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El Milagro' cuarto de los Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo es de corta extensión: solamente diecisiete estrofas de cuaderna vía. Considero que la primera copla de este Milagro es la 115, o sea, la que generalmente se ha colocado al final del Milagro III, excepto en la edición de Jesús Montoya Martínez, en donde se indica el parentesco de esta copla, por el tono y por el léxico, con la narración que le sigue (90). Esta primera copla presenta la idea principal del Milagro, utilizando para ello el tema del servicio cortés, y nos ofrece una moraleja:
El Milagro se puede resumir del modo siguiente: Un hombre justo, en este caso un clérigo, sirve a la Virgen y esta lo premia recibiendo su alma en el cielo. Este tema caracteriza a un subgrupo de Milagros dentro de la obra: los Milagros I, V y XIII, aparte del que nos ocupa. En el Milagro V, como en el IV, la entrada del alma en el cielo está precedida dei anuncio de la Virgen (124-126, 134-137), hay una glorificación final por los personajes (131, 139) y una exhortación de Berceo a los oyentes para que rindan servicio a la Virgen (121-122/140). También en la primera parte del Milagro I y en el Milagro XIII se presenta a un protagonista justo, pero en ellos la Virgen se aparece para premiar al protagonista en la tierra. El argumento del Milagro IV no puede ser más sencillo: un clérigo devoto de María, a quien, entre otros servicios, le rezaba los gozos, se enferma gravemente, sufriendo grandes dolores. La Gloriosa se le aparece para disipar sus temores, anunciándole que su dolor pronto acabará. El clérigo, que cree en una curación milagrosa —galardón terrenal— se levanta contento, pero en realidad la Virgen solo tenía intención de acompañarle a la Gloria —galardón sobrenatural—, y por consiguiente el clérigo muere. La Gloriosa se lleva el alma a los cielos ante el asombro de los presentes. La narración se interrumpe dos veces: la primera para comentar sobre los beneficios de rezar los cinco gozos y para compararlos con las llagas de Cristo y con los cinco sentidos (118-122), y la segunda para comentar el malentendido del clérigo frente al mensaje de la Virgen (127-128). Si comparamos el Milagro que ofrece el manuscrito latino más cercano, podremos ver cómo Berceo reelabora y organiza el material para presentarlo a su público. El texto latino es también corto, pues consta de nueve oraciones organizadas de la manera siguiente:3
Berceo añade como introducción a su Milagro la copla 115, inspirada quizá en la última oración del texto latino, pero dándole un sentido más general; amplifica la primera oración del texto en las coplas 116 y 117;4 también amplifica la segunda oración en la copla 118; reduce los gozos a tres, eliminando la alabanza y la imploración final, y pone en lugar de estas un verso original, "la ley vieja cerristi e la nueva abrist" (119d); amplifica además la quinta oración del texto latino dedicando una copla a las cinco llagas de Cristo y otra a los cinco sentidos (120-121); se separa del texto en la copla 122 para enfatizar la intervención de María en la salvación que se obtiene por rezar los cinco gozos y vuelve a hacer hincapié en el "yerro qe por estos cinco sesos facemos"; elimina en su traducción la frase "ad narracionis ordinem redeamus" y presenta la enfermedad del clérigo describiendo con intensidad su dolor, pero no su miedo (123); amplifica en gran manera el discurso de María, añadiéndole ambigüedad (124-126) y lo mismo hace con la reacción del clérigo (127-128); en la copla 129 Berceo presenta a la Gloriosa guiando el alma del clérigo al cielo; al final del Milagro añade dos coplas originales: en una alaba a la Gloriosa como cumplidora de su palabra y en la última introduce ex abrupto un público que contempla la intervención milagrosa de la Gloriosa y que comprende y glorifica la acción de la Madre de Dios. Brian Dutton ya había señalado que "en general, la aportación original de Berceo es hacer mucho más ambiguas las palabras de María" (66). Creo que Berceo ha hecho mucho más: reorganiza la arquitectura misma del Milagro para reforzar la idea que quiere presentar. La narración de la fragilidad humana ocupa el centro del Milagro (123) y alrededor de esta estrofa va construyendo toda la estructura5 enfatizando, junto con el tema del servicio cortés y del galardón, el del yerro que los cinco sentidos conllevan. Berceo dispone con simetría el Milagro en cuanto al número de estrofas que dedica a cada sección, y al formar la arquitectura de este Milagro da especial importancia al número cinco, el consagrado a María (cinco partes, dos de ellas de cinco estrofas): 3-5-1-5-3. La primera y quinta parte sirven de introducción y conclusión al tema del Milagro, las partes segunda y cuarta están relacionadas bajo la dicotomía causa-efecto, y el centro lo ocupa el problema humano que ocasiona el milagro de la Virgen. He aquí la estructura:
El texto latino presenta a María con sus dos atributos más tradicionales: su maternidad divina y su virginidad, "sancta Dei genitrix virgo Maria" (65). Frente a esta presentación, la del Milagro de Berceo es más elaborada; se nos da a través de tres puntos de vista: el del narrador, el del clérigo y el de la propia Virgen. Berceo nos cuenta la veneración que tenía el clérigo por la Virgen y por su Hijo en un solo verso: "tenié por Sol al Fijo, la Madre por estrella" (117b). Esta comparación a base de astros luminosos, específicamente la de Virgen-estrella ya aparece en el Milagro I: "estrella de la mar" (73a) y se refiere al conocido piropo latino de la letanías: maris stellce. Sin embargo, Berceo parece haber disminuido la idea de "guiona" para acentuar la relación que la Virgen tiene con su Hijo. La oración del clérigo —los gozos— (119) enfatiza ciertos aspectos importantes que definen a la Virgen: su fe "qe el ángel credist", su virginidad, su maternidad divina, y su función dentro de la concepción del mundo de aquellos tiempos, como la nueva Eva —madre salvadora— cumplidora de la profecía del Génesis: "La lei vieja cerristi, e la nueva abrist" (119d). Mientras que el punto de vista del clérigo se manifiesta a través de su acción, que nace de su amor intenso y sencillo, la Virgen se presenta a sí misma como "Madre" [del "Sennor spiritual"] (124d). Se repite aquí la idea antes expresada de "Madre del Rey celestial" (124a) en esta variante que añade a la dicotomía cuerpo-alma la de tierra-cielo, cosa que le viene muy bien a Berceo, ya que la presentación de este Milagro se basa en gran parte en la idea del cuerpo como fuente de engaño, como más adelante se verá. En sus propias palabras, la Virgen se muestra como conocedora y copartícipe de los designios divinos, mujer poderosa y leal que protege a su siervo, es decir, como "señora leal" y "reina madre:"
La relación de María con el clérigo está basada en un servicio al estilo cortés, pero no por ello se suprime del todo la idea de María como madre del género humano (117, 120, 122, 129). Los gozos que canta el clérigo están estrechamente relacionados con "las plagas qe el Fijo sufrió" (120a) y con los cinco sentidos, que para Berceo son algo así como "las llagas del ser humano." Berceo explica el culto a la Virgen —los gozos— como una forma de compensar en cierta manera las heridas del Hijo, el dolor de la Madre, y también para neutralizar el efecto de los pecados cometidos por los cinco sentidos del hombre, ayudando así a su salvación. Por lo tanto, la Virgen aparece como madre de Dios y como corredentora y madrina de las almas de sus vasallos. Al igual que el texto latino, poco nos dice Berceo del clérigo del Milagro; se contenta con presentárnoslo a través de su ocupación. Solo emplea un adjetivo para caracterizarlo, "bono fo" (120c). Es típico de los Milagros el dar mucha más importancia al retrato interior de los personajes que a la descripción del aspecto físico, y así al clérigo se le describe interiormente a través de lo que cree y siente y a través de sus acciones. La actuación de este clérigo se nos da en dos partes: el servicio que presta a la Virgen y el engaño que sufre. El servicio a la Virgen es un tópico común en la obra: amor, saludo —"enclin"— y oración. Califica el tipo de servicio que el clérigo hace, "avié muy grand vergüenza de la su catadura" (116d), refiriéndose al profundo respeto que siente cuando se halla frente a María. Nuestro clérigo se siente insatisfecho con el servicio que presta; así se subraya el ahínco y la humildad con que sirve a la Virgen. La segunda vez el clérigo aparece enfermo y sufriendo enormemente: "li querién los ojos essir de la mollera" (123b). Tras la aparición de la Virgen todo se vuelve alegría, pero es esta una alegría basada en un malentendido: el clérigo cree haber recibido la salud física y lo que se le ha anunciado es la salvación de su alma. Berceo enfatiza dos veces este estado de engaño: "ha grand diferencia de saver a cuidar" (127c), "como lo dizié Ella él no lo entendió" (130c). El énfasis también se marca repitiendo el mismo hemistiquio al comienzo de dos estrofas consecutivas: "Bien se cuidó el clérigo" (127a, 128a). El galardón que recibe es mucho más de lo que el propio clérigo puede imaginarse: el gozo eterno, "do el bien nunca fina" (129d). Berceo ya nos había anunciado antes este premio en la estrofa 115, que abre el Milagro y también al narrar el servicio a la Virgen "ovo gualardón bueno, buen grado recibió" (120d). La idea de que los cinco sentidos hacen llevar una vida de yerros (121-122) se subraya ahora con la reacción del clérigo ante la aparición de la Virgen: no comprende el mensaje. Desde el punto de vista de la Virgen el clérigo es un "amigo leal" (124d). Berceo enfatiza esta relación de amigo leal a su señora con el símil "afijada-madrina" (129b), ahora desde el putno de vista de la protección que recibe su alma. Sin embargo este clérigo, galardonado servidor de la Virgen, es víctima de una falsa percepción que lo lleva a un engaño. La falsa percepción se corresponde con la disquisición que Berceo hace sobre los cinco sentidos y cómo rezando los gozos se nos perdona el yerro al que nos llevan. La circunstancia que permite el milagro se expresa en una sola estrofa (123) que ocupa la parte central del Milagro, una enfermedad que lo llevará a la muerte. Para dar relieve al dolor del clérigo, Berceo lo describe en un verso de gran expresividad colocado en el mismo centro del Milagro: "qe li querién los ojos essir de la mollera." Este verso hace juego con la idea de la separación del alma y del cuerpo y vuelve a utilizar el motivo de los sentidos, centrándose en el de la vista, como más adelante utilizará el del oído para ilustrar la percepción falsa del discurso de la Virgen. El milagro que opera la Virgen no es otro que su aparición para anticipar el galardón que el clérigo tiene bien merecido, no el galardón en sí, pues es natural que se salve dada su buena vida. Aparición y mensaje constituyen el milagro. Berceo no describe la aparición, sino que se centra en el mensaje y para ello transcribe las palabras de la Virgen. Su monólogo consta de dos partes: saludo (124b, c) y mensaje (125-126). El mensaje se repite dos veces, cada una bajo un punto de vista diferente. La primera vez anima a su amigo y le anuncia el fin de su dolor dándole como prueba que su pulso "es bueno complido" (125d). La segunda vez, le vuelve a animar y a anunciar el fin de su dolor por el galardón que su "servicio e amor" se merecen. Este mensaje es alegórico; contiene una anfibología, quizá percibida por el lector u oyente, pero no por parte del receptor del milagro. Dos veces se refiere la Virgen a la curación del dolor que sufre el clérigo. Este dolor no es otra cosa que la vida terrenal. Berceo juega con las palabras: "tente con Dios a una por de cuita essido" (125c), frase que puede tomarse, como hace el clérigo, con un sentido físico —curación de su enfermedad—, o, si se mira desde un punto de vista alegórico, como es el caso, se refiere al encuentro o unión del alma con Dios y la salida de "este valle de lágrimas." La prueba que da la Virgen, "ca dizlo el tu pulso, que es bueno complido" (125d), vuelve a apoyarse en la anfibología que presenta la palabra "complido", que puede remitirnos al campo semántico de "abundante-lleno de vida," o bien puede ser usado con el significado de "completo-acabado." La segunda vez que se repite el mensaje, "tente por mejorado de toda la dolor" (126b), se vuelve a jugar con el significado de "toda la dolor." La Virgen le indica asimismo la intención que tiene de otorgarle el galardón (que el clérigo entiende como curación). Si la Virgen apela a sus sentidos dos veces en dos estrofas consecutivas: "tente con Dios a una por de cuita essido", "tente por mejorado de toda la dolor", Berceo utiliza el mismo recurso para subrayar la falsa percepción: "Bien se cuidó el clérigo del lecho levantar" (127a), "Bien se cuidó el clérigo de la presón essir" (128a). El milagro se resuelve, tras un anuncio del autor: "óvose otra guisa esto a terminar" (127d), con la muerte del clérigo y la entrada de su alma, conducida por la Virgen, en la gloria. Berceo utiliza la malinterpretación del clérigo para subrayar el tema del yerro en el que los sentiDos nos hacen caer. Para ello construye un discurso ambiguo que pone en boca de la Virgen, cuidándose de mantener el doble sentido hasta que presenta la reacción del monje engañado. Es importante notar la diferencia de sentido que hay en las palabras de la Virgen entre el texto latino, "gaudii [...] mecum particeps eris" (66),6 y las que pone Berceo, "serás aína de tu dolor guarido." En el texto latino las palabras de la Virgen carecen de doble sentido, ya que gaudii remite inequívocamente al plano sobrenatural; en Berceo, en cambio, las oscuras palabras de la Virgen se refieren aparentemente al plano terrenal, dado el contexto que la narración ha creado. La narración del milagro, dividida en dos partes, se apoya en los dos sentidos más importantes que poseemos: la vista (aparición) y el oído (mensaje), que engañan al buen clérigo, aunque, gracias al servicio que ha prestado a María, no impiden que vaya a la gloria. Las dos estrofas finales muestran una visión optimista frente a la miseria del hombre sujeto a su carne. Berceo comienza glorificando a la Virgen, "benedicta sea Ella" (130b), y comenta en la misma copla la falsa percepción del monje, "como lo dizié Ella él no lo entendió" (130c) y la lealtad de María "en quanto qe disso verdadera issió" (130d); Berceo ya había comparado la poca capacidad de comprensión del clérigo con el conocimiento que la Virgen tiene de los designios divinos: "ha grand diferencia de saver a cuidar" (127c). Todo ello hace que el lector u oyente vuelva los ojos al verdadero mensaje y no a la falsa interpretación. La estrofa siguiente nos muestra la posibilidad de librarnos del yugo de los sentidos al indicar la existencia de un público que presencia el milagro y que glorifica a la Virgen. Esta comprensión por parte del público también se apoya enlos dos sentidos que utilizó antes para narrar la aparición y el mensaje de la Virgen: "udiero e vidieron" (131a). Berceo presenta este Milagro como ejemplo para desarrollar y describir la fragilidad del ser humano, guiado por los sentidos y sujeto a la esclavitud del pecado. Ya que no podemos liberarnos de esta esclavitud, a causa de la trangresión de Eva, Berceo nos ofrece una solución: el servicio a la Virgen, una nueva madre que nos permite lograr la salvación a pesar de estar atados a la carne. El medio de llegar a ella es a través de la oración. Utiliza así los cinco gozos de la Virgen como antídoto contra los yerros que se derivan de los cinco sentidos.
NOTAS 1. Para evitar confusiones, escribo "Milagro" cuando me refiero a la narración y "milagro" cuando hablo de la acción sobrenatural. 2. Para el texto del Milagro de Berceo sigo la edición de Jesús Montoya Martínez. 3. Para el texto del Milagro latino sigo la edición de Dutton (65-66). 4. Brian Dutton (66) ha señalado las diferencias más significativas del texto de Berceo con la versión latina. Coincido, pues, con él en señalar variantes, pero como mi propósito es distinto al de Dutton, pongo el énfasis en destacar las variantes de estructura entre ambas versiones respecto al tema de los gozos y los sentidos. 5. Montoya Martínez ha señalado la posición estratégica de esta copla (92, nota). 6. Estas palabras de la Virgen al clérigo moribundo parecen estar inspiradas en las que Cristo le dice al buen ladrón en el suplicio: "Hodie mecum eris in paradiso" (Le XXIII 42-43).
OBRAS CITADAS Dutton, Brian, ed. Obras completas, II, Los «Milagro de Nuestra Señora». De Gonzalo de Berceo. 2a ed. London: Tamesis, 1980. Montoya Martínez, Jesús, ed. El libro de los «.Milagros de Nuestra Señora» de Gonzalo de Berceo. Granada: Universidad de Granada, 1986.
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