EL VINO Y EL PUEBLO: REFRANERO DEL VINO
El pueblo es bebedor de vino por excelencia. Él lo elabora y él se lo bebe en su mayor parte. En las rudas faenas del campo, en los duros trabajos y en las largas caminatas, la bota o la botella, el porrón o la garrafa, son inseparables compañeros del aldeano, del artesano, del obrero o del trajinante. De todos ellos podríamos decir lo que Cervantes: "Tanto alababa el vino, que les ponía en las nubes, aunque no se atrevía a dejarlo mucho en ellas porque no se aguase".
En no pocas ocasiones su predilección nace de una verdadera necesidad fisiológica, motivada por la fatiga o el cansancio. En otras, no es sino un motivo de pasatiempo o distracción con que entretener las jornadas sin ocupación o las horas de descanso. Y así, en muchos de los pueblos de las regiones vitivinícolas de la Península, no existe otra diversión en los días de asueto que la merienda o visita a la cueva, bodega, "cercao", etc.
También, durante la comida, el uso del vino puede decirse que es general en España y lo contrario... lo expresa el vulgo despectivamente en dichos muy significativos, tales como: "Comer sin vino o es miseria o es desatino". " A bien comer o mal comer, tres veces beber". "Carne sin vino, no vale un comino, vino sin carne, algo vale..."
La amistad se sella frecuentemente con un vaso de buen vino; los contratos realizados en ferias y mercados se sancionan con la "robla "; los banquetes se cierran con brindis; se honra a los huéspedes, ofreciéndoles lo mejor de la bodega; y en las visitas de cortesía, homenajes y bienvenidas, se obsequia a los homenajeados con un " vino de honor " o " vino español ".
Unido tan íntimamente el vino a la vida de nuestro pueblo, a sus costumbres y tradiciones y, siendo de uso general desde las clases más elevadas y selectas hasta las más humildes, no puede sorprendernos que en sus expresiones, dichos, refranes, adagios y proverbios, se aluda con reticencia inusitada al vino...
En este refranero se encierra la filosofia popular, aplicada a temas diversos, pero teniendo el vino, la vid, etc. , como voces alrededor de las cuales se aplica su donaire con inconfundible maestría. Unas veces es un código de observaciones morales o una serie de elogios y consideraciones sobre el vino, su calidad y condiciones; otras, forma una técnica vitivinícola, fácilmente recordable, en la que se utiliza el santoral como si fuera nueva letanía que hace más fácil la rememoración del calendario en su aplicación a las faenas agrícolas o a las condiciones climatológicas de la época en que la festividad se celebra; no pocas, son ligeras indicaciones, sancionadas por la experiencia; a menudo, son advertencias de índole higiénica o preventiva; y en ocasiones, se trata simplemente de expresiones vulgares, sancionadas por el uso y propias del pueblo, de dichos célebres, o de frases corrientes incorporadas al lenguaje vulgar familiar.
Reunirlas es nuestro objeto, para ello hemos acudido a las colecciones más copiosas, habiendo recogido no pocos del propio manantial, es decir, de labios del pueblo, y más particularmente de los de nuestros agudos, ingeniosos y dicharacheros viticultores y cosecheros, quienes hacen gala de su donaire, cuando suelta y ágil la lengua por las frecuentes libaciones, rien y gozan, disfrutan y se solazan en la sobremesas de sus gastronómicas y báquicas reuniones al pie de la cuba, donde la amistad los une "para matar el tiempo" y "cantar sus cubas", que es tanto como pregonarlas, en las tardes de los largos días festivos del invierno o en las calurosas jornadas de estío.
La rivalidad entre pueblos vecinos, la competencia y el amor propio y en ocasiones la envidia, han hecho circular frases, dichos y proverbios poco veraces, injustos, mal intencionados o totalmente inadecuados, en relación con determinados lugares, entidades o personas. Nadie puede sentirse herido por ellos ya que carecen de fundamento serio y no tienen otra razón de ser que el gracejo o la ironía, y sucede con otros que, si bien tuvieron algún fundamento para su uso y empleo en tiempos pasados, carecen totalmente en los presentes de oportunidad y de certeza..."(1)
A mala gana, vino de Arenzana.
Amigo de taza de vino, mal amigo y peor vino.
Amigo de taza de vino, no vale un comino.
Amigo viejo; tocino y vino, añejo.
A mucho vino, poco tino.
A buen vino, no hay mal bebedor.
A catarro gallego, tajada de vino.
Agosto madura, y Septiembre vendimia la una y la fruta.
Agua al higo y a la pera vino.
Agua por la Virgen de Agosto, año de mosto.
A la bota dale el beso después del queso.
Al catador de vinos, no le pasa el sorbo del galillo.
Al fin de Abril, en flor la vid.
Al que tiene mujer hermosa, o castillo en frontera o viña en carretera, nunca le falta guerra.
A mala cama, colchón de vino.
Año de pares, año de trujales.
Arroz, pez y pepino, nacen en agua y mueren en vino.
Bebe poco y come asaz, duerme en alto y vivirás.
Boda sin borracho, téngolo a milagro.
Casa hecha, y viña puesta, ninguno sabe cuanto ella cuesta.
Caracoles sin vino, no valen un comino.
Casa, la del padre quiero; viña la que plantó el abuelo.
Comer sin vino, comer mezquino.
Con albaricoques y brevas, agua no bebas; pero vino, todo lo que puedas.
De los vinos, el viejo; de los amores, el nuevo.
Día de agua o a la taberna o a la fragua.
Después de beber, cada uno da su parecer.
El buen vino alegra el ojo, limpia el diente y sana el vientre.
El jarro nuevo primero bebe que su dueño.
El vino que es bueno no ha meneter pregonero.
El vino saca al hombre de tino; y a la mujer, el lino.
La mujer y la viña dan al hombre alegría.
Mala es la llaga que con vino no sana.
Ni bebas sin ver, ni firmes sin leer.
Ni mesa sin vino, ni sermón sin agustino.
Pan de ayer, vino de antaño y carne manida, dan al hombre la vida.
Para que el vino sepa a vino, se ha de beber con un amigo.
Poda corto tu viña, y siempre será niña.
Por la mujer y el vino, yerra el hombre su camino.
Quien a la taberna va y viene, dos casas mantiene.
Si quieres ser altanero bebe vino de Cenicero.
Tabernero diligente, de quince arrobas, hace veinte.
Tierra en frontera y viña en ladera.
Vino mezclado, vino endiablado.
Viña en cuesta, mucho cuesta.
Viña preciada, dámela en solana.
Yemas de Abril, pocas al barril.
(1)De la obra "Mitología y Refranero del vino" ,caps. VIII-IX,
escrita por Justiniano García Prado, y editada por la Caja de Ahorros de La Rioja, 1990.