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El castillo se yergue sobre una imponente roca, que defiende por poniente al pueblo acurrucado a su falda. La roca oblonga presenta tres abultados salientes a occidente cortados a pico y que la hacen absolutamente inaccesible por todos los lados, excepto por levante. Esta vertiente, aunque no de suave pendiente, permite un fácil ascenso a la fortaleza. El lomo de la roca tampoco es uniforme, de manera que las características de la misma determinan la configuración del castillo. La planta del castillo, por tanto, se adapta a las condiciones especiales del peñasco. Consiste en un lienzo de muralla almenada y flanqueada por torrecillas semicirculares, que sigue la dirección de la roca cerrando su frente libre. En una prominencia central se levanta la torre del homenaje rectangular y, en su parte posterior, un recinto completamente en ruinas pero que tiene todas las trazas de haber sido el único lugar del castillo, aparte de la torre principal, techado. Su longuitud aproximada es de 90 mts.. La muralla, de 1,30 mts. de espesor, está flanqueada por seis torrecillas de desigual perímetro y separación y coronadas por almenas en capirote, con un estrecho paseo de ronda.. La torre del homenaje, de 7'50 x 5'50 mts., tiene el primer cuerpo macizo y la parte superior totalmente arruinada, de manera que no se puede determinar su altura primitiva. Lo que sí se observan son Ios huecos donde se empotraban las maderas, que sostenían uno de los varios pisos del torreón. Uno de los muros interiores tiene una concavidad que lo recorre de arriba a abajo, y que, según nuestra opinión, servia para articular el husillo de la escalera.. El recinto posterior de la torre tiene la forma de un exágono irregular, dividido por una pared en dos partes. Su estado ruinoso hace difícil la reconstrucción. El muro de cierre de atrás, que se conserva en relativo mal estado, tiene una torrecilla en el ángulo N-O., pero no presenta señales de haber tenido almenas y camino de ronda. Aunque no es nada claro, el ángulo N-O., por la amplitud de sus restos, nos impulsa, a creer que allí hubo otra torrecilla, lo mismo que en la conjunción de la pared que une el torreón con el muro posterior conservado y la pared divisoria de este recinto.. ¿Qué misión tenían estas torrecillas? Hay que descartar la misión defensiva por la sencilla razón de que la roca, como hemos señalado anteriormente, es por allí inaccesible. Es más factible pensar que, dada la situación de esta edificación al borde del abismo, estas torrecillas desempeñasen un papel de contención o contrarresto, funcionando a modo de contrafuertes.. La puerta de acceso se abre en la zona más baja de la muralla. Después de su reconstrucción, presenta un arco de herradura de módulo califal.. Una vez dentro topamos con un muro de contención que cierra y protege del precipicio un estrecho pasillo. Ascendiendo hacia el torreón encontramos los restos de otro muro, que, partiendo de la muralla, avanza hacia poniente encaramado sobre la roca. Su utilidad también es difícil de precisar, aunque, teniendo en cuenta la situación preeminente del torreón, este muro defendería el acceso a esta parte del castillo.. Excavado en la roca, hay un aljibe, para recoger las aguas de lluvia. El material con que se ha construido es el tapial, aprovechando piedras de la misma roca sobre la que se asienta, mezclada con tierra, formando así una masa homogénea y resistente, que, a través de los siglos, se ha mantenido incólume.. Todos los muros estaban revestidos de un enlucido de yeso, que todavía se conserva en parte.. Después de esta breve descripción, vamos a intentar situarlo en el tiempo.. Su fisonomía y los materiales empleados en su construcción, así como el enlucido de yeso, nos introducen en el mundo árabe.. Lévy-Provencal (1) habla de un tipo de castillo que concuerda exactamente con el de Clavijo, y que él denomina hins. Los hins están emplazados siempre en lugares elevados o, mejor, en la cima de un cerro poco accesible. Estaba, ante todo, constituido por un sólido recinto que lo circunda, salvo el caso en que por uno de los lados esté cortado a pico. Tal muralla, hecha de mampostería o de tapial, estaba flanqueada por torres y fortines en los ángulos y tenía un camino de ronda y almenas. Casi siempre el recinto de la fortaleza no encerraba más que un espacio restringido y naturalmente muy accidentado, sin más ingreso que una puerta de sólidas hojas forradas de hierro y a veces precedida de un puente levadizo. Dicho recinto no es más que un reducto capaz de resistir los asaltos enemigos y soportar un asedio, y este reducto llamado haram al hins no contaba más que con unas pocas instalaciones permanentes, cisternas para las aguas de lluvia, algún almacén de armas o de reservas de víveres, ciertos alojamientos elementales en los torreones y en la torre del homenaje.. Por debajo del recinto empezaba el arrabal en el que vivían las gentes de la guarnición. En caso de alerta la población del arrabal se encerraba en el reducto. Fue el sistema que a un lado y a otro de la frontera parece que sirvió de base para la política de la repoblación.. Torres Balbás (2) habla también de un tipo de fortaleza que se reduce a una torre y un pequeño espacio circundado por un muro junto a ella. Hay varios ejemplares de él en el valle del Guadalimar. Los recintos son reducidos, algunos de ellos de 25 mts. en cuadrado; las torres de 7'50 x 5'50. La parte baja muy maciza y, sobre ella, era costumbre levantar cuatro pisos con suelo de madera. Estos fortines se llamaban al-qusair, alcocer en romance. El núcleo central del castillo de Clavijo es un fiel reflejo de este tipo de fortines descrito por Torres Balbás.. De estas dos interpretaciones podemos deducir que este castillo bien pudo ser construido en dos etapas, En un comienzo se levantó la torre del homenaje y sus aledaños y después las murallas que cercan todo el peñasco.. Esta suposición no es del todo aventurada, pues hay sensibles diferencias entre ambas construcciones en lo referente al aparejo. El tapial de la muralla es de material más menudo y coherente que el del torreón y el recinto posterior, habiéndose conservado mucho mejor aquélla.. Otro elemento de raigambre árabe que encontramos en este castillo es la almena de capirote, que, según González Simancas (3), se encuentra solamente en las fortalezas árabes y en muchas pertenecientes a localidades donde imperó el mudejarísmo. Teniendo en cuenta que la Rioja fue una zona sin mudéjares, al menos la Rioja central, no hay motivo ni razón en contra de una filiación netamente árabe.. Después de examinados estos datos, la dotación del castillo, siempre dentro del terreno de las hipótesis, nos lleva a una época bastante remota, no posterior al siglo X. Hay que recordar que la Rioja Alta y Media fueron conquistadas por Ordoño II de León y Sancho I Garcés de Navarra el año 923, fecha tope de la dominación musulmana en esta región. Sí el análisis de la obra nos ha permitido catalogarla como de procedencia árabe, la datación no puede ser posterior al año 923.. Su construcción se debe al sistema defensivo instalado por los árabes para proteger los pasos a través de los valles, impidiendo las incursiones que pudieran realizarse desde las montañas limítrofes mal dominadas (4).. Esta misma función realizaban los castillos de Cerezo, Nájera, Viguera, Ocón, Arnedo y Cervera del Río Alhama. Aparte de éstos, estaban los de Ausejo, Calahorra y Alfaro, que defendían la calzada romana paralela al Ebro.. Además de este cometido puramente defensivo, realizaban otras labores, como la de centinela alerta a los movimientos del enemigo, aprovechando sus estratégicos emplazamientos, y, finalmente, eran refugios seguros en caso de peligro.. Este sistema defensivo se complementaba con una red de pequeñas torres aisladas, cuyos restos se pueden observar en numerosos puntos de la provincia. Cuando existía un motivo de preocupación, este aparato de alerta se ponía en funcionamiento empleando el sistema de señales de humo o el método de espejos.. Algunos de estos castillos han desaparecido como el de Viguera, otros conservan escasos restos como el de Nájera y, finalmente, los que aún mantienen en pie alguna pared y su estado es deplorable como los de Ocón 3, Arnedo, Cervera y Clavijo. Estos últimos castillos citados, por su emplazamiento, por la planta, por los materiales empleados en su construcción y el aparejo de sus muros, son hermanos gemelos del de Clavijo.. Clavijo, situado en el primer escalón de la sierra de Camero Viejo, tiene un emplazamiento privilegiado. La elección para punto defensivo fue muy lograda, ya que domina un amplio panorama, lo que le permite ser un centinela de primer orden. Puede vigilar y defender el sinuoso desfiladero del río Leza, Finalmente, por su condición de inexpugnable, podía servir de refugio a los habitantes de aquellos contornos.
. bibliografía. (2) TORRES BALBÁS, Leopoldo: España musulmana, "Historia de España" dirigida por Menéndez Pidal, tomo IV, pág. 648.. (3) González Simancas: Castillos medievales de la frontera de Portugal. (4) Leza, Jesús de: La Rioja en el reinado de Alfonso VI. Editorial Almendros y Cía. México, 1950.. (5) Cantera Orive, Julián: La batalla de Clavijo. (7) Sánchez Albornoz, Claudio: La auténtica batalla de Clavijo, "Cuadernos de Historia de España", Buenos Aires, 1948, págs. 94-139. (8) LÉVY-Provençal, E.: Du nouveau sur le Royaume de Pampelune au siécle IXe, "Bulletin Hispanique", LV, 1953, pag. 16, (9) Valdeavellano, Luis G. de: ibidem.. (10) LÉVY-Provençal, E.: ibidem.. (11) Valdeavellano, Luis G. de: ibidem.. (12) Pérez DE Urbel, Justo: Lo viejo y lo nuevo sobre el origen del reino de Pamplona, "Al-Andalus", XIX, 1954, págs. 20-26.. (13) Cantera Orive, Julián: ibidem.. (14) GOVANTES, Ángel Casimiro de: Diccionario Geográfico-Histórico de España, por la Real Academia de la Historia, Sección II, Madrid, 1846, pág. 60. También se ha consultado el libro de don Cesáreo Goicoechea titulado Castillos de la Rioja, Instituto de Estudios Riojanos, Logroño, 1949. El CASTILLO DE CLAVIJO Batalla de Clavijo. |