De la fundación misteriosa del insigne monasterio de Santa María la Real por el rey Don García el VI de Navarra en la ciudad de Nájera 

     En tan noble y antigua ciudad, calificada como episcopal y real silla, y en sitio deleitoso y de clima tan propicio, como se ha dicho, fundo el Rey Don García de Najara el ilustre y por muchos títulos real monasterio de Santa María, dándole ocasión y motivo este misterioso suceso.
     Era el Rey Don García animoso y de corazón grande, y así mientras asistía en la corte y no ejercitaba su valor en las guerras, a que era muy inclinado, en especial con- tra moros enemigos de nuestra católica fe y cristiana religión, procuraba ocuparse en cosas que no desdijesen de aquel ejercito, como era correr y hacer mal a caballos y andar a caza, propio ejercito de nobles. Con este fin, pues, salió el Rey un día de la otra parte del río Nagerilla, llevando un nebli, especie de halcón que se cría en el Nor te, en la mano, deseoso que se ofreciese algún pájaro en que ceballo, descubrióse una perdiz, en cuyo seguimiento soltó el Rey el neblí, procurando sin perderlos de vista, acompañarlos a todo correr del poderoso caballo en que iba, y vadeando el río Nagerilla, vió que se encovaron en una estrecha cueva, que estaba en una espesa y amena arboleda en peña tajada, muy cerca del camino, por donde los peregrinos pasaban a Santiago. El cual engolosinado del gusto de la caza o movido a lo que se cree a algún divino impulso, siguió los pájaros, y considerando la acedia y aspereza del acamino que le restaba hasta topar con ellos, apeóse del caballo, procuró quitar por sus mismas manos los estorbos de maleza, que le podían ser de embarazo, y con esta diligencia y con su grande ánimo forcejó (venciendo mil dificultades) hasta subir a la cueva, donde se habían guarnecido, que estaba labrada en la peña viva, y aunque por ser de boca estrecha era muy obscura, luego que el Rey entró en ella, halló tanta claridad como si el solo la bañara a su salvo en descubierto.

Miniatura románica : Federico II, "De arte venandi cun avibus". Escuela de la Italia meridional, s.XIII. Biblioteca Vaticana, Ms. Pal. Lat. 1071, c. 1 v. Federico II hace recomendaciones a dos halconeros.


     Consideró el rey y ponderó bien el sitio de toda ella, y con aquella luz descubrió un altar que estaba en la cabecera de la cueva, y vió sobre él una devotísima imagen de bulto de Nuestra Señora la Madre de Dios con su sagrado Hijo en sus brazos, y en la peana del altar estaba una campana de un quintal de peso poco más o menos, que hoy día se conserva por pítima y antídoto contra la tempestad es y nublados de que abunda la tierra y se llama de Nuestra Señora. y lo que no poco extrañó el devoto Rey fue ver sobre el mismo altar la perdiz y el neblí, siendo aves tan enemigas, juntas y con tanta paz y sosiego como si no lo fueran, sino muy hermanas.
     Cuando allí veia el Rey le convidaba a devoción, porque la imagen es de bulto, grave y devota y causa en quien la mira temor y reverencia. La cueva, siendo tan lóbrega por ser larga, estrecha y sin ventana, estaba llena de milagrosa luz y en fin, como cámara y retrete de la mística esposa, echaba de sí un suavísimo olor y fragancia singular , «quasi mirra electa dedi suvitatem odoris» , del Cantar de los Cantares .
     Tan favorecido se sintió el Rey Don García y tan acompañado de consuelo y gozo espiritual que se juzgaba estar en el cielo, de donde cobró una devoción tan grande con la imagen de la Virgen Nuestra Señora y un cariño y amor tan singular por aquel lugar santo, que formó luego concepto de edificar allí un magnífico templo de su vocación.

Miniatura románica: Ippocrate, "de diversis herbis". Escuela siciliana, s.XIII. Florencia, Biblioteca Laurentiana, Ms. Plut. 73, 16, c. 90 r. La Caza del ciervo.
     

     Confirmóse más el devoto Rey en su buen intento, porque volviendo a su palacio muy contento y alegre, la siguiente noche tuvo un dulce y regalado sueño, en que Nuestra señora la Virgen María y su glorioso Hijo se le mostraron agradecidos dándose por servidos de sus religiosos deseos .
     Consultó el Rey negocio tan grave y pio con su mujer la Reina Doña Estefanía de Fox y con un santo monje del monasterio de San Julián, que estaba un cuarto de legua de la ciudad de Najara, a quien estimaba y veneraba el Rey mucho, y dándoles copiosa noticia del uno y otro suceso, con su parecer y acuerdo se resovió e hizo voto de fundar en aquel lugar un noble monasterio de la orden de San Benito, dotándole tan amplia y magníficamente que fuese conocido y célebre en el mundo.
     No fue perezoso el devoto Rey en poner en ejecución sus píos y santos deseos, antes mandó aprestar luego materiales y que se diese principio a la iglesia, advirtiendo que se trazase y dispusiese de forma que el altar mayor viniese a estar enfrente de la santa cueva donde halló la imagen de Nuestra Señora, y que ésta se ensanchase de suerte que fuese capaz de poder enterrase en ella así el Rey como su mujer e hijos y sucesores, cuyos reales sepulcros con maravilloso orden dispuestos se muestran y se ven hoya los lados de la entrada de la cueva, ostentando juntamente devoción y majestad, de que se dará relación más copiosa en el capítulo 14.
     La prisa con que los oficiales trabajaban era tan grande como la diligencia con que los maestros y sobrestantes ponían en que creciese el edificio, ajustándose los unos y los otros a los deseos del Rey. Con lo cual por los años de 1040 se acabó de edificar la iglesia
(1), sujeto en quien el magnífico Rey pudiese vincular, como en parte principal del monasterio, la mucha hacienda, jurisdicción y calidades que deseaba acumular en él: que ese año pone Garibay, y se debe poner, la fundación del real monasterio, y desde ése se halla haberse comenzado a dotar , y no desde 1052 como algunos han pen sado.
     Todo cuanto se debe decir y se puede apetecer sobre el deseo, de la fundación de esta Real casa así cerca de su fábrica y edificios magníficos, como de su regia y ampla dotación dice el mismo Rey Don García no en la primera carta de su fundación (como  piensan algunos) sino en la que después de hecho un epílogo de todo lo que hasta allí le había dado, y refiriendo otras mercedes que de nuevo le hacía, confirma uno y otro, no sólo con voluntad y consentimiento de la Reina, de sus hijos y hermanos, el rey Don Fernando I de Castilla y Don Ramiro I de Aragón, sino también con acuerdo de todos los obispos, abades y grandes de su reino. La cual por ser en opinión común la más grave, la más elegante y bien coordinada escritura de aquellos tiempos he querido ponerla aquí traducida originalmente al pie de la letra lo mejor que ha sido posible.

1. Acabase la iglesia el año 1040 dícelo Garibay en el tomo 3 libro 12, cap. 27 fol. 94. Garibay no sólo dice que en el año de 1040 estaba acabada la iglesia, sino que ya estaba fundado el monasterio de monjes benitos. ibi

Texto de Fray Juan de Salazar O.S.B. en  "Naxara ilustrada" escrito entre 1628 y 1633. Transcripción del P. Saturnino Nalda Bretón O.F.M. y editado en Logroño por Gráficas Ochoa en 1.987

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