRERO, José.: «Berceo, conocedor del Nuevo Testamento» en Berceo, VI, 1951, núm. 19, págs. 187 a 192.
6 De los vicios de estos dos hermanos por los cuales fueron condenados ambos, habla OYOLA, Eliecer. : Los pecados capitales en la literatura medieval española. Barcelona, Puviel Editor, 1979, págs. 81 a 83.7 BERCEO, G.: El martirio de San Lorenzo. Edic. de CARROLL MARDEN, Charles.: «Berceo's Martirio de S. Lorenzo from ein Umpublished manuscript» en Publications of Modern Language Association of America. Baltimore. 1930, t. XLV, págs. 501 a 515. (Las citas del poema están tomadas de este texto).
8 BAYO, J.M.: «De Prudencio a Berceo. El tema del Martirio de San Lorenzo» en Berceo, vol. VI, núm. 18, 1951, págs. 5 a 26.
9 GARCIA DE SAN LORENZO MARTIR, Fy. José (O.R.S.A.): «El histórico santuario de san Lorenzo Mártir» en Berceo, XII, 1957, págs. 443 a 465. En este artículo se habla de los avatares de este santuario laurentino y de las romerías que se hacian a él desde el vecino pueblo de Ezcaray.
10 PEREZ DE URBEL, Fy. Justo.: Historia de la Orden Benedictina. Madrid, Edic. Fax, 1941, págs. 207 y 208.
11 DUTTON, B. : Vida de San Millán. Londres, Támesis-Books, 1967, Introducción
ACERCAMIENTO A LA 'PASSION O MARTYRIO DE
SANT LAURENZO' DE GONZALO DE BERCEO
Juan José ORTIZ DE MENDIVIL
BERCEO |
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Julio-Diciembre, 1982. |
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Núm. 103 |