A TIFEO CON ALUSSION A UN SOBERBIO

    
    
    O tu dentro del tumulo Gigante
que horrendo aunque oprimido de montañas
hazes (bien que en tu misma ofensa dañas).
armas del peso, espanto del semblante.

    Tu que con pecho horrores anelante
piramides siluestres desentrañas
y queriendo asombrar al sol te engañas
pues quedas fulminado fulminante.

Las piedras con que monte das al viento
el humo con que nieblas a la tierra
solo cenizas son, es humo solo.

Tus mismas confusiones tu elemento,
para el çielo fantastica tu guerra,
los rayos son de Jupiter y Apolo.

 

 

   

    Copia del Babilonico tumulto
irraçional en las informes voçes
tan legas que tu solo las conoçes
a ciegas docto, y acertero avulto.

    Varon dificultoso por lo inculto
tus desalmados versos tan atroçes
son, que sus pies sin numero dan cozes
que en esto eres el Arcade mas culto.

    Tu, tu, retu, que turbas la sincera
verdad, riscoso haziendo el facil verso,
que produçe la Vega de Pactolo,

    Si por tu estilo todo se rigiera
reduxerase a Caos el universo
fuera sombra la luz y çiego Apolo. 
    
     

 

OTRO

    

    Dar sustento a la inuidia es noble hazaña
porque si ella peccando en su flaqueça
equiouca la accion de fortaleza,
su maliciosa calidad no estraña.

    No en lo inperfecto lo perfecto daña
como de superior naturaleza
el de origen obscuro en la nobleça
halla blanco a las flechas de tu saña.

    Das tanto que alabar que no pudiendo
( como el que haçe enemigos obligando )
te niega la virtud quien no la siente.

    Quien mas la arguie mas la esta diçiendo
pues muestra su flaqueça no imitando
as si
14 por inuidioso es maldiçiente.15

       14   y assi
       15  Tachado todo

    
    
     

A LO MISMO [?]

 

    El que de ardiente ceguedad regido
en alas de su llama apresurado
iba a ser sacrificio de su agrado
muy de la parte estaba de su oluido.

    Como del incendioso arpon herido
de si desconocido en su cuidado
reconociose en un christal elado
i a su berguenza espejo fue advertido.

    Vio la azuzena presidiendo al ielo
por casta de si misma coronada
nevando el aire de fragancia preso.

    Honestose a su luz, o luz del cielo
que con ielo encendiste el alma elada
y elaste con ardor la llama impresa.