Laguardia (Alava)

 

 

 

III. A. Introducción: problemas del estudio del Libro de Alexandre.

 

III. A. 1-. La recepción del Libro de Alexandre.

 

            El Libro de Alexandre es una obra de singular y extraña fortuna entre lectores y especialistas. En efecto, hoy en día pocos suelen negarle al Alexandre el estatus de obra maestra, de monumento único e importantísimo de la literatura medieval castellana. Sin embargo, y a un mismo tiempo, pocos son también los que disfrutan de la lectura de la obra, y son pocos, incluso, los que la han leído, porque existe una alarmante tendencia a dejar el Alexandre fuera de las listas de lectura en las universidades.

Los motivos que provocan este abandono saltan a la vista. Como bien dice Amaia Arizaleta, el Libro de Alexandre nos parece hoy una obra desmesurada, tanto por sus dimensiones (2675 cuadernas) como por la inusitada variedad de sus componentes (narración de la Guerra de Troya, lapidario, descripción de objetos artísticos, descripción de ciudades, digresiones geográficas y zoológicas, etc.) (Arizaleta 9). En suma, el Alexandre es un texto demasiado extenso y complejo como para adaptarse a las necesidades del currículum universitario.

Por otra parte, creo que no es sólo la enorme extensión lo que perjudica al Alexandre: aún hoy en día, la obra es también víctima de injustos prejuicios interpretativos. Ya desde los mismos orígenes de la crítica literaria moderna se le han venido criticando al Alexandre sus digresiones y sus anacronismos. Así, George Ticknor se queja de que el Libro de Alexandre tiene "good many whimsical digressions" (63-64), "un buen número de caprichosas digresiones". Del mismo modo, también Marcelino Menéndez Pelayo, en las páginas que le dedica al Alexandre en su famosa Antología de poetas líricos castellanos, critica las digresiones de la obra (lxi-lxxviii). Estos ataques no se olvidaron con el cambio de siglo, sino que los podemos encontrar, aún en nuestros días, en muchas historias de la literatura. Así, por ejemplo, una típica opinión moderna sobre el libro es la de Angel Valbuena Prat: "El valor literario del Libro de Alexandre es sobre todo arqueológico. Su conjunto no resiste la lectura de un no especializado en literatura medieval. Lánguido, desmesurado, el poema sólo ofrece de cuando en cuando brisas de verdadera inspiración" (95). Ian Michael resume acertadamente la habitual formulación de estos comunísimos prejuicios, de los que es ejemplo la opinión de Valbuena Prat:

In the case of the Libro de Alexandre the reasons for the neglect are olear: not only do we still lack a critical edition, but the poem also has the disadvantages of what in modern times have been considered inordinate length, irritating digressions from the main story, absurd anachronisms, unfashionable classical subjects, tiresome biblical allusions and worst of all an unfortunate tendency to moralize. (The Treatment 1)

En el caso del Libro de Alexandre, las razones de su abandono están claras: no sólo carecemos aún de una edición crítica,[1]  sino que también el poema tiene las desventajas de lo que en tiempos modernos se considera una longitud inusitada, irritantes digresiones de la trama central, absurdos anacronismos, una poco apreciada temática clásica, cansadas alusiones bíblicas y, lo que se estima lo peor de todo, una desafortunada tendencia a la moralización.

En suma, debido a estos prejuicios podemos aún decir, con Raymond S. Willis, que el Libro de Alexandre es un "widely misunderstood and undervalued poem" ("The Artistry" 34), un "poema comúnmente incomprendido y subestimado".

Sin embargo, sería injusto sostener que esta opinión sea absolutamente general. Al contrario, existe un número de especialistas absolutamente apasionados por el Libro de Alexandre. Estos eruditos nos han dejado no sólo juicios totalmente favorables acerca de la obra, sino también algunos de los mejores estudios jamás escritos sobre la literatura medieval castellana, como son los de Alfred Morel-Fatio, los varios de Willis, los de Michael, Francisco Marcos Marín y, finalmente, el más reciente de Arizaleta. Este grupo de críticos muestra el debido aprecio por lo que otros han visto como defectos en el Libro de Alexandre.

Un ejemplo lo constituyen las opiniones que estos eruditos han emitido sobre el complejo sistema narrativo (las famosas digresiones) de la obra. Así, Michael considera este sistema digno predecesor de reconocidas obras maestras de la literatura medieval como el Libro del Caballero Zifar y el Libro de buen amor:

Of course the Alexandre has a basic linear development, the narration of the life of Alexander the Great, but the poet has incorporated a second linear narrative, the story of the Trojan war, as well as other digressions of varying length and purpose. The result is not a simple structure, but a composition of considerable complexity, which is paralleled in medieval Spanish literature only by the Caballero Zifar and the Libro de buen amor, but which is commoner in medieval French literature, as Vinaver and Fourquet have demonstrated, and in English, as Spearing has shown. This multiple form of composition has some connections with the medieval artes poeticae and contemporary forms in painting and sculpture, as well as with the artes praedicandi and medieval musical forms. (The Treatment 249)

Por supuesto, el Alexandre tiene un desarrollo lineal básico, la narración de la vida de Alejandro Magno, pero el poeta ha incorporado una segunda narrativa lineal, la historia de la Guerra de Troya, así como otras digresiones de diversa longitud y propósito. El resultado no es una estructura simple, sino una composición de considerable complejidad, que sólo encuentra su paralelo en la literatura medieval española en el Caballero Zifar y el Libro de buen amor, pero que es más común en la literatura medieval francesa, como han demostrado Vinaver y Fourquet, y en la inglesa, como ha apuntado Spearing. Esta múltiple forma de composición tiene algunas conexiones con las artes poeticae medievales y con formas de pintura y escultura de la época, así como con las artes praedicandi y las formas musicales medievales.

 

También comparte la entusiasta opinión de Michael otro conocidísimo medievalista, el exigente

George Cary, que alaba sin reservas el Alexandre:

[. . .] the Libro de Alexandre remains a skillfully constructed and readable poem, which has combined a strongly classicizing source with contemporary courtly elements to produce a successful portrait of a medieval Alexander. (207)

El Libro de Alexandre aún es un poema hábilmente construido y de agradable lectura, que ha combinado una fuente fuertemente clasicista con elementos corteses de la época para producir un exitoso retrato de un Alejandro medieval.

Es decir, al contrario de lo que ocurre con los generalistas que se dedican a escribir historias de la literatura española, los especialistas en literatura medieval entienden las peculiaridades del Libro de Alexandre, y estiman el texto como una sorprendente obra maestra de la literatura española de todos los tiempos.

De hecho, no debemos pensar que los medievalistas exageran, llevados por un entusiasmo irracional hacia el objeto de su estudio. En muchos sentidos, estos críticos no hacen sino recuperar una tradición que tiene sus orígenes en la misma Edad Media. Porque, en efecto, el Libro de Alexandre también tuvo un enorme éxito entre sus contemporáneos. Esto se puede inferir del hecho de que el Alexandre fuera imitado por todos los autores cultos del siglo XIII: el anónimo autor del Libro de Apolonio, el del Poema de Fernán González, Gonzalo de Berceo, etc. En el siglo XIV, el Alexandre aún sigue siendo una obra muy popular, como demuestra la influencia que ejerció sobre Juan Ruiz y su Libro de buen amor. Más tarde, en el siglo XV, el exigente Marqués de Santillana lo cita en su Carta-Prohemio juntamente con el Libro de buen amor y el Rimado de Palacio, haciéndose eco de su fama (36). En ese mismo siglo XV, Gutierre Díez de Games copia varias estrofas del poema en su Crónica de don Pero Niño, también conocida como El Victorial y, ya en el siglo XVII, Francisco de Bivar conserva varios fragmentos del poema incluidos en su obra (Willis, "Introduction" ix). También en el siglo XVII, el padre Sarmiento aún define al Alexandre como "el Poema más famoso de aquella antigüedad, metro y estilo" (245). Así pues, se podría considerar que el Libro de Alexandre ha sido siempre apreciado por los eruditos y conocedores, pese a sufrir algunas críticas desfavorables a partir de mediados del siglo XIX, desde su época de composición hasta nuestros días.

En este trabajo, pretendo hacer una lectura del Alexandre estudiando la obra en el contexto de la producción de la corte de Alfonso VIII de Castilla, y fijándome especialmente en los elementos corteses de la obra. Para ello, me ocuparé primero, en el punto III. A. 2-., del estudio de las fuentes del texto, porque dado que el Alexandre es una composición que usa varias fuentes, es necesario observar en qué puntos las sigue o las modifica, para clarificar de este modo los propósitos del autor.

En segundo lugar, procederé a justificar la inclusión del Alexandre en este estudio de la literatura de la corte de Alfonso VIII. Para ello, tendré que defender que la obra fue compuesta en Castilla durante el reinado de este monarca. Por consiguiente, dedicaré varios apartados a considerar diversos aspectos filológicos, como son la historia de la transmisión manuscrita de la obra, en el apartado III. A. 3-., la cuestión del dialecto del original, en el punto III. A. 4-., el problema de la datación de la obra, en el punto III. A. 5-., la cuestión de la autoría, en el punto III. A. 6-., y la de la educación del autor, en el punto III. A. 7-.

A continuación, pasaré a efectuar mi propia lectura del Libro de Alexandre, fijándome, en el punto III. B, en las virtudes y defectos del protagonista, para desentrañar qué tipo de figura modélica propone el autor, y considerar si es una figura cortesana o no y, si lo es, qué tipo de figura cortesana. Finalmente, en la conclusión, el punto III. C, estudiaré de qué modo se inserta el Libro de Alexandre en la producción literaria de la corte de Alfonso VIII.

 

 

III. A. 2-. Las fuentes.

 

El estudio de las fuentes del Alexandre no sólo es fundamental para entender los propósitos del autor del poema, observando qué modelos escogió y qué alteró o conservó intacto de ellos, sino que también es esencial para rebatir uno de los principales prejuicios que despierta el Libro de Alexandre: el de que el poema castellano es una simple traducción de sus modelos latinos y franceses. Como veremos, nada hay más lejos de la verdad, porque el Libro de Alexandre es un típico ejemplo de composición literaria culta medieval: el autor tiene unas fuentes, es cierto, pero reestructura el material que extrae de ellas de acuerdo con sus propios fines, en lo que podría definirse como un continuo diálogo con sus modelos.

Por otra parte, el basarse en fuentes a la hora de tratar una materia como la de Alejandro Magno, una de las favoritas de la Edad Media europea, era inevitable en el siglo XIII. En efecto, las fuentes eran muchas y muy buenas. Michael resume en este párrafo la transmisión de la materia alejandrina y troyana, que también aparece en el Libro de Alexandre, desde la época clásica hasta la Edad Media:

The story of Alexander had come to the West in two main branches: legendary accounts derived from Pseudo-Callisthenes and historical accounts derived from Quintus Curtius Rufus. The most important of the legendary accounts was the Res Gestae Alexandri Macedonis, a Latin translation of Pseudo-Callisthenes by Julius Valerius (c. A.D. 330), which was best known to medieval authors in the form of the ninth-century Epitome Julii Valerii and the tenth-century Historia de Proeliis attributed to Archpriest Leo. The popularity achieved by these works gave rise in twelfth-century France to a famous poem that was to have many recensions, the Roman d'Alexandre. The historical branch also bore an important poetic fruit in twelfth-century France: the Alexandreis of Gautier de Chatillon, based mainly on Quintus Curtius. This Latin poem became a prescribed text in the medieval schools. The history of Troy was best known in the medieval period in the Ilias Latina (c. A.D. 54-68), a condensed translation of Homer's Iliad, and in the De Excidio Troiae Historia (sixth century A.D.), falsely ascribed to Dares of Phrygia. These works also were medieval school texts and Alfred Morel-Fatio pointed to the great popularity of the story of Troy in Spain and elsewhere. (Michael, The Treatment 12-13)

La historia de Alejandro había llegado a Occidente en dos ramas principales: relatos legendarios derivados del Pseudo-Calístenes y relatos históricos derivados de Quinto Curcio Rufo. El más importante de los relatos legendarios era la Res Gestae Alexandri Macedonis, una traducción latina del Pseudo-Calístenes obra de Julio Valerio (c. A.D. 330), mejor conocida por los autores medievales en la forma de la Epitome Julii Valerii, del siglo IX, y en la de la Historia de Proeliis, del siglo X, atribuida al Arzobispo León. La popularidad alcanzada por estas obras dio fruto en la Francia del siglo XII en la forma de un famoso poema, que tendría numerosas versiones, el Roman d'Alexandre. La rama histórica también produjo un importante fruto poético en la Francia del siglo XII: el Alexandreis de Gautier de Châtillon, basado principalmente en Quinto Curcio. Este poema latino se convirtió en un texto obligado en las escuelas medievales. La historia de Troya se conocía principalmente en la Edad Media a través de la Ilias Latina (c. A.D. 54­68), una traducción condensada de la Ilíada homérica, y a través de la De Excidio Troiae Historia (siglo VI A.D.), falsamente atribuida a Dares de Frigia. Estas obras también eran libros de texto medievales, y Alfred Morel-Fatio señaló la gran popularidad de la historia de Troya en España y otros lugares.

De todas estas posibles fuentes, el autor castellano escogió como principal la que tenía mayor autoridad en la época, el Alexandreis, de Gautier de Châtillon (Arizaleta 84).

Cary precisa que el Alexandreis (c. 1184-1187) se basaba principalmente en la narración del historiador romano Quinto Curcio. Cary añade que el Alexandreis fue la más popular de las épicas latinas medievales, contando la historia de Alejandro imitando el espíritu heroico de la Eneida, en diez libros de hexámetros latinos (16). Michael confirma que el Alexandreis "constituted a scholarly attempt to imitate the great classical epics" (The Treatment 17), "constituyó un intento erudito de imitar las grandes épicas clásicas", y Malvin L. Colker añade que:

Walter of Châtillon captures in his work the flavour of ancient epic by use of relatively pure prosody and diction, by classical allusions and epic language, and by the avoidance of rhyme. [. . .] Walter's verses are full of effective reminiscences of the classical poets, particularly Vergil, Ovid, and Lucan. (97)

 

Gautier de Châtillon captura en su obra el sabor de la épica clásica usando una prosodia y dicción relativamente puras, utilizando alusiones clásicas y lenguaje épico, y evitando la rima.[2] Los versos de Gautier están llenos de efectivas reminiscencias de los poetas clásicos, especialmente Virgilio, Ovidio, y Lucano.

 

La popularidad de este sorprendentemente erudito poema durante la Edad Media está atestiguada por la existencia de numerosos manuscritos, y por su condición de libro de texto en numerosas universidades medievales (Cary 63).

Por lo que respecta al contenido del Alexandreis, Châtillon, aunque se basa principalmente en Quinto Curcio, disminuye la crítica de origen peripatético que contenía la historia latina (Michael, The Treatment 18). En efecto, existía una tradición, especialmente fomentada por la escuela aristotélica, aunque también por los estoicos, de criticar el carácter de Alejandro Magno. Châtillon, sin embargo, decidió ignorar gran parte del peso de esta corriente a la hora de redactar su Alexandreis. Cary, el más importante estudioso de la recepción medieval de la figura de Alejandro Magno, se hace eco de ello:

Gautier made his Alexander into a godlike hero whom his restless and unquenchable spirit drove on across the world from battle to battle, from victory to victory. The spell of Alexander's conquests had fallen upon Gautier, and he saw in him the ideal of what a warrior should be. The ambition that was reproved in the moralists became in the Alexandreis a necessary adjunct of magnanimity, the incitement to glory that was ever present in Alexander's mind.

 

And yet Gautier relied upon Curtius for his source; and Curtius followed the Peripatetics so that his narrative was full of reproach of Alexander. Gautier incorporated something of this adverse criticism in his poem [. . .] but the details of the Peripatetic attack that are given by Curtius he deliberately and regularly suppressed. The murder of Callisthenes, the destruction of Persepolis and other events which blacken Alexander's character in Curtius are here reduced to a few lines or altogether excluded from the text.

(Cary 173)

 

Gautier hizo de su Alejandro un héroe cuasi-divino, conducido a través del mundo, de batalla en batalla, por su incansable e insaciable carácter. El hechizo de las conquistas de

Alejandro había caído sobre Gautier, y le hizo ver en el héroe macedonio el ideal del guerrero perfecto. La ambición que los moralistas criticaban en Alejandro se convirtió en el Alexandreis en el necesario complemento de la magnanimidad, la incitación a la gloria que siempre estaba presente en la mente de Alejandro.

Sin embargo, Gautier se basaba en Curcio, y Curcio seguía a los peripatéticos, de modo que su narración estaba llena de reproches a Alejandro. Gautier incorporó algo de esta crítica negativa en su poema, pero suprimió deliberada y regularmente los detalles del ataque peripatético que da Curcio. El asesinato de Calístenes, la destrucción de Persépolis y otros hechos que ennegrecen la personalidad de Alejandro en Curcio se reducen aquí a unas pocas líneas o desaparecen completamente del texto.

Así pues, el Alexandreis es una obra no sólo marcadamente erudita, compleja y clasicista, sino también enormemente benévola para con su protagonista, Alejandro Magno.

Por otra parte, el contenido y la atmósfera del Alexandreis es, en tanto que deliberadamente clasicista, pagana, aunque no falten en ella algunos elementos cristianos aislados (Willis, The Relationship 67-68). Este es, entre otros, uno de los motivos por los que el autor del Libro de Alexandre alteró la materia de su fuente principal. La alteración, como veremos, no se limita a este punto, puesto que el poeta castellano también se toma la libertad de cambiar el orden de los hechos del Alexandreis, de enfatizar unos y deenfatizar otros, y de añadir elementos procedentes de otras fuentes (Michael, The Treatment 252).

Una de esas otras fuentes con las que el poeta castellano complementa la información extraída del Alexandreis es el Roman d'Alexandre francés. Morel-Fatio, ya en 1875, fue el primer crítico en descubrir esta relación, que fue estudiada en profundidad, años más tarde, por Willis (The Debt). El Roman d'Alexandre es el nombre que dan los estudiosos a una serie de textos medievales franceses que se agrupan en cuatro ramas, cuya compleja relación ha sido magistralmente delimitada por Willis:

Three of the four versions of the RAlix are today represented each by a single manuscript; the remainder of the manuscripts conform roughly to one mould, although several exhibit notable omissions, additions, and rearrangements of material, and they represent in common the form into which, towards the end of the twelfth century, a certain Alexander of Paris shaped the RAlix, largely out of pre-existent material. In this Alexander of Paris, or standard, form, the poem is written throughout in dodecasyllabic lines grouped in monorhyme stanzas of varying length, and is composed of four principal parts, or branches as they are termed, whose contents are as follows.

Branch I. Birth and childhood of Alexander, the war against Nicholas, the expedition against Athens, the initial steps in the great campaign against Darius, and the siege, but not the capture, of Tyre.

Branch II. The siege of Tyre, the Fuerre de Gadres, the captures of Arene and Gaza, Alexander's entry into Jerusalem, and the defeat of Darius at the pres de Pale.

Branch III. The pursuit and death of Darius, Alexander's descent to the bottom of the sea, the expedition to India and the first defeat of Porus, the marvels of India, the second defeat of Porus, the voyage to the Pillars of Hercules, the duel between Alexander and Porus, the episode of Queen Candace and the duke of Palatine, Alexander's ascent into the air, the capture of Babylon, the Amazonian war, the treachery of Antipater and Divinuspater.

Branch IV. Death and testament of Alexander, the regrets of the twelve peers, and the burial of Alexander.

The three manuscripts standing apart from the main group are A2, B3, and L4, each of which preserves a different and, in many respects, a more ancient version of the RAlix than AdeP.

In manuscripts A and B, the first branch is written in decasyllabic verse and contains accounts of Alexander's birth, education, mastery of Bucephalus, knighting, and campaign against Nicholas. Originally an independent poem composed in the twelfth century, this decasyllabic version served as the basis of the twelve-syllable first branch of the standard version composed by Alexander of Paris. In manuscript B, in addition to the ten-syllable first branch there occurs in the early part of the twelve-syllable portion a passage of some ten stanzas devoted mainly to a description of Alexander's tent, whose counterpart forms part of the first branch of the AdeP version. In L, the first branch, written in dodecasyllabic verse, draws now upon the decasyllabic poem, now upon the AdeP version of the first branch, and also offers numerous independent departures, noteworthy among them being the insertion of long, novelistic accounts of Alexander's submarine descent and aerial ascent.

Manuscript A lacks all the material of the second branch of the RAlix; B incorporates the Fuerre de Gadres material in its Branch III material; in L, except for certain minor omissions and rearrangements of material, the second branch conforms to the AdeP version.

Manuscripts A, B, and L, individually, offer somewhat different versions of the third branch of the RAlix, but preserve in common a version clearly more ancient than that of AdeP. By isolating features common now to two, now to all three manuscripts, a rough image is obtained of the archetype utilized by Alexander of Paris as the nucleus of the standard third branch; the archetype reflects in turn, more or less faithfully, the poem in Alexandrines on Alexander's Oriental campaign which was composed by Lambert le Tort and which formed the gravitational center of the cyclic poem on Alexander. In A, the third branch is the briefest of the versions; in L, it represents a mingling of standard version traits with archetype traits; while in B, it represents a hypothetical third stage of reworking the archetype material, the first stage having been the archetype; the second stage, the archetype plus certain interpolations such as the chapters on the Perilous Valley and the Fountain of Youth which from there found their way into the standard third branch; and the third stage, the second plus such interpolations as the B version of the twelve peers and an expanded rehash of the Perilous Valley material linked to a lengthy description of Babylon. The features characterizing the third stage of development of the B-stem material are absent from A, L, and all the extant manuscripts of AdeP, but Claude Fauchet, in his Recueil de l'origine de la langue et poesie frangoise [sic], cites, from a manuscript now lost, seven lines of verse which correspond to part of the B description of Babylon and which are drawn from a manuscript of the B-stem closely allied to the extant Venice manuscript.

Manuscript A, besides containing the standard version of the fourth branch, gives the commencement of a different work which is possibly a version of the fourth branch both earlier than, and a source of, the standard version. Manuscript B contains at the beginning of the fourth branch eight stanzas that may possibly reflect an earlier redaction of some of the standard material, but subsequently conforms to the standard version. L conforms in general to the standard. (Willis, The Debt 1-3)

Tres de las cuatro versiones del RAlix se encuentran hoy representadas por un solo manuscrito; el resto de los manuscritos se conforma más o menos a una familia, aunque varios muestran omisiones notables, adiciones, y reorganizaciones del material, y representan en común la forma en la que, hacia el final del siglo XII, un tal Alexander de París conformó el RAlix, en gran parte a base de material preexistente. En esta forma llamada Alexander de París, o estándar, el poema está dispuesto en líneas dodecasílabas agrupadas en estrofas monorrimas de longitud variable, y se compone de cuatro partes principales, o ramas, como se las denomina, cuyos contenidos son los siguientes.

Rama I. Nacimiento y niñez de Alejandro, guerra contra Nicolás, expedición contra Atenas, pasos iniciales en la gran campaña contra Darío, y el asedio, pero no captura, de Tiro.

Rama II. Toma de Tiro, Fuerre de Gadres, tomas de Arene y Gaza, entrada de Alejandro en Jerusalén, y derrota de Darío en el pres de Pale.

Rama III. Persecución y muerte de Darío, descenso de Alejandro al fondo del mar, expedición a la India y primera derrota de Poro, maravillas de la India, segunda derrota de Poro, viaje a las Columnas de Hércules, duelo entre Alejandro y Poro, episodio de la Reina Candace y el duque del Palatinado, ascenso de Alejandro por los aires, toma de Babilonia, guerra de las amazonas, traición de Antípatro y Divinuspater.

Ramo IV. Muerte y testamento de Alejandro, duelo de los doce pares, y entierro de Alejandro.

Los tres manuscritos que se apartan del grupo principal son A2, B3, y L4, cada uno de los cuales conserva una versión diferente, y en muchos aspectos más antigua, del RAlix que AdeP.

En los manuscritos A y B, la primera rama está escrita en verso decasilábo, y contiene el relato del nacimiento de Alejandro, su educación, la doma de Bucéfalo, su nombramiento como caballero, y su campaña contra Nicolás. Originalmente, esta versión decasilábica era un poema independiente, y luego sirvió como la base de la primera rama dodecasilábila de la versión estándar que compuso Alexander de París. En el manuscrito B, además de la primera rama decasilábica, se conserva el comienzo de la parte dodecasilábica de un pasaje de unas diez estrofas dedicado principalmente a la descripción de la tienda de Alejandro, cuyo correspondiente forma parte de la primera rama de la versión AdeP. En L, la primera rama, escrita en verso dodecasilábico, se basa ya en el poema decasilábico, ya en la versión AdeP de la primera rama, y además muestra también adiciones independientes, entre los cuales destaca la inserción de los largos y novelísticos relatos del descenso submarino y del ascenso aéreo de Alejandro.

El manuscrito A carece de todo el material de la segunda rama del RAlix; B incorpora el material del Fuerre de Gadres en su material de la rama III; en L, con excepción de ciertas omisiones y trastocaciones menores, la segunda rama se conforma con la versión AdeP.

Los manuscritos A, B, y L ofrecen, individualmente, versiones algo diferentes de la tercera rama del RAlix, pero mantienen en común una versión claramente más antigua que la de AdeP. Aislando rasgos comunes a dos, y a veces a los tres manuscritos, se obtiene una vaga imagen del arquetipo usado por Alexander de París como el núcleo de la tercer rama estándar; el arquetipo refleja a su vez, más o menos fielmente, el poema en alejandrinos sobre la campaña oriental de Alejandro que compuso Lambert le Tort y que formó el centro de gravedad del ciclo de poemas sobre Alejandro. En A, la tercera rama es la más breve de las versiones; en L, representa una mezcla de características de la versión estándar con características del arquetipo; mientras que en B, representa una hipotética tercera fase del arreglo del material del arquetipo, siendo la primera fase el arquetipo; la segunda fase el arquetipo más ciertas interpolaciones como la de los capítulos sobre el Valle Peligroso y la Fuente de la Juventud, que desde aquí pasaron a la tercera rama estándar; y la tercera fase la segunda más interpolaciones como la versión B de los doce pares y un arreglo aumentado del material del Valle Peligroso unido a una larga descripción de Babilonia. Las particularidades que caracterizan la tercera etapa del desarrollo del material de la familia B están ausentes de A, L, y todo el resto de manuscritos de AdeP, pero Claude Fauchet, en su Recueil de l'origine de la langue et poesie frangoise, cita, de un manuscrito hoy perdido, siete líneas de verso que corresponden a parte de la descripción de Babilonia de B y que han sido extraídas de un manuscrito de la familia de be muy cercano al manuscrito de Venecia que se conserva hoy en día.

El manuscrito A, aparte de contener la versión estándar de la cuarta rama, nos da el comienzo de una obra diferente que es posiblemente una versión de la cuarta rama a la vez anterior a y fuente de la versión estándar. El manuscrito B contiene al comienzo de la cuarta rama ocho estrofas que podrían reflejar una redacción anterior de parte del material estándar, pero luego se conforma a la versión estándar. En general, L se conforma al estándar.

Como se puede comprobar, la transmisión manuscrita del Roman d'Alexandre constituye una auténtica pesadilla filológica, con versiones muy diferentes que influyen unas en otras y que se contaminan mutuamente.

Por ello, sería hoy en día complicado precisar qué versión del Roman d'Alexandre usó el autor del Libro de Alexandre si Willis, en el excelente estudio del que acabo de citar, no se hubiera dedicado también a resolver este problema. En efecto, Willis compara los pasajes en los que el Libro de Alexandre abandona el Alexandreis para reflejar el Roman d'Alexandre para concluir que el poeta español usó la versión decasilábica de B del Roman d'Alexandre, y no la versión más conocida, de Alexandre de Paris (The Debt 11; 17; 23; 31; 46; 52). Además, Willis se preocupa de clasificar exactamente qué pasajes del Libro de Alexandre muestran la influencia de la versión decasilábica B del Roman d'Alexandre:

Thus, parallels in the Alexandre pointing to an immediate relationship with the RAlix are limited to the following passages: st. 7-20, birth and childhood of Alexander; st. 89-126, knighting of Alexander and taming of Bucephalus; st. 311-20, the twelve peers; st. 1460­1533, Babylon; st. 2135-36, details on the pneumatic birds in Porus' palace; st. 2305-23, Alexander's submarine descent; st. 2496-2514, Alexander's aerial ascent; st. 2539-95, Alexander's tent; and st. 2664, allusion to the quarrelling among the peers after the death of Alexander. (The Debt 52).

 

De este modo, los paralelos en el Alexandre que apuntan a una inmediata relación con el RAlix se limitan a los siguientes pasajes: estrofas 7-20, nacimiento y niñez de Alejandro; estrofas 89-126, Alejandro se hace caballero y doma a Bucéfalo; estrofas 311-20, los doce pares; estrofas 1460-1533, Babilonia; estrofas 2135-36, detalles sobre los pájaros aéreos en el palacio de Poro; estrofas 2305-23, descenso submarino de Alejandro; estrofas 2496-2514, ascenso aéreo de Alejandro; estrofas 2539-95; tienda de Alejandro; y estrofa 2644, alusión a las disputas entre los pares tras la muerte de Alejandro.

Willis también aclara que el poeta castellano se limitó por lo general a usar el Roman d'Alexandre como una fuente de información con la que completar descripciones, sin respetar la situación de esa información en el original, lo que es muestra evidente de que el autor no consideró el Roman d'Alexandre como una obra de gran autoridad (The Debt 59). Este hecho no debe sorprender: el Roman d'Alexandre es, al fin y al cabo, una obra vernácula, que no disfrutaba a ojos medievales del mismo estatus que otros textos que sirvieron de fuente al autor castellano, como el Alexandreis o la Historia de Proeliis, de la que hablaré más adelante.

El Roman d'Alexandre también se diferencia del Alexandreis en el contenido. Frente a los restos de crítica peripatética que permanecían en la obra de Châtillon, el Roman d'Alexandre es una perfecta exaltación de Alejandro como modelo cortés, sin crítica de ningún tipo, excepto al final de la obra, donde se indica que Alejandro cayó por entregarse a la ambición y avaricia, la cupiditas latina (Cary 174-75). Es decir, el Alejandro francés es una fuente de valor, honor,cortesía y, especialmente, liberalidad. Sin embargo, a diferencia del poema español, el Roman d'Alexandre no enfatiza el papel de la erudición y la sabiduría en la visión del príncipe perfecto, y carece del mensaje moral del Libro de Alexandre (Michael, The Relationship 23).

Además del Alexandreis y el Roman d'Alexandre, el autor del Libro de Alexandre se basó una serie de textos latinos de gran difusión en la época. Uno de ellos es la Historia de Proeliis que, como indiqué antes, es una traducción latina del siglo X, atribuida al Arzobispo León de Nápoles, del Pseudo-Calístenes griego.[3] La Historia de Proeliis fue versionada y modificada en numerosas ocasiones, en los siglos XI y XII (Michael, The Treatment 20), pero resulta difícil saber qué versión precisa usó el poeta castellano. Según Michael, el autor del Alexandre vio en la Historia de Proeliis un texto de gran autoridad, que usó para completar la información que tomó del Alexandreis y para alimentar sus digresiones, aunque no aceptó el material más fantasioso, que también contenía (The Treatment 21).

Sobre Alejandro Magno, el poeta castellano también contaba con la historia latina de Quinto Curcio, que debió de haber considerado como de gran autoridad. Es probable que el autor del Libro de Alexandre usara a Quinto Curcio para verificar la información que le proporcionaron sus otras fuentes (Michael, The Treatment 21).

En cuanto a la digresión sobre la Guerra de Troya, sabemos que el poeta castellano no usó la versión de la Ilíada de Homero que hoy conocemos, sino la de la llamada Ilias latina. Esta fue la versión homérica más conocida en la Edad Media. Michael precisa que la Ilias latina data de la época de Nerón (A.D. 54-68), y que es una paráfrasis condensada, de poco más de mil hexámetros latinos, de la obra de Homero (The Treatment 24). La Ilias latina no era una obra de gran mérito literario. J. Wight Duff la describe como "a production of no outstanding power" (273), "una producción de inspiración poco sobresaliente". A pesar de ello, este texto fue enormemente apreciado en la Edad Media, porque se creía que era obra de un tal Dares, a quien se tenía por ex-combatiente de la Guerra de Troya y, por tanto, por testigo presencial de los hechos que narraba. Por consiguiente, la Ilias Latina gozaba de mucha más autoridad que la obra de Homero, y llegó a ser un libro de texto obligado en muchas escuelas medievales. Como sabemos, el Alexandre sólo utiliza el material de la Ilias Latina en su amplia digresión sobre la Guerra de Troya.

Además de todas estas fuentes escritas, y de otras, como las Etimologías, que utiliza menos, y que no he estudiado, el autor del Alexandre también usa, según Alarcos Llorach, variantes orales sobre la leyenda de Alejandro Magno, que eran enormemente populares en la Edad Media (13). En todo caso, es necesario saber que los críticos están de acuerdo en que el poeta castellano rectifica según le place los materiales de sus modelos (Arizaleta 98),[4] logrando hacer de ellos un todo muy original en el que imprimió su propia ideología. El estudiar la naturaleza de esta ideología según ésta se expresa en las figuras modélicas y antimodélicas, y el comprobar si esta ideología se corresponde con la de la corte de Alfonso VIII de Castilla, es el propósito fundamental de este capítulo.

 

 

III. A. 3-. La transmisión del Libro de Alexandre: los manuscritos.

 

En un reciente artículo, Anthony P. Espósito sostiene que el Libro de Alexandre es un perfecto ejemplo de las dificultades que acechan al filólogo estudioso de la literatura medieval castellana:

The various editions of the Alexandre reflect almost every issue that has confronted Hispanomedievalism since its emergence as a canonical discipline: problems of contested authorship, scribal interference, textual primacy and original language persist as major controversies in the production of a critical text. (349).

 

Las varias ediciones del Alexandre reflejan casi todos los problemas a los que se ha enfrentado el hispanomedievalismo desde su emergencia como disciplina canónica: problemas de autoría dudosa, interferencia de copistas, primacía textual y lenguaje original persisten como las mayores disputas a la hora de producir un texto crítico.

En efecto, los problemas filológicos que presenta el Libro de Alexandre son legión, y comienzan precisamente por la transmisión textual de la obra. El primer editor de la obra, el famoso erudito dieciochesco Tomás Antonio Sánchez, dispuso de un sólo manuscrito cuando pensó en 1782 en incluir el Alexandre en el tercer tomo de su famosísima Colección de poesías castellanas anteriores al siglo XV. Sánchez cuenta que descubrió el manuscrito entre los fondos que se salvaron del incendio de la biblioteca del Duque del Infantado, en Guadalajara. El Duque le hizo a Sánchez una copia del poema, y le permitió luego contrastarlo con el original (Michael, "The Alexandre" 112). El manuscrito de que dispuso Sánchez es el hoy llamado manuscrito O:

El más antiguo [manuscrito del Libro de Alexandre], en pergamino, designado con la letra O (por su procedencia de la Librería del Duque de Osuna) y guardado hoy en la Biblioteca Nacional de Madrid, se suele fechar a fines del siglo XIII o, como creía Baist, bien entrado el XIV; se debe, al parecer, a una sola mano (salvo las enmiendas, posteriores, del siglo XV), presenta leonesismos en su lenguaje, y en su última copla un tal Juan Lorenzo, natural de Astorga, afirma que lo "escrivió". (Alarcos Llorach 11).

O es, pues, el primer manuscrito que se conoció de la obra, base de la edición de Sánchez de 1782. También es la base de la edición de Florencio Janer, quien, al preparar en 1864 la edición del Libro de Alexandre para la Biblioteca de Autores Españoles, se limitó a copiar la edición del erudito dieciochesco. Este es el manuscrito que se halla actualmente en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Además, existe un segundo manuscrito, de curiosa historia. En 1888, la Bibliothéque Nationale de París consultó al famoso hispanista francés Morel-Fatio sobre una entrada en un catálogo de un librero que describía una "Historia de Alejandro Magno, en coplas y lenguaje muy antiguo por Goncalo de Berceo, natural de Madrid, manuscrit du quinziéme siécle sur papier" (Michael, "The Alexandre" 112), "Historia de Alejandro Magno, en coplas y lenguaje muy antiguo por Goncalo de Berceo, natural de Madrid, manuscrito del siglo XV en papel". Como se puede imaginar, el libro interesó sobremanera a Morel-Fatio, quien urgió a la Bibliothéque Nationale a que lo adquiriera. A continuación, Morel-Fatio procedió a identificarlo como el que había aparecido anteriormente en un catálogo del siglo XVII que daba cuenta de los manuscritos que se vendían en el convento de las Agustinas Descalzas de Lyon, en el barrio de Croix-Rousse (Michael, "The Alexandre" 113). Este manuscrito es el conocido como P. De nuevo, Alarcos-Llorach lo describe con sumo acierto:

El otro manuscrito, en papel, P, que se conserva en la Bibliothéque Nationale de París, es más moderno, del siglo XV; es difícil determinar si más de una mano intervino en su copia; ofrece algún aragonesismo, y su copla final lo atribuye a Gonzalo de Berceo. (11)

Por tanto, el Libro de Alexandre se nos ha conservado en dos manuscritos principales, O, que se halla en la Biblioteca Nacional de Madrid y que presenta rasgos leoneses, y P, que se guarda en la Bibliothéque Nationale de París, y que muestra rasgos aragoneses.

Además de los dos grandes manuscritos, se conservan varios fragmentos del Libro de Alexandre que, de nuevo, describe Alarcos Llorach:

Los fragmentos son tres: uno, llamado abreviadamente Med (por el Archivo Ducal de Medinaceli, a que pertenece), es una hoja de pergamino con los 27 primeros versos del poema, escrita en el siglo XIV; otro, citado B, está formado por los extractos que el cisterciense Francisco de Bivar incluyó en una obra suya, póstuma, publicada en 1651, y comprende las estrofas 787-793, 851 y 1167-1168b, copiadas, según él mismo dice, de un manuscrito en pergamino que existía en el monasterio de Bugedo; finalmente, el tercer fragmento lo constituyen los extractos que Gutierre Díaz de Gámez incluye en su Crónica de don Pero Niño, y que se han transmitido en dos versiones: G (que contiene las estrofas 51-55, 57-58, 61, 66-67, 73, 75-76, 80-82, 84) o edición del Victorial de 1782 (Llaguno y Amírola), y G' (que contiene una estrofa más, la 77, y todas escritas como prosa) o manuscrito de la obra de Games, que permanece inédito en la Academia de la Historia de Madrid. (12).

Como se puede observar, la transmisión del Alexandre es sumamente complicada: los manuscritos presentan rasgos lingüísticos opuestos, y multitudes de lecturas divergentes, muchas en lugares decisivos, como veremos. En cuanto a los fragmentos, son demasiado cortos como para proporcionar un contrapeso serio a las lecturas de O y P.

Por ello, los eruditos se han visto con serios problemas a la hora de editar el Libro de Alexandre. Como relata Dana Arthur Nelson, los analistas literarios suelen citar de P (con rasgos aragoneses), que es al que dan preferencia los editores, por ser el manuscrito más fiable; los dialectólogos, por su parte, prefieren O (con rasgos leoneses) ("Estudio" 26).

Recientemente, Espósito ha criticado las existentes ediciones del Alexandre desde el punto de vista de la Nueva Filología. Para Espósito, los editores como Nelson o Cañas, que presentan una edición crítica siguiendo el método neolachmanniano, marginan las lecturas variantes, que se ven relegadas al aparato crítico (352). Es decir, para Espósito, los editores del Libro de Alexandre, en su búsqueda de un Urtext ("texto original") lachmanniano persiguen un fantasma (357). En efecto, el público medieval leyó el manuscrito que pudo, fuera P, O, u el original, sin preocuparse por el estado original del texto. Por ello, para Espósito "[. . .] any reference to the Alexandre must denote a plurality" (357), "cualquier referencia al Alexandre debe denotar una pluralidad".

Sin lugar a dudas, Espósito tiene cierta razón: P y O ofrecen a veces lecturas tan divergentes que deberíamos prestar igual atención a cada una de ellas. No obstante, el artículo de Espósito peca de mucho de los defectos de la Nueva Filología, porque en muchos sentidos es una simple aplicación directa de los preceptos de los nuevos filólogos franceses al caso del Libro de Alexandre. Por ejemplo, no veo qué utilidad pueden tener las propuestas de Espósito para el estudio del Alexandre, puesto que ya disponemos de una edición, la de Willis, que imprime con igual atención los textos de P y O, enfrentados. Puesto que la edición de Willis es de 1934, difícilmente podría sostenerse que este ilustre erudito se hubiera beneficiado de las enseñanzas de los nuevos filólogos. Por otra parte, en su mención de los manuscritos en que se conserva el Libro de Alexandre, Espósito parece desconocer la existencia de los fragmentos Med, B, G y G', que ciertamente dificultan aún más la posibilidad de editar el Alexandre concediendo igual atención a todas las variantes.

Por ello, pese a las objeciones de Espósito, considero que los editores que lo han intentado han realizado un trabajo excelente con el Libro de Alexandre, ya realizando una simple pero necesaria edición paleográfica, como la de Willis, o construyendo rigurosas ediciones críticas, como Nelson o Cañas. Así pues, a la espera de una edición que supere a las que tenemos (la Editorial Crítica ha prometido una), podemos confiar plenamente en ellas. Personalmente, he decidido citar de la edición de Cañas, por parecerme la más satisfactoria entre las fácilmente accesibles. Soy consciente de que la edición de Willis es quizás más adecuada para una obra con los increíbles problemas textuales del Alexandre. Sin embargo, la edición de Willis no goza de gran difusión, por lo que considero más conveniente citar de la de Cañas en aquellos pasajes en los que las variantes no tengan mayor relevancia para el desarrollo de mi argumento. Cuando esto sea así, aduciré en nota los textos de Willis.

 

 

III. A. 4-. El dialecto original.

 

Recordemos que los dos manuscritos principales en que se conserva el Libro de Alexandre presentan rasgos lingüísticos dispares, O, leoneses, y P, aragoneses. Por su parte, los fragmentos no son suficientemente significativos como para poder adjudicarles origen preciso alguno. Antes del descubrimiento de P, Menéndez Pidal sostuvo que el original en que se basaba O debía de ser también de procedencia leonesa (Alarcos Llorach 19). Sin embargo, una vez que los estudiosos pudieron contrastar las lecturas de O con las de P, se inclinaron por atribuir el leonesismo de O a los diferentes copistas, afirmando que el original debió de escribirse en castellano. Así pensó Julius Cornu ya en 1880 (Alarcos Llorach 18), y poco después Morel-Fatio (19), Alarcos Llorach (21), etc., hasta Arizaleta (17). Que yo sepa, ningún estudioso ha defendido la procedencia aragonesa del original.

Los argumentos básicos que se vienen usando para defender el origen castellano del Alexandre son de carácter lingüístico. Alarcos Llorach señala que "el estudio de las rimas del Alexandre no encuentra huella de no diptongación [. . .]. Y es raro que en un libro tan extenso sea tan constante la uniformidad de la diptongación castellana" (21). Es decir, el Libro de Alexandre, incluso tras haber pasado por manos de numerosos copistas de origen no castellano, presenta casos de diptongación típicos del centro-norte de la Península, y no occidentales (leoneses), u orientales (aragoneses). Por consiguiente, es necesario sostener, con Alarcos Llorach, que el Alexandre no sólo es de origen castellano, sino que además los copistas que trabajaron con él trataron de mantener, tanto como les fue posible, el castellanismo del texto original (26). De no haber sido así, el leonesismo o el aragonesismo de los manuscritos conservados sería inmensamente mayor.

Por otra parte, Nelson presenta otro argumento lingüístico tan concluyente como el de Alarcos Llorach. En vez de estudiar los casos de diptongación, Nelson se fija en los de síncopa de la vocal postónica, un rasgo que distingue al dialecto castellano, al contrario de lo que ocurre en leonés. Pues bien, resulta que el metro alejandrino del Alexandre favorece la síncopa, es decir, los versos se acercan más al número ideal de sílabas por hemistiquio (7 sílabas), si sincopan que si no sincopan, por lo que el original debió de ser castellano (Nelson, "Versificación" 511). Nelson da como ejemplo la palabra "ofrecer" en el verso 2520a de O y P. El latín vulgar OFFERRE derivó en la región norte central de la Península (Castilla) en "ofrecer", con síncopa de la vocal postónica, y en la norte occidental (León) en "offerecer", sin síncopa. La palabra aparece, con los rasgos esperados, en el verso 2520a de P y O:

2520a P            "enbiol España        ofresçer vasallage"

         O             "enviol Espanna        offerecer uassallage"

Como se puede observar, la solución castellana con síncopa, la conservada en P, es la que ofrece un cómputo exacto de 7 sílabas, mientras que la leonesa, sin síncopa, conservada en O, ofrece demasidas sílabas, 8 (Nelson, "Estudio" 27).

Estos dos argumentos prueban que aunque el Libro de Alexandre no se nos haya conservado en ningún manuscrito castellano el texto original se compuso en el Reino de Castilla, por lo que la presencia del poema en mi estudio está perfectamente justificada.

 

 

III. A. 5-. La fecha: ¿datación temprana o tardía?

 

Si los eruditos concuerdan mayoritariamente sobre el origen del Libro de Alexandre, no ocurre lo mismo en el caso de la fecha de la obra. Esto se debe a que este problema quizás sea el más grave de los que acosan al estudioso del Libro de Alexandre. La cuestión es, sin lugar a dudas, controvertida y sumamente complicada. En parte, esto se debe a que, como ya he indicado, los manuscritos en que se conserva el poema son demasiado modernos como para poder proporcionarnos un modo de datación del original. Además, tampoco contamos con ningún testimonio contemporáneo del Alexandre que especifique el año de composición del texto. Por ello, las hipótesis en torno a la fecha del Libro de Alexandre se han venido basando en elementos internos de la obra, concretamente en algunas supuestas referencias a sucesos históricos determinados, y, por supuesto, en la famosa y controvertida cuaderna 1799.

Hasta hace unos pocos años, la datación más aceptada era la originalmente propuesta por Tomás Antonio Sánchez en su edición del poema: el segundo cuarto del siglo XIII (Alarcos Llorach 15). La mayoría de los hispanistas estaba de acuerdo con esta fecha (Abad 73; Cacho Blecua, "El saber" 73; Morel-Fatio 17; Hilty 813; Uría Maqua, "La forma" 110), siguiendo la hipótesis que denominaré de "datación tardía". Los argumentos fundamentales que sirven de base a los críticos que apoyan la datación tardía son tres. En primer lugar, está la mención a la ciudad de Damieta, en la cuaderna 860 del poema:

El escaño de Dario                           era de gran barata

los piedes de fin'oro                          e los braços de plata;

más valién los anillos                       en que omne los ata

que non farié la renta                        de toda Damïata.

Emilio Alarcos Llorach fue el primer estudioso que creó hallar en esta cuaderna una referencia histórica, concretamente a la toma de la ciudad egipcia de Damieta durante la quinta cruzada: "En 1219 los guerreros de la quinta cruzada (la que partió con Juan de Hungría en 1217) ocupan Damieta, al mando del clérigo español Pelagio" (16). En opinión de este crítico, el hecho de que la ciudad fuera tomada siguiendo el liderazgo de un clérigo hispano debió de tener una enorme resonancia en la Península y, por tanto, debió de provocar numerosas referencias en la época. Para Alarcos Llorach, la del Libro de Alexandre es una de ellas. Por consiguiente, Alarcos Llorach y los muchos hispanistas que le siguen, consideran que el año 1219, en que se tomó Damieta, debe de tenerse como el término post quem, esto es, el límite de antigüedad, de composición del Libro de Alexandre.

En segundo lugar, la estrofa 2522 también se ha usado para tratar de probar que el Libro de Alexandre data del segundo cuarto del siglo XIII:

El señor de Seçilia                             -¡que Dios lo bendiga!-,

enbióle por parias                              una rica loriga;

los que ivan más tarde,                    -creo que verdad diga-,

tenién que avién fecho                     fallimient o nemiga.

En este caso, es la referencia al "señor de Secilia" lo que ha atraído a los estudiosos. El primer crítico que llamó la atención sobre esta cuaderna fue G. Baist, que creyó ver en la mención elogiosa al "señor de Secilia" un recuerdo de la cruzada de 1228 (403). De este modo, esta nueva referencia a un acontecimiento de las cruzadas nos proporcionaría un término post quem distinto, 1228, aún más tardío que el anterior.

En tercer lugar, algunos investigadores, señaladamente Francisco Rico ("La clerecía") e Isabel Uría Maqua ("Gonzalo"; "El Libro") han sostenido que existen vínculos estrechos entre la composición del Libro de Alexandre y la Universidad de Palencia. Concretamente, estos críticos señalan que en el estudio palentino, fundado según ellos más o menos en torno a 1212, se usaron como libros de texto muchas de las fuentes del Libro de Alexandre, como el Alexandreis, de Gautier de Châtillon. Arizaleta resume la formulación de esta hipótesis palentina:

Il a été souvent question dans ces pages d'une hypothése souvent acceptée par les chercheurs concernant le probléme de l'éducation de l'auteur de lAlexandre: l'ceuvre serait un produit de l'enseignement de l'université de Palencia. Cette hypothése s'appuie sur la date, 1212-1214, á laquelle le roi Alphonse VIII aurait fondé ce centre universitaire, devenu, selon toute apparence, le plus important de la Castille et du Léon pendant les années 1220-1240. (213)

Se ha tratado a menudo en esas páginas de una hipótesis frecuentemente aceptada por los investigadores en lo concerniente al problema de la educación del autor del Alexandre: la obra sería un producto de las enseñanzas de la Universidad de Palencia. Esta hipótesis se apoya sobre la fecha, 1212-1214, en la cual el rey Alfonso VIII habría fundado este centro universitario que se convirtió, según parece, en el más importante de Castilla y León durante los años 1220-1240.

Por consiguiente, entre los críticos que defienden la datación tardía de la obra, se barajan tres términos post quem: 1212, que consideran es el de la fundación del estudio palentino; 1219, el de la toma de Damieta; y 1228, por la referencia al "señor de Secilia". Puesto que se admite comúnmente que el Libro de Alexandre influyó en otros poemas del mester de clerecía, como el Libro de Apolonio, el Poema de Fernán González, e incluso las obras de Gonzalo de Berceo, también disponemos de un término ante quo, esto es, límite de modernidad, ya que estos poemas datan de mediados del siglo XIII. Es decir, según estos argumentos, el Libro de Alexandre se habría escrito entre 1212 (o 1219, o 1228) y 1250.

Pese a la general aceptación de que gozaban estas fechas entre los medievalistas, recientemente algunos críticos se han dedicado a desmontar uno por uno los tres argumentos principales que postulan la datación tardía del Libro de Alexandre. En primer lugar, Enzo Franchini precisa que la famosa mención de Damieta no esconde ninguna referencia histórica, sino se trata de una simple ponderación de valor, relativamente común en la época, y que aparece como tal también en el Poema de Fernán González, obra muy posterior a la toma de Damieta (Franchini 32). Arizaleta, creo que sin conocer el trabajo de Franchini, llega a la misma conclusión:

Tout d'abord, bien avant sa prise par les croisés, Damiette était synonyme de richesse: ville florissante située dans le delta du Nil, elle était particuliérement réputée au Moyen Age pour ses toiles de lin. C'est la valeur de Damiette comme symbole de prospérité que le poéte souligne dans son ceuvre, non pas l'événement militaire. (21)

Para empezar, mucho antes de su toma por los cruzados, Damieta era sinónimo de riqueza: ciudad floreciente situada en el delta del Nilo, gozaba de especial reputación en la Edad Media por sus telas de lino. Es el valor de Damieta como símbolo de prosperidad lo que el poeta subraya en su obra, no el acontecimiento militar.

Es decir, la referencia a Damieta no puede servir como término post quem de la composición del Libro de Alexandre, porque aparece en el texto como una ponderación de valor ("que non farié la renta de toda Dam'iata"), lo cual era común en la literatura occidental anterior y posterior a la toma de la ciudad por los cruzados en 1219.

En cuanto al segundo argumento, la posibilidad de que la referencia al "señor de Secilia" en la estrofa 2522 aluda a la cruzada que se estaba desarrollando en 1228, también ha sido negado categóricamente por el propio Franchini (33): en efecto, no sólo se trata de una referencia demasiado general como para tener cualquier valor histórico,[5] sino que también se halla en la fuente del Libro de Alexandre, el Alexandreis, que es muy anterior a 1228. Puesto que el poeta del Alexandre se limita en este caso a seguir su fuente, queda totalmente fuera de lugar pensar que la referencia pueda servir para datar la obra.

Por lo que respecta al tercer argumento, la supuesta educación del autor del Libro de Alexandre en la Universidad de Palencia, es más difícil de rechazar con seguridad. Sin embargo, igualmente arduo resulta tratar de mantener esa afirmación a ultranza. Sin lugar a dudas, los conocimientos que exhibe el autor del Alexandre podrían haber sido adquiridos en el estudio palentino, pero también en cualquier otro centro universitario europeo, francés, por ejemplo, puesto que nos consta que era común entre los clérigos castellanos el ir a buscar educación superior a París. Por otra parte, el autor del Libro de Alexandre también podría haber sido educado en una escuela catedralicia castellana que aún no tuviera el grado de universidad, como la de Burgos, la de Toledo, o incluso la de Palencia, antes de 1212. En este sentido se pronuncia Arizaleta:

[. . .] si l'écriture du poéme est antérieure á la création du centre d'études de cette ville castillane [Palencia], la fréquentation de cette faculté n'a eu aucune incidence sur l'ceuvre anonyme. Toutefois, mon hypothése ne s'éloigne pas tout á fait de celle défendue par Brian Dutton et Isabel Uría. Car je crois que le poéte a pu étudier á Palencia, mais avant la "création" de l'université. Il convient de rappeler qu'en réalité, Alphonse VIII de Castille ratifie, autour de 1212, une situation qu'il avait préparée lui-méme des années auparavant. Autour de 1212, le roi officialise le statut des écoles de Palencia, en leur accordant le titre d'université. [. . .] En effet, Alphonse VIII avait fait venir, depuis 1178, des maitres francais et italiens á Palencia. (214)

Si la escritura del poema es anterior a la creación del centro de estudios de esta ciudad castellana [Palencia], la asistencia a esta facultad no tuvo ninguna incidencia sobre la obra anónima. De todas formas, mi hipótesis no se aleja tanto de la defendida por Brian Dutton e Isabel Uría. Porque creo que el poeta ha podido estudiar en Palencia, pero antes de la "creación" de la universidad. Conviene recordar que, en realidad, Alfonso VIII de Castilla ratifica, alrededor de 1212, una situación de hecho, que él mismo había preparado años antes. Alrededor de 1212, el rey oficializa el estatuto de las escuelas de Palencia, al concederles el título de universidad. En efecto, Alfonso VIII había hecho venir, desde 1178, maestros franceses e italianos a Palencia.

Es decir, la Universidad de Palencia no se "fundó" de la nada en el año 1212. En Palencia había una escuela catedralicia desde mucho tiempo antes. Alfonso VIII llevaba bastantes años favoreciéndola, y pagando a extranjeros para que vinieran a enseñar a ella. En este sentido, C. M. Ajo González de Rapariegos y Sainz de Zúñiga, en su monumental Historia de las universidades españolas, señala, tras estudiar los documentos relacionados con la Universidad de Palencia, que las firmas de los maestros extranjeros que enseñaron en ese centro aparecen en diversos escritos desde 1178 a 1211, muy anteriores a la concesión del grado de universidad (262). Es decir, que las clases que se impartieron a partir de 1212, y que según Rico e Uría Maqua influyeron decisivamente en el Libro de Alexandre, pudieron también haberse dictado muchos años antes. Por consiguiente, debemos concluir que tampoco este argumento palentino sirve para asegurar un término post quem que sostenga la datación tardía del Libro de Alexandre.

Consecuentemente, los últimos trabajos publicados sobre el Alexandre, los de Marcos Marín y Arizaleta, se inclinan por proponer una datación temprana del poema, localizada, concretamente, en los primeros años del siglo XIII. Para sostener esta hipótesis, estos críticos se basan en la famosa estrofa 1799 del Libro de Alexandre, que es la única referencia directa a la fecha del poema que poseemos. En esta cuaderna, el poeta nos dice que el afamado escultor Apeles, autor del sepulcro de Dario, inscribió en él el año de la creación del mundo. Seguidamente, el poeta nos informa, siguiendo el mismo sistema de cómputo, del año de composición del Alexandre:

Y escrivió la cuenta                          que de cor la sabié:

el mundo quand fue fecho        quántos años avié,

de tres mill nueveçientos                e doze non tollié,

agora quatroçientos                          e seis mil enprendié. (1799)

Como se puede observar, el sistema de cómputo usado por el poeta es bastante complicado, y generalmente incomprensible hoy en día incluso para algunos medievalistas. Pero éste no es el único problema que presenta el pasaje. En efecto, el texto que he citado, que es el de la edición de Jesús Cañas, no es el que se lee en los dos manuscritos, porque Cañas sigue el manuscrito P, el más fiable, y O presenta una lectura muy distinta.

Concretamente, en la cuaderna 1799 de los manuscritos P y O se lee, respectivamente, lo siguiente, según la edición paleográfica de Willis:

Allj escriujo la cuenta                       que de coraçon la sabie

el mundo quando fue fecho      quantos años auie

de tres mjll e nueueçientos       e dose non tollje

agora quatroçientos                          e seys mill enprendie. (1778)

 

Escreuio la cuenta                            ca de cor la sabia

el mundo quando fue fecho      & quantos annos auia

de tres mil & nueue fientos      doze les tollia

agora .iiij. mil & trezientos       & quinze prendia. (1637) (Willis 314)

 

En el uso de este complicado sistema de cómputo, el autor del Libro de Alexandre sigue los versos 3764 y 3765 del Alexandreis de Gautier de Châtillon, que corresponden al sepulcro de Darío, en el que Apeles data del siguiente modo el asesinato del rey persa:

In summa: Annorum bis millia bina leguntur bisque quadrigenti, decies sex, bisque quaterni.

En la parte de arriba se lee: dos veces mil dos veces de años y dos veces cuatrocientos, y diez veces seis, y dos veces cuatro.

Esto es, el Alexandreis dice: (2 x (2 x 1000)) + (2 x 400) + (10 x 6) + (2 x 4) = 4868 (Marcos Marín, "Establecimiento" 425). Niall J. Ware indicó que se trata del año 4868 de la Creación según el cómputo de San Isidoro, lo que corresponde, según nuestro calendario, al año 330 a. J.C. (253).

El erudito autor del Alexandre decidió no sólo adoptar el complejo sistema de cómputo de Châtillon, sino además usarlo para indicar la fecha en que compuso su obra. Sin embargo, parece ser que los copistas no comprendieron el sistema de cálculo del original, y deturparon la cuenta. Por ello, las fechas son divergentes. P da 6400 de la era isidoriana, es decir, el año 1202 AD (Marcos Marín, "Establecimiento" 427; "Etimologías" 97; "La fecha" 144):

agora quatrocientos                          e seys mill enprendie. (1778d)

En cuanto a O, que es el manuscrito menos fiable, presenta una fecha absurda, por lo que son necesarias una serie de correcciones, que explica Francisco Marcos Marín:

Si, al corregir, intercambiamos el tres de c y el iiij de d en O, nos queda -sin entrar aquí en detalles- este texto:

de [quatro] mill nueue cientos e doze les tollia agora [tres] mill e trezientos e quinze prendia. La operación correspondiente puede realizarse ahora:

(4000 - 912) + 3315 = 6403 Con ella llegamos al año 6403 de la Creación, que ofrece sólo tres años de diferencia con el 6400 de P. Restamos de esta cifra la que resulta al calcular la suma de la muerte de Darío, 4868, más los 330 años que faltan para el año de comienzo de la era cristiana, y el resultado es:

6403 - (4868 + 330) = 1205 con lo que perviven esos tres años de diferencia que afectan a la fecha más clara, la del año 6400 (o 6403) de la creación del mundo. ("Establecimiento" 428)

Es decir, puesto que P, el manuscrito más fiel, nos da una fecha perfectamente aceptable, 1202, y O, el manuscrito más deturpado, nos ofrece una fecha muy cercana, 1205, tras haber realizado una pequeña corrección, perfectamente explicable, debería aceptarse la datación temprana del Libro de Alexandre: como dice el texto, el Alexandre data de 1202 o 1205.[6]

Sin embargo, Gerold Hilty considera que esta hipótesis no explica "de manera plausible las divergencias entre las dos ramas de la transmisión de la obra, representadas por los manuscritos P y O" (Hilty 816).[7] Por ello, Marcos Marín ha procurado explicar el motivo de la divergencia, decidiendo que se debe a la confusión de la era isidoriana de la creación (la usada en P) y la libriat ha'olam, creación del mundo judía (usada en O) que difieren, justamente, en tres años ("La fecha" 148). Es decir:

[. . .] el autor del Alexandre aprovechó el modelo de fecha de la Alexandreis para añadir el momento de su composición. Al diversificarse la transmisión en sus dos ramas representadas hoy, una rama adaptó el cómputo a un tipo de recuento del año de la creación y otra a otro, siguiendo las dos posibilidades del modelo judío, pero con el cómputo isidoriano de las fechas [. . .]. (Marcos Marín, "Establecimiento" 433)

En mi opinión, los cálculos de Marcos Marín deberían haber zanjado la cuestión. No obstante, Enzo Franchini los encuentra "poco convincentes" (34). Franchini se basa en cuatro nuevos argumentos para proponer, una vez más, la datación tardía del Alexandre. En primer lugar, Franchini entiende que el sintagma "vera penitencia", y algunas menciones a la penitencia que se hallan en el Libro de Alexandre denotan la influencia del IV Concilio de Letrán, de 1215 (41), en el que, como es sabido, se impuso la obligación de la penitencia anual a todos los cristianos. Sin embargo, como confiesa el propio Franchini (39), existe la posibilidad de que el Alexandre se limitara a reflejar una preocupación extendida en la época, que se halla en textos tan extendidos en los siglos XII y XIII como la Historia escolástica de Pedro Coméstor, en los que se podría haber inspirado Inocencio III a la hora de redactar los cánones de 1215. Por consiguiente, el argumento de la influencia del IV Concilio de Letrán en el Libro de Alexandre no es en absoluto decisivo.

En segundo lugar, Franchini pone de manifiesto el conocido hecho de que existen numerosas concomitancias ideológicas entre el Libro de Alexandre y el Planeta, de Diego García de Campos, que, como sabemos, data de 1218 (43). Franchini entiende que el Planeta debió de haber influido en el Alexandre, y no viceversa (49), lo cual es ciertamente más plausible que el que el Alexandre, un texto vernáculo, hubiera influido sobre el Planeta, escrito en latín. Sin embargo, Franchini no considera la posibilidad, en mi opinión más plausible, de que no estemos ante un caso de influencia directa de un texto sobre el otro, sino más bien ante un ejemplo de armonía ideológica propia de dos obras nacidas en un mismo ambiente: las aulas parisinas, en un primer momento, y la corte de Alfonso VIII, más tarde. En efecto, sabemos que García de Campos estudió en París con Pedro Coméstor, y que su Planeta denota la influencia de la Historia escolástica y de otros textos de la época. Puesto que, como luego explicaré, es altamente probable que el autor del Alexandre hubiera recibido formación universitaria, quizás incluso en París, con García de Campos, ¿no es acaso también posible que las concomitancias existentes entre su obra y el Planeta respondan a una formación común? ¿No es concebible que el autor del Libro de Alexandre también hubiera leído textos como la Historia escolástica? Es más, ¿no es incluso más plausible que, puesto que ambas obras se concibieron en la corte castellana, sus respectivos autores se conocieran, discutieran, y compartieran un ambiente intelectual común? En mi opinión, estas hipótesis son al menos tan sostenibles como la que defiende Franchini, por lo que debemos rechazar también su segundo argumento como poco concluyente.

En tercer lugar, Franchini vuelve a interpretar la famosa cuaderna 1799, discrepando de los cálculos de Marcos Marín y Ware. Para Franchini, el problema está en leer el verso d de P como "agora quatrocientos e seys mill enprendie", porque "emprender" no está documentado hasta el siglo XV (66). En su lugar, Franchini propone la siguiente lectura: "agora quatrocients e seys mill veint prendie", lo que retrasa el poema veinte años, a 1223 (62). Aunque erudita, la interpretación de Franchini tiene una serie de problemas. Para empezar, menosprecia los cálculos de Marcos Marín, que yo personalemente no considero "confusos" ni "poco convincentes" en absoluto, como hace Franchini (34). Además, utiliza para rebatir a Marcos Marín el argumento de que la transmisión de los números es "absolutamente caótica en todo el poema" (Franchini 64), un razonamiento que se podría, con igual facilidad, volver en contra del propio Franchini. Por otra parte, se basa en su propia premisa de que el Alexandre es posterior al Planeta, un argumento que, como he señalado, es, cuando menos, dudoso, para interpretar la cuaderna 1799 (66). Por último, su ataque principal a las teorías de Marcos Marín se basa en el hecho de que la forma "emprender", que propone Marcos Marín para leer una oscura abreviatura en P, no se encuentre documentada hasta el siglo XV. Con esto, Franchini ignora la posibilidad de que el Libro de Alexandre podría ser, precisamente, la primera documentación del término, una posibilidad perfectamente plausible. Por consiguiente, la lectura que hace Franchini de la cuaderna 1799 me resulta menos convincente que la de Marcos Marín.

En cuarto lugar, Franchini estudia los casos de apócope extrema en los manuscritos conservados, llegando a la conclusión de que los resultados obtenidos del Libro de Alexandre son similares a los de otros textos de 1215 a 1235, por lo que el texto debe de datar de esa época (69). Este argumento resulta tan problemático o más que los anteriores. Esto se debe, en primer lugar, a que la documentación castellana que data de la primera decena del siglo XIII es tan escasa que no podemos comparar adecuadamente la frecuencia de la apócope extrema en ella. En efecto, como tenemos tan pocos datos, no podemos afirmar categóricamente que las cifras de apócope extrema que halla Franchini en el Alexandre no fueran típicas de una época anterior, 1202, que es lo que dice el texto. En segundo lugar, resulta poco convincente usar argumentos lingüísticos para datar un texto con una transmisión textual tan complicada como el Libro de Alexandre. Como sabemos, no disponemos del manuscrito original, sino sólo de copias, algunas considerablemente deturpadas. Por consiguiente, es imposible sostener que todas las apócopes que encuentra Franchini se deben al autor del poema, y no a las manos de los sucesivos copistas.

En suma, pese a los esfuerzos de Franchini, considero que la teoría de la datación tardía del Libro de Alexandre debe ser definitivamente dejada de lado, ante la evidencia del propio texto, que nos indica una clara fecha: 1202 o 1205, en pleno reinado de Alfonso VIII.

 

 

III. A. 6-. El autor.

 

Como se puede imaginar, la cuestión de la autoría del Libro de Alexandre está íntimamente ligada a los otros problemas filológicos que presenta el texto, especialmente al de la transmisión y la fecha del texto. Alarcos Llorach señala acertadamente que la mayoría de las discusiones en torno a la autoría del Alexandre se basan en la cuaderna final (47), que menciona el nombre de un tal Juan Lorenzo de Astorga, en el caso de O, y nada más y nada menos que de Gonzalo de Berceo, en el caso de P. Alarcos Llorach resume la historia de las tendencias críticas en el caso de la autoría de la obra:

Antes de conocerse P, la atribución a Juan Lorenzo fue generalmente admitida, empezando por Sánchez. Sin embargo, después de conocerse P, algunos, que no aceptaron como original el leonesismo ni como legítima la tradición de la estrofa 2675 de O, considerando la semejanza de estilo del Alexandre con Berceo y creyendo apoyada esta idea por el Goncalo del verso 1548 de O, lo atribuyeron al clérigo riojano. (48)

Pese a que la autoría de Berceo tiene defensores tan pertinaces como Nelson, que llegó a poner el nombre de Gonzalo de Berceo en el lomo de su edición del Alexandre, hoy en día la mayoría de los críticos no acepta esta interpretación. Puesto que se suele convenir en que el Libro de Alexandre es anterior a la obra de Berceo, y puesto que el Alexandre fue un texto que gozó de gran autoridad en la época, lo más posible es que las semejanzas estilísticas entre el Alexandre y los poemas de Berceo se deban a la influencia del poema épico sobre la obra del riojano.

Además, la referencia a Juan Lorenzo de Astorga de la cuaderna final del poema se relaciona al verbo "escribir", que significa, generalmente, "copiar" en la época.


 

Si quisierdes saber                      quien   escrevio este ditado

Johan Lorenço                              bon clerigo e ondrado   

[natural] de Astorga                      de mannas bien temprado

el dia del iuyzio                      dios sea mio pagado. (2510) (Willis 461)

 

Por ello, es de creer que "Juan Lorenzo de Astorga" fue un simple copista (su origen leonés explicaría los occidentalismos de O), que introdujo su nombre y el verbo "escribir" a costa de la regularidad métrica del verso, que no cuenta con 14 sílabas.

En cuanto a la lectura "Gonzalo de Berceo" de P, no gira en torno a "escribir", como la de O:

Sy queredes saber                             quien fizo esti ditado

Gonçalo de Berceo                             es por nonbre clamado

natural de Madrid                                en San Mylian criado

del abat Johan Sanches                  notario por nonbrado.[8] (2639) (Willis 461)

 

Puesto que era perfectamente común durante la Edad Media adjudicarle obras anónimas a autores ya famosos, para beneficiarse de su prestigio, y puesto que Berceo era un autor sumamente famoso ya en el siglo XV, lo más probable es que la copla final de P sea una adición de algún copista poco escrupuloso.

Algunos estudiosos se basan en otra referencia del poema, en este caso la de la cuaderna 1548, para tratar de especificar el nombre del autor de la obra. Concretamente, los berceístas se apoyan en el hecho de que, en P, en esta cuaderna se menciona a un "Gonzalo", aunque en O se menciona a un "Lorente":

Bien semejó en esto                        que fue de Dios amado:

quando fue a su guisa                      el rëy sojornado,

mando mover las señar, exir fuera del prado.

"Lorente, ve dormir,                          ca assaz as velado."

Como se puede observar, lo más probable es que, dado el contexto, el verso 1548d sea un comentario humorístico, probablemente a costa de Gautier de Châtillon (la deformación de "Galterio" en "Gonzalo" y "Lorente" es perfectamente explicable como sucesivos errores de copistas) (Michael, "The Alexandre" 118). En todo caso, una referencia al autor en ese entorno sería absurda, por el contexto de la frase. Por tanto, no existen pruebas concluyentes que demuestren ni la autoría de Juan Lorenzo de Astorga ni la de Gonzalo de Berceo.

Por otra parte, tenemos testimonios cercanos en el tiempo al Alexandre que nos permiten suponer que los manuscritos presentaron la obra como anónima desde una época bastante temprana. Ejemplo de ello es la referencia al Alexandre del siempre puntilloso Marqués de Santillana:

The earliest mention of the Libro de Alexandre, apart from the cuaderna vía poems that quote from it, was made by the Marques de Santillana, in his Prohemio y carta; he appears to have regarded the Alexandre as one of the earliest, if not the earliest, narrative poem in the Spanish vernacular, since he cites it first. He does not, however, refer to the author by name, appearing to regard the work as anonymous, or simply not attaching any importance to the question, in typical medieval manner. (Michael, "The Alexandre" 110)

La mención más temprana del Libro de Alexandre, aparte de los poemas en cuaderna vía que citan de él, fue la del Marqués de Santillana, en su Prohemio y carta; parece haber considerado el Alexandre como uno de los primeros, sino el primer poema narrativo en vernáculo español, puesto que lo cita primero. Sin embargo, no menciona el nombre del autor, aparentando tener la obra por anónima, o simplemente no dándole demasiada importancia al asunto, según la típica costumbre medieval.

Si el Marqués de Santillana desconocía el autor del Alexandre, otro tanto ocurre con Gutierre Díez de Games, el siguiente autor en mencionar la obra. Díez de Games cita de un manuscrito que no se conserva hoy en día. Ese manuscrito tampoco debió de precisar el nombre del autor del Alexandre, puesto que Díez de Games no se lo atribuye a nadie (Michael, "The Alexandre" 110).

Francisco de Bivar es el siguiente autor que menciona la obra, ya en el siglo XVII, en su obra póstuma Marci Maximi Caesaraugustani, viri doctissimi.., en la que defiende la antigüedad de la lengua española citando varias estrofas del Libro de Alexandre. Bivar dice que copió estas estrofas de un viejo manuscrito que procedía del monasterio de Bugedo, cerca de Burgos, y también señala claramente que el texto es anónimo:

This would seem to suggest that the lost Bugedo MS did not have an authorial attribution of any sort in its explicit, since Bivar got quite far into the text of the work (he quotes sts. 787-93, 851 and 1167-68b) and it would be surprising if such a bibliophile did not examine the last folio, especially since he would be keen to find a date there [. . .] What reinforces the likelihood that the Bugedo MS was no more helpful as to authorship than the extant Osuna-Madrid, is that Bivar goes on to say that the Alexandre appears to be from a similar period as the battle of Simancas and the life of St Aemilianus written by El Maestro Don Gonzalo, the MSS of which are in the monastery of San Millan. He says he does not dare to guess if the same author also wrote the history of Alexander. This statement would lead one to suppose that, if there was the slightest suggestion in the lost Bugedo MS that Gonzalo de Berceo had written the Alexandre, Bivar would have pounced on it with some satisfaction" (Michael, "The Alexandre" 111).

 

Esto parecería sugerir que el perdido Manuscrito Bugedo no contenía ninguna atribución autorial de ningún tipo en el explicit, puesto que Bivar se adentró bastante en el texto (cita las estrofas 787-93, 851 y 1167-68b) y sería sorprendente que un bibliófilo como él no hubiera examinado la última hoja, especialmente dado el hecho de que le habría encantado encontrar allí una fecha. Lo que refuerza la probabilidad de que el Manuscrito

Bugedo no era más útil en lo que respecta a la autoría de la obra es el hecho de que Bivar continúe diciendo que el Alexandre parece ser de un periodo similar al de la batalla de Simancas y al de la Vida de San Millán escrita por "El Maestro Don Gonzalo", cuyos manuscritos están en el monasterio de San Millán. No se atreve a aventurar que el mismo autor también escribiera la historia de Alejandro. Este aserto parece indicar que si hubiera habido la más mínima sugerencia en el perdido Manuscrito Bugedo de que Gonzalo de Berceo hubiera escrito el Alexandre, Bivar se habría arrojado sobre la posibilidad con gran satisfacción.

Como se puede observar, estos testimonios demuestran que no sólo son los manuscritos O y P, que conservamos, los que dejan sin resolver el problema de la autoría del Alexandre, sino que también hubo otros manuscritos medievales, hoy perdidos, que consideraron la obra como anónima. Por ello, me parece que, mientras no tengamos pruebas tangibles e incontrovertibles que demuestren alguna autoría concreta, lo más seguro es rechazar las atribuciones existentes[9] y seguir pensando que el autor de la obra nos es desconocido.

 

 

III. A. 7-. La educación del autor.

 

Aunque no nos informe acerca de la identidad de su autor, el Libro de Alexandre sí que nos proporciona algunos datos sobre él, especialmente sobre la naturaleza de su educación. En efecto, dado el método de composición que conforma el Alexandre, dado el tipo de fuentes que usa, y el tono de la obra, el autor debe de haber sido un erudito, un clérigo educado en las escuelas medievales.

Es sin duda por ello que, recordemos algunos críticos como Dutton e Uría Maqua ("El Libro") han insistido en la relación del autor del Alexandre con la Universidad de Palencia. Sin embargo, no tenemos pruebas que lo confirmen. Por ello, se podría pensar que el poeta castellano habría podido recibir su acabada educación en otro estudio cualquiera, ya peninsular o ya francés. En favor de esta última hipótesis, Arizaleta aduce el conocimiento que el autor muestra de la lengua francesa (no olvidemos que comprende perfectamente la versión decasilábica del Roman dAlexandre), que parece apuntar a que el poeta castellano podría haber vivido en Francia, y quizás haber estudiado en alguna escuela de ese país (218). En cualquier caso, no existen pruebas concluyentes que nos puedan conducir a especificar éste o aquél estudio sureuropeo como alma mater del autor del Libro de Alexandre.

 

 

 

NOTAS

[1] Por supuesto, hoy en día sí que disponemos no sólo de una, sino de varias ediciones críticas del Alexandre.

[2] Como sabemos, la rima no era un recurso poético usado sistemáticamente en la poesía clásica, al contrario de lo que ocurría con la naciente literatura romance.

[3]  Sobre el Pseudo-Calístenes, Arizaleta nos informa de que

Callisthéne était le neveu d'Aristote et le compagnon d'Alexandre. La tradition lui attribue á tort, la composition de ce "roman" qui raconte la vie du Macédonien. Il aurait en réalité été écrit par un natif d'Alexandrie—ville fondée par Alexandre—, écrivain médiocre, mais excellent propagandiste. (Arizaleta 63)

Calístenes había sido sobrino de Aristóteles y compañero de Alejandro. La tradición le atribuye erróneamente la composición de este "roman" que cuenta la vida del macedonio. Habría sido en realidad escrito por un nativo de Alejandría -ciudad fundada por Alejandro-, mediocre escritor, pero excelente propagandista.

Es decir, el Pseudo-Calístenes era una historia novelada sobre las campañas de Alejandro Magno, en griego. Fue la fuente de información más corriente sobre la vida del héroe macedonio, tras ser traducida al latín como la Historia de Proeliis por León de Nápoles, quien la descubrió en un viaje a Bizancio.

[4] Arizaleta llega a sugerir que con estos cambios el autor del Alexandre pretende efectuar un desplazamiento de la autoridad, es decir, que pretende ganarse para su propio texto la autoridad de que gozaban sus modelos (99). En este punto estoy totalmente de acuerdo con Arizaleta: está claro que el poeta castellano era un escritor con personalidad, atrevimiento, que manejaba un increíble número de fuentes críticamente, y con plena consciencia de lo que estaba haciendo. Por otra parte, el enorme éxito del Libro de Alexandre durante la Edad Media castellana prueba que el poeta castellano consiguió su objetivo en un alto grado.

 [5] Esta misma objeción se podría aducir para el caso de otras supuestas referencias de la obra (como la de la toma de Sevilla, etc.), que han servido a algunos críticos para citar el Alexandre. Puesto que estos argumentos son demasiado débiles, y puesto que no han tenido demasiado éxito entre los estudiosos, no me voy a entretener en rebatirlos.

 [6] Otro estudioso que propone una datación temprana, concretamente el año de 1201, es Hernando Pérez. Este erudito se basa en un sistema de cómputo de Pedro Coméstor para alcanzar esta fecha. Sin embargo, la idea de Hernando Pérez descansa solamente sobre su hipótesis sobre la autoría del Libro de Alexandre, que atribuye a Diego García. Hernando Pérez sostiene que Diego García, que probablemente estudió con Coméstor en París, debió de usar el sistema de cómputo de su ex-maestro al escribir el Libro de Alexandre (113). Sin embargo, la tesis de Hernando Pérez se centra únicamente en su suposición de que García escribió el Libro de Alexandre y, como explicaré posteriormente, esta idea no me parece demasiado acertada. Por tanto, debemos ignorar la fecha propuesta por Hernando Pérez y centrarnos en la proporcionada por Marcos Marín.

[7] Hilty es partidario de la datación tardía del Libro de Alexandre, proponiendo el año de 1223, que entra de lleno en la época de esplendor de la Universidad de Palencia (818).

[8] En un erudito artículo, Brian Dutton ha demostrado que la información biográfica sobre Berceo que recoge esta cuaderna es rigurosamente cierta: parece ser que Berceo nació en Madrid (en la Rioja), que se crio en su monasterio de San Millán, y que, por supuesto, fue allí notario del abad Juan Sánchez.

[9] Algunas de ellas, basadas, fundamentalmente, en conjeturas difíciles de comprobar con los datos que tenemos en nuestras manos, son las de Uría Maqua, que cree que la obra fue escrita por un conjunto de eruditos ligados a la Universidad de Palencia ("El Libro"), y la de José Hernando Pérez, que, siguiendo una sugerencia de Rico ("La clerecía" 9), cree que el autor fue Diego García de Campos. En mi opinión, las someras coincidencias existentes entre el Planeta y el Libro de Alexandre se pueden encontrar también, sin mucha dificultad, entre numerosas obras contemporáneas, y más si estas obras fueron compuestas en el mismo ambiente, como es el caso de los dos libros en cuestión.

 

Nota del editor web

En fichero PDF ofrecemos el índice de la tesis del profesor

Sanchez Jiménez del que proceden estas páginas

También se puede acceder al texto completo de la tesis.

 

 
 

PROBLEMAS DEL ESTUDIO DEL
del LIBRO DE ALEXANDRE

 

Tesis doctoral, Univ. de Salamanca
LA LITERATURA EN LA CORTE DE ALFONSO VIII

 

ANTONIO SÁNCHEZ JIMÉNEZ