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García
Sánchez III "el de Nájera"
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La Crónica Najerense es un
relato histórico que abarca desde la Creación hasta mediados del
siglo XII. Para la confección de dicho cuerpo de historias su autor
se basó en las crónicas anteriores, que van desde el Corpus
histórico de San Isidoro hasta la compilación realizada por el
obispo Pelayo de Oviedo. El procedimiento utilizado para componer
semejante centón es el de engarzar, com mayor o menor fortuna, textos
de esas historias. Por lo demás, su concepción representó un avance
considerable en la historiografía hispano-latina medieval, dividiendo
la historia hispana en tres grandes períodos: desde la Creación
hasta Rodrigo, es decir, desde los orígenes hasta el final de la
época visigoda; desde Pelayo a Vermudo III, es decir, toda la
restauración neogótica y la monarquía leonesa; y desde Sancho III
de Navarra hasta Alfonso VI, es decir, el ascenso de Castilla.
Igualmente demuestra un espíritu más amplioal dar profusa acogida a
personajes distintos de los reyes y a narraciones legendarias
procedentes en algún caso de la primitiva épica hispana.
Fecha
de redacción
La datación de la CN
es uno de los aspectos más estudiados. Cirot, A.Blazquez, R. Menéndez
Pidal y B.Sanchez Alonso apuestan por situar la fecha hacia mediados del siglo
XII, sobre 1157 ó 1160. Derek W. Lomax y C. Smith se decantan por fechas más
tardías. Ambos sitúan la redacción en la década de los 70 del s. XII, 1174
y 1176 respectivamente. Juan Estévez Sola se inclina por la datación tardía
a partir de 1173. El
autor Sólo
se puede afirmar con relativa seguridad que el autor fuera monje o se moviera
en ambientes eclesiáticos.Y que incluso fuera un monje afecto a Cluny muy relacionado con Nájera o al menos con La Rioja y que posiblemente
guardara alguna relación con Compostela por los conocimientos de manuscritos
de ese origen.
Las fuentes
La CN es un centón de crónicas cosidas unas a otras con
desigual fortuna. Principalmente está basada en la Crónica de san
Isidro, la Historia de los Godos, Vándalos y Suevos también de san Isidoro, la Crónica de Alfonso III en versión rotense, parte de la Historia Silense, el Cronicón de Sampiro, y parte de la Crónica de Pelayo de Oviedo.
Alguna fuente más se puede
rastrear, pero siempre tendrá la particularidad de quedar inserta en alguno de los textos anteriores.
La literalidad de la copia es a veces tan notable que los manuscritos de la CN; especialmente el manuscrito
I, han sido utilizados como un auténtico manuscrito de las obras parciales que componen la CN.
Edición (2003) de
Juan A. Estévez Sola
Es
profesor de Filología Latina de la Universidad de Huelva. Su labor
como investigador se ha venido desarrollando en el ámbito del latín
medieval. Destaca la primera edición crítica completa de la Chroníca
Naierensis, la Historia Translationis Sancti Isidori, vol LXXIII y el
Dialogus Libri Vitae de Rodrigo Jiménez de Rada(este en
colaboración con el Dr. Fernández Valverde). Actualmente
prepara una nueva edición de la Historia Silensis.
AKAL,CLÁSICOS LATINOS MEDIEVALES Y RENACENTISTAS
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LIBRO TERCERO
1. Comienza el libro tercero. Antes de nada, pues, se ha de saber que el rey
Jimeno 1 engendró a García Jiménez y a Íñigo
Jiménez. García
Jiménez engendró a Sancho Garcés2, a quien pusieron el sobrenombre de
Abarca3. Sancho García, de la reina doña
Toda4, biznieta de Íñigo Arista, engendró al rey
García5, quien también fue conocido como
«el Tembloso»6. Este García capturó al conde de Castilla Fernán González
y a sus hijos en Cirueña; y engendró al rey Sancho7, quien por su prontitud en la milicia era llamado
«Cuatromanos»8. Éste, a su vez, se casó con la reina
Urraca9, hija del conde Sancho de Castilla, de la que tuvo a
García 10 y al mencionado Fernando11.
Igualmente12 se ha de saber que Nuño
Belchédiz 13 engendró a Nuño Rasura 14. Nuño Rasura engendró a Gonzalo Núñez. Gonzalo Núñez
engendró al conde Fernán González15, quien se dice que sacó a los castellanos del yugo de la dominación de
León 16. El conde Fernán González engendró al conde García
Fernández 17, al que el rey Almanzor dio muerte. El conde
García Fernández engendró al conde Sancho18, quien mató al rey Almanzor y destruyó Córdoba, y de allí llevó el cuerpo de su padre el conde García
Fernández a Cardeña. Arrebató a los sarracenos San Esteban de Gormaz y Gormaz, Coruña del Conde, Osma,
Castrabo19, Medina20,
Berlanga21 y otras muchas ciudades.
El conde Sancho, apodado el Bueno porque otorgó buenos fueros, a quien ochocientos caballeros castellanos, nacidos todos de matrimonio
legí timo y nobles por parte de padre y de madre, por su propia voluntad le rin dieron vasallaje y le dieron juramento de que servirían siempre al pariente más cercano de su linaje, como a su señor, cualquiera que fuera su
sexo22, engendró a la reina Urraca, la mujer del rey Sancho de
Cantabria23, y tras dejar otro hijo de ocho años, esto es, el infante García, murió en la era
1060 24. Fue enterrado en el monasterio de Oña, el cual había construido. Tras esta somera exposición, volvamos ahora a nuestro propósito.
2. Así pues, el mencionado rey Sancho25, tras enterarse de la muerte del infante García, vivamente entristecido, viendo que Castilla se quedaba sin gobierno, intentó ponerla bajo su mando, A él, los castellanos le
respondie ron sagazmente diciéndole: «Mientras a nuestra señora, vuestra esposa, la hija del
conde Sancho26, nuestro señor, mantengáis
con el título de reina, como le conviene, en consideración a ella y no de otra manera, a vos acepta<re>mos como señor,
y a vos como señor y marido de nuestra señora, de muy buena gana serviremos».
Obtenida así Castilla más por un matrimonio que por las armas, reunidos los ejércitos de aragoneses, navarros y castellanos, se dirigió a territorios de León devastándolos, y ensanchó su reino hasta los ríos Pisuerga y Cea y la vía pública que llamamos Camino de Santiago, de la que los peregrinos por temor a los moros se apartaban, yéndose entonces por un desvío de Álava, la hizo discurrir por un lugar por el que se fuera sin el impedimento de
opo sición alguna.
Mató a los asesinos de su cuñado el infante García en digna venganza. Luego volvió a Castilla llevándose consigo a la infanta doña
Sancha27, A su primogénito Ramiro, a quien había tenido de una señora noble de Aibar, le
propuso que se casara con esta infanta, pero como los castellanos se opu sieron con toda la
razón28, la casó a sus 19 años con su hijo menor, el infante Fernando, a quien había engendrado de la reina Urraca, aunque sólo tenía tres
años29, celebrando las nupcias su hermano Vermudo, y le entregó el
con dado de Castilla.
A García30, el de en medio, a quien también engendró de la mencionada Urraca, puso al frente del reino de Navarra. Por su parte, al mencionado
Ramiro31 entregó una parte lejana del reino de Aragón, para que no buscara la ocasión de hacer daño a sus hermanos, ya que él no era noble por parte de madre.
Sin embargo, incitado por la astucia del maligno, el mencionado García no temió proferir contra su madre palabras
afrentosas32, ni difamarla con la acusación de adulterio. Pero Ramiro en respuesta a esto la defendió con constancia y verdad, y al probar que era mentira, la libró de la infamia y de su condena. Entonces la propia reina estalló en tan grande ira que maldijo a García y recogiendo ante la corte a Ramiro dentro de sus vestiduras y
sacán dolo por debajo de ellas como si lo estuviera pariendo, lo hizo hijo adoptivo e hizo que tuviera parte en el
reino33. García, por su parte, se dirigió a Roma llevado por la penitencia para pedir el perdón por su delito.
3. El rey Sancho, en buena vejez, cuando hubo vuelto de Roma su hijo el rey García, por enfermedad natural dejó esta vida en la era
1073 34. Fernando lo enterró en el monasterio de Oña con los debidos honores.
García, después de que cumplido a Dios su castigo volvió de Roma,
reci bió el reino de Pamplona. Pero Ramiro, deseoso de quitarle el reino, como por sí mismo no podía, llama en su propio auxilio a unos reyes moros
veci nos suyos, a saber, a Almuzthahen de Zaragoza, al rey de Huesca y al rey de Tudela, y una vez puesto el campamento
aliado de Tafalla, prepara contra su hermano una guerra gravísima35, García, preocupado por el combate,
confiando en el Señor, mientras oraba de noche en una iglesia pequeñita consagrada a Santa María la Virgen -que está dentro de una cueva en el lugar en el que ahora se asienta el monasterio de Nájerá-, rendido por el sueño se quedó dormido y en sueños supo por revelación divina que ganaría la
guerra que iba a tener lugar. Tras hacerse de día, le contó el sueño a su mujer la reina
Estefanía36 y a sus barones, y le prometió a Dios que si con su
misericordia podía ganar la inminente guerra, haría en el mencionado lugar una basílica mayor dedicada a Santa María
Virgen37.
Así pues, reclutadas tropas de valerosísimos soldados, lleno de fe ataca al punto el campamento de los enemigos. La mayor parte de éstos, con la ayuda de Dios, quedó destrozada, y los demás, tras abandonar tiendas, armas y
despojos, inermes se dieron a la fuga. Ramiro, aunque descalzo y sin armas, se subió a un caballo y gobernándolo por el cabestro buscó para sí un lugar seguro.
Tantos y tan valiosos despojos consiguió allí el rey García que de los que le correspondieron construyó el monasterio de Nájera y lo adornó con los mayores regalos. Para darle fuste, aunque ya había trasladado las reliquias de muchos santos y el cuerpo de san Prudencio, obispo que fue de Tarazona, quiso llevar allí también el cuerpo de san Millán. Pero cuando se lo estaban llevando del lugar y de aquel monasterio en donde estaba hasta un llano, no pudieron de ningún modo moverlo, ni para adelante ni para detrás, tal como era su intención. El rey García, entonces, edificó allí otro monasterio en honor de san Millán y lo dotó con grandes riquezas, y tras congregar allí muchos monjes, puso a Gomisendo de abad.
Entretanto el rey Vermudo38, después de morir el rey Sancho, quiso
reclamar para sí el reino de su padre, pero Fernando, bien a causa de su mujer, para que no se quedara sin reino, bien porque su padre se lo había dado a él, se oponía a ello cuanto podía. A raíz de esto llegaron a tan gran
discordia que fijaron una fecha y un lugar para pelear. Pero Fernando, presintiendo que no iba a ser capaz de resistir ante Vermudo, llamó a su hermano García para que le prestara ayuda y tuviera parte en las ganancias. Mientras ellos, reunidos con sus tropas, avanzaban para atacar al enemigo, he aquí que
Vermudo se presentó también con los suyos; tras cruzar la frontera cántabra, les sale al encuentro armado.
Y ya sobre el valle Tamarón se veían las dos formaciones frente a frente, cuando Vermudo, duro e impertérrito, picó
espuelas a su caballo Pelayuelo, y deseoso de herir al enemigo, en rápida carrera, lanza en ristre ataca a un numeroso escuadrón. Pero como el feroz García y Fernando lo acosaron más duramente, murió atravesado por la propia
acometida de su caballo, muertos también otros siete de los suyos además de él. Fue enterrado en León con los demás reyes, en la era
1076 39, el 22 de junio.
4. Después de él, en la misma era, su cuñado Fernando, consagrado en la iglesia de Santa María de León por el obispo católico Servando, asumió el trono. Se aplicó durante dieciséis años a calmar la revueltas de su reino
y a domeñar los feroces ánimos de algunos de sus magnates y no hizo la guerra más allá de sus fronteras a los pueblos del otro lado.
Mientras tanto la reina Sancha concibió y parió un hijo al que pusieron por nombre
Sancho40; dio luego a luz a su hija Elvira; luego concibió de nuevo y tuvo a su hijo
Alfonso41; finalmente tuvieron a García42, el más pequeño; de hecho a Urraca, muchacha famosa por su belleza y sus
costumbres, la tuvieron antes de obtener el cetro real43.
El rey Fernando44 decidió educar a sus hijos e hijas de tal forma que
fue ran instruidos en primer lugar en las diciplinas liberales, a las que también él se había aplicado; luego, cuando la edad ya lo permitía, hizo que sus hijos montaran a caballo a la española y se ejercitaran en el manejo de las armas y en las cacerías.
Y también ordenó que sus hijas fueran instruidas en toda tarea femenina, para que no se volvieran perezosas por la inactividad. Así pues, el gobierno del reino del rey Fernando, cuando engrandecido por los hijos, las costumbres y los soldados parecía bastante próspero y bastante poderoso, como ocurre con la mayoría de las cosas de los mortales, de una opulencia tal nació la envidia entre él y su hermano García.
Por lo demás Fernando, como era sosegado y piadoso en todo,
detestando apartarse de su bondad natural y de su piedad de siempre, se había propuesto en su corazón que soportaría de cualquier manera la enemistad y la envidia de su hermano, de tal modo que ni siquiera pudiera verse
inducido por él a la cólera, pues pensaba vencer en todo momento la envidia de su hermano, naturalmente con su honor.
Así que, cuando García cayó enfermo en Nájera, el rey Fernando, llevado de sus sentimientos fraternales, se da prisa en visitarlo.
Y ya había llegado allí cuando, después de tomar la decisión de capturar al rey, se le prepara una emboscada. Como al cabo todo salió mal porque el miedo impidió asunto tan grave, Fernando inmediatamente se volvió a su patria.
Sucedió sin embargo que cuando, a su vez, cayó enfermo Fernando,
también el rey García humildemente fue a verlo, y a para pedir el perdón de tan gran crimen,
y a a causa de la enfermedad. A mí me parece, sin embargo, que García vino más por suavizar su delito frustrado que para consolar a su
her mano por la enfermedad, ya que lo que deseaba era no sólo que se quedara impedido por la enfermedad sino incluso que se marchara de este mundo totalmente, para así apoderarse de su reino él solo. Así son de avariciosas las mentes de los reyes.
El rey Fernando monta en cólera al verlo y ordena que sea encarcelado en Cea, de donde al cabo de unos días se escapa
astutamente y con algunos caballeros preparados a escondidas vuelve a su tierra.
5. García desde entonces, cruel y lleno de ira, buscó abiertamente la
opor tunidad de guerrear con él y, sediento de sangre hermana, devastó hostilmente las fronteras que de él podía alcanzar.
Cuando se enteró de ello el rey Fernando, tras reunir un inmenso ejército, se apresura a vengar en los límites de Galicia los ataques de los que es objeto su reino. Envía mientras tanto al rey García embajadores
leales45 para ver si, abandonadas sus fronteras, pudieran permanecer en paz y no se atreviera a pelear con él con las mortales espadas. En fin, que eran hermanos y por tanto convendría que cada cual viviera con tranquilidad en su reino. Le hace ver que ante tan gran cantidad de soldados no iba a poder resistir.
A continuación el rey García, enfurecido y envalentonado, tras oír a la embajada, ordena que los mensajeros salgan del campamento, despreciada así la piedad de su hermano, y al momento, profiriendo amenazas les dice que los arrastrará hasta su patria como corderos, junto con los aliados que vengan al combate, una vez que triunfe sobre su señor. Confiaba, en efecto, García en sus fuerzas porque en aquel tiempo, incluso si hacemos salvedad de su poder de rey, se le consideraba un soldado insigne por delante de todos los demás, ya que se tenía por costumbre que en toda guerra el papel de soldado valiente y de buen general iban juntos. Así pues por ambas
par tes se fija el lugar y el día para la nefasta lucha46.
Y ya había puesto García el campamento en medio del valle de Atapuerca, cuando unos caballeros del rey Fernando ocupan de noche una colina que dominaba desde arriba. Los caballeros, que en su mayoría tenían lazos de
san gre con Vermudo, cuando advierten el insaciable deseo de su señor de coger vivo a su hermano antes que muerto, según creo por instigación de la reina Sancha, deseaban sobre todo vengar la sangre común a
ellos47.
Cuando se hizo de día y emergió Titán de las olas, formadas las líneas de combate, se levanta un ingente vocerío de ambas partes, se lanzan dardos desde lejos, traban combate cuerpo a cuerpo con las mortíferas espadas. Finalmente el escuadrón de esforzados caballeros, a los que me he referido por encima, lanzándose a galope tendido desde arriba cortan por medio de las formaciones y lanza en ristre se precipitan a la vez sobre el rey García y
lo tiran del caballo al suelo atravesado y sin vida48. En este combate dos
caba lleros de García murieron también con él. Y también los moros que habían acudido a la lucha, mientras se afanan por darse a la fuga, es capturada una gran parte de ellos.
El cuerpo del rey García recibió sepultura en la iglesia de Santa María de Nájera, en la era
1092 49, el 1 de septiembre, iglesia que él mismo había
construido devotamente desde los cimientos y a la que había adornado con plata, oro y vestiduras de seda de color
púrpura50.
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