Hornacina en la Catedral de Santo Domingo de la Calzada en La Rioja, donde permanece viva la tradición del gallo y la gallina.

ANÁLISIS DE LA LEYENDA DEL AHORCADO EN DIFERENTES VERSIONES.
TESTIMONIOS PICTÓRICOS-ARTÍSTICOS BASADOS EN LA LEYENDA
 

 

Alfredo Gil del Río  

 

      Penetré en el interior de la catedral de Santo Domingo de la Calzada con la intención de poder contemplar el sepulcro de aquel Santo cuyo nombre tantas veces pronunciaron los labios de los sufridos peregrinos en recuerdo del hombre que con su esfuerzo personal logró trazar un camino en la espesura del bosque para alcanzar un sueño universal: un mundo sin fronteras.

      La nave se hallaba sumida en un impresionante silencio interrumpido por el ruido de un gallo y una gallina vivos que con inquieta movilidad recordaban el más celebre milagro de la ruta jacobea: el milagro del ahorcado. Una frase resultó popular: Santo Domingo de la Calzada, que cantó la gallina después de asada.

      El gallo y la gallina vivos -que seguía contemplando- eran símbolos dee supervivencia de un bello poema de caminantes y peregrinos, asentada por el fabuloso «Camino de Santiago», denominado también «Camino Francés» o «Ruta de Compostela», donde la peregrinación adoptó la forma de una extraordinaria aventura. Es la historia más bella del Camino de Santiago. Se dice que hacia el año 1400, un matrimonio alemán residía con su hijo en la localidad de Santés, en el norte de Francia. Su fe les impulsó a visitar la tumba del apóstol Santiago en pago de ilusionada promesa. Atravesando los fatigosos caminos de la ruta jacobea penetrarían en la ciudad de Santo Domingo de la calzada. Cansados por el largo viaje decidieron hospedarse en un viejo mesón. Sus dueños tenían una hija que les ayudaba en el duro trabajo de atender a los peregrinos. Al ver al joven alemán no pudo evitar un fuerte e inesperado amor que no intentó ocultarle. Al verse rechazada y en un deseo de venganza se le ocurrió meter en el zurrón del joven peregrino una valiosa taza de plata que había sustraído de entre los bienes familiares. Al día siguiente, cuando los peregrinos se disponían a partir, denunció el hecho a las autoridades, requiriéndolas para que se le registrase a la que se accedió ya que la joven alegaba que había presenciado el momento en que el peregrino sustraía la valiosa taza. En aquellos tiempos el robo y el hurto se castigaban con penas rigurosas. De nada sirvieron sus excusas y alegaciones de inocencia, y fue juzgado y condenado a la horca, como pena capital.

      A su regreso de Compostela, los padres decidieron parar nuevamente en Santo Domingo de la Calzada para rezar ante el cadáver de su hijo que todavía pendía de la horca como ejemplo de rigurosa justicia y temor de ladrones y malhechores que buscaban su víctima propiciatoria en los viajantes. Al arrodillarse los acongojados padres delante del cuerpo de su hijo, cual no sería su sorpresa al escuchar claramente: «Madre mía, ¿por qué lloráis al muerto cuando dichoso vivo? El bienaventurado Santo Domingo de la Calzada me ha conservado la vida, él me ha mantenido y sostenido como ahora me véis. Id y dad parte a la justicia» .Los padres, presurosos y con grandes muestras de alegría, corrieron a la casa del Corregidor -que habitaba en el Barrio Viejo, frente al Colegio de Religiosas Bernardas, en la parte conocida como casa del Conde- a quien hicieron un apresurado relato de lo que acababa de acontecer. Hallábase éste a punto de trinchar dos aves de corral e incrédulo de la historia que acababa de escuchar exclamó: «jVuestro hijo está tan muerto como esas aves que voy a trinchar!». De pronto se produjo un hecho asombroso; el gallo y la gallina resobraron sus plumas y con fuerza se oyó el cantar del gallo.

      Con el maravilloso milagro de Santo Domingo el joven peregrino recobraba la vida, y con lágrimas en los ojos se iba alejando de aquella ciudad que había acrecentado su fe...

      Su primera versión la encontramos en el siglo XII en el «Liber Sancti Jacobi» , desarrollándose los hechos en el año 1090 siendo los peregrinos de nacionalidad Alemana, y llamándose el hijo Hugonell a quien se atribuirá el robo de una copa de plata; para Domenico Laffi los peregrinos eran «Grecs de Thessalonique» produciéndose el milagro en el mismo año.

      Antiguos cronistas dan detalles de aquel milagro, con ligeras variantes...

       González de Texada, precisó una serie de datos que siguen persistiendo en evocaciones del milagro...

       «... en que corre esta Historia, le doy este lugar por los años de mil quatrocientos, poco más o menos. Sucedió, pues, en esta forma». «Dos vezinos, marido y muger, de la Villa de Santos, cerca de Vvesel, y Res, en el Arçobispado de Colonia, determinaron ir a Santiago de Galicia en Romería con vn hijo suyo, mancebo de po- cos años. Pusieronse en camino: a la Ciudad llegaron de Santo Domingo de la Calçada...
      Possaron en vn Meson de esta Ciudad, cuyos dueños tenían vna hija doncella de mas buen parecer, que recato... ...
      Arrastrola tanto la passion amorosa, que se le declaró al gallardo mancebo, abandonando toda la honestidad...
      Viendo la deshonesta moça burlados sus intentos lascivos, troco el amor en odio, como suele suceder a tales, y trató de vengarse del desprecio...
      ...Determino poner en el zurron del inocente Peregrino vna taza de plata, que sus padres ponían en la mesa para que los passageros bebiessen.
      Tomaron padres, y hijo su camino; y ella traydoramente infame, luego que los juzgò ya fuera de la Ciudad, empecò a dar vozes, diziendo que no parecía la taza, y que aquel moço Peregrino se la avria llevado. Creyose su dictamen con facilidad. Fueronse los padres de la moça al Corregidor de la Ciudad a pedir justicia; mando el Corregidor, que los Alguaziles fuessen a toda diligencia en busca de los Peregrinos, a quienes hallaron a poca distancia: Re- gistráronles lo que llevaban, y en poder, del mancebo fue hallada la taza...
      Se producirá el milagro en la forma conocida.
      Baxaronle de la horca con gran ternura, y admiración, y con procession solemne le llevaron al Sepulcro del Santo, donde se dieron a Dios muchas gracias por tal beneficio; entregaronsele a sus padres, y todos tres tomaron su jornada para Santes, su Patria, donde muchos años después murió el Peregrino: y en su rexa, frente al Sepulcro del Santo, que oy se conserva sobre la puerta de la Torre Mayor, en cuya frente se pinto el Gallo, y Gallina, las pusieron en él; y como no podían conservarse así mucho, se ha observado después aca tener este nicho vn Gallo, y vna Gallina blancos, que se mudan a sus tiempos, en memoria del Milagro. De ellos llevan plumas los que visitan al Santo, con quienes ha obrado Dios muchos prodigios. Pusose encima de la puerta de casa, en que suce- dió el Milagro, este rótulo: En esta casa sucedió el Milagro del Gallo, y la Gallina: y en el año de mil quatrocientos y treinta y nueve, dize, que se conserva en el Archivo de aquella Santa Casa. Ya este se cayò, y su sitio esta hecho prado; pero con la tradición de que sucedio allí este Milagro. Desde este sucesso milagroso nuestra Santa Iglesia, y nuestra Ciudad, al Arbol, y Hoz, que antes tenía por armas, como vimos, añadieron vn Gallo, y vna Gallina en su Escudo de Armas, de todas las cuales vsan oy las dos Comunidades».
      «Dícese que pasando por aquí en peregrinación á Santiago un matrimonio con un hijo llamado Hugonell, de procedencia teutónica, una moza tan vengativa como poco recatada, viendo burlados sus torpes deseos, concibió el malvado proyecto de perder al inocente y puro mancebo, fingiendo y atribuyendo á éste el hurto de una valiosa taza de plata, que ella furtivamente había colocado en el saco del virtuoso doncel. Denunciado el hecho y encontrado el cuerpo de delito, á pesar de las protestas del pobre Hugonell, fué condenado á muerte, sufriéndola resignadamente en alta é ignominiosa horca. Pero contemplando sus infortunados padres el terrible suplicio en que se había cumplido el fallo jidicial, observaron que su hijo pendiente del afrentoso madero, se hallaba vivo y sano, manifestándoles que debía la vida al patrocinio y mediación de Santo Domingo.
      Llenos de alborozo aquellos, comunicaron el hecho á la Autoridad; pero al Alcalde, que á la sazón estaba para comer un gallo y gallina asados, despreciando la relación como fabulosa é imposible, contestó que tan vivo estaba el peregrino como la tostada vianda acabada de servir a la mesa. Mas con asombro suyo, de los comensales y demás personas, las aves vistieron en el acto blanca y hermosa pluma y saltando por la mesa, comenzaron á cantar fuertemente dando portentoso testimonio del milagro del peregrino.
      En antigua narración la procaz y sensual moza, autora de la calumnia, sufrió después fuerte castigo.
      Desde entónces se conserva en la Iglesia un trozo de madera de la horca, y en un lucillo enrejado frente á la Capilla Santa, existen un gallo y una gallina blancos, que se procura cuidar, alimentar y sustituir convenientemente. La Ciudad añadió también la imágen de estas aves al timbre de sus armas, á cada lado de la encina, que arriba se mencionó».
Ignacio Alonso Martínez ( Santo Domingo de la Calzada, año 1889) .

      Agustín Prior ( Santo Domingo de la Calzada) hace la siguiente relación del milagro:

«Cuenta la tradición que, entre los muchos peregrinos que hicieron alto aquí para visitar el sepulcro, lo hizo un matrimonio de Santis, del reino de Francia, arzobispado de Colonia, con su hijo de dieciocho años llamado Hugonell. Habiendo resistido éste los torpes deseos que su lozana juventud despertó en pícara moza que servía en el mesón donde se hospedaron, esta mala mujer, recordando el ejemplo de José en Egipto, escondió, para vengarse, en el equipaje del joven, una taza de plata. (Las joyas fueron la obsesión durante la Edad Media. Para ganar voluntades y sobornar autoridades, a menudo se dan y se toman joyas labradas, de metales preciosos. Santiago, varias veces hubo de hacer milagros para demostrar la inocencia de peregrinos, acusados de robar joyas). (Pijoan, Summa Artis, pág. 588. volumen IX). y cuando los peregrinos pre- tendieron seguir su camino, la moza denunció el robo ( Génesis, XXXIX, 14 y s.; XLIV, 2.5.12).
      El Fuero Real de Alfonso el Sabio castigaba con pena de muerte el delito de hurto. Encontrada la vasija de plata, el inocente peregrino fue ahorcado. Sobreponiéndose a su gran dolor, los padres, después de varios días, pasaron llorando ante el infame patíbulo; pero escucharon la voz inconfundible de su hijo, que les anunciaba que el Santo, velando por su inocencia, le conservó la vida.

(No se precisa si conservó la vida mucho tiempo o le resucitó cuando volvieron los padres de Compostela).

      Con la emoción que puede suponerse, se presentaron los padres en la casa del corregidor, que asumía entonces funciones judiciales anunciándole el milagro obrado en su hijo. Incrédulo aquél ante hecho tan extraordinario, respondió que su hijo está tan vivo como el gallo y gallina asados que se disponía a trinchar. Como respondiendo a su falta de fe, aquellas aves, vistiéndose de blanca pluma, saltaron de la fuente, se pasearon por la mesa y cantaron. El corregidor y los padres fueron inmediatamente ante el patíbulo y, recogiendo al peregrino, con la ciudad entera, formando alegre manifestación, fueron a dar gracias al Santo bendito y milagroso. Probablemente, desde aquel día los gallos no han dejado de cantar en el recinto sagrado de la Catedral».

      Una creencia muy arraigada en los hombres primitivos la tuvo el culto a los animales que en muchas civilizaciones tenían significados divinos con tintes mágicos en las religiones paganas. En la Africa negra la cría de animales domésticos tiene matices de adoración. El sacrificio de animales para aplacar la cólera de los dioses, con prácticas extendidas con sacrificios, ágapes sagrados o ritos religiosos en los que ciertos animales aparecen como «protagonistas» con facultades sobrenaturales o medio de comunicación con los poderes invisibles. El gallo también tuvo su representación en esos credos religiosos. En los pueblos primitivos consideraban que tenía la facultad de librar de diferentes males. Su canto matutino simbolizaba el final de una noche con sus pesadillas y misterios. En otras experiencias supersticiosas son portadores de remedios contra los espíritus malignos, por lo que resulta necesaria su presencia. -que resultaba una costumbre en los pueblos germanos- en los momentos de inaugurar una morada. Con el cristianismo tuvo significados de protector de las almas en su camino hacia el otro mundo, y su nombre se repite en algunas narraciones bíblicas que se han citado por escritores e investigadores. Calvo Espiga con citas de E. Cosquin, hace referencia de las siguientes:

-Cristo profetizó a Pedro: «... antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres» (Mc. 14.30 b).
-Según una leyenda copta, en la última cena que Cristo celebró con sus discípulos fue servido un gallo asado. -Cuando Judas salió con el pretexto de hacer unas compras, el gallo se levantó por orden de Cristo y siguió al apóstol. Poco después volvió con la noticia de que Judas había entregado al Maestro.
-Villancico gitano que incluye la historia de una visita que, de incógnito, hizo el Salvador al fabuloso monarca. En un momento en que el faraón dudaba de la divinidad de Cristo, un gallo que el rey tenía sobre la mesa para comer se levantó en el plato y cantó tres veces para convercerle.
-Según un villancico inglés -El cuervo y la grulla- no fueron los reyes Magos quienes provocaron la matanza de los Santos Inocentes sino un gallo. Cuando anunció a Herodes que había nacido un príncipe a quien nadie podría destruir, dijo el rey:

«Si esto es verdad,
como tú me acabas de contar,
ese gallo que está asado,
en la fuente saltará y tres veces cantará».

Villancico inglés en el que San Esteban aparece como un escriba del palacio del rey Herodes. Al ver la Estrella de Oriente reconoció que había un rey más poderoso que Herodes y decidió abandonarlo. Enterado el rey de esta postura de Esteban, le desafió diciendo:

«Tan verdad es eso, Esteban,
que me acabas de decir,
tan verdad,
como que ha de cantar el gallo
que asado está en mi plato».

      Parece indudable que la temática del milagro puede encontrarse en unas concepciones y pensamientos de época que en la actualidad resultan de difícil comprensión. Su mentalidad, mitología y ambiente socio-cultural eran diferentes. Es difícil de explicar los vínculos mitológico-religiosos del hombre con la naturaleza, las plantas y los animales. El pueblo vivía siempre con la mente «en el más allá» , en el contínuo temor a una muerte que constantemente le acechaba y por ello imploraba ese «camino de salvación» en el Dios «desconocido». El hombre es funerario -en su temor a la muerte- y religioso -buscando la continuidad de su vida-. Mira lo que le rodea y pretende encontrar nuevos significados. La magia estaba supeditada al culto de los muertos. ¿Motivos? Ellos estaban en otra vida. y no se podía hablar de inverosimilitud porque todo era posible y explicable. Ríos, montes y animales de cualquier clase eran motivo de culto y adoración...

      No queremos hacer más que someros análisis de ese «clima» existente a la llegada del cristianismo. ¿Es que éste podía radicalmente cambiar unos cultos, hábitos y costumbres arraigados por el paso de los siglos? Rotundamente tendríamos que pronunciarnos por la negativa. Anacoretas, ermitaños, peregrinos invocan la protección de Dios. Siguen manteniéndose sueños y visiones en un marco de paganismo con el lema del hombre primitivo «lo que se ve en sueños es una realidad». Resulta, pues, evidente que el hombre medieval estaba mentalizado con la idea generalizada de que «todas las cosas eran producto de Dios». Es el singular mundo de la brujería, con sus magos, brujos y hechiceros; los animales siguen conservando antiguos significados y las plantas y piedras contienen misteriosas propiedades.

      Los reyes solamente tienen trazada una misión: la guerra. La cultura se centra en los viejos monasterios, y los juglares en suntuosos salones de los castillos, como en viejas plazas o aisladas aldeas, contarán gestas y  hazañas de sus señores o curas increíbles que dicen haber presenciado...

      Es evidente que la temática de la leyenda del ahorcado fue una narración religiosa muy difundida en Europa en representaciones para-litúrgicas y manifestaciones orales y escritas; pero también debe admitirse que el «hecho» motivador del milagro se produjo en Santo Domingo de la Calzada, como se evidencia no solamente por una tradición oral sino por otros testimonios, como ese trozo de madera de la horca del peregrino que se encuentra en el templo con una inscripción que reza así: «Esta madera es la de horca del peregrino»; la fabulosa y rudimentaria hoz del Santo guardada cerca de su tumba. Y en la ciudad contemplamos una sencilla lápida en una tapia: es la casa del corregidor y allí vemos en su centro una imagen borrada de la Virgen con el gallo y la gallina.

      El milagro del gallo y la gallina se propagó por todos los caminos hasta el punto que dió origen a la que pudiéramos tipificar de «moda Jacobea», probablemente iniciada por el escrito Marineo Sículo:

«Yo certifico esto, porque lo ví y fuí testigo y conmigo llevo una de estas plumas».

      El inconfundible hábito del peregrino ostentando «la concha de Vieira» como emblema original, se vió enriquecido con unas «plumas de las aves del milagro»...

      Las versiones de antiguos y modernos escritores sobre el milagro del «Gallo y la Gallina», también conocido con la «Leyenda del ahorcado», tiene escasas variaciones. Considero que más bien quedan reducidas a una mayor o menor riqueza narrativa. Un estudio comparativo, podrá mostrarnos que la inicial descripción del hecho se va modificando en su final, buscando una mayor dramatización con el castigo de los culpables. En los primitivos relatos al final es coincidente con el milagro. Barret/ Gurgand (Priez pour nous á Campostelle) resaltan que entre Nompart de Caumont (1417), Laffi (1670) y Manier (1726) la leyenda se enriquece con el castigo del juez la costumbre de alimentar el gallo y la gallina en la iglesia y llevar como recuerdo de la leyenda una pluma en el sombrero. Su visita a la catedral de Santo de la Calzada la expresaba con estas palabras:

«En mai 1977, un cop et une poule blancs tous deux et bien vivants, étaient toujours visibles, dans une niche de la cathédrale de Santo Domingo de la Calzada, en regard du tombeau du saint».

      Las alusiones al milagro fueron motivo de canciones y relatos que tuvieron gran difusión a lo largo de la ruta compostelana.

« ¡Oh que nous fûmes joyeaux
quand nous fûmes a Saint-Dominique,
en entendent le cop chanter
et ausada blanche galina».

      En el Criticón, con espíritu de sátira al soldado hipócrita, dice que las plumas de las aves protagonistas de la leyenda de Santo Domingo son expresión de «soldado cobarde» con ese dicho popular «eres un gallina».

      Robert Southey (1774-1843) en su obra The Pilgrim of Campostella ciñó su trabajo del milagro como fondo irónico contra la religiosidad del pueblo español.

      En 1743 aparece publicada una obra Peregrinus Campostellanus que inicialmente sigue la temática de la leyenda pero posteriormente la desvirtúa hacia una serie de disquisiciones para exaltar la castidad.

      Considero que el milagro en sí tiene escasas variantes. Yo diría que exclusivamente de una mayor o menor riqueza narrativa. Su relato reviste las características propias de las narraciones alegóricas, con los matices propios de la mística cristiana de la época medieval. En su esquema se pueden precisar dos partes: la primera es expresión de la espiritualidad monástica. La fe salvará al inocente peregrino. Su castigo fue impuesto por los hombres. El robo y el hurto estaban severamente castigados como protección a los peregrinos que sufrían contínuos despojos. Lo único que le dejaron de valor a Geofroi de Buletot fue el caballo al ser sorprendido, antes de llegar a San Juan Ortega, por profesionales del hurto y se pregunta «si sería Thomas de Londres el que le desvalijó, viniendo al magín historias sucedidas al inglés Odín de Merry, que se hacía amigo de los romeros y acudía con ellos a las posadas para salir de tapadillo a medianoche con el victorioso producto del robo. Lo mismo que a Londres, le tocará ser llevado a la horca este otro inglés que de noche que dormía en su lecho, seis florinesde oro que le descosió de la manga de la saya e assi lo manifestó. Y eso se lo hizo a un romero jacobita. En la Baja Navarra fue hecha justicia «de dos ladrones que robaron dos rumeos alemanes en el hospital de Izuat, de los quoales, el uno fue enforzado, el otro azotado y desorellado» .Tuvimos suerte porque no nos dieron brevajes, como a otros, para dormirnos y reducimos a inactividad. Eso lo suelen hacer después de sacarte la conversación de la sed. Te ofrecen un potingue y caes sin sentido.

      Era también inglés, y por estas tierras fue ahorcado, aquél que «daba yerbas a los romeros a beber en los caminos que se adormecían y así los robaba».

      Y menciona un milagro que centró mi interés por tener cierta coincidencia con la temática de la leyenda del ahorcado:

«Subiendo por estos montes de Oca feneció el hijo pequeño de un matrimonio peregrino. Las lágrimas de su madre se derramaron en tal medida que provocaron la resurrección del muchacho, según cuentan las leyendas áureas de Santiago, que son como "guías" de turismo de este viaje colosal. En San Félix de Oca se me ha atravesado un arco de herradura mozárabe. Entre robledales nos acercamos a Urtica, lugar muy frecuentado por los maleantes. Justamente, San Juan de Ortega funda un monasterio y una alberguería para defender a los romeros contra los ladrones que, por día y noche, robaban y mataban a cientos de peregrinos».

      También Geofroi de Buletot (año 1381) refería en su cuaderno anotaciones de los peregrinos a su regreso de Compostela:

«Transitan con las plumas de gallo y de gallina que han comprado a los buhoneros de Santo Domingo de la Calzada y que en dicha localidad le hablaron del caballero francés, poseso del "diablo", que camino de Compostela se libera de él en un rincón de la Calzada; además llegaron a mis oídos los dichos sobre Bernardo, el infeccioso purulento que se cura de la lepra, o peregrino normando que queda bien del ojo doliente. Nadie que pase por aquí dejará de visitar en la catedral el gallo y la gallina blancos, descendientes de aquellos otros que estaba comiendo el juez de Santo Domingo, en el momento en que el padre del muchacho normando -ajusticiado por la acusación de robar una copa de plata en el hostal de este pueblo- fue mantenido con vida por Santiago, no obstante hallarse en la horca, encaramado en la picota del pueblo. A la vuelta del viaje de Compostela, sus padres lo encuentran con vida; entran impetuosos en casa del juez,cuando engullía un buen plato combinado de gallo y gallina -¡Qué vivan y cacareen y kikiriqueen estas aves del corral, si lo que me decís es cierto!- y, zas, se emplumaron de nuevo el pollo y la gallina asados. En recuerdo de tal milagro jacobeo, se conserva un par de gallináceas dentro de la catedral. Yo también, como otros, tomé varias plumas para colocármelas en mi sombrero de fieltro de ala ancha, que me protege contra el sol y la lluvia. Cada siete años -si no se mueren antes- cambian los animalitos por otros. A los que ya no me presté fue a alargarles, por ver si picaban, unas migas de pan, colocadas en la punta del bordón, como es usual entre los más supersticiosos. Dicen los crédulos que eso da suerte para llegar a Compostela».

      Küning de Vach se siente impresionado de la contemplación «de la gallina junto al altar». En silencio observará los vestigios del milagro, entre ellos la cocina donde fueron asados el gallo y la gallina. En su mística cristiana unas frases sellaron su visita a la ciudad de Santo Domingo de la Calzada:

« yo sé bien que no es mentira; piensa que Dios lo puede hacer prodigiosamente todo».

      En versión del alemán Künin, el milagro tuvo lugar en el año 1400; los peregrinos eran franceses, procedentes de Santis. La narrativa tiene pocas variantes de la más generalizada. El joven llamado «Hugonell» tiene 18 años y se resistirá a «los torpes deseos» de la moza del mesón. En venganza le esconderá en su bolsa «una taza de oro» y seguidamente le denunciará por robo.

      Como se deduce de los hechos, los motivos son similares, por no decir idénticos, a las versiones que tradicionalmente se escucharon en la ruta en unos momentos que habían dictado severas medidas para protección de los peregrinos. No debe olvidarse que el Fuero Real de Alfonso el Sabio castigaba con la pena de muerte el delito de hurto.

      En Portugal, se conserva una leyenda popular denominada «El Gallo de Barcelos». En la localidad de este nombre existe un monumento de piedra rematado con una cruz, que se dice que fue levantado por el padre de un gallego, que injustamente por robo se le condenó a la horca. Un gallo que estaba sobre la mesa de los jueces se levantó para dar fe de su inocencia. y aquella cruz sigue evocando en sus grabados el joven ajusticiado sostenido en los pies por el Santo con hábitos de peregrino y Cristo crucificado teniendo a sus pies a un gallo en actitud de canto.

      El diamante denominado Regalía de Francia, donado por el rey Luis VII, motivó la leyenda de Santo Tomás portando una piedra colocada en el anillo que llevaba en uno de sus dedos. El arzobispo, que había presenciado la escena, se sintió sorprendido por el extraño brillar de la joya, como mensaje divino. Le rogó al monarca que la ofreciera al Santo, a lo que no accedió porque le daba la suerte en sus expediciones guerreras. Al pronunciar sus palabras de negativa se produjo un hecho insólito: la piedra saltó del anillo y se incrustó en el sepulcro.

      El tudesco-alemán Herman Küning de Vach (año 1496), vivió la Ruta Jacobea, él nos dejó interesantes relatos. La leyenda del gallo y la gallina la dejó en sus recuerdos escritos, evidenciando no solamente un «pensamiento de época», sino también su propio sentir, que le impulsa a una afirmación.

«Te aconsejo andes cuatro millas a Santo Domingo; en el hospital encuentras de comer y beber. No olvides de la gallina de junto al altar y la considerarás bien; piensa que Dios lo puede hacer prodigiosamente todo, que se escaparon del asador. Yo sé bien que no es mentira, que yo he visto el cuarto donde echaron a andar y el hogar donde fueron asados.»

      Louis Charpentier, quizá en un enjuiciamiento riguroso para la mentalidad de una época, significa que a los narradores se les permitía entretenerse relatando los milagros que el Santo hace en favor de los peregrinos a lo largo de la ruta de Compostela, y calificándoles, en cierto modo, como «la publicidad comercial» de los lugares preparados. Y Charpentier cita «el malvado mesonero castigado, ahorcado que continúa vivo, el pollo asado que recobra la vida en Santo Domingo de la Calzada» y considera que son relatos tardíos cuando el verdadero objetivo de la peregrinación había sido alcanzado.

      A. Apat-Echebame, al tratar de este atrayente tema en su obra Noticias y viejo texto de /a «Lingua Navarrorun» sobre e/ País Vasco-Navarro, señala que esta piadosa leyenda es muy conocida y se encuentra, entre otros autores en la Legende Doréede Voragine, y que ya en el siglo XV aparece en una obra provenzal, Ludus Sancti Jacobi, y que una de sus más antiguas variantes se encuentra al final de la Pastoral suletina Jundane Jacobe(Saint Jacques) y que es digna de mencionarse por ser las pastorales la representación popular de la Vasconia medieval.

      Angel Irigaray, con el pseudónimo de A.Apat-Echebame, cita en su obra una conocida estrofa en vasco:

«Sent-Domingora ninzanian,
helàs Jinco Jauna
Elizan barna sartu ninzan
otoice eguitera,
han ikusi nin miracuillu
pelegrier heltia,
oillarra enzun cantatzen
hareki oillo churia.»

 «Cuando llegué a Santo Domingo de la Calzada ¡Ay Dios mío! Entré en la iglesia a rezar y ví el milagro que le aconteció al peregrino, oyó cantar el gallo junto a la gallina blanca»

       El mismo investigador menciona que en otra versión (Candillac:Propos garsons) se explica que si el ahorcado pudo permanecer vivo, solo fue porque el apóstol Santiago sostenía con sus manos los pies del joven peregrino, y que en la pieza teatral suletina, se cuenta que cierto muchaco llamado Domingo, yendo a Compostela, con su padre, y con su madre en peregrinación, se aloja en una hostelería, cuya sirviente, llamada Pascaline, le hace proposiciones deshonestas.

      Domingo resiste a las demandas; y Pascaline, para vengarse, esconde una bolsa de dinero en  la ropa de Domingo, cautelosamente:

«Cilhar gandola behar derot
sacolan ixillic exarri
bai eta uhuiñetaco
gero ats¡zeman erazi.»

Voy a ponerle en la faltriquera, una bolsa de monedas de plata secretamente, y así hacerle preder como ladrón.

Una vez que los peregrinos han partido, Pascaline se apresura a denunciar el robo a sus amos y hace prender  a Domingo diciendo:

«Ay, ey! pàpa zilar gandola
eztuzu, heben agueri
pelegri fripu haiec
ahal dukezie ebatsi»

Ay ey!Aquí no aprece la bolsa de dinero;seguramente aquellos taimados peregrinoscla habrán robado.

      Domingo es atrapado, y ahorcado; sus padres prosiguen su triste peregrinación a la tumba del Apóstol. Pero tanta virtud y piedad son al fin recompensados como se ha relatado.Por orden del preboste se descuelga el buen Domingo, y se ahorca en su lugar  a la pérfida Pascaline. Resaltando la similitud de la leyenda con un cuento vasco que narra que en la casa A.de Vera, había un hombre muy instruido con aficiones a los libros de brujería. Una noche de invierno cuando permanecía sentado junto a la lumbre, señaló que estaba nevando en los montes de Jaca. Una persona que le acompañaba dudó de su palabra. El contestó:

      -Tan seguro es que en los montes de Jaca está nevando como que este capón que está en el asador va a cantar ahora mismo kikiriki. No había terminado de decir estas palabras cuando el capón empezó a cantar fuertemente ante el espanto de los que se hallaban en la cocina.

      El francés Camount hacía referencias del milagro en el año 1417 sin diferencias acusadas de la conocida narrativa. Otro investigador como L. Petit de Juleville llega a la conclusión que pueden sacarse tres misterios del siglo XIV escritos en lengua provenzal con la misma temática.

      Louis Reau en la «Histoire Literaire France» (siglo XIV) resalta que entre las notas de un notario (M. Mille) de Manosque, se encontró con el título «Ludus Sacti Icobi», algunas notas de un misterio provenzal medieval que tiene como temática el milagro del ahorcado.

      Otros investigadores buscando similitud de motivos han pretendido la paternidad de la leyenda en Toulouse y Aix-la-Chapelle: ciertamente la primera nos ofrece una versión en la que en su temática se ven mezclados hospederos, peregrinos alemanes, riquezas, ajusticiamientos etc. cuyos datos encajan perfectamente con la de Santo Domingo de la Calzada, con excepción de la presencia del gallo que aparece ausente en la narración francesa.

      Como hemos podido analizar en las distintas versiones expuestas, existe una identidad narrativa, por lo que un punto permanece apasionante: el origen y realidad de la leyenda. Quizás ello, me lo haya podido resolver en parte, Jeannine Warcollier al facilitarme el trabajo «Les chemins de Saint-Jacques dans le Nort de la France» editado con motivo de la exposición organizada en 1988 por el Musée de la Chartreuse et l'Association Régionaledes Amis de Saint Jacques en colaboración con el Centre Européen d'Etudes Compostellanes que en su página 36 textualmente hace la siguiente reseña:

SCENE DU MIRACLE DU PENDU-DEPENDU.
XIº siecle.
Manuscrit. Reliure parchemin a rabats et titre sous plaque de come. H. 0,242; L. 0,173.
Prov.: Abbaye de Saint-Amand.
Valenciennes, Bibliotheque municipale, Ms. 502, f. 17 rº.

      Este manuscrito es una evocación de la vida de Saint-Amand.en el Fº 17 rº en su parte superior aparece una escena del proceso, donde se reconoce al conde de Tournai condenando a un hompre, no obstante las súplicas de Saint-Amand. En el registro inferior aparece el condenado , ahorcado y Saint-Amand se lleva el cadáver. Al fol. 17 vº , Saint-Amand resucita el muerto. En dicho trabajo se hacen las observaciones de que ninguna relación debe existir entre la leyenda de Saint Amand y la peregrinación a Compostela, ya realmente el manuscrito constituye uno de los fundamentos de la tradición literaria Jacobita. La narrativa de la leyenda de Saint Amand se propagó primeramente a Toulouse y posteriormente a Santo Domingo de la Calzada donde se añadieron nuevos motivos.

      En el mismo trabajo de la mencionada exposición aparece en su página 37 la referencia siguiente:

LE MIRACLE DES TROIS PELERINS ALLANT A SAINT -JACQUES: LE PENDU DEPENDU.
XVIIº siècle. Ecole flamande.
Bois. H. 1;L. 1,20.
Etaples, Eglise Saint Michel.

      Con el cementerio de que el milagro fue primeramente atribuido a Saint Amand, situando los holandeses la familia en Nimègue, los Alemanes en su casa, los Etaplois en Etaples, otros en Toulouse  ¡... haciéndose una narrativa! -similar a la versión de Santo Domingo de la Calzada-  de esa familia de pescadores de Etaples que buscarán albergue en una posada con las variantes de que la criada será condenada a ser quemada: los peregrinos al regresar a su pequeña ciudad del Nord, en reconocimiento a Saint-Jacques regalarán a la iglesia un cuadro relatando el milagro.

      En cualquier supuesto por la tradición popular más generalizada debemos admitir por nuestra parte que el suceso se desarrolló en Santo Domingo de la Calzada con la paternidad que le concede el haber sido sede de la leyenda más popular del Camino Francés a Compostela. Difusión que llegó a límites increibles que como acertadamente dice Agustín Prior Untoria refiriéndose a Santo Domingo de la Calzada, «todas las imágenes del santo llevan al pie un gallo y una gallina, que se añdieron también al escudo del Ayuntamiento»

      Al archivero y Sacerdote Padre Ciriaco López de Silanes se le debe el hallazgo entre antiguos documentos y legajos del archivo Calceatense de  una bula concedida el 6 de octubre de 1350 a todos los obispos europeos por la que se conceden indulgencias a todos los fieles que dando una vuelta al sepulcro-tumba del Santo y «recen la oración dominical (padrenuestro) y la salutación angelical (Avemaría),así como a los que miren y vean el gallo y la gallina que allí están y veneren otras reliquias».

      Es evidente que la mencionada bula es una prueba más de la difusión que la conocida leyenda tuvo en la Ruta Jacobea y que en la fecha de su expedición ya se conocía en toda Europa el célebre milagro, que calificó a una ciudad con las célebres frases: «Santo Domingo de la Calzada, que cantó la gallina después de asada». En la catedral de dicha ciudad son tradicionales las Vueltas del Santo, cuyo sentido religioso y origen quizá se puede buscar en esa vuelta al sepulcro del Santo que hacían los antiguos peregrinos. Al dejar la ciudad de Santo Domingo de la Calzada seguiremos evocando su antigua catedral con los motivos de nuestra narrativa, y quizás nuestro último recuerdo fue el contemplar en lo alto de uno de sus muros un trozo de madera que sirvió al inocente peregrino que protagonizó la leyenda más difundida por los distintos caminos hacia Compostela.

      La localización de algunas obras de arte que tienen como temática el milagro o están inspiradas en él nos dan una idea de la difusión de la narración:

-En la sacristíade Murat (Auvemia, Francia) existe un cuadro de grandes dimensiones en el que se desarrollan motivos del milagro, que se repiten en ocho pinturas de un muro de la ermita de Tafers (Suiza), edificada en 1974.
-Vidriera en la Iglesia de Triel (Seine et Mame, Francia).
-Fresco obrante en el Hospital de Santiago de Asís (Italia), obra de Antonio Mezzastris (s. XIV), en la que aparecen los peregrinos ante el corregidor .
-Iglesia de Villareal (Castellón), con bella versión de la leyenda, figurando en su fondo el joven ahorcado cuyo cuerpo aparece sostenido por el Santo.
-Xilografía iluminada a mano del siglo XVIII, con motivos de la le yenda, obrante en el Instituto Municipal de Historia de la Ciudad de Barcelona.
-Fresco con relatos jacobeos, en los que aparece el milagro del gallo y la gallina en la ermita de Uberlingen (Alemania).
-Miniaturas del manuscrito de las Cántigas en la Biblioteca del Monasterio del Escorial.
-Madera grabada sobre la temática «Saint Jacques et ses pelegrins» obrante en la Biblioteca Municipal de Troyes, en la que en su parte superior izquierda aparece la simbología de la leyenda del ahorcado.
-Retablo de Solsona (s. XII).
-Vidriera de Saint Quen (s. XIV).
-Fresco de la Capilla de los Peregrinos. Asís. Su autor es P. Mezzastris (s. XV).
-Miniatura del Libro de las Horas de Etienne Chevalier. Chantilly. El autor es Jean Fouquet (s. xv).
-Ocho tablas del pintor Friedrich Herlin (año 1466) en Rothenburg ob der tauber. Alemania.
-Escuela Renana. Dos paneles de la antigua colección de IIphonse Allard de Bruselas (s. XVI).
-Escuela de Nuremberg (año 1530). Museo Nacional Bávaro. Munich.
-Vidriera de la iglesia de Santiago. Lisieux (año 1527).

En los siglos XVII y XVIII la iconografía del tema se hace genuinamente popular: medallas que llevaban los peregrinos, estampas, etc. Surgen también canciones de peregrinación sobre el mismo tema (Oh!, que nous fûnes joyeux...) y en el sur de Italia un «poemetto» que versa sobre lo mismo. En la catedral de Santiago aparecen los cincelados con esta misma temática:

-En la Custodia de los «Aries».
-En uno de los dos púlpitos de bronce del siglo XVI, obra de Juan Bautista Celma.

 

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IV.- ANÁLISIS DE LA LEYENDA DEL AHORCADO EN DIFERENTES VERSIONES.
TESTIMONIOS PICTÓRICOS-ARTÍSTICOS BASADOS EN LA LEYENDA
 
Capítulo V. Las Leyendas más populares
EL CAMINO FRANCÉS A COMPOSTELA
(Evocaciones y Leyendas siguiendo las estrellas)
Alfredo Gil del Río