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EL TRIBUTO DE LAS CIEN DONCELLAS De León y las Asturias Ramiro tiene el reinado. Esos moros de Bardulia le enviaron su mandado, que si paz quiere con ellos el tributo les sea dado que les daba aquese rey, Mauregato era llamado. Cada año son cien doncellas las cincuenta hijasdalgo para se casar con ellas y tenellas a su mando. Gran pesar cobrara el rey en oír el tal recado; entró en tierra de los moros, mucho lo había estragado. En Abella1, ese lugar , muy gran lid había trabado; despartiéralos la noche en Clavijo, ese Collado. Los cristianos con fatiga a Dios estaban llamando, llorando de los sus ojos, muy grandes sospiros dando. Lo que le pedían era que no los haya olvidado, ni consienta que los moros queden muertos en el campo; ruéganle que los acorra pues es su Dios soberano. Adurmióse el rey Ramiro, Santiago le ha hablado; díjole: -Rey, sabe cierto que cuando Dios por su mano nos repartiera las tierras do fuésemos predicando, solo España a mí la dio que le tuviese a mi cargo. Defendella he de los moros, favor soy de los cristianos; despierta tú, rey no duermas, no dudes lo que te hablo, que yo te vengo a ayudar contra los moros paganos. Con una cruz colorada, rey, me verás peleando, seña blanca sobre mí y también sobre el caballo. Confiésate tú, el rey, y también los tus vasallos, herir recio2, que los moros muertos quedarán en campo; llamad el nombre de Dios con el mío apellidando-. Despierto que fue el buen rey, el sueño había revelado; hizo lo que le mandó Santiago, el apóstol santo. Hirieron fuerte, en los moros, del campo los ha lanzado, y tantos murieron de ellos, que no pueden ser contados. De allí quedara en Castilla el invocar a Santiago al tiempo de las batallas que han habido los cristianos. (Romancero Castellano) 1 Albelda |
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