Las fronteras de La Rioja
Antonino González Blanco |
Las ciudades hispano-romano-visigóticas seguían vivas cuando aquí llegan los árabes. Y es su control el que más condiciona la política de conquista, por eso y a pesar de la feudalización incipiente del mundo visigodo, el período árabe se define por una fuerte dosis de vida urbana y por el control de las tierras bajas.
RESUMEN:
Se exponen aquí unas reflexiones complementarias con las que autores de prestigio han elaborado acerca de las regiones limítrofes. La Rioja existe porque es una región natural. Ese hecho se demuestra porque a lo largo de toda la historia documentada como tal se ha manifestado desde los primeros habitantes con nombre conocido: los Berones; la época romana cuya herencia es la diócesis de Calahorra, centrada en el valle medio del Ebro, fundamentalmente sobre lo que después ha sido La Rioja; el ducado de Cantabria y el reino de los Banu Casi; la unidad de las tierras de la actual Rioja a partir de 1087 y la consiguiente unidad de concepto de La Rioja en toda la historiografía de la Edad Moderna; y finalmente el surgimiento de la provincia de La Rioja.
INTRODUCCIÓN.
La Rioja es una región con personalidad jurídica, pero como ocurre con los grupos sociales lo difícil es definirlos en lo que a sus ribetes se refiere, especialmente cuando en tal definición se pretenda encerrar también su ser y su existir diacrónico. Cuando se trata de regiones en las que hay lengua propia y peculiar las cosas son más sencillas pues la lengua es un factor que se puede definir y delimitar por sus usuarios, pero aquí la "definición" sólo puede ser una descripción y en historia las descripciones sólo son definidas con nitidez cuando la historia se convierte en novela. La historia no ofrece tal claridad cuando sólo se basa en información crítica. Es esta una de las razones por las que la organización de un estado multirregional ha sido siempre objeto de discusión y de posiciones encontradas, que naturalmente se basan en posiciones y conceptos filosóficos marginales (1. La discusión sobre cualquiera de las regiones de España ha girado siempre en torno a los dos polos que marcan una concepción de un estado monolítico que concibe al Estado como una región (absolutismo) y la que concebe la posibilidad de aglutinar dentro de un Estado único diversos grados de integración de sus partes en el mismo (concepciones medievales, y modernamente Pi y Margall y Bosch Guimpera entre otros) y esto es algo distinto de los problemas de la mera descripción de los componentes de cada una de las regiones.).
En el caso de La Rioja el problema se concreta en las reflexiones que pueden y deben hacerse en relación a las fronteras que delimitan la tierra y que completan su definición. La discusión sobre las fronteras de La Rioja es el ejercicio que mejor define la identidad de la tierra. Y naturalmente tal puntualización es un caso de discusión histórica y así lo vamos a afrontar aquí.
No vamos a reflexionar ahora sobre lo que ha sido entendido históricamente cuando se ha hablado expresamente de La Rioja. La palabra "Rioja" tiene una historia, ha surgido en un momento determinado (2. No queremos aquí ni aceptar la afirmación (¿sofisma?) de D Américo Castro ni contradecirlo, confundiendo lo que ha sido España con la existencia o no del lenguaje español y de los conceptos que tal lenguaje ha acarreado consigo.) y a lo largo de su existencia se ha podido referir a zonas distintas. Aquí nos preguntamos por el modo con que en cada etapa histórica han estado relacionadas las tierras que actualmente forman parte de lo que llamamos hoy "La Rioja". Las conclusiones las sacaremos al final Y no podemos tratar de resolver el tema a base de reflexiones geográficas: la geografía de las tierras que hoy forman La Rioja resulta enigmática. En la geografía las cumbres de los montes unas veces son frontera y otras, las más, son ejes en torno a los cuales surgen culturas y relaciones de poder.
Normalmente no son relaciones de imperio o de centralismo de ninguna clase, sino zonas de federación, de mancomunidad, de comunidad de ideas y de modos de pensar y solucionar las cosas. Por ello las cumbres de los Cameros se suele considerar como límites de La Rioja, pero eso es históricamente, ya que culturalmente hay más afinidad entre la cultura numantina y los poblados celtíberos de la vertiente norte de las zonas comprendidas entre los puertos de Oncala y Piqueras, que entre esa misma montaña y los pueblos del valle del Ebro. Pero sí suelen convertirse en fronteras en los períodos en los que la vida se hace más universal geográficamente hablando y los centros de poder se desplazan a las zonas llanas y con fáciles comunicaciones.
Del mismo modo los ríos y sus valles, incluso grandes como es el caso del Ebro, no suelen ser fronteras.
Más frecuentemente dan lugar a valles de idéntica configuración cultural y social en ambas orillas; y por lo mismo suelen formar parte de la misma formación política, al menos en tiempos de fuerte relación y de integración de los hombres de la tierra en zonas de mayor amplitud. Pero pueden los ríos convertirse en fronteras cuando los centros de decisión se trasladan a las cumbres de las montañas y los tiempos son y pueden definirse como "de repliegue".
Históricamente la geografía no define fronteras, salvo, naturalmente, las costas de mar cuando no hay otras costas isleñas vecinas.
En el caso de La Rioja lo dicho se puede confirmar con numerosos ejemplos pasados y presentes (San Vicente de la Sonsierra, Ávalos, Logroño, la parte norte de la actual provincia de Soria, la zona de Alfaro, etc.) Para finalizar esta introducción recordemos que es un quehacer que han afrontado cuantos se han visto en la necesidad de tomar posiciones o decisiones sobre la vertiente política de la tierra. Muy en particular se dio esto en los días de la configuración de la provincia de Logroño y cuantas discusiones se suscitaron al respecto y mucho mas en las dos figuras que se dieron a la provincia en sus dos momentos de constitución (3. La documentación sobre estos puntos puede verse en la obra de ABAD LEON, F., La Rioja, Provincia y Región de España, Logroño 1980, quien comienza su libro con reflexiones de esta índole y luego recoge a lo largo de la misma toda una serie de trabajos de política territorial que indefectiblemente comienzan por el problema de la definición de las fronteras, así p. e.: Hay una publicación de la Real Sociedad Económica de la Rioja Castellana que trata justamente sobre la extensión de La Rioja (p.39 y 63-77); el Discurso sobre la necesidad de crear la provincia de La Rioja (p. 127-132); la exposición de las razones que la sociedad riojana y los comisionados de los pueblos de su distrito presentan al Congreso Nacional, en 1820 (p. 216ss); en la carta de un riojano sobre La Rioja (p. 255ss); en el Juicio crítico de la exposición dirigida al Congreso Nacional por unos apoderados de Soria en el año 1821 (p. 261- p. 261ss). Sobre las dos figuras que tuvo la provincia de Rioja en los dos momentos de su establecimiento ver en esta misma obra pp. 364 y 378ss.).
LA PRIMERA NOTICIA DE UNA UNIDAD "POLÍTICA" EN TIERRAS DE LA RIOJA.
Mientras no hay referencias nominales, mientras no existen noticias literarias, la imagen que presenta la información es la de las así llamadas "culturas". Y suponer que un pueblo haya llenado todo el espacio que alcanzan tales "culturas" no se le ha ocurrido nunca a nadie. Está claro que los pueblos en la situación etnográfica en la que se encontraban en los siglos de la llamada "prehistoria" debieron aprender y utilizar sin reparo las soluciones a sus problemas de las que les llegaban noticias sin reparo alguno. Y tales soluciones, que es lo que indican la mayor parte de tales soluciones, no sirven para definir una región, un grupo social ni menos aún un grupo político (4. Sin querer entrar a especificar el estado de pobreza en el que aún se encuentra nuestra documentación prehistórica en general. Los avances realzados en los últimos veinte años han sido espectaculares, pero todavía la situación de la documentación dista mucho de ser satisfactoria y suficiente para poder apoyarnos en ella para crear teorías nuevas.).
Cuando ya los documentos escritos hablan de determinados pueblos es cuando comenzamos a poder pensar en "fronteras". Y para las tierras de la actual Rioja esto ocurre cuando los historiadores romanos cuentan la división de nuestra Península en diferentes pueblos y para esta nuestra zona hablan de LOS BERONES.
Dice Estrabón, y es la fuente más importante al respecto: "Entre los iberos esta forma de orgullo alcanzaba proporciones extremas, a las que se añadía un carácter pérfido y socarrón. En efecto, agresivos y saqueadores a causa de su modo de vida, intentaban pequeños asaltos, pero no se lanzaban a grandes empresas, pues no tenían ni grandes potencias ni grandes confederaciones. Si hubiesen querido unir sus armas, no hubieran llegado a dominar la mayor parte de sus tierras ni los Cartagineses, ni antes de ellos los tirios, y después los celtas, que ahora se llaman Celtíberos y Berones, y más tarde el bandolero Viriato, Sertorio y otros jefes deseosos como ellos de ensanchar su imperio"(5. Estrabón III, 4, 5. Para todas las citas relativas a los Berones remitimos al libro de Mª A. Villacampa Rubio, Los Berones según las fuentes literarias, Logroño, IER,198).
Y en otro lugar: "Más allá de la Idubeda comienza sin transición la Celtiberia, región amplia y diversa...
Al norte de los Celtíberos están los Berones, que son vecinos de los Cántabros Coniscos y que tomaron parte en la emigración céltica. Su ciudad es Varia que está al paso del Ebro; confinan también con los Bardietas, a los que hoy se llaman Bárdulos"(6. Estrabón III,4,12).
Con estas noticias de Estrabón y las suministradas por Ptolomeo, geógrafo del siglo II (7. Ptolomeo II, 6, 55: "Junto a los Autrigones están os Berones cuyas ciudades son Trition Megallon, Oliba, Uareia". Ptolomeo II, 6, 56: "Junto a los Pelendones y Berones, los Arévacos en cuyo territorio están las ciudades de Komphloenta, Klouina kolonia, Termes, Ouxama Argella, Setorrtiallakta, Ouelouka, Toukris, Noumantia, Segouuia Noudaugounta y Nouua Augusta".), que nos da la lista de pueblos que habitan estas zonas con una enumeración de sus ciudades importantes resulta claro que la actual región de La Rioja estaba habitada por los Berones, limitados, hacia los montes de Oca, por los Autrigones; y más allá de los puertos de montaña, en dirección sur, por los arévacos, en la actual provincia de Soria, y por los Pelendones, en dirección de las tierras de Soria-Zaragoza.
Sobre si el río Ebro era el límite norte de los Berones o estos también ocupaban la margen izquierda hay discusiones en las que no vamos a entrar por el momento. Si ocupaban esta franja debía ser una zona muy estrecha (8. Las fuentes nada dicen de la fontera precisa entre Berones y Cántabros coniscos. Se pueden pensar que el Ebro sería la frontera lineal más elemental, pero dada la semejanza de las culturas materiales de ambas orillas del Ebro, se podría pensar que los Cántabros vivieran más al norte en las montañas y que toda la tierra del valle fuera de los Berones. Ya hemos dicho, empero, que en estos temas la congruencia no tiene fuerza probatoria.). Por lo demás el tema tampoco es excesivamente trascendente dado que los Berones nunca parecen haber constituido una unidad política estable y por tanto sus fronteras debieron ser lábiles y personales o tribales.
La única frontera menos definida es la frontera este. Más tarde sabemos que Calahorra era considerada ciudad delos vascones (9. Sobre el problema de las fronteras de los vascos pueden consultarse: BLÁZQUEZ MARTINEZ, J. Mª, "Los Vascos y sus vecinos en las fuentes literarias griegas y romanas en la Antigüedad", Problemas de la Prehistoria y de la Etnología vascas. IV Symposium de Prehistoria Peninsular, bajo la dirección del Instituto de Arqueología y Prehistoria de la Universidad de Barcelona, Diputación Foral de Navarra, Institución "Príncipe de Viana", Pamplona 1966, 177-205; GERMÁN DE PAMPLONA O.F.M. Cap. "Los límites de la Vasconia hispano- romana y sus variaciones en la época imperial", Problemas de Prehistoria y Etnología Vascas..., Pamplona 1966, 207-221; etc.). Es problema por aclarar si ello ocurrió después de la conquista por Roma o si los vascones ya antes de nuestra era se extendieron a la parte sur del Ebro.
No es fácil medir lo que pudo suponer la invasión céltica para el cambio de cultura en la Región. Es opinión común de los historiadores que la lengua de los Berones es el celtibérico, de raíz indoeuropea y que en este sentido la cultura berona pertenece a la cultura que domina una gran área que ocuparía las actuales provincias de Soria, Burgos, La Rioja, Guadalajara en su totalidad, así como las partes oeste de Zaragoza y Teruel y la meridional de Navarra.
No nos atrevemos a sacar más conclusiones sobre eventuales peculiaridades de la cultura berona dentro del área celtibérica. Las excavaciones tanto en nuestra tierra como en otros puntos circunvecinos se puede decir que están en sus comienzos y sería osado pretender valorar en exclusividad hechos como la abundancia de cerámica excisa de algunos yacimietos como El Redal o el fenómeno que suponen los fosos de Santa Ana. Quede constancia por el momento de la individualidad berona de la región y de su pertenencia a un área cultural mucho mayor que llenaba las tierras enumeradas más arriba.
LA ROMANIZACIÓN Y LA CONCIENCIA DE GRUPO.
Roma conquista Hispania y La Rioja es escenario de algunos hechos importantes en la guerra. No es el relato de las aventuras lo que ahora nos ocupa y por ello las omitimos. Es, sin embargo, importante reseñar que lo mismo que el historiador Floro afirma, en general, de toda España: "Hispania se ipsam cognovit" (10. FLORO, 2, 17, 4.), tal hecho también se cumple en nuestra Región. Es precisamente con la paz y la uniformidad de la cultura romana cuando la tierra de Berones toma conciencia de tal y se definen así cuando están en lo que podríamos llamar "el mundo exterior". Es al amparo de la cultura romana que evidencian personas romanas o romanizadas como Quintiliano y Prudencio, o que se manifiesta en la incorporación de nuestra tierra al sistema económico (11. GARABITO, T., Alfares romanos riojanos. Producción y comercialización, Madrid 1978) y urbano (12. Gracchurris es colonia romana desde su fundación. Calagurris es el primer municipio romano de Hispania. La arqueología está comenzando a descubrir todo el sistema romano de producción, exportación y consumo dejando ver un entramado cultural urbano que no ha podido ser comprendido hasta el siglo XX.) de Roma, cuando los hombres de la tierra saben distinguirse por su patria chica.
Aparecen Berones en el bronce de Ascoli (13. Es una tésera de bronce descubierta en Roma en el año 1908, conteniendo un documento sobre concesión de ciudadanía romana a soldados hispanos por méritos de guerra, tras la toma de Ausculum, en el Piceno, durante la guerra mársica, en el año 89 a.C.. Habla de la turma Salluitana, entre cuyos jinetes hay dos individuos de la ciudad de Libia de los Berones), en la guardia personal de Quinto Casio Longino (14. AULO HIRCIO, Bellum Alexandrinum. La obra contiene la historia de los años 48 y 47 a. C. hasta la batalla de Zeila. Con respecto a España narra los hechos de Q. Casio Longino en la Bética durante el año 48 a. C. Lo que nos interesa es la cita de los berones que Casio Longino llevaba consigo. Es en 53,1.) y personajes de la tierra berona aparecen en Tarragona, Sagunto, Leyre, Colunga, León, Idanha y otras localidades del Imperio (15. Mª A. VILLACAMPA RUBIO, Los Berones según las fuentes escritas, Logroño 1980).
Es en la unidad y la paz de la dominación y cultura romanas donde surge y se afianza la conciencia de la individualidad.
LOS TRASTORNOS DE LA ANTIGÜEDAD TARDÍA.
La destrucción que las invasiones bárbaras hacen padecer al valle del Ebro, hace clara una realidad que a partir de esta época va a ser esencial en la definición de la regionalidad: el elemento clave en la articulación de la tierra es la Diócesis.
En efecto, las estructuras administrativas del Imperio romano siguen teniendo vigencia al menos ideológica, pero al carecer de efectividad práctica, la única autoridad que define la tierra es la eclesiástica. Y la diócesis de Calahorra en estos siglos, a pesar de la poca consistencia de nuestra información, parece ocupar como puntos mejor definidos los que encierra la actual región de La Rioja.
Tenemos muy escasa información al respecto, pero la unidad de los terratenientes del valle medio del Ebro en cuestiones religiosas deja ver una sensibilidad de tierra unida y articulada entorno a los problemas de administración eclesiástica, probablemente porque es la única que se mantiene indiscutida (16. El archiconocido documento que los magnates de la tierra envían al Papa Hilario para defender al obispo de Calahorra, Silvano, es el argumento más conocido de lo que aquí estamos diciendo (Ver la respuesta del Papa Hilario: "Después que recibimos vuestras cartas en las cuales pedíais que se rechazasen las propuestas del obispo Silvano de la iglesia calagurritana y por el contrario requeríais que se aprobasen los deseos no ilícitos de los de Barcino, nos consta que han sido enviadas cartas llenas de firmas de diversos hombres ilustres y "possesores" de las ciudades de Turiasso, Cascanto, Calagurra, Varea, Tricio, Libia y Virouesca. Por medio de éstas excusaban las acciones que había producido vuestra queja acerca de Silvano". PL LXVII, col 319.).
En cualquier caso si los poderosos de la tierra se unen para dar respuesta a problemas eclesiásticos seguramente también lo hacen para resolver problemas de otro tipo y esto es reconocer la unidad de la tierra.
Por otra parte hay razones complementarias que parecen confirmar lo que acabamos de decir: la distribución de lápidas funerarias de los siglos finales del Imperio Romano parece demostrar la fortificación de las cabeceras de los afluentes del Ebro. Los puertos de Aguilar, Oncala, El Collado, Piqueras y Canales cobran importancia estratégica en esta época (17. Es bien conocida la acumulación de lápidas funerarias en casi todos esos puntos. Hay varias publicadas y algunas todavía esperando su estudio. Ver MORESTIN, H., "Inscriptions religenses et pierres inedites ou penconnues de la Province de Logroño" AEArg 49, 1976, 181-192; ESPINOSA, U y USERO, L.M. "Eine Hirtenkultur im Umbruch. Untersuchungen zu einer Gruppe von Inschriften aus den Conventus Caesaragustanus, Chiron, 18, 1998, 477-505. MORESTIN, ESPINOSA, "Eine Hirtenkultur",...; etc.) ya que la población se acumula allí para hacer barrera o se refugian en las montañas como lugar más seguro. El Ebro es menos importante porque ideológicamente no es frontera (18. La Provincia Tarraconense, que es la que define la zona administrativamente, integra las tierras de ambos lados de río.) ni en aquel momento había tropas suficientes para defenderla (19. Cfr. UBIETO ARTETA, A., Atlas Histórico, Valencia 1970, p. 28-29.).
Las tierras de La Rioja en estos siglos de desintegración de la cultura clásica y del orden romano se mantienen formando una unidad con fronteras abiertas en las partes llanas y bastante bien definidas en sus límites montañosos.
LA CONTROVERSIA SOBRE LA PATRIA DE SAN MILLAN DE LA COGOLLA.
Un problema que durante siglos ha ocupado a los estudiosos es la frase que aparece en la vida de San Millán de la Cogolla, escrita por San Braulio, en la que se dice que era de la diócesis de Tarazona (20. Se trata de un texto recibido criticamente por todos los editores. Ver CAZZANIGA, Ignazio, La vita di S.Emiliano scritta da Braulione Vescovo di Saragozza: edizione critica, Boletino del Comitato per la preparezione dell' Edizione dei Classici 3, 1955, 7.44, p.29: "Didimio etiam qui tunc pontificatus gerebat in Tirasona ministerium, quum hoc quoque fuisset delatum insequitur hominem ordini ecclesiastico volens inserire, eius quippe erat in diocese"). La frase no admite excusa y ha creado serios problemas historiográficos (21. Ver GAIFFIER, B. de, "La controverse au sujet de la patrie de S. Emilien de la Cogolla", Analecta Bollandiana 53, 1933, 293-317.). La frase puede ser un punto de partida sumamente interesante para estudiar las vacilaciones en la definición de la territorialidad de las diferentes diócesis, cuando tal territorialidad comienza a definirse. Es muy probable que San Braulio entendiera que la diócesis de Tarazona abarcaba las zonas montañosas del sur de la actual tierra de La Rioja (22. Sobre la extrañísima configuración actual del obispado de Tarazona véase Estadística General de la Diócesis de Tarazona y Tudela. Tarazona 1 de octubre de 1933, Ed. Balmes, Barcelona 1933. Habría que explicar cómo se ha llegado a este modo de territorialidad y es posible que las especulaciones no fueran estériles para todo el problema de la definición de los límites diocesanos.), tierras por aquel tiempo seguramente poco penetrables, a la vez que el valle del Ebro había quedado muy despoblado por las sucesivas guerras de las migraciones y algaradas militares. Es posible que en conexión con esta situación haya también que poner el relación el surgir de las diócesis de Alesanco y Armentia (23. Solo tras la invasión árabe comenzará la diócesis de Armentia (Ver FLORANES, R., La supresión del obispado de Alava y sus derivaciones en la historia del País Vasco, obra de fines del siglo XVIII, editada por ISPIZUA, S., en la Biblioteca de Historia Vasca, Madrid 1919.)), que tampoco llegaron a prosperar en cuanto la situación política se estabilizó..
En cualquier caso el hecho de que de tales vacilaciones no hayan quedado otros testimonios en la historia hace valer la tesis que aquí defendemos, de la unidad geopolítica de las tierras de la actual Rioja, que debió imponerse rápidamente sin dar opción a la alternativa ni siquiera a formularse de manera clara, como repetiremos más adelante.
EL DUCADO DE CANTABRIA.
Parece claro que en el siglo VII se crea el ducado de Cantabria. Es todo un problema precisar el contenido de ese término geográfico (24. GONZÁLEZ ECHEGARAY, J., "La "nota de Cantabria" del códice Emilianense 39 y las citas medievales de Cantabria", Altamira 40, 1976, 61-94.); pero desde luego también es claro que justamente en el siglo VII las referencias a Cantabria en las fuentes comienzan a ser ambiguas y que según tales fuentes la Cantabría puede abarcar o abarca de hecho el valle medio del Ebro. Es chocante la coincidencia de fechas entre ambos hechos, mucho más sabiendo que en el siglo X ya por Cantabria se entiende la ciudad situada en el cerro de ese nombre en Logroño y la región circunvecina.
Probablemente es la creación de ese ducado de Cantabria lo que origina las variaciones en el contenido del topónimo "Cantabria". Es difícil concebir una unidad administrativa como sería este Ducado de Cantabria que solo abarcara las zonas montañosas. De hecho los romanos siempre dominaron las montañas del norte partiendo de las zonas bajas del Valle del Ebro. Esta fue la razón de la importancia de Calahorra en el momento de las guerras cántabras. Es más que probable que un Ducado de esas tierras sólo pudiera ser efectivo si dominaba las tierras bajas que le daban fortaleza y sustento.
En cualquier caso una cosa parece que se debe afirmar: el Ducado e Cantabria ocupaba un territorio que comprendía parte de La Rioja, desde el sureste de Logroño por el este y todo el norte de las provincias de Burgos y Palencia hasta el río Pisuerga, siendo su centro principal Amaya (25. GARCÍA MORENO, L., "Estudios sobre la organización administrativa del reino visigodo de Toledo", Anuario de Historia del Derecho Español, p.139; VIGIL, M. y BARBERO, A., "Sobre los orígenes sociales de la reconquista: Cántabros y vascones desde fines del Imperio romano hasta la invasión musulmana", BRAH CLVI, 1965, 271-337, sobre todo p. 328ss.).
Las tierras de la Rioja Baja parece que quedan desintegradas de las de la Alta. Es el problema de las etapas históricas de repliegue: que los montes se convierten en centro de la vida política y las tierras abiertas son más débiles. Pero aquí la única diócesis eclesiástica que domina por las tierras de la actual provincia de La Rioja es la de Calahorra (26. Con el problema ya indicado de la geografía de la diócesis de Tarazona.). Y a partir de ahora las tierras riojanas estarán para siempre unidas al menos en la persona de su obispo, cosa que no deja de ser significativa.
EL DOMINIO ÁRABE.
Los árabes no son partidarios de llevar la guerra a las zonas montañosas. Viven la conquista como señores de la guerra. Se aíslan en sus castillos o fortalezas que pretenden controlar el territorio confiscado y si es verdad que es un tópico que los árabes viven en castillos, también lo es que tales castillos ocupan los lugares que ocupan, en función del control de la tierra rica y poblada.
Las ciudades hispano-romano-visigóticas seguían vivas cuando aquí llegan los árabes. Y es su control el que más condiciona la política de conquista, por eso y a pesar de la feudalización incipiente del mundo visigodo, el período árabe se define por una fuerte dosis de vida urbana y por el control de las tierras bajas (27. Esto lo ha visto bien MANZANO MORENO, E., La frontera de Al-Andalus en época de los Omeyas, Madrid, C.S.I.C, 1991, p. 107ss: Siguiendo el orden que aparece en el texto de al-Razi, los siguientes centros fronterizos de importancia que encontramos en el tagr andalusi son Zaragoza y Tudela. El territorio que estas dos ciudades controlan es fundamentalmente el curso medio del valle del Ebro, una región cuya importancia económica se remontaba a épocas muy anteriores. Del mismo modo que en las zonas que hasta aquí hemos examinado, pensamos que la mejor manera de estudiar la pauta de los asentamientos musulmanes en este área es considerar previamente el trazado de las antiguas vías romanas. En el sector occidental de la "Frontera Superior" la red de calzadas romanas que tienen por centro Zaragoza desempeña asimismo un papel de primer orden.... A partir de Zaragoza, la vía que discurría entre Astorga y Tarragona rentaba el valle del Ebro a través de una serie de mansiones tales como Allobane (Alagón), Balsione cerca de Cortes o Mallén), y otras estaciones cuya localización exacta es algo más problemática - pero que indudablemente se ubicaban a orillas del río -, para dirigirse a continuación por Nájera y Santo Domingo de la Cazada hasta Briviesca. Por esta última ciudad transitaba asimismo la vía que iba de Astorga a Burdeos, que es también citada en el "Itinerario Antonino", y que atravesaba el desfiladero de Pancorvo, la ciudad de Velegia (Iruña), Araceli y Pamplona, dirigiéndose desde allí a los pasos pirenaicos. Por otra parte, ampliamente documentada por la evidencia epigráfica se encuentra en esta misma zona una vía a través del río Iregua que pasaba por Viguera, Almarza y Albelda con dirección a Vareia (Logroño).). Y así ocurre con las tierras de La Rioja donde los Banu Qasi, visigodos convertidos políticamente al islam crean aquí un feudo que durará casi todo el tiempo que dura el dominio árabe en el valle medio del Ebro. Y precisamente por esa tendencia al control de las tierras urbanas las tierras del valle medio del Ebro basculan hacia Aragón y el condado de los Banu Qasi abarca toda la Rioja y las tierras limítrofes de Navarra y Aragón".
Se ha afirmado que el conde Casio, el fundador del linaje de los Banu Qasi estaba en la frontera de los godos con los vascones (28. MANZANO MORENO, E., La Frontera de Al-Andalus en época de los Omeyas, p. 112: "Lo que más nos interesa de momento es conocer cuales eran las zonas fronterizas sobre las que originariamente se asentaba el linaje de los Banu Qasi. Ibn Hazm en su Yamhara afirma textualmente que Cassius era "el conde de la frontera en tiempo de los godos" (qumis al-tgr fi ayyam al-qut), lo cual no puede ser interpretado de otra forma más que en el sentido de que el antepasado de los Banu Qasi estaba al mando de las guarniciones visigodas establecidas frente a los pueblos vascones. En otro pasaje de su obra, este mismo autor señala que los Banu- Qasi estaban establecidos en Tudela, Arnedo y Wunat."). Nosotros, por pura coherencia lógica pensamos que el conde Casio debía ser Duque de Cantabria y como tal, Duque también de los vascones, no precisamente contra ellos, dado que estaban dominados y sometidos (29. El mismo autor que venimos citando sigue: "recientemente A. Cañada Juste ha propuesto la sugestiva hipótesis de corregir la grafía de este topónimo de tal manera que pueda leerse Wulat, nombre fácilmente reducible a Olite. De confirmarse esta localización quedaría aún más claro el papel de este Casius como jefe militar del "limes" visigodo contra los vascones: las fuentes visigodas señalan que Olite fue fortificada por Suintila hacia el año 621 después de haber derrotado a estos pueblos, y este dato puede interpretarse como una muestra más del sistema fronterizo establecido por los visigodos para contener la pertinaz amenaza de los vascones").Es precisamente así y sólo así como se puede entender el hecho de que Casius pueda dejar su feudo a sus descendientes
(30. No estamos de acuerdo con MANZANO MORENO en su concepción que expresa así: "Como se sabe Casius se convirtió al Islam, pactando con los conquistadores, y asegurando de esta forma para su progenie el dominio sobre los territorios fronterizos sobre los que previamente había ejercido su jefatura militar. Esta continuidad nos parece absolutamente fundamental, no sólo para explicar la propia configuración del tagr en estos territorios sobre los que se asienta el predominio de los Banu Qasi en esta región durante buena parte de la época omeya; en este sentido, nunca se insistirá lo suficiente en el hecho de que, con anterioridad al año 711, Casius ocupaba ya un sector del limes visigodo contra los vascones, y que por entonces había ya alcanzado una preeminencia tal que no sólo pudo pactar con los invasores, sino que también fue capaz de legar sus dominios a sus descendientes". Y cita en su apoyo a BARBERO Y VIGIL en sus conocidos estudios sobre los orígenes sociales de la reconquista. Las concepciones de Barbero y Vigil son interesantes pero en absoluto evidentes. Dependen de presupuestos muy discutibles y admiten y requieren revisión. En concreto de los vascones no sabemos nada para esta época. Y lo que imaginamos de ellos depende de que admitamos determinadas concepciones de toda índole para sacar conclusiones. Uno de los tópicos más grandes de todas las reconstrucciones históricas antiguas y tardoantiguas es el tema del limes. Admitiendo que el control del territorio hasta la primera guerra mundial nunca fue más que control y no dominio exhaustivo y por tanto que donde había un soldado había un limes no es tan fácil aceptar que hubiera zonas no dominadas que necesitaran de un limes en sentido estricto. Dentro del poder visigodo controlaba una tierra el que comandaba en ella. Y esa tierra tenía sus fronteras igual hacia el norte que hacia el sur, hacia el este y hacia el oeste. Eran también frontera con tal tierra otras tierras visigodas con mayor o menor riesgo de conflictos. Pero en cualquier caso no se puede hablar de que el conde Casio dominara puestos fronterizos. y tenía fronteras es porque mandaba en una determinada región y en este caso la región no puede ser otra que el ducado de Cantabria.).
Por otra parte es más que curioso que las plazas fuertes del dominio de los Banu Qasi sean precisamente las del sur de la región y no las del norte que serían precisamente las que se opondrían a los vascones. Es que las ciudades que dominan los Banu Qasi son las ciudades fuertes que existen en el territorio del susodicho ducado de Cantabria y que además eran ciudades romanas supervivientes y mejor preparadas para subsistir y controlar el conjunto de la tierra.
Que esto era así lo expresa muy bien el mismo Manzano Moreno en las páginas que siguen. Tras de hacer un estudio de las fuentes prosigue: "Una lectura detallada de estos pasajes revela, sin embargo, interesantes paralelismos. El primero de ellos resulta ser que, según los tres textos, Abd al-Rahman I no entró inmediatamente en el país de los vascones. Las tres fuentes señalan expresamente que primero se dirigió contra un territorio al que Fath llama "país de los infieles"- en el cual se encontraba Pamplona -, Ibn al-Atir "pais de los francos"- donde el texto parece indicar que se encontraban Calahorra y Viguera -, mientras que el Ajbar señala que el emir marchó contra Pamplona y Qalanira, precisando que después entró en el país de los vascones".
"Esta distinción que se plantea en los tres textos (31. Se refiere al Ajbar Mayumu'a, al Fath al-Andalus (compilación anónima del siglo XI/V H.) y al compilador Ibn al-Atir, cuyas referencias da cumplidamente en las notas.) entre lo que es una región en la que se comprenden Viguera, Calahorra y Pamplona de lo que es propiamente la tierra de los vascones, creemos que es muy importante. El hecho de que las tres crónicas coincidan en este detalle casi insignificante viene a otorgar credibilidad a estos relatos, pese a que alguno de ellos sea bastante tardío. Parece incluso lícito preguntarse si el topónimo Qalanira que aparece en el Ajbar (y que desde luego no es Colliure como sugiere el editor de esta obra), puede ser el mismo Calahurra (esto es, Calahorra) que recoge Ibn al-Atir: la grafía árabe de estas dos palabras es prácticamente idéntica, y la diferencia puede ser fácilmente explicada por un error del copista del texto el Ajbar. Otra similitud adicional puede venir dada por la sugerencia que M. J. Viguera ha planteado sobre la posibilidad de que el Maladtun b. Atlal que aparece en el texto del autor oriental sea tal vez una deformación del nombre "Balaskut" con lo que tendríamos que tanto Ibn al-Atir como Ajbar estarían refiriéndose, al mismo linaje".
"Queda, por consiguiente, bastante claro que los tres textos con los que contamos para la reconstrucción de la expedición emiral del año 781/164-165 H. coinciden en la apreciación de que 'Abd al- Rahman dirigió primero su campaña hacia Calahorra - según Ibn al-Atir y, tal vez, el Ajbar -, Viguera -Según Ibnal-Atir - y Pamplona - según el Ajbar y el Fath, siendo consideradas todas estas fortalezas como ubicadas en un territorio distinto al de los vascones. En este sentido, las apreciaciones de los cronistas árabes son de una minuciosidad sorprendente: Calahorra había sido obispado en época visigoda, y en ella habían acuñado moneda los monarcas toledanos que condujeron campañas contra los vascones; Viguera por su parte, era uno de los pasos que controlaban el acceso desde el sur (32. Aquí hemos cambiado la formulación del párrafo del Sr. MANZANO MORENO que parece decir que desde Viguera se controlaban las tierras de norte del valle del Ebro, cosa que no es verdad. No sabemos si el error es de este autor o estaba en las fuentes que cita ) al valle del Ebro, y tiene documentados restos visigodos correspondientes al siglo VII que han arrojado evidencia sobre la realidad de las relaciones de los pueblos septentrionales con las fronteras del reino visigodo".
"Es evidente, por lo tanto, que Pamplona, Calahorra y Viguera se encontraban todas ellas en territorios distintos a los vascones tanto en época visigoda como en la época en que el emir lleva a cabo su campaña. La pregunta que esta constatación plantea es obvia: ¿quiénes son estos 'infieles' que ocupan fortalezas situadas dentro del antiguo territorio fronterizo visigodo, y a los que las fuentes distinguen con gran precisión de los vascones?""Creemos que los candidatos más verosímiles a haber sido el objetivo de la campaña del emir son, precisamente, los Banu Qasi..."
"De todo ello es posible extraer la idea de que, pese a eventuales tomas de Zaragoza u otras zonas fronterizas más orientales, las ciudades de Viguera, Arnedo, Calahorra y Tudela jugaron siempre un papel muy importante en la historia de esta familia, y constituyeron el núcleo principal de sus dominios hasta la extinción definitiva del linaje"
Arnedo parece haber sido una localidad especialmente importante en los territorios de los Banu Qasi. Situado junto al río Cidacos, este castillo se encuentra en un punto central con respecto a las plazas sobre las que los Banu Qasi van a ejercer su dominio durante buena parte del período que aquí consideramos. Así, Musa b. Musa se encontraba en este castillo cuando el hijo del emir 'Abd al-Rahman II realizó una aceifa contra tierras de Pamplona en el año 841-842/227 H., mientras que la rebelión subsiguiente de este caudillo contra el emir tan sólo finalizó cuando éste le otorgó el nombramiento como gobernador de esta plaza. Del mismo modo una sesión de duelo a la que asisten todos los '
ummal y las mujeres de los Banu Qasi tiene lugar en Arnedo, y, en fin, Lubb b. Musa aparece gobernando este mismo castillo entorno a mediados del siglo IX / III H.
A una treintena de kilómetros al oeste de esta localidad se encontraba Viguera, emplazada en el valle del Iregua, y guardando un paso estratégico en la ruta hacia el valle del Ebro. El mismo Lubb b. Musa que aparece dominando Arnedo, ocupaba sin lugar a dudas este castillo, en el que murió y fue enterrado en 873-874 / 260 H.. De su hijo Muhammad b. Lubb (m. en 898 /285 H.), al -'Udri nos dice que reforzó, entre otras, esta fortaleza, así como las de Nájera y Goitor. Pese a que el segundo de estos topónimos no tenga fácil localización, la mención a Nájera tiene sumo interés, dado que parece estar marcando el límite occidental de los dominios de la familia. Situada al oeste de la fortaleza de Albelda, en la que a mediados del siglo IX / III H. había tenido lugar la famosa batalla entre Musa b. .Musa y Ordoño I y emplazada en las inmediaciones de la vía que unía Tarazona con Briviesa, Nájera constituía con este último enclave un punto avanzado en la "Frontera Superior". Tal vez, incluso, sería posible añadir a estos puntos el castillo de Grañón, si se toma en consideración una noticia de Ibn 'Idari en la que se señala que el año 903-904 / 291 H., Afonso III asedió este castillo, situado en el territorio de Lubb b Muhammad b. Lubb. Con esta noticia podría ponerse entonces en relación un escueto dato que figura en la nomina regia contenida en la crónica de Albelda, según la cual Alonso III destruyó la fortaleza de Ibrillos (Ebrellos), situada, precisamente, a poca distancia al oeste de Grañón".
"Vemos, por consiguiente, cómo los puestos fronterizos (33. Estamos citando al Sr. MANZANO MORENO cuyas ideas no compartimos en algunos puntos, según hemos indicado más arriba: una de ellas es la idea de que los Banu Qasi controlaran casi únicamente castillos o puestos fronterizos.) que controlaban los Banu Qasi, por lo menos a mediados del siglo IX / III H., e, incluso, es posible que antes, presentan una notoria coherencia. Todos ellos se ubican a lo largo de dos calzadas romanas que habían tenido una gran importancia con anterioridad a la conquista musulmana: por un lado, la antigua vía romana que atravesaba el valle del Iregua, y sobre la que se asentaban Viguera y Albelda, y, por el otro, la vía romana que llevaba desde Briviesca a Tarazona y Zaragoza, sobre la que se ubicaban Ibrillos, Grañón y Nájera"Esta tierra tiene fronteras y puede cartogafiarse. Es lo que se atrevió a hacer el Prof. Ubieto y su estudio sigue siendo válido
(34. UBIETO ARTETA, A., Las fronteras de Navarra", Príncipe de Viana XIV, 1953, 61-96, con 16 láminas de cartografía, en la primera de las cuales junto con la expedición de Carlomagno cartografía las plazas fuertes de los Banu-Qasi. ) Según todo este conjunto de considerandos las tierras de los Banu Qasi serían fundamentalmente las tierras de La Rioja en sus fronteras más amplias, que incluyen la baja Navarra y la Navarra Media y probablemente todas las tierras al oeste y al norte, que antes habían compuesto el ducado de Cantabria en cuanto contradistinto del mundo astur, pero que para los árabes no se hace dominio efectivo porque tan al norte las hordas musulmanas no se atreven a subir y los pocos que suben son fácilmente rechazados por la aspereza del terreno y por la fiereza de sus habitantes.
En cualquier caso las tierras de La Rioja, de nuevo aparecen como marco geográfico de una provincia dentro del islám y por tanto una unidad (35. En cualquier caso está por redactar una monografía sobre el tema que además del conocimiento de las fuentes lleve consigo un conocimiento exhaustivo de la geografía de la región).
LA RIOJA TRAS LA INMEDIATA RECONQUISTA.
La conquista cristiana de Nájera crea problemas de estructuración del reino navarro. Sancho Garcés conquista la comarca de Estella y La Rioja: los valles del Ega, Najerilla y Leza pasan a manos cristianas; pero el que aparece como organizador del reino es su hijo García Sánchez I. Este hace rey de Navarra al hijo de su primer matrimonio con Dª Andregoto Galíndez, D. Sancho Garcés II, y hace rey de Viguera al hijo de su segundo matrimonio con Dª Teresa, D. Ramiro Garcés, siempre bajo la autoridad suprema del primero. Esto parece indicar que consideraba a las tierras al sur del Ebro como una región peculiar y digna de ser tenida en cuenta. La dinastía de Viguera estará integrada por su fundador (970-991) y los hijos de este, Sancho y García Ramírez de Viguera, muertos antes del 1.030, cuando el reino revierte a la monarquía de Sancho el Mayor (36. Ver. UBIETO ARTETA, A., "Las fronteras de Navarra", Príncipe de Viana XIV, 1953, p. 65-66; ver también UBIETO ARTETA,A., "Monarcas navarros olvidados: los reyes de Viguera", Hispania X, 1950.).
El reinado de Sancho el Mayor creó un imperio que fue personal y que se deshizo a su muerte, siendo vanos los intentos de restauración de su hijo García el de Nájera. A éste sucedió Sancho el de Peñalén, durante cuyo reinado Alfonso VI de Castilla interviene en las tierras riojanas consiguiendo, a la muerte de Sancho el de Peñalén, ocupar una parte de La Rioja y poco después (en 1087) mediante un pacto con el rey de Aragón tales tierras quedan incorporadas a Castilla; pero tal incorporación no es definitiva hasta la muerte de Alfonso el Batallador, cuando Alfonso VII de Castilla entre por La Rioja y todas estas tierras pasen definitivamente a Castilla en 1134 (37. La narración pormenorizada de estos acontecimientos puede verse en UBIETO ARTETA, A., "Las fronteras de Navarra", Príncipe de Viana XIV, 1953, p. 69-77.).
Las tierras que pasan definitivamente a Castilla son las mismas que hoy componen la Región Autónoma de La Rioja como puede verse en la cartografía (38. Ver UBIETO ARTETA,A., "Las fronteras de Navarra", Príncipe de Viana XIV, 1953, en el mapa en que cartografía "Navarra durante los reinados de García Ramírez el Restaurador y Sacho el Sabio".). Y tal coincidencia está mostrando una vez más la coherencia de La Rioja como región natural.
La Rioja quedará integrada en Castilla y entrará en su organización adinistrativa con sus merindades y sus adelantamientos, pero será siempre definida como una "provincia de Castilla".
Antonino González Blanco
Catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Murcia