Introducción  histórico-biográfica

 

     La compleja actividad intelectual de los monasterios -focos de cultura en la Edad Media-, constituye en todo momento un modo operante de humanismo.
Los centros monásticos hispanos no quedaron al margen de los avatares de la Reconquista. La labor cultural se vio reducida muchas veces por exigencias de otras tareas, como las propias de la explotación y repoblación agrícolas. Conocido es el hecho de que España quedó un tanto desconectada  de Europa, a solas en su reorganización de tierras y de gentes (Véase al respecto C. SÁNCHEZ-ALBORNOZ  «España y Francia en la Edad Media; causas de su diferenciación política», en Revista de Occidente, II, diciembre, 1923, pp. 294ss. Asimismo, España, un enigma histórico, Buenos Aires, 1952. , AMÉRICO CASTRO: La realidad histórica de España, México, 1954), explicándose  así, en parte, el «retraso cultural» que señala Ems Robert Curtius, (Literatura Europea y Edad Media latina; Fondo de Cultura Económica, México. Buenos Aires, 1955, trad. de MARGIT FRENK ALATORRE y A. ALATORRE; p.552); en el sentido de que España «apenas tuvo un papel en el renacimiento latino del siglo XII», en relación con el rico despliegue de la poesía francesa. Ahora bien, que aceptemos esto, no implica que creamos también en una manifestación tardía de nuestra literatura romance.

 

     A partir del siglo XI cambia el signo de la Reconquista. Los reinos cristianos toman la ofensiva. Surge un nuevo y saludable clima de confianza y optimismo. La cultura adquiere un gran desarrollo, asimilando cuanto le ofrece su contacto con el mundo oriental, merced a las versiones al latín de textos escritos en aquellas lenguas; labor iniciada por don Raimundo y proseguida fecundamente por don Rodrigo Ximénez de Rada, en tiempos de Alfonso VIII. Escuela de Toledo que resurgió con el Rey Sabio en el siglo XIII; siglo que marca la culminación de ese desarrollo que avanza paulatinamente. Se amplía el número de bibliotecas, se organizan Estudios Generales y se fundan Universidades.

     Las peregrinaciones a Santiago de Compostela extienden y enriquecen las beneficiosas influencias entre los pueblos a uno y otro lado de los Pirineos. Los peregrinos aumentan con la concesión de la fiesta del «jubileo» (1122).
     La vida de los monasterios se vio fortalecida en su irradiación cultural al ir independizándose de los reyes, gracias a las reformas cluniacense y cisterciense y al remozamiento de la vida espiritual. La introducción de la escritura francesa tuvo consecuencias muy favorables, de manera que se intensifican las relaciones con otros monasterios de fuera. En suma, en los monasterios se cultiva el estudio, de ellos parte sobre todo la actividad intelectual durante la época medieval (Fray JUSTO PÉREZ DE URBEL: El monasterio de la vida española de la Edad Media; Labor, Barcelona, 1942, Asimismo, Los monjes benedictinos en la Edad Media, Ancla, 1945)

     Fue notable, sin duda, la del monasterio de San Millán, en la Rioja, fundado en el año 574, que compartiría su importancia con otros de la comarca, como el de Albelda y el de Valvanera. Numerosas peregrinaciones castellanas llegan a San Millán, estimuladas por las donaciones y privilegios que conceden los reyes, principalmente Sancho de Navarra, quien «dio licencia para que cualquiera pudiera venir ('con sportella vel ferrone') sin sufrir ninguna clase de molestias.  Un dato de interés es que en el siglo XIII «decayó la generosidad de las gentes, y, en vista de ello, se inventó un testimonio escrito en el que Fernán González establecía la contribución en especie que debían de pagar los pueblos de Castilla para corresponder a la ayuda que San Millán había prestado en las guerras contra los moros. «El monasterio, ya en el siglo x -escribe el profesor M. Alvar-, debió tener una buena biblioteca, parte de ella copiada en el propio convento: comentarios de Esmeragado a la Regla de San Benito, una 'famosa' colección de vida y tratados monásticos, recopilación de concilios y decretos, bibliografía de autores religiosos, historias eclesiásticas, repertorios jurídicos y los tesoros de cualquier cenobio medieval: la Biblia, las Etimologías de San Isidoro, las colecciones de los Santos Padres, el antifonario, el 'liber ordinum'».

Códice Albeldense - clic para ampliar detalles

      Cliente fijo de la biblioteca sería Gonzalo de Berceo, clérigo adscrito al monasterio de San Millán, según las opiniones más acreditadas. En realidad, faltan documentos que nos lleven a afirmar o negar que el poeta profesara como monje benedictino.  No cabe ninguna duda, sin embargo, acerca de su vinculación física y espiritual a dicho monasterio. Así lo proclama en sus versos más de una vez. Por ellos conocemos los datos más imprescindibles de la biografía del poeta: nombre, origen, estado, título. Las noticias que el propio Berceo proporciona de sí mismo revelan una actitud poético-narrativa que más adelante trataremos, pero nos dicen muy poco de su vida. Algo más sabemos por las investigaciones de los estudiosos, principalmente a partir de T. A. Sánchez, si bien antes lo hicieran el P. Vergara, el P. Sarmiento, y luego Fitz-Gerald, Amador de los Ríos, Menéndez Pelayo, Menéndez Pidal, Solalinde, el P. Corro, el P. Pérez de Urbel, entre otros. Dada la indudable dificultad que el lector encontrará para acercarse a estos datos, procuraremos ofrecérselos por el interés que tienen para el mejor conocimiento de nuestro poeta.

      T. A. Sánchez recibe las noticias del P. Plácido Romero, archivero de San Millán, que los extrae de los libros, becerros y escrituras del monasterio. Tenemos dos referencias que atestiguan que Berceo era diácono en 1221, «y siendo preciso para serlo tuviese por lo menos veintitrés años», su nacimiento se ha de poner en el año 1198. El límite de su vida hay que ponerlo entre este año y 1268, según unos, y 1180 a 1247 para otros. Por escrituras de 1237 sabemos que Berceo firma entre los «prestes» de su pueblo; en una, de 1240, lo hace entre los clérigos del mismo pueblo, y aparece también el nombre de Juan, «so hermano», a continuación del nombre del poeta. Como «preste» figura en otra de 1246. Un documento de 1264 hace mención de un testamento, que debe fecharse entre 1236 y 1242, en el que Berceo es citado como «maestro de confesión» y «cabezalero» de un tal Garci Gil. Para ver estos documentos en su versión íntegra acudir a nuestra sección "DOCUMENTOS DEL  ARCHIVO  DEL MONASTERIO  DE  SAN  MILLÁN  EN QUE  FIGURA  COMO  TESTIGO  DON  GONZALO  DE  BERCEO"
(El Mester poético de Gonzalo de Berceo, Gaudioso Gimenez Resano,1976, Instituto de Estudios Riojanos)

Poco más sabemos de  nuestro poeta, y  a través de su obra   descubriremos  los rasgos más característicos de su biografía escritos de su propia mano; ahí recorreremos el espacio vital de su valle de S. Millán, y entraremos en íntima relación con sus coetáneos del concejo de Madriz y villas cercanas.

 

BERCEO, UNOS DATOS BIOGRÁFICOS Brian Dutton
BERCEO, CLÉRIGO INGENUO, PUBLICISTA, TEÓLOGO? Juan A. Ruiz Domínguez
LA TRAYECTORIA INTELECTUAL DE GONZALO DE BERCEO Andréia C. Lopes Frazão da Silva
 

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