Biblioteca Gonzalo de Berceo

 

   En general los conceptos básicos, referidos a la genealogía y la propia nobleza, nunca tuvieron en La Rioja especial protagonismo de contemporaneidad.
   La existencia y razón sociopolítica de los forjadores ilustres de La Rioja, se basó siempre en el desarrollo social alcanzado desde los primeros siglos del segundo milenio de nuestra era hasta los inicios de la Edad Moderna, en los cuales la nobleza -siempre desde el punto de vista nobiliario- alcanzó todo su esplendor.
  Y una premisa, posiblemente innegable, es que los nobles, sobre todo entre los siglos XIII y XV, se autoexcluían de las actividades artesanas y mercantiles, y los ciudadanos se acostumbraron a «ejercer de noble», de señor burgués y, a modo de ejemplo, basta saber que solían poner especial empeño en hacerse caballeros, hijosdalgo y propietarios de inmuebles.
  Se acusaba también cierta potencialidad de clase al darse el caso de que miembros de la nobleza de menor condición -caballeros e infanzones- casaban con individuos de la burguesía propiamente dicha. De tal modo el grupo noble -que
podríamos llamar de clase suprema- escalaba el poder, tanto en el aspecto jurisdiccional del interior de sus dominios -haciéndolos hereditarios, incluso- como en el económico y en lo político.
  Todas estas mezclas habían de suponer, también en La Rioja, por qué no, una nueva concepción de la monarquía, pues la nobleza suplantó en cierto grado al poder real, imponiendo en la práctica su pretendido poder.
   Naturalmente, la sociedad hispana y muy especialmente las familias y linajes más destacados de La Rioja absorbieron y participaron desde el principio de las nuevas costumbres y, como algo propio ya, después de varios siglos de mezcla sanguínea y unidad de pensamiento, los hispanos e hispano-
musulmanes se constituyeron en una raza renovada, no mejor ni peor, sino diferente.
   La lucha por la independencia, al principio -pugna pasiva- y la formación de un incipiente modelo socio-cultural acercaron al pueblo a los conceptos de feudalismo, vasallaje, poderes efectivos y otras relaciones individuales o de grupo, que tuvieron en La Rioja un carác
ter muy especial por las desarraigadas significaciones que estos conceptos adquirieron para el pueblo, aunque vivieran en el ambiente del régimen político-social de su tiempo.

   Con la evolución de la sociedad, llegaría una ineludible crisis de autoridad. De tal modo la nobleza -sobre todo en Castilla- alcanzó pleno poder en los principios del siglo XV, por la debilidad de la monarquía reinante.
   De tal forma muchas familias de raigambre secular riojana olvidaron la Reconquista para pugnar entre sí, enfrentándose incluso a la propia Corona en un típico acto, común por demás, entre la clase noble de la España de aquel tiempo.
   Desde mediados del siglo IX hasta la culminación del reinado de los Reyes Católicos, y aún después, el índice de personajes riojanos que dieron origen a árboles genealógicos de gloria universal es muy considerable.
   La nobleza riojana cubre jornada e inicia una nueva era histórica, fiel y cortesana, a partir de la unión de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, bajo quienes, como veremos el grupo noble cobrará, ya en la Edad Moderna, un papel decisivo en el devenir del tiempo.
   El Estado de los Reyes Católicos, de una política claramente centralizadora por la actuación de los corregidores (pues aplicaban justicia en los casos ordinarios), influyó sumamente en el suministro de datos para la investigación histórica posterior, al incidir casi todas las aplicaciones en las Chancillerías de Granada y Valladolid (cuyo límite común era el río Tajo), que vendría a ser luego dos archivos fundamentales para cualquier estudio temático.
   En los principios de la Edad Moderna, la alta nobleza riojana, de la que también veremos ejemplos, sobresale, tanto por su poder económico como por su influencia a nivel político. En todo tipo de documentos a las firmas y menciones de la realeza, siguen las de los ricos-hombres medievales de la Región.
   Y en esos momentos, cartas, donaciones, privilegios y mercedes escritas, habrán de tener carácter

de protagonismo, personajes señalados, de diferentes linajes y dinastías de La Rioja.
  Amén de la alta nobleza riojana, hidalgos y caballeros de órdenes militares, señores de Casas Solares, grandes de España y diviseros infanzonados, cuenta también La Rioja con varios hidalgos de solar conocido.
   De cualquier modo y sin perjuicio de detallar y destacar algunas ilustres genealogías riojanas, repasaremos en un preciso y obligado inventario, algunos de los linajes más significativos de nuestra Región. Desde los primeros siglos de la civilización hasta hoy son legión las familias, los linajes ilustres, las divisas y los solares de nuestra región, que acreditan transcendencia de orden nobiliario.  

   
Vinculados o no a los linajes que destacaremos en esta obra es preciso ampliar y ampliaremos al final nominando siquiera a cuantos permaneciendo en la memoria histórica de nuestros días, requieren estudio exprofeso e individualizado por posteriores investigadores de la especialidad y que en este trabajo no es posible ni procede detallar.

 

 

Orden militar de la Terraza

 

   Una de las órdenes militares de caballería más antiguas de Europa fue la llamada de la Terraza, cuyo símbolo es una jarra con azucenas que prestaría también nombre a la institución, pues es conocida, asimismo, por Orden de la Jarra y por Orden de las Azucenas.

  Fue el rey don García de Nájera quien la instituyó, según parece, al haber encontrado el monarca junto a la imagen de la Virgen un búcaro con flores.
   Nació como divisa militar y distinción para caballeros favorecidos. De tal forma veían refrendada así su noble condición, mediante la imposición del collar de la Orden, del que pendía una pequeña jarra con azucenas.
   En cuanto a la denominación específica «de la Terraza», no es otra que la propia denominación de la jarra como tal objeto tiempo atrás, a cuyo recipiente se llamó terraza.
   Cuenta la crónica de la Orden de San Benito que el primer caballero que lo fue de la Orden Militar de la Terraza fue el propio don García. Este armó a sus hijos, quienes le sucedieron en el reino, e igualmente al infante don Ramiro, Señor de Calahorra; al infante don Fernando, Señor de Jubera y Laguna, y al infante don Ramón, Señor de Murillo y de Agoncillo.
   La vida activa en esta orden militar permaneció vigorosa más o menos el tiempo que el rey don García viviera, permaneciendo después prácticamente desconocida hasta el siglo XIV en que, según testimonio de Fray Jerónimo Román en Las Repúblicas, la restituyó con fuerte ímpetu el infante don Fernando de Antequera, hijo de Juan I de Castilla, que vendría a ser rey de Aragón.
   Sería en 1403 cuando Fernando, rey de Aragón, impuso en Medina del Campo a su hijo Alfonso, que luego sería rey de Nápoles, el collar de la Orden de la Terraza. Y, en el mismo acto, le fue impuesta a Juan, que sería después rey de Navarra y posteriormente de Aragón; a don Enrique, maestre de Santiago; a don Sancho, que lo fue de Calatrava, y a don Pedro, que moriría en Nápoles de un golpe de bombarda.
    El ceremonial de imposición del collar de la Orden era costumbre hacerlo durante el siglo XV -según el citado testimonio de Fray Jerónimo Román- «hallándose el monarca a la puerta, sentado en trono real, quien con una espada desnuda en la mano iba golpeando levemente por tres veces en los almetes de los caballeros».

    La divisa de la Jarra de Azucenas fue ostentada también por el emperador Federico de Alemania y por otros caballeros principales de Austria, Bohemia y Hungría.
   La llevaron Juan II de Castilla y su mujer, los infantes Alfonso e Isabel y también sus hijos (aquí vemos aparecer mujeres como dignatarias de la merced).
   Desde su creación vino celebrándose la fiesta de la Orden cada 25 de marzo, dia de la Anunciación, hasta que al ser restaurada la Orden de la Divisa por intervención del Papa Benedicto XIII, se trasladó al día siguiente de la Asunción, el 16 de agosto.
   Actualmente sólo queda memoria de haber sido la Orden de la Terraza una de las primeras divisas miliares de Europa, con origen histórico en La Rioja, la cual gozaron además de los citados: don Alfonso Enríquez, Almirante Mayor de Castilla, que traía la casulla bordada con jarras de Santa María; el duque de Gandía y don Enrique de Villana, que «llevaban en cada manga bordadas las Jarras de Santa María con oro»; Godofredo, hijo bastardo del rey de Navarra y don Juan, primo suyo, a quienes la otorgaría Juan II de Castilla durante el cerco de Balaguer; el emperador Segismundo, Caballero de la Jarra, que la tomó en Perpignán; y Alfonso V de Aragón, que a su vez la otorgaría a Felipe, duque de Borgoña, quien previamente le hiciera honor del Toisón de Oro.

 

 

                

 

Las Ordenes Militares más antiguas


    
Las Ordenes de caballería tuvieron origen en la demanda que los grandes terratenientes hicieron a otros poderosos caballeros, normalmente de destacados linajes, que, a cambio de la propiedad de algunas tierras, tomaban a su cargo la defensa de la hacienda toda del Señor feudal.
    Estas organizaciones tuvieron desde el principio sus reglas y contaban también con un ceremonial específico. Debidamente adiestrados, los jóvenes guerreros eran investidos y recibían el espaldarazo de rigor, al ser nombrados caballeros de la incipiente Orden.
    Las Ordenes militares de caballería se dividieron esencialmente en militares propiamente dichas y en monástico-militares, ya que algunas se fueron convirtiendo en defensoras de la Cruz, al estilo de los Hospitalarios, Templarios, Teutónicos, etc., al producirse enfrentamientos y disensiones entre los latifundistas y los nobles ordenados en defensa de aquéllos.
    En España, por su parte, las tres Ordenes Militares de Santiago, Calatrava y Alcántara, del siglo XII, y la de Monteja, del siglo XIV, establecieron una milicia permanente al servicio de los reyes castellanos y aragoneses, quienes en contraprestación les hicieron favor de extensos territorios.
    En orden cronológico y universal, la fundación de las Ordenes militares más antiguas son:
    Orden de La Terraza.-Fundada en 1040 por el rey don García de Nájera, tuvo en su seno distinguidos caballeros de España y Europa. Es la más antigua que se conoce y se originó en honra y merced de la imagen de Santa María La Real.
    San Juan de Jerusalén.-También llamada Hospitalaria, de Chipre, de Rodas y de Malta, fue creada para la defensa del Santo Sepulcro y su nombre de origen era «Orden de los Hermanos Hospitalarios de Jerusalén».
    Orden del Temple.-Los Templarios son historia desde 1118. Estuvieron asentados en La Rioja. Fue fundada por Hugo de Payen y ocho caballeros más.
    Orden del Hacha.-La creó Ramón Berenguer IV, en 1150, para premiar la defensa heroica de Tortosa (1149) por sus mujeres.
    Alcántara.- Tuvo su origen con el nombre de San Julián de Pereiro, en 1156. Alfonso IX le dio privilegio y residencia en la población de Alcántara.
    Calatrava.-Orden religiosa y militar española fundada en 1158 por San Raimundo, abad de Fitero.
    Santiago.-La fundó, en 1161, Fernando II de León, en defensa de los peregrinos de Compostela.
    Teutónica.-Orden militar y religiosa fundada en 1189 por cruzados alemanes. A esta Orden se debe la conversión de Prusia al cristianismo.
    Orden de Cristo.-En 1318 la fundó en Portugal Dionisio I
    Montesa.-A instancias de Jaime II de Aragón, la fundó Vidal de Vilanova, en 1317. Orden de La Banda.-Esta Orden de caballería la fundó Alfonso XI de Castilla, en 1330.

    
Orden de La Jarretera.-Es la más noble Orden de Inglaterra. La fundó en 1344,
Eduardo III. Tiene un conocido lema: «Mal haya quien mal piense.»
     Hay muchas más que no es preciso enumerar. Baste la mención de las citadas Ordenes como ejemplo válido para la comprensión relacionada de ellas entre sí, de la dimensión histórica de todas y la singularidad e importancia cronológica que a La Rioja corresponde por razón de la Orden militar de caballería de La Terraza.

 

 

Las Reglas de la Divisa


    
Un manuscrito de Diego de Mendoza titulado «Reglas y Divisa de la Orden Militar de la Jarra» resume así su Ordenanza:


    «En el nombre de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que son tres personas en un verdadero Dios. el cual todo cristinano debe amar y temer sobre todas las cosas y en todo lo que comienza en el principio debe poner a El delante, é por quanto las obras de la Caballería son las más loadas y preciadas y por esto, Yo el Infante de Castilla, Señor de Lahara, Duque de Peñafiel, Conde de Alburquerque e de Mayorga e Señor de Castro, e de Haro, hijo del muy alto y potente Principe Don Juan, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Portugal, a honor y reverencia de la Virgen Santa María o en recordación del Placer que ella recibió cuando la saludó el Angel, tomé un collar por Divisa de la Jarra de la Salutación, del cual collar desciende un Grifo colgado en significación que así como el grifo es fuerte entre todos los animales, así todos los de esta Divisa, deben ser fuertes e firmes en el amor de Dios y de la Virgen Santa María. Y quisiendo, que don Alfonso mi primogénito después de mis días, pueda esta Divisa a los Ricos-Homes, Caballeros, Escuderos, Damas y Doncellas que a El pareciera ser perteneciente para ella, recibir e mantener según la condición que Yo doy de presente a aquellos que recibieran la dicha Divisa y la tengan de hoy adelante. E ruego e mando a dicho Don Alfonso, mi primogénito e otro cualquiera hijo mío que heredara mi progenitura. si el tendrá la bendición de Dios y la mía, que por todos sus días la dicha Divisa con las reglas e condiciones porque aquel es obligado primero a mantenerla e todos los Caballeros e Damas que esta Divisa querrán tomar harán juramento sobre la Cruz y Santos Evangelios de observar estas reglas:
    Primera.-   Que cuando puedan asistan a Vísperas en sábado y fiestas.
    Segunda.-  Que darán de comer a cinco pobres cada uno el día de la fiesta.
    Tercera.-    Que se vistan con el manto blanco y traigan la Divisa en las solemnidades.

    
Cuarta.-     Que toda persona que toma la Divisa ha de jurar que la traerá toda su vida.
    
Quinta.-     Que se la ponga todos los sábados.»

 

 

 

 

El solar de Tejada

 

  La historia general echa en falta constantemente estudios de historia local, que aporten material original, agua de hontanar, piedra de cantera nueva, factores de investigación y conclusiones razonadas.
   Los solares de La Rioja y especialmente el de Tejada, poseen su archivo propio, y lo poseen incluso con el misterio medieval de mantenerlo cerrado bajo muchas llaves. Ello, por supuesto, no les otorga en exclusiva la función histórica de nuestra región.
   El Archivo General de Navarra y su fondo nobiliario ofrece diversos procesos en torno a miembros del Solar de Tejada que llevaron dicho apellido y pleitearon por el mismo. Dichos procesos del siglo XVII recogen noticias anteriores, útiles para iluminar diversas ramas y peripecias de varios linajes riojanos.
   El fondo Salazar, de la Real Academia de la Historia de Madrid, permite apreciar también cuán variado material puede aportar, tanto al tema de Tejada como al de los Señores de Haro y los señores de Cameros. Existen pleitos entre los Haro y los Ramírez de Arellano en el siglo XIV, por la posesión del Señorío, confirmaciones -sobre todo la de Juan II de 1408, que recoge otras anteriores-, llegando incluso a la donación enriqueña de 1366 y otras pruebas documentales que clasifican perfectamente la incidencia de estas ramas nobles de La Rioja en la Historia General de España. Siguiendo por los archivos madrileños merecen interés los tres legajos que recogen procesos del siglo XVIII, al romperse la línea sucesoria de los Ramírez de Arellano y pretender el fiscal real la incorporación del Solar de Tejada a la Corona.
   También la Real Chanchillería de Valladolid y el Archivo General de Simancas tienen varias secciones de sus archivos repletas de sorpresas.
   Es también válida, como pista de investigación posible, a partir de este relato, la sección de Ordenes Militares, en concreto, la de Santiago, que por su vinculación riojana y por los miembros de los Tejada que pasaron el expediente para ingresar en ella dará buen juego para la tarea de historiar.
  Ante todo no se puede aproximar un hecho solariego, sea de Tejada, Valdeosera o Las Calderas, sin seguir de cerca la historia del Señorío de Cameros. Tejada -razón y raíz- está situado en Cameros, como el corazón en el armazón humano, circundado por los antiguos montes Cadines, arropándolo en su geografía y en todas sus manifestaciones.
  El régimen señorial español posee una configuración jurídica individual que gravita sobre una villa, pueblo o aldea con términos propios. En alguna ocasión se extiende sobre comarcas naturales enteras formando un pequeño «estado». Tal señorío queda incorporado, o por tradición perdida en el tiempo,o por donación regia conocida, a una persona que los transmite por herencia al primogénito varón y en su defecto a una mujer. Es conocido que esta regla ofrece excepciones o, mejor, peculiaridades. Así conocemos casos de jurisdicción compartida entre el Señor y la otra persona. Conocemos también casos de señorío, dentro de los cuales existe un territorio más pequeño, un coto con jurisdicción y propiedad de otra persona.
   Esta doctrina general no es extraña al caso de los Solares de La Rioja. El hecho del Señorío de Cameros está documentado a lo largo de la Edad Media, sea en cabeza de los Tejada, los Haro y los Ramírez de Arellano.

 

 

Tejada y el Señorío de los Cameros

 

   Indudablemente, existió entre el Señorío de Cameros y el Solar de Tejada una estrecha relación. Lo que parece probable es que no existió propiedad y jurisdicción sobre el Solar. En todo caso, el Señorío de Cameros perdió su vinculación a Tejada cuando Enrique II el de las Mercedes, dio el 8 de abril de 1336 el Señorío de Cameros a Juan Ramírez de Arellano. Se lo dio por juro de heredad, para siempre, para él y sus sucesores.
   Incluía la donación, villas, castillos, lugares y aldeas. En concreto se le dieron: Yanguas y sus aldeas, Munilla con sus aldeas, San Román con sus aldeas, Soto, Trevijano, Luezas, Montalvo, Muro, Santa María, Torre, Rabanera, Valduxera, Ajamil, Valdiellos, Avellaneda, Muriello de Calahorra, Olvega, Nalda,Villanueva, Entrena, la Casa de AIberid, Hornos, Mansiella, Villavelayo, Montenegro, Viniegra de Suso, Viniegra de Yuso y las cinco villas, la casa de Arnedillo, la casa de Santa Lucía, la casa del Río de Nea, la casa de Aguacay, la heredad de Cornago, Orbitana, la casa de Anguiano (sic), la Santa, Torremuña, Ornillos, Villela de Ocón, Frexno de Cantespina y Armesilla.
   Los problemas suscitados por este documento son evidentes. La razón por la que se cita a Valdeosera y a otras varias casas solariegas y no se cita a Tejada se debe a que era Tejada uno de esos cotos solariegos con jurisdicción propia -que llegaba de una trayectoria peculiar-, lo que le valió poder guardar, dentro del gran círculo señorial de los Cameros su fisonomía y su identidad.

  De cualquier modo, los Solares riojanos enraizados en Tejada no hay que estudiarlos sólo frente a un panel de contextos, sino directamente, ahondando en su latido personal y describiendo su rostro inconfundible.
   Claro es que sería de un valor inconmensurable poder fijar hoy el hecho solariego inicial, documentando cómo surgió y cómo se constituyó dentro del marco del feudalismo castellano y en la dinámica de la Reconquista. Hay desde luego una relación directa con la Corona que concedió ese girón de nobleza, de propiedad y de jurisdicción, pero falta un documento clave que lo pruebe, si bien un estudio último de los archivos solariegos evidencia su existencia.
   Es sabido cómo la nobleza de la primera Edad Media no perdura en todos sus linajes. En el ocaso de ese período fue suplantada por la llamaba nobleza nueva. Y el caso de Tejada corrobora esta apreciación.
   Es más comprensible Tejada en los siglos de la Baja Edad Media, desde el momento que pisamos
suelo seguro, aunque no hayan llegado a resolverse totalmente las incógnitas posibles.
  La supervivencia del Solar a lo largo del centralismo regio y del antiguo régimen, está bien documentada por los libros y expedientes de recepción o asentamiento, que son fuente probatoria de hidalguía.
  Tejada no quedó al margen, en el proceso de disolución del señorío solariego, ni en tiempo de las primeras embestidas napoleónicas y liberales, ni siquiera en el trienio constitucional y posteriores medidas incorporacionistas.
  Y así nos plantamos frente al hecho actual, recidivo, en búsqueda de superación y de realizaciones nuevas.
  En historia resulta infantil rehacer o recrear el acontecimiento, pues sería algo así como hacer de profetas del pasado, como llamaba con ironía Giovanni Pappini a los historiadores.
  El Solar de Tejada está situado a 44 km de Logroño, por la carretera nacional 111 hasta Almarza o PiniIlos de Cameros, y a la misma distancia por la comarcal de Logroño a Piqueras hasta Muro, Jalón, Cabezón o Laguna de Cameros; desde cualquiera de ellos se llega al núcleo del Señorío en una hora, por caminos de herradura.

 

 

Genealogía de D. Sancho Fernández de Tejada

Ducado de Cantabria (?)
Conde D. Gonzalo (Señor de la Casa Cadina)
Don Tello (Señor de los Rucones)
Don Fruela (hermano de Alfonso I)
Ruy Floraz (Conde de Lantarón)
Diego Ruiz
Fernán Díaz
Sancho Fernández (Señor de la Casa Cadina, después de Tejada y Valdeosera)

 

 

 

 

El Solar en lo físico

 

   Tiene Tejada 424 héc. de terreno propio, situadas entre 975 y 1.450 m, sobre el nivel del mar.
   Dentro del territorio solariego dos edificaciones, la Casa Solar a 1.018 m sobre el nivel del mar y un pajar, Son los dos únicos núcleos habitables.
   Frente a la antigua casa una pequeña pradera reúne, al sol, o al
plomizo cielo de un día de mayo o setiembre, a unos hombres de Tejada, que son hombres de Cameros.
   Pero Tejada es también Solar en el más puro sentido nobiliario. Un hidalgo Solar con amplia trayectoria humana, con fórmulas, costumbres y ritos aborígenes que han llegado hasta hoy, quizá milagrosamente, habiendo traspasado difíciles barreras, acuciantes crisis y contrarios momentos que, a pesar
de todo, le fue posible soportar.
   La historia del Solar de Tejada tiene un origen lejano. Cronológicamente podemos dividir su trayectoria hasta este momento en
cuatro períodos fundamentales.
   El primero, abarca desde el año 642 hasta el 844; el segundo, alcanza desde 844 hasta 1460; el tercero, desde 1460 hasta 1580, y el cuarto y último, desde 1580 hasta nues-
tros días.
   El primero de ellos, que comprende dos centurias aproximadamente, está basado en datos de la más genuina tradición y en los textos de cronistas que, aunque no hagan fé, merecen crédito siquiera por intentar el trazo provisor de un hilván a través de los primeros
años de Tejada.
   En este primer período, que definiremos como arcaico, se enlaza con bastante puridad las personas del fundador del Solar, don Sancho Fernández y la del conde don Gonzalo, Señor de los Rucones, quien en 642 casó con la princesa Sancha, hija del rey godo Suintila. Comienza pues en el siglo VII este inicio o pórtico histórico de Tejada hasta alcanzar el año 844, en que se define como primer señor de este Solar
el mencionado don Sancho.
   En esta primera época sobresale una significada inclinación militar dentro de esta línea genealógica, ya que antes de la existencia del propio señor de Tejada -militar, según parece, en tiempos de Reconquista-, se nos presenta don Tello, hijo del conde don Gonzalo y tercer tío abuelo de don Sancho,
como militar de grado.
Sobre este personaje -sobre don Tello- dice un cronicón del archivo de San Millán, escrito en letra gótica en 822 -no me retraigo a decir que posiblemente se trate de una copia del original-,

dice un cronicón, repito, que «el año 718 el conde don Tello venció a los moros hasta más allá de la ciudad de Oca»,
   En el mismo archivo figura otro pergamino continente de los Santos Evangelios y Epístolas Misales que data de 718 -también escrito en gótico por el Abad Emiliano II y que se titula «Liber Comieus»-, el cual encabeza los capítulos con bellos dibujos de figuras, al principio de uno de los cuales aparece representado un hombre joven vestido de militar antiguo, con espada ceñida, corta y ancha, llevando en la mano izquierda un escudo redondo y en él, por divisa, la cruz cántabra. En la derecha porta una larga lanza que, apoyada por su base en tierra hace las veces de letra I para el inicio evangélico in illo témpore. Al pie de este dibujo se lee: Tello, conde de los rucones. Era de 756.
   Naturalmente, las pruebas documentales de aquellos siglos son escasas y desde luego insuficientes para probar rotundamente el entronque de los Tejada con esta línea genealógica, pero las crónicas y las menciones de historiadores, inmediatamente posteriores a aquella época, dan por hecho que así es. Hay tradición, hay literatura épica y existen trabajos de investigación basados en documentos que nosotros hoy no conocemos pero que posiblemente sirvieron de base para ésta y otras elementales premisas históricas.
   Este primer período, iniciado en el siglo VII, bien puede culminar en 844, año de la fundación del Solar por concesión de Ramiro I de Asturias y León al primer Señor de Tejada, don Sancho Fernández.
   El segundo período abarca desde el año 844 hasta 1460, en que Enrique IV de Castilla confirma al Solar sus antiguos privilegios solariegos.
   En el archivo del Señorío se carece de documentación de esta época, si bien consta la existencia de algunos legajos muy antiguos, a tenor de las actas de reconocimiento y vista del Solar, efectuadas de oficio en diversas ocasiones. Son actas que confirman, entre otras cosas, la confección de duplicados documentales a causa del mal estado en que otros anteriores se encontraban.

  Hay también informaciones que permiten fijar ciertos hechos y sucesos con bastante exactitud, válidos para ensayar un supuesto histórico muy interesante.
   En este segundo período se concretan hechos como los siguientes:
   En 850 muere don Sancho. En 970, ante el crecido número de descendientes del iniciador del Solar, se abre un libro de asentamiento de Diviseros en el que inscribir a quienes prueben descender del primer Señor de Tejada.
   Y, sobre todo, este período de la historia del Solar, está presidido por la preponderancia que el Señorío de Cameros tuvo en la línea primogénita de los Tejada, en la cual habría de concurrir con manifiesta brillantez.

 

 

Un Tejada, primer Señor de Cameros

 

    Sobre las tierras del Señorío de Cameros antes detalladas, ejerció su señorío, por vez primera, en el siglo XI Fortún Oxoiz de Tejada, tercer nieto del fundador del Solar, quien fue nombrado como tal por el rey don García.
    Por el acta de arras de 28 de mayo de 1040 dona el rey don García a su esposa, doña Estefanía Berenguer de Foix... el Señorío Fortún Oxoíz con la tierra que tíene, a saber Bechera (Viguera) cum ambobus Camberíbus, cum Val de Arneto, et cum omnibus Víllis Cantabriensís.
   
En 1049 varias escrituras, dictadas por la reina, son firmadas por Fortún Oxoiz de Tejada «Señor de Cameros y de Viguera».
    A su muerte hereda el Señorío su hijo Jimeno Fortúñez de Tejada, que casa con la infanta doña Mencía, hija del rey García Sánchez, más conocido por García el de Nájera.
    En 1056 Jimeno Fortúñez de Tejada y sus dos hermanos, Lope y Sancho, consiguen del obispo Gomesano que el monasterio de San Miguel de Bihurco (cerca de Yécora), que tenían recibido los Señores de Cameros de don Sancho el de Peñalén, les fuera permutado por el de San Prudencio de monte Laturce, firmando el rey la escritura en estos términos...: a vos los Señores don Jimeno Fortúñez, don López Fortúñez y don Sancho:Fortúñez, juntamente con vuestras hermanas y hermanos.
  
Aparece de nuevo en 1089 Jimeno Fortúñez de Tejada como firmante en una donación hecha por Alfonso VI, eximiendo al monasterio de San Millán del derecho de fonsado, tributo que obligaba a pagar cada vez que los reyes partían a la guerra.
   Y no habrá de morir don Jimeno sin antes estampar su firma en el célebre, por primigenio, Fuero de Logroño, extendido en Alberite el día 9 de febrero de 1095.
   En 1110, un hijo de don Jimeno, lñigo, confirma una donación librada por Alfonso el Batallador de Aragón y su esposa, doña Urraca.
   En 29 de agosto de 1181, firma, en Jubera don Diego Jiménez de Tejada junto a su mujer, doña Guiomar Fernández de Traba, un documento de cesión del monasterio de San Prudencio a la Orden del Císter .
   En este monasterio fue sepultado don Diego, en 1225, suponiéndose que allí, en las actuales ruinas monásticas, reposan sus restos, bajo la lápida de un túmulo, cuya leyenda textual han traído hasta nosotros antiguos historiadores en estos términos: Obiit Didacus Xemenez. Miles 1llustrísimos. Millésima ducentésima vicésima quinta. Quarto kalendas novembris. Anima eius requiescit in pace. Amén.
   Es considerable, pues, el número de documentos en los que los señores de Tejada, como tales Señores de Cameros, firmaron o confirmaron escrituras a partir del año 1040, en que hemos encontrado la primera de ell-as hasta 1366 en que, por una arbitrariedad de Enrique II de Trastámara en favor de su servidor don Juan Ramírez de Arellano, dejaron de ostentar esta dignidad los Señores de Tejada.
   Podemos definir, por tanto, este segundo período de la historia de Tejada como un firme inicio de continuidad, al efectuarse la apertura de un libro en el que ir inscribiendo a todos los descendientes de don Sancho, de generación en generación, y, del mismo modo, como un brillante período para esta línea generalógica que ostentó simultaneamente los Señoríos de Tejada y de Cameros durante más de tres siglos.

 

 

 

Señores de Tejada y de Cameros

 

(1038-1366)  

  Sancho Fernández, primer Señor de Tejada

 

  Fortún Oxoiz (1038, primer Señor de Cameros)
  Jimeno Fortúñez
  lñigo Jiménez
  Jimeno lñiguez
  Diego Jiménez
  Alvar Díaz
  Ruy Díaz

  Simón Ruiz
* Infante D. Jaime (hijo de Alfonso X el Sabio)
* Sancho IV el Bravo
* Infante D. Pedro
  Juan Jiménez de Haro
  Alvar Jiménez de Haro
  Alonso Jiménez de Haro
  Juan Alonso de Haro
o Alvar Díaz de Haro
  Alonso Tellez de Haro
o Pedro López de Haro
* Juan Ramírez de Arellano (1366, separación de los Tejada del Señorío de Cameros).


*  Ajenos al linaje Tejada
o No probada su consanguinidad con el Solar de Tejada.

 

 

 

 

Un período de máximo esplendor

 

   Ya en el tercer período asistimos a un remozamiento deslumbrador, en cuanto a los méritos y valores, predominantemente nobiliarios, que encierra el Solar.
   Enrique IV confirma en Valladolid, el día 10 de septiembre de 1460, los privilegios de Tejada, describiendo con detalle su blasón de armas.
   Los Reyes Católicos han de ratificar igualmente las mercedes que Enrique IV de Castilla confiriera y del mismo modo lo hará, más esquemático, en 1527, el emperador Carlos I.
   En esta fase que culminará en 1580, se advierte el sello de una majestuosa expresión externa, sobre todo en cuanto a la imagen que de la nobleza se tiene en aquel tiempo.
   Es un período de marcado acento nobiliario, en su más pura excepción, y así lo prueba el hecho de que a partir del siglo XV la documentación -grandilocuente y pomposa- comienza a ser en Tejada especialmente importante.
   En atención a las actas de reconocimiento, efectuadas con detalle en el siglo XVIII, aquel primer libro de asentamientos, iniciado en 970, se completa en 1488, exactamente el día 14 de septiembre.
   Poco más tarde, en 1512, se produce un pleito entre el Solar de Tejada y don Juan Ramírez de Arellano y doña María Molina, su mujer, que se resuelve al año siguiente, en 1513, favorablemente a Tejada.
   En 1570 un gran incendio destruyó la vieja Casa Solar, obligando en su reconstrucción a instalar un archivo más efectivo para mejor salvaguardar los documentos existentes.
   Hasta ahora, no ha sido encontrado documento alguno que exprese o, deductiblemente concrete, los manuscritos o enseres destruidos en aquel siniestro. Sí sabemos que, diez años más tarde, en 1580, se inició un tomo de asentamiento de Diviseros que aún hoy subsiste inventariado como número I.
  Aquí y con esto concluye el tercer período de los prefijados, iniciándose el cuarto con una crisis que habría de servir, fundamentalmente, para imaginar uno de los factores de carácter de los hombres de Cameros, a los que las circunstancias ambientales por una parte y la orografía de su tierra por otra, convirtieron en introvertidos y desconfiados como primera medida defensiva.

   Llega luego un tiempo en que parece que nadie se preocupa en el Solar por conseguir el refrendo de mercedes por parte de los reyes. Y parece igualmente que la causa no es otra que el grave problema económico que, de súbito, ha quebrantado la vida solariega.
   El solar de Tejada va a atravesar, mediado el siglo XVII, uno de los peores momentos de su historia.
   En 1640, ante la imperiosa necesidad de reparar el edificio solariego, se impone un repartimiento entre todos los Diviseros que les obliga a tributar por una sóla vez. y por autos de fechas 7 y 21 de octubre de aquel año, se impone a cada uno la entrega de dos reales y medio.
   Poco después, por auto de 1 de junio de 1644, vuelve ha implantarse otro repartimiento de dos reales que tiene continuidad en varios más, durante los años siguientes.
   Tejada finalmente vencerá todas las vicisitudes y alcanzará nuestro tiempo, tal como hoy se nos presenta.
   La confirmación de mercedes por el Gobierno Provisional de la Nación, en 1869 y la de Francisco Franco, en 1957 son, dentro de este último período, como excepciones aisladas dentro de unas constantes confirmatorias eminentemente monárquicas, como han sido las otorgadas al Solar durante toda su larga historia. En 1981, confirmaría el Rey de España don Juan Carlos I los vigentes privilegios de Tejada, mediante Orden de 18 de febrero, por la cual mandó expedir Real Carta de Confirmación que refrenda la plena vigencia de este linaje riojano.

 

 

El ceremonial y el recibimiento

 

   Desde tiempo inmemorial se practicaba un ritual invariable en los actos y sesiones.
   La admisión de los Diviseros se hacía a solicitud propia, justificando su derecho y la anuencia de dos testigos.
   El ceremonial, hoy en desuso, era el siguiente:
   La Junta del Solar o Asamblea General se reunía en la Sala capitular, mientras el aspirante quedaba fuera en espera de ser requerido. Al ser llamado entraba en la Sala apoyada su mano sobre el antebrazo del padrino y testigo informador, que le dejaba sentado en un banco al efecto. Si nadie oponía reparo tras la pregunta protocolaria pública del Procurador Fiscal General, era admitido y se le daba posesión proindiviso de la Casa Solar y de su término.
   La Junta tenía la facultad para tratar y resolver cuantos asuntos sirvieran para el buen gobierno y la pervivencia del Solar.
   En cuanto a la administración del Solar de Tejada siempre estuvo encomendada a la Junta de Gobierno, constituida por un Alcalde Mayor, un Alcalde Ordinario, un Procurador Fiscal General, un Secretario, doce Diputados, seis Claveros y un Alguacil. Actualmente el Secretario y el Procurador Fiscal General se reúnen en el cargo de Canciller, habiendo venido a sumarse en la más reciente época varios cargos auxiliares que perfeccionan las acciones de la Junta de Gobierno.
   y para agilizar el estudio de expedientes en la solicitud de inscripciones se constituyó en 1974 la Junta de Probanza, formada por dos miembros del Ayuntamiento de Tejada y el Canciller que actúa como presidente de la misma, los cuales presentan sus informaciones a la Junta de Gobierno en pleno, que a su vez la presenta a la Asamblea General. Esta aprobará si procede, el recibimiento del nuevo Señor Divesero.
   En lo que se refiere a esa virtud que los Solares de Tejada y Valdeosera tienen a gala de no haber ejercido nunca el derecho de vasallaje que en un tiempo existiera, fue la causa del tratamiento singular de que siempre fueron objeto ambos solares por parte de los reyes y jefes de Estado españoles hasta nuestros días.

 

 

El señorío de Cameros

 

  Fortún Oxoiz, primer Señor de Cameros, fue uno de los personajes más importantes de su época.
  Su dominio sobre Viguera lo fue durante todo el reinado de Sancho el Mayor y continuó en el de su hijo don García el de Nájera. Fue éste quien le concedió la titularidad de Señorío de Cameros.
  La denominación de Cameros aparece en la susodicha Carta de Arras otorgada por don García a su esposa doña Estefanía Berenguer de Foix.
  Es Fortún Oxoiz quien firma, no sólo dominando en Viguera, sino que expresamente confirma este documento como Señor de Cameros.
  Es muy problabe que doña Estefanía, como dueña de los Cameros y de acuerdo con su esposo don García concediera al referido Oxoiz el Señorío de los Cameros, en recompensa a los servicios que desde Sancho el Mayor venía prestando al reino de Nájera, especialmente con el acto de amojonamiento efectuado con Castilla en 1016.
  De las características del Señorío de Cameros concedido a Oxoiz, dos hechos de indudable realidad han de tenerse en cuenta. Uno: que ni las tierras del llano colindantes con Viguera ni las de la parte montañosa camerana estaban abandonadas cuando se reconquistaron en 923, pues en las tierras medias sus pobladores se habían mantenido formando aquella clase de mozárabes respetados en sus derechos y propiedades personales, rigiéndose siempre por sus usos y costumbre y en muchos casos incluso por sus propias autoridades. Y por otro lado, que la población de la montaña constituyó grupos independientes que, salvó incursiones pasajeras, vivieron libres de la ocupación y dominación árabe. Prueba de ello es que las crónicas árabes no reflejan el paso por Piqueras ni otras andanzas concretas por el territorio camerano.
   En 973 el Concilio de Cameros era una realidad documentada. Evidentemente la existencia de una población libre y permanente en la comarca -que gozaba de derechos personales y patrimoniales- era una premisa imprescindible. Incluso como ordenación de los mismos tenía iniciada la organización de su vida local, determinada por sus actividades ganaderas que le imponían una regulación en el aprovechamiento comunal de los pastos.
   Al concederse el Señorío de Cameros a Fortún Oxoiz no se desconocía la existencia de esa realidad, en cuanto a los derechos de la población, ni es lógico suponer que se agravara la situación de la misma en una época en que, precisamente por la necesidad de arraigar a los pobladores en las zonas reconquistadas o de la repoblación de las mismas, se concedían aquellas Cartas pueblas, en las que se otorgaban derechos personales con gran liberalidad.
   En el caso de Fortún Oxoiz, su nombramiento responde claramente a una transformación y asimilación de funciones. Entró en juego el honor que viene ostentado sobre Cameros -porque era un honor- y el Señorío que con carácter hereditario habría de ejercer por mandamiento real, a partir de la merced de la Corona.
  El señorío camerano tuvo, con relación a la población, un carácter predominantemente jurisdiccional más que señorial. Carácter que, seguramente, se fue acentuando al ritmo con que evolucionaban los derechos de la misma y se iniciaba la vida local: una vida local generada primero a través de los Concilios y luego al amparo de los municipios que, por ende y aparte de otras funciones específicas, constituyeron instituciones de defensa frente a los posibles abusos de la nobleza.
   Las villas, aldeas y poblados que comprendía dicho Señorío eran los mismos que cita la concesión de Enrique II a don Juan Ramírez de Arellano, relacionados en el capítulo sobre el Solar de Tejada en esta misma obra.
   La omisión de las villas Cameranas de Ortigosa, Villoslada y Villanueva se debe a que, estando también comprendidas en el Señorío. se excluyeron al transmitirse éste en 1334 a los Ramírez de Arellano. Torrecilla en Cameros no se halló vinculada pues doña Estefanía, viuda de don García, que murió en el 1066, dejó dicha villa al infante don Ramiro que a su vez, en 1081, la cede al monasterio de Santa María la Real de Nájera.
   Lumbreras estuvo incluida en el Señorío Camerano hasta que la mujer de don Alvar Díaz de Haro, Señor de Cameros, la cedió al monasterio de Cañas.
   Fortún Oxoiz, primer Señor de Cameros, fue digno acompañante de don García en la batalla que, en Atapuerca, cerca de Burgos, sostuvo el monarca con su hermano Fernando y en la que el rey encontraría la muerte a pesar del esfuerzo que el Señor de Cameros hizo para salvarlo, en unión de Fortún Sánchez, gobernador de Nájera.

 

 

El caballero Oxoiz u Ochoa

 

   Del caballero Oxoiz y en relación con su ascendencia y personalidad se le supone descendiente de don Sancho Fernández de Tejada, aquel caballero noble que se hace figurar como actor principal en la discutida batalla de Clavijo.
  En esta primera época de la Edad Media casi todas las villas y lugares de La Rioja, a excepción de los comprendidos en el Señorío de Cameros -y éste constituido con carácter jurisdiccional- eran realengas, por cuanto tanto los gobernadores de Nájera como de Viguera ejercían una jurisdicción civil y militar  por delegación del monarca, aunque sin un derecho señorial sobre las zonas que abarcaba su dominio, para que de él no pudieran emanar servidumbres personales o patrimoniales sobre su población.
   Fortún Oxoiz tuvo cinco hijos: Aznar, lñigo, Sancho, López y Martín. En 1043 vemos a Aznar como Señor de Cameros. En 1056 se documenta como Señor de Cameros a un hermano de Aznar, segundo hijo de Fortún, llamado lñigo o Ximeno Fortuniones, que lo heredaría a la muerte de dicho Aznar, quedando los hijos de éste en el gobierno de los castillos de Viguera, Ocón y Arnedo.
   Después serían los hermanos de Ximeno quienes dominasen las plazas y castillos de Calahorra, Arnedo, Autol, Ocón, Jubera y otras, conservando así dicha familia el poderío que su padre Fortún Oxoiz alcanzó durante los reinados de Sancho el Mayor y don García.
   El reinado de Alfonso VI fue de excepcional importancia para La Rioja, por cuanto la personalidad de la Región, que se venía gestando desde épocas anteriores, tuvo en este período su lógica expresión.
   En cuanto a la familia de los Fortuniones, titulares del Señorío de Cameros tenían las mandaciones de varias plazas y castillos de La Rioja y especial protagonismo en toda la región.
   Confirmando junto a Alfonso VI el Fuero logroñés en 1095 y el de Miranda de Ebro en 1099, hallamos al Señor de Cameros Ximeno Fortuniones, lo que indica su relación directa con el monarca castellano.
   Al hacerse cargo doña Urraca y don Alfonso de los Estados de Alfonso VI en 1109 y desaparecido ya el conde García Ordóñez, confirmará como Gobernador de Nájera a don Diego López, Señor de Vizcaya  mientras al frente de Viguera y Calahorra y como claro titular del Señorío de Cameros, se documenta a lñigo Ximénez, hijo del anterior Ximeno Fortuniones.

  Durante el reinado de Alfonso VII el Señor de Cameros Pedro Ximénez, confirma en 1142 la donación de San Juan de Quintana, así como la ratificación del Fuero de Logroño en la que él mismo figurará como Alcalde de Logroño.
   Pedro Ximénez era hijo del anterior Señor de Cameros lñigo Ximénez, que con tal título firmará documentos el año 1110, durante el reinado de doña Urraca y don Alfonso de Aragón.
   En 1162 Pedro Ximénez fundó el monasterio de Ruete, cercano a Lagunilla, que luego en 1182 se unió al de San Prudencio, y en 1171 aparece como titular del mencionado Señorío Diego Ximénez, hermano de Pedro, que le sucedió en el título. Sería éste quien confirmaría el nuevo Fuero de Miranda de Ebro, otorgado por Alfonso VIII en 1175.

 

 

Los de Cameros en las Navas

 

   Don Diego Ximénez cedió junto con su esposa Guiomar Fernández de Traba el monasterio de San Prudencio a la Orden del Císter en 1181. Tuvo dos hijos, Rodrigo y Alvar Díaz de los Cameros, y ambos se hallaron en la batalla de las Navas con don Alfonso. Don Diego fue Señor de Cameros, de Portilla, de Siero, de Buradón, de Alrazaha, de Peñalva, de Aliun, de Aguilar, de entre Oteros, de Orcejón, de Orsello, de Trevisano, de Orianos, de Orejola, de Maqueda, de Arlanzos, de Bocigas, de Enciso. Ostentó en tenencia las villas de Arnedo, Soria, Agreda, Cervera, Calahorra, Huete, Cuencia y otros lugares. Está enterrado en el monasterio de San Prudencio.
  En 1191 Rodrigo Díaz de los Cameros conformó el convenio entre Alfonso VIII y los Señores de Agoncillo, por el que éstos reconocían la soberanía del monarca castellano en los Castillos de Agoncillo y Lodosa.
  Don Ruy o Rodrigo era a la sazón yerno de don Diego de Haro, junto a quien el Señor de Cameros combatió en la célebre batalla de las Navas de Tolosa.
  En 1246 se documenta con el título de don Simón Ruiz, hijo de don Ruy o Rodrigo Díaz. Los señores de Cameros, de larga actuación desde Alfonso VIII, tuvieron el mando de plazas importantes de la región, distinguiéndose por su actuación en Cameros y en la Rioja.
  Hay un documento de 1246 por el cual el Señor de Cameros, don Simón Ruiz, concede licencia al Concejo de Albelda para que tome aguas con destino a un molino.
  
Don Simón fue confirmante con don Diego López de Haro, Señor de Vizcaya y con don Alfonso López de Haro, gobernador de Nájera, del fuero que Fernando III concedió a Sevilla en 1250. Estaba casado don Simón con Beatriz, hija del Infante don Fadrique, hermano de Alfonso X.
  Hay aún otro acontecer digno de destacar. Los infantes de la Cerda promovieron una corriente política en contra de don Simón que afectó simultáneamente al suegro de éste, don Fadrique. A causa de esta fabulación que el propio Alfonso X el Sabio aprobó, embebido en la certeza de cuanto don Fernando de la Cerda le denunciara, hizo caer sobre ellos el cargo de rebeldía magnífica; bien porque el delator así lo creyera bien por intereses puramente políticos para los de la Cerda. El caso es que tras ser aprehendidos se les aplicó justicia. Don Simón murió en la hoguera en Treviño; don Fadrique, su suegro, degollado en Burgos en 1276.

   Puede cerrarse así con este acontecimiento el ciclo histórico del Señorío de Cameros, clave y núcleo de una indispensable y básica parte de la Historia General de La Rioja.

 

 

 

Confirmación de privilegios al Solar de Tejada

Ramiro I, de Asturias y León (rey otorgante en 844)
Pedro I (10-8-1355)
Enrique IV (10-9-1460)
Reyes Católicos (8-7-1491)
Carlos I (15-2-1527)
Fernando VI (19-2-1749)
Carlos III (25-1-1780)
Carlos IV (31-5-1789)
Fernando VII (20-11-1816)
Isabel II (1-8-1868)
Gobierno provisional (6-2-1869)
Alfonso XII (20-5-1878)
Alfonso XIII (3-7-1903)
Francisco Franco (6-12-1957)
Juan Carlos I (18-2-1981)

 

 

 

Divisa Real y Casa Solar de la Piscina

 

 

 

   La Divisa Real de la Piscina se fundó en la Sonsierra en virtud del testamento del infante de Nájera Ramiro Sánchez. En los Estatutos o «Capítulos, Ordenanzas y Establecimientos» de la Divisa Real de Santa María de la Piscina probática de Jerusalén, del año 1537, recogiendo la doctrina de las «Partidas» del Rey Sabio, se dice en su ordenanza séptima que Divisa, en nuestro propósito, quiere tanto dezir como honrra de solar conoscido y casa de armería, sola y en un Reyno señera, fundada por un noble fundador avíente derecho recto a la Casa Real y partyda en muchas.
   
Según el padre Anguiano, el infante don Ramiro Sánchez, hijo de Sancho García de Peñalén, perdió el Reino de Nájera por causa de la muerte de su padre y, viéndose desheredado, pasó a la conquista de Tierra Santa donde se halló en la toma de Jerusalén acaecida el año de 1088, no sin antes contraer matrimonio en Valencia -a Ia sazón tierras del Cid en aquel momento- con la hija mayor de éste, Cristina-Elvira.
   De regreso a España otorgó testamento, el 13 de noviembre de 1110 en el monasterio de San Pedro de Cardeña, del cual se conserva una copa en latín en el Archivo Histórico Nacional, procedente de Santa María la Real de Nájera, otra copia en castellano existe en la Real Chanchillería de Valladolid y algunas más, en archivos particulares.
   En dicho testamento el infante don Ramiro nombra albacea testamentario al Abad don Pedro Virila y le deja a su hijo mayor García el Reino de Nájera. A su hijo segundo Sancho le deja todos los territorios de Peñacerrada desde Vidaurreta hasta San Vicente, con el encargo de levantar en un sitio a propósito una iglesia que, en recuerdo de su entrada en Jerusalén por la parte de la Piscina Probática, debería ser puesta bajo la advocación de Santa María de la Piscina. Otra cláusula del testamento dispone la creación de la Real Divisa Familiar, a la que pertenecerán todos sus descendientes.
   Unos años más tarde, fallecido ya don Ramiro de Nájera y muerto también don Alfonso el Batallador, rey de Aragón (año 1134), los pamploneses se independizan, alzando por rey a García Ramírez, sobrino nieto de Sancho el de Peñalén, que había casado con Margarita de la Perche y era sobrina a la sazón de Rotrón del Perche.
   Tras la ansiada independencia de los pamploneses (que se logró y se mantuvo gracias a la constante oposición del Papa, que defendía el legado que hiciera Alfonso I a las Ordenes Militares y a Aragón) sería Sancho Ramírez, hijo de García Ramírez el Restaurador, quien tomó posesión de la herencia de su padre y, ayudado por el Abad Virila, construyó la Iglesia de Santa María de la Piscina, en la ladera meridional de la Sonsierra.
   Está situada la Iglesia cerca del lugar de Peciña, sobre una pequeña colina que domina el valle del Ebro, a 1 km al noroeste de la villa de Abalos y 3 km, aproximadamente, al nordeste de San Vicente de la Sonsierra.

 


   Sancho Ramírez se instaló en la «Casa Antigua» de la villa de Peñacerrada, cercana a la Basílica, en cuya Iglesia de la Asunción sería enterrado.
    La Iglesia fue construida en el año 1135 y consagrada el 1 de agosto de 1137 por el obispo de Calahorra, don Sancho de Funes.
    Está situada a unos 150 m del camino vecinal de Peciña, aislada sobre un altozano desde el que se domina parte del valle del Ebro. Es pequeña y maciza, con aspecto de gran solidez. Consta de una sola nave de cuatro tramos desiguales, presbiterio y ábside, bóveda de horno y muros de sillería. (Ver románico riojano)
  Sancho Ramírez, conocido ya como «Ramírez de la Piscina», tuvo tres hijos. Al morir dejó al mayor, Ramiro, el Señorío o Condado de Peñacerrada. En este término está enclavada la Basílica. Al segundo, Sancho, el Señorío de Arellano. y al tercer hijo, Martín, le dejó el Señorío de Campo de Puelles, de donde parece procede el Ramírez de Puelles.

 

 

El gobierno de la Divisa

 

  Se desconoce el régimen y gobierno de la Divisa en aquellos primero siglos de existencia. Parece ser que la línea de los patrones va ininterrumpidamente desde Sancho Ramírez de la Piscina hasta Juan Ramírez de Montoria, quien después de la batalla de Nájera fue desposeído de sus bienes.
  En 1534, el doctor Diego Ram írez de la Piscina ganó el Patronato en pleito contradictorio contra los usurpadores de la Divisa y lo hizo ante la Real Chancillería de Valladolid, teniéndose que efectuar por esa causa una revisión por la que se expulsó a los intrusos y se redactaron unos nuevos estatutos (1537).

A la muerte del dr. Marcelo Ramírez de la Piscina, hijo del anterior, pasa el Patronato a los Ramírez de Arellano, de Villaescusa de Haro (Cuenca), siendo el más notable don Gil Ramírez de Arellano, que descubriría los siguientes documentos: en el convento de Santa Clara, en el pueblo de Vivar, el poema del Mío Cid, y en el Archivo de la catedral de Burgos, la Carta de Arras del Cid. Muerto don Gil, sin sucesión masculina, pasó el Patronazgo a don Juan Domingo Ramírez de Arellano, conde de Aguilar de Inestrillas, que tampoco tuvo hijos varones. Posteriormente ha permanecido la línea de los Patrones en los Ramírez de la Piscina, de la casa de Abalos, siendo el último en ostentar esta calidad don Francisco Antonio Ramírez de la Piscina, Arcediano, Comisario de la cruzada y Vicario General del Arzobispado de Toledo (murió en 1724).
  La Divisa se ha venido rigiendo, además de por el testamento del infante fundador, por los estatutos de 1504 y después por los de 1537. En el libro de Actas, que aún se conserva, constan las vicisitudes de la Divisa desde el primer asiento de 4 de mayo de 1567 fechado en Abalos, al último, fechado en San Vicente de la Sonsierra el 24 de noviembre de 1739.
   Muerto el último Patrono, se va desintegrando la Divisa y dejan de reunirse los diviseros que, como es habitual en este tipo de estamentos, son personas de las más dispares condiciones sociales, pues la descendencia genética del Infante don Ramiro Sánchel y Cristina-Elvira, hija de Rodrigo Díaz de Vivar, unido a la lógica multiplicación secular de sus descendientes, justifica per se la varianza de clase de los diviseros a través de los siglos.
   El edificio de la Casa Solar estuvo adosado a la Basílica y quedó abandonado a los avatares del tiempo, siendo semidestruidos durante la guerra de la Independencia. Más tarde, sus paredes maestras serían derribadas en enero de 1836, después de que en el año 1752 cesara el culto en la iglesia. La imagen titular se llevó entonces a la parroquia de San Vicente de la Sonsierra y posteriormente fue colocada sobre la puerta de entrada de la Basílica de Nuestra Señora de los Remedios, a extramuros de la villa. Es una imagen de piedra, sedente, con el niño en brazos, de 60 cm. de altura y factura de transición al primer gótico.

 

Orden de los Caballeros de Santiago

 

   Refiere don Antonio de Morales que en tiempo de Fernando I de Castilla existía ya la Orden de Caballería de Santiago.
   Fray Atanasio de Lobera dice en su «Historia de las Grandezas de la muy antigua e insigne Ciudad e Iglesia de León y de su obispo y patrón sant Froylán, con las del glorioso San Atilano, obispo de Zamora», que fue Ramiro I el fundador de esta orden en agradecimiento al triunfo en Clavijo contra los árabes.
   En cuanto al lugar en donde se instituye la cofradía -en aquel tiempo no se trataba de una orden- dice Lobera que fue en Calahorra en 844. Otros sostienen que ven su luz primera en Logroño capital, con motivo de erigirse la iglesia de Santiago de los Caballeros -actual iglesia parroquial de Santiago El Real-. También Albia de Castro en «Memorial por la ciudad de Logroño», concordando con lo dictado por Mauro Castellá Ferrer, cita que es en Logroño donde se instituyó «después y con motivo de la batalla de Clavijo». y no falta, por remate, quien asegura que se creó en el mismo monte Laturce, en cuyo lugar levantose y se encuentra la Real Basílica de Santiago.

   De una u otra forma, fuera en Logroño, en Calahorra, en Jubera o en el mismo Clavijo, es lógico desprender de todas estas anotaciones que la incipiente  Orden de Caballeros de Santiago tiene  su origen en este pequeño radio de acción y que  no surgió con la solemnidad que luego alcanzaría al ser oficialmente reconocida como tal Orden el 5 de julio de 1175, fecha en la que es aprobada por la Bula Benedictus Deus in doni suis, siendo Papa Alejandro III ya la que posteriormente otro Papa, Gregorio VIII, aplicaría la regla de San Agustín.
   Parece desprenderse de los manuscritos medievales del Solar de Tejada que don Sancho, como hombre importante y actor principal de la Reconquista, fue junto a sus hijos, un caballero muy significado de esta Cofradía y lo prueba de algún modo el hecho de que el escudo de armas de los Solares de Tejada y de Valdeosera portan en derredor alegorías tan expresivas como las cruces de Santiago, exponente heráldico que encierra simbolismos medievales directamente relacionados con el concepto jacobino.

 

 

Los Templarios

 

   La Orden Militar de los Templarios de Jerusalén, que nació en 1118 en Tierra Santa fue reglamentada diez años después por parte de San Bernardo.
   La Rioja les dispensó favorable acogida en tiempos en que la defensa y el amparo de peregrinos en Tierra Santa era inclinación natural en la sociedad del siglo XII. De tal forma, de su asentamiento por la región de La Rioja dejaron testimonio en Aradón (término cercano a Agoncillo), Alcanadre (donada al tiempo en 1152 por don Rodrigo Pérez, que la tenía recibida de Alfonso VII), Robres del Castillo, Carbonera (en el valle de Ocón), Yanguas e Inestrillas.
   Tal fue la simpatía con que se contemplaba a los Templarios que Alfonso el Batallador dejaría por herencia en favor de la Orden el
propio reino de Aragón, que lógicamente no se consumaría; no obstante se le otorgó favor de alguna villa y lugar en aquella región. Parece más que probable, por otra parte, que la inclinación y el favor que la alta nobleza y los reyes dispensaron a los Templarios fue debida antes a las presiones ya la fortaleza psicológica que los almohades tenían insuflada en la población, que a un exacerbado sentimiento de admiración hacia la Orden.
  De La Rioja desaparecerían a principios del siglo XIV como consecuencia de la supresión que en 1311 hizo Clemente V de esta Orden Militar. Fue absorbida la propiedad por la nobleza y por la Orden Hospitalaria.

 

 

Los López de Haro.

 

  Además de la Casa de los López de Haro, sobre la que abundaremos, hubo en tiempos de Alfonso VIII otros magnates del Reino de Nájera siempre bajo la superior jerarquía de este monarca. Tales fueron los Aza, Lara, Cameros, que ya hemos visto y otros.
  La Casa de Aza tuvo gran influencia real, aunque no tanta como con Alfonso VI alcanzaran Ordoño García y su hijo García Ordoñez, pues éste llegó a ser Alférez Mayor del Rey, conde de Nájera y Calahorra, Señor de Grañón y tutor o ayo del infante don Sancho, a quien defendió hasta morir en la batalla de Uclés (1109).
  La viuda de García Ordoñez, doña Eva Pérez de Traba, hija del conde Pedro Froilaz, volvió a casar con Pedro González de Lara y fue su primogénito García de Aza quien dio origen a un nuevo linaje.
  Entre las familias nobles más distinguidas figura también la Casa de Azagra. Don Rodrigo Pérez de Azagra recibió en 1147 de Alfonso VII la villa de Alcanadre, donación que confirmó Sancho III el Deseado en 1155 siendo rey de Nájera, aún en vida de su padre.
  Del matrimonio de don Rodrigo con Tota López nacieron Pedro, Fernando, Martín, García y Gonzalo.
  Alfonso VIII daría posteriormente al primogénito don Pedro «las villas de Murillo y Resa». En 1175 se hallaban al servicio del rey de Pamplona, don Sancho el Sabio y de él dependía Nájera, aunque su alfoz y castillo los mandaba en su nombre Alvaro Guaza. De su enlace con Tota Pérez de Arazuri tuvo a don Sancho y a doña Tota, que sería esposa de don Diego López de Haro, actor de relieve en las Navas de Tolosa. Sus sepulcros están hoy en el claustro de los Caballeros de Santa María la Real de Nájera.
   Don Pedro Pérez de Arazuri fue servidor de Sancho el Sabio, que le nombró gobernador de Logroño y Tudela en 1168. Desde 1172 se haIló al servicio de Alfonso VIII, recibiendo 5.000 maravedies por defender a Calahorra juntamente con don Nuño.
   Don Diego López de Haro, hijo del conde don Lope, fue uno de los personajes más destacados en su época. Ocupó el cargo de Alférez del reino y tuvo bajo su mando, además del Señorío de Vizcaya que con carácter patrimonial pertenecía a su familia, Castilla la Vieja, las Encartaciones, Valdegovía y la Trasmiera, Asturias de Santillana, La Rioja con Nájera y Logroño hasta Soria, además de La Bureba hasta Burgos, cuya mitad regentaba. y más tarde Alava, Guipúzcoa y Marañón, cuando merced a su intervención se recuperaron de Pamplona.
   Estaba emparentado con la familia de los Castro y los Lara y tuvo sus disensiones con Alfonso VIII, probablemente por defender a su hermana doña Urraca (viuda del rey de León, Fernando II) contra las pretensiones de Alfonso IX que quería arrebatarle ciertas villas. Estuvo cuatro años extrañado del reino, pero en 1205 el monarca castellano le devolvió junto con el Señorío de Vizcaya todos los demás honores que anteriormente poseía.
   Fue uno de los protagonistas de la batalla de las Navas de Tolosa, como se ha dicho. A su cargo estuvo el mando del ejército. Otros riojanos combatieron en esta batalla.

  Allí vemos a su hijo mayor Lope y a dos de sus sobrinos. A Sancho Fernández hijo de Fernando II que fue rey de León, a Martín Muñoz, alcalde que fue de Logroño y a Rodrigo y Alvaro Díaz, Señores de los Cameros que guardaban el flanco de la avanzada.
   Respecto a las facultades jurisdicionales que en materia de asuntos civiles tenía don Diego en el Señorío de Vizcaya y como Adelantado Mayor de Castilla la Vieja, era tenido como Alcalde Mayor en las alzadas de la Corte, nombraba sus Merinos menores en Nájera, en Logroño y en otros puntos riojanos. Murió en 1214, pocos días después de fallecer Alfonso VIII.
   A la muerte de don Diego, en 1254, su hijo don Lope que era menor de edad, fue tutorado y siguiendo la actitud de su padre se distanció del monarca en el gobierno de Nájera y de La Rioja, separándose definitivamente de los Señores de Vizcaya, aún cuando continuó una rama de esta familia, vinculada a él en la persona de don Alfonso, tío suyo.
   Este don Lope, según García de Salazar, casó con doña Guillerma, hermana de Fernando el Santo, aunque es más lógico suponer que fuera su esposa la tal doña Urraca Alonso, pues es un hecho improbable que emparentara con el rey Fernando por vía de matrimonio con su hermana, por más de la opinión de García de Salazar.
   Hay memoria de él en varias confirmaciones del rey don Fernando. En el año 1237, en Burgos, aparece en una de ellas con el oficio de Alférez.
   Don Lope Díaz de Haro, que mandó edificar o ampliar el Hospital de Nájera, está sepultado en el Real Monasterio y lo está igualmente doña Urraca, su mujer, hija del rey de León.
   En un documento de Cañas de 1263 don Alfonso López de Haro confirma una escritura en unión de su hijo Juan Alfonso o Alonso de Haro, y de don Sancho García de Salcedo, tío suyo.
   Don Alfonso López de Haro debió morir antes de 1270 porque en un documento de esa fecha (por el que don Alfonso X confirma a Santo Domingo de la Calzada todos los privilegios que le había concedido su padre Fernando III) no aparece ya su firma, y sí la de su sobrino don Lope «Señor de Vizcaya». Asimismo aparece la de don Simón Ruiz, Señor de Cameros, y la de su hijo, don Juan Alonso de Haro.

  En 1295 tenía recuperado el Señorío de Vizcaya otro don Diego López de Haro y de ello obtuvo confirmación a perpetuidad por parte de las Cortes de Valladolid en 1308.
  Este Diego López de Haro, que estaba casado con doña Violante, hija del rey Alfonso X el Sabio, era descendiente del riojano linaje de su apellido y fue él quien en 1300 fundara la villa de Bilbao.
   Murió en 1309 en el sitio de Algeciras.
   Es evidente, como estamos viendo, que son varias las ramas troncales de los López de Haro. Unas mantuvieron el derecho al Señorío de Vizcaya; otras al de Cameros, pero todas genéticamente tenían un común origen riojano.
   En 1312 se patentiza a don Juan Alonso López de Haro, ostentando uno de los cargos más importantes de la Corte, el de Alférez del reino. Posiblemente por sucesión de su padre, de su mismo nombre, pues aunque estos cargos no eran hereditarios, los reyes acostumbraban a mantenerlos vinculados a las familias que les habían mostrado fidelidad. En un documento autorizado por Fernando IV, por el que revoca la donación que había hecho del lugar de Navarrete, se lee... «que revoca la donación que de este lugar había hecho a don Juan Alonso López de Haro, Señor de los Cameros, mío vasallo et mío Alférez, e que era gran mío servicio porque está en frontera de Navarra». Los términos «que era gran mío servicio en la frontera de Navarra», acredita la gobernación del Señor de Cameros en toda la Rioja, a igual que la había tenido su padre.
   En este mismo año de 1312 muere Fernando IV, sucediéndole su hijo Alfonso XI.
   Don Juan Alonso López de Haro, apodado el Tuerto, se enemistó con el rey Alfonso XI por su precipitada toma del poder real y porque además el rey había designado a los caballeros Garcilaso de la Vega y Alvar Núñez de Osorio, privados de su Consejo, con lo que veía disminuida su influencia en la Corte.
   En tal situación don Alfonso, en lugar de atraerse al descontento endureció su postura, a lo que el de Haro respondió con actitud rebelde. De tal modo en 1334 interceptó el monarca unas misivas firmadas por don Juan López de Haro, dirigidas al Señor de Lara, en las que se le decía: «que no se avenga con el monarca, sino que le corriese la tierra y que no sería él quien menos hiciese». Don Alfonso ante las delatoras cartas y sabiendo que el de Cameros se encontraba en La Rioja, partió de Burgos inmediatamente, lo sitió en Agoncillo sin que aquel tuviera tiempo de huir, lo apresó y en el acto le hizo matar a lanzadas.
  A estas alturas históricas se han unido como vemos, en una sola persona los linajes de Cameros, de Haro y de Tejada.
   El Señorío de Cameros, que pertenecía a don Juan Alonso, accedió entonces el monarca adjudicárselo a don Alvar Díaz, hermano de don Juan y lo hizo bajo ciertas fianzas, reservándose el rey varias villas y castillos.
   Después de la muerte de este Señor de Cameros no debió nombrar don Alfonso a persona alguna que le sustituyera en el gobierno de La Rioja, en cuyo territorio hiciera y deshiciera hasta su muerte éste López de Haro, quedando establecida, a partir de entonces, la relación más directa entre las villas y el poder real a través de sus Adelantados y Merinos mayores.
   A este período histórico corresponde la carta de Alfonso XI ordenando que cuantas villas tuvieran el Fuero de Logroño «vayan con sus alzadas y apelaciones a los alcaldes de esta villa, para que sean oídos en justicia».
   No se registra el nombre de don Juan Alonso de Haro ni tampoco el de su hermano, don Alvar, en las Crónicas de la época ni en documento alguno posterior, extinguiéndose así una familia que durante varios años ocupó puesto prominente en la Corte, dejando desde luego en la historia de La Rioja indeleble huella de su actuación.
   En los reinados posteriores serán los Ramírez de Arellano, en Cameros; los Fernández de Velasco, en Haro; los Manriques de Lara, en Nájera, y los Luna, en La Rioja Baja, los que con su actuación influenciarán el proceso histórico riojano. las características serán distintas a las del período que hemos examinado, sin olvidar la actividad de los Municipios, que ya en plena evolución y con personalidad destacada hacen acto de presencia no sólo en la región, sino también en los asuntos del reino.
  Es de destacar a los López de Haro como especialmente vinculados al monasterio de Santa María la Real de Nájera. En él están sepultados varios del linaje: doña Toda López, hija del conde don Lope, que murió en la Era de 1059; don Diego López de Haro el Bueno, general como se ha dicho en la batalla de las Navas de Tolosa; doña Toda Pérez, su mujer; su hermano, Martín López de Haro; su hermana, doña Urraca López de Haro, reina de León; el conde don Lope Díaz de Haro, Señor de Vizcaya (a quien llamaron Cabeza Brava), hijo de aquél; su hermano, don Pedro Díaz de Haro; doña Mencía López de Haro, hija del conde don Lope Díaz de Haro, reina de Portugal; doña Urraca Alfonso, hija del rey Alfonso de León, mujer del conde don Lope Díaz de Haro, obispo de Sigüenza y don Diego López de Salcedo, su hermano.
  Todos ellos, decimos, se hallan sepultados en el Real Monasterio najerino, y tal vez otros del mismo linaje en el sepulcro de la familia bajo las losas del claustro.

 

 

Los duques de Nájera

 

   Dice el lema heráldico de los Manrique de Lara: «Nos no descendemos de reyes que reyes descienden de Nos», hallándose esta leyenda en todos los blasones dinásticos de la rama ducal de Nájera, cuyo primer protagonista es Pedro Manrique de Lara, nacido en 1443. Fue apellidado El Fuerte (Duque Forte) y era a la sazón Conde de Treviño, Señor de Amusgo y de Navarrete, de Ocón, de Sampedro, Villoslada, Lumbreras, Ortigosa, Redecilla, Robas, Villoldo, Magaña, Ponferrada, Genevilla y Cabredo. Era hijo de Diego Gómez Manrique, que estaba casado con María de Sandoval. Fue su esposa doña Guiomar de Castro, dama portuguesa, hija de los condes de Montsanto.
   Este primer duque de Nájera era Adelantado Mayor del Reino de León -por gracia de Enrique IV-, Notario del Reino, Alcalde de Davalillo y Valmaseda, Tesorero Mayor de Vizcaya, Capitán General de la Frontera de Aragón, Navarra y Jaén, y del ejército de Navarra.
   Los Reyes Católicos le concedieron en Córdoba, en 30 de agosto de 1482, el título de Duque de Nájera... Acatando los muchos e buenos e
grandes e leales e señalados servicios que nos habedes fecho e facedes cada día...
   
La significación de este caballero riojano fue grande en la época. Es sintomático que desde los tiempos de los godos no se habían concedido títulos de este rango.
   Nebrija y Garibay hablan del duque de Nájera, al que dan por presente en 1483, entrando en el reino de Granada junto al rey Fernando, en aquellos últimos actos de presión para la expulsión de Boabdil del recinto granadino. Incluso le vemos confirmar el acta de capitulación del rey moro en 1491.
   En 1512, asistió a la conquista de Navarra contra los franceses. Muerto en Navarrete el día 1 de febrero de 1515, fue sepultado en Santa María la Real de Nájera, junto al Evangelio, al lado de su hijo mayor.
   Los Manrique de Lara, duques de Nájera; se distinguieron siempre por razón de su cargo o de sus acciones al servicio del Estado. Antonio Manrique de Lara, hijo de don Pedro, fue virrey de Navarra y Caballero del Toisón de Oro. Falleció en Barcelona en 1493.
   Francisco Manrique de Lara, otro de los duques de Nájera, nació en 1503, combatió en la guerra de las Comunidades y se hizo sacerdote. Fue nombrado por Carlos I oficiante de la Real Capilla de Granada. En 1529 fue a Italia y Flandes. En 1542 sería obispo de Orense. Formó en el séquito del infante don Fernando al ser éste coronado Rey de Hungría y Bohemia. Asistió al acto inaugural del Concilio de Trento. En 1156 obtuvo la silla episcopal de Salamanca y posteriormente, al fallecimiento del Cardenal Pacheco, fue obispo de Sigüenza. Murió en Toledo en 1560.
   Juan Esteban Manrique de Lara, tercer duque de Nájera, asistió también al levantamiento producido en Nájera en la llamada Guerra de las Comunidades.
   Cuando el 14 de septiembre de 1520 se alzaron los comuneros en Nájera contra el citado don Antonio Manrique de Lara, se dio fuego a edificios de «Ios enemigos de la Comunidad», metieron a muchos presos, ahorcaron a un hijodalgo al servicio del Duque y apoderándose del alcázar y de otra fortaleza menor, llamada de Malpica o del puente. Acorralado el alcalde se vio obligado a subir hasta los torreones del Castillo. Para reforzar el movimiento comunero fueron concentrándose en Nájera vecinos de Matute, Camprovín, Huércanos, Uruñuela y Navarrete, que se unieron a los de Nájera.
   Dicen que gracias a que el temple de los comuneros contra los riojanos fue de excepción -pues llegaron a escalar las laderas del castillo, después de pasar los fosos- vencieron en la lucha. Las tropas del Duque abrieron brecha y los comuneros no pudieron resistir. Así tuvo fin en Nájera el episodio de las Comunidades.
   Intervendría también el duque de Nájera en el sitio de Logroño del año 1521, día de San Bernabé, en el que los franceses, vencedores en Pamplona, fueron obligados a levantar el sitio al aproximarse el cuerpo del ejército que mandaba Manrique de Lara para la defensa de los logroñeses.
   También estuvo el Duque en la conquista de Túnez en 1535 y en las guerras de Italia y los Paises Bajos. Falleció don Antonio Manrique el 22 de enero de 1558.
   El cuarto Duque de Nájera desempeñaría muy importantes legaciones regias. Fue Virrey de Valencia y Consejero de Estado de Felipe III. Falleció el año 1600 y con él finó la descendencia masculina de su egregio linaje. Estuvo casado con doña María Girón. Tuvieron dos hijos, Rodrigo y Pedro que murieron siendo niños.

 

 

El Solar de Valdeosera

 

   Desde el punto de vista histórico, Tejada y Valdeosera son dos solares, aunque hay quien goza de ambos. La fuente documental que a este asunto compete se basa exclusivamente en lo referido por Lobera en «Historia de las Grandezas de León» y en lo contenido en los libros archivados aún actualmente, en la Casa de Tejada.
   Las diversas interpretaciones de algunos autores, sumadas a las conclusiones desprendidas del análisis de las confirmaciones reales, deben ser suficientes para aclarar el problema, pues no existen otras fuentes.
  Tejada y Valdeosera son inseparables históricamente. Veamos. Ramiro I donó a don Sancho de Tejada las tierras de Valdeosera y una villa en tierra de León, haciéndole Señor de Tejada, terreno del que era propietario su linaje desde siglos atrás. Al hijo menor de don Sancho y a doce caballeros gallegos militares de grado en la Reconquista riojana los nombró igualmente señores de Valdeosera, a partir de cuyo instante concurren dos solares {entendiéndose como definición del solar en materia nobiliaria, la casa más antigua de un linaje o dinastía}: uno, el de Tejada dependiente en todo y por todo, de don Sancho Fernández, Señor de aquél; otro, el de Valdeosera término propiedad del mismo don Sancho cuyos Señores eran,junto a su hijo Sancho el Menor los doce gallegos famosos. De esta forma tenemos a don Sancho por Señor de Tejada y propietario de los términos de Tejada y Valdeosera, adquiriendo todos sus descendientes por línea de varón o hembra las mismas prerrogativas.
  Aparte ésto, Tejada y Valdeosera son dos solares hermanos, fundados por el mismo rey, con los mismos privilegios e idéntico blasón de armas, ya que las confirmaciones reales amparan ambos, equitativamente, a pesar de que los dictados se han acreditado únicamente al de Tejada, en cuyo archivo figuran, como se ha dicho, las documentaciones correspondientes.
  En cuanto a obtener mayor nobleza por hallarse recibido y asentado en cualquier de ellos o en ambos solares, no hay razón, ya que, alcanzada aquella en el orden que a Tejada o Valdeosera corresponde, es plena, quedando únicamente como más preciado valor, la pureza genealógica de las trece familias en juego; una, la del hijo menor de don Sancho homónimo suyo, que quedó a vivir en Valdeosera; y otra, la de las doce genealogías gallegas distinguidas por el Rey, proindiviso.
  En Valdeosera concurren por tanto las familias de los doce caballeros galicianos y la del hijo menor de don Sancho de Tejada. En Tejada -una única familia- no ofrece en este sentido particularidad alguna.
  Para asentarse en Tejada o Valdeosera se impone probar que un antepasado se halla inscrito en el libro de Asentamientos correspondiente y así participar de tal derecho.
   Las Divisas de Valdeosera tienen por nombre: Matute, Diego Sáenz de Tejada, Pedro Sáenz de Tejada, Cabañuelas, Regajal. Pedro Sáenz de Velilla, lñigo Martínez de Arriba, Terroba, lñigo López, Sancho García, lñigo Martínez de Abajo, Juan del Valle y Sancho Sáenz de Palacio.

 

 

El Solar de las Calderas

 

    Es solar camerano, con raíz en Tejada actualmente inactivo. Tuvo su origen, a partir de los siglos X y XI, cuando el cuarto de los hijos de don Sancho Fernández de Tejada -llamado Martín- labró una casa en la Villa de Pinillos de Cameros, que vino a llamarse «Casa de las Calderas». Por la noble condición de su dueño como Ricohombre de Pendón y Caldera.
   Dicho edificio, aunque maltratado por el tiempo, todavía existe y en el celebraron juntas hasta primeros de siglo XX, los descendientes de este linaje. Hasta hace cien años aproximadamente se reunían los diviseros cada 11 de noviembre fiesta de San Martín. En esa jornada después de las oportunas pruebas eran inscritos en los libros de inscripciones cuantos caballeros acreditaban su derecho de asentamiento como diviseros solariegos de las Calderas.
   En la sesión de ingreso se nombraban cofrades de la Junta para el año siguiente.
   El citado Martín Sáenz (de Sancho) de Tejada tuvo a su vez cinco hijos: Martín, Gonzalo, Rodrigo, Diego y Sancho, que dieron origen a cinco apellidos tenidos por clásicos en el Solar de las Calderas, cuales son: Martínez, González, Rodríguez, Díez y Sáenz; al que se añade el toponímico «de Pinillos».
  Al paso del tiempo se extendió el linaje por toda La Rioja, quedando algunos en Pinillos (ejecutoria de hidalguía ganada en 1550 por don Martín Martínez, vecino de Pinillos, que se conserva en la Sala de Hijosdalgo de la Cancillería de Valladolid); otros pasaron a Torrecilla en Cameros donde levantaron casa y los demás a otros puntos, aunque todos los descendientes se fueron inscribiendo, desde mediados del siglo XVI, en los libros patrones de la Casa Solar, en Pinillos.

 

 

LlNEAS GENEALOGICAS

 

   El primero y más antiguo de los libros de inscripciones solariegas en que aparecen partidas que permiten la reconstrucción de las ramas troncales, data del siglo XVI, constando documentalmente que a mediados de él, vivía en Torrecilla en Cameros...« Juan Martínez de Pinillos, caballero divisero de la Casa de las Calderas de Pinillos...»
   De esta línea genealógica se destacan: Juan Martínez de Pinillos, miembro en 1640 de la Cofradía de Hijosdalgo de Santiago de Torrecilla; Juan Llorente Martínez de Pinillos Domingo, que ganó pleito al Consejo de Torrecilla, reclamando y consiguiendo la mitad de los oficios honoríficos. Fue nombrado alcalde ordinario de Torrecilla por el Estado Noble el año de 1607; Juan Martínez de Pinillos Merino, miembro también desde 1639 de la Cofradía de Santiago, que ganó además Real Provisión de Hidalguía de la Cancillería de Valladolid de 1619, figurando en los padrones de Hijosdalgo desde 1630; Juan Manuel Martínez de Pinillos Crespo que alcanzó ser Regidor de Torrecilla por el Estado Noble en 1737 y alcalde por el mismo estado en 1740; Juan José Martínez de PiniIlos Crespo, nacido en 1642, ganador de un pleito frente a la casa de Altamira por la parte de los derechos que gozaba la casa solar y villa de Pinillos y que –añadía- reviertan aquellos y se vinculen en la Casa Solar de las Calderas...
  
Hay otras ramas de tanta o más significación y destacan sobre todo las americanas que veremos ahora.

 

 

RAMAS AMERICANAS

 

   (Condes de Villanueva. Vizcondes de Valvanera).
  Juan Manuel Martínez de Pinillos Jiménez se asentó en Perú. Había nacido en Nestares donde casó con doña María Larios Adalid en 1751, dando origen a los siguientes mayorazgos:
   Juan José Martínez de Pinillos, que nació en Nestares en 1754, pasó en 1781 al Perú, fundando allí las ciudades de San Toribio o Nueva Rioja, San Carlos y Santa Rosa. Pedro Martínez de Pinillos Ibañez, bautizado en Viguera en 1648, que litigó y ganó ejecutoria de hidalguía en la Chancillería de Valladolid en 1683. Bernabé Martínez de Pinillos Sáenz de Cabezón, que fue Superintendente General de Hacienda en Cuba, desempeñando  otros elevados cargos; fue quien en 1792 ganó provisión de hidalguía en la Chancillería de Valladolid y en 1806 ingresó en la Orden de Carlos III; en 1825 se le nombró conde de Villanueva y vizconde de Valvanera como premio a sus relevantes servicios. Claudio Martínez de Pinillos Ceballos, otro Divisero ilustre de este Solar, conde de ViIlanueva y vizconde de Valvanera, alcanzó ser coronel de Infantería, Superintendente General, subdelegado de Hacienda, maestrante de Ronda y caballero de Calatrava y de Carlos III; desde el13 de abril de 1844 fue Grande de España, recibiendo el Real Despacho el 26 de marzo de 1845; fue igualmente gentilhombre de Cámara de su Majestad con pleno ejercicio.
  En los libros de la Parroquia de Torrecilla figuran otros muchos individuos de la familia Martínez de Pinillos; pero el entronque con las ramas anteriores es imprescindible por falta de documentación anterior a la fecha de la apertura de libros del Ayuntamiento.

 

 

ARMAS DEL SOLAR DE LAS CALDERAS

 

   En cuanto al blasón del Solar de las Calderas, según se ve en las más antiguas ejecutorias y en la Casa Solar de la villa de Pinillos, existen varias versiones. Unas puras y otras acoladas y aún arbitrariamente constituidas. Una versión es un escudo partido, primero de azur con un castillo de oro y en el jefe dos calderas del mismo metal gringoladas de sinople. En el segundo, también de azur, un pino de su color natural frutado en oro y un oso andante, atado al pie del árbol con una cadena de oro. Estas píedras van perfiladas en oro. Realmente este árbol debe ser un tejo por alusión al origen de Tejada que tiene este Solar.
   Algunas ramas traen solamente las armas contenidas en el primer cuartel del escudo descrito. Otros usan ambos cuarteles, pero en un escudo cortado.
   Finalmente, algunos han añadido estas armas a las propias del Solar de Tejada, mientras que otras se han limitado a poner una moldura de oro con trece cruces de Santiago y las trece veneras que figuran en el blasón de Tejada y además las trece banderas el león de gules colorado y el lema «Beatificamus eos qui sustinerunt».
   Según consta en la Real Provisión de Hidalguía, expedida por la Chancillería de Valladolid en 26 de febrero de 1793 a favor de doña María Cruz Martínez de Pinillos y Larios, casada con don Manuel Fernando Larios y Ramírez de Arellano, fueron los hermanos de ésta los fundadores de este linaje en Perú. Esta familia y apellido la tratan los más clásicos genealogistas ya ella se refiere don Juan Alfonso Guerra y Sandoval, en la certificación que diera a instancia de don Juan Manuel Hermoso de Ordorica, en el año 1752. El mismo asegura que estos apellidos provienen de los trece famosos, antiguos, nobles diviseros solares de Tejada y Valdeosera, que gozaron aquellos trece varones, hijos de maestre de campo general don Sancho Fernández de Tejada, más concretamente del noveno de ellos, que fue Martín, fundador de esta antiquísima casa solariega en la villa de Pinillos de Cameros, que siempre fue tenida por «hidalga de sangre y muy notoria».
   Don Juan Flórez Ocáriz, en el Preludio 251, folio 240 del Tomo I, dice que «entre los caballeros que de nuestra España pasaron a la conquista del Nuevo Mundo, fue uno el riojano, Juan Martínez de Pinillos, quién por sus buenos servicios y heroicos hechos fue nombrado en el año 1552, Gobernador de la Provincia de Santa Marta». En el Tomo II del citado autor, folio 491, árbol 41, párrafo 33, hallamos también a Gregorio de Pinillos, alférez del Nuevo Reino de Granada, casado con Juana Esquerra, señora noble de la nobleza navarra.
   Por otro lado, la Historia y Anales de Sevilla dice que, don Diego Martínez de Pinillos tomó parte en la conquista de la ciudad y por sus nobles méritos quedó por heredero en ella.
   En el «catálogo de la Sala de Hijoshidalgo de la Real Chancillería de Valladolid», Tomo III, de don Alfredo Lasanta de la Riba, figuran las siguientes informaciones de hidalguía referentes a los hidalgos de Pinillos:
   Diego de Pinillos, de Ocón y Pipaona, 1577; Francisco de Pinillos, de Ocón, 1545; Francisco de PiniIlos, de Ocón y Pipaona, 1577 ; Francisco de Pinillos, de Ribafrecha, 1765; Juan, 1620; Juan Antonio de Pinillos, de Leza, 1786; Pedro de Pinillos, de Ocón y Pipaona, 1577; Vicente de Pinillos de Viguera, 1758 y Francisco Rodríguez de Pinillos, de Castañares de las Cuevas, 1745.
   En nuestros días se hallan suspendidas las actividades del Solar y en cierto modo dispersada su documentación, que está en poder de particulares (algunos son diviseros del Solar y otros no), constando incluso que en EE. UU. de América y en algunas bibliotecas españolas existen manuscritos referentes a este solar riojano, originado en Tejada y Valdeosera, con los que indudablemente tiene en común el factor genético que los identifica.

 

 

Otros linajes ilustres

 

  Entre tantas genealogías señalables con que cuenta la Rioja sobresalen otros linajes. Tales son los Abalos (Ruy López D' Abalos, condestable de Castilla); los Fernández de Navarrete; Araciel y Rada, de Alfaro; los Salcedo, de Anguciana; Lezana y Beaumont; Olózaga; Hircio, de Briones; Paternina (siglo XVIII); Zúliga, conde de Bañares; condes de Aguilar; Alonso de Haro; Jiménez de Rada; Michel de Murillo; Ramírez de Arellano; Risco de Haro; Morales de Setién; Sáenz de Heredia y tantos más a los que obvio es, no es menester aplicar tratamiento profundo en esta obra, de clara intención divulgadora en su más amplio sentido.
   Fueron varios también los títulos nobiliarios concedidos a familias riojanas. De tal forma a partir del siglo XVI recayeron en linajes de la Región los Condados de Aguilar, de Bañares, de Casa de Agreda, de Meudes, de los Rucones, de Oñate, de Vistaflorida, de San Cristóbal, de Treviño, los Marqueses de la Ensenada, de Orovio, de Pérez Navarrete, de San Gregorio, de San Nicolás, de Vallejo, de Legarda, de Vargas, el Duque de Nájera y el Barón de Mahave.
  Hay un recinto que como se ha visto dona especial protagonismo a La Rioja. Es el claustro de los Caballeros de Santa María la Real de Nájera, santuario histórico, núcleo de glorias ineludibles, enclave en el que hay que detenerse para completar cualquier relación que haya de ocuparse en La Rioja de los linajes de mayor abolengo. En este monasterio reposan personalidades de las que, en algunos casos apenas se ofrecen detalles pero, de cualquier modo, éste, su postrer destino valora toda su posible condición. En él descansan, según dictan sus epitafios: Juan Manuel, Pedro de Urbina Valdivielso, Pedro Fernández, Juan del Duero, Gonzalo García de la Puente, Pedro García Salazar, Hernando de Somalo, Bartolomé de Loza Angulo, Pedro Loza Foronda (que fue alcalde de Nájera), Matías de Baranda, Andrés de Hoyos, Pedro Núñez Coloma y Juan de Navarrete (Contadores de su Majestad), Juan Antonio Domingo, Gómez de Nájera, Pedro Matute, Antonio de los Arcos, Juan y María Salinas, Pedro González de Mendoza, Pedro González Velorado, Pedro de Leza, Diego de Mena, Juan González de Todoria, doña Mencia López de Haro (Reina de Portugal que casó con Sancho «Capelo»), Diego López de Salcedo, Garcilaso de la Vega, García Manrique de Lara y Lope Díaz de Haro (Obispo de Sigüenza en Santos).

   La reiterada carta de Arras del rey don García y su esposa doña Estefanía de 1040, constituye un preciado documento histórico. Descubre en sus páginas a varios riojanos ilustres entre los confirmantes de tan magna escritura y otros que si no lo fueron acreditaron sus vivencias aquí, en nuestra tierra: «Fortún Sánchez (Señor de Sangüesa); Fortún Sánchez (Señor de Buradón); Azenariz Fortuniones, de Zafra; Sancho Sánchez, de Petiella; Enneco Eximenionis, de Arrosta; García Fortuniones, de Funes y Arezo; Auriola Sánchez, de Tafalla; García de Oriol, de Briviesca; Fortún Oxoiz, Señor de Tejada, de Viguera y de Cameros, del valle de Arnedo y de todas las villas cantabrienses; López Azenariz, de Ocón (Armiger Real); Sancho Fortuniones, de Tobía y Grañón (BoteIlarios); Fortún Ennecois, de Oca y Alba; Fortún López, de Teteila; Azenari Sánchez, de Petraita; García Sánchez, Salvador Gundislavo, Munia y sus hijos, Gonzalo Rodríguez, Lope Vellacoz, Galindo Vellacoz, García Ciclabe, conde Munio Gonzálvez (de Cellórigo, Término y Lanjarón); Diego Sánchez de Azenar Fortuniones (de Bilibio y Haro)», miembros casi todos ellos de la Curia Regia y dignos por sí mismos, e individualmente, de mayor relieve y tratamiento biográfico exclusivo. Aquí se evidencian las posibles, más bien, necesarias ampliaciones de investigación.
   Con esta visión de conjunto sobre el hecho nobiliario y genealógico de la Rioja a través de su historia, creemos haber cumplido el objetivo. Algún jalón preciso ha sido más profundizado para ejemplarizar lo normativo, lo acostumbrado en estos temas.
  Así queremos descubrir la futura misión de nuevos investigadores en tarea tan grata como es la exaltación de los linajes de sangre riojanos.

 

 

 

Nobles con señoríos en La Rioja

 

  ABALOS
  -Conde don Lope de Abalos, Señor de Vizcaya y Conde de Alava por Alfonso VI.
  -D,ª Juliana Aragón, Condesa de Haro
  1516 compró a los Girón el señorío de Abalos que vino a recaer en don Bernardino Velasco, príncipe de Grave y conde de Castilnovo.
  AGUILAR (de Inestrillas)
  1380.-Juan II a don Diego Gómez Manrique. 1381.-Ramírez de Arellano, Señor de los Cameros. Condes de Aguilar.
  AJAMIL.-Enrique l1 en 1366 a Juan Ramírez de Arellano.

  
ALBELDA.-1366. Señorío de Cameros a Juan Ramírez de Arellano.
  ALCANADRE.-Alfonso VII a don Rodrigo de Azagra. 1385.-Juan Ramírez de Arellano a su nieto.
  ALMARZA.-Señorío de Cameros 1366 a Juan Ramírez de Arellano.
  ANGUCIANA.-A Toda López, hija de don Lope Díaz de Haro 1093, esposa de don Lope González de Arzamendi.
  ANGUTA.-Del Duque de Nájera.
  ARENZANA DE ABAJO.-A un hijo del Conde de Haro. Pedro Velasco.
  ARNEDILLO.-Enrique II a Juan Ramírez de Arellano. Los obispos de Calahorra, señores de Arnedillo.
  ARNEDO.-1458, mayorazgo de don Pedro J. Velasco, conde de Haro.
  ARRUBAL.-Señorío de Cameros Juan Ramírez de Arellano.
  AUSEJO.-Dejado a su nieto por Juan Ramírez de Arellano.
  AZOFRA.-1393. Pedro I en señorío a lñigo Ortiz de Zúñiga.
  BAÑARES.-Señorío de don lñigo Ortiz, marido de doña Toda Pérez de Haro. Residencia de los López de Haro.
  BAÑOS DE RIOJA.-Señorío de lñigo Ortiz de Zúñiga.
  BARBARANA. (San Martín).-Señorío secular de don Juan Gerónimo de Frías.
  BRIEVA.-Villa eximida de los Condes de Aguilar.
  BRIÑAS.-Villa de Haro y de los Duques de Frías.
  CABEZON.-Condes de Aguilar, Sres. de Cameros.
  CANALES.-Condes de Aguilar, señores de Cameros, duques de Abrantes.
  CANILLAS.-Señorío de los Condes de Hervías y Montalvo.
  CAÑAS.-Señorío de los Condes de Hervías.
  CARBONERA.-Señorío de los Duques de Frías.
  CASA DE LA REINA.-De los Condes de Haro, Duques de Frías.
  CASTAÑARES DE RIOJA.-Señorío de los Duques de Béjar.
  CASTRO VIEJO.-1481, señorío de don Diego de Arista y Zúñiga.
  CIDAMON.-Lugar de los Condes de Hervías y Montalvo.
  CIRIÑUELA.-Marquesado de Ciriñuela.
  CLAVIJO.-Vendido en 1476 a los condes de Aguilar, señores de Cameros.
  CORNAGO.-Señorío de la Casa de Cisneros.
  CUZCURRITA.-Señorío de los marqueses de Lezan.
  DAROCA.-Señorío de los Duques de Arcos.

  ENCISO.-Señorío de los Duques de Medinaceli.
  ENTRENA.-Señores de Cameros Juan Ramírez de Arellano.
  ESPINOSA.-Villa real.
  FONCEA.-Las tercias reales eran del duque del Infantado.
  GALLINERO DE CAMEROS.-Señorío de don Pedro Ildefonso Montoya.
  GRAVALOS.-De los duques de Frías.
  HARO.-1340, Pedro Velasco, conde de Haro por Juan lI de Cameros.
  HERRAMELLURI.-Señorío de don Miguel Antonio Tejada.
  HERVIAS.-Felipe IV en 1651 a don Francisco Manso, arzobispo de Burgos, el CONDADO de HERVIAS.
  HORMILLEJA.-Señorío de las monjas bernardas de Cañas.
  HORNILLOS.-Abadengo de las monjas de Herce.
  HORNOS.-Señorío de Cameros 1366 Juan Ramírez de Arellano.
  IBRILLOS.-Señorío de don Rafael Gil Delgado, Conde de Berberana.
  IGEA.-Villa asumida de don José Rodríguez de Cisneros.
  INESTRILLAS.-Señorío de Cameros de Juan Ramírez de Arellano.
  ISLALLANA.-Señorío de Cameros de 1366 de Juan Ramírez de Arellano, quien lo legó a su hermano don Gonzalo Salazar con Alta Albelda o Viguera.
  JALON.-Señorío de Cameros. Villas asumidas del Conde de Aguilar Juan Ramírez de Arellano. 44 villas y lugares y el señorío de Aguilar de Inestrillas más Pinillos, Jalón, Alcocera y Arrubal.
  JIMILEO.-De los condes de Ureña y duques de Osuna, como Briones.
  LAGUNA DE CAMEROS.-Señorío de Juan Ramírez de Arellano.
  LAGUNILLA.-Señorío de Martín de la Rivera.
  LA SANTA.-Señorío de Juan Ramírez de Arellano.
  LEIVA.-Señorío de los condes de Baños.
  LEZA.-Señorío de los marqueses de Caracena.
  LUEZAS.-Señorío de Cameros y de los condes de Aguilar.
  MAHAVE.-Señorío del Barón de Mahave.
  MANSILLA.-Señorío de Cameros y Conde de Aguilar.
  MANZANARES MATUTE.-En la tierra de Briones que era señorío de los condes de Ureña y duques de Osuna.
  MONTALVO DE CAMEROS.-Señorío de Cameros desde 1366.
  MONTALVO, TORRE DE.-De los condes de Montalvo.
  MUNILLA.-Señorío de Cameros.
  MURILLO DE CALAHORRA.-Señorío de Cameros de Juan Ramírez de Arellano.
  MURILLO DE RIO LEZA.-Señorío de Cameros de Juan Ramírez de Arellano que dejó a su nieto llamado también Juan Ramírez de Arellano.
  MURO DE AMBAS AGUAS.-Condes de Aguilar, señores de Cameros y duques de Abrantes.
  MURO DE CAMEROS.-Señorío de Juan Ramírez de Arellano en 1366.
  NAJERA.-1482 al Conde de Treviño y en 1484, la unió al duque don Pedro Manrique de Lara.
  NALDA.-Señorío de Cameros Juan Ramírez de Arellano 1366.

  NAVARRETE.-Enrique II a Juan Ramírez de Arellano con los Corcuetos (Aldeas de San Antolín, N.ª Señora del Prado, San Pedro y San Llorente).
  NIEVA DE CAMEROS.-Mayorazgo de D. Pedro Fernández Velasco, conde de Haro y su mujer Beatriz Manrique en 1458 a su hijo Diego. Conde de Nieva.
  OCON.-Señorío de los duques de Nájera, descendientes de Diego García Manrique.
  OJA-CASTRO.-1458, maestrazgo para el 2.º hijo con Belorado, Val de San Vicente, Oja-Castro y la Puebla de Arganzón de don Pedro Fernández de Velasco, conde de Haro.
  OLLAURI.-Aldea de Briones de los condes de Ureña y duques de Osuna.
  ORTIGOSA DE CAMEROS.-Enrique II en 1366 a don Pedro Manrique III.
  PAZUENGOS.-Señorío de San Millán de la Cogolla.

  
PINILLOS.-En el señorío de Cameros de Juan Ramírez de Arellano.
  PRADILLA.-Señorío de los duques de Medinaceli.

  
PRADILLO.-De los condes de Nieva.
  
PREJANO.-Enrique IV lo donó a García Manrique hijo del adelantado Pedro Manrique.
  QUEL.-Señorío de D.ª María Enciso y Mota y don Francisco Gante y Ovando.
  QUINTANAR DE RIOJA.-Como del duque de Nájera.

  
QUINTANILLA DEL MONTE DE RIOJA.-Señorío de los duques de Frías.
  RABANERA DE CAMEROS.-De los condes de Aguilar y señores de Cameros.
  REDECILLA DEL CAMINO.-De los duques de Nájera. Vendida a doña Contesina de Luna, hija del Condestable.
  REDECILLA DEL CAMPO.-De los duques de Frías.
  RIVAS y PECIÑA.-Pertenecían a los condes de Castilnovo.
  RIVAVELLOSA.-Señorío de Diego Arista de Zúñiga, señor de la casa de Cuevas y Castroviejo.
  ROBRES DE CAMEROS.-Señorío de Juan de Lizana.

  
SAN CRISTOBAL DEL MONTE.-De los duques de Frías.
  
SAN PEDRO DEL MONTE.-De los duques de Frías.
  SAN ROMAN DE CAMEROS.-Señorío de Juan Ramírez de Arel/ano.
  SANTA MARIA DE CAMEROS.-Juan Ramírez de Arellano.
  SANTURDE.-Era de los Condes de Baños.
  SANTURDEJO.-Era de los marqueses de la Corzana.
  SAN VICENTE DE LA SONSIERRA.-
  SAN VICENTE DEL VALLE.-
  SOJUELA.-Perteneció a los marqueses de Villacampa.
  SORZANO.-Fue de los marqueses de Villena.

  
SOTILLO.-Señorío de los duques de Frías.
  SOTO DE CAMEROS.-Del señorío de Juan Ramírez de Arellano.
  TEJADA.-Solar de Alfonso Pérez de Tejada, por Pedro I.
  TIRGO.-Señorío de los condes de Baños.
  TORRECILLA EN CAMEROS.-Señorío de 1366 a Juan Ramírez de Arellano.
  TORRE DE CAMEROS.-Señorío de 1366 a Juan Ramírez de Arellano.

  TREVIANA.-Pertenecía a los marqueses de Olías.
  TREVIJANO.-Señorío de Cameros. Juan Ramírez de Arellano y en 1846 de los Marqueses de Valverde.
  TRICIO.-Señorío de los duques de Nájera.
  TUDELILLA.-Pertenecía a los duques de Frías.
  TURRUNCUN.-Pertenecía a los duques de Frías.
  
  URUÑUELA.-Mayorazgo de don Pedro Fernández Velasco. Pleitado por don Luis y don Antonio, hijos de don Pedro Manrique de Lara duque de Nájera.

  VADILLO.-Del señorío de Cameros Juan Ramírez de Arellano.
  VALDEMADERA.-Juan I a Juan Ramírez de Arellano en 1381.
  VALDEOSERA.-Señorío de Cameros en 1366.
  VASCUÑANA.-Vendido por los Manriques a doña Contesina de Luna.
  VELANDIA.-Perteneció a los marqueses de Tejada.
  VENTROSA.-Perteneció a los condes de Aguilar.
  VERGASA.-Perteneció a los duques de Frías.
  VIGUERA.-Perteneció al señorío de Cameros en 1369.
  VILLAMAYOR-.Perteneció a los duques de Frías.
  VILLANUEVA DE CAMEROS.-Perteneció a los condes de Aguilar, señores de Cameros.
  VILLAR DE ARNEDO, EL.-De los duques de Frías.
  VILLARROYA.-De los duques de Frías.
  VILLARTA QUINTANA.-Vendida por Don Pedro Manrique, duque de Nájera con Anguta, Quintana, Avellanosa, Vascuñana y otros a doña Contesina de Luna y a Bernabé Manrique, hijo de ésta el año 1495.
  VILLAVELAYO.-Señorío de Cameros a Juan Ramírez de Arellano 1366.
  VILLA Y PUN O CASTILDELGADO.-Señorío de los condes de Berberana.
  VILLOSLADA.-Dada por Enrique II en 1366 a don Pedro Manrique, señor de Amusco, con Lumbreras y Ortigosa.
  VILORIA.-Señorío de los duques de Argote.
  VINIEGRA DE ABAJO.-De los condes de Aguilar.
  VINIEGRA DE ARRIBA.-De los duques de Alba.
  ZARRATON.-De la Junta de Valpierre y señorío de los marqueses de Mortara.
AL. Conde de Alava.
HA. Condesa de Haro.
AG. Conde de Aguilar.
SV. Señores de Vizcaya.
CH. Conde de Haro.
OZ. Señorío ORTIZ de ZUÑIGA y Arista de Zúñiga.
FR. Duque de Frías.
HE. Conde de Hervías y Montalvo. MO.
BE. Duque de Béjar .
LE. Marqués de Lezan.
ME. Duque de Medinaceli.
IN. Duque del Infantado.
NA. Duque de Nájera.
BE. Conde de Berberana.
UR. Conde de Ureña y duque de Osuna. OS.
BA. Conde de Baños.
CA. Marqués de Caracena.
MA. Barón de Mahave.
TR. Conde de Treviño.
CO. Marqués de Corzana.
CA. Conde de Castilnovo.
VLL. Marqués de Villacampa. AR. Duque de Argote.
VI. Marqués de Villena. MO. Marqués de Mortara.
OL. Marqués de Olías.
VA. Marqués de Valverde.
LU. Contesina de Luna.
AB. Duque de Alba.

 

 

 

      

 

     La heráldica riojana y su expresión

 

     La heráldica de La Rioja es de tanta y tan significada riqueza como corresponde a una tierra en que abundaron siempre los linajes ilustres. En esta misma publicación se refleja una pequeña muestra de la heráldica riojana, en cuanto se refiere a la expresión gráfica o figurativa. No es lugar ni procede pormenorizar exhaustivamente las significaciones de los blasones riojanos, ni siquiera es preciso nominar hasta el extremo la relación riojana sobre el tema. En todo caso conviene, a la vista de los blasones que inundan los pueblos de La Rioja, exponer las básicas sugerencias o expresiones de los componentes heráldicos en general.
     El blasón nació como símbolo de distinción personal, dinástico o de linaje. En Alemania se estableció la primera regla o código (938) y tuvo su origen y primer soporte en el escudo de defensa, para distinción de los caballeros en la lid de los torneos. Posteriormente se transformó en mero símbolo y se estampó en diversos lugares o partes de la vestimenta o de los inmuebles.
     El blasón comunica algo desde su forma y desde su blasón. Habla tanto de la condición y mérito del distinguido cuanto de su situación de habitación geográfica o política.

 

En cuanto a su forma


     
Hace más de mil años ya usaban del color en Japón para distinguir las diversas clases sociales y categorías personales, un noble de un caballero, un ministro de un templo de un fiel.
     y como antiguo es el color como distinción, antiguo es el blasón, que usa de la imagen para expresarse. Imágenes cromadas para ornar las armerías de la Edad Media en proyección a nuestra época.
     Entrar en detalle del origen de la heráldica, de sus mutaciones y perfeccionamientos' de sus significados y de sus simbolismos, no es necesario. Mejor será concretar en la heráldica riojana que nos interesa, pues éste es nuestro proyecto. Baste asentar previamente que la composición de los blasones -no ya solamente en España, sino en todo el mundo- responde al gusto personal algunas veces, al capricho de los beneficiarios otras y, fundamentalmente y en su base, a otorgamientos superiores de quienes concedieron el derecho a su uso y disfrute.
     Inicialmente nacería una imagen simple y personal del acreedor del blasón. Una imagen que, otorgada expresamente por el concesor como reflejo de una hazaña, gesta o entrega, seguramente militar, se ampliaba perfeccionándose en
el tiempo a voluntad o capricho para singularizar a ultranza su blasónica imagen.
De cualquier modo, fueran las Cruzadas las que originaron el nacimiento del blasón -como hay quien asegurao fueran los torneos, en los que el color era fundamental para reconocer a los contendientes, lo cierto es que la heráldica ha llegado hasta nuestros días como una rama más de la historia. Y advirtamos que de los blasones más significativos y completos de la heráldica universal es el correspondiente a los Solares de Tejada y Valdeosera. Sin duda es el más valioso modelo heráldico riojano y uno de los más interesantes para cualquier estudio temático.
Lienzo del Blasón de Tejada (Sala Capitular del Solar)
     En cuanto a su significación y su simbolismo puede aseverarse que en cuanto al color responde a la normativa general de la heráldica. Incluye en él lo que algunos han dado en llamar barbarismos heráldicos, por incidir metal sobre metal -oro sobre plata o viceversa-, que no es otra cosa que excepción respecto de otros escudos heráldicos. Tampoco, por otra parte, es el de Tejada y Valdeosera el único blasón en el que se da esta circunstancia.
     Antes de entrar en la simbología blasónica de estos Solares riojanos en cuanto a su cromatismo, atenderemos a sus imágenes, a los grabados de sus cuarteles, a sus formas, en resumen.
     En lo que se refiere a las representaciones gráficas del escudo solariego. cierto que no responde plenamente a una regla canónica, si bien, conociendo siquiera someramente el origen y la trayectoria vivencial, de gesta, etc., del fundador, no es difícil interpretar sus valores heráldicos.
     Hace varios siglos que quedó definido por Enrique IV en el documento de confirmación de privilegios el grafismo exacto de este blasón. Prestando, pues, atención a la definición que de sus componentes hicieron los reyes confirmantes vemos cómo en el primer cuartel se contiene la alcaidía ejercida por don Sancho de Tejada sobre las fortalezas de Clavijo y Viguera.
     En el segundo campo se representa, en las medias lunas, al fundador y a su esposa doña Nuña, en medio de 13 estrellas, que significarían los trece hijos habidos del matrimonio.

El parentesco de don Sancho con la familia real de León parece estar presente en el tercer cuartel, y en el cuarto, un oso atado a un tejo evidencia claramente la vinculación de los solares de Tejada y de Valdeosera con una sí o no dependencia íntima entrambos.
      Las veneras y las cruces de Santiago que orlan los cuarteles del escudo hablan claramente de la relación directa del solar con la orden de caballería de Santiago, de la que se puede afirmar con algún elemento juicioso fue fundada en su calidad de cofradía por los herederos de don Sancho de Tejada.
      Las tres banderas exteriores y circundantes vendrían a significar otras tantas batallas frente a los musulmanes, en las cuales triunfarían los hispanos como manifiestan las puntas hacia abajo de las medias lunas que portan.

      Señal inequívoca de rendición o derrota.
      La celada frente es máxima nobleza.

      La nobleza superior «Beatificamus eos qui sustinerunt» es el reconocimiento agradecido de todos los diviseros hacia quienes les precedieron en la existencia, denotando fidelidad y amor genético la otra leyenda: «Laudamus viros gloriosos et parentes nostros in generatione sua.»
     Y presidiendo todo, eje de todo, irradiándolo desde el centro, la Cruz Cántabra. Manifestando el más antiguo origen de don Sancho, fundador de Tejada, descendiente al parecer de los duques de Cantabria.
      Podríase continuar, finalmente, por el camino fácil de la fantasía haciendo hipótesis en torno al contenido del blasón que nos ocupa de acuerdo con esa su compleja y perfecta imagen, pero hacerlo de ese modo supondría aplicar al trabajo un tratamiento específico que no interesa en esta ocasión.
      Baste con publicar las auténticas sugerencias de este blasón desde la efigie de su escudo, en base exclusiva al lenguaje normativo heráldico y a la definición dada por quienes tuvieron para hacerlo.

 

En cuanto al color (II)


    Los antiguos heraldos y reyes de armas dieron nombre específico a los colores que, según la heráldica, son patrimonio del blasón. De tal forma, al amarillo llamaron oro; al blanco, plata; al rojo, gules; al azul, azur; al negro, sable; al verde, sinople, y al morado, púrpura.
    En el blasón de los Solares de Tejada y Valdeosera figuran el oro, la plata, gules, azur y sinople, amén de la piedra natural de los castillos del segundo cuartel. Y en atención a estos colores vamos a ver la simbología de estos Solares en los siguientes valores o conceptos: Piedras preciosas, astros, signos del zodíaco, elementos de la naturaleza, días de la semana, meses del año, árboles, flores, aves, cuadrúpedos, animales acuáticos, virtudes humanas, calidades mundanas y obligaciones para con los demás.

 

Piedras preciosas


    
Topacio (o), Perla (p), Rubí (g), Zafiro (a) y Esmeralda (s).


Astros
    
Sol (o), Luna (p), Marte (g), Venus (a) y Mercurio (s).


Signos del Zodíaco


    
Leo (o), Cáncer (p), Aries y Escorpio (s), Tauro y Libra (a), Géminis (s).


Elementos de la naturaleza


    
Fuego (o), Agua (p), Fuego (g), Aire (a), Agua (s).


Dias de la semana


    
Domingo (o), Lunes (p), Martes (g), Viernes (a) y Miércoles (s).


Meses del año


    
Julio (o), Enero y Febrero (p), Marzo y Octubre (g), Abril y Septiembre (a), Mayo y Agosto (s).


Arboles


    
Ciprés (o), Palma (p), Cedro (g), Alamo (a), Laurel (s), Tejo (por sí).


Flores


    
Girasol (o), Azucena (p), Clavel (g), Violeta (a) y Siempreviva (s).


Aves


    
Gallo (o), Paloma (p), Pelícano (g), Pavón (a) y Papagayo (s).


Cuadrúpedos


    
León (o), Armiño (p) y Camaleón (a).

 

Animales acuáticos


Delfín (o).


Virtudes


     
Justicia (o), Benignidad (0), Clemencia (0), Humildad (p), Inocencia (p), Felicidad (p), Pureza (p), Templanza (p), Verdad (p), Caridad (g), Justicia (a), Esperanza (s).


Calidades mundanas


     
Nobleza (o), Caballerosidad (o), Riqueza (0), Generosidad (o), Esplendor (o), Soberanía (o), Amor (o), Pureza (0), Salud (0), Hermosura (p), Franqueza (p), Blancura (p), Limpieza (p), Integridad (p), Elocuencia (p), Vencimiento sin sangre de los enemigos (p), Valentía (g), Nobleza (g), Magnanimidad (g), Valor (g), Atrevimiento (g), Intrepidez (g), Alegría (g), Victoria (g), Ardid (g), Generosidad (g), Honor (g), Furor (g), Vencimiento con sangre de los enemigos (g), Alabanza (a), Hermosura (a), Dulzura (a), Nobleza (a), Perseverancia (a), Vigilancia (a), Recreación (a), Celo (a), Lealtad al Soberano (a), Honra (s), Cortesía (s), Abundancia (s) y Amistad (s).


Obligaciones


     
Amparar a los pobres (o), Defender a sus Príncipes peleando hasta verter la última gota de sangre (o), Deben ser los primeros en defender a las doncellas y amparar a los huérfanos (p). Deben socorrer a los que se vean oprimidos por la justicia (g). Socorrerán a los fieles servidores de los Príncipes que se hallen sin remuneración a sus servicios (a). Deben socorrer a los paisanos y labradores y más a los huérfanos y pobres que están oprimidos (s).

     (o) Oro
     (p) Plata
     (g) Gules
     (a) Azur
     (s) Sinople

 

 

 

Ordenes militares, divisas y linajes de La Rioja
José Fermín Hernández Lázaro
Medievalista. Premio Manucci del Instituto Internacional de Genealogía y Heráldica

 

HISTORIA DE LA RIOJA , VOL 3

EDITA CAJA DE AHORROS DE LA RIOJA

LOGROÑO 1983
 

Biblioteca Gonzalo de Berceo