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Teme el fuego abreviar ultimos plazos
de vida al mundo, y sepultar las gentes,
teme el ayre anegarse con torrentes,
o verse preso con fogosos lazos.
Los mares temen cielos a pedazos ,
ó muerte sera en circulos ardientes,
las tierras temen pielagos pendientes,
ondas de vientos, fulminantes brazos.
Solo no teme el Barbaro que opone
sombra a luz, flecha a rayo, tierra a Cielo,
y el Catholico a miedos le convida:
Perdona el Cielo a aquel, porque dispone
su enmienda, y a éste (en premio de su celo)
le pasa de mortal a inmortal vida.
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