En el prólogo de su obra Poesía española, un crítico de tanta experiencia como Dámaso Alonso resume treinta años de repetido contacto con algunas de las obras maestras de la literatura española exclamando: "¡Quiera Dios que de todo este camino no sea lo único bueno la primera y candorosa lectura!" (pág. 10). Añade también, en otra parte del libro, el comentario de que "hay por todo el mundo gentes de buena fe que se ponen delante del poema y aspiran a estudiar todos sus elementos, y a esto llaman estudio estilístico" (pág. 409). Todo esto no hace sino recordamos la eterna cuestión: ¿acaso destruiremos la frescura del poema, su fragancia original, al intentar someterlo a un tipo de escrutinio que, de hecho, atenta contra la esencia de la obra literaria? Más aún: ¿existe, en realidad, algún tipo de análisis literario del que podamos valemos con provecho para decidir con exactitud qué es lo que da a un autor un estilo característico? ¿Será verdad que todo el problema estriba, ni más ni menos, en que no podemos confiar en ninguna teoría o descripción de la poesía que no resulte demasiado complicada para poder utilizada? 1. Por otra parte, no hay duda de que, si bien hay casos en que no conseguimos volver a sentir la emoción que despertó en nosotros una primera lectura, también son muchas las ocasiones en que cada nueva lectura parece enriquecer nuestra comprensión y nuestro goce del poema. Y por lo que se refiere a nuestros esfuerzos por transmitir nuestra propia reacción a un tercero, probablemente no se trate tanto de destruir el contenido emotivo de un poema como de sentir la fatiga de los convencionalismos de la crítica literaria y, en consecuencia, desconfiar de nuestra capacidad expresiva. Hace ya años, J. Middleton Murry resumió el problema acertadamente al principio de un conocido ensayo: Resulta, me parece, una experiencia bastante usual de todos los que han dedicado muchos años a la crítica literaria asumir, casi sin darse cuenta, una postura de desconfianza hacia toda la terminología que más corriente y familiar les resulta. El crítico se siente insatisfecho de la vaguedad de su actividad o arte, y acaricia el sueño fantástico de que podría ser reducido a la firme precisión de una ciencia 2. En cierto modo, la referencia podría aplicarse a lo que no deja de ser una experiencia corriente en tantos aspectos de nuestra vida; es decir, el cansancio que llegamos a sentir ante todo lo que ha llegado a sernos excesivamente familiar. Aquí, sin embargo, lo que nos concierne es el ansia de hallar un nuevo medio de expresión por medio del cual pudiésemos comunicar nuestros sentimientos de manera lingüísticamente original, a la par que precisa cual fórmula matemática. Añadamos, de pasada, que en ese cansancio de lo familiar radica frecuentemente el germen de los cambios lingüísticos; y digamos también que, sin negarle méritos a la Estilística, las corrientes actuales parecen favorecer cada vez más la interpretación de que la crítica literaria como ciencia exacta no es sino un "sueño fantástico". Pero, inmediatamente después de lo citado anteriormente, Murry prosigue de manera aún más interesante: Durante este período de insatisfacción, el crítico puede incluso olvidar que la mitad del atractivo de su labor se halla en el hecho de que los términos que emplea son fluidos y vagos, y que el éxito dependerá de la fuerza con que sepa imbuirles un significado que resulte exactamente adecuado a sus intenciones e inequívoco ante su público 3. Así que ahora se han vuelto las tornas y ya no se trata de llegar a una ciencia exacta; ahora es la falta de precisión lo que presta su atractivo a la tarea, y todo depende de la pericia del crítico en hacer que su público entienda precisamente lo que se quiere que entienda. Por otra parte, la cuestión podría ahora plantearse de otra manera: si los términos con que trabaja son, por naturaleza, "fluidos y vagos", ¿hasta qué punto conseguirá el crítico hacerla s inequívocos para el público? Puesto que nos disponemos a examinar el uso que hace Berceo del idioma en uno de sus poemas, sirva lo dicho basta aquí de comentario preliminar indispensable. Con ello, tan sólo se ha querido recordar con qué cuidado deberemos andar si pretendemos obtener un resultado medianamente satisfactorio y que se aparte tanto del seco catálogo de aspectos "estilísticas" como de vaguedades y generalizaciones escudadas en la conveniencia de evitar un formulismo pseudomatemático. La intención, como se ha dicho anteriormente, es la de efectuar una serie de calas en la obra y comentar ciertos aspectos lingüísticos que llegan a nuestra sensibilidad como lectores, aunque, creemos, llegarían poco más o menos igual si fuéramos oyentes. Cierto es que el comentario no puede hacerse si no es valiéndonos del mismo medio de que se valió e] poeta, o sea del idioma; pero cierto es también que las circunstancias no son las mismas, pues lo que sin duda guía tanto al artista como al crítico en la expresión de sus sentimientos no es otra cosa que una especie de intuición sometida a disciplina, aunque sea la cantidad de disciplina e intuición, así como la proporción en que estén mezcladas, lo que les llevará al éxito o al fracaso en sus campos respectivos.
1. La metáfora, el símil, las imágenes
Si aceptamos la premisa de que cualquier aspecto lingüístico puede servimos de punto de partida para el estudio del estilo de un autor, de que la elección de cualquier forma o rasgo estilística y su estudio minucioso constituye ]a varita mágica que nos abrirá el camino 4, parece aconsejable empezar por la presente rúbrica como introducción a la lengua y el estilo de la Vida de Santo Domingo. Dicha rúbrica, no sólo cubre un aspecto básico de cualquier análisis estilística, sino que, además, nos permitirá dar principio a la tarea con un buen ejemplo del cuidado que ha de tener el crítico con la terminología que maneja, si desea que su trabajo se vea libre de ambigüedades e inconsistencias. Tratemos de precisar su significado. Tan pronto como nos ponemos a examinar con algún detalle obras de crítica literaria, en seguida nos damos cuenta de que varios vocablos, cuyo uso como términos de referencia habíamos creído claro y bien determinado -"imagen", "metáfora", "símil", "comparación" -, son, en realidad, una especie de tierra de nadie donde cada cual campa a su antojo. Para algunos, "imagen" es una palabra que define cualquier tipo de impresión o sensación comunicada por medios literarios. Otros restringen su significado al propio de la metáfora. Otros, en fin, emplear indistintamente "imagen" y "metáfora" sin ninguna diferencia. "Símil" es un vocablo relativamente poco usado, que suele ser reemplazado por "comparación"; pero "comparación" también aparece a veces en lugar de "metáfora". Ni siquiera la diferencia entre "metáfora" y "símil" parece demasiado clara. Así, por ejemplo, después de haber mencionado el "símil o comparación", Carmelo Gariano cita un verso de los Milagros, "Tenie por el sol al Fijo, la Madre por estrella" (117b), con el comentario de que "el símil referido a los cuerpos celestiales a veces está recargado de sentido metafórico" 5, lo cual, por lo que se refiere al símil, me parece que no es interpretar acertadamente el significado de tener por; pero todavía es más evidente la faIta de precisión en el ejemplo siguiente:
En fin,
cuando Jorge Manrique asegura que: que van a dar en la mar que es el morir ("Coplas a la muerte de su padre")
el símil se apoya en el comportamiento físico de vidas y ríos, pues ambos son fugaces y terminan en la aniquilación, sin que haya ni pueda haber parecido formal entre ellos 6. En principio, lo más sencillo y adecuado es decir que tanto la metáfora como el símil son una comparación; explícita éste, e implícita aquélla. Una frase como, por ejemplo, "asi los delibraua commo lobo corderos" (Alexandre, 515d) fácilmente puede ser definida como un símil, mientras que el hecho de que la Virgen "a lo bonos da trigo, a los malos avena" (Milagros, 374c) evidentemente hay que entenderlo como la manera metafórica de indicar la recompensa y el castigo. Con todo, la cuestión se complica al tener que considerar también la imagen, así como los límites precisos del lenguaje metafórico. Puesto que el tema es de crucial importancia para el estudio del lenguaje figurado, tratemos de definir el alcance de la palabra "metáfora". Más que la definición de la palabra en sí, el problema radica en decidir qué es lenguaje literal y qué es lenguaje figurado -o acaso hubiera que decir lenguaje "aparentemente" figurado-. Sabemos todos muy bien que los idiomas contienen un sinnúmero de metáforas muertas o moribundas que los hablantes ya no suelen sentir como tales; de ahí que haya podido decirse que el diccionario no es sino un cementerio de metáforas. Normalmente, nos damos cuenta de estos cambios semánticos cuando se nos llama la atención sobre ellos; pero, ¡cuántas veces nos resulta difícil, si no imposible, decir si una palabra o expresión determinada hay que tomada en sentido literal o en sentido figurado! Recordemos las conocidas líneas del Poema de Fernán González:
Estonçe era
Casty[e]lla vn pequenno rryncon, ¿Es verdaderamente fácil decidir si rryncon y mojon son metáforas o lenguaje literal? Recordemos también las palabras de la paralítica de Castro Cisneros, después de haber sido curada por Santo Domingo: ca sé que por tu graçia só del lecho exida. (310d) Cierto es que la mujer ha podido "exir" del lecho, en el sentido literal del verbo; pero ¿no será el segundo hemistiquio una manera metafórica de decir "he recuperado la salud"? Normalmente, aceptamos que el empleo de la palabra "pata", refiriéndonos a una silla o a una mesa, es metafórico; pero parece claro que el sentido traslaticio que pueda tener esta palabra es prácticamente nulo, si lo comparamos con, por ejemplo, lo que en nuestros días ha ocurrido con la "pajita" que nos sirve para sorber un refresco (hecha de todo, menos de paja). Un crítico inglés ha expuesto las características del problema de modo bien claro: De hecho, si consideramos aquellos ejemplos difíciles e imprecisos de lo literal y lo figurado, como "el ala de un avión" o "la pata de una mesa", en los que la categoría "ala" y "pata" resulta dudosa no a causa de ningún proceso histórico que les ha envuelto, sino sencillamente en sí mismas, la complejidad esencial de la metáfora empieza entonces a asumir las proporciones de la complejidad del propio lenguaje. Ni siquiera la línea entre lo literal y lo analógico puede trazarse con precisión, y no porque la línea no haya sido descubierta aún, sino más bien porque no existe 7. Lo cierto parece ser que, como dice también Watson, el lenguaje que solemos considerar literal es ya analógico en alto grado, y que el problema estriba en decidir no lo que es una metáfora, sino más bien lo que no lo es. De modo parecido, y según nuestro sentir con respecto a palabras como "ala" y "pata", nos sentiremos más o menos inclinados a la interpretación plenamente metafórica de una palabra como "carrera" en: "Por yr a parayso buscávalis carrera" (464a), aplicada a Santo Domingo en el pasaje en que predica a los moradores de Monte Rubio. Quizá la solución más fácil fuera ceñirse al empleo de la palabra "imagen" para designar tanto las metáforas declaradas como las descripciones efectuadas por medio de lenguaje poético 8, Esto resolvería el caso de las comparaciones expresas que son, al mismo tiempo, metáforas ("qual simiença fizier'des, tal era pararedes", S. Dom., 467d), y zanjaría la cuestión del uso indiscriminado de los términos "metáfora", o "símil" e "imagen". Con todo, en las páginas que siguen nos valdremos de los tres vocablos. Si definimos la imagen como cualquier forma de lenguaje evocativo o descriptivo, cualquier tipo de lenguaje que nos hace imaginar una escena o situación, ya tendremos, en principio, las demás formas de lenguaje figurativo comprendidas en la definición. Al mismo tiempo, si estudiamos en primer lugar las comparaciones implícitas ("metáforas") y estudiamos a continuación las comparaciones explícitas ("símiles"), tendremos la ventaja de haber hecho una exposición sistemática que puede ser redondeada mediante el estudio de las demás imágenes del poema que no sean, ni metáforas ni símiles (es decir, comparaciones de ninguna clase), incluyéndolas en una sección que podemos llamar, sencillamente, "otras imágenes". En resumen, pues, considero estas dos formas de comparación, la metáfora y el símil, como aspectos de la imagen, si bien las imágenes poéticas no son necesariamente metáforas o símiles. De ahí la progresión formada desde el lenguaje plenamente figurativo, pasando por la comparación explícita de dos términos, hasta el tipo de lenguaje literal capaz de sugerir una impresión.
A) LA METAFORA
Después de haber definido la palabra, y después de haber mencionado la dificultad de establecer sin lugar a dudas ni opiniones desacordes la frontera entre lenguaje literal y lenguaje figurado, tratemos ahora de evaluar el uso que hace Berceo de este recurso estilístico, cuyas definiciones se extienden a lo largo de una gama que va desde "el supremo agente por medio del cual lo distinto y anteriormente desconectado se ve reunido en poesía buscando los efectos sobre actitud e impulso que nacen de su colocación y de las combinaciones que la mente establece entonces entre ambos" 9, hasta "lenguaje que no puede ser interpretado literalmente" o, simplemente, "comparación tácita". Sin pretender agotar las posibilidades, intentaré clasificar el lenguaje metafórico que aparece en la Vida de Santo Domingo valiéndome de unos cuantos epígrafes que sirvan de referencia general, pero que se aparten del tipo de clasificación atomística basada en aspectos muy específicos. A fin de cuentas, no hay que olvidar que muchas expresiones metafóricas se prestan a ser estudiadas desde diversos ángulos. Por otra parte, con el objeto de no omitir algunos aspectos de la lengua de Berceo que merecen ser mencionados aquí, complemento a veces las observaciones sobre la metáfora por medio de referencias a recursos estilísticos y semánticos que recuerdan, una vez más, cuán difícil resulta separar lo literal de lo figurado. En todo caso, cada uno de los apartados que siguen resultará lo suficientemente explícito para que quede claro el principio que lo informa 10. i. Metáforas relacionadas con guerras, luchas y cárceles Uno de los aspectos del lenguaje figurado que aparece en la Vida de Santo Domingo de Silos y que el lector no tarda en descubrir es el uso de palabras y expresiones relacionadas con la guerra, cuyo eco tiene que haber llegado hasta Berceo procedente tanto de la vida real como de los cantares de gesta 11. Ya al comenzar el poema, Berceo nos advierte que se dispone a narrar la historia de Santo Domingo de Silos, "que salva la frontera" (3d), metáfora que amplía y precisa en 48c, "bien sabié al diablo tenerli la frontera". Es decir, que del mismo modo que los soldados del Rey guardan la frontera contra las incursiones del invasor musulmán, el santo -soldado de Cristo- guarda la tierra contra los ataques del demonio. Para Claudio Sánchez-Albornoz, la imagen es característica del "cristianismo militante de los españoles" 12. Como nos dice Berceo en uno de los últimos milagros del poema, todos rezaban a Santo Domingo agradecidos porque gracias a él "teniése la frontera toda por más segura" (730d), y en relación con el episodio de los moros fugados el santo es descrito como "el adalil caboso" (441a) 13. El demonio, por descontado, también es un guerrero, pero un guerrero que simboliza las fuerzas del mal. A veces ataca a cristianos inocentes, como la piadosa Oria, "guerreávala mucho" (329a), y a veces lucha contra sus enemigos declarados: "ambos vienen ... para mí guerrear" (695d), dice refiriéndose a San Martín y a Santo Domingo. También hay ocasiones en que no lucha por sí mismo, sino que invita astutamente a otro para que lo haga: "por esso te ençiende que barages conmigo" (151d), le dice Santo Domingo al Rey Garçía cuando éste cae en la tentación y trata de despojar a los monjes de San Millán. Por otra parte, Garçía, como buen rey de su tiempo, no dejaba de ser excelente guerrero y había matado gran cantidad de moros, "fizo a mucha mora bidua de su esposo" (128c). Sin embargo, se hallaba ahora en poder del demonio: "en cadena te tiene el mortal enemigo" (151c). Los torneos, otro aspecto del combate, también contribuyen al lenguaje metafórico. Cuando muere Santo Domingo y su alma sube al cielo, San Millán se desvive por honrarlo, ya que había sido por causa del monasterio de éste que Domingo había hecho frente a la codicia del Rey García sin dejarse intimidar, "ca metióse por elli en un fiero torneo" (526d) 14. En un pasaje anterior del poema, Santo Domingo lucha en combate singular contra la "gota mortal" que aflige a Garçi Muñoz de Gomiel. No se hace aquí referencia específica a ningún torneo, aunque podría tratarse muy bien de un encuentro de este tipo, dada la descripción que hace el poeta: ca non quiso el canpo elli desanparar fasta que non exó ella a todo su pesar. (416cd) Ya hemos visto que el Rey Garçía había caído en poder del demonio. Otras metáforas relacionadas con la idea de prisión o encarcelamiento son la de la paralítica de Castro Cisneros, "esta dueña que yaz' en tal prisión" (305b); la mano enferma de Jimena de Tordomar, que la tenía "en cadena" (618d); Y el tradicional concepto del cuerpo como cárcel del alma, "fata que salga mi alma d'esta carnal prisión" (247d). La declaración de que Santo Domingo libera a los cristianos cautivos de los moros, "quebrántalis las cárçeles" (374c), podría ser interpretada en sentido literal, pero se incluye también aquí porque la idea de "quebrar" parece indicar además que las puertas se abrían de manera milagrosa e incluso, quizá, que las cadenas dejaban de ser pesadas:
Abriéronse
los fierros en que yazié travado; Se encuentra una referencia a la caballería cuando Santo Domingo entra en el monasterio de San Millán, "aprisa bien la orden el novel cavallero" (84a), así como varias referencias al mundo de guerreros y combates según aparecen en la antigua tradición juglaresca: cuando Berceo pasa a describir la muerte de Santo Domingo, habla de "una gesta cabdal" (487c); tanto el Rey David en la Biblia como el castellano Fernando son descritos como "fardida lança" (25c, 264a); y también -aunque ya no en lenguaje metafórico estricto- el codicioso Rey Garçía de Nájera es "un firme cavallero, noble canpeador" (127c). Finalmente, para poner fin a este apartado, podemos incluir aquí la palabra "victoria" en el sentido de "recompensa", cuando Santo Domingo está a punto de expirar, "era çerca de la victoria" (491d), y dos ejemplos de frase desiderativa que dirige Berceo al santo, uno en el que "guardar" y "defender" se emplean con el sentido general de "proteger", y otro en el que se impetra también protección contra los golpes y saetas del pecado o demonio:
él nos guarde
las almas, los cuerpos nos defienda, (375c) que de la su saeta non me vea colpado. (761cd)
ii. Metáforas relacionadas con la luz y la claridad Otro grupo de expresiones metafóricas usuales en Berceo es el formado por las referencias a la luz y a la claridad. Desde muy antiguo, la luz se ha tomado como sinónimo de bien, de verdad y de belleza; mientras que lo contrario, las tinieblas, han simbolizado la ignorancia y la maldad. Ya nos dice el principio del Génesis que Dios vio cómo era buena la luz y la separó de las tinieblas, y las imágenes de este tipo se suceden a lo largo del Antiguo y del Nuevo Testamento. Hasta el propio Dios, perfección suprema, se caracteriza por representar la claridad total 15. Berceo, hijo de su época, no podía dejar de valerse de un recurso estético que aparece en las diversas manifestaciones artísticas del siglo XIII 16, Y así recurre a metáforas relacionadas con la luz tanto para expresar la idea de excelencia como para designar, sencillamente, el sentido corporal de la vista; sentido, por otra parte, tan estrechamente vinculado a la idea del bien y del mal, a su vez simbolizados en la luz y las tinieblas. A este segundo caso pertenecen los ejemplos correspondientes a los milagros de Santo Domingo cuando algún ciego solicita su ayuda: "tú me gana la lumne" (576c), como suplica la ciega de Cornejana de hinojos ante el sepulcro del santo. Ejemplos parecidos de la ecuación luz = vista se hallan en 343d, 345c, 348d, 395b, 541d Y 624d; todos con "lumne", menos 395b, que emplea la palabra "luz". "Lumne de los ojos" aparece en 546a. La angustia y la desesperación provocadas por la ceguera se describen de manera pintoresca también en el milagro de Sancha, la ciega de Cornejana: ca omne que non vede yaz' en grand angostura, nin sabe d6 yaz' Burgos nin dó Estremadura, (573cd) si bien el encanto del último verso del tetrástrofo acaso no consiga hacemos olvidar del todo que el poeta puede haber tenido alguna dificultad en formar la rima adecuada. Al mismo tiempo, nos ofrece también un claro ejemplo de verso repetitivo, tan frecuentes en la poesía medieval, y que no son sino una ampliación o amplificatio de palabras básicas tales como "nada", "nadie", "todos", "siempre", etc.: "tanto vedié a viésperas quanto enna mañana" (572c) 17. En cambio, en el ya citado verso 541d, el sufrimiento se describe de manera más sobria, "non avié sin la lumne nulla consolaçión". La idea de la luz, muchas veces por medio de una forma verbal, sirve también para expresar la recuperación de la vista. Así, por ejemplo, Santo Domingo "enbióli la lunbre" (611b) al ciego cuya ciudad no logró descifrar Berceo a causa del "ençerrado latino" del manuscrito; ciego que había pasado doce días junto al sepulcro, rezando y esperando el momento en que pudiese sentir "los ojos allunbrando" (610d); María de Agosín pidió que la llevasen "ond' los que foron çiegos allumnados tornaron" (623b), y, en efecto, regresó a su hogar como "çiega allumnada" (626a). Por último, dos metáforas distintas, relacionadas con la recuperación de la vista, se hallan en los milagros 3 y 6 realizados en vida por Santo Domingo. En el primero de 'ellos, un ciego llamado Juan reza ayudado por Santo Domingo "que li deñasse Dios los ojos abrir" (346d); en el segundo, el milagro del Conde Pelayo de Ga]icia, la metáfora inicial formada con "luz", "cobró la luz el conde" (395b), se ve reforzada con otra a modo de complemento antitético, "fo luego de la cara la tiniebla tollida" (395c). Los casos en que la idea de "luz" se emplea como sinónimo de excelencia hacen referencia al santo protagonista del poema, estableciéndose así un vínculo con la tradición de las artes visuales según la cual la luz es símbolo de santidad que se manifiesta en el halo convencional con el que se adorna a los santos. Berceo llama a Santo Domingo "lumme de los abbades" (223b), "lumne de las Españas" (248a), y "lumne de los perlados" (433a). Poco después del comienzo del relato, cuando se describe la infancia y la juventud de Domingo, una de las estrofas termina con uno de los versos más afortunados de la obra, "fue salliendo afuera la luz del corac;ón" (40d), y después, al alcanzar Domingo el sacerdocio, toda la santidad que se desprende de su persona es ya como los rayos bienhechores del sol que ilumina la tierra y ahuyenta las tinieblas, "fue toda la tierra por elli allunbrada" (45b) 18. La metáfora de la luz prosigue después de la muerte del santo. Así, al ser enterrado:
metieron
grand' tesoro en muy grand' angostura, y más tarde, con motivo de los milagros que obra después de muerto, todos hablan de "tal tesoro, candela tan lumnosa" (673c). Finalmente, también pueden ser incluidos aquí dos o tres ejemplos donde aparece la idea de encender o apagar, o la de relucir. Haciendo referencia a] escarmiento de la mujer de Palencia, Berceo nos dice que "oro majada luze" (570d); al vengativo Rey Garçía, que no lo había perdonado desde la escena del monasterio de San Millán, Santo Domingo le dice "cutiano más mucho te ençiendes" (l74b); y al finalizar ya el poema, Berceo suplica al santo que ruegue a Dios que "la error amate, ]a caridad ençienda" (774b). iii. Metáforas que encierran la idea de sufrimiento o desagrado Como puede suponerse, la Vida contiene abundantes referencias a diversos tipos de dolor físico y mental. No sólo nos encontramos con los innumerables personajes cuyos padecimientos desaparecen gracias a los poderes taumatúrgicos del santo, sino que el propio Santo Domingo constituye el elemento central de varios ejemplos que pertenecen a este epígrafe. Los casos más elementales son los de palabras como "angostura" (430c, 453d); "presura" (517c); "ardura" (453b); "majamiento" (313d); "puntas mortales" (490b); e incluso "novenas" y "quarentenas" (415bc) en el sentido general de sufrimiento o aflicción. A esta categoría pertenece la expresión "mal tañido" (50ge), cuando los monjes de Santo Domingo empiezan a creer que éste, en su lecho de muerte, está delirando. En su edición, en nota explicativa, Orduna interpreta dicha expresión como "dicho en voz baja" (pág. 145), pero es evidente que el antecedente de "tañido" no es lo que comentan los monjes, sino el propio Santo Domingo. Es decir, que el derivado de tangere hace referencia al santo moribundo y significa "gravemente enfermo". El verso siguiente, a modo de amplificatio, repite y no refuerza la idea: "demandólos a todos, maguer que era quexado". Además, compárense estos tres ejemplos de otras obras de Berceo: Comidió su fazienda, viose mal tannido, (Milagros, 150b)
Padre de la
reclusa que yazia mal tanjda,
(Sta. Oria,
164d) qe era mal tannida de fiera malabtía. (Duelo, 112c) 19
Otro grupo que podemos incluir aquí es el formado a base de expresiones con "pesar" en sentido metafórico. En el transcurso del primer encuentro entre Domingo y el Rey Garçía encontramos "díxol' unos dichos pesados" (135d), "lo que dezirte quiero, non te sea pesado" (136b) 20, "pesávale sobejo porque el rey peccava" (147d), y "grand' carga de peccado echas a las tus cuestas" (148c). Al ser nombrado Domingo abad de Silos, "nin fo pesante dello nin villa nin conçejo" (209d); más adelante, en relación con sus milagros, hallamos "pesol' de voluntat" (405c), "cadióli de los ojos toda la pesadumbre" (611c), y "si pesado fo ante, después fo bien liviado" (621c), lo cual se dice de un brazo paralizado que, evidentemente, no podía pesar menos, en el sentido literal de la expresión, después de haber sido curado. Recordando que uno de los sentido figurados de "pesado" es "aburrido", podemos citar aquí también el empleo de "sofrir" en sentido de "soportar una cosa aburrida", cuando Berceo se dirige a su público (315a, 335c). Una forma más pintoresca de metáfora, que incluiremos también aquí, aparece en expresiones como "tú en loguer prométesme assaz mala sollada" (144d), "quantos aquí sedemos yazemos en mal baño" (152d), y "en quál fuego se vio, cómmo fue socarrado" (257d), las tres pertenecientes al episodio del Rey Garçía; "non me quiero en cabo del río enfogar" (387d), cuando el poeta anuncia a su público que sólo le falta un poco para terminar 21; y algunas más relacionadas con la salud y las enfermedades: "si tú tal menge eres que me vienes guarir" (658c), "la dolor de las piernas fo toda amansada" 546d), "non ovo el malato mester otro padrino" (477d), "tan mal a las orejas, que mordí las paredes" (337d), así como "non tenién los demonios sanos los coraçones" (642d). Dentro de la presente categoría, y por lo que respecta a Santo Domingo, hallamos metáforas como "prendié el omne bueno de sus carnes derecho" (68b) 22, "este vaso, que sin grado lo bevo" (102d), y "el debdo de la missa" (347a), si bien en este último caso evidentemente se trata de un deber u obligación cumplido de buena gana. Finalmente, mencionemos "cordojo" y su derivado "cordojoso" (340d, 366c), cuyo significado etimológico "dolor del corazón" ya había dado lugar al metafórico de "pena" o "pesar", ampliado después para incluir la idea de "piedad, misericordia"23; "aterrado" (393b), no en su sentido actual, sino en el más antiguo relacionado con "tierra", es decir, "caído, destruido" 24; y tres interesantes ejemplos que combinan efectos de sinestesia y catacresis: "ypocrisías ... amargas" (179cd); "males de diversas colores" (349b), y "veer grand' amargura" (517b). iv. Metáforas relacionadas con partes del cuerpo Reúno bajo este epígrafe un conjunto de expresiones metafóricas que hacen referencia al cuerpo en general o a alguna de sus partes. Muchas de estas metáforas podrían clasificarse también desde otros puntos de vista, tales como lo que se dice de la parte del cuerpo, o incluso el aspecto de la salud y de la enfermedad, que ya hemos visto; pero me atengo aquí al aspecto corporal más bien que, por ejemplo, a la idea de sufrimiento -ya estudiada- o a referencias personales -que se estudiarán en el epígrafe siguiente-. Al mismo tiempo, permítaseme insistir una vez más sobre la dificultad de establecer grupos o categorías bien delimitadas, sin perder parte del contenido metafórico o sin tener que recurrir a una larga lista de epígrafes en los que abundan las repeticiones y las llamadas 25. En primer lugar, relacionadas con el tema de la recuperación de la salud hallamos expresiones como "por ti cobré los mienbros, el seso e la vida" (310b), y "lis dava los piedes, los ojos o las manos" (418b), ésta dicha por Berceo refiriéndose a Santo Domingo, y aquélla puesta en boca de María de Castro Cisneros, después de su curación. Otro ejemplo parecido es "soltóseli la lengua, que tenié mal travada" (608b), y, en distinto contexto, encontramos también la palabra "lengua" en "oymos la lengua, mas el cuer non sabemos" (95d), y "pusieron en su lengua virtud de propheçía" (260c). Un verso cuya interpretación había creado problemas a varios estudiosos del poema es "que de menbres agenos quieres fer tales puestas" (148d), en el episodio de Santo Domingo y el Rey Garçía. En su edición de la Vida, Sánchez glosó "menbre" como "mimbre", y "puesta" como "canasta, espuerta, cesta" 26, explicación que siguió Janer en la Biblioteca de Autores Españoles 27. Más adelante, en su propia edición, Fitz-Gerald glosó las dos palabras como "miembro" y "apuesta" 28, interpretación que Brian Dutton se inclinaba a aceptar medio siglo después 29. Sin embargo, el significado está ya claro. La edición de Orduna explica "menbre" como "miembro" en el glosario, aunque no dice nada sobre "puestas"; pero tanto la edición de Labarta de Chaves 30, como la de Ruffinatto 31, como la del propio Dutton 32, aclaran que se trata de "miembros" y de "tajadas", y que el verso hace referencia a la amenaza de cortarle la lengua a Domingo proferida por el Rey Garçía. Por lo demás el correcto significado de "puestas", con referencias bibliográficas, está explicado también en el Diccionario de Corominas (s.v. "poner") y lo único que hace falta, añadir aquí es que el citado verso evidentemente corresponde al campo semantico que estamos examinando. Lo curioso -dada la relatlva frecuencia de la palabra "puestas" en la literatura medieval- es que se haya tardado tanto tiempo en llegar a la interpretación correcta. Diversas partes de la cabeza aparecen en "teniélos bien nodridos" (12b), donde "teniélos" se refiere a los ojos, y en "los labros de la boca teniélos bien cosidos" (12c), dicho del joven Domingo cuando solía andar con la vista baja, "por no catar folías", y con la boca cerrada, "por non dezir folías nin dichos corronpidos", según la descripción que nos da Berceo en la estrofa 12. En el contexto de las oraciones, hallamos "la lengua nol' folgava" (750b), dicho de uno de los caballeros de Hita, así como "paladares" (776d), cuando Berceo, al terminar el poema, le pide a Santo Domingo que rece por él. Otras expresiones propias de esta categoría son "su cara alinpiada" (546c), dicho del ciego que recobra la vista, y "las orejas abrir" (644b), súplica que dirige Berceo a sus oyentes. En cuanto a la cabeza en su conjunto, la encontramos en "tornar la cabeça atrás nunqua quesiste" (767c), que alude a la determinación por parte de Santo Domingo de vivir santamente; "a otras vanidades cabeça non tornava" (249d), referencia semejante a la anterior; y la curiosa metonimia "nin mandado nin parte non sabié de su toca" (293c), dicho de María de Castro Cisneros, primera en la larga lista de los que sanan gracias al santo. El cerebro, en el sentido de razón o inteligencia, y el corazón, en varios de sus sentidos figurados usuales, aparecen en "de seso más menguado" (136c), "tóvolo por buen seso" (268c), "que li torne su seso" (305c), "de seso acabada" (317c) -"acabada" en el sentido de "perfecta"-, "abrid los coraçones" (20ld), "de buen cuer" (210d), "de coraçón" (305a), y"de firme coraçón" (706a), los dos últimos ejemplos en el contexto de "rogar" (= "rezar"). Al cuerpo en general se refieren "yazié grand' tesoro so el su buen pellejo" (92b), "c;:eladas las tova dentro en sus entrañas" (248d), y de manera indirecta en "solo non las osaron tañer de los polgares" (276d), donde se habla específicamente de "polgares", pero se hace referencia al hecho de que no tocaron ninguna parte del cuerpo de los santos mártires, es decir, "ni siquiera los pulgares" 33. Por último, podemos terminar este apartado con un ejemplo de sinestesia parecido a los tres ejemplos ya visto en el epígrafe anterior: "sabroso de oyr" (335b), que es la descripción hecha por Berceo del milagro que va a narrar.
v. Metáforas relacionadas con gente, con Dios, con santos y con el demonio
Reúno aquí una serie de aspectos lingüísticos que van desde lo plenamente metafórico hasta expresiones que, más bien que lenguaje figurado, emplean lo que podríamos llamar amplificación perifrásica o, sencillamente, sintagmas calificativos, como puede ser "el pobre peccador" (547d) -un enfermo curado-, "essos bonos christianos" (555c) -gente alabando a Dios.--, Y "perfectos christianos" (633a) y "ordenados barones" (642a) -aplicados ambos a los monjes de Silos-. En este contexto religioso, y más propiamente dentro de la metáfora, hallamos la referencia a quienes fueron los "cimientos" de la Iglesia, "nuestros anteçessores, / qui de sancta eglesia fueron gimentadores" (54ab), y la descripción de la Joven Oria cuando entra en el convento y se convierte en "soror toca negrada" (325b) para vivir en reclusión, "fa end a pocos días fecha enparedada" (325c). Fuera del contexto religioso, podemos notar "cosa tan entecada" (403d 606d), que Orduna extrañamente explica (¿acaso por haber leído mal el artículo "entecarse" en el diccionario de Corominas?) como "cosa tan obstinada, persistente", en el primer caso, y "enfermedad tan grave", en el segundo, pero que claramente significa "persona debilitada, enfermo sin fuerzas", como puede verse tanto por el significado de "entecada" en "guareçió de la mano que tenié entecada" (608a) 34 como por el hecho de que siempre ha sido corriente el empleo de "cosa" por "persona" 35. Pertenecen también aquí la idea de la "barba temblorosa", como sinónimo de miedo, "tenblavan muchas barbas de cabeças fardidas" (743b) -por añadidura, con la sinécdoque de "cabezas" por "personas" -, y la clara metáfora de "este león bravo" (l60d) con que se designa al Rey Gan;ía. Incluimos también los tres casos, mencionados ya en la Segunda Parte, en que Berceo se llama "joglar" a sí mismo (289d, 759d, 775b), así como el interesante ejemplo de las connotaciones sociales de la palabra "merino", que aparece en 58d, donde se describe el Paraíso como el lugar "do non entra merino" 36. Un grupo bien definido es el formado por Berceo en relación con su tratamiento lingüístico de los moros, a los que llama "canes" dos veces (365b, 648c; en el segundo caso añadiendo "ereges e arlotes"); "cosas malas" (353c) -otro ejemplo de "cosa" = "persona", como ya se ha visto-, y diversos peyorativos relacionados con su fe: "essa gent' renegada" (354b), "los grandes traydores" (434d), "los enemigos de la cruz" (651a). Hace también mención de su astucia, "cabeças arteras" (439d), y por dos veces recurre al concepto de "malaventurado" que, en el sentido general de "desgraciado", parece haber sido empleado en todo tiempo y en todos los lugares para designar a quienes no comparten nuestras propias creencias religiosas: "fadamalientos" (374d) y "cosas fadeduras" (480a). Otro grupo parecido es el formado por las referencias al demonio, el espíritu maligno cuya intervención en la vida del hombre medieval era tan destacada 37. Berceo lo caracteriza también mediante nombres de animales: "can traydor" (768d), "draco traydor" (333c), "bestia percodida" (680a), "vípera mala" (693a), así como el interesante "lobo maleíto, de las almas contraria" (123c), que contiene la doble metáfora de "lobo" y de "enemigo del alma". El poema menciona una vez más al diablo como traidor, "el traydor provado" (328a), y tres veces como al enemigo por antonomasia, "el mortal enemigo" (68c, 327a), "el mal enemigo" (172d) 38, Se encuentra también una referencia al demonio como cizañero, "el mal revolvedor" (218c), y una que hace mención al hedor que llenó el aire cuando el espíritu del mal se vio obligado a abandonar el cuerpo de una mujer, "exió el suzio malo más pudient' que çiguda" (698c). Otras dos referencias están relacionadas con la idea de vivir o habitar: "el vezín malo" (332d), y "el mal huésped" (627d). Está también la circunlocución "aquel que Dios maldiga" (329a) y, finalmente, a este grupo de expresiones que nombran al demonio de modo indirecto podemos añadir la palabra "peccado", que se encuentra en varias partes del poema, y cuyo empleo con este significado es normal en las obras de clerecía 39. La Vida contiene también numerosas referencias a Dios, Padre e Hijo, expresadas por medio de combinaciones y perífrasis donde aparece el lenguaje figurado. La palabra que de manera más consistente se aplica a la divinidad es "rey": "Rey Celestial" (120a), "Rey omnipotent" (364d, 392b), "Rey devinal" (486c), "Rey de Magestat" (368c), "Rey de gloria" (405d, 411b), "buen Rey de gloria" (491c), "Rey de los reyes" (225a) y "Rey de los cielos, cabdal enperador" (345b). Otras referencias de tipo tradicional son "Padre Spirital" (178d), "padre que abre e que çierra" (181 a), "pan de vida" (451 a); la conocida metáfora del pastor, "El Pastor que non duerme en ninguna sazón" (24a); y una circunlocución con una metáfora de tipo forense, "el que las almas judga" (153d). Las referencias que hacen mención concreta de Dios Hijo son "padre de piedat" (501 a), "El Salvador del mundo" (62a), "el Don que dijo Siçio" (53d), y la circunlocución "al que nasco de la Virgen María" (185d). "Señor del mundo" (l03c) es interesante por el modo en que sintetiza la referencia al Padre y al Hijo, "del Señor del mundo fue Madre e Esposa" (es decir, la Virgen María). Para redondear este grupo, mencionemos también alguna que otra aparición del usual "creador", en la grafía normal de la época ("criador"). El otro grupo que hay que considerar es el formado por la Virgen y los Santos; aquélla designada únicamente, como es normal en Berceo, "la Gloriosa" (103a, 103a, 410d), pero San Sebastián, San Millán y Santo Domingo mencionados mediante una serie de recursos lingüísticos. En la oración de Liçiniano, San Sebastián es llamado "del lagar vocaçión, / mártir de Dios amado" (195ab), "siervo del Criador" (196a) y "mártir de bon sentido" (198c). San Millán aparece en el poema como "confessor preçioso" (58a), "sancto confessor" (154b), "confessor" a secas (160a), "buen padre" (619b), "de los pobres padrino" (58b), "padrón del lagar" (155c), "de la tierra padre ... e manto" (159a), y tres veces como "cuerpo sancto" (98c, 118a, 158a), cuando se hace referencia a los restos del santo. Santo Domingo merece un enfoque algo distinto porque, aparte de la terminología propiamente metafórica con la cual se le designa, es también conveniente examinar las demás expresiones empleadas por Berceo cuando habla del protagonista de la Vida. Bajo los epígrafes i) y ii) lo hemos ya visto como "adalil" y como "lumne"; otras metáforas procedentes de cambios semánticos fácilmente reconocibles son "pastor de buen derecho" (518c)- "maestro de las almas" (254d), "la boca berdadera" (281 a), "tan buen manto" (520d) -metáfora aplicada también, como acabamos de ver, a San Millán- y "vaso era pleno de graçia çelestial" (486b). Sin embargo, uno de los aspectos de la Vida de Santo Domingo que por fuerza ha de llamar la atención del lector es la variedad de expresiones empleadas por Berceo para referirse al santo, incluso cuando no corresponden propiamente al campo de la metáfora. A causa del interés estilística de tan numerosas referencias, y para que quede bIen completa esta área semántica, las catalogo a continuación según la palabra principal utilizada en cada caso. padre: aparte de la palabra aislada "padre", que aparece once veces (324a, 341a, 763a, 766a, 767a, 168a, 169a, 770a, 771a, 775a, 776a), se emplea "padre sancto" (323a, 360b, 37lc, 427a, 488a, 517c. 520b, 624b), "sancto padre" (423d 447a, 450a, 490c), "padre beneíto" (343a), "padre benedicto" (408b, 484d), "padre piadoso" (363a, 477a), "padre prodigioso" (586c), "padre verdadero" (370a), "padre pleno de graçia" (764a), "padre de buen sentido" (324c), "padre de los laz'rados" (342a), "padre de muchos" (762a), "padre de la preçiosa vida" (604b), "padre de la grand' sanctidat" (368a), "padre del bon tiento e de bon coñoscer" (428a), "buen padre" (315d, 436a, 635c, 644d), "buen padre de la grand sanctidat" (632b), "señor e padre" (309b, 321a, 618b, 670a, 722a; todos estos ejemplos, menos el último, que aparece así mismo, se encuentran en el poema como "Señor, dixo, e padre"). señor: aparte del último ejemplo mencionado, y de una vez que se emplea la palabra sola (766c), aparece en "donoso señor" (443c), "buen señor" (577a), y "señor de la posada [= 'monasterio']" (608c). confessor: diez veces por sí sola (564d, 594a, 600c, 601a, 605a, 625b, 643c, 673a, 750c, 754c), más "confessor acabado" (761a), "confessor cabdal" (585c), "confessor caboso" (405a, 416b), "confessor derechero" (536b), "confessor glorioso" (226a, 253:1, 442d, 602b), "confessor nomnado" (599c), "confessor onrrado" (157a, 359b, 393a, 542c, 669d), "confessor tan onrrado" (252a), "confeçsor pre<;ioso" (475a), "prcc;ioso confessor" (705b), "confessor sancto" (1d), "sancto confessor" (296a, 333a, 338d, 345a, 385b, 409a, 5'21a, 577b, 671b), "confessor tan sancto" (375a), "confessor preçioso de los fechos cabdales" (299a), "buen confessor" (545a, 621a, 730c), "bon confessor" (580b, 592c, 611a, 663a, 731d), "bon confessor de las mañas conplidas" (634c), "tan noble confessor" (749b). sancto: además de hallarse acompañando a "confessor", aparece una vez por sí sola, "el sancto" (461d), y, como nombre o como adjetivo, en "buen sancto" (752b), "sancto maravilloso" (602c), "sancto perlado" (396b), "sancto mensagero" (657a, 661a), "cuerpo sancto" (574c, 575a, 596a, 614a, 641d; la referencia es siempre a su cuerpo después de muerto). En este grupo podemos incluir también "essa sanctidat" (593d). cuerpo: adémás de "cuerpo sancto", ya mencionado, esta palabra aparece una vez como final de hemistiquio (612b: "despidióse del cuerpo por yr a su posada"; se trata de un ciego que ha recobrado la vista después de haber rezado doce días ante el sepulcro del santo), y en "cuerpo tan palaçiano" (485a). padrón: "padrón de Silos" (731b), "padrón de los Silos" (424c), "padrón de la Castiella" (624b), "padrón de los claustreros" (479a), "padrón de las mongías" (640d), "padrón de los abbades" (770c) , varón.' "claro barón" (397a), "preçioso varón" (126c), "preçiado barón" (463a), "barón adonado" (437a). "varón benedicto" (105a), "varón de buen seso" (107a), "barón del bon tiento" (493a), "barón de prestar" (384d). referencias varias: "omne bueno" (411a), "omne beneýto" (481a), "monge beneíto" (727b), "buen escapulado" (630b), "leal escapulado" (86a), "buen missacantano" (478a), "perfecto christiano" (344c), "perfecto christiano de la grand' paçiençia" (119a), "siervo del Criador" (762a), "del Criador amigo" (151a), "de los çielos casero" (536d: "el muerto de los çielos casero", al comienzo de la tercera parte de la Vida), "el glorioso" (441d. Por último, la lista puede completarse mencionando a!gun coloquialismo como "serrano" (675b); algún caso en el que el sentido solo es propiamente inteligible dentro de su contexto, como "el trotero" (716a) y "el feliz en contrado" (725b), en el episodio de la aparición de Santo Domingo a Pedro de Llantada; y el empleo de "consejo", en su antigua acepción de "ayuda", cuando Berceo finaliza su narración diciendo que hay que dar gracias a Dios, "qui nos dio tal consejo, tan nuestro natural" (777b) 40. vi. Metáforas basadas en alusiones religiosas o eclesiásticas Otro grupo metafórico que podemos formar es el de las expresiones cuyo origen se encuentra en la visión del mundo a través de la religión. Ya nos ha salido al paso el ejemplo constituido por la idea de que el cuerpo es la cárcel del alma, "fata que salga mi alma d'esta carnal prisión" (247d). Casos semejantes son el también tradicional concepto de la madre tierra como principio y origen, "cubrió tierra a tierra, commo es su natura" (531b), que aparece con motivo de la muerte de Santo Domingo; la idea de vender el alma, "la tu alma non vendas" (l41c); el empleo del verbo caer acompañado de palabras como "pecado", "tentación" u otras semejantes, como, por ejemplo, en "a los que bien quieres non los dexas caer" (99b); el familiar "repaire" (243c) en sentido figurado; y la expresión "ome de carne" (234d), que -a caballo entre sinécdoque y redundancia- refuerza el concepto de "ser mortal" ("nunqua ome de carne vio tan bella cosa"). Otra palabra característica del vocabulario eclesiástico es "sieglo", como sinónimo de "mundo". Berceo la emplea sola (100b, 321c) o calificada por "este": "desque Santo Domingo fa dest' sieglo pasado" (537a); también la opone a veces al "otro siglo", en sentido de "vida eterna": "exir deste mal sieglo, en el bono caer" (488b), "esti sieglo pobre, que poco durará, / ... el otro, que nunqua finará" (246ab). La equiparación del pecado o de la deshonra a un borrón o mancha aparece en "la peor mançiella cadié ennos parientes" (561d), y la imagen del demonio "tejiendo" el pecado surge un par de veces en "el diablo lo urde" (152b) y "ya la iva urdiendo la tela el peccado" (l86b) 41; una alusión parecida es la que se hace al "mal lazo" del demonio (769d). Dos versos que hacen referencia concreta a la Biblia son el relacionado con los Hechos de los Apóstoles, ix, 5, "contra la aguijada coçear non me trevo" (102c), y la alusión al pecado original de comer el fruto del árbol prohibido y sus consecuencias, "sentímosla los nietos aún essa dentera" (330d). De modo parecido al correspondiente pasaje del Nuevo Testamento 42, Berceo se vale humorísticamente de la palabra "dentera", como queriendo dar a entender que la sensación desagradable que experimentaron nuestros primeros padres al morder el fruto prohibido -"la devedada pera", según las palabras del poeta riojano- fue tal que todabía perdura en nosotros mismos. La misma palabra aparece en su normal acepción figurada de "celos, envidia" en "non ayades dentera" (281c) 43. El lenguaje litúrgico-eclesiástico aparece combinado con un par de metáforas basadas en metales preciosos y perlas. cuando Berceo describe las diversas categorías o grados por los que pasa el joven Domingo al recibir las órdenes sagradas:
la plata tornó oro quando fue epistolero, el oro margarita, quando evangelistero. (44bc) Por último, podemos mencionar aquí el sepulcro de Santo Domingo como fuente de milagros, "de qui manava tanto miraclo prec;ioso" (586b), y la antigua superstición, familiar en la literatura castellana desde el Poema del Cid, de ver buenos o malos agüeros en el vuelo de las aves, cuyo eco encontramos en "auze mala" (420c). vii. Metáforas basadas en la idea de ponerse en camino Incluyo bajo este epígrafe un grupo de expresiones metafóricas pequeño pero bien determinado, al cual caracteriza la idea de empezar o continuar la marcha, el empleo de nombres con el significado básico de "vía, camino", o de verbos que indican también la idea de progresión. En el aspecto semántico, vemos una transición clara desde los casos en que esta clase de expresiones tienen un sentido básicamente literal -"entraron en carrera" (297b), "metióse en carrera" (331d), "prisieron las carreras" (439a) 44_ hasta aquéllos en que el lenguaje pertenece ya netamente al campo de la metáfora; por ejemplo, la declaración de los propósitos de Berceo con respecto a su público, "metervos en carrera" (3b), o, de modo semejante, lo que dice de Santo Domingo con respecto a las gentes a quienes predicaba, "por yr a parayso buscávalis carrera" (464a). De hecho, los pasajes más adecuados para encontrar esta clase de metáfora son aquéllos en los cuales el poeta se dirige a su público. A veces se limita a la simple exhortación, "movamos adelante" (93c). Otras veces, la idea de seguir y no apartarse del camino se expresa con mayor insistencia, "nos sigamos el curso, tengamos nuestra vía" (8d), "non vos querría mucho en esto detener, / querría adelante aguijar e mover" (222ab). Por otra parte, hay veces también en que, a pesar de que la digresión se hace necesaria, el poeta ofrece ya de antemano la seguridad de que no hay miedo a extraviarse, "por que nos alonguemos, bien sabremos tornar" (186d). El mejor ejemplo de esta técnica tal vez sea la estrofa 33: Movamos adelante, en esto non tardemos, la materia es grand', mucho non demoremos, ca de las sus bondades, maguer mucho andemos, la millésima parte dezir non la podremos, en la cual las tres primeras líneas insisten en la idea del avance, aunque la insistencia ("movamos adelante ... mucho non demoremos ... maguer mucho andemos ... "), con la gracia característica del orador que sabe adornar la exhortación con buenas razones, se suaviza por medio de una explicación que aclara por qué no hay tiempo que perder: no sólo se trata de un tema grande o largo ("la materia es grand' "), sino que la bondad del santo es de tal magnitud que, por mucho que andemos (es decir, hablemos), "la millésima parte dezir non la podremos". La estrofa se cierra así por medio de una hipérbole y de una metáfora mixta que resulta al añadir la explicación de que no será posible relatar todas las bondades del santo "maguer mucho andemos". Queda por añadir un ejemplo más, el uso figurado de "sendero" cuando el demonio incita al Rey Garçía a dar rienda suelta a su rencor, "demostróli al rey un sendero podrido" (164c). También podemos fijamos aquí en la metáfora doble con que termina el verso: el demonio ha mostrado al Rey el camino que tiene que seguir (v. gr., lo que tiene que hacer), pero este camino o sendero no es el camino "falso" "errado" "tortuoso" ni nada parecido. No. Es un sendero podrido.
viii. Metáforas relacionadas con la idea de residencia Así como, según acabamos de ver, existe en la Vida un grupo de metáforas caracterizadas por expresar la idea de ponerse o estar en camino, también es posible formar otro pequeño grupo al que caracteriza la idea de permanecer en un sitio, querer entrar en él, o, por el contrario, tener que abandonado. Estas son las expresiones metafóricas que agrupo bajo el presente epígrafe. Hemos visto ya, en el apartado v), "el vezín malo" y "el mal huésped"; otros ejemplos se encuentran en el milagro de la "demoniada" de Peña Alba y el demonio que por fin tiene que salir de su cuerpo. El primer indicio de la inminente derrota aparece cuando el demonio se da cuenta de que seguramente tendrá que marcharse, "ca contava que era fuera de la maysón" (686d), lo cual va adquiriendo mayor certidumbre algunas estrofas después, cuando comprende que no hay más remedio, "que avié la posada que tenié a perder" (691d), "quando vida que era a mover de la siella" (692a). La idea opuesta, la de querer entrar en un sitio, la expresa Santo Domingo al reflexionar sobre la ira del Rey Garçía, "buscará entrada por algún mal forado" (161b), y aparece también en el milagro de Gaçi Muñoz, cuya terrible gota se había posesionado tan firmemente de su cuerpo que ni las oraciones y el ayuno ni los médicos y las medicinas servían de nada, "por ninguna manera nol' trobavan entrada" (403c). Por último, Santo Domingo, en su lecho de. muerte, les dice a los monjes que Dios y la Virgen lo han invitado "que a pocos de días prenda su ospedado" (512d). ix. Metáforas de la vida pastoril Forman este grupo las expresiones donde aparecen, en sentido figurado, palabras como "pastor", "rebaño" u otras relacionadas; expresiones muy corrientes en Berceo y, de hecho, en multitud de textos religiosos. Fácilmente podrían incluirse bajo el epígrafe vI), o incluso el v), pero prefiero agrupadas por separado, ya que el lenguaje pastoril, aplicado a la religión, ha sido un convencionalismo usual a partir de la Biblia y constituye un campo semántica bien delimitado. En realidad, hemos visto ya dos ejemplos de este uso metafórico; uno al examinar las referencias metafóricas a Dios, "El Pastor que non duerme en ninguna sazón" (24a), y otro dentro del conjunto de referencias a Santo Domingo, "pastor de buen derecho" (518c). Los demás ejemplos que aparecen en el poema son la palabra "pastor" sin calificativos (218a); el afectuoso apelativo con que designa Santo Domingo a sus monjes, "la mi grey querida" (494c); la oración de Liçiniano rogando por un pastor "Señor, ande que sea, enbíanos pastor" (194a); y un verso que combina la referencia al que guía y a quienes le siguen cuando Berceo habla de Don Garçía, abad de San Pedro de Arlanza, "la grey demostrava quál era el pastor" (266d). x. Metáforas del reino vegetal Otro grupo que representa una zona semántica bien establecida es el formado por metáforas relativas a las actividades campesinas, productos agrícolas o cualquier cosa que evoque la vida vegetal. En primer lugar, tenemos el empleo metafórico de la idea de la siembra, como en "los ereges falsos que semnan mal venino" (77b), "semnado bendiçión" (463b), y "qual simiença fizier'des, tal era pararedes" (467d). Otro aspecto es el de la vid, metáfora tradicional que Berceo conocería a través de los Evangelios -y que los viñedos de La Rioja seguramente le ayudarían a recordar- y su producto, el vino. La viticultura aparece ya al principio de la Vida, combinada con otra metáfora también de tipo vegetal, cuando Berceo describe los antecedentes familiares del protagonista:
La çepa era
buena, engendró buen sarmiento; ca luego ansí prendió como de buen çimiento. (9abc) Otro ejemplo aparece cuando el Rey Fernando siente la satisfacción de ver que no había errado al elegir abad, "vedié que su majuelo naturalmente priso" (2I9c); mientras que el vino hace su aparición en la estrofa en que Domingo ruega al Señor que no deje sembrar veneno a los herejes (77b, como acabamos de ver), ya que su "mal vino" estropearía el bueno, "que la fe non botasse la fez de su mal vino" (77d). "Fruto", en el sentido general de "resultado", aparece cuando Santo Domingo ruega por el restablecimiento de Garçi Muñoz, el hombre aquejado de terrible gota, "el fructu de la cosa en Ti lo esperamos" (412d). Aparece también con nombre específico, como en el caso de "la devedada pera" (330c), que ya hemos visto en el apartado vi), en relación con el pecado original, y que Berceo parece haber empleado por exigencias de la rima, lo cual refuerza la idea de que se trata de una referencia más o menos vaga, pero evidentemente no literal 45. El granado, así como su fruto, la granada, aparecen en dos notables versos que encierran una referencia al monasterio, a Santo Domingo y a sus milagros. Por una parte, la repetición de la palabra "milgrana" crea una rima interna que, de hecho, transforma los dos alejandrinos en una cuarteta, mientras que, por otra, la repetición de la idea de "feliz granado/ granada" (es decir, árbol y fruto) da lugar a un encadenamiento limpiamente acabado por una oración de relativo que alude a los milagros del santo por medio de la metáfora de los granos de la granada: ond' naçió tal milgrana, feliz fa el mil grano, e feliz la milgrana que dio tanto buen grano. (675cd) La imagen se repite poco después al describir un nuevo milagro: "salió un sancto grano de la sancta milgrana" (689d) 46. La asociación de ideas según la cual "seco" viene a ser sinónimo de "estéril" o "falto de vida" debe de ser tan antigua como el propio lenguaje. En Santo Domingo aparecen algunos ejemplos, como el de la mujer que "avié la mano seca" (606b), o el de la otra, de la cual nos dice Berceo que "el braço que fa seco tornó verde e sano" (621b). Con todo, el mejor ejemplo lo encontramos en el episodio del Rey Garçía -episodio, dicho sea de paso, que, comó se habrá visto, está lleno de ejemplos de lenguaje figurado-. Cuando el Rey le pide a Domingo sus tesoros, éste responde que nada posee y añade: "xugo del fuste seco; ¿quí lo podrié sacar?" (176d). La imagen, aparte de serIo, cae también de lleno en el campo de la metáfora, ya que lo que hace el santo es compararse tácitamente a un trozo de madera seca. Mencionemos, por último, un ejemplo basado en el contraste -también tradicional- entre lo aparente y lo encerrado en el interior de algo, que es el que emplea Berceo cuando nos dice que el joven Domingo aprendía a leer y a cantar himnos sin darse descanso, pero sin olvidarse nunca de prestar atención al verdadero sentido de lo que leía, ya que "non querié el meollo perder por la corteza" (39d). Xl. Expresiones metafóricas diversas Incluyo aquí una serie de metáforas que, desde el punto de vista de la clasificación, se caracterizan por aparecer una sola vez en el poema, o muy pocas veces. Así ocurre, por ejemplo, con metáforas relacionadas con la idea de comer, que puede ser expresada por medio de la palabra "pan", sin calificar, como en 158b, o por medio de frases más completas: "si non, de mí faría a los diablos çevo" (102b), "avié a comer pan de otro molino" (l62c), "por dar el pan a ellos, tuélganlo a sos dientes" (4 73c). También aparecen alguna vez metáforas relacionadas con la caza, la pesca o la idea del juego o del deporte: "buscades la batuda teniendo el venado" (510e), "que sabié al demonio echar bien el anzuelo" (635d), "farié malos trebejos, juego desaborado" (685b). Uno de aquellos casos en que resulta algo difícil determinar con claridad cuál es la verdadera frontera entre lo literal y lo figurado ocurre con el adjetivo "quedo" y el verbo "aquedar", cuando se emplean con el valor de estar durmiendo o de estar escondido, como ocurre en "el pueblo aquedado" (377d), "la gente aquedada" (435c), y "yazién muy quedas" (439c), este último ejemplo relativo a los moros que habían huido y no querían ser descubiertos. Por otra parte, la idea contraria, la de "ruido", aparece con sentido plenamente metafórico en "por todos los roydos él non era canbiado" (157b). Los numerales se emplean a veces en un sentido que evidentemente no hay que tomar en sentido literal. Ya hemos visto un ejemplo bajo el epígrafe vii), "la millésima parte dezir non la podremos" (33d), y anteriormente, en la plegaria de Liçiniano, vimos otra clara hipérbole de este tipo, "do trobavan consejo más de çient veces çiento" (197b). Caso parecido es el de "espidióse de todos tres e quatro vegadas" (596b), que para Orduna (cuya edición es la única que comenta este verso) es el modo con que Berceo expresa "con sencillez el efusivo agradecimiento y la turbación del enfermo curado" (pág. 162), pero que posiblemente no tenga nada que ver con "turbación" y sea tan sólo un equivalente de la moderna expresión "una y mil veces"; es decir, que se despidió repetidamente y, eso sí, con efusión, pero no necesariamente con turbación 47. La misma indeterminación, aquí de tipo cronológico, ocurre en "tardar non gelo quiso por al día terçero" (370b), y de manera más pintoresca, uniendo la extensión espacial a la cronológica, én "serié luenga soga dezir las sus bondades" (93b). Tres metáforas relacionadas con la idea de tiempo o momento son el conocido "çerca era de gallos" (652b), "ca en ora estavan de ende se ermar" (450d) -donde la yuxtaposición de "ora", en el sentido apuntado. y "ermar", en el sentido de los problemas o dificultades inminentes, forma una curiosa metáfora mixta-, y "a agosto coger" (421b), que, como señala Orduna (pág.130), parece ser el predecesor de la expresión "hacer uno su agosto". Un ejemplo que encierra la idea de que el paso del tiempo ha empeorado la situación se vale de una metáfora de tipo meteorológico, "era de taÍ guisa demudado el viento / que fascas non avién ningún sostenimiento" (188cd). De otras zonas lingüísticas podemos citar una metáfora de tipo testamentario, "en todos los offiçios lo quiso eredar" (253c) -v. gr., Dios a Santo Domingo- y otra que, a pesar de no haber sido comentada por ninguno de los editores del poema (con la excepción de Ruffinatto, como veremos), creo que deja planteados problemas semánticos y textuales a la vez. Al ser nombrado abad de Silos el hasta entonces prior Domingo, Berceo nos cuenta que llevó a cabo una serie de reformas en la orden y que se rodeó de monjes dignos de confianza, "los que vedié que eran de maña pesada" (216d). Ahora bien, ¿qué es lo que significa exactamente de maña pesada? En la grafía de "maña", Orduna se atiene al MS. de la Academia de la Historia, donde aparece así la palabra, según indican en nota la edición de Fitz-Gerald como la de Labarta de Chaves. Sin embargo, todas las demás ediciones emplean la palabra "manera", evidentemente interpretando la tilde de "mana" (como en el MS. de Silos) como equivalente de "-er-" y no como contracción de "-nn-" 48. Lo primero que hay que decir es que "manera" forma un hemistiquio regular, mientras que "maña" lo deja falto de una sílaba. Por otra parte, y suponiendo que no nos hallemos aquí ante un caso de corrupción textual (lo cual, como no aparezca algún nuevo manuscrito, es peligroso postular), a mí personalmente me resulta muy difícil aceptar, desde el ángulo semántico, que "manera" sea mejor que "maña". En el sintagma "de maña pesada", creo que es posible interpretar "pesada" como sustantivo, en cuyo caso "maña" sería la palabra latina magna empleada como adjetivo. Tendríamos entonces el significado "de gran peso", es decir, "de gran importancia", "de gran valía", aunque el hemistiquio se nos quedaría corto. En cambio, si aceptamos la lección "manera", tenemos que aceptar "pesada" en el sentido de "razonado, ponderado", que es el que da Labarta de Chaves en el Glosario de su edición, aunque entonces se complica todavía más la cosa, ya que, según dicho glosario, la explicación hace referencia al verso 135d, en el episodio del Rey Garçía ("díxoI' unos dichos pesados"). Es verdad que "razonado, ponderado" puede aplicarse en el caso de "maña/manera pesada", pero no es menos evidente que en el caso de "dichos pesados" el significado es muy otro. Dos versos después, "pesado" aparece en su sentido usual de "difícil, duro, desagradable": "lo que dezirte quiero non te sea pesado" (136b); Y que éste es el sentido normal del adjetivo en las obras de clerecía puede verse en los siguientes ejemplos: éranli estas nuevas al diablo pesadas, (Santo Domingo, 17d) Escriujr en tinjebra es vn mester pesado, (Santa Oria, 10d) quando fazie el angel, el trebeio pesado, (Sacrificio, 147c) Por llamar me el fija tengo lo por pesado, (Apolonio, 11c) Alegrar te non puedes, andas triste e pesado, (Apolonio, 333c) "Ay, rey Apolonyo, de ventura pesada, (Apolonio, 537a) 49
que dies años duro la villa en arder, (Alexandre, 759ab)
con tales
palabras e otras mas pesadas, (Alexandre, 802b)
que yo so
Alixandre el del nonbre pesado, (Alexandre, 1783d)
que era grañt
peligro e cosa muy pesada, (Alexandre, 2198d) Volvieron es[s]as oras vn torneo pesado,
(Fernán
González, 83a) semeia poca cosa pesada d'entender, con trezientos caveros tan grran[d] pueblo ven!ter,
(Fernán
González, 262cd)
començaron entrramos vn torneo pesado. (Fernán González, 687d) 50 Aldo Ruffinatto, que, como queda dicho, es el único editor que hace mención al significado del pasaje (aunque no indica ninguna variante de "manera"), se expresa en estos término: "de manera pesada: nótese cómo en este caso el adjetivo pesado, que normalmente expresa cualidades negativas [ ... ], asume una connotación claramente positiva. Existe además una probable relación con la palabra-rima del verso precedente, mesurado [sic], que alude metafóricamente a la 'justa medida'" (pág. 129). Efectivamente, lo único que queda fuera de duda es que en el caso que nos ocupa "pesada" se aparta de su significado usual, y el problema, tanto o más que decidir si hay que leer "maña" o "manera", estriba en decidir, si aceptamos "maña", si nos hallamos ante un nombre o un adjetivo. (También quiero añadir, respecto a la relación indicada por Ruffinatto sobre la que él llama "palabra-rima", que "conpaña" podría haber influido sobre la elección de "maña" en el verso siguiente) 51. En resumen, pues, y dejando a un lado los problemas textuales, lo concreto es que "de maña/manera pesada" es un ejemplo más de lenguaje figurado, incluso si no podemos estar seguros del sentido preciso o de la función gramatical de "pesada". El grado de "pesadez", "importancia" o "circunspección", en todo caso, no dejará de formar parte de una frase que no puede tomarse en sentido literal. Este último ejemplo se ha apartado un poco de los demás, en el sentido de mostramos un caso en el que la transferencia de sentido literal a sentido figurado está clara a pesar de las complicaciones textuales y semánticas. Para finalizar este estudio del lenguaje metafórico citaré un par de estrofas que me parecen adecuadas como ejemplo de lo difícil que puede resultar la división y clasificación de metáforas, y como ejemplo también del arte de Berceo cuando da rienda suelta a su imaginación y crea un crescendo de imágenes metafóricas. En primer lugar, veamos la estrofa 250, claro ejemplo del apiñamiento de metáforas que conviene no separar para comprender la habilidad de Berceo en unir íntimamente la expresión coloquial con lenguaje eclesiástico o literario:
Assaz querié
la carne, el diablo con ella,
non lo
podieron fer, ond' avién grand' querella, He aquí un ejemplo característico de la lengua berceana que parece invitar el comentario literario. El sentido básico no presenta grandes problemas; podríamos parafrasear el tetrástrofo diciendo, poco más o menos, que el diablo quería tentar a Domingo y hacerle ir por el mal camino, pero que no lo conseguía y estaba enojadísimo al ver al joven tan cerca de Dios. Sin embargo, ¡qué difícil resulta querer analizar la serie de metáforas sin romper la continuidad que las va anudando una a otra! Porque el valor estético de la estrofa está tanto en las imágenes que va sugiriendo como en la concatenación de ideas que establece, que es lo que se destruye al comentar las diversas metáforas por separado. Hay que ver a la vez la alianza del diablo y la carne, y su desagrado al ver que no consiguen sus propósitos; la idea de zarandear a uno como si fuese una pelota ("meter a la pella", metáfora corriente en las obras de clerecía), que es lo que querrían hacer el diablo y la carne, los representantes del "pecado" y del "siglo"; y finalmente el inesperado giro por medio de una metáfora de tipo más elevado, que no sólo especifica la situación del joven Domingo, sino que amplía el motivo del pensar que sienten el diablo y la carne: no se trata únicamente de no conseguir "tollerlo del buen siesta, meterlo a la pella"; es que, por si esto fuera poco, veían además que "del sol tan gerca sedié esta estrella". Entonces, al fijarnos más, nos damos cuenta de que el hemistiquio "ond' avién grand' querella" está en una colocación ambigua. ¿Se trata de que "avién grand' querella" porque "non lo podieron fer" y porque "del sol tan çerca sedié esta estrella", o se trata de que "non lo podieron fer ... porque del sol tan çerca sedié esta estrella", con el "ond' avién grand' querella" intercalado entre la oración negativa y la causal? Efectivamente, parece que ésta es la interpretación más probable; pero, para el caso, es igual. Una vez más se nos escapa la intención precisa del poeta, pero no por ello dejamos de leer con placer el grupo de alejandrinos. Probamos a leerlos en voz alta, variando la entonación: intentamos primero dejar en el aire la palabra "querella", después de haber leído el hemistiquio en tono más bajo; después trataremos de mantener el tono y hacer una especie de punto final entre "querella" y el verso siguiente ... Pero es inútil. Y entonces nos damos cuenta también de que ni siquiera un manuscrito original de Berceo nos resolvería todas las dudas, y con cierta melancolía murmuramos "sigamos la estoria, esto es aguisado" ... Dejemos ya la cuestión de la metáfora en la lengua de Berceo con un ejemplo más del tipo de estrofa donde se arraciman las imágenes, aunque esta vez, y a pesar de la visión conjunta que ofrecen los cuatro alejandrinos, es más fácil separarlos ya que cada uno de ellos expresa individualmente la misma idea. Gramaticalmente, la continuidad queda establecida por la misma estructura, que se repite dos a dos formando un quiasmo cuyo primer componente son los versos ab, con los versos cd como segundo; continuidad reforzada por la repetición de adjetivo, también en ab y en cd. Por lo que se refiere al contenido semántica, se trata de una melée en la que las alusiones a la vida conventual, al liderazgo propio de contextos guerreros, a pastores y rebaños, castillos, señores y servidores parecen explotar como un castillo de fuegos artificiales que iluminan la época de la vida del joven Domingo en que, como el poeta ya nos ha contado pocas estrofas más arriba, Dios le había otorgado tales dones "que ya non semejava creatura mortal" (120b):
¡Beneíta la
claustra que guía tal cabdiello!
¡Do ha tal
castellero, feliz es el castiello!
B) EL SIMIL En el caso de las comparaciones expresas, la tarea de clasificar los ejemplos que aparecen en la Vida de Santo Domingo de Silos resulta más compleja que en el caso de las metáforas. Se debe esto al hecho de que uno de los resultados de comparar dos términos por medio de una comparación expresa es que el crítico, al intentar el análisis de forma y contenido, se da mucha más cuenta de la estructura -de la mecánica, podríamos decir- empleada por el poeta. Es decir que, así como al estudiar el lenguaje metafórico nuestra atención se concentra más, en la práctica, en los campos semánticos a partir de los cuales el poeta crea sus imágenes, al considerar grupos lingüísticos cuya característica común es el empleo de símiles inmediatamente reconocemos una gama relativamente limitada de construcciones gramaticales de las cuales ha tenido que valerse el poeta y que constituyen precisamente la marca de fábrica del símil. El resultado es que no sólo tenemos que decidir el tipo de rúbrica que nos sirva para clasificar campos semánticos más o menos relacionados, sino que vacilamos entre dos posibilidades. ¿Basamos nuestro criterio en el aspecto semántica o nos decidimos por la gramática? El problema, importante para el análisis estilístico, no es fácil de resolver. Si nos fijamos en un verso como "vistié una almática más blanca que la toca" (681d), podemos empezar por tratar de decidir, como en el caso de las metáforas, si resultará adecuado o, sencillamente, conveniente clasificado bajo una rúbrica referente a color, a vestiduras o a personas y su aspecto; pero está claro también que un aspecto básico de este alejandrino es el grado de comparación que expresa, lo cual puede hacemos decidir que la relación gramatical indicada por "más ... que" debe constituir nuestro punto de enfoque para el estudio de la comparación expresa. Pero, al mismo tiempo, si nos decidimos por el tipo de clasificación basado en la relación gramatical que da la necesaria coherencia a los símiles, nos encontraremos con una larga lista en la que versos como el citado aparecerán junto a otros como "fizo más de bienes que non diz' la leyenda" (375b), o "que fazié continençias más suzias que un can" (334d), con el riesgo consiguiente de que, si nos atenemos a este criterio, quizá acabemos formando un catálogo estructural en el que lo mecánico supere a lo artístico. Lo mismo podemos decir con respecto a apartados basados en "como", "tal ... como", "plus ... que", "non ... tan", etc. Por otra parte, para formar símiles, Berceo se vale de diversos tipos de estructura gramatical y, al mismo tiempo, recurre a campos semánticos muy amplios. En su voluminoso volumen -valga la redundancia- sobre Berceo, Lanchetas, después de haber mencionado la abundancia de comparaciones en la obra del poeta, que, según dicho crítico, sólo se ve sobrepasada por Homero, las describió acertadamente: Estas se hallan todas al alcance del pueblo, y en esto es donde se muestra mejor su carácter popular. Las aguas, los montes, el aire, el cielo, las estrellas, el cristal, el oro, la plata; propiedades y cualidades del hombre, de animales conocidos, de plantas, de los productos de la naturaleza, las labores del hombre, son los objetos que le sirven de punto de comparación en esta clase de proposiciones, todas las cuales, repetimos, están al alcance de todos. Berceo podrá ser calificado de redundante, pero su redundancia es a menudo prenda segura, garantía de claridad 52. A pesar de que el estudio de Lanchetas, en su conjunto, ha quedado anticuado, su clasificación del aspecto que nos ocupa, que basó en características semántica-gramaticales ("ponderativas", "de identidad", "de conformidad", "de semejanza", "de cantidad"), todavía resulta útil. Para la finalidad práctica del presente estudio, he clasificado los símiles que caracterizan la Vida bajo tres epígrafes que, en general, comprenden "personas y partes del cuerpo", "reino animal y reino vegetal" y "otras comparaciones"; epígrafes que entiendo en sentido amplio y a manera de referencia conveniente. Al mismo tiempo -y éste es uno de los motivos de haber adoptado un número mínimo de rúbricas-, trato, dentro de cada uno, de clasificar los símiles según la estructura gramatical que sirve de vehículo al contenido semántica. Con todo ello espero que resulte un contraste interesante entre este enfoque, el anterior (la metáfora) y el siguiente (otras imágenes), y que quede aún más aparente la necesidad de combinar métodos distintos para poder apreciar, tan plenamente como sea posible, las diversas maneras en que estructura lingüística y contenido semántica aparecen entretejidos en la obra literaria. i. Personas y partes del cuerpo 53 a) "como" Si inauguramos este grupo con las comparaciones expresadas por medio de "como", en el sentido general de "condición, categoría, estado, posición", podremos formar una colección relativamente abundante en la que dicho adverbio representa el núcleo de símiles referentes a diversos campos semánticos, pero que gramaticalmente puede expresarse diciendo que "como" rige aspectos léxicos que van desde simples sustantivos hasta clásulas dependientes. Entre los ejemplos más sencillos se encuentran símiles en los que el término de la comparación es alguna situación lamentable:
la color
amariella como omne laz'rado, (86d)
andava en
radío commo cosa tollida, (680b) otros en que se expresa aprobación:
guiava su
ganado como faz buen pastor, (20a)
commo pastor
derecho, non commo merçenario, (123b)
55 li ayudavan commo bonos ermanos; (418d) y otros en los que la comparación se limita a expresar un modo de comportarse que se toma como punto de referencia: los monges que madrugan a los gallos primeros
tras ayunar
non pueden como los terçianeros, (458cd) non quiso a la eglesia yr commo todos los otros las viésperas oyr. (559ab) En los ejemplos citados hasta ahora, el sentido general de "como" viene a ser el de "igual que". Sin embargo, hay algún caso donde no está del todo claro este significado; por ejemplo, en 440c y 418d. Estos casos pueden ser tomados como una especie de transición a otros en que el "como" que el DRAE define, en una de sus acepciones, como "en calidad de" 56 no ofrecen duda; casos, por descontado, que semánticamente se apartan del símil estricto:
andava en la
orden commo bien ordenado, (86b)
el
abbad de la casa, commo omne senado, (114a) Hasta aquí, hemos visto a "como" rigiendo nombres y adjetivos. Si pasamos ahora a comparaciones en las que "como" rige un verbo, tenemos:
por Dios
avino esto, como yo só creýdo, (206d)
como lo fuera
sienpre, (213b)
como él lo
asmava, todo assí avino, (l62a) commo deviés fablar, (311b) y también algún caso donde se sobren tiende la forma verbal: vio bien de los ojos como nunqua mejor. (601c) Siguiendo la progresión de estructuras, encontramos algunos casos en que el adverbio rige cláusulas de tipo variado:
fablades
commo qui siede en castiello alçado, (150b) provó commo tan bueno, fo de tal paçiençia,
como si lo
oviesse preso en penitençia, (256cd) en tal guisa fo quito como gelo dixiera el monge beneíto. (727ab) El penúltimo ejemplo contiene un interesante "como" pleonástico en "provó commo tan bueno". Utilizándolo como transición para acabar los ejemplos de "como", veamos tres casos más donde el adverbio aparece como correlativo de "tan" o "tanto", y donde, en uno de los casos, "tan" queda también reforzado por medio de un "bien" pleonástico: era tan descarnado en estas quarentenas
commo qui
yaze preso luengamient' en cadenas, (415cd)
fo luego tan
bien sano commo nunqua mejor, (443d)
b) "tal" Hemos visto ya algunos casos en que, mezclado con "como", aparece "tal" con valor absoluto ("tal señor", "tal paçiençia", "tal guisa"). En estos casos, me parece posible considerar a "tal" como una especie de comparativo sintético ("tal señor" = "un señor como aquél"; "tal paçiençia" = "paciencia como ésa", etc.), y por ello, dado el amplio sentido que doy a la palabra "comparación", incluyo aquí algunos ejemplos donde se emplea "tal" de esta manera 57:
el qui de tal
manera se tenié por errado, (466a) ca suelen tales moços fablar muchas orruras. (470d) En un caso, la variante "atal", en plural, aparece sustantivada (el antecedente es "puntas mortales"): ovo el sancto padre sentir unas atales. (490c) Empleado como correlativo de "qual", se emplea "tal" en un par de casos:
si era tal
por todo qual el demostramiento, (94d) este último es también un ejemplo de un empleo corriente del comparativo que hace Berceo: el comparativo de superioridad que sigue inmediatamente al comparativo de igualdad y los intensifica. Con "que" como correlativo, "tal" puede expresar un grado de intensidad que a veces la cláusula comparativa ejemplifica de manera humorística: tal mal a las orejas, que mordí las paredes. (337d)
c) "tan", "tanto" También ha hecho ya su aparición este adverbio, como correlativo de "como", en comparaciones de igualdad. Recordando lo dicho sobre el valor de "tal", podemos incluir aquí ejemplos como:
fazienda tan
granada es tanto enpobrida, (202c) tan fieros ospedados, (506b) además de dos casos en que el adverbio está reforzado por medio de un comparativo, lo cual resulta en una frase con valor de superlativo:
tan bien no
lo farié alguno más mayor, (20b)
58 Como en el caso de algunas comparaciones ya citadas, palabras del tipo "nunca" o expresiones de valor semejante acompañan a veces a "tan" para reforzarlo:
non la ovo
tan bona en toda la su vida. (395d) y lo mismo puede decirse de "que" como correlativo. El mejor ejemplo se extiende a lo largo de una estrofa entera:
El perfecto
christiano de la grand' paçiençia
que por todas
las muebdas, por toda la sufrençia, Ejemplos del mismo son: enpeçó a plorar tan aturadament,
que fazié de
grand' duelo plorar toda la gent, (392cd) era la cosa mala de tan mala natura,
que li fazié
torvar toda la catadura, (401ab) fazié el omne bono tanta desapostura,
que todos sus
amigos vivién en grand' ardura, (401cd)
fazié Dios
por él tanto, que non serié asmado, (537b) de andar de sus piedes. (547cd) También puede emplearse "quanto" para el mismo fin: tanto vedié a viésperas quanto enna mañana. (572c) En una ocasión, aparece "por" empleado como correlativo de "tan" para introducir una explicación: ca non só tan letrado por fer otro latino. (2c) d) "más" Las comparaciones con "más" son bastante corrientes en la Vida de Santo Domingo. Sin ningún correlativo, aparecen en:
tienen las
voluntades en coraçón más fitas, (63c)
non serién
más sollíçitos si fuesen sos ermanos, (633d) non avinié nul monge mejor [ = "más bueno"] en la mongía; (85b) una vez con otro "más" como correlativo: quanto él más dizía, él más esforçava; (147c) y varias veces con "de" o "que":
de quanto nos
deximos, él mucho mejor era, (48a)
do trobavan
consejo más de çient vezes çiento, (197b)
lo que dizién
los clérigos, más que otros joglares, (318ab)
59 fizo más de bienes que non diz' la leyenda, (375b)
más vale que enfermo a parayso vayas,
que sano e
valient' en el infierno cayas, (432ab)
60
más vale
digan esso que chistas e locuras, (470c)
que aya mejor
seso de lo que nos oviemos, (495d)
non vedié· de
los ojos más que con el polgar, (587b) "Más" como superlativo aparece en "los que más li costavan" (563b), que Orduna, en nota explicativa, glosa como "los que más la asistían", indicando también la interpretación de Lanchetas "la amaban". Yo creo que, no sólo estaba en lo cierto Lanchetas, sino que el significado incluso puede ser "los que más queridos le eran" (es decir, "los que más caros le eran"). Por lo menos, ése es el significado que parece tener el verbo "costar" en otros contextos parecidos. En la Vida, hay tres ejemplos: "parientes e amigos, qui mucho li costavan" (65c), "fueron los quel' costavan alegres e guaridas" (545c) 61 y el ya citado 563b. Ruffinatto no hace referencia a ninguno de los tres casos; Labarta de Chaves los explica los tres en el glosario como "acompañar", y Dutton comenta tan sólo el primer caso, 65c, que explica en la correspondiente nota como "estar cerca de, ser íntimo de", y en el glosario general como "ser íntimo de, tener relaciones estrechas con". Por lo que se refiere al significado "acompañar" o "estar cerca de", en sentido literal ("estar al lado"; lado = costado), me parece posible en 545c, pero no en los otros dos casos, donde la duda parece estar en el valor activo o pasivo de "amar" (significado que creo evidente); o sea, "quién ama a quién". Por otra parte, hallo el siguiente ejemplo en la estrofa 37 del Duelo de la Virgen (habla la Virgen):
Vío al su
discípulo qe él mucho
amava, donde el segundo hemistiquio del verso c me parece querer decir "porque le era muy caro", que es una repetición del segundo hemistiquio del verso a. Exactamente el mismo contexto, dicho de modo que no deja lugar a dudas, aparece en Loores, 71c: "al que El más amava a él te comendó". En fin, para completar el tema, nótese que, en el caso de 563b, existe también la variante "dolían", que parece haber sido atraída por el "doliénse" y el "dolientes" que aparecen en la estrofa 561, y que supongo hay que interpretar como "los que mayor dolor sentían". Finalmente, otra duda relacionada con este mismo milagro es lá que representa el primer hemistiquio del verso 559c, "más quiso fer su massa", donde este "más" puede interpretarse como adverbio, según hacen Orduna y Dutton, o como la conjunción "mas", según Labarta y Ruffinatto 62.
e) "semejar" La comparación explícita se expresa también por medio de este verbo: ya non semejava creatura mortal, (120b) los dichos que dizía, melados semejavan, (121c) legista semejades, ca non monge travado, (146b) semejó en la cosa çertero adevino, (162b) semeja que tu tiempo en balde lo espiendes, (174d) semejades mugieres en esso que fazedes (504b) f) Otras formas De vez en cuando, Berceo se vale también de alguna otra forma lingüística para expresar la comparación. Ya se ha visto el pleonástico "assí", empleado como correlativo de "como" ("como él lo asmava, todo assí avino", 162a). Una relación de tipo comparativo es la que acompaña a "misma" en:
en essa misma
forma, cosa es verdadera, Por último, en un caso aparece el sentido coloquial de "bien" como intensificativo, como si dijéramos "tanto ... como": bien li valió a ella un grand' colpe de maço, o de palo que viene de muy valiente braço. (687cd) 63.
II. Reino animal y reino vegetal Se trata éste de un pequeño grupo de símiles, aunque de los más vívidos y pintorescos que aparecen en la Vida. A causa de su reducido número, me limito a clasificarlos bajo dos rúbricas generales. a) animal non me da mayor onrra que farié a un can, (158d) andava en yerro commo bestia sin rienda, (242c) fazié continençias más suzias que un can, (334d) más li plaga con ellas que con truchas cabdales, (490d) yazié ella ganiendo commo gato sarnoso. (586d) b) vegetal ansí prendió como de buen çimiento, (9c) plus vermejo que vino de parrales, (230d) 64 qual simiença fizier'des, tal era pararedes, (467d) atal lo trabamos como viña dañada, (500a) yazié commo un çepo quedo en un lagar, (597c) semeja la seca, paja, e la sana, bon grano: la seca al yvierno, la sana al verano, (617 cd) non moldrié más ayna ajos en el mortero, (659d) más pudient' que çiguda. (698c) iii. Otras comparaciones Clasifico en este último grupo un número de símiles basados en objetos de diverso tipo, lugares, luz y color. El orden de las subdivisiones es semejante al del grupo í). a) "como" Adverbio sin correlativos:
a él catavan
todos como a un espejo, (92a) commo diz' el proverbio. (620a) Como correlativo de "tan", "tal":
que sea bien
tan pobre commo pobre cabaña, (96b)
passé tan sin
embargo commo por grand' carrera, (236b)
tan rehez lo
tirava commo farié un fusa, (662b) tales como oyestes en otras fantasías, (70b)
qualquiere de
los braços tal commo verga tuerta, (294b) oras tornava verde, oras tal commo c;era, (297c) atal ley como tu madre toviera. (323d) b) "tan" , "tal" Además de los ejemplos anteriores con "como", se presentan alguna vez, ya en construcción absoluta, ya con el correlativo "cual" o "que":
tan amargo día, (492b)
ende ganó tal prez / qual non
diz'rié nul omne, (55cd) tal mensaje, que le fa bien gradido. (456d) c) "más" Sin correlativo:
era por el su mérito el lagar más
onrrado, (72b)
non conbredes por ello vuestra
yantar más fría, (376d) Con "que" como correlativo: más luzié que el sol, (234c) que val más que dineros, (245d) más que con grand' aver, (306d) virtudes más de las que yo canto, (614b) una almática más blanca que la toca; (681d) más un caso en que el correlativo es "atal... como": mucho más te valiera bevir en atal ley como tu madre toviera. (323cd) d) "semejar" Podemos incluir aquí un par de ejemplos:
quando subió en preste semejó al luzero, (44d)
Todo lo dicho sobre las diversas formas del símil quedaría incompleto sin insistir una vez más sobre la dificultad de presentar los ejemplos de un modo verdaderamente satisfactorio y sin hacer uso constante de interreferencias. La razón es fácil de comprender: mientras que la metáfora se vale, estructuralmente, de un solo término de comparación ("ese cerdo me ha escupido", queriendo decir "ese hombre"), el símil, como comparación expresa, necesita por lo menos dos términos de referencia ("ese hombre actúa como un cerdo"). En mi estudio del símil en la Vida de Santo Domingo, he preferido dejar hasta el final, a modo de resumen o recapitulación, un enfoque de los ejemplos desde el ángulo semántico o conceptual. Después de haber detallado las estructuras, podemos ver ahora algunos de los casos más claros en que la comparación establecida requeriría más de un punto de referencia. Echemos un último vistazo a los tres epígrafes generales, sugiriendo campos semánticos. i. Personas y partes del cuerpo Al recorrer la lista de ejemplos, fácilmente notamos "la color amarieIla como omne laz'rado" (color); "yazién travados commo presos en cueva" (lugar); "guiava su ganado como faz buen pastor" (reino animal); "fablades commo qui siede en castiello alçado" (lugar); "folgó como si fuesse de fiebre terminado" (enfermedad); "commo qui yaze preso luengamient' en cadenas" (lugar o instrumento); "tal mal a las orejas que mordí las paredes" (enfermedad); "enpeçó a plorar tan aturadament / que fazié de grand' duelo plorar toda la gent" (aflicción); "tanto vedié a viésperas Quanto enna mañana" (enfermedad); "ca non só tan letrado por fer otro latino" (cultura); "más querrié seer çiega que veerse casada" (enfermedad, estado civil); "fizo más de bienes que non diz' la leyenda" (virtud, fuentes); "más vale que enfermo a parayso vayas / que sano e valient' en el infierno cayas" (enfermedad, cielo e infierno); "non vedié de los ojos más que con el polgar" (enfermedad); "los dichos que dizía, melados semejavan" (predicación/sabiduría, alimentos/dulzor); "legista semejades, ca non monge travado" (profesión). ii. Reino animal y reino vegetal De modo parecido podríamos indicar aquí "yazié ella ganiendo commo gato sarnoso" (enfermedad); "plus vermejo que vino de parrales" (color); "qual simiença fizier'des, tal era pararedes" (recompensa); "semeja la seca, paja, e la sana, bon grano: / la seca al yvierno, la sana al verano", ejemplo éste de complejidad particular, ya que menciona "las manos" (partes del cuerpo), estado físico normal y anormal (enfermedad) y lo agradable o desagradable de las diversas partes del año (estaciones); "non moldrié más aýna ajos en el mortero" (instrumento). iii. Otras comparaciones Aparte de algún ejemplo que también encajaría en una de las secciones precedentes -por ejemplo, "tales avié los braços como tabla delgada" (partes del cuerpo)-, los aspectos más claros de dualidad semántica son todos los símiles referentes a seres humanos, que podrían, por consiguiente, ser clasificados bajo una rúbrica general destinada a las referencias a personas. Me parece innecesario añadir que el anterior resumen no cubre todas las posibilidades de clasificación y referencia. En cambio, creo que indica claramente la complejidad que alcanzaría una tentativa de clasificación que intentase no perder de vista en ningún momento todos los enfoques posibles. Por lo que se refiere al análisis lingüístico, también creo oportuno citar aquí las palabras de un conocido lingüista y antropólogo norteamericano: Del mismo modo que los idiomas varían entre lo asignado a la gramática de superficie y lo que pertenece a niveles más profundos, también, como era de esperar, gramáticos igualmente competentes a menudo no se ponen de acuerdo al analizar un idioma determinado. Sus puntos de desacuerdo proceden de diferencias en su formación y en su anterior experiencia, y no hay que verlos como conflictos que exigen una solución, sino como un enriquecimiento en nuestro conocimiento del idioma de que se trate: ambas partes pueden tener razón en el debate, ya que las opiniones aparentemente conflictivas pueden ser reflejo de hechos a distintos niveles gramaticales 65.
C) OTRAS IMAGENES Después de haber visto el uso de la metáfora y del símil que hace Berceo en la Vida de Santo Domingo, tenemos que dirigir nuestra atención al otro aspecto lingüístico que completa el campo de investigación señalado al principio de la sección "La metáfora, el símil, las imágenes". Quedamos entonces en que, después de la comparación tácita y la comparación expresa, podíamos examinar el tipo de imagen creado por medio de lenguaje empleado literalmente para sugerir una impresión. Esta tarea nos ha de resultar fácil y difícil a la vez. Fácil porque, como ha indicado Crocetti, las imágenes en la obra de Berceo suelen fluir una tras otra, evocando un gran número de características tanto de los personajes como de su medio ambiente, pero de manera ordenada y tranquila: Las imágenes se suceden sin atascos ni distorsiones de motivos, sin complicaciones de circunstancias ni de representación, con la misma fresca ingenuidad con que van surgiendo y cobrando forma en la fantasía del poeta 66. Difícil porque, como añade también Crocetti, dicho proceso se suele llevar a cabo por medio de la coordinación, más que por medio de la subordinación; mediante el análisis, más bien que mediante la síntesis. Berceo avanza paso a paso, creando su retrato, no con unas cuantas pinceladas rápidas, sino por medio de una técnica algo afín a la de los miniaturistas coetáneos, es decir, formándolo poco a poco con trazos delicados del pincel. Entonces, debido a la abundancia de detalles, la clasificación de las imágenes puede llegar a resultar altamente compleja y a plantear el problema de tener que decir cuáles son verdaderamente representativas del arte del poeta. Mediante el empleo de las dos rúbricas precedentes, la tarea de clasificación y discriminación ya ha sido efectuada con cierto detalle. Bajo la categoría de "metáfora", sobre todo, la forma más eficaz que adopta el lenguaje figurado, ya hemos visto muchos ejemplos del estilo gráfico e inmediato con que Berceo sabe captar la imaginación de su público. En las páginas que siguen, me propongo ahora estudiar los diversos modos en que el poeta riojano, valiéndose de la descripción literal, sabe igualmente avivar nuestra capacidad imaginativa y evocar ante nosotros el cuadro que describe. Es verdad que las limitaciones del lenguaje, la experiencia personal de cada uno y una serie de factores psicológicos imponen ciertos condicionamientos 67; pero, aun cuando el grado de imaginación varíe de un individuo a otro, tampoco suele resultar excesivamente difícil determinar si el poeta verdaderamente ha conseguido dar vida a sus descripciones. Así pues, paso a examinar el empleo con fines estéticos del lenguaje literal en la Vida, aunque de vez en cuando incluya también algún aspecto de lenguaje figurado para poder apreciar la impresión de conjunto que el análisis de la metáfora y del símil no siempre deja ver con suficiente claridad. El propio Santo Domingo de Silos, como protagonista que es, nos ofrece un excelente punto de partida para el examen de la habilidad descriptiva de Gonzalo de Berceo; sigámosle desde su nacimiento hasta su muerte e incluso después, ya que el tercer libro de la Vida trata de los milagros póstumos del santo. Al comienzo del poema, Berceo nos describe al joven Domingo de modo que queda ya bien claro que se trata del muchacho ejemplar obviamente elegido de Dios. Las referencias a este hecho van surgiendo explícitamente (por ejemplo, estrofas 14-15), y se repetirán a lo largo del poema entero como recordatorio de que Domingo ha sido elegido por el "Rey de Majestat", así como para jalonar el progreso espiritual de una vida santa. La imagen del niño cobra vida mediante versos fuertemente sugestivos de su actitud v su aspecto:
Trayé en contra tierra los ojos
apremiados, por non dezir folías nin dichos corronpidos. (12) 68 Este ascetismo tan manifiesto en la actitud del niño aparece de nuevo, en otro período de su vida, cuando Berceo describe al santo después de su penitencia en el yermo. Al ingresar en el monasterio de San Millán, le vemos aún con los ojos bajos y con aquella grave actitud que ya en su infancia le había hecho desdeñar toda clase de bromas y liviandades:
Señor Sancto Domingo, leal
escapulado,
por nulla jonglería non lo
farién reír, La santidad que se desprende de su persona llega a un clímax místico cuando regresa de Santa María, el humilde lugar a donde había sido enviado como prueba de su obediencia y humildad:
Dioli tamaña graçia el Rey
Celestial, Notemos de paso que, a pesar de haber insistido tanto en la gravedad del joven Domingo, Berceo, en otra parte de la Vida, no deja de ofrecemos una faceta algo distinta del temperamento del santo. Quizá, conseguido su propósito de presentar los primeros años de la vida de Domingo como modelo de formalidad y ascetismo, el poeta creyó que el paso de los años tenía que haber suavizado un tanto los rigores místicos de su protagonista y que el ya abad de Silos requería una pincelada de tonos más francamente humanos. Me refiero al episodio de los peregrinos que hicieron acto de presencia en el monasterio fingiendo que se hallaban desprovistos de ropa. Santo Domingo, dándose cuenta de lo ocurrido, "por poco non ridié" (481a); mandó a un monje a que recogiera las ropas que habían escondido los peregrinos y se las dio a éstos, los cuales se las pusieron sin darse cuenta, de momento, de la burla de que eran objeto. Berceo cierra el episodio comentando: ¿Quí pudo veer nunqua cuerpo tan palaçiano, nin que tan bien podiesse jogar a su christiano? (485ab) 69 Volviendo a la infancia de Domingo, nos enteramos también de que, al ser un poco mayor, su padre le envió a guardar el ganado, lo cual efectuó cuidadosamente, buscando buenos pastos, no faltando nunca a sus obligaciones por causa del tiempo, y también cuidando de que las ovejas no se metiesen en los campos ajenos. Esta última imagen, que recuerda el conflicto que podía surgir si no se respetaba la propiedad privada, reaparece más tarde cuando Santo Domingo, muchos años después, pronuncia el sermón de Monte Rubio: castigad vuestros fijos, que non sean osados en semnadas agenas entrar con sus ganados, (469cd) insistencia que cobra mayor relieve si recordamos la posibilidad de que Berceo haya sido buen conocedor de las leyes 70. Después de haber recordado que muchos personajes bíblicos empezaron siendo pastores, que el propio Jesucristo se consideró como tal, y que así se consideran también los abades y los obispos (estrofas 26-30), Berceo concluye esta parte de la vida de Domingo estableciendo un vínculo entre su primera tarea y su misión ulterior:
Señor Sancto Domingo de primas
fue pastor; Cuando Domingo decide entregarse al sacerdocio, la imagen que nos da el poeta es la del niño totalmente absorbido por sus deberes escolares y por su afán de aprender:
Diéronli su cartiella, a ley de
monaziello,
en la mano derecha priso su
estaquiello; Como ha notado Faulhaber, las vidas de santos están llenas de lugares comunes que, en realidad, no nos dicen nada respecto al santo, aunque iluminan muchísimo la sociedad de la época 71. San Millán y Santo Domingo vivieron a seis siglos de distancia el uno del otro; sin embargo, los vemos a los dos atravesando un proceso cultural muy parecido. Incluso al dar expresión literaria a los progresos de ambos, Berceo llega a veces a una repetición casi total: Fue en poco de tienpo el infant' salteriado, de hymnos e de cánticos bien e gent decorado, (Santo Domingo, 38ab)
Fue en poco de tiempo el pastor psalteriado, sobra
bien decorado. (San Millán, 22ab) Por lo que se refiere a Santo Domingo, ésta es la época en que llegó a la virilidad -"salIó de mançebía, ixió sancto varón" (40b)- Y en que sus virtudes se vieron recompensadas con el orden sagrado. Berceo ha simbolizado esta etapa de su vida en un verso, citado entre las metáforas, de hermosa sencillez, "fue salliendo afuera la luz del coraçón" (40d). La progresión ascendente del santo, también vista ya de manera parcial a causa de estar formada principalmente por medio del símil y de la metáfora, se resume en una estrofa que junta plata, oro, perlas y luz en un racimo de imágenes que hacen referencia a los grados por los que va pasando el protagonista: Tal era commo plata, moço quatrogradero; la plata tomó oro quanto fue epistolero;
el oro, margarita quando
evangelistero; Esto da fin a la primera parte de la vida de Domingo. El siguiente grupo de imágenes aparece cuando éste decide retirarse al yermo para seguir las huellas de los que prefirieron servir a Dios en calidad de anacoreta. La mención de algunos de sus predecesores en tal empeño permite que Berceo introduzca varias imágenes pintorescas, como son las de San Juan Bautista, quien "luego en su niñez / abrenunçió el vino, sizra, carne e pez" (55ab); la de los eremitas Pablo y Antonio, que moraron en el yermo "non comiendo pan bueno nin vistiendo buen paño (56b) -notable alejandrino en el que el paralelismo casi simétrico de ambos hemistiquios queda bellamente realzado por las semejanzas fonéticas, sobre todo en sus respectivos finales, "pan bueno ... buen paño) 72_ y la burlona alusión a los merinos, ya comentada en el epígrafe v) de la metáfora. El nuevo anacoreta abandona parientes y amigos; su marcha se describe por medio de un verso que alude a la desolación que le aguarda, "alçóse a los yermos, do omnes non moravan" (65d). A continuación, sigue una estrofa en la cual, de modo típicamente berceano, la información sobre los sentimientos del santo y su gratitud hacia Dios queda redondeada con una súbita referencia a la dureza de la vida que había escogido de buen grado:
Quando se vío solo, del pueblo
apartado, non tenié, bien sepades, para cena pescado. (66) Después se detallan los pormenores de la nueva vida de Domingo:
El hermitaño nuevo diose a grand'
lazerio,
Sufriendo vida dura, yaziendo en
mal lecho,
d'estas aflictiones avié él
grand' despecho. Porque fazié mal tiempo, cayé fría elada, o fazié viento malo, oriella destenprada, o niebla percodida, o pedrisca irada, él todo esti lazerio non lo preçiava nada. (67-69). Carlos Foresti ha contrastado el tópico del locus eremus en la Vida de San Millán y la Vida de Santo Domingo, comparando los pasajes relevantes de ambos poemas y señalando la insistencia de Berceo sobre los aspectos negativos del yermo bíblico y sobre la santidad y decisión insobornable de los santos 73. Podemos notar aquí que, a pesar de que la descripción del desierto es más detallada en San Millán, los versos correspondientes a Santo Domingo son originales de Berceo y no proceden de la fuente latina. El tema de la penitencia y de la autodisciplina reaparece en el poema cuando Berceo narra algunos de los milagros alcanzados a través de los sacrificios de Santo Domingo: Fizo otro miraclo essi claro barón, en que trabajó mucho, por muy grande sazón, faziendo gran jejunio, cutiana oraçión, sufriendo en su cuerpo muy grand' aflicçión. (397) Prendié sobre sus carnes grandes aflicçiones, conduchos descondidos, muy frías collaçiones, faziendo a menudo preçes e oraçiones,
vertiendo muchas lágrimas ennas
demás sazones. Perseveró el padre sufriendo tales penas, sobre Garçi Muñoz tuvo tales novenas: era tan descarnado en estas quarentenas commo qui yaze preso luengamient' en cadenas. (414-15) Un tipo distinto de sufrimiento es el relacionado con la muerte. En primer lugar, la enfermedad que la preludia no ha sido provocada, como lo son los sufrimientos que entrañan la penitencia y las disciplinas. Por otra parte, en el caso de Santo Domingo significa el cumplimiento de la promesa que se le hizo una vez en una visión. A ella se refiere Berceo cuando forma una pintoresca imagen para expresar la alegría de Santo Domingo ante la inminencia de la hora suprema: Como es la natura de los omnes carnales que ante de la muerte sienten puntas mortales, ovo el sancto padre sentir unas atales: más li plogo con ellas que con truchas cabdales. (490) En cuanto a la muerte en sí, se describe con los colores sobrios que corresponden a un hombre que muere en olor de santidad. Creo que puede aceptarse la opinión de que todos los santos de Berceo mueren de modo parecido, con los mismos gestos y la misma uniformidad, y sin embargo en una atmósfera de paz y lentitud que tiene dignidad sin caer en el lugar común: Los santos de Berceo mueren todos de la misma manera, casi con los mismos gestos, moviendo las manos con igual ritmo, como si se hubieran ensayado para morir. Los movimientos son casi uniformes, con uniformidad litúrgica ... Pero, volvemos a insistir: ¿Es todo tópico en los "tópicos" de Berceo? ¿Es todo tópico en estas descripciones? Creemos que no. Estas escenas se desarrollan con calmosa morosidad. Los hechos no "suceden" en un instante, sino que "van sucediendo"; la muerte no "llega" instantáneamente, sino que "va viniendo" con ritmo pausado: "fue cerrando los ojos", "fuele viniendo la hora postremera", "fuese más aquejando", dessóse morir". Los santos de Berceo mueren en una atmósfera buscada de lenta quietud, de plácido sosiego, "sin nul conturbamiento", sin prisa, sin urgencia, pausadamente. Y todo esto es incompatible con el mero tópico 74. Cuando llega el postrer momento, Domingo cierra los ojos, levanta las manos y, acaso como un eco de aquellos tiempos lejanos en que, cuando niño, solía andar con los labios "bien cosidos", mantiene también un silencio total:
Fo çerrando los ojos el sancto
confessor, Las cinco estrofas siguientes hay que vedas en su conjunto, ya que describen vívidamente la espléndida acogida dispensada en el cielo al alma de Santo Domingo:
Prisiéronla los ángeles, que
estavan redor,
Los sanctos patriarcas de los
tienpos primeros,
las huestes de los mártires, de
Abel conpañeros,
76
Sedién los confessores a Dios glorificando,
que tan preçioso frayre entrava
en su vando;
todos li fazién onrra, leyendo e cantando. Señor Sancto Beneito, con los escapulados,
que aburrieron el sieglo,
visquieron ençerrados:
cantavan a Dios laudes, sones multiplicados. El barón cogollano, natural de Berçeo,
Sant Millán, con qui ovo él de
bevir deseo, ca metióse por elli en un fiero torneo. (522-26) A continuación, el cuadro de los honores ofrecidos a Santo Domingo por patriarcas, apóstoles, mártires, santos y vírgenes "dulcemente organando", recibe un marcado contraste al volver el poeta a los desolados monjes de Silos y pintar sus idas y venidas por el monasterio dando rienda suelta a su dolor, "daban por los corrales los pobres apellidos" (528d). Las tres coronas recibidas por Santos Domingo después de su muerte nos hacen retroceder al tiempo en que tuvo una visión. Esta visión, que el abad Domingo narra a sus monjes como alegoría de la recompensa que sigue a una vida virtuosa -"si fuéremos a Dios leales e derecheros, / ganaremos coronas, que val' más que dineros" (245cd) 77 -, se inicia con una descripción que constituye otra variante del tópico del locus:
Vedíame en sueños en un fiero
logar,
Ixién d'elli dos ríos, dos aguas
bien cabdales, el otro plus vermejo que vino de parrales. (229-30)
Domingo ve a dos personajes, portadores de tres coronas, de pie al otro lado de un estrecho puente de cristal. Estos dos personajes le llaman, Domingo vacila, pero finalmente atraviesa el puente sin ningún problema -alegoría del puente pequeño y débil que sostiene a los virtuosos, mientras que el fuerte y amplio se hunde bajo los pies de los pecadores- y le comunican que Dios le ha concedido las tres coronas por sus merecimientos. El pasaje adquiere mayor fuerza realística por medio de detalles que nos ayudan a formar una imagen del sitio en el que se hallaba Domingo, el aspecto de los dos mensajeros y las coronas. Se recalca la estrechez del puente, "avié palmo e medio, ca más ancha non era" (231b), y su fragilidad, "de vidrio era toda, non de otra madera" (231) 78; los mensajeros celestiales llevan "almátigas blancas de finos çiclatones" (232a), con "los pechos ofresados, mangas e cabeçones" (232c); dos de las coronas son "de oro bien obradas" (233c), mientras que la tercera, la mejor de todas, "tenié en su çerco mucha piedra preciosa, / más luzié que el sol" (234bc). Este pasaje representa la única visión alegórica plenamente desarrollada en la Vida, aunque Berceo hace referencia a otras (248). Sus bien marcados trazos apuntan al mayor empleo de la alegoría que el poeta haría después en la Vida de Santa Oria, y de la propiedad con que queda inserta en Santo Domingo se ha dicho con justicia que forma "una entidad artística en la que se sostiene hasta el fin el relato alegórico y su exégesis se entreteje en él de manera inseparable" 79. Visiones de otro tipo son las que tienen lugar cuando es el santo quien se aparece a los cautivos Serván y Pedro de Llantada. En ambos casos, la escena empieza de modo parecido: Por medio de la cárçel entró un resplendor, (653a) Entró una luçençia grand' e maravillosa, (708a) Y los dos cautivos se enfrentan también con una aparición semejante, si bien en el primer caso recuerda a un sacerdote, y en el segundo a un monje: Semejóli que vío un omne blanqueado, como si fuesse clérigo de miss a ordenado, (654ab)
Vido forma de omne en medio de
la uçera, tenié un baguiliello commo qui va carrera. (709abc) El primero de estos dos milagros resulta especialmente interesante a causa de la pintoresca imagen de habilidad física creada por Santo Domingo. Cuando Serván, libre ya de sus cadenas, dice que no puede subir por las altas paredes de su cárcel, el santo le echa una cuerda y lo iza sin ninguna dificultad, con cadenas y todo:
El sancto mensagero, que de suso
sedié,
Tirólo con sus fierros el que
sedió de suso, Es verdad que Berceo halló la historia en Grimaldo; pero lo que en la fuente latina se narra de manera precisa y escueta adquiere en Berceo una animación de cosa viva, primero por el paso rápido de un personaje a otro en la estrofa 661 y el ritmo de las frases- debido en parte considerable a las exigencias de la rima: "que de suso sedié ... , que de yuso yazié", "a mano la tenié ... , el otro la tenié"-, y luego por el comentario del poeta en la estrofa siguiente respecto a la facilidad con que tiraba de la cuerda Santo Domingo, "tan rehez lo tirava commo farié un fuso". Este último alejandrino resulta típico del deleite por parte de Berceo en añadir algún pequeño detalle realista que interrumpa brevemente la idea principal para iluminar, con un destello fugaz, la escena que ha ido construyendo 80. De modo parecido, mientras que en la versión latina las primeras palabras que dirige Santo Domingo a Serván, después de haberlo puesto en libertad, son "Gratias deo redde de tua eruptione & omne bonum quod poteris adimple & conpesce te ab omni vanitate & malignitate", Berceo, de manera menos edificante, pero más práctica y humana, hace que el santo asegure una vez más a Serván que no tiene nada que temer:
Dixo el bon confessor: "Amigo,
ve tu vía, Es precisamente el contraste entre el poco uso de las imágenes que hace Grimaldo y su abundancia en Berceo lo que más contribuye a que el Santo Domingo de este último sea insuperablemente más humano que el original. El tono afectuoso con que el santo se dirige a Serván, en lugar de la seca admonición de la fuente latina, inmediatamente nos sugiere al anciano bondadoso cuya santidad establece un vínculo entre él y los demás mortales normales y corrientes, en lugar de levantar una barrera que los diferencie y los separe. Casi podríamos decir que se trata de una figura paternal, una de cuyas características más marcadas es, sencillamente, la simpatía; mientras que, por contraste, el Santo Domingo latino podrá inspiramos mayor o menor admiración o respeto, pero no precisamente simpatía como cualidad cálida y humana.
La descripción de los ríos vistos por Santo Domingo en su sueño o visión es, por descontado, la de un lugar imaginario, pero Berceo se vale también de la geografía real, de manera explícita, en diversos lugares del poema. A veces, recurre a topónimos como simple modo de hacer más veraz la narración: "desanparó a Cañas" (65b). "En Monte Ruyo era el preciado barón" (463a); pero en otras ocasiones añade algún comentario personal, a modo de aparte realista: Cerca era de Cañas, e es oy en día, una casa por nonbre dicha Sancta María, (97ab) o amplía la descripción por diversos medios: conquiso Calaforra, siella de bispalía, (129b) En tierra de Carazo, si oyestes contar, una cabeça alta, famado castellar, avié un monesterio que fue rico logar, mas era tan caído que se querié ermar, (187) 81
Contra tierras de Lara, faza una contrada, en río de Arlança, en una reconada, yazié un monesterio, una casa onrrada, San Pedro de Arlança es por nombre cIamada, (265)
Fita es un castiello fuert' e apoderado, infito e agudo, en fondón bien poblado; el buen rey don Alfonso la tenié a mandado, el que fue de Toledo, si non só trascordado, (733)
Ribera de Henar, dende a poca jornada, yaze Guadalfajara, villa muy destenprada; estonz' de moros era, mas bien asegurada, ca del rey don Alfonso era enseñoreada. (734) La descripción topográfica aparece en dos ocasiones como recurso literario para introducir la cuestión que obligó a Domingo a abandonar el monasterio de San Millán y pasar a Castilla: contienda que li nasco al preçioso varón, porque passó la sierra e la fuend' de Gatón, (126cd)
quantas sofrió de coytas e de adversidades, por ond' a passar ovo de Ortoya las rades. (223cd) De estos dos pasajes, uno al principio del episodio del Rey Garçía y otro después de que Domingo ha devuelto al monasterio de Silos su perdido esplendor, el segundo ha dado lugar a una serie interesante de interpretaciones. en su Vocabulario (s.v. "orto"), Lanchetas, siguiendo a Florencio Janer, interpretó "Ortoya", como si fuera el latín ortum y leyó "de orto ya las rades", interpretando al mismo tiempo "rades" en el sentido de "almadía" y desarrollando una compleja explicación según la cual, basándose en las penalidades de los almadieros, vio "de orto ya las rades" como una metáfora para indicar lo difícil que había sido la vida de Santo Domingo desde el día en que nació. En el ampuloso estilo propio de su época Lanchetas escribió: En el ejercicio o paso de las barcas por los ríos no hallamos padecimiento bastante para servir de punto de comparación a los sufrimientos morales y a tantas adversidades como el poeta atribuye a Santo Domingo; pero sí los encontramos, y muy cumplidos, en la conducción de las almadías. Al menos los encontrará quien haya visto a los infelices almadieros en esa rudimentaria navegación fluvial remando sin cesar; empapados en agua fría como el hielo; en pie constantemente sobre unos cuantos leños amarrados con frágiles ataduras de roble o avellano; empujados ellos y sus palos por impetuosa corriente, chocando con las peñas y las rocas, pasando por entre angostas foces, enfilando los estrechos arcos de los puentes, saltando bruscamente presas de considerable altura y rompiéndose no pocas veces las débiles ligaduras que sujetaban la almadía, y deshaciéndose ésta, para que alguno de sus maderos, en una puntada, lance a sus conductores por los aires o los hunda para siempre en los abismos. Todos estos padecimientos materiales ocasionados por las almadías, que van acompañados de no pocos sufrimientos morales, pueden entrar muy bien en parangón con las tribulaciones que pudieran afligir el ánimo de un monje y servir de tipo a la formación de un símil o a la invención de una metáfora, como es la que ha llamado nuestra atención en las líneas precedentes. (s.v. "rades") Casi medio siglo más tarde, J. Vallejo señaló con pruebas documentales que "rades" podía significar "terreno poblado de árboles", y llegó a la conclusión -acertada, creo- que "de Ortoya las rades" equivalía a "la fuend' de Gatón" 82. No es que ambos topónimos tengan que significar exactamente el mismo sitio, sino que pueden referirse a dos lugares que hubiese tenido que cruzar Santo Domingo en su viaje a Castilla. A pesar de que no se haya encontrado ningún topónimo con el nombre de "Ortoya" en La Rioja, pero sí en la provincia de Segovia, no creo que esté en lo cierto Teresa Labarta de Chaves al decir que, en la estrofa 223, Berceo se refiere al viaje de Santo Domingo a Avila que tiene lugar más adelante (estrofas 262 y ss.) 83. Berceo tenía muy presentes las consecuencias del encuentro entre Domingo y el Rey Garçía, como indican claramente otras referencias a este episodio: que avié a comer pan de otro molino, e non serié a luengas en Sant Millán vezino, (162cd)
todo vos lo avemos dicho e renunçado, en quál fuego se vío, cómmo fue socarrado, (257cd)
por onrrar su criado fazié todo asseo, ca metióse por elli en un fiero torneo. (526cd) De todos modos, lo que más nos interesa aquí es que, metáfora o lenguaje literal, la frase comentada no deja de ser un modo muy pintoresco de referirse a las dificultades de Santo Domingo al evocamos la imagen del exiliado que, a causa de la ira del rey, no tuvo otro remedio que atravesar la sierra, con su carga "de coytas e de adversidades". Como final de las referencias de tipo geográfico, podemos citar también la posibilidad de que el topónimo dé lugar a una rápida imagen de algunas de las actividades del peregrino mientras sigue su viaje. Este sería el caso de pasajes como:
Quando fo de las tierras el
barón declinando, que encontramos inmediatamente después de una referencia a "tierras de Nágera". Una panorámica distinta de ]a descripción detaIlística que forma parte del poema es la procesión de gentes afligidas por enfermedades de todo tipo, las cuales acuden a Santo Domingo, en vida y después de muerto, en busca de remedio a sus males. E] cuadro que nos ofrece Berceo varía desde la simple mención de la enfermedad, a menudo con la adición de algún comentario personal: perdió la visión, andava enbargado, ca omne que non vede, non devié seer nado, (388cd)
Non andarié en piedes nin prendrié
de las manos, que yazié en tal pena avié muchos veranos, avienna desleyda los dolores cutianos, (582)
los uesos avié solos cubiertos del pellejo, (583b) hasta descripciones más detalladas del aspecto y del estado crítico de la víctima:
Perdió ambos los piedes, non se
podié mover,
ninguno de los mienbros non avién su
poder, (292) A vié de su estado demudada la boca, fablava de la lengua mucha palabra loca,
nin mandado nin parte non sabié de
su toca, (293abc) Commo avié los oios feos, la boca tuerta, qualquiere de los braços tal commo verga tuerta,
non podrié del fogar exir fata la
puerta, (294abc) A vié de la grand' coyta los mienbros enflaquidos, las manos e los pie des de su siesta exidos,
los ojos concovados, los braços
desleydos, (540abc) Avié el mesquiniello los braços encorvados, tiniélos enduridos. a los pechos plegados. nin los podié tender, nin tenerlos alçados, nio meter en su boca uno nin dos bocados. (550) Recordemos aquí también la relación establecida entre la enfermedad y el pecado ("Una mugier que era natural de Palençia, / cavó por sus peccados en fiera pestilencia", 557ab, "De Peña Alba era una demoniada; / era por sus peccados duramientre laz'rada", 679ab), y que la fealdad. lo deforme y lo monstruoso aparece en la Edad Media como una distorsión de la que se vale el artista para reducir lo ideal o abstracto a realidad visible. Lo grotesco se convierte así, pues, en "un factor significante que contribuye a la comprensión de los conceptos filosóficos morales abstractos, el Bien y el Mal" 84.
Las descripciones de este tipo suelen terminar con una referencia al pesar de parientes y amigos: avién los compañeros grand' rencura, non poca. (293d) bivién todos por ello en grand' tribulaçión, (399d) los parientes de coyta andavan doloridos, (540d) doliélis la su coyta a todo el conçejo. (583d) El suicidio, extremo final del desespero provocado por el diablo 85. sugiere a Berceo la imagen del ahorcado, aunque en el poema no se permite que esta tentación cause la pérdida del alma:
El enfermo
misme querrié seer más muerto, Otros dos aspectos interesantes de lenguaje descriptivo aparecen relacionados también con los milagros. Uno de ellos es la referencia a la inutilidad de toda clase de medios, naturales o sobrenaturales, con los que se intenta obtener la curación, sin olvidarse de incluir aquí el cuadro del hombre que agota su fortuna yendo de un médico a otro y probando todo tipo de falsa medicina:
Yendo de
sancto en sancto, faziendo romerías,
tanto que
serié pobre ante de pocos días. (389) Oraçión nin jejunio non li valié nada,
nin escantos
nin menges, nin çirio nin oblada, Guarir non las pudieron ningunas maestrías, nin cartas, nin escantos nin otras eresías, nin vigilias nin lágremas, nin luengas romerías. (640abc) Todo resulta inútil, "si non Sancto Domingo, padrón de las mongías", como aclara el verso que completa la última de las estrofas citadas 86. El otro aspecto es el de las imágenes de oraciones y sacrificios ofrecidos por los familiares o amigos de la víctima o por la propia víctima:
Tres días con
sus noches ante'l cuerpo yoguieron,
vertieron
muchas lágremas, muchas preçes fizieron: Parientes del enfermo e otros serviçiales conpraron mucha çera, fizieron estadales,
çercaron el
sepulcro de çirios cabdales,
En toda essa
noche non pegaron los ojos, Yogó antel sepulcro toda una semana, comiendo pan de ordio, con vestidos de lana. (689ab) También en este contexto hace su aparición el demonio, unas veces aterrorizando a su víctima por medio de formas espantosas:
Prendié forma
de sierpe el traydor provado, oras se fazié chico, oras grand' desguisado, a las vezes bien grueso, a las vezes delgado, (328) 87 y otras veces causando intenso dolor que desencaja las facciones de la víctima o que le obliga a lanzar gritos irreverentes:
Era la cosa
mala de tan mala natura
que todos sus
amigos vivién en grand' ardura. (401) A vié un fuert' demonio, prendiélo a menudo, oras lo fazié sordo, oras lo fazié mudo, faziel' a las devezes dar un grito agudo,
el mal
huésped faziélo seer loco sabudo. (627) Tomóla el demonio a la missa estando, dio con ella en tierra, trayóla mal menando,
la boca li
torçiendo, las espumas echando, Desde el punto de vista descriptivo, una variante de yacer enfermo o de estar poseído por el demonio es la de la cautividad. Una de las estrofas nos evoca el miedo de la gente a verse sorprendidos en algún lugar solitario por un súbito ataque de los moros y ser llevados prisioneros: Eran en essi tienpo los moros muy vezinos, non osa van los omnes andar por los caminos, davan las cosas malas salto a los matinos, levavan cruamientre en soga los mesquinos: (353 y más adelante encontramos diversas imágenes que en lenguaje sencillo pero sugeridor nos describen las cadenas de hierro impuestas a los prisioneros y la dureza propia del cautiverio: MetiéronIo en fierros, en dura cadena; de laz'rar de famne dávanli fiera pena, dávanli yantar mala e non buena la çena, conbrié, si gelo diessen, de grado pan d'avena. (355) 88
Cayó en malas manos, el peón esforçado, fo a Medina Çelim en cadena levado, metiéronlo en cárçel, de fierros bien cargado, en logar muy estrecho, de tapias bien çercado. (646)
Peidro el de Hllantada fo a Murçia levado, sabiélo su señor tener bien recabdado, non lo tenié en cárçel, mas era bien guardado, yazié en fondo silo de fierros bien cargado. (704) La Vida contiene también varios ejemplos de descripciones de personas, tanto en su aspecto físico como de su carácter. A veces Berceo nos describe cómo es una persona o qué aspecto tiene; en otras ocasiones nos traza el cuadro de alguien atareado en sus quehaceres domésticos o disponiéndose a ir a algún sitio. Un ejemplo sencillo, que ofrece un rápido bosquejo de aspecto y temperamento, y en el que se entrevera una pintoresca referencia al número de moros muertos en combate, es el de la descripción del Rey Garçía:
Era de bonas
mañas, avié cuerpo fermoso, Serván, el cautivo a quien Santo Domingo, con proeza gimnástica, sacó de su prisión, es descrito también gráficamente a su llegada a Silos, pobremente vestido, con el pelo y la barba muy crecidos y llevando todavía las cadenas que el santo le mandó depositar en su sepulcro del monasterio:
Entró esti
cativo de sus fierros cargado, con sus crines treçadas, de barba bien vellado, fo caer al sepulcro del confessor onrrado. (669) 89 Descripciones de tipo doméstico son la de la mujer que no quería ir a misa: más quiso fer su massa, delgazar e premir, yr con ella al forno su voluntad conplir, (559cd) y la de la otra mujer cuyas desgracias se debieron también al hecho de no guardar los respetos debidos al Señor:
mas sábbado a viésperas fazié
uno e ál: cadió por essa culpa en peligro atal. (677bcd) Las imágenes o viñetas de gente reuniéndose o disponiéndose a ir a algún sitio abundan en la Vida; así vemos a María de Castro Cisneros arreglándose y saliendo de casa: vistió sus buenos paños, aguisó sus dineros, exó pora mercado con otros con pañeros, (290cd) o al vecindario de Palencia llenando las calles camino de la iglesia:
Un sábbado a la tarde, las
viésperas tocadas, con paños festivales, sus cabeças lavadas, los barones delante, e aprés las tocadas, (558) o a los habitantes de Fita hinchiendo el mercado después del aviso del concejo:
que fuessen a conçejo fo el
pregón echado: Una muchedumbre de mayor tamaño y variedad es la que vemos descrita en relación con el traslado de los restos de los santos Viçent, Sabina y Cristeta:
Conbidó los obispos e los
provinçiales,
de los del señorío, todos los
mayorales. Foron y cavalleros e grandes infançones,
de los pueblos menudos, mugieres
e barones, unos cantavan laudes, otros dizién cançiones. (269-70) y un cuadro semejante aparece al llegar el momento de la muerte y del entierro de Santo Domingo:
A vié un grand conviento de
personas granadas, de otras clerezías assaz grandes mesnadas, de pueblos e de pobres adur serién contadas. (530) En este contexto de muchedumbres hemos visto ya el panegírico del antiguo monasterio de San Sebastián contenido en la plegaria de Liçiniano al alabar el número de los que solían vivir en él y en él hallaban asilo:
Casa que fo tan rica, de tan
grand' conplimiento, bivién de bonos monges en ella grand' conviento, (197abc) cuadro que podemos completar ahora con el de los nuevos moradores enviados por el Rey Fernando a vivir con el recién nombrado abad de Silos: Enbió bonos omnes e altas podestades, clérigos e calonges, e benitos abbades, mançebiellos e viejos de diversas edades. (214abc) Es fácil seguir mencionando diversos pasajes de la Vida de Santo Domingo que evocan la imagen del terna descrito. Otros ejemplos son la descripción de la huida de los moros: Engañaron las guardas, ca eran sabidores, andidieron de noche bien fasta los albores, grand' mañana por miedo de algunos pastores, metiéronse en una cueva los grandes traydores; (434) y la de los desaguisados que cometen los malos caballeros de Fita:
Quando en la mañana salién a las
lavores, Los ritos de la religión también dan lugar a la descripción de escenas relacionadas con la curación de enfermos: Echo!' con el ysopo de la agua salada,
consignóli los ojos con la cruz
consagrada, (348ab) Quando ovo orado, la oraçión finada,
mandó traer el agua de la su
fuent' sagrada;
En cabo de la missa el buen missacantano
que más non pareçió de la lepra un grano; (478) así corno a la mística imagen de la Caridad llevando al cielo la plegaria de Santo Domingo para que llegue a oídos del Señor:
La oraçión del padre de la grand'
sanctidat, Berceo se vale también de dichos tradicionales para formar una imagen más viva de las consecuencias de un acto, "el lino cab' el fuego, malo es de guardar" (51c), o de recursos lingüisticos normales que, sin embargo, consiguen evocar gráficamente el éxito o la recompensa obtenidos, como en "por end' de luengas tierras le enbían bodigos" (352d) o en la imagen de la viña, aplicada al monasterio de Silos, que hemos visto de forma incompleta al hablar de la metáfora y del símil. Santo Domingo traza un hábil esbozo de esta imagen al dirigir su último sermón a sus monjes: Nos atal lo trobamos como viña dañada,
que es muy enbegida porque fo
mal guardada: También se han mencionado ya dos casos en que Berceo hace que sus personajes den comienzo a una plegaria con una referencia al poder divino sobre los elementos: Señor Dios, a qui temen los vientos e la mar, (192c) Señor, dixo, que mandas los vientos e la mar. (649c).90 En cambio, en otras ocasiones la grandeza de la majestad de Dios adquiere tonalidades familiares cuyo acierto estriba precisamente en la ingenuidad de las imágenes formadas a partir de aspectos humildes de la vida animal y vegetal:
Tú goviemas las bestias por
domar e domadas, Tú çevas las lonbrizes que yazen soterradas, (452) Finalmente, también hay que citar los casos en que el poeta evoca brevemente, mientras prosigue el tema principal, algún ademán o gesto por parte del personaje concernido que nos ofrece una especie de visión fugaz de movimiento físico en medio de la descripción: fizo el inclín luego, la bendiçión fo dada, (98b) Entró a la eglesia, plegó ant'el altar, declinó los ynojos, enpeçó a rogar, (192ab)
levantó la cabeça, nomnó al Criador, fizo cruz en su cara, dixo: "¡Valme, Señor!" (653cd)
bolvióse la cabeça, echóse abucçado, (654d)
sé que los mis costados sovarán la correa, (715d)
puso dedos en cruz, juró al Criador. (740a)
Creo que queda dicho lo suficiente para ilustrar el uso realístico del lenguaje en la Vida de Santo Domingo de Silos; es decir, de lenguaje que, básicamente, no cuenta con otro recurso que el poder evocador de la descripción literal. Es evidente que las definiciones de la imagen literaria como "figura mediante la cual una cosa se describe o se pinta en colores tan fuertes y brillantes que no parece que se lea o que se oiga, sino que se vea o que aparezca ante la vista" 91, serán más o menos válidas según los casos, pero, en general, me parecen un buen punto de partida para la apreciación estilística que se proponga, entre otras cosas, distinguir entre lengua literal y lengua figurada. El presente estudio de la metáfora, del símil y de la imagen se ha basado en la creencia de que el empleo indiferenciado de estos tres términos de referencia sólo puede resultar en un cuadro confuso de la manera en que un poeta ha sabido valerse de sus materiales. Por otra parte, creo también que, como lectores, difícilmente podemos evitar esta conclusión, si examinamos los usos lingüísticos que caracterizan a Berceo en una obra como la Vida de Santo Domingo.
[...]
NOTAS A LA TERCERA PARTE
1. "No theory, no description, of poetry can be trusted which is not too intricate to be applíed", l. A. Richards, Practical Criticism, Londres, 1929, pág. 302. 2. "lt is, I believe, a fairly common experience for those who have been engaged for a good many years in the profession of literary criticismo, to slip, almost unconsciously, into a condition of mistrust of all their most familiar and general terms. The critic dissatisfied with the vagueness of his activity, of his art; and he will indulge the fantastic dream that it might be reduced to the firm precision of a science". The Problem of Style, Oxford, 1925, pág. 1. 3. "He may even, during this period of dissatisfaction, forget that half the fascination of his task líes in the facet that the terms he uses are fluid and uncertain, and that his success depends upon the compulsive vigour with which he impreses upon them a meaning which shall be exactly fitted to his own intention and unmistakable by his audience". 4. Wolfgang Kayser, lnterpretación y análisis de la obra literaria, 4.a ed., Madrid, 1970, pág. 433. 5. Análisis estilístico de los "Milagros de Nuestra Señora" de Berceo, Madrid, 1965, pág. 134. 6. Carlos Bousoño, Teoría de la expresión poética, I, Madrid, 1970, pág. 142. 7. ''lndeed, if we consider those difficult and borderline examples of the literal of the figurative, such as "the wing of an aeroplane" or' "the leg of a table", where the status of "wing" and "leg" are doubtful not because of any historical process that has overtaken them but simply in themselves, then the essential complexity of metaphor begins to assume the proportions oí the complexity of language itself. Even the líne between the literal and the analogical cannot be drawn with precision; and this not because the line has not yet been discovered, but rather because it is not there". George Watson, The Studv of Literature. Londres, 1969, págs. 62-63. (Aunque igual puede aplicarse al español, el ejemplo de "la pata de la mesa" resulta aún más claro en inglés debido a emplearse la misma palabra, leg, tanto para "pata" como para "pierna".) 8. Véase a este respecto, Christine Brooke-Rose, A Grammar of Metaphor, Londres, 1958, págs. 35, 172 Y 287. 9. ''The supreme agent by which disparate and hitherto unconnected things are brought together in poetry for the sake of the effects upon attitude and impulse which spring from their collocation and from the combinations which the mind then establishes between them". l. A. Richards, Principies of Literary Criticism, Londres, 1924, pág. 240. 10. Por razones de tipo metodológico, un aspecto de la metáfora, el de los llamados "términos de poco valor", se estudia más adelante como parte de la negación. 11. Véase más abajo, pág. 99 (nota 81), y la sección titulada "El eco de la poesía épica", págs. 138 s.s. 12. España, un enigma histórico, 1, pág. 432. 13. No resultaba extraordinario que un monje "salvase la frontera", en el sentido literal de la expresión. Fray Justo Pérez de Urbel narra el éxito de Raimundo Sierra, abad de Fitero y futuro santo, y de uno de sus frailes, Diego Velázquez, en la organización de la resistencia de Calatrava frente al ataque almohade: El monasterio en la vida española de la Edad Media, Barcelona, 1942, págs. 93-94. Véase también el comentario sobre "tenerli la frontera" en la edición de Brian Dutton, págs. 157-58. 14. En esta estrofa: El barón cogollano, natural de Berçeo, Sant Millán, con qui ovo él de bevir deseo, por onrrar su criado fazié todo asseo, ca metióse por elli en un fiero torneo. a pesar de la posible ambigüedad del pronombre "elli" de la última línea, el sentido aclara que se refiere a San Millán, cuyo monasterio había defendido Domingo. 15. Por ejemplo, en la Primera Epístola de San Juan, I, 5: "que Dios es luz, y que en El no hay tinieblas". Por otra parte, sabido es que Satanás reina sobre las tinieblas eternas. En el Sacrificio de la Misa, es evidente que se refieren al infierno los dos versos siguientes: e guarde nos las almas dela obscuridad do nunca entrara puncto de claridad, (133cd)
mientras que lo contrario, la idea de la luz que acompaña a Dios, puede verse en:
que los saque de pena Dios por su piedad, metalos en la gloria dela su claridad. (22600) También en este mismo poema se emplea "esta luz mezquina" (27c) en el sentido de "este mundo". 16. "La estética del siglo XIII se desarrolla en un clima particular, el de una mística de la luz [ ... ], el siglo XIII concede una considerable importancia a todo lo que es claridad, luz, esplendor". Edgar de Bruyne, Estudios de estética medieval, III, "El siglo XIII", Madrid, 1959, pág. 15. Véase todo el primer capítulo del citado volumen, titulado "La estética de la luz", págs. 9-37. Sobre el empleo que hace Berceo de las imágenes relacionadas con la luz, véase también Doris Brown Clark, "A Critical Appreciation of the Use of Poetic Imagery in Works of the Mester de Clerería in the 13th Century", tesis doctoral, Londres, 1974, págs. 60-65. 17. Véase la sección dedicada a "Sinonimia y repetición", págs. 131 s.s. 18. Compárense estas dos estrofas de los Milagros ("El milagro de Teófilo"):
Adiesso
que Teofilo, un cuerpo martiriado,
Un
resplandor tan fiero que non serie asmado. Reluzie la su cara, tales rayos echaba, Com la de Moyses quando la ley portava, O como San Andres quan en la cruz estava: El Criador en esto pocca onrra nol daba. (850 y 852) 19. De las demás ediciones consultadas, la única que explica mal tannido es la de Dutton, donde encuentro la glosa "muy afligido" (pág. 171). 20. Para una interpretación distinta de "dichos pesados", véase más abajo la sección xi., "Expresiones metafóricas diversas", págs. 76-77. 21. Este tipo de metáfora es relativamente usual; cf. el siguiente ejemplo del Libro de Alexandre;
Escape[s]te de todos los peligros del mar En los Milagros, Berceo emplea otra variante: "Nadé todo el mar, morré enna ribera" (634d). 22. También metafóricamente, aunque en distinto contexto, emplea el Rey Garçía la idea del "derecho" en "si del prior parlero, derecho non me dades" (166b) y "cuidó por esta maña aver d'elli derecho" (173d). 23. Véase J. Corominas, Diccionario crítico-etimológico de la lengua castellana, Berna y Madrid, 1954-57, s.v. "corazón". 24. Un ejemplo bien conocido de este uso figurado de "aterrar" se halla en las Coplas de Jorge Manrique (el "tú" hace referencia a la Muerte; el objeto de "atierras" es "hazañas"):
quando
tú, cruda, t'ensañas, e desfazes. Cito por la edición del Cancionero de Augusto Cortina, 2.a ed., Madrid, 1941, pág. 100. 25. Sobre las partes del cuerpo en la literatura medieval, véase el interesante estudio de C. C. Smith y J. Morris, "On 'physical' phrases in Old Spanish epic and other texts", Proceedings of the Leeds Philosophical Society, Literary and Historical Section, XII (1967), págs. 129-90. 26. Tomás Antonio Sánchez, Colección de poesías castellanas anteriores al siglo XV, vol. II, Madrid, 1780. 27. Florencio Janer, Poetas castellanos anteriores al siglo XV, Madrid, 1864. 28. John D. Fitz-Gerald, La Vida de Santo Domingo de Silos, París, 1904. 29. "The Language of Gonzalo de Berceo", tesis para el título de Master of Arts, Londres, 1958, págs. 58-59. 30 Teresa Labarta de Chaves, Vida de Santo Domingo de Silos, Madrid, 1973, pág. 90. 31. Aldo Ruffinatto, La "Vida de Santo Domingo de Silos" de Gonzalo de Berceo, Logroño, 1978, pág. 112. 32. Op. cit., pág. 162. 33. Se trata del episodio del traslado de los restos de los tres mártires, Viçençio, Sabina y Cristeta. Nótese que el pronombre "las" tiene "reliquias" como antecedente, aunque el sentido más bien requiere "los", refiriéndose a "cuerpos", "mártires" o "hermanos". Un caso parecido ocurre en el verso 715d, "sé que los mis costados sovarán la correa", donde el verbo aparece en plural por atracción de "costados". 34. Verso que existe, además, con la variante textual "trasecada". Véanse las ediciones de Dutton, Labarta de Chaves y Ruffinatto. 35. En la propia Vida de Santo Domingo se encuentran otros ejemplos: Eran en essi tienpo los moros muy vezinos,
non
osavan los omnes andar por los caminos, Asmaron un trabuco las cosas fadeduras:
dexaron
en San Pedro todas sus vestiduras, Todos dizién que ésta era virtud conplida, que sanó tan ayna cosa tan deleyda; ca tanto la contavan commo cosa transida, e de muerta que era, que la tornó a vida. (590) Otros ejemplos medievales pueden ser el verso 2353 del Cantar de Mío Cid, "mios yernos amos a dos, la cosa que mucho amo" (cito por la edición crítica de R. Menéndez Pidal, Madrid, 1956), o el verso "¡Cavalga, cosa mesquina!", de la Historia Troyana en prosa y verso, edición de R. Menéndez Pidal, Madrid, 1934, pág. 209 (donde pueden verse otras referencias de "cosa" usada con valor pronominal en el Glosario). 36. Un comentario sobre la hostilidad existente entre estos agentes de la administración civil y la eclesiástica puede verse en A. D. Deyermond, Epic Poetry and the Clergy: Studies on the "Mocedades de Rodrigo", Londres, 1969, págs. 151 y 217-20. Brian Dutton citó también las referencias de Berceo a los merinos en "The Profession of Gonzalo de Berceo and the Paris Manuscript of the Libro de Alexandre", BHS, XXXVII (1960), 137-45. Atanasio Sinués Ruiz estudia en detalle el origen, desarrollo y funciones del merino en su obra El merino, Zaragoza, 1954, donde menciona el hecho de que ''la importante institución que venimos estudiando tuvo siempre el triste privilegio de la impopularidad" (pág. 286), y lo atribuye a los abusos cometidos, sobre todo en el terreno de los impuestos. Si bien la intención burlona de Berceo parece clara, Ruffinatto, en nota a su edición de la Vida, después de haber refutado la interpretación que en su día dio Lanchetas, acaba con una conclusión peregrina: "El paraíso, tradicionalmente, es el lugar donde el único juez supremo, inapelable e indiscutible es Dios; no hay puesto, por lo tanto, para otros 'jueces' (merinos)". 37. Un útil resumen de ejemplos puede verse en Alberto del Monte, "Un volto dell'angoscia medievale: il diavolo", FiR, I, 2 (1954), 1-16. 38. Dado el versa siguiente, el ejemplo 172d podría referirse al Rey Garçía; pero creo que está clara que la referencia es al diablo. 39. Hay que decir, sin embargo, que en la literatura de esta época la palabra "pecado''' se emplea tanto en su significado literal como en el de "demonio", la cual da lugar a toda una gama de matices semánticos que no excluye la posibilidad de ambigüedades. Así, nos encontramos con casos en que el sentido literal está claro ("redimió sus peccados, sufriendo vida dura", 57c); casos en que el sentido figurado también está claro ("ya la yva urdiendo la tela el peccado", 168b); y casos en que la transición de "pecado''' a "demonio" o viceversa parece ir diluyéndose ("fará mal a la casa, non temerá el peccado", 377c). Nótese también la expresión "Por mal peccado''' ("avién por mal peccado mengua cada pasada", 449d), que parece haberse lexicalizada hasta adquirir el valor de exclamación. Compárese, como ejemplo, la estrofa 70 delos Milagros:
Si non
fuesse Siagrio tan adelante ido, Ond dubdamos que es, mal peccado, perdido. Marden, en el Vocabulario de su edición del Apolonio, explica la expresión como "especie de interjección que se refiere a una desgracia". 40. No estará de más recordar aquí que el presente estudio se basa en una edición concreta de la Vida de Santo Domingo de Silos, la de Germán Orduna. Los interesados en cuestiones textuales pueden consultar las demás ediciones citadas, así como el libro de Claudia García Turza, La tradición manuscrita de Berceo, con un estudio filológico particular del MS 1533 de la Biblioteca Nacional de Madrid (BN), Logroño, 1979. 41. Cf. "y avia el diablo [muy] gran[d] tela ordida", Fernán González, 728c. 42. "Patres comederunt uvam acerbam et dentes filiorum obstipuerunt", Ezequiel, xviii, 2. Igual en Jeremías, xxxi, 29. 43. En su edición, Ruffinatto glosa la palabra "dentera" en 330d como "dentellada, mordedura", y remite a su aparición en 281c (que, por errata, indica como verso 1125, en lugar del número 1123, que le corresponde según su numeración), diciendo que allí significa "rencor, resentimiento". El valar semántico de muchas de las palabras que aparecen en obras de clerecía es bastante flexible, incluso tratándose de un mismo autor, y, si bien es cierto que el significado indicado por Rufinatto puede ser válido en otros lugares, creo que yerra aquí en ambas interpretaciones; sobre todo, por lo que respecta a 33Od. Véase el mismo tipo de metáfora en Duelo, 5300. (En las demás ediciones consultadas, la única referencia que halla en la que hace Labarta de Chaves en su glosario a "dentera" en 281c, que glosa como "envidia".) 44. Hablo de sentido "básicamente literal" recordando lo dicho anteriormente Sobre el problema de distinguir can precisión entre lenguaje literal y lenguaje figurado. En estas tres ejemplas, y prescindiendo de la etimalagía de "carrera", 100s verbos empleados podrían "ardenarse" según la intensidad de su cantenida metafórico. Piénsese en una frase maderna del tipo "cagieron (par) la carretera de Andalucía". 45. Recuérdese que en Santa Oria, y también rimando, Berceo emplea "higo'':
Reffirian con los cuentos al mortal enemigo 46. Para la granada como "símboIo de fertilidad y vida", véase Farbridge, op. cit., pág. 42. 47. Crea que este sentida de pura repetición o insistencia se da también en el milagro de la abadesa encinta cuando, sin poder creer lo que ha ocurrida, "plapóse e catóse la begada tercera" (Milagros, 538d). Cf. también Alexandre, 2323c, "tres o quatro vegadas besaban le las manos" .. 48. Para la descripción de las manuscritos existentes, véanse, además de las ediciones modernas ya citadas (Fitz-Gerald, Orduna, Labarta de Chaves, Dutton, Ruffinatto), la de Fray Alfonsa Andrés, Vida de Santo Domingo de Silos, Madrid, 1958, y la Obra de Ruffinatto, La lingua di Berceo: osservazioni sulla lingua dei manoscritti della Vidade Santo Domingo de Silos, Istituta di Letteratura Spagnola e Ispano-Americana, Collana di Studi, XXVII, Pisa, 1974(previamente, Turín, 1973), págs. 8-13. Respecto a la palabra "maña", nótese que tanto Fitz-Gerald como Dutton indican también, en nota, la existencia de la variante "manna". 49. En su edición, Marden glosa 333c como "afligido, lleno de pesar", y 11c, 537a como "penoso, atroz". 50. Aparte de aquellos casos en que el sentido es puramente literal (por ejemplo, 621c, 647b), "pesado" y otras formas del mismo étimo aparecen en la Vida de Santo Domingo en 17d, 90d, 111d, 126a, 135d, 136b, 159b, 178a, 209d, 216d, 357a, 405c, 416d, 64Sb, 739a. 51. Aparte de 216d, "maña" aparece en la Vida en 13d, 34a, 96d, 128a, 173d, 243a, 273b, 634c, 748b. Esta palabra la emplea Berceo para designar cualidades o características tanto positivas como negativas. En los Milagros, por ejemplo, se habla tanto de "las mannas de la Madre" (=la Virgen, 159a) como del "diablo que trae mala manna" (839c). Por otra parte, aunque "maña" suele ser la forma empleada, existe también algún caso de "manera": "en todas las maneras del su padre egual" (Sacrificio, 158b; se refiere a Jesucristo con respecto a Dios). De "maña" como adjetivo no recuerdo ningún otro caso, excepto cuando la palabra va precedida de "tan". ¿Podría ser éste el caso aquí también? ¿Podría decir el manuscrito original "de las mañas pesadas", "muy de mañas pesadas", o algo parecido? Ya he dicho que creo peligroso postular soluciones de este tipo, y he dicho también que muchas de las palabras que aparecen en las obras de clerecía adquieren su significado específico según el contexto; en vista de casos como el de "obró el bon confessor de las mañas conplidas" (634c), prefiero no descartar la elección "de mañas pesadas" -sea nombre o sea adjetivo- aun a costa de perder una sílaba. 52. Rufino Lanchetas, Gramática y vocabulario de las obras de Gonzalo de Berceo, Madrid, 1900, pág. 991. 53. Agrupo aquí estos dos aspectos porque los símiles referentes a "partes del cuerpo" no son abundantes en el poema. 54. Ejemplos parecidos de "romero fito" pueden hallarse en Eleanor S. O'Kane, Refranes y frases proverbiales españoles de la Edad Media, BRAE anejo II, Madrid, 1959, s.v. "romero". Esta usual expresión vuelve a ser empleada en la Vida de Santo Domingo: "Commo diz' el proverbio, que fabla por razón, / que el romero fito, essi saca raçión" (620ab). Sobre las referencias explícitas a proverbios, como en este caso, véase el comentario de O'Kane, pág. 19. 55. La imagen del buen pastor, de tan claras resonancias bíblicas, es constante en Berceo. Compárense los dos ejemplos citados con, por ejemplo, Milagros, 314cd:
Guiava
bien su grei, non como soldadero, 56. El mismo significado se halla en el Vocabulario de Ramón Menéndez Pidal a su edición del Cantar de Mio Cid, 3.a parte (3.ª ed.), Madrid, 1954, s.v. "commo". 57. También podría argüirse que "tal" es simplemente un adjetivo demostrativo 'o un adverbio de modo, pero me baso en que, ante una frase de tipo "un señor así", nuestra reacción podría ser muy bien la pregunta "un señor ¿cómo?". De todos modos, no me propongo discutir sutilezas gramaticales, sino ilustrar tan ampliamente como me sea posible la norma lingüística de Berceo. 58; Cf.:"A veces el poeta llega al punto de usar de una forma gramatical incorrecta a fin de destacar en grado sumo el poder de María: 'Que fazes cosas tales e otras más maiores' (809)", Gariano,op. cit., págs. 121-22. 59. Sobre el verso 318b (significado y puntuación), véanse más abajo mis comentarios en las notas 78 y, sobre todo, 134. 60. Cf.: "Si tu mano te escandaliza, córtatela; más te vale entrar manco en la vida que no con las dos manos irte a la gehenna, al fuego inextinguible. Y si tu pie te escandaliza, córtatelo; más te vale entrar cojo en la vida que no con los dos pies ser arrojado a la gehenna. Y si su ojo te escandaliza, sácatelo; más te vale entrar con un ojo en el reino de Dios que no con dos oios ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y su fuego no se extingue". Evangelio de San Marcos, 9, 43-48 (cito por la versión de La Sagrada Biblia publicada por Montaner y Simón, S. A., Barcelona, 1961). Un caso parecido se encuentra en San Millán, 276cd. 61. Aunque en este caso hay que añadir que Orduna, a diferencia de los demás editores del poema, prefiere la variante "constavan". 62. Sobre el punto de vista de Fitz-Gerald y de Alfonso Andrés no es posible decir nada, ya que sus ediciones no emplean acentos. 63. En la edición de Orduna, supongo por error, pues no encuentro ninguna referencia a variantes "una grand' colpe de maço". 64. Dutton expresó hace tiempo, como recuerdá Orduná en nota a este verso, su creencia de que "parrales" debe escribirse con mayúscula por referirse a un campo de este nombre cerca del monasterio de Silos. Esto, naturalmente, no altera el origen básico del símil de Berceo (que en la fuente latina de Grimaldo está basado en el color de la sangre: "ad similitudinem sanguinis, sanguineum"). Véase la nota explicativa en la edición de Dutton, págs. 164-65. 65. "Just as languages differ as to what is assigned to surface grammar and what is handled at deeper levels, so, not unexpectedly, equally competent grammarians often disagree in the analysis of a single language. The disagreements stem fr9m differences of training and previous experience. They should be regarded not as conflicts demanding resolution, but as enrichments in our understanding of the language in question: both sides can be right in a dispute, in that the apparently conflicting opinions may reflect facts at different grammatical depths". C. F. Hockett, A Course in Modern Linguistics, Nueva York, 1958, § 29.4. (Hay edición en español, Curso de lingüística moderna, Buenos Aires, 1971)). 66. "Le immagini si sucedono senza grovigli o intrecci di motivo, senza complicazioni di circonstanze e di rappresentazioni, con la stesse fresca ingenuita con cui vengono sorgendo ed attegiandosi neIla fantasia del poeta". C. Guerrieri Crocetti, "La lingua di Gonzalo de Berceo", SM, n.s., XV (1942), 163-88 (pág. 170). 67. "Cincuenta lectores distintos experimentarán, no una imagen común, sino cincuenta imágenes distintas" ("Fiftv different readers wiII experience not one common picture, but fifty different pictures."). Richards, Principles, pág. 122. 68. En un poema más tardío, Berceo caracterizaría a la joven Santa Oria de modo parecido: Con ambos sus labriellos apretaua sus dientes Que non saIliessen dende palabras desconuenjentes. (Vida de Santa Oria, 16cd) 69. El sentido medieval de "bromear, embromar" del verbo "jugar" es corriente. Véanse, por ejemplo, las páginas 95 (línea 12) y 168 (línea 7) de la ya citada edición de Menéndez Pidal de la Historia Troyana. 70. Además de Dutton, "The Profession ... ", véase también, del mismo autor, "Gonzalo de Berceo: unos datos biográficos", en Actas del Primer Congreso Internacional de Hispanistas, Oxford, 1964, págs. 249-54. En cuanto a los conflictos ocasionados por la invasión de "semnadas agenas", sabido es que su origen era ya muy antiguo en la época de Berceo: "Se inician también, por ese avance de la ganadería [en tiempos de los visigodos], la competencia entre ella y la agricultura, que debía afectar a las relaciones sociales y humanas de los pueblos casteIlanos durante tanto tiempo. En San Isidoro se lee la necesidad de que estén levantadas las mieses para pastar los rebaños en ellas, lo cual quiere decir que existían casos en que los rebaños invadías las tierras de los agricultores, sin preocuparse de si estaban las mieses a punto o no de ser cosechadas". J. Vicens Vives, Manual de historia económica de España, Barcelona, 1967, pág. 86. 71. Latin Rhetorical Theory, pág. 26. 72. Véase también, más abajo, "Sinonimia y repetición", págs. 188-89. 73. "Esquemas descriptivos y tradición en Gonzalo de Berceo (locus amoenuslocus eremus)", BFC, XV (1963), 5-31; esp. 17-31. 74.Joaquín Artiles, Los recursos literarios de Berceo, Madrid, 1964, págs. 248-49. 75. El ya citado Libro de Michalski, capítulo III, ofrece una buena descripción de gestos rituales y escenas en este tipo. Para la muerte de los santos berceanos, véanse las págs. 244-46. 76. Con respecto a este segundo hemistiquio, cf.: EI sacrificio de Abel, primer pastor y mártir, y su muerte a manos de Caín, su hermano, anticipan el sacrificio de Jesucristo, Cordero de Dios, y la muerte de Jesucristo, el Buen Pastor. Así, en la Vida de Santo Domingo de Silos, Berceo establece el vínculo entre Santo Domingo y la profecía del Antiguo Testamento, al tiempo que expresa la relación entre la tarea del pastor y la vida santa. La de Abel es una figura clave:
Abel el
protomártir fue el pastor primero,
Los
sanctos patriarchas todos fueron pastores, aun commo leemos e somos sabidores, pastor fue Sant Millán e otros confessores. (26-27) Al finalizar el segundo libro del poema, la entrada en los cielos de Santo Domingo es recibida con gran júbilo. Abel aparece una vez más como protomártir". ("The sacrifice of Abel, the first shepherd and martyr, and his death at the hands of Cain, his brother, prefigure the sacrifice of Christ the Lamb of God and the death of Christ the Good Shepherd. Thus, in the Vida de Santo Domingo de Silos, Berceo establishes the bond between Santo Domingo and the Old Testament prophecy while at the same time making thé connection of the occupation of the shepherd with the holy life. The figure of Abel is a ke» one: [ ... ] At the end of the second book of the poem, Santo Domingo´s entry into heaven is met with great rejoicing. Abel once more is presented as the protomartyr". Richard Terry Mount, "Imagery in the Works of Gonzalo de Berceo", tesis doctoral, Universidad de Kentucky, 1975, págs. 84-85. 77. Con respecto al segundo de estos dos alejandrinos, y aunque el sentido parece ser que ganar coronas vale más que ganar dinero, no deja de darse cierta ambigüedad semántica, que las ediciones de Dutton y de Ruffinatto, al preferir la variante "corona", en singular, todavía hacen más aparente ("una corona más valiosa que el dinero"?). 78. Suele aceptarse que la palabra "madera", en 231c, se emplea excepcionalmente en su significado etimológico de "material": véanse las notas correspondientes en las ediciones de Dutton, Labarta y Ruffinatto, así como el Diccionario de Corominas. (En su edición del Sacrificio, García Turza da también ese significado a "madera" en 11c y a "madero" en 8b). Sin embargo, me pregunto si esa opinión no se deberá a una interpretación equivocada del hemistiquio "non de otra madera", viendo la igualdad de otra madera = de otra materia, en lugar de interpretar el adjetivo como simple expletivo carente de su valor usual. Esta función especial de "otro" me parece evidente en los siguientes ejemplos:
Quiero
fer una prosa en román paladino ...
(Santo Domingo,
2ac)
Sufrié fiero lazerio las noches e los días, tales como oyestes en otras fantasías.
(ibid.,
70ab)
Era esta mançeba de Dios enamorada,
por
otras vanidades non dava ella nada.
(ibid.,
317ab)
Querrié oyr las oras, más que otros cantares,
lo que
dizién los clérigos, más que otros joglares.
(ibíd.,
318ab)
ca non
as contra quien poner otros fronteros.
(Fernán
González,
52d)
que
es[s]o an mester ellos que non otras espadas.
(ibíd.,
54d)
Lagrimas
e sospiros, non otros dulçes cantos.
(Apolonio,
42c)
Desde el punto de vista semántico, es evidente que en el primer ejemplo no se trata de hacer "otro" latino, sino de "hacerlo en latín". En el segundo, a no ser que interpretemos "fantasías" en el sentido general de "historias, narraciones", nos encontramos con que Berceo califica su relato sobre Santo Domingo de "fantasía". (Corominas, s.v. fantasía, menciona Milagros 443b -por errata, da la referencia como 433b- como ejemplo primitivo de esta palabra en castellano, aunque allí tiene el significado que podemos calificar de usual: "Tenien que fantasia las avie engannadas"). En el tercer ejemplo, hay que suprimir "otras" o interpretar la palabra en el sentido de "las"; de lo contrario, llegamos a la absurda conclusión de que la única vanidad que le interesaba era Dios. En el cuarto verso b, también hay que ver a "otros" desempeñando el valor del articulo por razones evidentes (cf. lo que digo más abajo, nota 134, sobre este hemistiquio). De los ejemplos del Fernán González, en el primero "otros" es superfluo, y en el segundo. o es superfluo también o hay que entender "las". Finalmente, en el ejemplo del Apolonio. también puede verse que la interpretación estrictamente literal no es posible. En vista de estos ejemplos, creo que por lo menos hay que aceptar la posibilidad de que "non de otra madera", en la sintaxis de la época, puede significar simplemente "non de madera". 79. "an artistic entity wherein the allegorical narrative is sustained to the end and its exegesis inextricably woven into the fabric", C. R. Post, Medieval Spanish Allegory, Cambridge, Mass., 1915, pág. 118. Los ríos y demás formas de "barrera acuática", y también los puentes, son dos de los tópicos que examina Howard R. Patch en su obra The Other World according to Descriptions in Medieval Literature, Cambridge, Mass., 1950. 80. La versión de Grimaldo es: "at vir sanctus protinus funem proferens ergastulo intulit & et ut ex ipso corpus suum circundando constringere precepit: & hoc facto statim servus domini miserum captivum de caverna laci mira celeritate cum uno de conpedibus extraxit" (II, xxi, De captivi liberatione). 81. Una exposición convincente de la posibilidad de que Berceo basara el verso b de esta estrofa en el perdido Cantar de Fernán González la da Brian Dutton en "Gonzalo de Berceo and the Cantares de Gesta", BHS. XXXVIII (1961), 197-105 (págs. 19899). En vista de Poema de Fernán González, 170b, lo mismo puede decirse del verso 130d, "era de los sus regnos Monte d'Oca mojón". 82."Español antiguo 'rades' y un pasaje de Berceo", RFE, XXVIII (1944), 58-63. 83. Labarta, pág. 26. En la nota correspondiente de su edición, Dutton refuta también esa posibilidad e indica, con razón, que tiene que tratarse de un lugar ("pueblo" es la palabra que emplea) entre San Millán y Silos. 84. "a significant factor in contributing to the comprehension of the abstract philosophical moral concepts, Good and Evil," Jean Mitchell Staley, "The Grotesque in Alfonso X's cantigas and Berceo's Works: a study of the contribution of an artistic form to the moral philosophy of the Middle Ages", tesis doctoral, Ohio State University, 1977, pág. 173. Véanse también, sobre todo, las págs. 20, 58 ss. y 152 ss. 85 Véase Arieh Sachs, "Religious Despair in Medieval Literature and Art", MedS, XXVI (1964), 231-56. 86. Si pecado puede ser sinónimo de enfermedad, lógico es que la Virgen y los santos actúen en calidad de "médicos" que devuelven la salud perdida o, por extensión. sacan al pecador de la cuita en que se halla; de ahí que el cautivo Serván exclame "si tú tal menge eres, que me vienes guarir" (Santo Domingo, 658c), o que el poeta describa a la Virgen como "la que fue para el mundo salut e medicina" (Milagros, 515b). No deja de resultar curioso, aunque explicable por dicha relación, que Berceo emplee dos veces la palabra "enfermería" como sinónimo de "infierno" (Milagros, 245d; Duelo, 86d). 87. Deyermond (Middle Ages, pág. 63) ve esta descripción como "inequívocamente fálica", interpretación que rechaza Antonio Antelo en la recensión del libro del especialista inglés "La literatura española medieval y su historia. (A propósito de un manual reciente)", AEM, VIH (1972-73), 627-66 (págs. 649-50). Deyermond ha sostenido su punto de vista en "Berceo, el diablo y los animales", en Homenaje al Instituto de Filología y Literaturas Hispánicas "Dr. Amado Alonso" en su cincuentenario 1923-1973. Buenos Aires, 1975, págs. 82-90. 88. Las imágenes relacionadas con la calidad del cereal empleado en la panificación son, como es sabido, frecuentes en Berceo, el cual se valió de ellas especialmente en los Milagros, poema en el que son corrientes las metáforas del tipo "a los bonos da trigo, a los malos avena" (364c), dicho de la Virgen, y donde incluso el paraíso aparece descrito como el lugar "do se ceban los angeles del buen candial trigo" (137c). En Santo Domingo, aparte de los dos ejemplos acabados de citar ("comiendo pan de ordio", 689b, "pan d'avena", 355d), ocurre un tercer caso de este tipo en el episodio de la falta de comida en Silos, "saber lis yé a trigo si toviessen avena" (455c). Sobre la importancia de la economía cerealística en tiempos de Berceo, compárense las siguientes líneas: "En cuanto a los cereales, ocupan las más numerosas parcelas de las tierras de cultivo hispanocristianas, lo que hace sospechar que el pan es el alimento esencial de las agrupaciones humanas peninsulares, siendo los demás productos simple acompañamiento del mismo. Difiere, en cambio, la calidad del pan consumido: los ricos comen pan blanco, constituido exclusivamente por trigo -nobiles son según los Usatges catalanes de mediados del siglo XI quienes van a caballo y comen cada día pan de trigo-, mientras campesinos en general deben mezclar el trigo con cebada, centeno o incluso avena, cuya íntima calidad subraya Berceo." J. A. García de Cortázar, La época medieval (Historia de España Alfaguara, II), Madrid, 1973, págs. 240-41. 89. Cf.: "Algunos cautivos escapaban, y por lo menos en 400 ocasiones llegaron a la abadía de Silos prisioneros evadidos declarando que su patrón, Santo Domingo (c. 1010-73), les había milagrosamente ayudado a hacerlo y ofreciendo sus cadenas como ex votos al sepulcro." ("Some captives escaped, and on at least 400 occasions escaped prisoners arrived at Silos abbey, claiming that its patron saint, Sto Domingo (e 1010-73), had miraculously assisted them to do so and presenting their chains as exvoto offerings to his tomb.") D. W. Lomax, The Reeonquest of Spain, Londres y Nueva York, 1978, pág. 105. Véase también el artículo de J. M. de Cossío, citado por Lomax, "Cautivos de moros en el siglo XIII", Al-Andalus, 7 (1942), 49-93 .. 90. Esta imagen, también usual en Berceo, aparece a veces reforzada con algún otro comentario que coadyuva a la presentación del Supremo Hacedor en un estilo que recuerda la sublime sencillez de algunos pasajes bíblicos; por ejemplo, en Milagros, 459ab:
Sennor, que
sin fin eres e sin enpezamiento, 91. "a figure whereby a thing is described or painted in such strong and bright colours, that it do es not seem to be read, or heard, but actually seen, or presented before the eye", citado por P. N. Furbank en "Do we need the terms 'Image' and 'Imagery'?", Critical Quarterly, IX (1967), 335-45 (pág. 344).
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